Introducción
A nivel mundial, la cebada es mayormente utilizada para la alimentación de ganado vacuno debido a sus propiedades nutritivas. Por esta razón, el área de cultivo de la cebada forrajera ocupa casi dos tercios del total sembrado (Ullrich, 2011). Las cebadas forrajeras se cultivan principalmente en Norte América y Europa, las formas en que se consume la cebada en la alimentación pecuaria son: mediante el pastoreo, en forraje para henificado o ensilado, uso del grano en dietas de engorda o mediante el uso de la paja como complemento alimenticio (Foster y Prentice, 1987; Blake et al., 2011). Debido a su composición química, el grano de cebada se considera una importante fuente de proteína, carbohidratos y minerales que pueden ser incluidos en las dietas de pequeños rumiantes, ganado monogástrico y aves de corral (Blake et al., 2011).
En México, la cebada es uno de los cultivos más importantes en la región de los Valles Altos que comprende los estados de Hidalgo, Tlaxcala, Puebla y Estado de México (SIAP, 2015). En esta región la producción de cebada se destina principalmente para la industria maltera, mientras que los residuos derivados (paja y granos que no cumplen los requerimientos mínimos de calidad) se utilizan como complemento alimenticio en las dietas de ganado bovino, ovino o caprino (Reyes et al., 2013). La agricultura y la ganadería son actividades comunes en el medio rural de los Valles Altos del país; sin embargo, la escasez de insumos forrajeros es un serio problema que enfrenta la mayoría de los productores ganaderos. La causa más común es la ausencia de especies forrajeras adaptadas a las distintas regiones agrícolas.
Las zonas agrícolas de los Valles Altos se caracterizan por presentar suelos accidentados e regularidad en la precipitación pluvial; además de heladas tempranas. Estos factores limitan la producción de insumos para la alimentación del ganado de esta región, por lo que la selección de especies forrajeras tolerantes a este tipo de condiciones desfavorables ha sido una de las mayores demandas de los productores agrícolas y pecuarios. Ante la necesidad de especies forrajeras con alto valor nutritivo, el Programa Nacional de Cebada del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), obtuvo la variedad de cebada forrajera denominada Maravilla.
Origen
El Programa Nacional de Cebada del INIFAP genera variedades mediante cruzamientos artificiales y selecciones por el método de Pedigrí. La variedad Maravilla es resultado de la selección de líneas segregantes de cebada originadas de un cruzamiento múltiple, el cual se realizó en el Campo Experimental Valle de México durante el ciclo primavera-verano de 1998. La generación F1 se sembró en el Campo Experimental Bajío durante el ciclo otoño-invierno de 1998-1999 y las generaciones segregantes se sembraron de manera alternada en ambos campos experimentales. La cosecha en masa se realizó en la generación F6 cuando se observó uniformidad en sus características agronómicas. Su genealogía es CV98-352-6C-1R-1C-1R-0C y se liberó en 2016 para su cultivo comercial con el nombre de Maravilla. Esta variedad fue descrita siguiendo los parámetros de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) y se registró ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS-SAGARPA). Su registro es CEB-014-170316.
Características
Maravilla es una variedad de cebada con hábito de crecimiento de primavera. Es de ciclo vegetativo precoz, su floración oscila de 45 a 57 días y su madurez fisiológica ocurre de 94 a 115 días; es de porte intermedio que varía de 0.7 a 0.9 m dealtura. Su comportamiento depende de las condiciones ambientales, fecha de siembra y manejo agronómico. Respecto a otras cebadas sembradas en la región objetivo, Maravilla tiene un ciclo de cultivo más precoz que la variedad de cebada maltera Esmeralda por ejemplo.
Maravilla presenta tolerancia a infecciones de roya lineal amarilla (Puccinia striiformis f. sp. hordei West) y roya de la hoja (Puccinia hordei Otth), además de tolerancia moderada a mancha reticular (Helminthosporium teres Sacc) y escaldadura de la hoja (Rhynchosporium secalis (Oud) J. J. Davis). Se ha observado buena sanidad de las plantas a través de varios ciclos de evaluación en los Valles Altos, estas características permiten omitir la aplicación de fungicidas, lo que ayuda a reducir los costos de producción del cultivo.
Maravilla se evaluó en más de 30 sitios experimentales en diferentes ambientes de las regiones productoras de cebada de los Valles Altos durante el periodo de 2012 a 2015. El rendimiento de grano observado fue de 2.1-5.2 t ha-1; similar y en ocasiones superior 5% a la variedad de cebada maltera Esmeralda. El comportamiento diferencial de Maravilla a través de los sitios de evaluación es una respuesta a los diferentes ambientes contrastantes evaluados en los Valles Altos.
Áreas de adaptación
Maravilla es una variedad adaptada a las distintas regiones productoras de cebada de los Valles Altos con rendimientos que varían en función del ambiente de producción y del manejo agronómico del cultivo. Respecto al ambiente de producción, los rendimientos de Maravilla están delimitados por las características edafoclimáticas presentes en cada zona. Debido a la amplia variabilidad de ambientes en los Valles Altos, éstas se han clasificado en zonas de: 1) buena productividad, con precipitación mayor a 500 mm y suelos con buena retención de humedad; 2) mediana productividad, con precipitación de 450 a 500 mm, suelos con regular retención de humedad y heladas tempranas; y 3) baja productividad, con precipitación inferior a 450 mm, suelos delgados con baja retención de humedad y heladas tempranas (Zamora et al., 2014).
Manejo agronómico
La siembra depende principalmente del establecimiento de lluvias; sin embargo, considerando el periodo de lluvias característico de cada zona de producción, se recomienda sembrar: entre el 1 de mayo y 15 de junio en ambientes de buena productividad del 01 al 30 junio en ambientes de mediana productividad; y entre el 10 y 30 de junio en ambientes de baja productividad (Zamora et al., 2014). La densidad de siembra puede variar de 80 a 100 kg ha-1. La dosis de fertilización recomendada en ambientes de buena y mediana productividad es de 46-46-30 (N-P-K), y en ambientes de baja productividad no se recomienda fertilizar a menos que se tenga buena humedad en el suelo.
Para mejorar la calidad del grano y el rendimiento, se recomienda complementar la fertilización mineral del suelo con una fertilización foliar en la etapa de espigamiento. La recomendación es asperjar al follaje 4 kg ha-1 de urea diluidos en 200 litros de agua y agregar 400 ml de un adherente (Rojas y Gómez, 1997). Lo anterior se sustenta en el hecho de que la aplicación de fertilizantes nitrogenados durante la etapa de espigamiento incrementa la concentración de proteína en el grano de cebada (Bulman y Smith, 1993; Thomason et al., 2012).
Maravilla no presenta problemas de susceptibilidad varietal por aplicaciones de herbicidas recomendados en cebada. En general, las plagas no se consideran un problema de importancia económica; sin embargo, la falta o exceso de agua puede inducir el ataque de pulgones con daños considerables, por lo que deben controlarse cuando se observen diez o más pulgones por hoja, tallo o espiga.
Calidad del grano
Una de las razones de la alta proporción de cebada usada en las dietas alimenticias del ganado es su conveniencia nutricional para un amplio rango de animales, aspecto relacionado con el suministro de aminoácidos, minerales, contenido energético y digestibilidad (Blake et al., 2011). En términos de energía metabólica y digestibilidad de proteínas, lípidos y carbohidratos, el grano de cebada tiene un comportamiento comparable al de otros cereales como el maíz, avena y trigo (Foster y Prentice, 1987).
A partir del análisis proximal en el grano se puede corroborar que Maravilla presenta mayor contenido de proteína que las variedades de cebada maltera, lo cual constituye una gran ventaja en el diseño de raciones alimenticias para la engorda de ganado.
La composición química del grano de Maravilla es la siguiente: la proteína cruda varía de 10 a 14.5%, la concentración de almidón oscila de 61 a 66%, el contenido de minerales promedio es de 3.5%, la fibra cruda promedio es de 3.5%, el extracto etéreo promedio es de 1.8%, el extracto libre de nitrógeno promedio 74%, y la digestibilidad de materia seca promedio 95%. La composición química del grano de Maravilla varía en función de las condiciones ambientales y del manejo agronómico del cultivo. Foster y Prentice (1987) mencionan que el porcentaje de proteína idónea en el grano de cebada para una adecuada nutrición del ganado se encuentra en el rango de 14 a 15.5%, por lo que un adecuado manejo agronómico de Maravilla permite obtener una concentración de proteína dentro de dicho rango, colocándola como una fuente de alimento idónea para fines pecuarios.
Por otro lado, la cebada ensilada ha mostrado resultados satisfactorios en la alimentación de vacas, terneros y ovejas. Se recomienda realizar el corte entre las etapas de grano lechoso y masoso suave, debido a que en estas se presenta el mayor valor nutritivo y se tiene una óptima preservación (Foster y Prentice, 1987; Kabal et al., 2013).
Conclusiones
La variedad Maravilla se determinó que el momento óptimo de corte es en la etapa de grano masoso suave para ensilado, donde se han observado rendimientos de forraje verde superiores a 20 t ha-1; materia seca de 8-12 t ha-1, con digestibilidad in vitro de la proteína mayor a 65%, concentración de fibra detergente neutro (FDN) de 54-65% y la fibra detergente ácido de 34- 37%. Los rendimientos de forraje verde y materia seca de Maravilla son comparables a los de otros cereales como las avenas y triticales.
La disposición de semilla certificada para siembras comerciales de la variedad Maravilla se puede adquirir en el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).