La cebolla (Allium cepa) es la segunda hortaliza más importante a nivel mundial después del tomate, con aproximadamente 85 795 190 t producidas en el mundo, donde México aporta 1.48% (FAOSTAT, 2014). En México 2014 se cosecharon 47 430.57 ha con una producción de 1 368 183.69 t (SIAP, 2016). Mientras que en Sinaloa para el mismo año se cosecharon 1 480.7 ha; sin embargo, el rendimiento promedio fue de solo 23.04 t ha-1 en 2014 (SIAP, 2016).
Los factores que influyen en la formación del bulbo de cebolla son la longitud del día, temperatura y variedad (Lancaster et al., 1996; Brewster, 2008). La bulbificación ocurre cuando se han acumulado determinadas horas calor (Lancaster et al., 1996). De acuerdo con Tapia (1999), la cebolla es de estación fría y es medianamente resistente a las heladas. Las altas temperaturas pueden estresar a la planta de cebolla, provocando trastornos fisiológicos, disminuyendo la velocidad del desarrollo de la hoja y el número de las mismas (Tesfay et al., 2011).
Por otra parte, la influencia del fotoperiodo es afectada por la calidad e intensidad de la luz, pues la luz infra roja y altas intensidades de luz favorecen el desarrollo del bulbo (Bertaud, 1986). Al disminuir la duración del día la intensidad luminosa baja, las hojas lo perciben y mandan señales a otras partes de la planta, iniciando la dormancia (Chope et al., 2012). De acuerdo con lo anterior, el efecto combinado de la temperatura y el fotoperiodo induce a la formación de bulbos de cebolla, aunque puede ser que en las zonas tropicales la temperatura sea un factor más determinante (Tesfay et al., 2011).
Los nutrienes de la cebolla inicialmente pasan del suelo a la planta, conduciendose hasta la zona donde se desarrolla la fotosíntesis. De ahí son transportados a las zonas de crecimiento y a las regiones de almacenamiento. Palacios et al. (2005) observaron que la cebolla empezó a absorber K a los 52 días después del trasplante. También encontraron que durante los 90 días después del trasplante extrajo 94% del K total; las hojas comenzaron a extraer K a los 38 días después del trasplante y en un periodo de 70 días extrajeron 96% de su K total. A partir del día 122 se inició la translocación hacia los órganos de reserva; también observaron que en los bulbos se inició la acumulación de K a los 94 días después del trasplante; asimismo, el porcentaje de K fue siempre mayor en las hojas que en los bulbos (Palacios et al., 2005). En base a lo anterior, el objetivo del presente trabajo fue determinar el incremento del tamaño y peso del bulbo que ocurre después del doblado de la hoja, debido a la translocación de nutrientes.
El estudio se realizó en el ciclo otoño-invierno 2015- 2016 en un predio del Valle de San Lorenzo en Culiacán, Sinaloa, ubicado a los 24° 27’ 27.53” latitud norte, 107° 16’ 02.32” longitud oeste del meridiano de Greenwich, y una altitud de 38 m, el clima de la región es tipo Bs (h’), semiárido muy cálido con un cociente precipitación/temperatura mayor a 22.9 (García, 1988).
Se utilizó semilla de la variedad “Carta Blanca” de la compañía Nunhems, esta es de días cortos con bulbo de color blanco, forma redonda, tolerante a la floración y llega a maduración a los 170-175 días después de la siembra. La plántula se produjo en almácigo mediante microtúnel de polipropileno.
El terreno fue preparado realizando un subsoleo, rastreo, y se niveló con un tablón, finalmente se procedió a formar camas de 1.6 m de ancho de centro. En cada cama se formaron seis líneas de plantas con una separación de 12 cm entre ellas. La distancia entre plantas también fue de 12 cm dispuestas en tresbolillo. El experimento se realizó en condiciones de riego por goteo, utilizando cinta (T-Tape, John Deere, USA) con goteros a 20 cm de separación y un gasto de un litro por hora por gotero. En cada cama se utilizaron tres cintas.
El trasplante se inició a los 60 días después de la siembra, cuando la plántula alcanzó aproximadamente 4 mm de diámetro. Para ello la planta se arrancó del suelo y se podó dejando las hojas de unos diez centímetros de altura para evitar su deshidratación durante el trasplante. Previo al trasplante, a la plántula se le aplicó el fungicida econil (clorotalonil) para prevenir el ataque de microrganismos patógenos que se encuentran en el suelo. Así mismo, se aplicaron 295 kg h-1 de nitrógeno, 100 kg h-1 de fosforo y 110 kg h-1 de potasio, los cuales fueron aplicados durante el ciclo del cultivo, donde la fuente principal de nitrógeno fue el fertilizante urea (46-00-00), de fosforo fue el fosfato monoamónico (12-61-00), de potasio fue el nitrato de potasio (12-00-45).
Se realizó un muestreo aleatorio simple que fuera representativo a partir de un marco constituido por el número de cebollas sembradas en una superficie de tres hectáreas (aproximadamente 775 000 plantas). La unidad de muestreo fue cada cebolla. El parámetro estadístico para estimar el tamaño de la muestra fue la media y la varianza del diámetro ecuatorial del bulbo. Se obtuvo una muestra aleatoria de la población sin hacer distinciones entre sus elementos, de tal manera que todas las unidades tuvieron la misma probabilidad de ser seleccionadas, para ello se enumeraron las hileras de cebollas. Al iniciar el doblado de la hoja de la cebolla se realizaron las mediciones del diámetro ecuatorial del bulbo, con un intervalo de una semana entre cada una de ellas.
Se comprobó la normalidad de los datos obtenidos para cada uno de los ensayos, tomando en cuenta los datos de la primera medición: media= 7.48 cm y desviación estándar= 0.926, se realizó una comprobación de la normalidad de datos a partir de una prueba de bondad de ajuste de la normalidad utilizando la chi cuadrada (Zar, 1999). También se realizó una prueba de homogeneidad de Levene (Correa et al., 2006) y se realizó el análisis de varianza de las diferencias entre las medias de las poblaciones estudiadas, demostrándose que hay homogeneidad entre las varianzas. Posteriormente se procedió a someter los dados a un análisis de varianza y prueba de comparación de medias, aplicando la prueba de t de student (Zar, 1999) con el paquete estadístico SAS versión 9.0 (SAS Institute, 2002).
Se observó que al inicio del doblado de la hoja, la media del diámetro ecuatorial del bulbo fue de 7.48 cm, mientras que una semana después se tuvieron bulbos de 8.02 cm promedio; es decir, una diferencia de 0.53 cm, la cual fue estadísticamente significativa. Esta diferencia representa una tasa porcentual de variación del 7.12. El crecimiento del bulbo continuó después de la primer semana de medición, de tal manera que en la segunda semana la diferencia, con respecto a inicio del doblado de hojas fue de 0.78 cm. Esta diferencia significa una tasa porcentual de variación del 10.48. Asimismo, al comparar la semana 1 con respecto a la semana 2 se observó una diferencia de 0.25 cm: sin embargo, solo se tendría una diferencia significativa si α= 10. Para la tercera semana prácticamente el bulbo de la cebolla dejó de tener crecimiento, tiempo en el cual la hoja perdió el color verde. Esto deja claro que después de los 15 días el bulbo de la cebolla no tuvo crecimiento. Así mismo, se encontró una correlación de 0.93 entre el diámetro de la cebolla con el peso de la misma (Figura 1).
El análisis de varianza mostró que hay una alta significancia, con un valor crítico de F de 7.98E-28. Asimismo, el valor de la recta de la regresión fue de 84.01; es decir, que por cada centímetro que aumenta el diámetro ecuatorial de la cebolla, incrementa 84 g. Por lo anterior, las ventajas de posponer la cosecha después del doblado de las hojas son evidentes. Por lo anterior, se debe procurar que la hoja se encuentre lo más sana posible para que la mayor parte de los nutrientes que se encuentran en ella pasen al bulbo. Es decir, hay que evitar lo más posible la salida de energía de la planta hacia los consumidores, como el trips (Thrips tabaci), el gusano minador (Liriomysa trifolii) y enfermedades como el mildiú (Peronospora destructor).
En el Cuadro 1 se muestra un análisis de sensibilidad, tomando como base un precio de cuatro pesos (MXN) por kilogramo, lo que muestra que pudiera ser redituable esperar determinado tiempo para levantar la cebolla del terreno. Sin embargo, también es importante considerar las condiciones meteorológicas probables para el periodo en que la cebolla estaría expuesta en el campo, pues de ocurrir precipitaciones en ese lapso, el producto pudiera tener menor calidad al momento de la venta y dañar la vida de anaquel.
Con un precio estimado de venta: $4.00 kg; TPV del diámetro semana 1: 7.12 (0.78 cm); TPV del diámetro semana 2: 10.48 (0.53 cm); diferencia de TPV entre semana 1 y semana 2: 3.14 (0.25 cm) ; valor de la pendiente de regresión: 84 g cm-1 de diámetro; coeficiente de correlación:= 0.93.
Conclusiones
El bulbo de la cebolla sigue creciendo después de que la hoja se dobla y es económicamente redituable esperar los 15 días para iniciar la recolección del bulbo. El diámetro y peso de la cebolla sigue aumentando 15 días después de que la hoja se ha doblado, por ello los productores pueden esperar después del doblado de la hoja, procurando que sea hasta que esta pierda su color verde.
Es económicamente factible posponer la cosecha de cebolla después del doblado de la hoja. Por lo que se debe procurar que durante el periodo de doblado de la hoja, esta mantenga su coloración verde lo más completo posible, mediante el control de enfermedades como el mildiú.