La vid es un frutal que desarrolla normalmente en condiciones de clima templado pero en el estado de Sonora las condiciones de clima predominantes corresponden al subtropico árido seco, donde comúnmente se presentan inviernos cálidos en los cuales las horas frío que se acumulan son insuficientes para llenar los requerimientos de la vid, cultivo que se dedica para la producción de uva para mesa y pasa. En el caso de la producción de uva de mesa las variedades que se explotan frecuentemente presenten problemas con baja brotación, proceso que sigue una curva asintótica cuya inclinación y ocurrencia del punto de máximo es dependiente de la variedad, cantidad de acumulación de unidades frío y de unidades calor y otros factores como el manejo del viñedo y aplicación de productos promotores de brotación. En años donde la acumulación de unidades frío es insuficiente, la brotación final es muy baja y desuniforme, ocurriendo la misma situación cuando se aplican productos promotores de brotación en exceso (Martínez, 1999; Dokoozlian, 1999; Martínez, 2012).
En las plantas de vid, para lograr un buen nivel de brotación en el ciclo de producción, es necesario que las yemas pasen por un periodo de dormancia durante el invierno, el cual consiste en la suspensión temporal de crecimiento de cualquier tejido meristematico. En este frutal la dormancia se ha reportado que sucede en tres fases: ecodormancia, endodormancia y paradormancia Lang et al. (1987), en las que la ecodormancia y paradormancia son controladas por factores externos y la endodormancia por factores internos (Díaz y Osorio, 1992).
En los procesos de dormancia de las yemas de las plantas de vid, la acumulación de horas frío es un factor que juega un papel determinante en inducir la endodormancia y así como en romperla Dokoozlian (999); Antcliff y May (1961); por otro lado, se tiene conocimiento que la acumulación de calor es necesaria al final de la endodormancia para que ocurra el proceso de brotación de las yemas; así mismo, se reporta que el efecto de estos dos factores no es independiente, sino que existe una interacción secuencial entre ellos. (Moncur et al., 1989; Okie y Blackburn, 2011; Martínez, 2012).
Una vez que se han acumulado las horas frío que requieren las variedades de vid, las yemas en endodormancia quedan predispuestas para que inicie el proceso de su brotación, donde para ello se necesita que sucedan condiciones propicias de temperatura que pueden ser expresadas en unidades calor. Por otro lado, se menciona que entre mayor es el nivel de acumulación de frio, menor es la cantidad de unidades calor que se requiriere para romper la endodormancia de la yema. La brotación es alta, uniforme y sucede en un periodo compacto de tiempo si la acumulación de frio fue suficiente aun cuando haya baja acumulación de unidades calor, en contraste, con un bajo nivel de acumulación frío, el requerimiento de unidades calor es mayor, aun así, la brotación es heterogénea y ocurre en un periodo mayor de tiempo (Martínez, 2012).
Trabajos realizados con respecto a medición de acumulación de horas frío en la región de la Costa de Hermosillo, han permitido observar que el nivel de brotación final en viñedos para producción de uva de mesa, ha sido aceptable cuando ha se ha tenido una alta acumulación de horas frio, mientras que cuando la acumulación de horas frío ha sido baja la brotación final es baja, observándose también que aquellas yemas que no brotan se mueren por inanición Martínez (1999); Martínez (2005); Martínez et al. (2006b). En esta región es común que no se obtengan las horas frío necesarias para inducir una buena brotación de las yemas en plantas de vid, por lo que se requiere del uso de productos promotores de la brotación como la cianamida de hidrogeno, producto que ha promovido el adelanto y la uniformización de la brotación (Martínez et al., 2008).
La cianamida de hidrógeno es un promotor de la brotación en árboles frutales caducifolios Faust et al. (1997). Dicho producto se reporta que, en las primeras horas después de su aplicación en las plantas de vid, activa más de 800 genes dentro de la yema, pero se desconoce con certeza la secuencia de la activación de dichos genes Or et al. (2002). El tener conocimiento del modo de activación de los genes en la yema, haría posible determinar el mecanismo de acción del producto en las yemas de las plantas de vid. A nivel bioquímico actualmente se tiene el conocimiento que el producto inhibe la enzima catalasa, reduciendo en consecuencia la concentración de peróxido en los tejidos, reacción con lo cual se desencadenan los procesos que promueven la brotación de las yemas (Or et al., 2002; Osorio et al., 2004; Pérez y Lira, 2005).
En la región de la Costa de Hermosillo, Sonora, en algunos años, se ha observado que las aplicaciones de cianamida han reducido el nivel de la brotación de yemas en las plantas de vid, anomalía que se ha asociado a una posible intoxicación de la yema induciéndole necrosis, hipótesis que no ha sido corroborada experimentalmente Martínez (2010). Adicionalmente, otro problema común que se ha presentado en los viñedos en esta región, es el aborto de los racimos, problema que se presenta poco después de que ocurre la brotación, como consecuencia de un desarrollo deficiente de las inflorescencias, las cuales posteriormente se tornan necróticas y se desprenden del brote Martínez et al. (2006a). El desarrollo deficiente de las inflorescencias ha sido asociado a las aplicaciones de cianamida de hidrógeno, ya que se ha observado que aun cuando la aplicación del producto ha mejorado la brotación, esto no necesariamente se ha traducido en un incremento en el número de racimos (Martínez et al., 2008).
A pesar de que la cianamida de hidrógeno se ha utilizado por más de 20 años en las regiones desérticas productoras de uva de mesa, aún existen dudas respecto de la concentración a utilizar en base a la calidad de acumulación de frio durante la dormancia. Con el propósito de determinar el efecto de dosis crecientes de cianamida de hidrógeno en la brotación de las yemas y en la producción de racimos de la vid se realizaron varias pruebas experimentales durante cuatro ciclos de desarrollo del cultivo.
Metodología
Los trabajos experimentales se realizaron durante los ciclos de producción del 2009, 2010 y 2011 en la región de la Costa de Hermosillo, en el viñedo comercial del cv. Perlette, bajo riego por goteo, ubicado en el Campo La Ventanita (latitud de 28° 58’ 59’’ norte, longitud 111°35’ 42’’ oeste y altitud de 49 m), y en un cuarto ciclo en el 2013 en el campo Santa Inés (latitud de 29 °02’ 31’’ norte; longitud de 111°30’ 11’’ oeste y altitud 82 m) con el mismo cultivar. Antes de realizar la aplicación de los tratamientos, a las plantas en el viñedo se les podo en forma mixta, dejándose espuelas y cañas.
Durante el ciclo 2009 se realizaron dos trabajos por separado cuyos datos se conjuntaron y fueron analizados en forma integrada, los tratamientos que se incluyeron fueron cuatro dosis del producto cianamida de hidrogeno correspondientes a las concentraciones de 0, 1.25, 2.5, y 3.5%. Los tratamientos en cada ciclo de evaluación, se distribuyeron en un diseño de bloques al azar con tres repeticiones, en donde la unidad experimental consistió de cinco plantas de vid. Para la aspersión de las dosis del producto, se utilizaron 1 800 litros de agua por hectárea, los cuales se aplicaron con una bomba motorizada tipo mochila. Para los ciclos 2009, 2011 y 2013, la aplicación de los tratamientos se efectuó el 28 de diciembre del año anterior y para el ciclo 2010 estos se aplicaron el 02 de enero del mismo año.
Antes de la aplicación de los tratamientos se registraron las horas frio efectivas acumuladas a finales del mes de diciembre del año anterior con base al método convencional y modificado por Osorio et al. (1997) y Osorio et al. (2004), para cada sitio donde se establecieron las pruebas experimentales. Se contabilizaron 140 unidades frío efectivas para el inicio del ciclo 2009, 245 para 2010, 190 para 2011 y 152 para el 2013. Después de la aplicación de los tratamientos, en cada ciclo en que se realizaron las pruebas, se efectuaron mediciones de la cantidad de yemas totales en las plantas y su brotación en diferentes fechas hasta que esta se estabilizó, mientras que el número de racimos por planta se contabilizó antes del raleo. Se realizó en análisis de varianza de los datos así como la prueba de separación de medias utilizando la prueba de Duncan al 0.05%.
Brotación de la vid
Los datos recabados con respecto a los niveles de brotación total por cada 100 yemas, en cada uno de los ciclos en que se realizaron los estudios, se presentan en la Figura 1. Las curvas de respuesta que se muestran en la Figura 1 de los tratamientos con cianamida tuvieron porcentajes de brotación superiores al 50% mientras que el tratamiento testigo sin aplicación de cianamida presentó el porcentaje más bajo, variando de 25 a 66%. En el caso del ciclo 2009, la curva en esta Figura 1 muestra que el mayor porcentaje se presentó en el tratamiento con la concentración de cianamida de 1.25% el cual fue estadísticamente diferente a la concentración de 3.5%, lo que indica que altas dosis de cianamida inhibieron brotación de yemas.
Por otro lado, es importante enfatizar que, en este ciclo, en el tratamiento testigo absoluto 57% de las yemas no brotaron las cuales perecieron finalmente, al igual que aquellas que no brotaron en los tratamientos con cianamida; así mismo, tanto en los tratamientos con cianamida como en el testigo, no se presentaron yemas con síntomas de necrosis en corto plazo, de acuerdo a observaciones bajo el microscopio estereoscópico. Las yemas que no brotaron en tiempo, tanto en el tratamiento testigo como en los tratamientos con cianamida, permanecieron sin brotar hasta el tiempo de cosecha, y en ambos casos las yemas en ese momento perecieron, presumiblemente por inanición y no por efectos de la fitotoxicidad de la cianamida.
Si la cianamida de hidrógeno fuera el causal de la mortalidad de yemas esta hubiera ocurrido desde las etapas tempranas de desarrollo. Este resultado refuerza lo observado con anterioridad, tanto en lotes comerciales como en parcelas experimentales, en que las aplicaciones de cianamida en concentraciones excesivas, solo provocan efectos de inhibición de la brotación, sin provocar necrosis de las yemas (Martínez et al., 2010; Martínez, 2012).
En esta misma Figura 1 se presenta la curva con los datos de la brotación final del ciclo 2010, en donde se aprecia que no hubo diferencias estadísticas significativas entre los tratamientos; lo anterior puede ser debido a que en ese ciclo, la acumulación de horas frio estuvo por arriba de 190 unidades al momento de la aplicación de los tratamientos, cantidad considerada como alta, condición que permitió que la aplicación de cianamida en sus diferentes concentraciones no indujeran efectos diferenciales en brotación, información que coincide con lo reportado por (Osorio et al., 2004; Martínez, 2010).
Por otro lado, en la Figura 1 se presentan los datos del nivel de brotación final del ciclo 2011, la curva correspondiente a este año, muestra que los niveles de brotación en los tratamientos y el correspondiente al tratamiento con la dosis de 1.25% de cianamida fue el que presentó el mayor nivel de brotación, por arriba de 65%, siendo este estadísticamente significativo al nivel del testigo y de los tratamientos con concentraciones 2.5 y 3.5%. Estos datos al igual que los del ciclo 2009, dan un indicio de que posiblemente las altas concentraciones de cianamida tienen un efecto fitotóxico en las yemas inhibiendo su brotación.
En este ciclo el nivel de acumulación de frio fue alto, por arriba de las 250 unidades, por lo que a su vez da un indicio de que la inhibición de la brotación por altas dosis de cianamida puede ocurrir incluso en años en que la acumulación de frío es suficiente como lo reporta Or et al. (1999) pero contrastan con los resultados obtenidos en el ciclo 2010 (Martínez, 2010), en que las diferentes concentraciones de cianamida no tuvieron ningún efecto en la brotación, lo que a su vez indica que además de la cianamida, existen algunos otros factores que se presentan durante el desarrollo del cultivo que pueden influir en la expresión de la brotación (Martínez et al., 2008).
Así mismo en esta Figura 1, se presentan los datos del nivel de brotación final del ciclo 2013, la curva correspondiente a esta ciclo, muestra que los niveles de brotación en los diferentes tratamientos con cianamida son cercanos a 80%, pero superiores y estadísticamente diferentes al testigo sin cianamida el cual presentó niveles cercanos a 25%, datos que confirman que el producto cianamida induce la brotación de las yemas de vid pero a su vez da evidencia que las altas dosis no tienen efecto fitotóxico en las yemas que afecten su brotación (Martínez et al., 2008; Martínez, 2010).
Producción de racimos por planta
En relación a la producción de racimos por planta, en la Figura 2 se presentan las curvas que corresponden a esta variable en cada uno de los ciclos de producción. La curva que corresponde al ciclo 2009 muestra que los tratamientos presentaron diferencias estadísticamente significativas, ocurriendo el mayor número de racimos con la concentración de cianamida de 1.25% y el menor en el tratamiento con 3.5%, lo anterior también se presentó en los ciclos 2011y 2013, con excepción de que en el ciclo 2010 en el cual bajo todos los tratamientos se obtuvo el mismo número de racimos por planta. En el ciclo 2013 todas las dosis de cianamida de hidrógeno presentaron estadísticamente el mismo número de racimos aunque la tendencia fue clara hacia una disminución de la cantidad de racimos con las dosis altas de cianamida.
En trabajos previos desarrollados en la región de la Costa de Hermosillo, Sonora, se ha observado que existe una estrecha relación entre el nivel de brotación y la cantidad de racimos por planta, según reportes de Martínez (2012). Los datos obtenidos de experimentos realizados en diferentes ciclos de producción de vid y a los cuales se le corrió pruebas de correlación, se determinó que existió una alta correlación (r2= 0.95) entre el porcentaje de brotación y número de racimos por planta, información que demuestra que el número de racimos por planta es dependiente del nivel de brotación en la planta y a su vez que el nivel de brotación a la concentración de cianamida de hidrógeno.
Por otro lado, estos resultados contrastan con lo reportado por Martínez et al. (2008) quienes indican que las dosis comerciales de cianamida de hidrógeno, que comúnmente usan los productores de vid, cuando se aplican en el cultivar Superior de vid, incrementan los niveles de brotación, pero el incremento no se refleja en el número de racimos por planta.
Conclusiones
La brotación de la vid es promovida por la cianamida de hidrógeno, pero su efecto es dependiente de la concentración y la acumulación de horas frío, previo al momento de la su aplicación. En dosis alta puede afectar en forma negativa la brotación y así como reducir la producción de racimos por planta y especialmente en años con baja acumulación de frío