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Revista mexicana de ciencias agrícolas

versión impresa ISSN 2007-0934

Rev. Mex. Cienc. Agríc vol.9 spe 20 Texcoco abr./may. 2018

https://doi.org/10.29312/remexca.v0i20.1000 

Artículos

Potencial antagónico de bacterias y levaduras marinas para el control de hongos fitopatógenos

Luis Guillermo Hernández Montiel1 

Tomas Rivas García1 

Mirella Romero Bastidas2 

César Josué Chiquito Contreras3 

Francisco Higinio Ruiz Espinoza2 

Roberto Gregorio Chiquito Contreras3  § 

1Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, SC. La Paz, Baja California Sur, México. CP. 23096. Tel. 01(612) 1238484. (lhernandez@cibnor.mx; eltom-r@hotmail.com).

2Universidad Autónoma de Baja California Sur. La Paz, Baja California Sur, México. CP. 23080. Tel. 01(612) 1238800. (mirerome22@hotmail.com; fruiz@uabcs.mx).

3Facultad de Ciencias Agrícolas-Campus Xalapa, Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz, México. CP. 91090. Tel. 01(228) 8421749 (cchiquito@uv.mx; rchiquito@uv.mx).


Resumen

La aplicación de fungicidas sintéticos es una práctica común en el control de hongos fitopatógenos. Sin embargo, su uso de manera indiscriminada ha traído problemas para la salud humana, animal, medio ambiente y ha generado resistencia en los fitopatógenos. En la búsqueda de alternativas, el control biológico usando microorganismos puede ser una opción eficiente al uso de fungicidas sintéticos. Aunque bacterias y levaduras aisladas de suelo y plantas han sido evaluadas como agentes de control biológico, la búsqueda de nuevos antagonistas continúa. La microflora oceánica puede ser una opción para la selección de nuevos agentes antagonistas. El objetivo de este estudio fue evaluar el potencial antagónico de diferentes bacterias (Stenotrophomonas rhizophila, Bacillus amyloliquefaciens y B. subtilis) y levaduras (Debaryomyces hansenii, Cryptococcus diffluens y Rhodotorula minuta) aisladas previamente de una laguna hiperhialina contra 13 hongos fitopatógenos de importancia agronómica. Los resultados muestran que diferentes cepas de la bacteria S. rhizophila fueron las que ejercieron mayor inhibición sobre la germinación de esporas y crecimiento micelial de todos los hongos fitopatógenos, superando a los tratamientos con fungicidas sintéticos. Dentro de las levaduras destacaron las cepas de D. hansenii. De acuerdo con su capacidad antagónica, los microorganismos marinos pueden ser una opción para el manejo de enfermedades ocasionadas por hongos fitopatógenos.

Palabras clave: control biológico; fungicidas sintéticos; hongos fitopatógenos; microorganismos marinos

Abstract

The application of synthetic fungicides is a common practice in the control of phytopathogenic fungi. However, its use indiscriminately has brought problems to human, animal and environmental health and has generated resistance in phytopathogens. In the search for alternatives, biological control using microorganisms can be an efficient option to the use of synthetic fungicides. Although bacteria and yeasts isolated from soil and plants have been evaluated as biological control agents, the search for new antagonists continues. The oceanic microflora can be an option for the selection of new antagonistic agents. The objective of this study was to evaluate the antagonistic potential of different bacteria (Stenotrophomonas rhizophila, Bacillus amyloliquefaciens and B. subtilis) and yeasts (Debaryomyces hansenii, Cryptococcus diffluens and Rhodotorula minuta) previously isolated from a hyperhialin lagoon against 13 phytopathogenic fungi of agronomic importance. The results show that different strains of the S. rhizophila bacterium were those that exerted greater inhibition on spore germination and mycelial growth of all the phytopathogenic fungi, surpassing the treatments with synthetic fungicides. Among the yeasts, the strains of D. hansenii stood out. According to their antagonistic capacity, marine microorganisms can be an option for the management of diseases caused by phytopathogenic fungi.

Keywords: biological control; synthetic fungicides; phytopathogenic fungi; marine microorganisms

Introducción

A nivel mundial los hongos fitopatógenos originan considerables pérdidas económicas debido al daño que ocasionan a los cultivos durante las diferentes etapas de su desarrollo (ej. floración, madurez, cosecha) (Pusztahelyi et al., 2015; Mumford et al., 2016). De manera tradicional, su control se ha basado en la aplicación de fungicidas sintéticos; sin embargo, el uso de estos productos puede causar daños a la salud humana, animal y a los ecosistemas (Tu et al., 2013; Moshi y Matoju, 2017), además de generar resistencia en los fitopatógenos (Liu et al., 2016; Romanazzi et al., 2016).

El control biológico utilizando microorganismos antagónicos puede representar una alternativa viable y ambientalmente segura en comparación con los fungicidas sintéticos (Weaver et al., 2016; Bach et al., 2016). Bacterias y levaduras han sido utilizadas con éxito para el control de enfermedades (Eljounaidi et al., 2016; Wisniewski et al., 2016). Algunos de sus principales mecanismos antagónicos son la competencia por espacio y nutrientes (Droby et al., 2016), inhibición por compuestos volátiles orgánicos (CVO’s) (Raza et al., 2016a; Arrarte et al., 2017), sideróforos (Sasha et al., 2016; Sasirekha y Srividya, 2016), antibióticos (Sharifazizi et al., 2017), enzimas hidrolíticas (Ferraz et al., 2016; Tokpah et al., 2016), inducción de resistencia (Punja et al., 2016) entre otros.

Bacterias y levaduras son comúnmente aisladas de las superficies de las plantas y suelo (Sharma et al., 2009; Larkin, 2016); sin embargo, existen otros ambientes como el océano donde pudieran aislarse microorganismos con capacidad antagónica igual de eficientes que los fungicidas sintéticos. Los estudios en los últimos años sobre la microflora oceánica se han basado principalmente en describir sus propiedades farmacéuticas, tales como antimicrobianos, antituberculoso, antiviral, antiparasitario, antihelmíntico, entre otros (Dewapriya y Kim, 2014; Jin et al., 2016). Sin embargo, bacterias y levaduras de ambientes marinos están siendo consideradas como nuevas fuentes de productos que pueden ser aplicados en diversas áreas como la agricultura debido a que han demostrado ser microorganismos altamente eficientes en el control biológico de fitopatógenos (Wang et al., 2008; Hernández-Montiel et al., 2010; Wang et al., 2011; Medina-Córdova et al., 2016).

El potencial antagónico de los microorganismos marinos debe ser estudiado para seleccionar aquellos como promisorios agentes de control biológico que en un mediano plazo puedan ser un tratamiento que propicien la seguridad alimentaria, la producción ecológica-sustentable (Usall et al., 2016) y el desarrollo de nuevos productos biológicos (Vero et al., 2013). Por lo anterior, el objetivo de este trabajo fue evaluar el potencial antagónico de cepas de bacterias y levaduras marinas contra diversos hongos fitopatógenos de importancia agronómica.

Materiales y métodos

Microorganismos utilizados

Los hongos fitopatógenos que se utilizaron en este estudio fueron Colletotrichum gloeosporioides, Penicillium italicum, P. digitatum, Alternaria solani, Fusarium oxysporum, Neoscytalidium dimidiatum A. alternata, F. solani y Curvularia sp. (Cuadro 1), los cuales, pertenecen al Laboratorio de Fitopatología del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) y de la Universidad Autónoma de Baja California Sur. Los hongos fueron cultivados en cajas Petri con medio de cultivo agar de papa y dextrosa (PDA) a 27 °C por 7 días. Sus concentraciones fueron ajustadas a 1x104 esporas mL-1. La colección de bacterias y levaduras marinas fueron proporcionadas por el CIBNOR y originalmente fueron aisladas de la laguna hiperhialina Ojo de Liebre, ubicada entre los 27 °35' y los 27 °52' latitud norte y los 113° 58’ y los 114° 0’ de latitud oeste en el municipio de Mulegé, Baja California Sur, México.

Cuadro 1 Procedencia de diferentes hongos fitopatógenos de importancia agrícola. 

Clave£ Fitopatógeno Hospedero Enfermedad
CIB-CGP Colletotrichum gloeosporioides Carica papaya L. Antracnosis
CIB-CGM C. gloeosporioides Mangifera indica L. Antracnosis
CIB-PIL Penicillium italicum Citrus aurantifolia (Christm.) Swingle Podredumbre azul
CIB-PDN P. digitatum Citrus sinensis (L.) Osbeck Podredumbre verde
CIB-AST Alternaria solani Lycopersicon esculentum Mill. Tizón temprano
CIB-FOC Fusarium oxysporum Capsicum annuum L. Pudrición de raíz
CIB-FOA F. oxysporum Agave tequilana Weber Pudrición de raíz
MR-HF12 Neoscytalidium dimidiatum Ficus Carica L. Muerte descendente
MR-AA16 A. alternata Ocimum basilicum L. Mancha foliar
MR-FG16 F. solani Cicer arietinum L. Pudrición de raíz
MR-FE16 F. oxysporum Asparagus officinalis L. Pudrición de raíz
MR-FA16 F. oxysporum Ocimum basilicum L. Pudrición de raíz
MR-CP16 Curvularia sp. Washingtonia robusta Wendl. Mancha foliar

£= hongos con la clave CIB pertenecen a la colección del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste y con la clave MR pertenecen a la colección de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

Las bacterias seleccionas fueron Stenotrophomonas rhizophila (cepa KM01 y KM02), Bacillus amyloliquefaciens (cepa RB01 y RB02) y B. subtilis (cepa RBM01 y RBM02), las cuales fueron cultivadas en matraz Erlenmeyer de 250 mL con medio caldo soya tripticaseína (CST) a 25 °C por 24 h y 180 rpm. Las levaduras seleccionadas fueron Debaryomyces hansenii (cepa L01, L02 y L03), Cryptococcus diffluens (cepa N02) y Rhodotorula minuta (cepa R04 y R06), las cuales fueron cultivadas en matraz Erlenmeyer de 250 mL con medio caldo de papa y dextrosa (CPD) a 25 °C por 24 h y 180 rpm. Bacterias y levaduras fueron utilizadas a una concentración de 1x106 células mL-1.

Inhibición de la germinación de esporas de hongos fitopatógenos

Para determinar en los microorganismos su capacidad antagónica sobre la germinación de esporas de los diferentes fitopatógenos se llevó a cabo la metodología propuesta por Hernández-Montiel et al. (2010). Se combinaron en un tubo Eppendorf de 1.5 mL, 500 μL de cada suspensión de bacteria o levadura (ambas ajustadas previamente a 1x106 células mL-1) con 500 μL de cada suspensión de hongo (ajustada previamente a 1x104 esporas mL-1) y se incubaron a 28 °C por 48 h. Se realizó otra combinación con 500 μL de cada hongo con un fungicida sintético, el cual, fue seleccionado para cada especie de fitopatógeno (Tecto 60 [ia. 2-4-tiazolil-1H-bencimidazol] a 5 g L-1 para Colletotrichum gloeosporioides, Penicillium italicum y P. digitatum, Amistar G. [i.a. Metil E-2-2-6-2-cianofenoxi pirimidin-4-iloxi-fenil-3-metoxiacrilato] a 3 g L-1 para Alternaria solani y A. alternata, Derosal 50 [ia. Metil-2-bencimidazol-carbamato] a 2 g L-1 para Fusarium oxysporum y F. solani y Cantus [ia. 2-Cloro-N-4’-clorobifenil-2-il nicotinamida] a 1 g L-1 para Neoscytalidium dimidiatum y Curvularia sp.).

Como control, en un tubo Eppendorf de 1.5 mL solo se colocó 500 μL de cada suspensión de hongo. Se tomaron alícuotas de cada tratamiento para determinar el número de esporas enteras y germinadas, considerando una espora entera como aquella que no mostraba cambio de color o ruptura en su pared celular y una espora germinada cuando el tamaño de hifa era igual o mayor que el diámetro de la espora (Yao et al., 2004). Se realizaron diez repeticiones por tratamiento, observando 200 esporas por repetición.

Inhibición del crecimiento radial de hongos fitopatógenos

Se colocó en el centro de placas Petri con medio PDA un taquete de 0.5 cm de diámetro de PDA que contenía el cultivo de cada hongo de 7 días. Posteriormente en los dos extremos de la placa Petri se inocularon y estriaron 10 µL de cada concentración de bacteria o levadura. Como control, se inocularon placas Petri solo con el hongo. Todas las placas Petri fueron incubadas a 25 °C por 7 días. Al final, se cuantifico el área del crecimiento micelial de cada hongo utilizando el programa ImajeJ® y se determinó el (%) de inhibición mediante la fórmula I%= DC-DT/DCX100, donde I%= inhibición del hongo en porcentaje, DC= diámetro del micelio del tratamiento control y DT= diámetro del micelio en presencia del antagonista. Se realizaron cinco repeticiones por tratamiento.

Inhibición de hongos fitopatógenos in vitro por compuestos volátiles orgánicos (CVO’s)

Para determinar la capacidad de los microorganismos marinos para inhibir el crecimiento radial de los hongos fitopatógenos a través de la producción de los COV’s, se llevó a cabo la metodología propuesta por Parafati et al. (2015). En placas Petri con medio agar soya tripticaseína (AST) y PDA se estriaron en toda la superficie 20 μL de cada concentración de bacteria o levadura, respectivamente. Posteriormente, en otro lote de placas Petri se colocó en el centro un taquete de 0.5 cm de diámetro de PDA que contenía el cultivo de cada hongo de 7 días. Las placas Petri conteniendo los microorganismos se colocaron boca a boca y fueron selladas con parafilm. Como tratamiento testigo, se sellaron placas Petri solo con el hongo y cada medio de cultivo sin microorganismo.

Todas las placas Petri se incubaron a 25 °C por 7 días. Se determinó en los hongos el área del crecimiento micelial utilizando el programa ImajeJ® y el % de inhibición mediante la fórmula descrita en el apartado anterior. Se realizaron cinco repeticiones por tratamiento.

Análisis estadístico

Se empleó un diseño completamente al azar en todos los experimentos y los datos fueron procesados por un análisis de varianza (Anova) de una vía. Se utilizó el paquete estadístico Statistica® v. 10.0 para Windows (StatSoft) y para la comparación de medias se utilizó la prueba post-hoc LSD de Fisher (p< 0.05).

Resultados y discusión

La germinación de esporas en todos los hongos fitopatógenos fue inhibida entre 90 a 94% por la cepa KM01 de S. rhizophila, superando significativamente (p< 0.05) a la inhibición ejercida por los demás microorganismos marinos y los fungicidas sintéticos (Cuadro 2). Las cepas de B. amyloliquefaciens y B. subtilis inhibieron entre 81 a 93% y 51 a 69%, respectivamente. En relación con las levaduras, destacaron las cepas L01 y L02 de D. hansenii con un rango de inhibición entre un 50 a 91%. Los valores más bajos de inhibición fueron observados con las cepas de R. minuta y C. diffluens. Los diversos fungicidas utilizados en este estudio inhibieron la germinación de esporas entre un 80 a 90%. Por otra parte, el crecimiento micelial fue inhibido en todos los hongos por las cepas KM01 y KM02 de S. rhizophila en un 90 a 98% y 88 a 97%, respectivamente, superando significativamente (p< 0.05) a la inhibición ejercida por los demás microorganismos marinos y los fungicidas sintéticos (Cuadro 3).

Cuadro 2 Efecto in vitro de microorganismos marinos sobre la inhibición de la germinación de esporas de hongos fitopatógenos. 

Cepa Inhibición de la germinación de esporas (%)
CIB-
CGP
CIB-
CGM
CIB-
PIL
CIB-
PDN
CIB-
AST
CIB-
FOC
CIB-
FOA
MR-
HF12
MR-
AA16
MR-
FG16
MR-
FE16
MR-
FA16
MR-
CP16
KM01 91.6a¥ 93.5a 94.2a 94.7a 90.2a 91.4a 91.8a 91.8a 92.3a 90.5 a 90.1 a 91.4 a 91.8a
KM02 90.8a 83.6e 90.6c 94.6a 74.6d 75.6e 86.7e 81.6e 80.2d 84.7c 81.9c 90.7b 90.1b
RB01 88.3b 93.4a 87.3e 90.4c 81.7b 81.9d 90.1b 85.8d 86.5b 82.7d 87.3b 91.2a 91.7a
RB02 83.9d 85.6d 91.8b 88.9d 81.9b 87.4c 87.7d 89.7c 85.6c 81.1e 87.5b 84.9c 89.1c
RBM01 60.4e 69.4f 57.6g 60.2f 58.9f 58.1h 54.6h 66.1h 62.5f 63.7f 66.5d 55.7f 59.5f
RBM02 60.2e 61.7g 54.7h 57.4h 58.6f 54.9i 58.4f 57.3i 51.9h 51.8i 59.1f 60.1e 61.7e
L01 89.1b 90.1b 91.7b 91.7b 69.5e 64.7f 52.6i 65.8f 66.2e 57.7h 54.1g 62.7d 58.1g
L02 89.3b 87.9c 87.1e 86.3e 49.7g 54.7i 53.7g 53.8j 53.1g 50.9 j 50.4h 51.4g 51.2h
L03 58.3f 60.3h 63.9f 58.7g 41.9h 61.8g 30.3j 63.7g 43.7i 60.7 60.7e 50.1h 61.7e
N02 13.4h 13.5k 15.7i 17.2i 13.8i 15.3j 14.8k 16.2k 12.9k 17.3k 16.9i 17.3i 10.7k
R04 18.5g 18.7j 15.6i 16.6j 13.4i 11k 13.6l 15.9k 17.4 j 13.2l 15.3j 13.4j 15.8i
R06 12.9i 19.9i 13.2j 10.7k 13.6i 6.9l 9.8m 10.9l 11.7l 11.7m 9.7k 12.7k 11.8j
Fungicida 85.4c§ 90.2b§ 89.6 d§ 90.6c§ 80.2c 90.1b 87.8c 90.2b 85.8c£ 88.1b 87.7b 90.3b 87.7d

§= Tecto 60 (ia. 2-(4-tiazolil)-1H-bencimidazol) a 5 g L-1. = Amistar G. (ia. Metil (E)-2-2-6-(2-cianofenoxi) pirimidin-4-iloxi-fenil-3-metoxiacrilato) a 3 g L-1; = Derosal 50 (ia. Metil-2-bencimidazol-carbamato) a 2 g L-1. = Cantus (ia. 2-Cloro-N-(4’-clorobifenil-2-il) nicotinamida) a 1 g L-1. ¥= letras diferentes en las columnas indican diferencias significativas según la prueba post-hoc LSD de Fisher (p< 0.05).

Cuadro 3 Efecto in vitro de microorganismos marinos sobre la inhibición del crecimiento radial de hongos fitopatógenos. 

Cepa Inhibición del crecimiento radial (%)
CIB-
CGP
CIB-
CGM
CIB-
PIL
CIB-
PDN
CIB-
AST
CIB-
FOC
CIB-
FOA
MR-
HF12
MR-
AA16
MR-
FG16
MR-
FE16
MR-
FA16
MR-
CP16
KM01 97.2a¥ 98.4 97.1a 96.7a 93.6a 95.4a 90.7a 93.1a 93.2a 90.6a 91.1a 93.2a 95.9a
KM02 97.4a 94.7b 94.5b 96.3a 87.5b 93.2b 90.5a 90.5b 88.1b 90.5a 90.9a 91.8b 93.7b
RB01 91.5b 83.1d 89.3d 88.2d 84.1c 85.1e 82.1c 84.3d 86.7c 83.1c 86.5c 86.3d 85.1d
RB02 91.1b 83.4d 89.7d 92.5b 87.3b 86.9d 82.6c 84.4d 83.2d 82.7c 83.2d 80.1e 85.4d
RBM01 64.3d 57.4f 73.4e 61.4e 75.4e 50.7g 56.7e 58.2f 71.3e 55.6e 54.7f 61.7g 71.3e
RBM02 64.7d 61.7e 59.6f 58.3f 74.1f 60.6f 68.3d 68.7e 64.1f 60.7d 63.3e 68.1f 62.8f
L01 15.5f 19.3g 13.4h 15.2i 12.7i 13.1i 18.7f 14.3g 12.8h 15.1g 17.4g 18.3h 15.3h
L02 15.2f 14.2i 13.2h 18.7h 20.2g 18.1h 10.8h 14.4g 19.6g 15.4g 16.2h 14.5i 17.4g
L03 18.1e 18.4h 20.7g 19.2g 15.6h 18.5h 15.1g 10.1h 11.1i 17.3f 16.5h 18.3h 17.7g
N02 10.7g 11.8j 12.1i 8.1j 9.1j 9.4j 14.9g 8.5i 11.3i 11.3h 10.1i 11.7j 10.8i
R04 6.1h 5.2k 4.3k 7.8k 5.1l 6.8k 5.6i 5.1k 6.2j 5.8i 7.8j 7.6k 6.6j
R06 5.7i 4.7l 7.1j 7.6k 6.2k 9.7j 5.7i 6.2j 4.9k 6.1i 6.3k 7.4k 5.1k
Fungicida 86.1c§ 91.1c§ 90.3c§ 89.7c§ 81.5d£ 90.7c 89.3b 86.6c 86.3c£ 88.9b 88.1b 90.1c 90.2c

§= Tecto 60 (ia. 2-(4-tiazolil)-1H-bencimidazol) a 5 g L-1; £= Amistar G. (ia. Metil (E)-2-2-6-(2-cianofenoxi) pirimidin-4-iloxi-fenil-3-metoxiacrilato) a 3 g L-1. = Derosal 50 (ia. Metil-2-bencimidazol-carbamato) a 2 g L-1. = Cantus (ia. 2-Cloro-N-(4’-clorobifenil-2-il) nicotinamida) a 1 g L-1; ¥ = letras diferentes en las columnas indican diferencias significativas según la prueba post-hoc LSD de Fisher (p< 0.05).

Las cepas de B. amyloliquefaciens y B. subtilis inhibieron entre un 80 a 92% y 50 a 75%, respectivamente. En relación con las levaduras, las cepas de D. hansenii presentaron una inhibición de 10 a 20%, los valores más bajos fueron observados con las cepas de R. minuta. Los diversos fungicidas inhibieron entre un 86 a 91%. Esta capacidad de inhibición de la germinación de esporas y del crecimiento micelial de los hongos fitopatógenos por bacterias y levaduras ya ha sido estudiada en cepas aisladas de planta o suelo (Mnif y Ghribi, 2015; Kröber et al., 2016; Palazzini et al., 2016; Reiss y Jørgensen, 2017).

Dentro de los principales mecanismos antagónicos de bacterias y levaduras, está la producción de enzimas hidrolíticas, competencia por espacio y nutrientes y sideróforos (Droby et al., 1989; Kai et al., 2007; Ryan et al., 2009; Herzog et al., 2016; Medina-Córdova et al., 2016; Grzegorczyk et al., 2017). En relación con las enzimas hidrolíticas (quitinasas, glucanasas y proteasas), estas presentan una actividad directamente sobre la pared celular del hongo, la cual, está compuesta principalmente por quitina, β-glucano y proteínas, los cuales, son hidrolizados para producir oligosacáridos de menor tamaño mismos que son aprovechados como carbono por bacterias y/o levaduras (Sharma et al., 2009).

La competencia por nutrimentos y espacio es otro mecanismo antagónico que presentan los microorganismos (Jamalizadeh et al., 2011) y está directamente relacionado con la competencia de carbono en el medio, el cual, es disminuido rápidamente por bacterias y levaduras, limitando al hongo en sus procesos de germinación e infección del hospedero (Janisiewicz y Korsten, 2002; Liu et al., 2013).

Por su parte, los sideróforos producidos por bacterias o levaduras son moléculas de bajo peso molecular afines al ion Fe3+, el cual, es atrapado y transportado por los microorganismos en un proceso de transporte activo, usando multitud de receptores de membrana. Una vez en el interior celular, el hierro es liberado mediante un proceso redox. Sin hierro en el medio, los microorganismos no pueden continuar con sus procesos biológicos vitales como la síntesis y reparación de ácidos nucleicos, respiración, transporte fotosintético, reducción de nitratos, desintoxicación de radicales libres, entre otros. Esta estrategia de producción de sideróforos por bacterias y levaduras ha estado involucrada en el control de los fitopatógenos y se ha reconocido como un importante rasgo antagonista que se encuentra en muchos de los agentes de control biológico (Yu et al., 2011; Sasha et al., 2016; Liu et al., 2017).

En relación con el efecto in vitro de los COV’s, la inhibición ejercida por las cepas marinas KM01 y KM02, ambas de S. rhizophila, hacia todos los hongos fitopatógenos fue de 92 a 95%, superando significativamente (p< 0.05) a la inhibición ejercida por los demás microorganismos marinos (Cuadro 4). Las cepas de B. amyloliquefaciens y B. subtilis inhibieron entre un 81 a 89% y 60 a 69%, respectivamente. En relación con las levaduras, las cepas de D. hansenii presentaron un rango de inhibición entre un 44 a 59%. Los valores más bajos de inhibición fueron observados con las cepas de R. minuta. La producción de COV’s ya ha sido identificada como una vía que inhibe la germinación de esporas y el crecimiento micelial de los hongos (Raza et al., 2016a; Arrarte et al., 2017).

Cuadro 4 Efecto in vitro de los microorganismos marinos sobre la inhibición del crecimiento radial de hongos fitopatógenos por COV’s. 

Cepa Inhibición del crecimiento (%)
CIB-CGP CIB-CGM CIB-PIL CIB-PDN CIB-AST CIB-FOC CIB-FOA MR-HF12 MR-AA16 MR-FG16 MR-FE16 MR-FA16 MR-CP16
KM01 94.1a¥ 92.2a 95.4a 93.6a 96.1a 93.1a 94.9a 94.4a 94.8a 91.5a 95.5a 95.2a 93.2a
KM02 93.8a 91.8b 93.9b 92.9b 94.7b 92.7b 94.4a 93.8b 92.6b 91.5a 95.9a 94.8a 93.1a
RB01 83.4b 85.4c 87.8c 85.6d 84.1c 89.1c 83.5c 84.8d 86.1c 80.2c 82.4c 83.4c 89.4b
RB02 81.1c 81.6d 85.6d 87.8c 84.2c 83.9d 85.6b 87.1c 83.8d 84.5b 88.1b 87.6b 87.5c
RBM01 61.9d 68.7e 69.4f 63.4f 68.4d 69.7e 66.4d 69.1e 63.5e 67.1d 64.7d 63.8e 66.3d
RBM02 60.8e 60.1f 70.1e 68.7e 65.5e 65.8f 62.9e 67.5f 61.5f 63.4e 64.1d 67.4d 63.1e
L01 52.9g 48.5h 51.7h 57.2g 54.4f 52.7g 51.2g 58.2g 54.4h 56.8f 55.7f 54.9g 56.1f
L02 56.6f 49.1g 54.3g 53.6h 52 g 52.9g 59.5f 55.3h 57.5g 54.1g 58.9e 57.2f 54.7g
L03 50.1h 49.3g 47.5i 51.2i 50.3h 49.8h 48.3h 48.7i 45.6i 48.5h 44.1g 49.7 h 45.7h
N02 20.4i 22.6i 21.5j 23.6j 20.8i 20.7i 26.9i 22.4j 21.5j 19.5i 17.4h 20.5i 22.8i
R04 10.1j 10.6j 9.1l 9.5k 8.7k 10.1j 9.9j 9.3k 8.5k 9.8j 7.9i 9.5j 8.4k
R06 9.8j 10.4j 10.7k 9.7k 9.9j 9.8j 10.4j 10.1l 8.9k 9.7k 8.2i 9.6j 10.4j
Testigo 0 k 0 k 0 m 0 l 0 l 0 k 0 k 0 m 0 l 0 l 0 j 0 k 0 l

¥= letras diferentes en las columnas indican diferencias significativas según la prueba post-hoc LSD de Fisher (p< 0.05).

Los COV’s producidos por bacterias como el disulfuro de dimetilo, dimetilhexadecilamina, alcohol feniletil, furan 2 -etil-5- metil, entre otros y, los producidos por levaduras como el 2-metil-1-propanol, 3-metil-1-butanol, 2-metil-1-butanol, entre otros, ya han sido reportados en la inhibición de fitopatógenos (Hernández-León et al., 2015; Raza et al., 2016b). En general, la actividad antimicrobiana de estos compuestos se atribuye a su interacción con la membrana celular del fitopatógeno, la cual, irrumpe la aceleración de la difusión de sus iones y metabolitos esenciales de su membrana (Heipieper et al., 1994).

Finalmente, el manejo de las enfermedades ocasionadas por hongos fitopatógenos en las plantas a través de microorganismos antagónicos es una prioridad a nivel mundial (Bardin et al., 2015; Stenberg et al., 2015; Van Bruggen y Finckh, 2016). Este es el primer estudio en demostrar el potencial antagónico de bacterias marinas de las especies Stenotrophomonas rhizophila, Bacillus amyloliquefaciens y B. subtilis y de levaduras marinas de las especies Debaryomyces hansenii, Cryptococcus diffluens y Rhodotorula minuta hacia diferentes hongos fitopatógenos de suelo y plantas, superando la inhibición de los diferentes fungicidas sintéticos utilizados en este trabajo.

En estudios posteriores se estudiará los mecanismos antagónicos (ej. competencia de espacio y nutrimentos, enzimas hidrolíticas, sideróforos, entre otros) de las mejores cepas marinas de bacterias y levaduras, además se determinará in vivo su capacidad de control hacia las enfermedades ocasionadas por hongos. La selección de los mejores microorganismos marinos como agentes antagónicos puede ser una alternativa en la producción de alimentos de una manera sustentable, reduciendo la dependencia de los fungicidas sintéticos y bajando los costos de producción de los cultivos.

Conclusiones

La mayor capacidad antagónica de las diferentes cepas marinas de bacterias y levaduras hacia los diferentes hongos fitopatógenos, se observó con la cepa KM01 de la bacteria S. rhizophila, la cual, inhibió entre 90 a 94% la germinación de esporas y entre un 90 a 98% el crecimiento micelial de los hongos Colletotrichum gloeosporioides, Penicillium italicum, P. digitatum, Alternaria solani, Fusarium oxysporum, Neoscytalidium dimidiatum, A. alternata, F. solani y Curvularia sp., superando al efecto de los fungicidas sintéticos. Dentro de las levaduras marinas destacaron las cepas L01, L02 y L03 de D. hansenii. La eficiencia antagónica de los microorganismos marinos sugiere que pueden ser una opción a mediano plazo en el manejo de enfermedades ocasionadas por hongos fitopatógenos.

Agradecimientos

Los autores agradecen el apoyo financiero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) a través del proyecto SEP-2012-181972 y al Geol. Ernesto Díaz Rivera por su excelente asistencia técnica.

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Recibido: Diciembre de 2017; Aprobado: Enero de 2018

§Autor para correspondencia: rchiquito@uv.mx.

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