El incremento de la necesidad de alimento por la población mundial, se ha traducido en un abuso de fertilizantes químicos que, conlleva a la perdida de la fertilidad de los suelos, contaminación de los recursos hídricos, incrementos de los costos y a enfermedades por el consumo de trazas en los alimentos (^{FAO, 1996}; ^{Patel et al., 2012}). Los productores actualmente están preocupados por el rendimiento de las cosechas y por la contaminación que se genera, es por ello que se busca evaluar algunas otras estrategias compatibles con el ambiente que sean menos agresivas con el suelo e incrementen sus cosechas en el mismo periodo de tiempo o reduciendo el mismo.

Es por ello que el uso de bacterias promotoras de crecimiento vegetal (BPCV) (^{Vejan et al., 2016}) en diversos cultivos con resultados favorables ha despertado el interés de los productores locales para utilizarlas en la producción de sus cultivos, considerándolas como biofertilizante, por ello, se evaluó en una parcela de lechugas las cepas de B. licheniformis, P. putida, Pseudomonas sp., E. cloacae y A. vinelandii previamente seleccionadas in vitro por promover el crecimiento vegetal.

Todas las cepas fueron obtenidas de un biobanco de -20 °C e inoculadas por separado en 20 ml caldo nutritivo hasta obtener una DO_{600 nm} de 1.3 a 1.5, después de activadas las cepas se transportaron a la parcela destinada por el productor que previamente estaba ya lista para germinar las semillas (colectadas por el mismo productor) de Lactuca sativa L., variedad Orejona. Posteriormente, las cepas se mezclaron para formar consorcios en volumen iguales 1:1 y las semillas fueron embebidas en cada consorcio durante 10 min, se sembraron en pachol con la participación del productor, después de germinadas las semillas (aproximadamente 18-20 días) se replantaron las plántulas y colocaron a una distancia entre surco y surco adecuada para no mezclarse, se usó solo agua en todo el ciclo del cultivo en cada surco (consorcio A; B. licheniformis, P. putida, Pseudomonas sp., E. cloacae; consorcio B, las cepas del consorcio A, más A. vinelandii), se usó un surco con fertilizante (Sulfamin 45) y un control.

Al final del ciclo productivo (tres meses) se obtuvieron plantas sanas y con mayor peso para ambos consorcios, que el fertilizante y control, solo el consorcio B promovió el crecimiento total de la planta y peso de la raíz a diferencia de los demás tratamientos, se realizó un Anova y comparación de medias mediante la prueba de Tukey (a= 0.05); (Figura 1, 2A y 2B).

Figura 1 Lactuca sativa L. var Orejona (lechuga). De izquierda a derecha: fertilizante, control, consorcio A y consorcio B. 

Figura 2 Peso de la planta (A), peso de la raíz (B) de L. sativa L., las medias con la misma letra son estadísticamente iguales (α= 0.05) 

El crecimiento de la planta fue promovido exitosamente por todas las cepas inoculadas, destacando el consorcio B, con la presencia de A. vinelandii, bacteria capaz de aumentar la fijación de N₂ y el tratamiento con fertilizante fue el menos exitoso. Los resultados sugieren que las BPCV del presente trabajo, tienen potencial para emplearse en la producción de plántulas de interés hortícola y por ende disminuir el uso de fertilizantes (^{Martínez-Blanco et al., 2018}).

La colonización, impregnación y establecimiento de las BPCV en las semillas es una estrategia viable, bajo costo y tienen un efecto significativo sobre el crecimiento de las plantas, dado que promueven la germinación, crecimiento de raíces, tallos, incremento en biomasa, protección contra patógenos, por lo que su aplicación favorece un gran número de cultivos de interés agrícola y hortícola, en los que destacan: maíz, arroz, trigo, sorgo, caña de azúcar, arroz, lechuga, trigo, soya, rábano, colza, aliso, entre muchos otros (^{Guerra, Betancourth y Salazar, 2011}; ^{Noumavo et al., 2016}; ^{Parray et al., 2016}).