La apicultura es una actividad pecuaria importante y con mucho arraigo en Morelos, que se realiza en todo el estado bajo diversas condiciones climáticas1 y bajo diferentes sistemas de producción2. El inventario apícola en la entidad es de 30,120 colmenas que se encuentran distribuidas en 1,084 apiarios. En 2014 se registró una producción de miel de 1,568 t, lo que corresponde al 2.58 % de la producción nacional3.
En Morelos existen 700 unidades de producción apícola registradas que se clasifican de acuerdo a su objetivo y sistema de producción en: 1) productores de abejas reinas y núcleos, 2) productores de miel que movilizan colonias y 3) productores de miel que no movilizan colonias2,4. Las abejas que manejan las unidades de producción son de origen europeo y africanizado5. La actividad apícola en la entidad se realiza bajo tres tipos de clima: cálido subhúmedo (A(w)), semicálido (ACw) y templado subhúmedo (C(w))1.
Las abejas melíferas pueden sufrir el efecto de diversas enfermedades que afectan el desarrollo de las colonias y la producción de miel. En la mayoría de los casos, las pérdidas económicas pueden llegar a ser considerables, ya que los daños provocados van desde la reducción en la producción de miel hasta la pérdida total de la colonia.
Una de las principales enfermedades que afectan a las abejas melíferas es la acariosis traqueal6,7. Esta enfermedad es una parasitosis interna causada por el ácaro Acarapis woodi, un parásito microscópico que vive en las tráqueas ubicadas en el tórax de las abejas, y fue descrito por primera vez por Rennie en 19216.
Las abejas parasitadas pueden comportarse de manera normal; sin embargo, la población de abejas de una colonia se reduce cuando se encuentra infestada por A. woodi, lo que provoca que la producción de miel y la recolección de polen disminuyan8,9. Un estudio que se realizó en México, reporta que colonias con niveles de infestación considerados como moderados (35 %) produjeron en promedio 52 % menos miel que colonias libres del parásito, mientras que colonias con niveles de infestación altos (89 %) produjeron en promedio 87 % menos miel que colonias libres de este ácaro10.
La acariosis traqueal está presente en todos los países de importancia apícola del mundo con excepción de Australia, China y Japón. El primer reporte de esta enfermedad en México se registró en abril de 1980 en Jalisco, en apiarios cercanos a Guadalajara11. Estudios realizados durante 1982 reportaron la presencia de A. woodi en 24 de los 32 estados del país y se estimó una prevalencia a nivel nacional para la enfermedad de 30.5 %12.
Existen pocos estudios, publicados sobre la distribución de esta enfermedad en México. Un estudio que se realizó en Yucatán en 1992 reporta una prevalencia del 10 % para la acariosis traqueal en la entidad13. Mientras, que otro estudio realizado en el 2009 en el municipio de Mérida en el que se incluyeron colonias de abejas silvestres y bajo manejo, reportó que no se detectó la presencia de A. woodi en las colonias incluidas en ese estudio14.
El único estudio publicado sobre la distribución de la acariosis traqueal en colonias de abejas de Morelos, se realizó en 1982, y se llevó a cabo con una muestra de 200 apiarios; se estimó que el 44.5 % de los apiarios tuvieron colonias positivas a la enfermedad12. Con base en lo anterior, el objetivo de este estudio fue estimar la prevalencia de la acariosis traqueal y los niveles de infestación de A. woodi actuales en colonias de abejas del estado de Morelos.
El estudio se llevó a cabo en 233 apiarios que fueron seleccionados en forma aleatoria; los apiarios incluidos en el estudio se encuentran distribuidos a lo largo del territorio estatal15, 115 apiarios estaban localizados en zonas con clima cálido subhúmedo (A(w)), 88 apiarios en zonas con clima semicálido (ACw) y 30 en zonas con clima templado subhúmedo (C(w)). Los 233 apiarios representan el 21.5 % del total de apiarios que existen en el estado y pertenecen a 96 unidades de producción apícola, que representan el 13.7 % del total de unidades de producción apícola registradas en Morelos. De los 233 apiarios incluidos en el estudio, 161 son propiedad de productores de miel que no movilizan colonias, 51 pertenecen a productores de miel que movilizan colonias y 21 a productores de abejas reinas y núcleos.
En cada uno de los apiarios se seleccionó en forma aleatoria al 20 % de las colonias de abejas, seleccionándose en total 1,198 colonias. De cada colonia se obtuvo una muestra de aproximadamente 200 abejas obreras, que fueron recolectadas de uno de los bastidores centrales de la cámara de cría de las colmenas en frascos con alcohol al 70%. Las muestras se tomaron entre los meses de diciembre de 2011 y marzo de 2012.
Para determinar el número de colonias infestadas y estimar el porcentaje de infestación de A. woodi de cada colonia, se utilizó el método descrito por Shimanuki y Knox16, para lo cual se tomaron 10 abejas de cada muestra y utilizando un microscopio estereoscópico se hicieron disecciones para separar el primer anillo torácico de las abejas para exponer las tráqueas. A cada anillo torácico se le aplicó una gota de ácido láctico al 85 % para aclarar el tejido y separar los músculos torácicos de las tráqueas.
Veinticuatro horas después se observaron las tráqueas con ayuda de un microscopio óptico, las abejas que tuvieron tráqueas que presentaron manchas de color café-rojizo se identificaron como positivas16. Posteriormente, en las colonias que resultaron positivas se analizaron 10 abejas más, para determinar el número de abejas positivas en la muestra y estimar el porcentaje de infestación de la colonia, dividiendo el número de abejas positivas entre el número de abejas analizadas de la muestra (n= 20)16.
La prevalencia de la acariosis traqueal se calculó a partir de dividir el número de colonias positivas entre el total de colonias analizadas, mientras que el nivel de infestación promedio se estimó considerando el porcentaje de infestación de las colonias que fueron diagnosticadas como positivas a la enfermedad. Asimismo, se determinó el número de apiarios que presentaron al menos una colonia positiva a la enfermedad, para estimar la proporción de apiarios en los que la enfermedad está presente. Finalmente, para determinar si existe efecto del tipo de clima y del tipo de unidad de producción sobre la presencia de colonias positivas a la acariosis traqueal en los apiarios se realizaron pruebas de homogeneidad.
De las 1,198 colonias analizadas, únicamente 28 colonias resultaron positivas a la enfermedad. El porcentaje de infestación promedio en las colonias positivas fue de 7.32 ± 0.75, con un nivel mínimo de infestación de 5 % y un nivel máximo de 20 %. Las 28 colonias positivas estuvieron ubicadas en 24 apiarios de los 233 incluidos en el estudio. Con base en estos resultados la prevalencia estimada para la acariosis traqueal en Morelos es de 0.02 y el 10.30 % de los apiarios incluidos en el estudio tuvieron al menos una colonia positiva a esta enfermedad.
Asimismo, se encontró que la presencia de colonias positivas a la enfermedad en los apiarios se distribuye en forma homogénea entre los tres tipos de climas en los que se realiza apicultura en la entidad (Xi 2 =1.52; n=233; P>0.05), y también se distribuye en forma homogénea entre los tres tipos de unidad de producción apícola que existen en Morelos (Xi 2 =0.83; n=233; P>0.05).
Estos resultados indican que actualmente la acariosis traqueal tiene una prevalencia relativamente baja en Morelos y el porcentaje de infestación promedio estimado en las colonias positivas también es bajo. Asimismo, muestran que no existe efecto del clima o del tipo de unidad de producción sobre la presencia de colonias positivas a la enfermedad en los apiarios.
Los resultados de este estudio indican que la prevalencia de esta enfermedad se redujo en forma importante durante los últimos 34 años, ya que en 1982, Zozaya et al12 reportaron que en Morelos la acariosis traqueal estaba presente en el 44.5 % de los apiarios incluidos en su estudio (n= 200), mientras que en este trabajo se encontró que el 10.3 % de los apiarios (n= 233) tuvieron al menos una colonia positiva. Diversos factores pudieron contribuir a la disminución que se observa; los factores más relevantes se discuten a continuación.
Después de que se detectó la enfermedad en 1982, inicialmente, los apicultores aplicaron productos químicos para controlarla, principalmente mentol y en menor medida bromopropylato (Folbex Forte®) y una mezcla de nitrobenceno y salicilato de metilo (Acarol®); sin embargo, con el paso del tiempo los apicultores fueron dejando de aplicar productos químicos para controlar la enfermedad, a tal grado que se estima que no se han aplicado tratamientos contra este parásito en por lo menos los últimos 20 años. Actualmente los apicultores no realizan ninguna práctica de manejo o aplican algún producto químico para controlar esta enfermedad2. Los productos químicos que se utilizaron en el pasado no eliminan completamente a los ácaros de una colonia17 y además es muy probable que en su momento, no todos los apicultores trataran sus colonias, de tal forma que es poco factible que la reducción en la prevalencia se deba a los tratamientos que se aplicaron en el pasado.
Algunos estudios que se realizaron en Yucatán y Veracruz, sugieren que las abejas africanizadas son más resistentes que las abejas europeas a la acariosis traqueal, pero no al grado de ser completamente resistentes al parásito18,19,20. Acarapis woodi se detectó en Morelos por primera vez en 1982, mientras que las abejas africanizadas arribaron a la entidad en 199021; es posible que la disminución que se observa en la prevalencia esté relacionada con el proceso de africanización que ocurrió en la población de colonias de abejas, y a la interacción entre el parásito y las abejas africanizadas durante los últimos 26 años. Sin embargo, no todas las colonias de abejas en Morelos son africanizadas; en un estudio reciente se estimó que la frecuencia de colonias con morfotipo africanizado fue 0.28, mientras que la frecuencia de las colonias europeas fue de 0.35 y la de las colonias con morfotipo híbrido o intermedio fue 0.375, lo que indica que sólo una parte de las colonias de abejas que se manejan en la entidad son africanizadas, lo que indica que la africanización no puede explicar por sí sola la disminución en la prevalencia de A. woodi.
Se sabe que existe variabilidad genética en las poblaciones de colonias de abejas para la resistencia a la acariosis traqueal22,23, asimismo otro estudio demostró que es posible seleccionar colonias resistentes y susceptibles a este parásito24. La resistencia a este ácaro ha sido atribuida a la expresión del comportamiento de acicalamiento de las abejas25,26,27. La interacción que ha ocurrido entre las colonias de abejas y el parásito durante los últimos 34 años, pudo dar lugar a un proceso de selección natural en las poblaciones de abejas en respuesta a la presión de selección generada por la presencia de A. woodi. Es posible que la reducción que se observa en la prevalencia de la acariosis traqueal se deba en parte a este proceso.
La varroosis causada por Varroa destructor, es el principal problema desde el punto de vista sanitario que enfrenta la apicultura. Este ácaro se detectó en Morelos en 1993 y actualmente esta enfermedad tiene una alta prevalencia en el estado28,29. Los apicultores han utilizado productos químicos para el control de V. destructor, desde que el ácaro fue detectado en la entidad; los productos más utilizados son el fluvalinato, la flumetrina, el timol y el ácido oxálico2. Existen reportes de que algunos de los productos utilizados para el control de V. destructor también actúan contra A. woodi. Se sabe que el fluvalinato30, el amitraz31,30,32 y el timol33,34 también tienen efecto sobre A. woodi. Es probable que la disminución en la prevalencia de la acariosis se deba en parte a la constante aplicación de tratamientos contra V. destructor que se ha llevado a cabo durante los últimos 23 años, y que estos tratamientos hayan tenido un efecto indirecto sobre las poblaciones de A. woodi.
Se puede concluir que en la actualidad la prevalencia de la acariosis traqueal de las abejas en Morelos es baja y que los niveles de infestación promedio de Acarapis woodi en las colonias positivas también son bajos. Asimismo, los resultados indican que durante los últimos 34 años hubo una disminución importante en la prevalencia de esta enfermedad, a pesar de que en la actualidad los apicultores no aplican ningún tipo de control en contra de este parásito.