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Revista mexicana de ciencias forestales

versión impresa ISSN 2007-1132

Rev. mex. de cienc. forestales vol.6 no.29 México may./jun. 2015

 

Editorial

 

Bótanico de profesión, profesor por vocación (1930-2015)

 

M.C. Marisela Cristina Zamora Martínez

Luciano Vela Gálvez, el "Profesor Vela", nació un 28 de agosto de 1930 en una localidad de pedanía denominada El Plateado, hoy El Plateado de Joaquín Amaro, Zacatecas, pueblo enclavado en la majestuosa sierra de Morones, cuyos asentamientos se remontan a los tiempos prehispánicos (Quanacatl = Plateado) y su primer ayuntamiento data de 1821.

La actividad profesional de Luciano Vela Gálvez se desarrolló en dos campos muy relacionados entre sí: la docencia y la investigación botánica y, como un complemento de ambos, el periodismo científico, además de su notable interés por la participación social.

Su cercanía, cuando niño, con la profesora María Murillo, conocida como la Mártir de Huiscolco y la influencia de su mentor, el destacado educador José Santos Valdés despertaron su interés por las labores docentes.

Asimismo, durante su educación secundaria, Escuela Normal Rural, San Marcos, Zacatecas, se acercó a las ciencias biológicas, quedando prendado de ellas; fascinación que lo llevó, incluso, a tener un ríspido enfrentamiento con, el Secretario de Educación Pública. Luciano Vela, el estudiante, en su carácter de representante estudiantil, en cierta ocasión solicitó al señor Secretario que autorizara la compra de un microscopio para que los alumnos pudieran observar directamente las células. La respuesta fue de tal naturaleza que se produjo un intercambio de palabras, el cual terminó en una invitación al representante estudiantil para abandonar el despacho, donde tuvo lugar la entrevista en cuestión. Pasados unos días, el incidente fue olvidado por ambas partes. No hubo microscopio, pero sí una modesta dotación de libros para la biblioteca de cada una de las 18 Escuelas Normales Rurales existentes en los años cincuenta del siglo XX.

Al concluir su educación normal ingresó a la Secretaría de Educación Pública como profesor de enseñanza primaria, cargo que desempeñaba por las mañanas, mientras que por la tarde y noche cursaba los estudios correspondientes a la carrera de biólogo en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (1957-1960).

En 1961, por invitación del Director General del Instituto Politécnico Nacional, se incorporó como profesor en el nivel prevocacional de dicha institución. El Profesor Vela escogió esa fase del ciclo educativo por considerar que en ella se presentan las mayores dificultades técnico-pedagógicas, como resultado de la edad de los educandos.

Su labor docente también incluyó la preparación de los futuros ingenieros forestales, ya que impartió la cátedra de Botánica Forestal en la Escuela Nacional de Agricultura, Universidad Autónoma de Chapingo, en el periodo 1975-1978.

Durante el último año de sus estudios de licenciatura (1960) ingresó al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales (el actual Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias), en la Sección de Botánica, a cargo del ingeniero Jesús Vázquez Soto. Ahí conoció al biólogo Xavier Madrigal Sánchez con quién estableció una fuerte relación como compañeros de trabajo.

En la Sección de Botánica era necesario dar apoyo al personal adscrito a las áreas de Semillas, Tecnología de la Madera, Comisión de Dioscóreas, Comisión de Zonas Áridas para la identificación de las especies vegetales, ayuda que era extensiva a los prestadores de servicios técnicos forestales, actividad que llevó a la acumulación de material botánico, lo cual condujo, por razón natural, a la necesidad de integrar el Herbario Nacional Forestal (INIF), que ahora lleva su nombre. En paralelo, el Profesor Vela diseñó un control a base de tarjetas que hizo posible, sin tocar los ejemplares de herbario, saber con cierta facilidad cuántos ejemplares formaban parte de la colección, cuántas especies estaban representadas, cuántos ejemplares había de cada especie y por entidad federativa. Así, durante muchos años fue el único herbario en México que contó con un sistema de control de este tipo.

Al ser nombrado Jefe del Departamento de Ecología y posteriormente al frente del de Protección Forestal elaboró los correspondientes programas de trabajo a nivel nacional y dedicó muchas horas de trabajo a orientar a los investigadores que estaban bajo su responsabilidad, esfuerzo que le impidió realizar más trabajos de investigación de los que llevó a cabo. Además, su manera de dirigir al personal a su cargo fue un reflejo claro de su ineludible vocación docente. Resultaba inconfundible su actitud etadora ante cualquier investigador, novato o de experiencia, que llegaba al Herbario para que identificara una serie de ejemplares botánicos, lo cual de inicio podía resultar incómodo, por decir lo menos, pero que siempre llevaba la intención de enseñar cómo hacerlo y despertar el interés por la taxonomía, como herramienta indispensable en el manejo de los recursos naturales. Es por ello que si se juzga la obra del biólogo Luciano Vela solamente a partir de los escuetos datos de su hoja de vida, muchas de sus aportaciones al sector forestal quedan ocultas.

El análisis general de la obra documental del biólogo Luciano Vela evidencia que gran parte de su trabajo estuvo enfocado a la investigación ecológica; prueba de ello son sus contribuciones a la ecología de Pinus patula, de los encinos de la Meseta Tarasca, de la jojoba; influencia de la luz solar sobre plantas de vivero de Pinus patula y P. montezumae, a la dinámica de los bosques de coníferas de México, por mencionar algunas. Además de la aplicación de la ecología a los procesos productivos, entre los que destacan: la tipología ecológica como base de la planeación agropecuaria y forestal; una perspectiva ecológica en el aprovechamiento de los recursos naturales de la península de Baja California; la selección de especies, criterios para el establecimiento de plantaciones forestales por área ecológica; el plan de desarrollo de la sierra de Morones.

La taxonomía vegetal es otra área en la cual incursionó, con especial atención a la administración de los herbarios y su importancia en el manejo y aprovechamiento de los bosques. Algunos de los documentos representativos de su labor en esta área del conocimiento son los referentes a Pinus strobus var. chiapensis en la Sierra Madre del Sur; Lista florística de Zacatecas; Importancia de los herbarios, Instructivo para la colecta de material botánico; Importancia del Herbario Nacional Forestal (INIF).

Luciano Vela estaba convencido de la necesidad de promover el desarrollo sustentable. Al respecto, impulsó el ecoturismo en la sierra de Morones, y la creación de posadas rurales. Logró que un grupo de pequeños propietarios dominaran la técnica de construcción y manejo de hornos de mampostería para producir carbón vegetal de mejor calidad que el generado en hornos tradicionales de tierra. Esta tarea forma parte de todo un plan general de conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos bióticos, del suelo y el agua de esa región, y que llevó a constituir una Unidad de Manejo Sustentable de la Vida Silvestre, en la que participa un número regular de pequeños propietarios y cada año se practica el deporte cinegético.

En el mismo tenor, y como elemento de su siempre latente vocación docente, en forma conjunta con otros egresados de las normales rurales elaboró una propuesta para la modificación de dichas instituciones, cuyo fin último es el de preparar maestros para el campo de alta calidad técnico pedagógica; además de buscar su transformación en puestos de avanzada del Desarrollo Sustentable Regional.

Luciano Vela también documentó el conocimiento tradicional y su significado ecológico; así, en la obra intitulada Morada de Duendes, Hongos y Fabulas, el Señor de los Animales castiga al cazador que hace mal su trabajo, y en consecuencia mata animales salvajes sin cubrir una necesidad básica; y la deidad maya sanciona al agricultor que desmonta más tierra de la necesaria. Además, por un periodo superior a 20 años mantuvo vigente dos colaboraciones semanales, Novedades Científicas, en la página de Ciencia del periódico El Día, firmadas con el seudónimo de Agustín Graco.

El interés por la participación social lo llevó a incursionar en el terreno de las actividades sindicales. En la actualidad, todos los trabajadores del Estado reciben una prestación al momento de jubilarse, conocida como prejubilación que consiste en una licencia para no asistir a sus labores durante los tres últimos meses de trabajo, con el fin de realizar los trámites correspondientes a su jubilación. Este beneficio lo consiguió el biólogo Luciano Vela para los trabajadores de la Subsecretaría Forestal y posteriormente se hizo extensivo para todos los trabajadores de la Secretaría de Agricultura, al final se generalizó a todo el personal al servicio del gobierno federal.

La prolífica vida profesional de Luciano Vela fue reconocida, afortunadamente en vida, en más de una ocasión mediante la entrega de diversos galardones entre ellos: la mención honorífica en el examen para optar por el título de Biólogo; denominación del Herbario Nacional Forestal (INIF) como Luciano Vela Gálvez (1989); diploma de reconocimiento otorgado por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (1994); varios diplomas de reconocimiento otorgados por el gobierno del estado de Zacatecas (1995, 1998); diploma de reconocimiento del Centro de Actualización del Magisterio en el Estado de México (1998); reconocimiento de la Sociedad Etnobiológica Mexicana (1999); Premio Nacional Forestal. Sector Académico (1999); Medalla al Mérito Sanmarqueño José Santos Valdés, otorgada por la Asociación de Ex-Alumnos de San Marcos, con motivo del 75 Aniversario de la fundación de la Escuela (octubre de 2008); reconocimiento por contribuir al desarrollo de la ciencia y tecnología a favor del sector forestal otorgado por el INIFAP (2009). A partir de marzo de 201, el Museo Comunitario de El Plateado, Zac., lleva su nombre.

Estas líneas constituyen un asomo a la vida profesional de un biólogo, pionero de la botánica forestal, mentor de una gran cantidad de biólogos e ingenieros forestales, tanto en las aulas como en la labor cotidiana de la investigación forestal; quien, además, fue ejemplo del respeto y cuidado que se debe tener a los ecosistemas forestales.

El Comité Editorial de la Revista Mexicana de Ciencias Forestales dedica el presente número al biólogo Luciano Vela Gálvez como homenaje póstumo a la trayectoria de uno de los investigadores insignes del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, quien además formó parte, en su momento, del comité editorial de la revista Ciencia Forestal en México antecesora de la actual publicación.

Celebremos, entonces, la vida de Luciano Vela Gálvez reconociendo sus aportaciones al conocimiento, en general, y las enseñanzas que de manera particular recibimos quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo. Recordémoslo dicharachero, bromista y, a la vez, severo.

"No hay que llorar la muerte, es mejor celebrar la vida"
(Jaime Sabines)

 

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