Introducción
El culturismo es el deporte que busca el desarrollo y la definición muscular, la simetría, los bajos niveles de grasa y su posterior presentación en escenarios (Escalante et al., 2021; Monteiro et al., 2021). La participación de mujeres en este deporte ha incrementado paulatinamente (Whitehead et al., 2020), y el interés por el culturismo femenino se ha popularizado (Angoorani et al., 2018; Chappell et al., 2018; Chappell et al., 2019; Goldfield, 2009; Gwizdek et al., 2018; Hale et al., 2013; Karimian & Shekarchizade, 2011; Skemp et al., 2013; Whitehead et al., 2020).
Diversos autores han advertido sobre los riesgos de actitudes y conductas asociados con esta práctica deportiva, por ejemplo: consumo de suplementos alimenticios (SA) (Bert et al., 2020; Chappell et al., 2019; Mazzilli et al., 2021; Tavares et al., 2020) y esteroides anabólicos androgénicos (EAA) (Angoorani et al., 2018; Tavares et al., 2020). Esto puede deberse a las exigencias físicas de los culturistas para obtener un cuerpo perfecto, haciendo uso de sustancias ergogénicas para estimular el desarrollo de la fuerza, el aumento muscular y la disminución de grasa corporal, mismo que puede continuar a pesar de tener conocimiento acerca de sus efectos y consecuencias negativas (Avella & Medellín, 2012; Rodríguez et al., 2011; Sánchez et al., 2021), por ejemplo, la dependencia, el insomnio, los dolores de cabeza, las afecciones en tejidos mamarios, la calvicie e incluso pérdida de la visión (Al & Azmi, 2017). Es importante referir que México es considerado un paraíso para la venta y consumo de EAA (Cupido, 2021), y en muchas ocasiones, el consumo de estas sustancias no es supervisado por especialistas de la salud, sino que es sugerido por entrenadores, amigos e incluso por la misma publicidad (Rodríguez et al., 2011; Sánchez et al., 2021). Esta situación es alarmante al considerar que las personas pueden ingerir estas sustancias sin tener conocimiento pleno de lo que contienen. Además, estas sustancias pueden estar contaminadas, de forma intencional o no, y tener componentes no declarados en las etiquetas (Zapata, 2021).
Por otro lado, a nivel internacional la World Anti-Doping Agency (WADA, 2021), enuncia una serie de sustancias y regulaciones respecto a su uso y distribución. Sin embargo, en México, la Ley de Salud contempla la regulación sobre el uso de SA, pero no de EAA. Recientemente, a partir de hallazgos científicos, investigadores mexicanos presentaron una iniciativa para reformar la Ley sobre la prescripción y venta de EAA, así como la búsqueda de una normatividad aplicable a establecimientos cubiertos o descubiertos, destinados para la práctica de ejercicios o deporte (Castillo et al., 2019).
Como señala la literatura, el consumo de sustancias y la práctica deportiva son algunos factores de riesgo para el desarrollo de trastornos relacionados con la imagen corporal y la alimentación (p.e. Trastornos de la Conducta Alimentaria [TCA] y Dismorfia Muscular [DM]), principalmente por la adicción al ejercicio (Szabo et al., 2015), la búsqueda de la mejora física, la preocupación por la delgadez y el deseo de alcanzar los estándares de belleza (Baile et al., 2005; Hale et al., 2013; López & García, 2015). Incluso, similar a lo que ocurre en la población general, las mujeres deportistas tienen patrones que caracterizan a los TCA (Márquez, 2008), ya que existe evidencia de que casi la mitad de las asistentes al gimnasio presentan riesgo TCA (Restrepo & Castañeda, 2020).
De este modo, algunos investigadores han resaltado la importancia de realizar exploraciones en deportistas, con la finalidad de diseñar programas de prevención de TCA (Díaz, 2005); para advertir y regular el dopaje deportivo, fomentando la salud y la práctica de deporte limpio (Couttolenc, 2018; Olalla & Tercero, 2011); y de comprensión, predicción y tratamiento de la DM (López et al., 2013). Sin embargo, aunque las mujeres no están exentas de estos riesgos, la mayoría de los estudios sobre consumo de sustancias y/o síntomas de DM se han realizado con muestras de hombres (Cervantes-Luna et al., 2021; García-Rodríguez et al., 2017; Althobiti et al., 2018; Devrim et al., 2018; Escoto et al., 2012; Gilchrist., 2008; Hackett et al., 2013; Halliwell et al., 2007; Klimek et al., 2018; Mitchell et al., 2017; Santos et al., 2011). Además, es importante considerar que México es uno de los países con mayor número de gimnasios en todo el mundo (Victoria, 2018) y ocupa el segundo lugar en América Latina (Tu interfaz de negocios, 2018). Con la finalidad de contribuir a este campo del conocimiento en muestras de mujeres y con miras a desarrollar estrategias de prevención de la enfermedad y promoción de la salud, el objetivo de la presente revisión sistemática de la literatura fue describir el consumo de sustancias ergogénicas, la dependencia al ejercicio y la presencia de síntomas de TCA y DM, en mujeres usuarias de gimnasio.
Método
Se llevó a cabo una búsqueda de información a partir de la declaración y lista de verificación PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews, Page et al., 2020), utilizando los términos y operadores booleanos: Gym users OR Bodybuilding OR Weight trainer OR women fitness OR women bodyfitness OR women’s bikini OR women’s wellness OR women’s physique AND Substance use OR consumption OR intake OR Substances OR Supplements OR Steroids OR AAS OR Exercise dependence OR Ergogenic OR Muscle dysmorphia OR muscularity OR Eating disorders OR anorexia OR bulimia, en las bases de datos PubMed, PsycINFO y MEDLINE. La búsqueda de información se limitó al título y resumen en el idioma inglés y español, y se identificaron documentos publicados entre marzo de 1964 y septiembre de 2021.
Se incluyeron artículos originales que cumplieran con las siguientes características: 1) publicados en revistas arbitradas, revisadas por pares; 2) incluyeron a mujeres usuarias de gimnasio y/o culturistas en su muestra; 3) evaluaron el consumo de SA, consumo de EAA, dependencia al ejercicio, síntomas de DM y/o síntomas de TCA; y 4) en caso de incluir hombres en la muestra, que el análisis de los resultados se haya realizado por sexo, especificando los hallazgos en mujeres. Los criterios de exclusión descartaron los siguientes documentos: 1) revisiones de la literatura; 2) artículos sobre evaluación de propiedades psicométricas, 3) manuscritos sobre programas de entrenamiento o intervenciones psicológicas; 4) tesis, libros, congresos y páginas internet; y, 5) estudios e investigaciones que consideran otro tema o muestra. Al aplicar los criterios de inclusión y exclusión se identificaron 22 investigaciones que forman parte de esta revisión sistemática (Figura 1).
Con la finalidad de identificar la confiabilidad de los estudios, se consideró la herramienta de valoración crítica para evaluar la calidad de los estudios transversales (AXIS, Downes et al., 2016), la cual se divide en cinco secciones: 1) introducción, 2) método, 3) resultados, 4) discusión y, 5) otros. Las secciones fueron revisadas por tres investigadores, quienes concluyeron mantener los 22 artículos, debido a que todos puntuaron por encima de 15 ítems. Para la extracción de los metadatos se diseñaron cuatro tablas de vaciado que incluyeron toda la información de interés: características generales, características metodológicas, así como los hallazgos principales en cuanto a dependencia al ejercicio y motivos para ejercitarse, la prevalencia, motivos de consumo y sustancias más utilizadas (tanto SA como EAA); y, los síntomas de DM y TCA.
Resultados
Características generales de los estudios
Los estudios fueron publicados entre 2003 y 2021. La mayoría de las investigaciones fueron realizadas en 2018 (Angoorani et al., 2018; Chappell et al., 2018; Gwizdek et al., 2018) y 2020 (Freire et al., 2020; Ruano & Teixeira, 2020) como se observa en la Tabla 1. Diez estudios (45.5%) fueron realizados en el continente Europeo (Chappell et al., 2018; Chappell et al., 2019; Gwizdek et al., 2018; Leifman et al., 2011; Ravaldi et al., 2003; Ruano et al., 2020; San Mauro et al., 2014; Sánchez-Oliver et al., 2008; Solheim et al., 2016; Thomas et al., 2019), tres (13.6%) en Asía (Angoorani et al., 2018; Attlee et al., 2017; Karimian et al., 2011), seis en el continente americano (27.3%), tanto en América del Norte (Goldfield, 2009; Hale et al., 2013; Ip, et al., 2010; Skemp et al., 2013), como en América del Sur (de Medeiros et al., 2021; Freire et al., 2020). El resto de los estudios se realizaron en Oceanía (Ravaldi et al., 2003; Whitehead et al., 2019) y en África (Ali & Elgamal, 2016).
Estudio País | Participantes (n) | Sexo | Edad Me(DE) | Instrumentos |
---|---|---|---|---|
de Medeiros et al. (2021) Brasil | BB (19) | M | 24 | BMI |
UG (19) | 25 | BSQ | ||
MS (19) | 25 | FRS | ||
EAT-26 | ||||
BITE | ||||
Freire et al. (2020) Brasil | Fitness (44) | M (38) y H (22) | 26.52(7.76) | EAT-26 |
Crossfit (16) | ORTO-15 | |||
BSQ | ||||
SDE | ||||
Whitehead et al. (2019) Australia | Culturistas femeninas (348) | M | 31.4(8.1) | EDI (subescalas: insatisfacción y bulimia) |
PWCM | ||||
TFEQ-CDR (subescalas) | ||||
Ruano & Shekarchizade. (2020) Portugal | UG (459) | M (301) y H (158) | 33(10) | CA |
Chappell et al. (2019) Inglaterra | PRO (5) | M (14) | 45.6(9.3) | Test de laboratorio |
AMA (9) | y H (33) | 36.0(7.9) | Cuestionario de hábitos | |
PRO (8) | 34.9(8.6) | alimenticios | ||
AMA (25) | 29.7(8.5) | ANS | ||
Thomas et al. (2019) Italia, Turquía e Inglaterra | UG (916) | M (212) y H (704) | 26.7(7.8) | CA sobre la ingesta de alimentos y suplementos |
Angoorani et al. (2018) | Culturistas recreacionales | M | 26.3(6.3), rango: 15 a | Entrevista |
Irán | (289) | 52 años | MBSRQ-AS | |
BASS | ||||
Attlee et al. (2017) Emiratos Árabes | UG (320) | M (64) y H (256) | R= 18-60 años | CA de complementos dietéticos |
Chappell et al. (2018) Inglaterra | Culturistas competidores | M (16) | 34.2(10.2) | ANS |
(51) | H (35) | 32.2 (14.0) | Prueba de drogas- Polígrafo | |
Cuestionario de hábitos | ||||
alimenticios y de entrenamiento | ||||
Gwizdek et al. (2018) Polonia | AAR (154) | M (168) | 27.49(7.48) | Encuesta sobre uso de EAA |
Culturistas (281) | y H (267) | |||
Solheim et al. (2016) Dinamarca | Atletas de elite (170) | M (51) | 26.9(5.5) | Formulario de control de uso y dopaje |
Clientes fitness (272) | H (391) | 25.6(6.0) | ||
Ali & Elgamal. (2016) Egipto | Aprendices de gimnasio | M (173) | ≥20 | Cuestionario de uso de |
(450) | H (277) | suplementos | ||
San Mauro et al. (2014) España | UG (264) | M (108) | 35.9(11.07) | Cuestionario integrado: ADM |
H (156) | STAXI-2 | |||
EEQ | ||||
MBSRQ-AS | ||||
Hale et al. (2013) Estados Unidos | Culturistas expertas (26) | M | Rango: 18- 48 | EDS |
Culturistas novatas (29) | BDS | |||
Levantadoras de fitness (19) | MDI | |||
DFT | ||||
Skemp et al. (2013) Estados Unidos | Competidores (85) | M (54) | 31(12) | MDI |
NC (48) | H (79) | |||
Leifman et al. (2011) Suecia | UG (1752) | M (563) | (38) | Cuestionario de intensidad de entrenamiento y uso de EAA |
H (1183) | (33) | |||
Karimian & Shekarchizade. (2011) Irán | Culturistas (500) | M (250) | Rango = 18-31 | Lista de verificación de una página (tipo, frecuencia y razones de uso de suplementos) |
H (250) | ||||
Ip et al. (2010) Estados Unidos | Entrenadores de fuerza (518) | M (12) | 32.3(11.7) | Encuesta en la web sobre uso de EAA |
H (506) | 29.3(9.1) | |||
Goldfield, G. (2009) Canadá | Culturistas femeninas competitivas (20) | M | 26.3(3.6) | BDI |
Controles recreativos de entrenamiento con pesas femenino (25) | EDI | |||
C-DIS | ||||
NIMH-DIS | ||||
Criterios del DSM III-R | ||||
27.3(5.7) | Cuestionario de culturismo ASQ | |||
Sánchez-Oliver et al. (2008) España | UG (415) | M (155) | 34.43(12.06) | Cuestionario de datos, actividad física, suplementación y consumo con legalidad y perjuicio a la salud. |
H (260) | 29.95(10.22) | |||
McCabe et al. (2006) Australia | UG (258) | M (151) | 39.17(13.14) | BCI (subescalas: pérdida de peso y crecimiento muscular) |
H (107) | ||||
EES | ||||
EDI | ||||
FSS | ||||
BISIS | ||||
IBS | ||||
PMIS | ||||
Ravaldi et al. (2003) Italia | BB (113) | M y H | 16.2(4.1) | BDI |
M UG (54) | 19.6(6.0) | STAI | ||
H NC (44) | 17.5(6.3) | BUT | ||
M control (105) | 28.3(7.3) | EDE | ||
H control (30) | 28.3(6.8) |
Notas. n = numero de participantes; me = media; DE = desviación estándar BB = Bailarinas de Ballet; UG = Usuarias de Gimnasio, MS = Mujeres Sedentarias, NC= No Competidor, CA= Cuestionario Adaptado, ANS= Análisis Nutriional por Software, BMI = Body Mass Index, BSQ = Body Shape Questionnaire, FRS = Figure Rating Scale EAT-26 = Eating Attitudes Test, BITE = Bulimic Investigatory Test Edinburgh, ORTO-15 = Questionnaire for the diagnosis of Orthorexia, SDE = Scale of dedication to exercise, QAD-Fit = Questionnaire of Attitudes toward Doping in Fitness, EDI = Eating Disorder Inventory, PWCM = Pathogenic Weight Control Measures, TFEQ-CDR = The Cognitive Dietary Restraint subscale of the Three-Factor Eating Questionnaire, MBSRQ-AS = Multidimensional Body-Self Relations Questionnaire-Appearance Scales, BASS = Body Areas Satisfaction Scale, ADM = Adherencia a Dieta Mediterranea, STAXI-2 = Inventario de Expresión de Ira Estado-Rasgo, EEQ = Cuestionario de Comedor Emocional adaptado, MBSRQ = Multidimensional Body Self Relations Questionnaire, EDS = Exercise Dependence Scale, BDS = Bodybuilding Dependence Scale, MDI = Muscle Dysmorphia Inventory, DFT = The Drive for Thinness Scale of the Eating Disorder Inventory, BDI = Beck Depression Inventory, C-DIS = Eating Disorder section of the validated Computerized Diagnostic Interview Schedule, NIMH-DIS = National Institute of Mental Health Diagnostic Interview Schedule, ASQ = The Anabolic Steroid Questionnaire, PRO = Profesionales, AMA = Amateur, AAR = Atletas Amateur y Recreacionales. BCI = Body Change Inventory, SLWSIM = Strategies to Lose Weight and Strategies to Increase Muscle Size, EES = Excessive Exercise Scale, FSS = Food Supplements scale, BISIS = Body Image Satisfaction and Importance Scale, IBS = Ideal Body Scale, PMIS = The Perceived Media Influences Scale, STAI = Statetrait Anxiety Inventory, BUT = body uneasiness test, EDE = Eating Disorders.
Características metodológicas de los estudios
Los estudios tuvieron como propósito evaluar el consumo de SA (n = 8, Ali et al., 2016; Attlee et al., 2017; Chappell et al., 2018; Chappell et al., 2019; Karimian et al., 2011; Ruano et al., 2020; Sánchez-Oliver et al., 2008; Thomas et al., 2019), el consumo de EAA (n = 5, Angoorani et al., 2018; Gwizdek et al., 2018; Ip et al, 2010; Leifman et al., 2011; Solheim et al., 2016) y los síntomas de DM y/o TCA (n = 9, de Medeiros et al., 2021; Freire et al., 2020; Goldfield, 2009; Hale et al., 2013; McCabe et al 2007; Ravaldi et al., 2003; San Mauro et al., 2014; Skemp et al., 2013; Whitehead et al., 2019) en usuarios y usuarias de gimnasio, competidores y no competidores.
En la mayoría de los estudios participaron usuarios de gimnasio de ambos sexos, sólo cinco (22.7%) fueron realizados exclusivamente en mujeres (Angoorani et al., 2018; de Medeiros et al., 2021; Goldfield, 2009; Hale et al., 2013; Whitehead et al., 2019). En cuanto la edad de los participantes, las investigaciones incluyeron muestras de todos los grupos etarios (Tabla 1).
Respecto a los instrumentos utilizados, se emplearon medidas de autoinforme previamente validados, o bien, creados exprofeso(Ali et al., 2016; Attlee et al., 2017; Chappell et al., 2018; Chappell et al., 2019; Karimian et al., 2011; Ruano et al., 2020; Sánchez-Oliver., 2008; Thomas et al., 2019), específicamente, para valorar el consumo de SA y EAA, la mayoría de los autores diseñaron cuestionarios propios (Tabla 1). Los instrumentos más frecuentes para medir los síntomas de TCA fueron el Inventario de Trastornos de la Conducta Alimentaria (EDI, Goldfield, 2009; Mc-Cabe et al., 2007; Whitehead et al., 2019) y la Escala de Actitudes Alimentarias (EAT-26, de Medeiros et al, 2021; Freire et al., 2020), el Inventario de Dismorfia Muscular (MDI) fue el instrumento más utilizado para medir DM (Hale et al., 2013; Skemp et al., 2013). Para evaluar la imagen corporal y la satisfacción con el propio cuerpo, los instrumentos más utilizados fueron el Cuestionario de Insatisfacción Corporal (BSQ, de Medeiros et al., 2021; Freire et al., 2020) y el Cuestionario de Relaciones Multidimensionales del Cuerpo (MBSRQ-AS, Angoorani et al., 2018; San Mauro et al., 2014).
Principales hallazgos
Dependencia al entrenamiento y motivos para ejercitarse
A partir de las puntuaciones medias y las desviaciones estándar informadas en los estudios, se identificó que las mujeres realizaban ejercicio en el gimnasio entre 2.69 (DE = 2.11) y 7.5 (DE = 3.6) horas por semana (Angoorani et al., 2018; Ip et al., 2010) y entre 3.44 (DE= 0.76) y 5.2 (DE = 0.9) días a la semana (Ip et al., 2010, Thomas et al., 2019). El tiempo que llevaban ejercitándose varió de 3.96 (DE = 3.16) a 8.1 años (DE = 10.3) (Chappell et al. 2018; Hale et al, 2013). Asimismo, algunas de las participantes tenían entre 1.9 (DE = 0.7) y 3.6 (DE = 2.4) años compitiendo (Chappell et al., 2019; Chappell et al., 2019). Se encontró que las usuarias de gimnasio presentan dependencia al ejercicio (29.6%, Skemp et al., 2013), mayormente en atletas culturistas (48.98%) en comparación con las mujeres usuarias de gimnasio amateur (32.86%, Gwizdek et al., 2018).
Las mujeres usuarias de gimnasio indican que algunas de las razones para asistir al gimnasio son: estar en forma, por su salud, por realizar actividad física (Sánchez-Oliver et al., 2008), con el objetivo de competir en un deporte físico (44.3%), para mejorar la imagen corporal (37.4%) y mejorar la autoestima (33.6%) (Whitehead et al., 2019). Un dato de relevancia indica que las mujeres que no tomaban EAA son más dependientes del ejercicio que las mujeres que usan esteroides (Gwizdek et al., 2009).
Prevalencia, motivos de consumo y SA más utilizados
Como se observa en la Tabla (2), la prevalencia de consumo de SA osciló entre 12.9% y 50.7% (Attlee et al., 2017; Ruano et al., 2020), siendo las proteínas en polvo la sustancia más consumida (Chappell et al., 2018; Chappell et al., 2019; Ruano et al., 2020; Thomas et al., 2019), desde un 5% hasta un 100% de consumo (Chappell et al., 2019; Thomas et al., 2019). Los principales motivos de consumo fueron la ganancia de músculo, prevenir problemas nutricionales, incrementar la recuperación, mejorar el sistema inmunológico y el rendimiento, y adelgazar y/o perder peso (Ali et al., 2016; Karimian et al., 2011; Ruano et al., 2020).
Estudio | Frecuencia de entrenamiento | Prevalencia de uso de SA | Tipos de SA | Motivos de uso de SA |
---|---|---|---|---|
Ruano & Shekarchizade. (2020) | N/E | 50.7% usan SA | Proteínas, barras deportivas, ácidos grasos, multivitamínico o suplementos minerales, magnesio y vitamina D | (45.1%) ganar masa muscular (39.2%) acelerar la recuperación (34.3%) mejorar el rendimiento |
Chappell et al. (2019) | PRO: 4.3 (DE = 2.3) años entrenando y 3.6 (DE = 2.4) compitiendo AMA: 5.3 (DE = 2.7) años entrenando y 2.7 (DE = 1.2) años compitiendo | 100% profesionales y amateur consumen PP | PRO (PP, aminoácidos, vitamina C, Multivitamínic) AMA (PP, Omega 3) | N/E |
Thomas et al. (2019) | Italia 3.61 (DE = 0.95) DS Turquía 3.44 (DE= 0.76) DS Inglaterra 3.94 (DE = 0.78) DS | 5% consumen proteínas con frecuencia (3.5 DS, DE = 0.8) | N/E | N/E |
Attlee et al. (2017) | N/E | 12.9% consumen SA | Cafeína (50%) y Multivitamínicos (38.9%) | Aumentar energía, mantener la salud y prevención nutricional |
Chappell et al. (2018) | M (M = 8.1, DE = 10.3) entrenando, (M = 1.9, DE =0.7) compitiendo H (M= 14.2 DE =14.1) entrenando, (M = 3.5, DE =2.6) compitiendo | N/E | Durante la competencia se eleva el uso: (88.9 %) PP, (60%) Multivitamínicos, (53.5%) BCAA y (50.8%) Creatina. | N/E |
Ali & Elgamal. (2016) | N/E | 29.7% consumen SA | (54.9%) vitaminas / minerales, (47.1%) grupos naturales de SA | Prevención de problemas nutricionales o médicos (76.6%) y para adelgazar y perder peso (23.3%) |
Karimian & Shekarchizade. (2011) | N/E | 11.2% son propensas a consumir SA | Minerales y vitaminas | Problemas de salud (59%) y mejorar el sistema inmunológico (53%) |
Sánchez-Oliver et al. (2008) | M = 3.41 (DE=0.97) | N/E | Consumo de diuréticos (29.7%), complejo vitamínico (18.7%), Chitosan (14.2%), Lecitina de soja (12.9%) | Mejorar el aspect físico, prevenir y cuidar el estado de salud. Corregir algún deficit o patología de salud |
Notas: N/E = No especifica, SA = Suplementos Alimenticios, M = Mujer, M = media, DS= Días por Semana, PP= Proteína en polvo
Prevalencia, motivos de consumo y EAA más utilizados
La prevalencia de consumo de EAA (Tabla 3) osciló entre 8.7% y 34.3% (Attlee et al., 2017; Gwizdek et al., 2018). Algunos usuarios pueden combinar el uso de EAA con el de otras drogas (p.e. anfetaminas y metanfetaminas) y/o suplementos (Solheim et al., 2016). Se reporta a la oxandrolona oral, EAA derivado de la testosterona, como la sustancia más consumida (Ip et al., 2010), esta sustancia favorece el nivel de proteína en el cuerpo. El principal motivo para usar algún tipo de EAA en mujeres fue la mejora del rendimiento físico (Ip et al., 2010).
Estudio | Frecuencia de entrenamiento | Prevalencia de uso de EAA | Tipos de EAA | Motivos de uso de EAA |
---|---|---|---|---|
Angoorani et al. (2018) | En mujeres que no usan EAA: 5.97 HS (DE = 2.31) En mujeres que usan EAA: 2.69 HS DE = 2.11 Parámetros como la frecuencia de actividad deportiva, experiencia deportiva, el nivel de educación y el estado civil fueron demostrado estar asociado con el uso indebido de EAA entre las culturistas | 24.2% reportan uso de EAA | Combinación con Somatotropina (38.8%), anfetaminas y metanfetaminas (3.5%) | N/E |
Gwizdek et al. (2018) | 32.86% de las usuarias amateur presentan alta dependencia al ejercicio 48.98% de las atletas presentan alta dependencia al ejercicio las cuales no consumen esteroides | 8.7% consumen EAA | N/E | N/E |
Solheim et al. (2016) | N/E | 70.7% consumen drogas 34.3% consumen ayudas ergogénicas 92.6% de deportistas de élite y 100% clientes fitness utilizan uno o más suplementos de nutrición | N/E | N/E |
Leifman et (2011) Ip et al. (2010) | 9.4% entrenan 5 o más DS al. M = 7.5 (DE = 3.6) HS M = 5.2 (DE = 0.9) DS M = 6.9 (DE = 2.9) años entrenando | 5.6% Consumen suplementos diarios o semanalmente 41.7% de las usuarias de EAA son culturistas competitivas; 7 de las 12 se han inyectado EAA y 11 de 12 planean usarlas en el futuro | Oxandrolona oral (50%), nandrolona (16,7 %), boldenona (16,7 %), estanozolol (16,7 %), metandrostenolona oral (8,3%) y propionato de testosterona (8.3%) | Mejorar el rendimiento |
Notas: N/E = No especifica, EAA = Esteroides Androgénicos Anabolizantes, M = media, DE = desviación estándar, HS= horas por semana, DS= Días por Semana
Síntomas de DM y TCA
Algunos síntomas de DM (Tabla 4) presentes en las mujeres usuarias de gimnasio y culturistas son: distorsión de la imagen corporal (87.5%), insatisfacción de la imagen corporal (70.6%, de Medeiros et al., 2021)), consumo de sustancias (24%), comparación con otras mujeres (33%, San Mauro et al., 2014), dependencia al ejercicio (Hale et al., 2013), ejercicio excesivo y búsqueda de aumento y tono muscular (Goldfield, 2009; Skemp et al., 2013; McCabe et al., 2007), por otro lado, entre un 20.6% a 46.6% de las usuarias de gimnasio presentan TCA (Tabla 4, Ravaldi et al., 2003; Whitehead et al., 2019), donde destacan síntomas como la presencia de atracones, vómitos autoinducidos y uso de laxantes (Whitehead et al., 2019).
Estudio | Frecuencia de entrenamiento | Síntomas de DM | Síntomas de TCA |
---|---|---|---|
De Medeiros et al. (2021) | M = 3.0 horas por semana | 14 (87.5%) presentan distorsión de la imagen corporal 12 (70.6%) presentan insatisfacción de la imagen corporal | 1 usuaria de gimnasio presenta desórdenes alimenticios 31.6% presentan conductas anómalas alimenticias Relación negativa entre usuarias de gimnasio y presencia de anorexia |
Freire et al. (2020) | N/E | Las mujeres presentan mayor insatisfacción corporal y adicción al ejercicio | M = 29.42 (DE = 29.36) con TCA |
Whitehead et al. (2019) | 6.0 ± 7.1 semanas para preparación a la competencia | Objetivos físicos (74.8% ganar musculo, 49.4% perder grasa y 29.4% mantener musculo) | 46.6% con TCA 28.2% conductas compensatorias 5.2% realizan atracones, vómitos auto inducidos y uso de laxantes Para la pérdida de grasa (49.4%) y mantenimiento muscular (29.4%) |
San Mauro et al. (2014) | N/E | 24% consumen alguna bebida para mantener, perder peso o ganar musculatura (té verde, verduras, cola de caballo, lácteos desnatados y diuréticos) 33% se comparan con otras mujeres | N/E |
Hale et al. (2013) | Expertas M = 5.00 (DE = 1.10) semanal, 7.95 (DE = 5.65) años de entrenamiento Novatas M = 5.13 (DE = 1.99) semanal, 7.48 (DE = 5.23) años de entrenamiento Fit M = 3.63 (DE = 1.26) semanal, 3.96 (DE = 3.16) años de entrenamiento | Mujeres novatas presentan mayor dependencia al ejercicio (M = 8.34 [DE = 3.21]) y mayor uso de fármacos en expertas M = 18.42 [DE = 2.77]) | 13.5% riesgo de TCA |
Skemp et al. (2013) | N/E | Puntuaciones altas en subescalas de conductas dietarías: dependencia al ejercicio (M = 16, DE = 4), tamaño del cuerpo y uso de suplementos (M = 10, DE = 6) | N/E |
Goldfield, G. (2009) | N/E | Puntuaciones altas en la búsqueda de aumento (22.7) y tono muscular en culturistas competidoras (23.5) 40% consumen EAA | Síntomas de Bulimia (M = 2.5) |
McCabe et al. (2006) | N/E | Ejercicio excesivo (M = 26.77) Puntajes altos en variables de búsqueda de la delgadez y perder peso Mayores niveles de insatisfacción corporal y adhesión al ideal femenino | Con insatisfacción corporal, la variable bulimia incrementa un 16% |
Ravaldi et al. (2003) | N/E | N/E | TCA (anorexia nerviosa 2.6%; trastornos de la alimentación no especificados de otra manera 18%). En las subescalas por la preocupación por el peso y la forma puntúan por encima en comparación con representantes de otras áreas. |
Notas: N/E = No especifica, DM = Dismorfia Muscular, TCA = Trastornos de Conducta Alimentaria, M = media
Discusión
El objetivo de esta investigación fue identificar el estado de conocimiento respecto al uso de SA, EAA, dependencia al ejercicio y síntomas de DM y TCA en mujeres usuarias de gimnasio. Estos temas han sido descritos en muestras de hombres (Althobiti et al., 2018; Cervantes-Luna et al., 2021; Devrim et al., 2018; Escoto et al., 2012; Gilchrist, 2008; Hackett et al., 2013; Halliwell et al., 2007; Klimek et al., 2018; Mitchell et al., 2017; Santos et al., 2011) y muestras mixtas (Ali et al., 2016; Attlee et al., 2017; Chappell et al., 2018; Chappell et al., 2019; Freire et al., 2020; Gwizdek et al., 2018; Ip et al., 2010; Karimian et al., 2011; Leifman et al., 2011; McCabe et al 2007; Ruano et al., 2020; Sánchez-Oliver et al., 2008; San Mauro et al., 2014; Skemp et al., 2013; Solheim et al., 2016; Thomas et al., 2019). A nuestro saber, este es uno de los primeros estudios que sintetiza los hallazgos explícitamente en mujeres.
Por otro lado, en la presente investigación se identificó que, a nivel internacional, los tres SA más consumidos por las mujeres son la proteína en polvo, los multivitamínicos y aminoácidos. Estos hallazgos son similares a los identificados en estudios previos que se han realizado en hombres (Hackett et al., 2013). En general, existe consenso entre los investigadores acerca de los motivos para consumir SA, los cuales están orientados a la prevención nutricional, la ganancia de masa muscular, incremento de energía, perder peso, entre otros (Ali et al., 2016; Attlee et al., 2017; Ruano et al., 2020; Sánchez-Oliver et al., 2008).
Además, es importante rescatar que las mujeres consumen más de un SA (Ip et al., 2010), lo que puede desencadenar problemas a la salud (Avella et al., 2012). En la literatura se informa que las mujeres también consumen EAA, sin embargo, es escasa la información respecto a cuáles son las sustancias mayormente consumidas y no quedan claras las cantidades, ni los motivos de uso. Si consideramos que, en general, en México existe una alta prevalencia de consumo de SA y EAA entre personas que asisten a gimnasios (Althobiti et al., 2018; Sánchez et al., 2021), es importante que futuros estudios contribuyan a la comprensión del consumo de estas sustancias en mujeres, con la finalidad de que el conocimiento generado permita a los profesionales de la salud y del deporte en el diseño y la implementación de estrategias orientadas a la práctica del deporte, sano y limpio.
En cuanto a la dependencia al ejercicio, se encontró que las atletas de élite pueden presentar mayor adicción al ejercicio (Szabo et al., 2015) que las usuarias de gimnasio recreativas, más aún, las mujeres culturistas que son el grupo con mayor porcentaje de adicción al ejercicio (Gwizdek et al., 2018), lo que significa que es un grupo vulnerable de presentar alteraciones asociadas con esta práctica deportiva. Aunado a estos hallazgos, existe evidencia de que casi la mitad de las asistentes al gimnasio presentan riesgo TCA (Restrepo et al., 2020), y poco se sabe sobre los síntomas de DM en mujeres culturistas. Se sugiere que futuros estudios indaguen sobre ambos trastornos en esta muestra, así como la posible relación entre los síntomas de TCA y DM (e.g. interiorización del ideal muscular, interiorización del ideal de delgadez, práctica deportiva, consumo de sustancias para perder peso y ganar musculatura). Además, en el caso de los competidores, los síntomas de DM pueden manifestarse de forma diferente en cada fase de la competencia (Mitchell et al., 2017) por lo que futuros estudios deben distinguir entre mujeres culturistas competidoras y no competidoras.
Conclusiones
A pesar de que cada vez hay más mujeres que se involucran en la participación de deportes físicos aún son escasos los estudios que han profundizado en el conocimiento sobre consumo de sustancias ergogénicas, la dependencia al ejercicio y los síntomas de DM y TCA. Aunque algunas investigaciones han descrito el consumo de SA (prevalencia, sustancias más consumidas y motivos de uso), ninguna ha detallado a profundidad y especificado el uso de SA y EAA en mujeres culturistas. A partir de los hallazgos previos, se concluye que: 1) las mujeres que consumen algún SA lo hacen con la intención de ganar musculatura; 2) las mujeres puntúan más alto que los hombres en dependencia al ejercicio y uso de suplementos y, 3) mayores niveles de insatisfacción corporal se asocian con el aumento en el consumo de SA. La evidencia en cuanto el consumo de SA y EAA, y su relación con los síntomas de DM y TCA en mujeres culturistas es aún insuficiente.