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Diálogos sobre educación. Temas actuales en investigación educativa

versión On-line ISSN 2007-2171

Diálogos sobre educ. Temas actuales en investig. educ. vol.13 no.25 Zapopan jul./dic. 2022  Epub 27-Ene-2023

https://doi.org/10.32870/dse.v0i25.1086 

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Algunas experiencias de paternidad en jóvenes universitarios: entre dificultades y oportunidades

Experiences of fatherhood in university students: between difficulty and opportunity

Montserrat Soriano Chavero* 

María Alejandra Salguero Velázquez** 

*Doctora en Psicología Social y Ambiental. Líneas de investigación: Paternidad, identidades masculinas, juventudes y familia. UNAM. México. soriachavero@gmail.com

**Doctora en Sociología. SNI II. Líneas de investigación: Género y familia; Identidades masculinas y paternidades. Profesora Titular UNAM. México. alevs@unam.mx


Resumen

El objetivo de la presente investigación es analizar la experiencia de la paternidad en algunos jóvenes universitarios, tomando en cuenta las principales dificultades y oportunidades que viven durante este proceso. Al utilizar una metodología cualitativa, en su aproximación de estudios de caso, se negoció éticamente la realización de entrevistas semiestructuradas, con una duración aproximada entre 60 y 120 minutos, a varones que cursaban la licenciatura en un campus de la UNAM. Para los varones jóvenes que son estudiantes universitarios, ser padre es una experiencia que transforma sus vidas debido a que enfrentan dificultades porque confronta la trayectoria normativa de ser joven y estudiante, lo que implica pérdida de libertades, pero también significados de oportunidad, en el sentido de que ser estudiante universitario se vuelve una manera de ser responsable, buen padre y poder acceder a mejores condiciones laborales al continuar en la universidad.

Palabras clave: paternidad; universitarios; experiencia; dificultades; oportunidades

Abstract

The aim of this research is to analyze the experience of fatherhood in some university students, taking into account the main difficulties and opportunities they experience in this process. Using a qualitative methodology and a case study approach, semi-structured interviews with an approximate duration of 60 and 120 minutes were ethically negotiated with male university studies at a UNAM campus. For young men who are university students, being a father transforms and continues to modify their lives in regard to their involvement with others. It is an experience that transforms their lives and involves difficulties because it confronts the normative trajectories of being a young person and a student, which implies a loss of freedom but also meanings of opportunity in the sense that being a university student becomes a way of being responsible, a good father, and being able to access better working conditions by continuing their studies.

Keywords: fatherhood; university students; experience; difficulties; opportunities

Introducción

La ubicación de un fenómeno, histórica, social y culturalmente en una realidad que se construye de manera cambiante y diversa, nos permite significarlo dentro del mundo simbólico del que forma parte y propicia la construcción de experiencias (Berger, Luckmann, 1966; Larrosa, 2006). La paternidad en jóvenes estudiantes universitarios, como un fenómeno mediado por el género y la cultura, es una experiencia que transforma las relaciones afectivas, económicas y sociales de los varones, al integrar un antes y un después en su vida, relacionado con el cambio de significados y prácticas en las que se encuentran inmersos como jóvenes y estudiantes, particularmente, cuando sus trayectorias académicas y proyectos de vida están enfocados a la culminación de los estudios superiores y no a la conformación de un hogar.

Para esta investigación con jóvenes estudiantes universitarios del valle de México, se vuelve importante entender que la trayectoria normativa impuesta por las instituciones y el Estado, en cuanto a lo que se espera y desea socialmente para este sector poblacional que ha logrado acceder a la educación superior, es que primero cuenten con un título profesional, trabajo y una relación sólida, antes de conformar su propia familia (Régnier-Loilier, 2017). El no cumplimiento de estas expectativas complejiza el análisis de algunas experiencias de paternidad que forman parte de un modo diverso de ser, estar y habitar en el mundo como padres, jovenes y estudiantes universitarios (Pérez, Salguero, 2016).

Esperar que las y los jóvenes se dediquen al estudio y la preparación laboral para la vida adulta mientras se sanciona su vida sexual y reproductiva, genera discursos prohibitivos que consideran a la paternidad/maternidad como una de las principales causas de deserción escolar en el país, que han dado lugar a políticas públicas de prevención de embarazos no deseados y, aunque buscan acercarse a sus subjetividades, se requiere profundizar más sobre la manera en la que varones y mujeres significan sus prácticas sexuales (Figueroa, 1998; Stern, 2003; García, 2010), tomando en cuenta que sus relaciones amorosas y sexuales forman parte primordial en su desarrollo socioafectivo y emocional (Pérez, Salguero, 2016).

Otro punto importante al momento de analizar la sexualidad y la reproducción humana, es que, dentro de este orden sociocultural de género, los varones necesitan aprender a cuestionar las creencias y expectativas con las que viven su vida sexual mediada por diversos discursos sociales de lo que implica ser hombre, como tener múltiples parejas sexuales, no usar condón, vivir rápido y estar siempre disponible para un encuentro sexual aunque no estén seguros de querer tenerlo (Bravo, Salguero, Soriano, 2017; Heilaman, Barker, Harrison, 2017).

En este sentido, autores como De Jesús y Cabello (2011) consideran que la falta de negociación respecto al uso de anticonceptivos, aún de quienes llevan tiempo viviendo una vida sexual activa en pareja, trae como consecuencia la noticia “inesperada” del embarazo, generando dudas, incertidumbre y miedos, pues lo primero que se preguntan los jóvenes es ¿qué harán?, ¿de qué forma comunicarán la noticia a sus padres? y cómo solventarán los gastos que conlleva tener un hijo/a siendo joven y estudiante (Pérez, Salguero, Ayala, Cruz, y Soriano, 2014).

En su elección median factores como la relación de pareja, los significados que hayan construido en torno a ser hombre y padre, así como los intereses y expectativas propias y familiares respecto a ser un estudiante universitario con facilidades de movilidad social y posibilidades de insertarse competitivamente en el ámbito profesional (Pérez, Salguero, 2016). Asimismo, se considera que el mercado laboral mexicano es muy tradicional, segmentado y poco flexible, provocando que entre quienes interrumpen sus estudios exista un desplazamiento hacia sectores laborales que no requieren estudios universitarios ya que, aunque se generen empleos, los salarios resultan insuficientes para mantener a una familia y además son muy diferenciados (De Vries, Navarro, 2011).

Dificultades en la experiencia de ser padre, joven y estudiante universitario

Concluir la universidad pública se vuelve una manera en la que las y los jóvenes de clase media y media baja en México logran tener una posibilidad de ascenso y bienestar para ellos y sus familias. Por ello, no lograrlo ocasiona frustración cuando debido a su paternidad tienen menos posibilidades de continuar ininterrumpidamente sus estudios universitarios, haciéndolos sentir insatisfechos con su desarrollo personal y profesional cuando no cuentan con redes de apoyo como la familia de origen o algún otro soporte institucional como las becas, que les permitan continuar con sus estudios y aportar económicamente al hogar (Jacobo, 2016), ya que con frecuencia los requisitos institucionales de estos espacios académicos desfavorecen las trayectorias escolares “atípicas”, sin considerar que el rezago y las interrupciones son comunes dada la alta demanda de tiempo y recursos económicos que implica ser papá y, por lo tanto, llevan a elecciones que no siempre operan bajo el planteamiento de la trayectoria normativa (García, Kral, Acuña, Preciado, 2007; Salguero, Marco, 2014; Arvizu, 2020).

De acuerdo con Ortega, Torres y Salguero (2009), cuando los hijos/as nacen, los varones consideran que tienen que madurar, alejándose del juego y el relajo1 para ser hombres responsables y confiables que puedan garantizar su educación y crianza, para dar continuidad al matrimonio y buscar un mejor trabajo, interrumpiendo sus estudios aunque cuenten con el apoyo de la pareja y la familia.

En este sentido, la familia de origen sigue representando una importante red de apoyo para que los y las jóvenes no abandonen, al menos por un tiempo, la universidad ya que tomar la decisión de ser padre durante esta etapa de su trayectoria implica para los varones el abandono temporal o definitivo de los estudios y la vida profesional, con el propósito de asumir el compromiso que involucra formar una familia. Además, habrá que tomar en cuenta que, si tampoco se desea tener un hijo, esta situación se vivirá de manera difícil y como una carga debido a la incompatibilidad de tiempo, horarios y gastos que requiere, sin mencionar que la maternidad/ paternidad “temprana” no parece concordar con el ideal de superación y desarrollo profesional que significa ser universitario como parte de una elite minoritaria, al menos en gran parte de América Latina (Salguero, Marco, 2014; Toasa, 2017).

Con esta expectativa de superación y mejora en la calidad de vida, tener que comunicar la noticia de un embarazo a la familia siendo joven, estudiante y universitario, generará una serie de conflictos y dificultades cuyo impacto determinará en gran medida la forma en la que los jóvenes varones vivan y signifiquen su paternidad, pues tendrán que enfrentar diversas críticas ante la decisión de continuar o no el embarazo junto a la pareja, sobreponerse a la forma limitada en la que su familia y contexto cercano percibirá su futuro, debido a las responsabilidades y peso económico que conlleva la llegada de un hijo/a, así como el constante cuestionamiento para algunos acerca de si deben casarse o no, afectando con ello sus dinámicas familiares (Pérez, Salguero, 2016).

La mayoría de los estudiantes varones mantendrán en un perfil bajo su paternidad, debido a que se enfrentan a críticas severas de la sociedad y la familia respecto a sí mismos y su irresponsabilidad por embarazar a la pareja (INMUJERES, 2018), así como el aislamiento y devaloración de sus pares y sin poder participar en contextos que corresponden a la vida juvenil, como son los encuentros en fiestas o bares (Jacobo, 2016). Forzosamente, tienen que pasar de un estado autocomplaciente como jóvenes e hijos a otro de responsabilidades y tareas que representan un peso inicialmente difícil de tolerar, debido a la presión por responder a las demandas que implica asumir su responsabilidad como padre en una situación para la que sienten no estar preparados (Briones, Gonzales, 2015).

De ahí que el conflicto principal ocurra cuando hay que conciliar las tareas de juventud con las de paternidad, porque los estereotipos e imaginarios sociales que imperan en ambas son incompatibles, y generan una serie de malestares que ponen en duda la elección de seguir siendo estudiante o dedicarse de lleno a la vida laboral; también en el intento de diferenciarse de las prácticas tradicionales del ser padre, al sentir que deben compartir el cuidado y crianza de sus hijos/as (Briones, Gonzales, 2015; Pérez, Salguero, 2016).

No obstante, Núñez (2013) considera que para los varones sigue estando presente el discurso social de que un “hombre de verdad” es el que cumple a la novia, haciéndose cargo de ella y el hijo/a, aunque el acto de “cumplirle” implique abandonar la escuela para dedicarse a trabajar. A diferencia de las mujeres, que tienen que compaginar los trabajos de cuidado en el hogar con su actividad estudiantil, los hombres experimentan conflictos para conciliar su rol de proveedores económicos con el de estudiantes, pues tienen problemas cuando por acudir al trabajo no asisten a clases, no entregan tareas y tampoco tienen tiempo para realizar labores en equipo o deben cuidar a sus hijos/as cuando su pareja no puede hacerlo, especialmente porque ninguno de los dos tiene independencia económica o, en el caso de los varones, acceso a servicios de guardería o estancias infantiles (Salguero, Marco, 2014; Castillo, 2015).

Continuar en la universidad: una oportunidad de ser mejor papá

La búsqueda de éxito profesional no se desliga fácilmente de la paternidad o la maternidad (Castañeda, 2015) pues para los jóvenes universitarios la noticia marca un antes y un después respecto a su formación, principalmente para aquellos que viven la experiencia de ser padre al inicio de la trayectoria escolar, llevándolos a cambiar la elección de carrera o replantearse las expectativas y presiones respecto a su formación y profesión.

Siguiendo a la autora, las decisiones en cuanto al estudio se ven estructuradas por dos momentos clave en la trayectoria universitaria; el primero involucra la elección de ingreso a una universidad y carrera profesional, mientras que el segundo es la permanencia. Durante el segundo momento, de continuidad y término, se prioriza la necesidad de concluir rápidamente la universidad para comenzar a trabajar y proveer, pues lo importante en ambos casos es que la educación, habilidades y formación que obtengan para lograr un estatus más alto dentro de la sociedad gracias a sus estudios universitarios, les permita acceder a empleos que mejoren su vida y la de su familia.

Aunque generacionalmente parece existir un cuestionamiento en los jóvenes sobre el rol de autoridad, no sucede así con el rol de proveedor que “sigue siendo una característica fundamental en el ejercicio y construcción de su paternidad, pues tener un trabajo y aportar económicamente representa la oportunidad de ofrecerles algo a sus hijos/as, haciéndose presente el castigo social cuando no cumplen con ella.” (Lugo, 2017: 20). Esta presión constante por la proveeduría hará que los jóvenes experimenten mucha tensión y frustración cuando no puedan cumplir con todo lo que sus hijos/as y parejas demanden ya que, aún cuando trabajen a tiempo completo, es posible que sus ingresos sean insuficientes y dependan de la disponibilidad del apoyo recibido por sus padres o la familia de sus parejas para seguir costeando los gastos escolares, comida y vivienda (Soriano, 2015).

Aún con las dificultades que conlleva la proveeduría, para algunos varones ser padre es también una manera de obtener valoración social (Stern, 1997, 2012; Pérez, Salguero, 2016), que no está exenta de generar conflictos y problemas en el bienestar emocional de los jóvenes al buscar dar continuidad a sus proyectos de vida como padres y estudiantes, pero el tema sigue siendo medianamente analizado en México para el caso de los varones universitarios. Lugo (2017) menciona que las largas y pesadas jornadas a las que estos jóvenes estudiantes-padres se someten, demuestra que tienen una gran presión por tratar de cumplir con el rol de proveedor, misma que puede desencadenar depresión, consecuencias en su salud física y dificultades para balancear su vida, trabajo y escuela, aunque al resignificar esta experiencia buscando espacios para poder participar en la vida de sus hijos/as y convivir con ellos/as encuentren en el ser padre una fuerte motivación personal y profesional.

Considerando lo anteriormente expuesto, el objetivo de la presente investigación es analizar la experiencia de la paternidad en algunos jóvenes universitarios de la UNAM, tomando en cuenta las principales dificultades y oportunidades que viven al devenir padres.

Método

Se utilizó una metodología cualitativa, en su aproximación de estudio de casos (Ito, Vargas, 2005), para analizar la experiencia de la paternidad en varones jóvenes universitarios, entendida como aquellos significados que los hombres construyen al ser padres mientras también son estudiantes. Desde este enfoque de investigación, el conocimiento se construirá de manera relacional y situada ya que “el conocimiento referencial no está ni en el observador ni en lo observado, sino en el espacio entre los sujetos que interpretan” (Pérez, 2005: 40), por lo tanto, se enfatiza el rol de las personas respecto de su propia experiencia, así como la descripción y lectura que de ella hacen.

Procedimiento

Mediante el uso de la técnica bola de nieve se contactó con jóvenes universitarios que fueran padres y se encontraran estudiando en la universidad en algún campus de la UNAM, a fin de identificar esta condición a través de la referencia de conocidos, estudiantes y profesores. Se lanzó una convocatoria para participar en la investigación debido a la dificultad de encontrar informantes que cumplieran la característica de ser estudiantes-padres. Se negoció éticamente la realización de tres entrevistas semiestructuradas con una duración aproximada de entre 60 y 120 minutos para cada una, dependiendo de los horarios y disponibilidad de los informantes.

Las entrevistas, llevadas a cabo entre 2018 y 2019, fueron audiograbadas y transcritas en su totalidad con fines de análisis. Se integran los datos de cuatro jóvenes que fueron padres durante su trayectoria universitaria,2 todos ellos se encuentran actualmente estudiando, aunque dos de ellos interrumpieron de manera temporal sus estudios debido a que asumieron casi en su totalidad la responsabilidad de la proveeduría económica con la llegada de sus hijos/as, y posteriormente retomaron los estudios en cuanto les fue posible en términos de la distribución de su tiempo y economía, con la idea de que el título universitario es un requisito fundamental para acceder a mejores empleos. Por cuestiones éticas (Gonzales, 2002), sus nombres fueron cambiados por los de Miguel, Gerardo, Esteban y Marcos.

Todos ellos fueron padres mientras continuaban estudiando: Gerardo, en primer semestre, Miguel y Marcos en el quinto, y Esteban en sexto semestre. Todos se establecen como pareja en unión libre a partir del embarazo. Miguel, en particular, cohabita con su pareja hasta después del nacimiento de su hija. A continuación se muestran brevemente las características particulares de cada uno de ellos:

Tabla 1 Datos generales de los jóvenes universitarios entrevistados 

Nombre Carrera y semestre Edad Edad de los hijos(as) Estado civil Ocupación Lugar de residencia Vive con
Miguel

Física,

Facultad de Ciencias

CU-UNAM

5º. semestre

22 años 1 hija, 2 años Unión libre Estudiante Naucalpan Estado de México Su pareja en casa de sus padres.
Gerardo

Pedagogía,

FES Acatlán

UNAM

1er. Semestre.

23 años 1 hijo, 1 año Unión libre Estudiante Freelancer Naucalpan Estado de México Su pareja y su hermana en casa de sus padres.
Esteban

Biología,

UNAM

FESI

7º. semestre

26 años 1 hijo, 2 años Unión libre Estudiante y Auxiliar Administrativo en un hospital. Tlalnepantla, Estado de México Su pareja y su hijo en un departamento rentado.
Marcos

Psicología

UNAM-FESI

7º. semestre

29 años hijo de 6 años hijas de 4 y 3 años. Soltero Estudiante y Administrador de un estacionamiento Coyotepec, Estado de México Con su madre, en casa familiar.

Para el análisis de resultados se utilizó el método de Bricolaje propuesto por Kvale (2011), el cual incorpora el análisis de contenido, la coherencia conceptual teórica y la identificación de categorías en un esquema de ordenamiento de significados, con la finalidad de dar cuenta de la experiencia de la paternidad en jóvenes universitarios. Se identificaron los significados relacionados con: 1) noticia de embarazo y apoyo familiar, y 2) dificultades y oportunidades en la experiencia de ser padre, joven y estudiante universitario.

Resultados

1. Noticia de embarazo y apoyo familiar

“Algo inesperado que cambia prácticamente la vida”

Los varones entrevistados reciben la noticia del embarazo como “aquello que ocurre” cuando se dejan de utilizar métodos anticonceptivos y debido a factores como: 1) irregularidad en el periodo de la pareja, 2) la confianza construida en la relación, y 3) la “calentura”, un significado que hace referencia a la práctica continua de las relaciones sexuales que se viven como una necesidad incontrolable para los varones jóvenes, producto de una socialización de género que, de acuerdo con Heilman, Baker y Harrison (2017), los hipersexualiza para probar su masculinidad, y así lo expresa Miguel: “Se embarazó a los dos años y medio [de relación] y fue porque en ese momento no tenía condón, porque pues ya cuando uno empieza a calentarse, a tener ya casi casi la relación, no es como que planeado, entonces sí había veces que se daba la ocasión y había veces que no tenía condón, lo hacíamos así”, llevándolo a significar su paternidad como un evento no planeado y una noticia inesperada que cambiará su vida.

En este sentido, algunos varones como Miguel se alejan de sus parejas, pues aceptar la noticia implica plantearse abiertamente los sentimientos que tienen respecto a los planes y deseos de ser padre, y así lo relata:

Al inicio nos distanciamos, de mi parte no tuve el valor de decirle lo que sentía porque iba a ser algo muy inesperado que iba a cambiar prácticamente mi vida. La verdad no tenía planeado ser papá, pero pues ahora sí que fue, bueno, se dio lo que se dio y pues ¡ya!, platicamos acerca de si sí o no tenerlo, entonces pues ahora sí que ella así lo quiso [tener al bebé], no tuve de otra más que decirle que la apoyaba” (Miguel, Física,1 hija).

Aunque el embarazo sea significado como algo inesperado, en ocasiones también se vive como una manera de formalizar la relación amorosa y es motivo de felicidad y esperanza por continuar la relación de pareja, a pesar del cambio que la paternidad pueda representar para sus trayectorias de vida como jóvenes y estudiantes:

Nosotros nos habíamos separado, entonces no habíamos hablado una semana, camino a la escuela recibo una llamada y me dijo: “¡creo que estoy embarazada!”, entonces me emocioné, ¡me sentí feliz!, me sentía muy entusiasmado (Gerardo, Pedagogía, 1 hijo).

¿Con María?, no, no estaba planeado [tener una hija] pero me imaginaba que ya iba a pasar algo porque empezamos a tener relaciones del diario sin protección. Yo no, no soy tonto, también los dos sabíamos que podía pasar algo así. Te voy a decir algo; siento que era también lo mismo de estar solo, de “¡te vas a ir!” como que se iba a ir de mí tal vez, entonces, analizándome pensaba que me iba a dejar [pues tomaba mucho y salía con otras mujeres] pero ya con un hijo sí me iban a dejar de todos modos [ríe], pero ya por lo menos era como de… “bueno, no me dejas tan pronto” (Marcos, Psicología, 2 hijos y 2 hijas).

Si bien Marcos construye una relación de codependencia junto a su pareja, llama la atención que para los demás jóvenes entrevistados continuar la relación se vuelve una prioridad en sus vidas pues han construido sentimientos de afecto que disfrutan:

Llevábamos 2 años y medio, casi tres como pareja, entonces ya era una relación más o menos estable y pues creo no era mala la relación (Esteban, Biología, 1 hijo).

Ella todavía me amaba y quería que tuviéramos este hijo juntos. Y yo también, yo también quería que si íbamos a tener un hijo, fuera que estuviéramos juntos (Gerardo, Pedagogía, 1 hijo).

Tanto el amor que nos tenemos y por la bebé, fueron los dos motivos que nos acercaron y que hicieron que platicáramos de esto, “¿qué es lo que va a pasar?”, “¿qué es lo que vamos a hacer?” (Miguel, Física, 1 hija).

Además del acuerdo de continuar el embarazo con la pareja, asumir su paternidad implica que los varones recurran a la ayuda y apoyo de su familia para hacer frente a los gastos que conlleva la llegada de un hijo/a siendo estudiantes, poniendo en juego la trayectoria normativa de ir a la escuela, conseguir un trabajo y conformar su propia familia (Fuller, 2001; Régnier-Loilier, 2017). En este sentido, los varones entrevistados mencionan que sus progenitores, especialmente sus madres, los apoyan o, en sus palabras, les “echan la mano” porque la elección de asumir su paternidad no es vista como motivo de decepción, ya que su propia experiencia como padres jóvenes los ayuda a significar la paternidad de sus hijos como una posible elección de vida y no un inimaginable social (Régnier-Loilier, 2017); así lo señala Gerardo en su discurso:

En ese aspecto me dijeron que no los había decepcionado, tal vez porque cuando ellos dieron esa noticia sintieron que habían decepcionado a muchas personas, me aclararon eso de que no los había decepcionado, de que contaba con su apoyo, que aceptaban la decisión que yo hubiera querido tomar y de que se sentían orgullosos de cómo había reaccionado. Finalmente ellos estaban abiertos y querían aportarnos su apoyo, entonces principalmente fue la idea de “dínos cuál es tu plan para saber cómo te podemos apoyar. (Gerardo, Pedagogía, 1 hijo).

En cambio, los varones entrevistados señalan que las familias de sus parejas femeninas sí se mostraron decepcionadas y alejadas de sus hijas:

Ella estaba como nerviosa de ir a hablar con sus papás y yo de “¡es que tenemos que ir ya!”. En ese entonces, me parece que ella tenía tres meses y le digo “es que si no se te va a notar y ya después va a ser peor”. Entonces les comenté a mis papás y pues ahora sí que nos juntamos los seis y empezamos a hablar de toda la situación. Ahora con mis suegros la relación es cordial, o sea, los saludo bien y todo el rollo, pero pues sí yo tengo, como que a lo mejor siento enojo hacia ellos, porque a lo mejor no la apoyaron tanto como hubiera esperado, pues si tengo un poco de coraje con respecto a eso (Esteban, Biología, 1 hijo).

Más bien estuvieron decepcionados, pero sí, sí nos dijeron que sí nos iban a apoyar igual, pero al principio como que estuvieron un poco alejados de nosotros, vi su cara de cuando hablamos con sus papás, vi su rostro de decepcionados y un poco furiosos, entonces pues sí, los vi al principio un poco más distantes. (Miguel, Física, 1 hija).

Si bien las parejas de Esteban y Gerardo ya habían terminado la licenciatura al momento del embarazo y se encontraban en el proceso de titulación, se pudo observar que la falta de apoyo económico por parte de los suegros hacia sus hijas hace que en algunos casos ya no continúen en la escuela y se vuelvan también proveedoras del hogar, para convertirse en un soporte económico que ayuda a que los varones continúen estudiando la universidad sin interrupciones, como en el caso de Miguel:

Cuando recién se alivió [fue el parto], como dentro de 6 meses después mi mamá y yo le dijimos si quería seguir estudiando, o si de plano quería quedarse [en la casa], más bien ayudarle a mi mamá con la casa y ella nos dijo que ya no quería estudiar, porque mi mamá le dijo que le podíamos ayudar a que ahora sí, que mientras ella estuviera en la escuela ya sea mi mamá o mi abuelita cuidaban a la bebé, pero ella ya no quiso y se fue a trabajar con mi mamá (Miguel, Física, 1 hija).

Otra característica que se observó en estos jóvenes padres entrevistados es que después del nacimiento de las hijas/os se siguen reproduciendo roles estereotipados que dirigen las responsabilidades y tareas como futuros padres/madres dentro y fuera del hogar, de acuerdo a una división sexual del trabajo muy marcada y transmitida por la familia ya que, al igual que lo menciona Lagarde (2003), las tareas del hogar y la crianza siguen siendo consideradas “deberes femeninos”, mientras que la proveeduría es asumida como un deber para los varones, aunque sigan siendo jóvenes y estudiantes universitarios, porque ya son padres:

Mi mamá nos dijo que de su lado teníamos todo el apoyo que necesitáramos y habló con ella también, más que nada le dijo: “pues tú eres la que va a cargar con el bebé en el embarazo y así eres la que está más consciente de todo el paquete que se te avecina y pues tú [refiriéndose a Esteban] tienes que meterte a trabajar y hacerte responsable” (Esteban, Biología, 1 hijo).

No estuvimos juntos en un principio, sus papás y mi mamá dijeron “pues ahí que sigan estudiando”, pero ya cuando se iba a acercar el parto, Gabriel nació el 15 de septiembre, en las vacaciones anteriores que son de mitad de año, cuando terminé el ciclo escolar yo dije, “bueno voy a empezar a trabajar”. Empecé a trabajar en unas tiendas NETO3 y vi que me empezó a ir bien, pues ya, ya no regresé a la escuela. (Marcos, Psicología, 2 hijos y 2 hijas).

Incluso con el apoyo familiar, Esteban y Marcos suspendieron sus estudios de manera temporal para cumplir con la proveeduría y el trabajo remunerado como parte del mandato de ser hombre y padre (Stern, 2003; Jacobo, 2016; Arvizu, 2020). Lo cual trajo una serie de dificultades, pero también oportunidades a su vida como jóvenes y estudiantes.

2. Dificultades y oportunidades en la experiencia de ser padre, joven y estudiante universitario

“ya tienes esas preocupaciones”

Ser padre significa para los jóvenes una pérdida de libertad y la dificultad de disfrutar la vida de la misma manera que cuando sólo eran estudiantes, pues su tiempo y recursos económicos se tienen que distribuir en función de su hijos/as y su pareja, lo que les causa preocupación:

No disfruto de la misma manera ser estudiante, pues yo creo a lo mejor la libertad, antes me podía ir a echar relajo sin ninguna preocupación, ahora pues sí es de, “si me voy a salir, la dejé sola con mi niño”, o si me gasto ese dinero, después voy a descompletar para algo ¿no?, entonces no tienes como esa libertar de irte sin preocupaciones, ¡ya tienes esas preocupaciones! (Esteban, Biología, 1 hijo).

Antes de tener a la bebé, como que me la llevaba un poco ligero, trataba de no preocuparme tanto por las materias, pero cuando llegó mi bebé traté de enfocarme más para salir adelante. (Miguel, Física, 1 hija).

Se sienten presionados por la distribución del tiempo que implica convivir con los hijos/as, estudiar y, en algunos casos trabajar ya que, al igual que en la investigación de Lugo (2017), los jóvenes universitarios se someten a largas jornadas laborales y académicas debido a que la paternidad implica una restructuración en su proyecto de vida, haciendo difícil que disfruten su vida universitaria como antes de ser padre:

Antes disfrutaba más ese proceso de ser universitario, actualmente me siento más presionado porque ya se pasó ese tiempo, principalmente para poder hacer más cosas por mi hijo. (Gerardo, Pedagogía, 1 hijo).

Tengo que trabajar y estudiar y no descanso, llevo como un año que no descanso y no les puedo ofrecer algo que al final no les voy a dar [tiempo]. (Marcos, Psicología, 2 hijos y 2 hijas).

La imposibilidad del disfrute, ya sea por la necesidad de cubrir con la proveeduría económica para la familia o por el conflicto que implica la disponibilidad de dar y tener tiempo para acercarse afectivamente a los hijos/as, lleva a los jóvenes a significar su paternidad como una carga:

Ahora digo, voy a cargar con mi bebé y con Laura. Si estuviera solo, sólo tendría que cargar por mí y… obviamente mi familia, que yo digo, bueno mis papás siempre nos han dicho que los apoyemos tanto económicamente como en lo que podamos, entonces yo trabajaría, si estuviera solo obviamente tendría que apoyar a mis papás, pero ahora como tengo a Laura y a mi bebé, si es más como que más la carga que tengo que llevar para llevar una vida bien. (Miguel, Física, 1 hijo).

La proveeduría económica es significada como una carga, algo que se les viene encima desde que sus hijos/as nacen pues, como menciona Esteban: “Ya cuando lo ves y lo tienes en tus brazos es cuando dices ‘¡ya soy papá!’ y te cae como esa responsabilidad”. Debido a los costos en dinero y tiempo que necesita la manutención de la pareja y los hijos/as:

“Afortunadamente, bueno yo tengo ahorita un hermano de cinco años y lo cuidé desde pequeño y así, entonces no sé, me ha traído ciertos conocimientos de precios, de cosas que necesita el bebé, de todo lo que se tiene que comprar, entonces pues ya sabía, ya tenía un panorama más o menos de todo lo que se me venía” (Esteban, Biología, 1 hijo).

Incluso cuando a la distancia la experiencia de la paternidad se significa, no poder cumplir con la presencia afectiva que demandan los hijos/as genera mucha culpa, volviéndose una carga con el paso del tiempo, como menciona Marcos, que lo llevó a revalorar su presencia física como un evento que es más importante que el proveer económicamente:

No he intentado mantener contacto con ellos [sus hijos] yo creo como tal, nada me lo impide, pero sí hay algo que sí me, me he puesto a pensar y tal vez es el hecho de pedir perdón por todo este tiempo, pero entre más pasa el tiempo más pesada es la carga. Siempre les digo a muchos, es bien fácil pasar dinero, la chinga se la llevan ellas, y sí les aporto a los cuatro, pero eso no significa nada, como te decía hace rato, el dinero no es nada, lo que les aporto me lo he gastado en una borrachera, lo más importante es estar presente, pero por ahora lo mejor que puedo hacer es seguir en este proceso sin emborracharme, que de repente te digo un vinito sí se antoja, pero sin perder la conciencia, sin saber donde estoy, a dónde voy y el trabajo que me está costando seguir en este camino. (Marcos, Psicología, 2 hijos y 2 hijas).

Si bien ser padre y joven universitario es una experiencia complicada debido a las responsabilidades que se van asumiendo, también aparecen significados de oportunidad relacionados con poder continuar la universidad, que es considerada una herramienta para ser mejor persona y con ello, un mejor padre: “Es importante para que yo pueda ser mejor como papá, no porque la universidad te lo pueda proporcionar, pero me acerca a los conocimientos para ser una mejor persona y eso me permite ser un papá que espero un día lograr ser con Dan” (Gerardo, Pedagogía, 1 hijo).

Ser mejor padre es la oportunidad de transformar y optimizar sus posibilidades de desarrollo y crecimiento familiar, teniendo la meta de concluir sus estudios universitarios:

Innegablemente yo no iba a dejar de estudiar por ser papá, sea ahora o después, si lo puedo hacer ahora, lo que significa es una oportunidad, una oportunidad que tengo que aprovechar en beneficio de mi hijo, de pronto eso ha transformado que el que yo obtenga cierta calificación o que me gradúe, sea más dirigida hacia esa meta que hacia el proceso (Gerardo, Pedagogía, 1 hijo).

Es como la oportunidad de pues crecer, de desarrollarte de otra manera ¿no?, en primera no es lo mismo tanto el ingreso, pues no es lo mismo, el mismo ingreso de ser a lo mejor alguien con su pura preparatoria a alguien que ya tiene una carrera, aunque en algunas [empresas] tampoco se paga tanto, sí creo que, bueno, yo regresé a la escuela más que nada por eso, una mejora económica, dije “¡es que así no me va a alcanzar!” (Esteban, Biología, 1 hijo).

Continuar y terminar la universidad se convierte en una forma de asegurar el bienestar económico propio y de la familia, pues los varones jóvenes están conscientes de que sin un título universitario les será muy difícil sobrellevar la proveeduría económica de la familia: “Estoy preocupado por mi trabajo, que me den un buen salario, es por lo que más estoy preocupado, si me guste mi trabajo, si me tenga que ir al extranjero, no sé, no tengo muy claro qué plan, hacia dónde tengo que ir para ganar un buen dinero” (Miguel, Física, 1 hija).

Algunos jóvenes universitarios se dan cuenta de que la experiencia adquirida en un trabajo debe ser respaldada por un título universitario, recuperando lo observado en la vida de otros hombres, ya sean familiares o conocidos:

Porque he visto los resultados de cuando se ha tenido un hijo y eso, los hombres tienden a dejar los estudios, continúan trabajando y el problema de eso es que al principio está bien, encuentran pues, se convierten en un sostén económico, pero con el tiempo ya no hay otras oportunidades, ya no pueden tomar otras oportunidades laborales que pudieran haber tomado si tuvieran los estudios y ¡tienen experiencia! Hoy en día hay varias personas que tienen bastante experiencia, pero en cuanto a lo académico no tienen la universidad, se quedaron con la preparatoria o la secundaria y eso pues no quería que pasara conmigo, yo lo he visto en mis abuelos, con mi papá, con el papá de Lisa, en ellos principalmente he visto esa situación. (Gerardo, Pedagogía, 1 hijo).

Te voy a confesar un miedo, yo veo muchas personas, señores ya grandes que luego pasan por ahí y me saludan, pero no se visten bien, andan al día, eso no me gustaría, yo le tengo pavor a llegar a viejo y no tener nada. Hay clientes que llegan, señores pensionados, jubilados con sus coches bonitos y al principio “¡hola joven!, venimos a almorzar como cada domingo”, y yo, “¡quiero ser como ustedes!” y esto solo se puede conseguir echándole ganas y pues dándole un buen ejemplo a mis hijos. (Marcos, Psicología, 2 hijos y 2 hijas).

Como se mencionó anteriormente, en algunos casos se interrumpe la trayectoria académica por la necesidad de la proveeduría y es por ésta que se vuelve a retomar, debido a que el “papel”, como llaman al título universitario, les da la oportunidad de conseguir un mayor estatus en su empleo y supone también mejores condiciones laborales que como proveedores les permitiría mejorar su vida y la de sus familias:

Entré a la carrera en el 2010, la dejé porque nació mi primer hijo, trabajé un tiempo considerable en una empresa y en ese lapso pudimos abrir un buen negocio que tenemos, y al ver yo que mis jefes ganaban un poquito más, nada más por el papel [título universitario] dije “pues voy a terminar la carrera y decidí regresar.” (Marcos, Psicología, 2 hijos y 2 hijas).

Al principio sí metí materias, pero pues tenía que faltar y eso pues sí me repercutió y ya no pude seguir. Los dos siguientes semestres seguía con la misma situación, entonces dije “para qué me meto si no voy a ir”. Pues es que tenía que rolar turnos, como era el nuevo, si alguien faltaba o se iba de vacaciones tenía que hacerlo yo, entonces no tenía como un horario definido. Más que nada regresé por la situación, porque sí es complicado en situaciones de dinero, más yo que rentaba y mi esposa no trabajaba, entonces sí dije: “¡pues con esto no la voy a hacer!”, pero regresé hasta que me dieron un turno fijo, y ya con base en eso pues podía venir a la escuela. (Esteban, Biología, 1 hijo).

En este caso, la opción de regresar a la universidad y concluir los estudios también está mediada por las condiciones y políticas laborales de las empresas o negocios donde trabajan, que les dificultan la continuidad, como en el caso de los horarios o el rolar turnos, como Esteban, que regresa a la universidad hasta que tiene un turno laboral fijo que le permite estudiar y trabajar, colocándolos en situaciones de precariedad laboral, académica y familiar.

Conclusiones

De acuerdo con el objetivo propuesto, podemos concluir que la paternidad en jóvenes universitarios es una experiencia compleja que integra un carácter transformativo a la vida de algunos varones que a su vez son jóvenes y estudiantes universitarios. Desde la noticia del embarazo, que se recibe de manera “inesperada” aun cuando se toma consciencia de que los métodos anticonceptivos se utilizan intermitentemente a lo largo de la relación de noviazgo, se va asumiendo una postura de involucramiento hacia la pareja que transforma el vínculo amoroso; sienten miedo al recibir la noticia, pero también felicidad pues el embarazo es visto como lo proponen Salguero y Marco (2014) y Jacobo (2016), como una manera de continuar y formalizar la relación de pareja; de esa manera, aunque su paternidad no sea planeada, en la mayoría de los casos sí es deseada, al afirmar que “ellos querían tener un hijo”.

El problema se presenta porque, dentro de sus contextos como estudiantes universitarios, su trayectoria normada implica terminar los estudios antes de conformar su propia familia, y porque se hacen visibles las dificultades relacionadas con la sensación de pérdida de libertad y disfrute de su vida juvenil como estudiantes, pues en su mayoría los entrevistados se posicionan principalmente como padres y trabajadores, que implican significados de carga debido al sentido de preocupación que para ellos tiene el poder cumplir con todos los mandatos sociales que la familia, la pareja, los hijos/as, la escuela y el trabajo requieren y esperan recibir de ellos. Incluso cuando la pareja y las familias apoyan económicamente a los varones para que continúen sus estudios sin interrumpirlos, se sigue esperando de ellos que en algún momento sean proveedores económicos de la familia, lo cual se asume y significa como una carga pues es menor el tiempo que pueden dedicarse a la familia y mayores los gastos que deben afrontar, que inciden en sus posibilidades de desarrollo si no terminan la universidad y se titulan.

El interés por retomar y continuar sus estudios, pese a las dificultades enfrentadas por aquellos que suspendieron en algún momento su carrera universitaria, requiere de un posicionamiento reflexivo respecto a lo que implican las posibilidades de desarrollo en sus empleos y condición socioeconómica actual pues, en concordancia con De Vries y Navarro (2011), sus salarios resultan insuficientes en comparación a los recibidos por otros varones que no solamente tienen mayor experiencia, sino que también cuentan con un título profesional que certifica dicha experiencia en el mercado laboral. De ahí que consideren el seguir estudiando como una oportunidad de ser buenos padres.

Al igual que lo proponen Castañeda (2015), Jacobo (2016) y Lugo (2017), encontramos que en este entorno de precariedad económica y laboral, para los jóvenes la continuidad de los estudios universitarios sigue significando una oportunidad de mejorar su vida y la de sus familias, unido a un mayor sentido de responsabilidad al ser no sólo estudiantes, sino también padres proveedores y cuidadores.

Aunque la paternidad es una forma de tránsito hacia la adultez, los jóvenes universitarios experimentan problemas por las expectativas sociales e institucionales, ya que como estudiantes se espera de ellos que terminen primero sus estudios, después entren al mundo laboral y, finalmente, formen su propia familia. Sin embargo, en acuerdo con Arvizu (2020), en una sociedad desigual, pocos son los jóvenes que pueden adherirse a una trayectoria normativa; y los padres jóvenes de esta investigación son sólo un ejemplo de la amplia diversidad de circunstancias que la categoría de estudiante universitario conlleva y cuyas necesidades también requieren ser analizadas y atendidas.

De manera general, el sistema nacional de educación superior pública en México no se encuentra del todo preparado para afrontar la atención de estos estudiantes que a su vez son padres y trabajadores, lo que hace disminuir sus posibilidades de mantenerse y concluir los estudios universitarios. En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México, existen opciones para suspender los estudios hasta por un año lectivo (RGI, art. 23) sin que se vean afectados los plazos con los que cuentan para terminar su educación o, en casos excepcionales, el Consejo Técnico puede ampliar dicha suspensión si la interrupción es mayor a tres años, de manera que el alumno pueda presentar sus evaluaciones para no afectar sus trayectorias escolares, ya que la mayoría de estos jóvenes estudiantes-padres se ven afectados al no poder negociar los horarios de asistencia a clases, la entrega de trabajos y porque no tienen acceso a una beca debido a su condición de paternidad.

Sin embargo, sigue imperando el ideal normativo del estudiante cuyas responsabilidades, libertades e interés se encuentran puestos únicamente en los estudios y la escuela, lo que trae consigo pérdidas económicas y pocas posibilidades de desarrollo para los jóvenes que son padres durante su vida universitaria; la mayor parte del peso del apoyo se deposita en la pareja y las familias que siguen brindando a sus hijos posibilidades para que continúen sus estudios, aún cuando algunos de ellos hayan conseguido algún trabajo de tiempo parcial y cuyos ingresos siguen siendo muy bajos, lo cual les dificulta cumplir con el mandato de la proveeduría. Ser padre y estudiante universitario, si bien es una experiencia contrastante, permite ir configurando diversas formas de ser y estar en el mundo como joven, hijo, pareja, estudiante universitario o trabajador, como un proceso que, al igual que proponen Pérez y Salguero (2016), se va configurando en el proceso de construir y reconstruir su trayectoria de vida a través de su paternidad. En ese sentido, las dificultades y oportunidades no son excluyentes, pues las dificultades que enfrentan influyen en la manera en la que los varones entrevistados resignifican la experiencia de su paternidad como la oportunidad de participar de forma más presente y afectiva hacia los hijos e hijas.

Referencias

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1Disminución de la severidad o rigidez en el cumplimiento de ciertas normas.

2La presente investigación forma parte de los resultados obtenidos en la tesis doctoral sobre la experiencia de la paternidad en jóvenes universitarios, financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).

3Tiendas de autoservicio/conveniencia en México.

Recibido: 06 de Mayo de 2021; Aprobado: 01 de Junio de 2022

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