Introducción
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ofrece una amplia oferta educativa a nivel de la iniciación universitaria (secundaria), el bachillerato, la opción técnico profesional, la licenciatura y el posgrado. El grueso de la población estudiantil se encuentra en el bachillerato y la licenciatura. Según el Portal de Estadística Universitaria de la UNAM (UNAM-DGPL, 2021), en el ciclo escolar 2019-2020 la licenciatura atendió a 217 808 estudiantes, que representan 60.4% de la población escolar total de la UNAM.
Existen dos caminos para ingresar a la licenciatura de la UNAM: el pase reglamentado y el concurso de selección. El pase reglamentado permite a los estudiantes del bachillerato de la UNAM, Escuela Nacional Preparatoria (ENP) y Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), ingresar a la licenciatura sin rendir examen. Los estudiantes deben contar con un promedio mínimo de siete y haber finalizado el bachillerato en un máximo de cuatro años; dependiendo de estos resultados tienen derecho a elegir la carrera y el plantel. En gran medida, los lugares disponibles a nivel de la licenciatura son ocupados por los estudiantes que egresan del bachillerato de la UNAM.
El concurso de selección aplica para los estudiantes que provienen de cualquier bachillerato (público y privado) y que tienen un promedio mínimo de siete. El concurso se realiza tres veces al año (febrero, junio y noviembre) y los estudiantes sólo eligen una carrera y un plantel; la UNAM no solicita un número mínimo de aciertos para ingresar a cada carrera, lo rige la demanda de ingreso y el cupo en cada plantel. Específicamente, el examen consta de 120 reactivos de opción múltiple que refieren a distintas áreas de conocimiento. El proceso de selección comienza con el aspirante que alcanza el mayor número de aciertos de los 120 posibles y continua de forma descendente hasta asignar el último lugar ofertado en cada carrera-plantel (UNAM-DGAE, 2019).
La competencia en el ingreso a la licenciatura por concurso de selección se intensificó durante los últimos años por diversas razones, entre las cuales, se destacan: a) aumento de la población que egresa del bachillerato, b) la educación superior enfrenta importantes retos de cobertura y c) la licenciatura de la UNAM se encuentra entre las opciones más solicitadas para cursar los estudios superiores. En este contexto, los resultados de las investigaciones sobre el ingreso a la licenciatura de la UNAM por medio del concurso muestran que en la selección académica se agudizan los procesos de selectividad social a favor de los estudiantes de orígenes sociales y culturales medios y altos (Guzmán y Serrano, 2009, 2011).
La problemática planteada representa una preocupación para las autoridades universitarias, para los sociólogos que estudian los procesos de estratificación social y desigualdad educativa y para la sociedad mexicana en su conjunto: ¿en qué medida se reproduce la desigualdad de oportunidades en el ingreso a la licenciatura de la UNAM por medio del concurso de selección? En este artículo se analizan los efectos de las características sociodemográficas, los antecedentes escolares y los orígenes sociales de los aspirantes en el ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección en el ciclo escolar 2019-2020. Para ello el artículo se estructura en cuatro apartados: 1) el estado de la cuestión y la perspectiva teórica, 2) el diseño metodológico, 3) los resultados y 4) la conclusión y la discusión general.
Estado de la cuestión y perspectiva teórica
Las investigaciones sobre la composición social de los estudiantes de la UNAM se remontan a la década de los años setenta y fueron producidas en medio del mayor crecimiento del sistema de educación superior en México. Así, por ejemplo, la matrícula universitaria pasó de menos de 30 mil estudiantes en 1950 a más de 700 mil en 1980 (Rodríguez, 1995). En este contexto, la cuestión a resolver era saber en qué medida la expansión educativa representó una efectiva democratización de las oportunidades de ingreso a la Universidad Nacional; es decir, las investigaciones de finales de la década de los años setenta y principios del ochenta reflejaron la tensión entre la apertura de la universidad y la democratización de las oportunidades: “Los universitarios: la élite y la masa” (Zorrilla, 1986).
Un trabajo pionero en el campo es La composición social de la población estudiantil de la UNAM: 1960-1985 (Covo, 1990). El objetivo general es analizar los cambios en la composición social de los estudiantes de 1960 a 1985 a nivel de bachillerato y licenciatura. La pregunta que guía la investigación refiere a la relación entre el crecimiento de la UNAM y su democratización en términos del ingreso de estudiantes que provienen de diferentes orígenes sociales. La fuente de datos son los Anuarios Estadísticos de la UNAM y la estrategia de análisis se apoya en estadísticas descriptivas. Los resultados se distinguen en tres periodos: 1) entre 1960 y 1970 la composición social de la población estudiantil presenta una configuración que podría calificarse como elitista, 2) entre 1970 y 1975 (o incluso 1980) se destaca un incremento pronunciado de la matrícula con una apertura hacia sectores sociales previamente excluidos (por ejemplo, estratos de clase media emergentes), y 3) entre 1980 y 1985 se revierte el proceso iniciado en la década anterior. El ritmo de crecimiento de la matrícula disminuye y la apertura social se detiene: “Se reduce la presencia de capas medias menos privilegiadas. Se reduce, casi hasta desaparecer, la de hijos de campesinos. Aumenta la proporción de hijos de profesionistas y de hijos de patrones o empresarios” (Covo, 1990: 37). Este proceso se ha denominado como la elitización de la UNAM.
En esa misma época se abrió una línea de investigación sobre el perfil social y escolar de los estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) (Acosta et al., 1981; Bartolucci y Rodríguez, 1983; Bartolucci, 1994). Específicamente, Bartolucci (1994) analiza las trayectorias escolares de una generación de estudiantes que ingresó al CCH en 1976 e inició sus estudios profesionales entre 1980 y 1982. Los datos provienen de encuestas aplicadas entre 1976 y 1979 (ingreso y egreso del bachillerato) y de registros escolares al inicio de los estudios universitarios. Ahora bien, ¿qué pasó con esa generación antes de ingresar a la licenciatura? 25% quedó en el camino, 20% demoró un año más en terminar el bachillerato y 50% pudo mantener la eficiencia escolar. Las trayectorias seguidas por los estudiantes varían en función de la relación entre el sexo, el origen social y los antecedentes escolares. En suma, para Bartolucci (2000: 127), “el proceso de masificación educativa en la UNAM contribuyó a ahondar las diferencias entre una minoría selecta con una formación de alta calidad académica y sumamente competitiva en cualquier parte del mundo y una población masiva con una educación mediocre”. Por su parte, Ordorika (1992) analizó las bases sociales y escolares de los estudiantes de bachillerato y licenciatura de la UNAM mediante datos del Anuario Estadístico de la UNAM 1984/1985; entre las conclusiones principales destaca que la mayoría proviene de familias grandes, con recursos socioeconómicos limitados y con altas aspiraciones de movilidad social ascendente depositadas en la educación.
De forma paralela, otro rasgo sobresaliente durante de la década de los años ochenta refiere a la incorporación de las mujeres a la universidad (Mingo, 2006; Buquet et al., 2006; 2013). La composición de la matrícula expresa con claridad la participación creciente de la mujer en la vida universitaria. Así, por ejemplo, entre 1980 y 2003 la participación de las mujeres en la matrícula pasó de 35% a 51.2% en la licenciatura (UNAM-DGPL, 2004).
En el contexto de la discusión planteada, también se destacan los aportes de Guzmán y Serrano (2007, 2009 y 2011) sobre las características socioeconómicas, familiares y académicas de los estudiantes de la UNAM. En la obra coordinada por Mingo (2007), Guzmán y Serrano estructuran su capítulo “Los cambios en la composición social de la población estudiantil de la UNAM (1985-2003)” (Guzmán y Serrano, 2007) bajo las siguientes preguntas: ¿a qué público atiende la UNAM [bachillerato y licenciatura]?, ¿cómo ha cambiado la composición social de los estudiantes? ¿con qué fenómenos se encuentran asociados estos cambios? La información proviene de diversas fuentes de datos oficiales de la UNAM (por ejemplo, Anuario Estadístico) y se aplican técnicas estadísticas descriptivas. Los hallazgos de investigación se distinguen en tres periodos: 1) entre 1985 y 1995 disminuye el ingreso de estudiantes con bajos recursos socioeconómicos y culturales, 2) entre 1995 y 2002 aumenta el ingreso de estudiantes de niveles socioeconómicos bajos en un contexto caracterizado por la crisis económica de 1994 y la huelga ocurrida en 1999-2000 y 3) “a partir del año 2003, parece perfilarse el inicio de un nuevo periodo en el que se recuperan las características que se presentaron hasta 1995, esto es, nuevamente se incrementa el ingreso de estudiantes solteros, con trayectorias continuas y que son sostenidos por sus padres” (Loc. cit.: 182); en gran medida, estas características reflejan un grupo social con cierta solvencia socioeconómica.
En dos artículos publicados en 2009 y 2011, Guzmán y Serrano analizan los factores personales, académicos, socioeconómicos y culturales que inciden en el ingreso a la UNAM por concurso de selección en el ciclo 2006-2007 mediante modelos de regresión logística. Los resultados muestran que “los aspirantes con mayores probabilidades de ingresar son hombres, de mayor edad, de origen socioeconómico medio y alto, que tienen un alto promedio de bachillerato, que estudiaron en escuelas privadas y que tienen acceso a recursos culturales y educativos” (Guzmán y Serrano, 2011: 32).
La revisión de investigaciones, sin pretensiones de exhaustividad, brinda un panorama sobre la reconfiguración social de la población estudiantil de la UNAM desde la década de los setenta e invita a retomar la discusión sobre la selectividad en el ingreso a la licenciatura por concurso de selección. Por otra parte, permite delinear una valiosa guía teórica para abordar el problema de la desigualdad de oportunidades en el ingreso al nivel superior bajo una mirada sociológica.
Los estudios sociológicos que analizan la producción y reproducción de la desigualdad realizan una distinción entre la desigualdad de condiciones y la desigualdad de oportunidades. La primera refiere a las diferencias en la distribución de bienes y recursos como la educación, el ingreso o la riqueza en un momento determinado en el tiempo. La segunda se concentra en la siguiente pregunta: ¿el destino de las personas se encuentra determinado por las condiciones sociales de origen?; es decir, se intenta dilucidar en qué medida los destinos de las personas están atados a los orígenes sociales familiares (Solís et al., 2016).
Este artículo se inscribe en la perspectiva sociológica de la estratificación social y la desigualdad de oportunidades educativas cuyo interés principal radica en analizar “la diferencia, en función de los orígenes sociales, en las probabilidades de acceso a los diferentes niveles de enseñanza y particularmente a los niveles más altos” (Boudon, 1973: 17).
Las investigaciones de corte sociológico, bajo la perspectiva de la desigualdad de oportunidades, utilizan un conjunto de dimensiones e indicadores para analizar la composición social de los estudiantes de primer ingreso a la licenciatura (Cuadro 1).
Dimensión | Indicador |
---|---|
Características personales (sociodemográficas) | Edad, sexo, estado civil, número de hijos |
Antecedentes académicos | Escuela de procedencia, años o materias reprobadas, calificaciones, suspensiones temporales de estudio |
Características sociofamiliares y socioeconómicas (origen social) | Escolaridad y ocupación de los padres, ingresos familiares y otros indicadores para medir el nivel socioeconómico de la familia |
Participación en el mercado laboral del estudiante | Condición de actividad, categoría ocupacional y horas trabajadas |
Motivaciones para estudiar o para elegir una carrera | Intereses, inclinaciones e influencias en la decisión |
Condiciones de estudio | Lugar para estudiar, libros con los que se cuenta, acceso a equipo de cómputo |
Percepciones y opiniones en torno a la escuela | Condiciones de los establecimientos, planes de estudio, materias específicas u opiniones sobre los maestros |
Actividades culturales y recreativas | Asistencia a cines, teatros, práctica de deportes, participación en actividades artísticas |
Expectativas académicas y laborales | Expectativas de logro educativo, importancia asignada a la educación y expectativas laborales (por ejemplo, puestos de trabajo y salarios) |
Fuente: con base enGuzmán (2005).
Dado el objetivo del artículo, se retoman tres dimensiones conceptuales: 1) características personales (sociodemográficas), 2) antecedentes escolares y 3) características sociofamiliares y socioeconómicas (origen social familiar).
Las características personales se miden a través de variables sociodemográficas (como edad y sexo) que, en el marco de los estudios sobre trayectorias educativas, resultan útiles “para estimar por separado la variación de las oportunidades educativas de los miembros de cualquier grupo escolar” (Bartolucci, 1994: 61).
Los antecedentes escolares, medidos por medio de la escuela de procedencia y el desempeño académico en el bachillerato, influyen sobre las oportunidades de ingresar a la educación superior (De Garay, 2001; Chain y Jacome, 2007; Guzmán y Serrano, 2011). Por ejemplo, la expansión de la educación media fue acompañada de un proceso de estratificación de la oferta institucional -sostenimiento público y privado, modelos de bachillerato general, tecnológico y técnico, etcétera-. En este contexto, una cuestión por resolver es en qué medida la escuela de procedencia en el bachillerato incide sobre el ingreso a instituciones de educación superior públicas de alto prestigio académico y social como la UNAM.
Las investigaciones internacionales y nacionales coinciden en señalar que el origen social de los estudiantes constituye un factor determinante del ingreso a la educación superior. Para hacer observable el origen social suelen utilizar los siguientes indicadores: la escolaridad y la ocupación de los padres, los ingresos mensuales familiares y el nivel socioeconómico y cultural de la familia. La estrategia teórica y metodológica consiste en analizar los efectos independientes que tienen estos indicadores sobre los resultados educativos; en este caso, el ingreso al nivel superior de educación. Específicamente, en este artículo se considera el nivel de escolaridad de los padres, los ingresos mensuales familiares y el acceso a recursos culturales para aproximarse al efecto del origen social sobre el ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso bajo los siguientes supuestos analíticos:
Escolaridad de los padres. El nivel de escolaridad de los padres influye significativamente sobre el logro educativo de los hijos. Por otra parte, el nivel de escolaridad de los padres es un indicador indirecto tanto del conocimiento y la información que orienta la elección de la universidad y la carrera, como de las expectativas de éxito académico (Voigt, 2007).
Ingresos mensuales familiares. Los ingresos mensuales constituyen un proxy del nivel socioeconómico de la familia de origen. El nivel socioeconómico de la familia tiene un fuerte impacto sobre la continuidad escolar y, en última instancia, sobre las oportunidades de vida de las personas en términos de Max Weber. Las familias de ingresos altos pueden pagar los costos directos e indirectos de la educación de sus hijos y, a su vez, sus hijos permanecen más tiempo en la escuela. En este sentido, se acentúa la desigualdad en el proceso de logro educativo (Shavit et al., 2007).
Acceso a recursos culturales. En el marco de la perspectiva de la reproducción cultural, el acceso diferencial a los recursos culturales incide en las oportunidades educativas. Particularmente, la disponibilidad de materiales de consulta que apoyan las labores escolares (tales como libros, enciclopedias, mapas y atlas) permitiría una mayor exposición a la lectura y, en términos generales, impulsaría el desarrollo de las habilidades educativas y el aprovechamiento escolar (De Graaf et al., 2000).
Diseño metodológico: datos, variables y métodos
La población de estudio refiere a los aspirantes que desean ingresar a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección en el ciclo 2019-2020, lo que representa un total de 211 354 aspirantes, de los cuales solo 26 406 (12.5%) fueron seleccionados para conformar la población de asignados.1 La fuente de datos proviene del Perfil de Aspirantes y Asignados a Licenciatura proporcionada por la Dirección General de Planeación de la UNAM. Específicamente, la información se obtiene de la Hoja de Datos Estadísticos (HDE) que es llenada de manera electrónica por los aspirantes. La HDE integra cuatro categorías: 1) datos generales -8 preguntas-, 2) datos de estudios inmediatos anteriores -12 preguntas-, 3) datos personales -12 preguntas- y 4) situación socioeconómica -21 preguntas- (UNAM-DGPL, 2020).
El Cuadro 2 muestra las variables analíticas según el objetivo de investigación planteado.
* Nota: aproximadamente 1.2% de los aspirantes no proporcionaron información sobre el nivel de escolaridad del padre y de la madre -2520 valores faltantes-.
** Nota: en 2019 el salario mínimo representaba 102.68 pesos diarios.
Fuente: elaboración propia.
La estrategia de análisis descansa en un modelo de regresión logística binomial donde la variable dependiente es dicotómica: (0) aspirante no asignado y (1) aspirante asignado. Mientras que las variables independientes refieren a las características sociodemográficas (sexo, edad y total de integrantes en el hogar), los antecedentes escolares (combinación de sectores en la educación básica y media, escuela de procedencia, finalización del bachillerato en tres años y promedio) y los orígenes sociales familiares de los aspirantes (máximo nivel escolaridad padre/ madre, ingreso familiar mensual e índice de acceso a recursos culturales) (Cuadro 2). La ventaja de este tipo de modelo es que permite “analizar la relación entre una variable explicativa y una variable de resultado [dependiente] mientras controla los efectos de las otras variables [explicativas]” (Long y Freese, 2014: 8).
La ecuación del modelo logístico binomial expresada en odds ratios (razones de momios) es la siguiente:
La parte izquierda de la ecuación da cuenta de los momios de “éxito” (aspirante asignado). En la parte derecha se observa la exponencial de la constante y de los coeficientes de las variables independientes. La transformación exponencial permite una interpretación más clara del coeficiente β: “Un cociente de razones superior a 1 indica que el efecto de la variable independiente en cuestión es positivo (aumenta la razón de ocurrencia del suceso estudiado), un cociente de razones inferior a 1 indica un efecto negativo (reduce la razón) y un cociente de razones de 1 indica ausencia de efecto” (Escobar et al., 2012: 381).
Para evaluar la bondad de ajuste global del modelo se proporciona la Pseudo R2 de McFadden (Long y Freese, 2014).2
¿Quiénes son los aspirantes que desean ingresar a la licenciatura por concurso de selección?3
La proporción de hombres y mujeres representa 44.4% y 55.6% respectivamente, con un promedio de edad de 21 años. Las características personales indican que la mayoría son solteros, no tienen hijos y viven con sus padres, que constituyen el principal sostén económico de sus estudios.
Según los antecedentes escolares, los aspirantes provienen de instituciones educativas públicas: 76.8% en la primaria, 82.2% en la secundaria y 78% en la educación media superior. Específicamente, cursaron el bachillerato en escuelas ubicadas en la Ciudad de México (46.3%) y el Estado de México (33.9%); principalmente incorporadas a la Secretaría de Educación Pública (SEP) (37.4%), el Colegio de Bachilleres (22.4%) y la UNAM (12.8%) en el turno matutino y vespertino (66.4% y 22.9%, respectivamente).
El desempeño educativo en el bachillerato muestra que los aspirantes finalizaron el nivel en tres años (80.4%), prácticamente no recursaron materias (84.8%) y su promedio de calificaciones se concentra en las categorías de 7.6 a 8.0 (20.7%) y de 8.1 a 8.5 (24.1%). Por último, los aspirantes señalaron que la preparación teórica recibida en el transcurso de los estudios de bachillerato resultó buena (59.6%) y, en menor medida, excelente (28.7%).
El máximo nivel educativo alcanzado por los padres (madre/padre) y los ingresos mensuales familiares (salarios mínimos) reflejan las condiciones sociales y económicas de origen de los aspirantes. Al considerar la escolaridad de los padres, destaca que 37.7% de las madres y 35.6% de los padres a lo sumo finalizaron la educación básica. La proporción de madres y padres que alcanza la educación media superior (carrera técnica después de la secundaria y bachillerato) representa 28.5% y 27.5%, respectivamente. Por último, 33.8% de las madres y 37% de los padres de los aspirantes lograron acceder a la educación superior; de éstos 15.3% y 17.5% corresponden al nivel de licenciatura o normal superior completa.
La distribución del ingreso familiar indica que aproximadamente 5 de cada 10 aspirantes contaba con ingresos familiares menores a dos salarios mínimos (47.1%); solamente el 11.8% cuenta con ingresos superiores a los seis salarios mínimos.
En suma, la población de aspirantes está conformada por una proporción mayor de mujeres; los aspirantes son solteros, sin hijos, con una edad promedio que se ajusta a una trayectoria escolar continua, cuyos padres constituyen el principal sostén económico de sus estudios y que cursaron el bachillerato mayormente en escuelas incorporadas a la SEP y al Colegio de Bachilleres.
Durante el bachillerato no recursaron materias y terminaron sus estudios en tres años con un promedio de calificaciones entre 7.6 y 8.5. Si bien sus padres tuvieron la oportunidad de cursar estudios postsecundarios, el grueso de los ingresos familiares percibido se concentra en menos de 6 salarios mínimos.
Factores asociados al ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección
En este apartado se presenta el modelo de regresión logística ajustado para analizar los factores asociados al ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección. El modelo incorpora simultáneamente tres grupos de variables independientes mencionados anteriormente: 1) sociodemográficas, 2) antecedentes escolares y 3) orígenes sociales familiares de los aspirantes.
El primer grupo da cuenta de tres variables sociodemográficas básicas: el sexo, la edad y el total de integrantes del hogar que tienen efectos estadísticamente significativos sobre las probabilidades de ingreso al nivel de licenciatura de la UNAM por concurso de selección.
La variable sexo indica que las mujeres tienen menores probabilidades de ingresar a la licenciatura de la UNAM por medio del concurso, en comparación con los hombres; en este caso, los momios de las mujeres disminuyen 25% frente a los hombres. Este resultado llama la atención porque desde finales del siglo XX la participación de las mujeres en la educación superior registra una tendencia sostenida de crecimiento y expansión (Zubieta García y Marrero Narváez, 2005; De Garay y del Valle Díaz Muñoz, 2012). Por ejemplo, en el ciclo escolar 2019-2020, la educación superior alcanzó una matrícula escolarizada de 4 061 644 estudiantes, de los cuales 2 062 566 son mujeres y 1 999 078 son hombres (50.8% y 49.2%, respectivamente) (SEP, 2020).4
Variables independientes | Razones de momios | Error estándar |
---|---|---|
Sexo | ||
Hombres (omitida) | ||
Mujeres | 0.753*** | 0.011 |
Edad | 1.243*** | 0.003 |
Total de integrantes en el hogar | 0.971*** | 0.004 |
Combinación sectores en educación básica y media superior | ||
Siempre escuelas públicas (omitida) | ||
Siempre escuelas privadas | 1.304*** | 0.035 |
Trayectoria mixta | 1.040*** | 0.018 |
Escuela de procedencia | ||
Incorporada a la UNAM (omitida) | ||
Incorporada a la SEP | 0.588*** | 0.012 |
Colegio de Bachilleres | 0.670*** | 0.016 |
Escuela estatal o municipal | 0.795*** | 0.024 |
Vocacional | 1.064*** | 0.039 |
Normal o Superior | 0.731*** | 0.038 |
Otra/Bachillerato a distancia | 0.685*** | 0.017 |
Finalización bachillerato en tres años | ||
Sí (omitida) | ||
No | 0.900*** | 0.016 |
Promedio | ||
De 7.0 a 7.5 (omitida) | ||
De 7.6 a 8.0 | 1.146*** | 0.026 |
De 8.1 a 8.5 | 1.346*** | 0.030 |
De 8.6 a 9.0 | 1.608*** | 0.039 |
De 9.1 a 9.5 | 1.946*** | 0.049 |
De 9.6 a 10 | 2.691*** | 0.090 |
Máximo nivel escolaridad padre/madre | ||
Sin estudios (omitida) | ||
Primaria | 1.146*** | 0.096 |
Secundaria | 1.130*** | 0.093 |
Carrera técnica D/S | 1.224*** | 0.103 |
Bachillerato o equivalente | 1.259*** | 0.103 |
CTP/Licenciatura/Normal superior | 1.527*** | 0.124 |
Posgrado | 1.786*** | 0.151 |
Ingreso mensual familiar | ||
Menos de 2 (omitida) | ||
De 2 a menos de 4 | 1.273*** | 0.022 |
De 4 a menos de 6 | 1.387*** | 0.032 |
De 6 a menos de 8 | 1.509*** | 0.043 |
De 8 a menos de 10 | 1.608*** | 0.059 |
Más de 10 | 1.887*** | 0.069 |
Índice de acceso a recursos culturales | 1.092*** | 0.024 |
Número de observaciones | 208 834+ | |
Log likelihood | -71205.745 | |
Pseudo R2 de McFadden | 0.0949 |
+ El modelo final se ajusta sobre 208 834 casos por los valores faltantes en la variable máximo nivel de escolaridad padre/madre -2520 casos-.
* p <0.05; ** p <0.01; *** p <0.001.
Fuente: elaboración propia.
El caso de la UNAM presenta una tendencia similar; en el año 1991 ingresaron por primera vez más mujeres que hombres a la licenciatura: 15 279 hombres y 15 880 mujeres. Desde entonces, el primer ingreso a la licenciatura de la UNAM muestra que la participación de las mujeres resulta ligeramente mayor a la participación de los hombres, sin distinguir el pase reglamentado y el concurso de selección (UNAM-DGPL, 2004). Por otra parte, los indicadores de rendimiento escolar “favorecen a las mujeres, que aprueban más materias, reprueban menos y tienen mayor participación en los promedios más altos” (Buquet et al., 2006: 196).
¿Por qué las mujeres tienen menor probabilidad de ingresar al nivel de licenciatura de la UNAM por medio del concurso de selección? De acuerdo con Guzmán y Serrano (2011), la respuesta a esta pregunta puede encontrarse en los mecanismos de selección y en el tipo de examen de ingreso.
El examen consta de 120 reactivos de opción múltiple sobre biología, español, filosofía, física, geografía, historia de México, historia universal, literatura, matemáticas y química. El número de reactivos de cada asignatura depende del área de conocimiento al que pertenezca la carrera elegida por el aspirante. El argumento explicativo sugiere que la evaluación está influida por estilos de trabajo y comunicación diferenciales según el sexo: “De las mujeres se ha observado que son mejores en los ejercicios que requieren de una escritura extensa, y los hombres, por su parte, sobresalen en las tareas que demandan respuestas cortas y de opción múltiple (Mingo, 2006), que es la modalidad aplicada para los exámenes de ingreso a la UNAM” (Guzmán y Serrano, 2011: 42).5
La edad de los aspirantes se asocia al ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección. A medida que aumenta la edad se incrementan las probabilidades de ingresar a la licenciatura; los momios se incrementan 24% por cada cambio unitario en la edad de los aspirantes. La distribución de la variable edad muestra que 5 de cada 10 aspirantes que ingresaron a la UNAM para estudiar una carrera a través del concurso tienen más de 21 años (53.4%), de los cuales 11.5% tiene entre 26 y 30 años y 15.9% tiene más de 30 años (UNAM-DGPL, 2020).6 El “Estudio comparativo del perfil de los alumnos de primer ingreso de bachillerato y licenciatura de la UNAM. Ciclos 2006-2007 a 2015-2016”, realizado por la Dirección General de Planeación de la UNAM, muestra que “las edades más frecuentes de ingreso de los alumnos de CSL (Concurso de Selección a Licenciatura) son 18 y 19 años, sin embargo, la proporción ha decrecido, y se han incrementado los porcentajes de los segmentos de mayor edad, particularmente el de más de 30 años” (UNAM-DGPL, 2017: 38).
Por un lado, la situación descrita podría explicarse por el hecho de que se trate de aspirantes que intentaron ingresar varias veces a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección y, de esta forma, adquieren una experiencia mayor en la preparación y presentación del examen frente a los aspirantes más jóvenes que recién egresan del bachillerato: “hemos podido observar cómo se da este recorrido para poder ingresar a la UNAM. Se compone de numerosos intentos por lograrlo: cuatro, cinco y hasta siete intentos. En este sentido, podemos hablar de una verdadera lucha por poder ingresar” (Guzmán, 2012: 160). Por otro lado, puede que se trate de aspirantes que cuentan con una licenciatura y quieren estudiar otra carrera para actualizar y complementar los conocimientos en su campo de trabajo.
La variable total de integrantes en el hogar tiene un efecto negativo y significativo (razón de momios=0.971; p <0.001); a medida que aumentan los integrantes del hogar disminuyen ligeramente las probabilidades de ingresar a la licenciatura por medio del concurso. La bibliografía demográfica especializada muestra una relación negativa entre el tamaño del hogar y los logros educativos de los jóvenes. La explicación propuesta, basada en la cantidad y la distribución de los recursos, indica que en los hogares grandes disminuyen los recursos destinados a la educación que recibe cada hijo por parte de sus padres (Mier y Terán y Pederzini, 2010).
El segundo grupo de variables refiere a los antecedentes escolares de los aspirantes. La variable combinación de sectores muestra que los aspirantes que cursaron la educación básica y media en instituciones privadas tienen probabilidades más altas de ingresar a la licenciatura de la UNAM vía el concurso que quienes cursaron en instituciones públicas; los momios estimados son 30% mayores una vez controladas las características sociodemográficas y los antecedentes sociales familiares. Si bien existe una marcada heterogeneidad en la oferta educativa, el paso de los estudiantes por escuelas privadas otorga mayores oportunidades de progresión escolar hacia la educación superior: “No es sólo que los niños y jóvenes de estratos sociales altos tengan cada vez mayores probabilidades de ir a escuelas privadas, sino también que la asistencia a estas escuelas parece tener efectos independientes que favorecen la continuidad escolar, ampliando así aún más las brechas sociales en el logro educativo” (Solís, 2013: 93).
Una explicación posible refiere a los factores internos de la escuela; es decir, los agentes y los recursos educativos (tales como infraestructura, tamaño de los grupos y personal docente), la calidad del currículo y las estrategias de enseñanza-aprendizaje asociadas a las escuelas privadas que podrían traducirse en un mejor nivel de desempeño académico por parte de sus estudiantes (Casassus, citado por Guzmán y Serrano, 2011). Por ejemplo, los estudiantes de escuelas privadas obtuvieron mejores resultados en el Examen Nacional de Ingreso a la Educación Superior (EXANI-II) que los estudiantes de escuelas públicas en el año 2019, particularmente en las áreas de pensamiento matemático y estructura de la lengua (CENEVAL, 2019).
La escuela de procedencia juega un papel importante en el ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso. Los aspirantes que provienen de escuelas incorporadas a la SEP, Colegio de Bachilleres, escuela estatal o municipal, normal o superior y bachillerato a distancia tienen menores probabilidades de ingresar a la licenciatura que los aspirantes que provienen de escuelas incorporadas a la UNAM. Por ejemplo, los momios de ingreso a la licenciatura para los aspirantes de escuelas incorporadas a la SEP y del Colegio de Bachilleres disminuyen 41% y 33% respectivamente, frente a los aspirantes de escuelas incorporadas. Dicho de otra forma, los egresados del sistema incorporado cuentan con mayores probabilidades de ingresar a la licenciatura. Las escuelas incorporadas preparan a sus estudiantes con los mismos planes y programas de estudio que se imparten en el bachillerato de la UNAM (DGIRE, 2021); en este sentido, la proximidad curricular podría marcar una ventaja de cara al ingreso a la licenciatura por concurso de selección.
El ingreso a la licenciatura por medio del concurso también se encuentra asociado al desempeño de los aspirantes durante el bachillerato, principalmente al promedio de calificaciones. Los aspirantes que presentan rezago en el tiempo de finalización del bachillerato (más de tres años) tienen menores probabilidades de ingresar al nivel de licenciatura de la UNAM; los momios disminuyen 10% tomando como categoría de referencia a los aspirantes que lograron terminar el bachillerato en los tres años estipulados. En general, el rezago en el tiempo de finalización del bachillerato se debe a la reprobación de materias y a motivos socioeconómicos (UNAM-DGPL, 2020).
El promedio de calificaciones resulta una variable clave en el ingreso por concurso de selección: a medida que aumenta el promedio se incrementan sistemáticamente las probabilidades de ingresar a la licenciatura. Así, por ejemplo, los aspirantes con promedio de 9.6 a 10 tienen casi 3 veces más chances de ingresar a la licenciatura que los aspirantes con promedio de 7.0 a 7.5. En concordancia con los estudios antecedentes, el ingreso a la licenciatura por concurso de selección se encuentra estrechamente asociado al promedio obtenido en el bachillerato y podría reflejar “el peso de los conocimientos académicos adquiridos en la trayectoria educativa previa [que] sería cada vez mayor, al incrementarse la competencia de un número mayor de solicitantes por un número relativamente rígido de lugares” (Blanco, 2021: 14).
El tercer grupo de variables refiere a los orígenes sociales de los aspirantes. A simple vista se observa que el nivel de escolaridad de los padres y el ingreso familiar mensual imprimen fuertes brechas a favor de los aspirantes de estratos sociales altos: a medida que se asciende en la estructura social, mayores son las probabilidades de ingresar a la licenciatura de la UNAM en el marco del concurso. En cuanto a la escolaridad de los padres, se observa que los momios de los aspirantes cuyos padres tienen nivel de licenciatura y posgrado se incrementan 52% y 78% respectivamente, en contraste con los aspirantes de orígenes educativos bajos; es decir, padres que no asistieron a la escuela.
Los padres juegan un papel sumamente importante en el proceso de ingreso a la universidad y en la elección de la carrera de sus hijos. Así, por ejemplo, los estudiantes de clase media-alta con padres universitarios tienen un abanico más amplio de opciones educativas -por ejemplo, conocimiento sobre instituciones de educación superior, áreas disciplinarias y procesos de ingreso a través de exámenes de admisión-, mayores expectativas de éxito académico, apoyos y acompañamientos educativos adicionales y acceso a un cúmulo de información valiosa a través de la experiencia universitaria de sus padres que orienta el ingreso a la educación superior (Voigt, 2007).
El ingreso familiar mensual, medido a través de salarios mínimos, constituye un proxy del nivel socioeconómico de la familia de los aspirantes. Los resultados indican que la desigualdad socioeconómica sigue siendo un determinante fundamental de las brechas de oportunidades de ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección: a medida que aumentan los ingresos familiares se incrementan significativamente las probabilidades de ingreso a la licenciatura. Por ejemplo, los momios de los aspirantes que cuentan con ingresos familiares mayores a 10 salarios mínimos se incrementan 88% frente a los aspirantes cuyos ingresos familiares son menores a 2 salarios mínimos. En sintonía, Guzmán y Serrano (2011) reportaron momios de ingreso a la universidad 91% mayores para los aspirantes de ingresos altos frente a los aspirantes de ingresos bajos y, al respecto, señalan que se pone “en evidencia el gran peso que reviste el origen socioeconómico de los jóvenes al ingresar al nivel superior que, si bien pueden diluirse durante la estancia en la Universidad, en el proceso de selección juegan un papel muy importante” (Guzmán y Serrano, 2011: 46).
Las familias de ingresos altos pueden pagar los costos directos e indirectos de la educación superior de sus hijos (Shavit et al., 2007). Por ejemplo, las familias de estratos socioeconómicos altos pueden pagar cursos particulares para que sus hijos rindan el examen de ingreso a la licenciatura de la UNAM; esta ventaja se convierte en un efecto compensatorio cuando sus hijos enfrentan un problema de bajo rendimiento escolar (Bernardi y Cebolla, 2014).
La última variable del análisis refiere al acceso a recursos culturales; en este sentido, cuando aumenta el acceso a recursos culturales se incrementan las probabilidades de ingresar a la licenciatura de la UNAM por concurso (razón de momios=1.092; p <0.001). El acceso a recursos culturales se hace observable a través de los materiales de consulta que los aspirantes utilizan en su casa: libros de texto, revistas culturales, enciclopedias, periódicos, atlas y mapas e internet. En general, los aspirantes con accesos a recursos culturales altos pertenecen a las familias de estratos sociales privilegiados. Dicho acceso permite una mayor exposición a la lectura y, en términos generales, facilita el aprovechamiento escolar (De Graaf et al., 2000).
Para finalizar, a partir de la ecuación del modelo de regresión logística, se calculó un conjunto de probabilidades que ofrece un panorama sintético sobre el peso de la acumulación de (des)ventajas sociales en el ingreso a la licenciatura de la UNAM por medio del concurso. En el Cuadro 4 se presentan las probabilidades estimadas de ingreso para dos perfiles de aspirantes de alto contraste según el sexo:7
Perfil 1: aspirantes que provienen de una escuela incorporada a la UNAM y que finalizaron los estudios de bachillerato en tres años con un promedio de 9.6 a 10; sus padres son universitarios y cuentan con ingresos familiares superiores a los 10 salarios mínimos.
Perfil 2: aspirantes que provienen del Colegio de Bachilleres y que finalizaron los estudios de bachillerato en tres años con un promedio de 7.0 a 7.5; sus padres a lo sumo terminaron la secundaria y cuentan con ingresos familiares de 4 a menos de 6 salarios mínimos.
Perfil | Sexo | Probabilidad | Riesgo relativo |
---|---|---|---|
1 | Hombres | 0.45 | Hombres perfil 1/ Hombres perfil 2= 5.21 |
2 | Hombres | 0.09 | |
1 | Mujeres | 0.38 | Mujeres perfil 1/ Mujeres perfil 2= 5.74 |
2 | Mujeres | 0.07 |
Fuente: elaboración propia.
Las probabilidades reflejan de manera contundente la incidencia de la acumulación de (des)ventajas sociales en el ingreso a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección. La probabilidad de ingreso para los hombres y las mujeres que provienen de escuelas incorporadas a la UNAM y que finalizaron el bachillerato en tres años con un promedio de 9.6 a 10, cuyos padres son universitarios y que cuentan con ingresos familiares superiores a los 10 salarios mínimos es de 0.45 y 0.38, respectivamente (perfil 1). En cambio, la probabilidad de ingreso para los hombres y las mujeres que provienen del Colegio de Bachilleres y que finalizaron el bachillerato en tres años con un promedio de 7.0 a 7.5, cuyos padres a lo sumo terminaron la educación secundaria y que cuentan con ingresos familiares de 4 a menos de 6 salarios mínimos es de 0.09 y 0.07, respectivamente (perfil 2).
Para medir la magnitud de las brechas se utiliza el riesgo relativo; es decir, la razón de las probabilidades de ingreso entre los aspirantes del perfil 1 y los aspirantes del perfil 2 para hombres y mujeres:
La probabilidad de ingresar a la licenciatura de la UNAM por concurso de selección es 5.21 veces mayor para los aspirantes del perfil 1 frente a los aspirantes del perfil 2 para los hombres y 5.75 veces mayor para las mujeres. Los riesgos relativos muestran que el ingreso continúa siendo inequitativo; los aspirantes de estratos sociales altos que disponen de mayor capital escolar y que cuentan con mejores oportunidades de aprendizaje tienen un mejor desempeño en el examen y, por lo tanto, mayor éxito en alcanzar y ocupar los lugares disponibles en la Universidad Nacional. En gran medida, este hallazgo coincide con lo reportado por Guzmán y Serrano (2011) diez años atrás: “De esta manera, se va perfilando un proceso de selectividad que deja de lado a los estudiantes más desfavorecidos. En este sentido la UNAM, sin proponérselo y a través de los exámenes de ingreso, está siendo un filtro social que abre o cierra puertas de acuerdo con la condición social” (Guzmán y Serrano, 2011: 51).
Conclusiones y discusión
En este artículo se analizaron los factores sociodemográficos, académicos, socioeconómicos y culturales que inciden en el ingreso a la licenciatura de la UNAM por medio del concurso de selección en el ciclo escolar 2019-2020.
Los resultados del artículo, tomados en conjunto, muestran que la desigualdad social persiste en el ingreso a la licenciatura. Los aspirantes -principalmente los hombres- de orígenes socioeconómicos medios y altos con acceso a recursos culturales, que cursaron el bachillerato en escuelas privadas bajo el sistema incorporado y que finalizaron sus estudios en tres años con promedio alto, tienen mayores probabilidades de ingresar a la licenciatura de la Universidad Nacional.
Un área de oportunidad para trabajos futuros consiste en comparar las características de los estudiantes que ingresan por concurso y por pase reglamentado para tener un panorama global sobre la configuración del perfil social de la población de nuevo ingreso y de los mecanismos que regulan la entrada a la Universidad; así como analizar el efecto de la desigualdad por planteles y áreas de conocimiento. Por otra parte, siguiendo los supuestos del modelo de Wisconsin -Wisconsin Model of Status Attainment-, sería importante dirigir la mirada hacia el papel de las aspiraciones y las motivaciones familiares en el ingreso a la licenciatura. Para aproximarse a este tema podrían utilizarse algunos indicadores de la HDE referidos a la opinión sobre el éxito como estudiante -califica el éxito que has tenido como estudiante- y la insistencia de los padres en los estudios -¿qué tanto insisten tus padres para que sigas estudiando?-.
La estrategia prioritaria 1.6 del Programa Sectorial de Educación 2020-2024 apunta a garantizar la obligatoriedad y gratuidad de la educación superior como condición para asegurar el acceso de los jóvenes al conocimiento, la cultura y el desarrollo integral y, entre las acciones puntuales, destaca la revisión de los mecanismos de selección y admisión de los estudiantes para la inclusión de grupos sociales desfavorecidos en las oportunidades de acceso respetando la autonomía de las universidades (DOF, 2020). En este contexto resurgió el debate sobre el impacto de la estratificación y la desigualdad social en los procesos de acceso a las instituciones de educación superior públicas: ¿qué implicaciones sociales tienen las distintas vías de acceso a la educación superior? (Buendía Espinosa y Álvarez Mendiola, 2019).
El examen de conocimientos a gran escala representa una de las modalidades predominantes de acceso a la educación superior pública, como es el caso del concurso de selección de la UNAM. Esta vía de acceso es controversial porque tiende, por un lado, a reproducir la desigualdad en la medida en que el desempeño en el examen se asocia al origen sociocultural de los estudiantes y, por otro lado, a legitimarla bajo el argumento de que el resultado expresa el mérito y el esfuerzo personal.
El ingreso a la licenciatura de la UNAM a través del examen está condicionado por las características socioeconómicas y culturales de los estudiantes. Hace falta impulsar el debate sobre el proceso de selección y admisión a la licenciatura bajo criterios de distribución más justos que amortigüen los efectos de la acumulación de las (des)ventajas sociales según la misión, visión y principios de la Universidad.
La competencia de todos contra todos que supone el examen, donde los aspirantes son tratados de la misma forma como si tuvieran oportunidades de vida similares, no hace más que exacerbar la desigualdad social puesto que resulta mucho más probable que sea seleccionado el hijo de un profesionista que el hijo de un obrero. Por su parte, el diseño del examen ha recibido fuertes críticas porque parte de las preguntas son de tipo memorístico y por la necesidad de considerar no sólo conocimientos, sino también habilidades de comprensión lectora y razonamiento matemático que constituyen una fuente indispensable para los aprendizajes futuros durante el desarrollo de la carrera.
El desafío consiste en pensar en la viabilidad y la pertinencia de procesos de ingreso a la licenciatura alternativos que pongan un “piso parejo para todos” y compensen la acumulación de las (des)ventajas sociales en busca de favorecer la equidad y la inclusión social. Si el proceso de selección y admisión continúa regido exclusivamente por una noción de meritocracia estricta puede acentuar la desigualdad de oportunidades, un fenómeno totalmente opuesto al sentido social de la UNAM.