Editorial

El bosque de la primavera, en Jalisco, una vez más estuvo en primera plana por el incendio forestal que le afectó este 2012, si bien tal temporada de incendios sin duda está resultando bastante moderada en comparación con la 2011. Esta última fue récord en superficie afectada a nivel nacional, con aproximadamente 950,000 ha, y también mostró un complejo de dos grandes incendios, que terminó cubriendo 316,000 ha en Coahuila, la mayor superficie de incendio o complejo alguno en la nación. No obstante, en el 2011, se han presentado varios incendios notables, como el de Jalisco y el de la Sierra Gorda en Querétaro. En Puebla, lamentablemente, dos personas perdieron la vida en combate.

El Dr. Stephen J. Pyne, autoridad mundial en aspectos históricos, políticos y culturales de los incendios forestales, comenta para el caso de los Estados Unidos que, salvo en el sureste de este país, en general se practican muchas quemas prescritas pequeñas o relativamente pequeñas, en comparación con las superficies que marcan los regímenes de fuego naturales. Lo anterior, junto con los efectos del cambio climático global, deja un nivel alto de incertidumbre respecto a las respuestas que tales ecosistemas tendrán.

En ese mismo país, las nuevas generaciones de jefes de incendios comienzan a optar por nuevas alternativas al confrontar el fuego, como el dejar que una parte de un incendio cumpla su papel ecológico y combatir agresivamente otra zona del mismo incendio, si en la primera se considera que el fuego no será tan peligroso y es requerido por el ecosistema, mientras que en la segunda se combate por el peligro que puede representar para la población o para vegetación sensible al efecto de las llamas.

La comunidad de incendios forestales en México, con una fuerte participación de algunas universidades e institutos de investigación, empuja la cohesión entre un uso rural racional del fuego, empatado con su empleo ecológico y con la prevención y combate de incendios, el tan mencionado manejo integral del fuego. Esta será nuestra forma de encarar la mayor siniestralidad que se espera ante el calentamiento global y dada nuestra realidad social en el campo.

Bajo este contexto hay una gran cantidad de retos para la investigación en las disciplinas forestales y ambientales en general, ya no sólo hablando del tema incendios, pero es crucial incluir en tales tópicos a las comunidades rurales. Hoy más que nunca, la interacción hombre-naturaleza, marca el camino para preservarla, aprovecharla y para que el ser humano goce de mayor bienestar. Temas de investigación que incluyan la comprensión de un valioso empirismo para el uso del bosque, o bien propuestas para ayudar a mejorar tales tecnologías tradicionales o el diseño de otras más para determinadas comunidades rurales; todo ese abanico de posibilidades hoy representa uno de los caminos de la investigación para apoyar la sustentabilidad y para enfrentar las consecuencias del cambio climático global.

Tal tipo de investigación se ha hecho desde hace varias décadas en el país; por ejemplo, la del Maestro Efraím Hernández-Xolocotzi y su grupo. En ciertas disciplinas, como la agroforestería, esto nunca se ha perdido de vista, pero en otras áreas el enfoque cultural ha sufrido altas y bajas o incluso, recientemente se le reconoce, como en el caso de los incendios forestales.

Bajo este contexto, es grato que la Revista Chapingo Serie Ciencias Forestales y del Ambiente, incluya poco a poco, temas de investigación que involucran a las comunidades rurales. Como es su costumbre, la Revista da cabida a temas de actualidad y que anhelan contribuir a mejorar de alguna forma y en alguna medida, la calidad de vida de la gente del campo y de la sociedad en general.

Dante Arturo Rodríguez Trejo