Estimado editor.
Con respecto al artículo publicado por Cajal-Calvo et al.,1 en su prestigiosa revista, quisiéramos explicar algunos elementos importantes para la discusión.
Uno de los principales factores de riesgo para cualquier infección del tracto urinario de tipo enfisematoso es la diabetes mellitus.2 En estos pacientes, las bacterias fermentan la glucosa que esta presente en altas concentraciones en los diferentes tejidos, incluyendo el tracto genitourinario, principalmente en la orina. Esto conlleva a la producción y acumulación de acido (láctico, alcohol, fórmico, butírico y propiónico) que se convierte a CO2 en el momento que baja el nivel de pH por debajo de 6.3
Por otro lado, los síntomas de estos pacientes son muy inespecíficos, por tanto, la frecuencia de estas condiciones puede ser mucho mayor. Realmente, para considerar un proceso enfisematoso se requiere de una escanografía computada, estudio que tiene mayor sensibilidad y especificidad (alrededor del 95% en ambas características).4
El último punto que quisiéramos resaltar, aunque no menos importante, es acerca del tratamiento. La antibioticoterapia y la derivación urinaria es el método estándar para tratar los pacientes con una cistitis enfisematosa. Además, requiere control estricto metabólico. En tal caso, podrían ser necesarias medidas con mayor intervención, sin embargo, no es frecuente. La mayoría de los pacientes tienen excelente evolución si se ha ofrecido un tratamiento agresivo, apropiado y dirigido a la condición clínica del paciente.2
Para finalizar, quisiéramos hacer énfasis en la importancia de la alta sospecha diagnostica en aquellos pacientes con condiciones que no mejoren con el tratamiento convencional. De tal manera que un estudio mas profundo podría llevarnos a considerar esta condición clínica y dar un manejo más intervencionista favoreciendo el pronóstico del paciente.