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Acta de investigación psicológica
versión On-line ISSN 2007-4719versión impresa ISSN 2007-4832
Acta de investigación psicol vol.1 no.2 Ciudad de México ago. 2011
Comunicación y conflicto: ¿Qué tanto impactan en la satisfacción marital?
Conflict and Communication: their Impact on Marital Satisfaction
Mirta Margarita Flores Galaz1
Universidad Autónoma de Yucatán
1 Para dirigir correspondencia:
Mirta M. Flores Galaz:
Calle 31 A No. 300 X 8
Fraccionamiento San Esteban,
Mérida, Yucatán, México,
C. P. 97149; fgalaz@uady.mx
Resumen
El presente estudio tuvo como objetivo determinar el mejor predictor de la satisfacción marital a partir de la comunicación y la percepción de los conflictos en la pareja en hombres y mujeres. Participaron 76 hombres y 111 mujeres seleccionados mediante un muestreo no probabilístico accidental, de la Ciudad de Mérida, que respondieron al Inventario de Estilos de Comunicación de la Pareja (Sánchez Aragón & Díaz-Loving, 2003), a la Escala de Conflicto (Rivera Aragón, Díaz-Loving & Cruz del Castillo, 2005) y al Inventario Multifacético de Satisfacción Marital (Cañetas Yerbes, Rivera Aragón & Díaz-Loving, 2000). El análisis de regresión múltiple paso a paso mostró que la presencia de estilos de comunicación positivos y la ausencia de conflictos son factores que contribuyen a la satisfacción marital. Asimismo, se observan diferencias por sexo en el modelo de predicción que son explicadas culturalmente.
Palabras Clave: Comunicación, Conflicto, Satisfacción marital, Pareja.
Abstract
The objective of this study was to determine the best predictor of marital satisfaction through the communication styles and the couple's conflict perception in both men and women. The participants were 76 men and 111 women from the city of Merida, Yucatan, Mexico, who were selected through an accidental non-probabilistic sampling procedure. These participants answered the Couple Communication Styles Inventory (Sanchez-Aragon & Diaz-Loving, 2003), the Conflict Scale (Rivera Aragon, Diaz-Loving & Cruz del Castillo, 2005) and the Marital Satisfaction Multifaceted Inventory (Cañetas Yerbes, Rivera Aragon & Diaz-Loving, 2000). Multiple regression analysis showed that the presence of positive communication styles and the absence of conflict were factors that contributed to marital satisfaction. Likewise, differences by gender, that can be culturally explained, were observed in the prediction model.
Key words: Communication, Conflict, Marital satisfaction, Couple relationships.
La pareja es sin duda una de las formas más comunes de relación interpersonal. Como otras, conlleva a un proceso interactivo en el cual se van desarrollando ciertas dependencias y maneras de convivencia, conformados sobre el tiempo, las experiencias y espacios compartidos (Díaz-Loving & Sánchez Aragón, 2002). Su dinámica conforma un proceso de cambios complejos, progresivos, estáticos y cambiantes, con oscilación entre períodos de cercanía y distanciamiento, en el cual la pareja nace, se desarrolla y muere (Sánchez Aragón, 1995).
Para Díaz-Loving y Rivera Aragón (2010) la vida en pareja ha sido descrita como el más dulce de los gozos y el más perdurable de los bienes, es una fuente de satisfacción y desarrollo, sin embargo es compleja y en ocasiones hasta inalcanzable, debido a ello, el gran auge de investigaciones para conocer cuáles son esas variables que hacen que las parejas sean exitosas.
En México, hombres y las mujeres creen que las relaciones de pareja deben ser satisfactorias y equitativas, además indican que las parejas deben solucionar problemas y comunicarse para lograr que la relación funcione (Díaz-Loving & Rivera Aragón, 2010; Flores Galaz, Cauich Pasos & Marentes Castillo, 2007; Nina Estrella, 1991; Roca Cogordan, 2003; Sánchez Aragón & Díaz-Loving, 2003). En este sentido, se puede decir que un componente central en cualquier relación es la comunicación y es a través de este proceso de comunicación que la pareja puede tener un intercambio de información sobre sentimientos, temores y percepción hacia el otro miembro, impresiones y pensamientos (Fitzpatrick, 1988), asimismo sobre su vida pasada, actitudes, situaciones relacionadas con su vida presente (Navran, 1967), y sobre lo que se relaciona con el funcionamiento de la relación marital (Lewis, Beavers, Gosset & Phillips, 1976). De ahí que se diga que la comunicación cumple las funciones de organizar la relación; construir y validar en forma conjunta una visión sobre el mundo y proteger vulnerabilidades (Flores, 2009).
La comunicación dentro de la pareja es fundamental para el funcionamiento de la misma, en cualquier etapa en la que se encuentre, ya que es el medio por el cual se expresan pensamientos, temores, sentimientos y se solucionan problemas (Armenta Hurtarte & Díaz-Loving, 2006). La comunicación incorpora dos elementos, la información en sí misma y la forma en que se comunica. Para Norton (1983) el estilo de comunicación en cada individuo es un reflejo de su personalidad, incluso se ha argumentado que los estilos de comunicación están fuertemente influenciados por factores genéticos los cuales los hacen resistentes al cambio (Cole & McCroskey, 2000). Norton (1983), considera que el estilo de la comunicación es la manera en que uno se comunica, y lo define como la forma en que verbal y no verbalmente se interactúa ante un código el cual debe ser interpretado o comprendido, son señales que ayudan en el proceso de la comunicación a interpretar, filtrar o entender el significado. Es decir, el estilo es aquello con lo cual se le da forma al significado literal de la información que se esté brindando (Nina Estrella, 1991), asimismo, diversos autores (p.e. Miller, Nunnally & Walkman, 1976; Norton 1978; Nina Estrella, 1991, Gudykunst et al. 1996; Sánchez Aragón & Díaz-Loving, 2003) han propuesto diferentes tipologías de estilos de comunicación en la pareja. Tradicionalmente, el estudio de los patrones de comunicación que usa una pareja ha sido relacionado con la satisfacción marital (Caughlin, 2002; Caughlin y Huston, 2002), investigaciones al respecto, han demostrado una mejoría en las relaciones de pareja al utilizar estilos positivos de comunicación (Díaz-Loving & Rivera Aragón, 2010).
Empero, así como la comunicación en la pareja puede llevar a relaciones positivas, el conflicto puede llevar a relaciones destructivas. Peterson (1983) definió el concepto de conflicto como un proceso interpersonal que se produce siempre que las acciones de una persona interfieren con la otra. En la pareja el conflicto puede ser definido como una forma de expresar diferencias en sentimientos, cogniciones y conductas en las que las parejas pueden ponerse o no de acuerdo (Sillars, Roberts, Leonard & Dun, 2000).
Es así que las parejas a menudo se encuentran en situaciones de conflicto y las razones para ello son múltiples: el dinero, la actividades de la casa, las relaciones con los parientes, las diferencias de valores, las expectativas sobre la relación y filosofías de vida, las diferencias religiosas, el uso del tiempo libre, la falta de atención, la sexualidad, la crianza y planificación de los hijos, las relaciones con las amistades, la carencia de conocimientos y destrezas de comunicación constructiva-efectiva, la carencia de conocimientos y habilidades en la solución de conflictos, y la carencia de conocimientos y habilidades de negociación (Rivera Aragón & Díaz-Loving, 2002).
Kline, Pleasant, Whitton y Markman (2006) menciona que es normal que en las relaciones románticas exista cierto grado de conflicto. Al respecto, Cahn (1992) señala que por más que las parejas quieran evitar el conflicto, es más común que ocurra por medio de desacuerdos frecuentes e intensos. Desafortunadamente muchas parejas utilizan estilos dañinos para el manejo del conflicto, los más comunes son el uso de afectos negativos (frustración, enojo, tristeza., miedo), comportamientos destructivos (quejas, críticas, acusaciones, menosprecio, etc.), el escalamiento (cuando una de las partes se dirige hacia la otra con afectos negativos y comportamientos destructivos y la otra le responde de igual manera) y la evasión (utiliza el humor inapropiadamente para expresarse de algo amenazante, inaceptable o embarazoso o bien negar el problema, cambiar de tema, hacer comentarios contradictorios sobre la situación para cambiar el foco de atención) (Fantauzzi Marrero, 2008). Por lo que si esos momentos de tensión y conflicto no son manejados adecuadamente pueden resultar dañinos a distintos niveles e instancias de la vida en pareja.
Tanto la comunicación como el conflicto son aspectos que tienen un gran impacto en la relación de pareja, específicamente en la satisfacción marital, la cual es uno de los factores que promueve el fortalecimiento de la relación (García Méndez & Vargas Nuñez, 2002). El término de satisfacción marital se ha empleado para describir principalmente la percepción subjetiva que los cónyuges tienen sobre su pareja y su relación (Cortés Martínez, Reyes Domínguez, Díaz-Loving, Rivera Aragón & Monjaraz Carrasco, 1994; Díaz-Loving, 1990). Sin embargo, el concepto de satisfacción marital también se ha usado para describir las actividades que realizan las parejas en su matrimonio y que son satisfactorias para ellos (p.e. Baucom & Epstein, 1990; Snyder & Aikman, 1999). Kaplan y Maddux (2002) establecen que la satisfacción marital es una experiencia individual en el matrimonio que puede ser evaluado por cada persona en respuesta del grado de placer marital. Ellos piensan que, la satisfacción marital depende de las expectativas, necesidades y deseos individuales con respecto al matrimonio. La satisfacción marital se refiere al grado de satisfacción entre una pareja, es decir, el grado de satisfacción que ellos sienten con su relación (Edalati & Redzuan, 2010).
Para Márquez Domínguez y Rivera Aragón (2010) cuando se habla de satisfacción en la relación de pareja, se hace referencia a percibir y sentirse bien con la forma en que reacciona cada miembro de la pareja dentro de la relación, implicando aspectos emocionales, la relación en sí mismo y aspectos estructurales tales como la manera de organización y la forma en como se cumplen los acuerdo en la relación (Cortés Martínez et al. 1994).
La satisfacción en la pareja se ha considerado un derivado del grado de cercanía y amor en la relación, centrados en aspectos emocionales, la interacción con la pareja y qué tan funcional resulta la relación en la cotidianidad; la promoción de la confianza, la intimidad, la unión, respeto y tolerancia son importantes para la relación de pareja (Armenta Hurtarte & Díaz-Loving, 2006).
Específicamente en cuanto al impacto de la comunicación en la satisfacción marital desde ya hace varias décadas, Archer y Burleson (1980) encontraron que, aunque la auto-divulgación va disminuyendo conforme avanza el tiempo en la relación, ésta es fundamental para incrementar la intimidad y la atracción. Asimismo, las investigaciones sobre los estilos de comunicación y la satisfacción marital señalan correlaciones significativas entre los estilos de comunicación positivos y una buena calidad en la relación (Roca Cogordan, 2003). En este sentido, Fowers, Montel y Olson (1996) mencionan que las parejas vitalizadas con fuertes habilidades en comunicación tienen un alto grado de satisfacción marital.
En México, Armenta Hurtarte y Díaz-Loving (2006) realizaron un estudio que tuvo como objetivo determinar si la autodivulgación y los estilos de comunicación predicen la satisfacción marital, los resultados mostraron que los factores que predicen la satisfacción son el que la pareja no sea percibida con un estilo de comunicación evitante ni impulsiva y que la persona sea simpática al comunicarse. De tal manera que concluyen que los temas sobre los cuales platican las parejas no predicen la satisfacción marital no así en cambio los estilos o forma de comunicarse. Estos resultados implican que cuando las personas identifican que otro miembro de la relación no se comunica de forma destructiva, fría, intolerante, severa, inexpresiva y distante y tienen un estilo más platicador, oportuno y optimista al comunicarse que producirá mayor satisfacción en la relación.
Por su parte, Fitzpatrick y Winke (1979, en Rivera Aragón, Díaz-Loving, Cruz del Castillo & Arnaldo Ocadiz, 2004) mencionan que el conflicto se relaciona de manera negativa con la satisfacción marital. En este sentido, las parejas que manejan el conflicto negativamente son más infelices y están más insatisfechos en su relación, llevándolos en muchas ocasiones al deterioro y separación. Diversos autores (p.e. Greeff & Bruyne, 2000; Pape, 2001) indican que el manejo del conflicto es uno de los factores más relevantes para el bienestar y satisfacción en la pareja.
Finalmente, a lo largo del estudio de la satisfacción marital, se han encontrado que el sexo es uno de los factores que influyen de manera significativa sobre su evolución. Particularmente, se ha observado que los hombres se sienten más satisfechos que las mujeres en su interacción marital (Rivera Aragón, 1992). Asimismo, se ha encontrado que las mujeres tienden a estar más satisfechas si sus necesidades sexuales son cubiertas mientras que los hombres se sienten más satisfechos con la ayuda que la mujer da en el hogar, dejando claro que en los hombres predomina la instrumentalidad, es decir, las conductas necesarias para el buen funcionamiento en el hogar y en las mujeres la exclusividad y el afecto (Cortés et al., 1994) que son factores que ayudan a mantener la atracción interpersonal entre el esposo y su pareja. A partir de lo anterior, el presente estudio tuvo como objetivos: 1) Describir la comunicación en la pareja, la percepción de conflictos y la satisfacción marital en hombres y mujeres; 2) Establecer las diferencias en la comunicación, el conflicto y la satisfacción marital por sexo y 3) Determinar el mejor predictor de la satisfacción marital a partir de la comunicación y la percepción de los conflictos en la pareja.
Método
Participantes
76 hombres y 111 mujeres seleccionados mediante un muestreo no probabilístico accidental, de la Ciudad de Mérida, con una edad promedio de 35.56 años y una desviación estándar de 10.00. De los éstos, el 88.2% (165) son casados y el 11.8% (22) en unión libre en promedio tenían 11.71 años en la relación y dos hijos.
Instrumentos
Inventario de Estilos de Comunicación de la Pareja. Fue desarrollado por Sánchez Aragón y Díaz-Loving (2003), evalúa el estilo de comunicación de la pareja y del propio individuo: Cuando me comunico con mi pareja yo soy (63 adjetivos) y Cuando mi pareja se comunica conmigo es (68 adjetivos). Para este estudio se utilizó una versión corta del mismo, ya que se eligieron los primeros seis adjetivos de aquellos factores que estaban conformados por 10 o más y se tomaron íntegros aquellos factores que estaban constituidos por menos de seis adjetivos, quedando en este caso 131 adjetivos. El instrumento está conformado por cuatro áreas: Yo Positivo, Yo Negativo, Mi Pareja Positiva y Mi Pareja Negativa, las cuales a su vez, constan de diferentes factores que a continuación se describen junto con las consistencias internas obtenidas para la muestra estudiada:
El área Yo positivo esta conformada por siete factores: Social Afiliativo (Alpha = 0.83), Social Automodificador (Alpha = 0.77), Simpático (Alpha = 0.87), Abierto (Alpha = 0.67), Social Normativo (Alpha = 0.78), Reservado Reflexivo (Alpha = 0.50), Claro (0.60). El área Yo negativo consta de cinco factores: 1) Violento Instrumental (Alpha = 0.83), Evitante (Alpha = 0.76), Hiriente Expresivo (Alpha = 0.84), Autoritario (0.76), Irritante Expresivo (Alpha = 0.78).
Por otra parte, el área de Mi pareja positiva, consta de siete factores: Social Afiliativo Humorístico (Alpha = 0.90), Social Normativo (Alpha = 0.80), Abierto (Alpha = 0.69), Automodificador Constructivo (Alpha= 0.85), Empático (Alpha = 0.83), Claro (Alpha = 0.72) y Social Expresivo (Alpha = 0.80). En cuanto a Mi pareja negativa, ésta está conformada por siete factores: Violento Instrumental y Expresivo (Alpha = 0.92), Evitante (Alpha = 0.85), Autoritario (Alpha = 0.83), Ambiguo Rechazante (Alpha = 0.70), Maquiavélico (Alpha = 0.61), Chismoso (Alpha = 0.70) e Impulsivo (Alpha = 0.73).
Escala de Conflicto (Rivera Aragón et al. 2005). Mide la percepción del conflicto en la relación de pareja un formato tipo Likert, con cinco opciones de respuesta que van de nunca (5) a siempre (1). El análisis factorial obtenido en una muestra yucateca realizado por Flores, Chi y Rivera (2006) reveló 12 factores con 66 reactivos. Los factores y las consistencias internas en la muestra son: incompatibilidad de intereses y/o apatía (Alpha = 0.90), educación de los hijos (Alpha = 0.91), personalidad (Alpha = 0.78), desconfianza (Alpha = 0.84), religión (Alpha = 0.81), sexualidad (Alpha = 0.84), dinero (Alpha = 0.72), actividades propias (Alpha = 0.68), familia de origen y política (Alpha = 0.77), irresponsabilidad (Alpha = 0.81), adicciones (Alpha = 0.48) y celos (Alpha = 0.78).
Inventario Multifacético de Satisfacción Marital (IMSM). Desarrollado y elaborado por Cañetas Yerbes et al. (2000) y posteriormente utilizado y validado por Rivera Aragón (2000) constituido por 62 reactivos El inventario esta formado por tres subescalas: actitud, gusto y frecuencia en la satisfacción, cada una de ellas tiene cinco opciones de respuesta que van de (5) Totalmente de acuerdo a (1) totalmente en desacuerdo, de me gusta mucho (5) a me disgusta mucho (1) y de siempre(5) a nunca (1), respectivamente, los cuales a su vez están conformados por diferentes dimensiones:
I Subescala de actitud: Está compuesta por 23 reactivos que miden: a) Satisfacción afectiva-sexual (Alpha = 0.88); b) Satisfacción con la relación comunicación-apoyo (Alpha = 0.86); c) Insatisfacción con la relación (Alpha = 0.87) d) Insatisfacción con las características de la pareja y la interacción (Alpha = 0.76) e 5) Insatisfacción con la familia extendida y amigos de la pareja (Alpha = 0.80).
II Subescala de gusto: Consta de 20 reactivos que miden: a) Atracción física y romance (Alpha = 0.86); b) Intimidad (Alpha = 0.89); c) Insatisfacción con el trato hacia los hijos (Alpha = 0.72); y d) Incomprensión y desvalorización (Alpha = 0.77).
III Subescala de frecuencia. Está conformada por 19 reactivos que miden: a) Satisfacción con las características de organización y funcionamiento (Alpha = 0.93); b) Satisfacción físico-sexual (Alpha = 0.90); c) Satisfacción con el trato que la pareja da hacia los hijos (Alpha = 0.92) y d) Satisfacción con la participación y distribución de las tareas del hogar (Alpha = 0.92).
Procedimiento
La aplicación se realizó en el ambiente natural de las personas, es decir, en centros de trabajo, casas, escuelas, etc. explicándoles el objetivo de la investigación y garantizándoles en todo momento el anonimato de sus respuestas. El tiempo aproximado de respuesta fue de 40 minutos.
Resultados
En las tablas 1 a la 3 (2) se presentan las medias y desviaciones estándar obtenidas para cada uno de los factores de los instrumentos para los hombres y mujeres de la muestra estudiada. Es importante señalar que también se realizó un análisis de diferencias por medio de la prueba t de Student, sin embargo, solo se encontraron diferencias en dos factores de la escala de conflicto y uno en el IMSM. Para la escala de comunicación en la dimensión Yo positivo, la media más alta tanto para hombres como para mujeres fue en el estilo social afiliativo. En el Yo negativo fue el estilo autoritario. En la percepción del estilo de comunicación positivo que utiliza la pareja fue también el social afiliativo y para Mi pareja negativa nuevamente el autoritario.
Para la escala de percepción del conflicto se observó que la media más alta fue en los conflictos debidos a la personalidad. Sin embargo, se observaron diferencias significativas en el factor de desconfianza t(185) = 2.19; p = 0.02 y en el factor de actividades propias t(185) = 1.93; p = 0.04 en donde los hombres obtienen medias más altas en este factor que las mujeres.
En el caso del IMSM las medias más altas se obtuvieron en los factores de satisfacción afectiva-sexual, atracción física y romance y físico-sexual. Y el factor en el que se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres fue en el de satisfacción con la participación y distribución de las tareas en el hogar t(185) = 2.27; p = 0.02 siendo los hombres los que obtuvieron la media más alta.
Se realizó un análisis de regresión múltiple paso a paso con el objetivo de determinar los mejores predictores de la satisfacción marital a partir de los factores de los estilos de comunicación y la percepción del conflicto por sexo.
Para los hombres, se encontró un coeficiente de correlación múltiple de 0.849 y un porcentaje de varianza explicada de 72.1%. El análisis reportado hasta el sexto paso indica que las dimensiones que predicen la satisfacción marital son: el que la pareja se comunique de manera social afiliativa humorística, que no existan conflictos por la irresponsabilidad de la pareja, que la pareja no se comunique de manera ambigua y rechazante, que no haya conflictos por las adicciones de la pareja que no se utilice un estilo de comunicación empático y que existan conflictos por la sexualidad F (6,69) = 29.77; p = 0.000.
Por su parte, para las mujeres se encontró un coeficiente de correlación múltiple de 0.847 y un porcentaje de varianza explicada de 71.7%, asimismo el análisis reportado hasta el noveno paso muestra que los factores que predicen la satisfacción marital son un estilo de comunicación social afiliativo humorístico de la pareja, que no exista un estilo evitante de comunicación de la pareja, que por el contrario la pareja utilice un estilo abierto, que no utilice un estilo chismoso para comunicarse, que las mujeres se comuniquen con su pareja de manera social afiliativa, no así que utilicen el estilo social normativo y que no existan conflictos debidos a la desconfianza F(7,103) = 37.29; p = 0.000.
Discusión
Los resultados obtenidos mostraron que la muestra estudiada considera que uno de los estilos de comunicación más importantes tanto en la persona misma como en la pareja es el social afiliativo es decir, hacer uso de expresiones de cariño, comprensión, dulzura y afecto como formas de complacer y ser sociable con la pareja. Estos datos muestran por un lado, el efecto de la cultura en las relaciones interpersonales, al respecto, Díaz-Guerrero (1994) mencionaba que el para el mexicano es muy importante mantener las relaciones interpersonales en armonía y ser atento y cortés y la relación de pareja no es la excepción. Y por otro lado, el hecho de que el uso de estilos de comunicación positivos facilitan la mutua comprensión, el respeto y la toma responsable de decisiones en la pareja y que esta relación funcione (Armenta Hurtarte & Díaz-Loving, 2006, Flores Galaz, Cauich Pasos & Marentes Castillo, 2007, Díaz-Loving & Rivera Aragón, 2010).
También se observó que nuevamente los conflictos que se perciben con mayor frecuencia en la relación de pareja son los debidos a la personalidad, resultados que coinciden con lo reportado por McGonale, Kessler y Shilling (1992), en donde encuentra que la personalidad de la pareja adquiere mayor importancia como fuente de conflicto y por los estudios realizados en la ciudad de México por Rivera Aragón, Cruz del Castillo, Arnaldo Ocadiz y Díaz-Loving (2004) y en Yucatán por Flores Galaz y Chi Cervera(2005). Además, las diferencias entre hombres y mujeres en la percepción de los conflictos en cuanto a la desconfianza y las actividades propias son similares a los reportados por Flores Galaz y Chi Cervera (2005) quienes encuentran también diferencias por sexo, para ellos, los conflictos son principalmente por desconfianza y celos de su pareja y para ellas es por una incompatibilidad de intereses y/o apatía y sus adicciones. Asimismo, es importante mencionar que el hecho de que se perciban en la relación conflictos (aunque hay que aclarar que esta percepción en todos los factores del instrumento estuvo por debajo de la media téorica) esto no deja de indicar tal y como lo han reportado diversos estudios que cuando hay conflictos en un área, hay una mayor probabilidad de un deterioro general de la relación tanto para hombres como para las mujeres (Rivera Aragón et al. 2004).
En cuanto a la satisfacción marital los datos mostraron que la muestra obtiene los puntajes más altos en los factores afectivo sexual, atracción física y romance y físico-sexual, lo cual indica que las personas evalúan su relación como romántica y atractiva, les gusta complacer, pasar el tiempo juntos, la forma en como hacen el amor, con la apariencia física de la pareja, en las muestras de atención, comprensión y cariño, en la forma y frecuencia de expresiones tales como besos, caricias, abrazos y relaciones sexuales, resultados similares a los reportados por Flores Galaz, Díaz-Loving y Rivera Aragón (2002) en un estudio también en una muestra yucateca. En lo que se refiere a las diferencias por sexo, los hombres se sienten más satisfechos con la participación y la distribución de las tareas en el hogar, resultados que muestran como para los hombres son importantes las conductas necesarias para el buen funcionamiento del matrimonio, datos que coinciden con los reportados en estudios realizados tanto en la ciudad de México como en Yucatán (p. e. Beltrán Poot, Flores Galaz & Díaz-Loving, 2001; Flores Galaz, Díaz-Loving & Rivera Aragón, 2002; Pick de Weiss & Andrade Palos, 1988).
Referente al modelo de predicción de la satisfacción marital, se encontró que para los hombres, el primer factor que lo explica es el que se perciba que la pareja tiene un estilo de comunicación social afiliativo humorístico, es decir perciba que la pareja sea amistosa, amable, cortés y atenta, que haga uso de expresiones de cariño, comprensión, dulzura y afecto como formas de complacer y ser sociable, sea simpática, encantadora, juguetona y ocurrente. La segunda variable que entra al modelo es que no se perciban conflictos debidos a la irresponsabilidad, es decir, a la falta de responsabilidad de la pareja en las actividades del hogar y en los gastos realizados. La tercera variable es que la pareja no utilice el estilo de comunicación ambiguo rechazante, estilo que refleja una forma de agresión encubierta, ya que se es rebuscado, limitante y rechazante. La cuarta variable que entra al modelo es que no se perciban conflictos por las adicciones que implican el fumar, tomar y ser infiel. La siguiente variable que entra al modelo es el que la pareja tenga un estilo de comunicación empático, es decir que sea consecuente, considerada, complaciente y comprensiva. Y la última, variable que entra al modelo es el factor de conflictos por la sexualidad, es decir, la frecuencia e interés que se tiene en las relaciones sexuales.
Estos hallazgos señalan que para que los hombres, se sientan satisfechos en su relación efectivamente la comunicación juega un papel muy importante y congruente a las expectativas estereotipadas culturalmente (Díaz-Guerrero, 1994), puesto que quieren que las mujeres sean comprensivas, cariñosas, juguetonas complacientes, consideradas, dulces, apapachadoras (Rocha Sánchez, 2000, Rocha Sánchez & Díaz-Loving, 2005) pero no los conflictuen con si cumplen o no sus responsablidades en el hogar, si toman, fuman, son infieles y que las relaciones sexuales no representen algún conflicto (Flores Galaz, 2007; Rivera Aragón, 2000; Rivera Aragón et al. 2004).
Por el contrario, para las mujeres fueron siete las variables que entraron al modelo de predicción de la satisfacción marital pero curiosamente seis de ellas se refirieron a los estilos de comunicación ya sea de ellas mismas o de su pareja y uno solo para la percepción de conflictos en la relación. La primera variable que entró al modelo fue al igual que para los hombres el que se perciba a la pareja con un estilo de comunicación social afiliativo humorístico, es decir percibir que su pareja es amable, cortesa y atenta, cariñosa y comprensiva. La segunda variable que entra al modelo es que no se perciba a la pareja con un estilo de comunicación evitante, que implica que este sea frío, serio, severo, intolerante, distante, limitante, indiferente e inexpresivo. La tercera variable fue el estilo de comunicación abierto en la pareja, es decir que sea franco, directo y expresivo. La cuarta variable fue que no se perciba a la pareja con un estilo de comunicación chismoso, estilo que favorece el conflicto al criticar y confundir a la pareja. Las siguientes dos variables que entran al modelo hacen referencia a la propia percepción de los estilos de comunicación de las mujeres, la presencia del estilo también social afiliativo ser cariñosas, comprensivas, dulces como formas de complacer y ser sociable. Y la ausencia del estilo social normativo el cual se basa en las normas sociales que dictan que las mujeres en este caso deben ser correctas, educadas, ordenadas y cordiales. La última variable que entra al modelo es que no se perciban conflictos en la relación por la desconfianza que incluye mentiras de parte de uno mismo y de la pareja, la falta de confianza, y el que los miembros de la pareja no platican tanto sobre lo que hacen como a su pareja les gustaría.
Estos datos señalan que sobre todo para las mujeres el factor de comunicación es muy importante para sentirse satisfechas en su relación y que este no es unidireccional sino que implica que tanto, ellas están dispuestas a mantener una comunicación positiva pero también requieren que la pareja se comunique de una forma positiva y que evite ciertos estilos de comunicación negativos. Asimismo, para ellas probablemente si existe comunicación positiva no se va a llegar al conflicto o se van a negociar constructivamente los mismos al hacer uso de precisamente estilos positivos de comunicación. Estudios previos han demostrado que los estilos de comunicación positivos están asociados a una mayor satisfacción marital (Armenta Hurtarte & Díaz-Loving, 2006; Fowers, Montel & Olson, 1996; Roca Cogordan, 2003) y el conflicto a la insatisfacción (Greeff & Bruyne, 2000; Rivera Aragón et al. 2004; Pape, 2001).
Finalmente, es indudable que la satisfacción marital va a estar influenciada por diferentes factores individuales y sociales-culturales que influyen de manera significativa sobre su evolución, tal como lo demuestran estos hallazgos, en donde la comunicación juega un importante papel en la percepción de la relación, dado que en la medida que la pareja utilice estilos de comunicación positivos, disminuye la percepción del conflicto y aumenta la satisfacción marital, por lo que los programas de intervención deberán considerar este elemento para la promoción de relaciones más saludables.
Referencias
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