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Acta de investigación psicológica
versión On-line ISSN 2007-4719versión impresa ISSN 2007-4832
Acta de investigación psicol vol.1 no.2 Ciudad de México ago. 2011
El conflicto como un predictor de la infidelidad1
Conflict as a Precouser of Infidelity
Sofía Rivera Aragón, Rolando Díaz Loving, Gerardo Benjamín Tonatiuh Villanueva Orozco & Nancy Montero Santamaria
Universidad Nacional Autónoma de México
Enviar correspondencia a:
Sofía Rivera Aragón:
Av. Universidad 3004,
Facultad de Psicología, UNAM,
Cubículo 12, Edif. "D" Mezzanine,
C.P. 04510, México, D.F.,
sofiar@servidor.unam.mx.
Resumen
El estudio tuvo como objetivos, conocer la relación entre el conflicto y la infidelidad (Platt, Nalbone, Casanova & Wetchler, 2008; Sánchez & Cortes, 1996), y evaluar que tanto el conflicto predice la infidelidad (Platt, Nalbone, Casanova & Wetchler, 2008).
Se contó con 903 participantes voluntarios, 412 hombres y 491 mujeres. Se aplicaron tres instrumentos, la Escala de Conflicto (Rivera, Cruz, Arnaldo & Díaz-Loving, 200), la Escala de Conducta Infiel (Romero, Rivera & Díaz Loving, 2007) y la Escala de Consecuencias de la Infidelidad (Romero, Rivera & Díaz Loving, 2007). Los resultados muestran por un lado, que en general el conflicto y la infidelidad están relacionados tanto en hombres como en mujeres; y por otro, que cuando las personas tienen conflictos por celos, relaciones sexuales, los hijos y las actividades propias y de la pareja, es más probable que se involucren en una relación infiel ya sea a nivel sexual o emocional.
Palabras claves: Conflicto, Infidelidad, Pareja, Cultura, Fidelidad.
Abstract
In order to study the association between relationship conflict and infidelity set forth by Platt, Nalbone, Casanova and Wetchler (2008) and assess the effect size of conflict as a predictor of infidelity (Sánchez & Cortes, 1996), among Mexican subjects, 903 volunteers, 412 men and 491 women, responded to the Relationship Conflict Scale (Rivera, Cruz, Arnaldo & Díaz-Loving, 2004), The Unfaithful Behavioral Scales (Romero, Rivera & Díaz Loving, 2007) and the Consequences of Infidelity Scale (Romero, Rivera & Díaz Loving, 2007). Statistical analysis significantly confirms that relationship of conflict and infidelity are correlated both in men and in women. In addition, when participants had conflicts related to jealousy, sexual relationships children and personal needs and activities, it increased the probability of engaging both emotional and sexual infidelity.
Key words: Conflict, Infidelity, Couple, Culture, Fidelity.
En las relaciones interpersonales existen muchas situaciones en las cuales se puede presentar el conflicto (Hendrick & Hendrick, 2000) sin embargo no se sabe si solo la situación o la personalidad de los individuos es lo que determina el tipo de conflicto que estos presentan. El vivir con otros incrementa la interacción de todo tipo, especialmente de conflicto; las parejas presentan frecuentes ocasiones donde se violan los límites interpersonales (Vuchinich, 1986) y tales violaciones frecuentemente conducen a conflictos entre los miembros de la pareja.
Por otra parte, dentro de las etapas que las parejas atraviesan en el Ciclo de Acercamiento-Alejamiento (Díaz Loving, 1999) la etapa de Conflicto se caracteriza por una intensa carga afectiva, donde se presentan un gran número de emociones, cogniciones y conductas, que van desde lo que se puede considerar como positivo hasta lo negativo, además de que cuando las parejas atraviesan por este período, todo su contexto se ve afectado.
Potencialmente existen una cantidad enorme de factores estructurales que pueden estar asociados con el conflicto y la disolución en una relación íntima (Laner, 1978; Newcomb & Bentler, 1981).
Los conflictos están vinculados a una lucha provocada por la incompatibilidad en las metas, escasa recompensa, e interferencia de otras partes en los logros de las metas de la pareja (Hocker & Wilmot, 1991); precisamente en esta última parte, se encuentra implicada la infidelidad, la cual es un problema significativo para muchas parejas (Treas & Giesen, 2000).
Sánchez y Cortes (1996) encuentran que el conflicto está definido por conceptos tales como peleas, problemas, enojo, infidelidad y desconfianza. Como se observa en este estudio, una definidora del conflicto es la infidelidad. Gottman (1979 en Cahn, 1992) encuentra que un tema vinculado al conflicto también es la infidelidad; y Mead, Vatcher, Wyne y Roberts (1990) por su parte, observan de la misma forma, que las aventuras amorosas igualmente son un tema de conflicto frecuentemente mencionado por las parejas. No obstante, estos autores no le llaman infidelidad.
Atwood y Seifer (1997) explican que la infidelidad está construida socialmente y cargada de múltiples significados, primordialmente negativos.
Se ha estimado que del 26% al 70% de las mujeres casadas y que del 33% al 75% de los hombres casados se han involucrado en una infidelidad (e.g. Johnson, 1972; Shackelford & Buss, 1997). Las relaciones sexuales extramaritales son la causa más comúnmente citada de disolución marital (Amato & Rogers, 1997) así mismo se ha planteado como un área común de conflicto en las relaciones de pareja (Platt, Nalbone, Casanova & Wetchler, 2008).
Debido a la alta probabilidad de aparición, la infidelidad se ha convertido en un aspecto relevante dentro del estudio de las relaciones de pareja. Tradicionalmente ha sido concebida como una trasgresión al vínculo establecido dentro de la relación primaria (Pittman, 1994) que se presenta por problemas dentro de la relación, pero que también impacta en la calidad de la misma (Bonilla, 1993). Weeks, Gambescia y Jenkins (2003) mencionan que la infidelidad es la violación a un contrato establecido con respecto a la exclusividad sexual y/o emocional. Por su parte Milewski-Hertlein, Ray, Wetchler, y Kilmer (2003) y Platt, Nalbone, Casanova y Wetchler (2008) definen infidelidad como la interacción sexual y/o emocional que ocurre fuera de la relación romántica la cual pone en peligro la intimidad emocional de la relación.
La mayoría de los trabajos reportados por la literatura acerca del tema de infidelidad se han centrado en la conducta infiel y sus consecuencias (Harmatz & Novac, 1983; Kinsey, 1953; Buunk & Dijkstra, 2000). Y otros han abarcado los motivos de este fenómeno (Roscoe, Cavanaugh & Kennedy, 1988; Drigotas, Safstrom & Gentilia, 1999; Bonilla, 1993) y han encontrado que la infidelidad en la mujer está más relacionada con la satisfacción en su relación primaria (Pick, Díaz Loving & Andrade, 1988) mientras que en el hombre la infidelidad se relaciona más con la satisfacción sexual y los aspectos culturales (Strean, 1986).
En la actualidad, las personas han cambiado la manera cómo viven las relaciones de pareja y de familia. En épocas anteriores, las normas, valores, cultura y conducta que guiaban estas situaciones eran radicalmente distintas a como son ahora. Gottman (1993) afirma que durante mucho tiempo los actos infieles, divorcio y las consecuencias que éste atraía a las familias fueron vistos como un problema que afectaba no sólo a los individuos sino también a la sociedad. Ante estas nuevas concepciones, las personas marcan la fidelidad de manera esencial dentro de la relación, y la falta de ésta incluso puede llevar a la anulación del vínculo afectivo (Álvarez, 2008).
Hoy en día es cada vez más importante como valor la fidelidad de la pareja, y tanto para hombres como para mujeres la violación de esta regla de exclusividad puede llevar a diferentes conflictos. La mayoría de las parejas establecen sus propias reglas acerca de lo que es permitido o no en su relación. En cualquier decisión tomada en pareja, es conveniente que exista acuerdo entre ambos; pero si esto no se da, si alguno de los miembros de la pareja mantiene una relación extradiádica, esta actitud traiciona los acuerdos de ambos miembros de la pareja. Entonces, la infidelidad tiene lugar cuando se da una conducta contraria a lo convenido (Álvarez, 2008).
Tanto en hombres como en mujeres siempre ha existido la posibilidad de ser infieles en algún campo de la existencia, ya que, infidelidad (del latín in fides), es un término que etimológicamente hace referencia a la falta de creencia, de confianza, convicción o de fe. En este sentido, las palabras infidelidad o infiel, pueden aplicarse sin problema a todas aquellas personas que con sus actos han mostrado que han perdido, o que han hecho perder la confianza, la convicción o la fe en algo que se tenía en común, como la religión, las ideas políticas, los intereses, sin embargo, la más frecuente de las formas de aplicarlo y entenderlo, es en el terreno de las relaciones afectivas y sexuales (Valdez, Díaz-Loving & Pérez, 2005).
Por otro lado, la infidelidad también se puede definir como una traición y/o violación de la confianza, promesa o voto, en las reglas o límites acordados de una relación, independientemente de si hubo o no, algún convenio formal ante la ley y no necesariamente tiene que ser sexual o de otro tipo; el hecho es que el engaño está presente y eso no minimiza o clasifica el daño que puede ocasionar la infidelidad (Álvarez, 2008).
Buss & Shakelford (1997) y Wiederman & Allgeier (1993), marcan una diferencia entre dos tipos posibles de infidelidades: la infidelidad sexual (coito) y la infidelidad emocional (enamoramiento):
• La infidelidad sexual se refiere a la actividad sexual con alguien más además de la pareja estable (Shakelford, LeBlanc & Drass, 2000).
• La infidelidad emocional ocurre cuando uno de los miembros de la pareja centra sus fuentes de amor romántico, tales como tiempo y atención, en alguien más (Shakelford et al., 2000).
Específicamente, los hombres más que las mujeres encuentran más difícil perdonar la infidelidad sexual de su pareja y son más propensos a terminar con la relación en estos casos. Las mujeres más que los hombres encuentran más difícil perdonar la infidelidad emocional de su pareja, y son más propensas a terminar con la relación en estos casos (Shackelford, Buss & Bennett, 2002).
Basset (2005) encontró que actualmente tanto hombres como mujeres sienten mucho más dolor cuando se presenta una infidelidad emocional ya que ellos perciben que esta es una señal muy fuerte de la disolución de la relación que tiene con su pareja y los resultados consecuentes es devaluar la relación que tienen y a su persona ya que probablemente pueden caer en un estado depresivo.
Algunos autores comentan que el miembro de la relación formal que descubre la relación extradiádica experimenta pérdida de confianza y pertenencia hacia su pareja, sentimientos de abandono y coraje y una creciente necesidad de abandonarla. Otras consecuencias de la infidelidad en la pareja incluyen el divorcio (cuando se trata de matrimonio) (Betzig, 1989), y sufrimiento emocional (Buunk & Van Driel, 1989). Después del descubrimiento de la infidelidad, el miembro traicionado fácilmente siente demasiadas emociones desagradables: depresión, enojo, autoreproche y celos (Buss, 2000). Otros autores (Spainer & Margolis, 1983), indican que hay una alta desaprobación hacia la parte que ha tenido un amorío extramarital, y que estos sentimientos se aúnan a los de enojo, tristeza y miedo que se constituye en celos reactivos, los cuales pueden afectar seriamente la relación (Buunk, 1989).
Las justificaciones que la gente ofrece para involucrarse en una infidelidad son numerosas y diversas. Drigotas, Safstrom y Gentilia (1999) dividen la literatura de éstas explicaciones en cinco categorías: sexual, satisfacción emocional, contexto social, actitudes-normas y venganza-hostilidad. En una revisión de diferentes estudios (Glass & Wright, 1992 en Treas & Giesen, 2000), se identificaron 31 razones para la infidelidad: la mayoría caen bajo las categorías de sexo, intimidad emocional, amor, aumento del ego y mayor gratificación personal.
Sea como sea, la consecuencia última de una aventura, independientemente de si fue o no descubierta, es que la relación original de pareja nunca volverá a ser, para bien o para mal de sus integrantes, la misma (Zumaya, 1994).
Tomando en cuenta lo anteriormente expuesto, esta investigación se propone, basado en los hallazgos de que al definir el conflicto, se encuentra a la infidelidad como un aspecto vinculado a él (Sánchez & Cortes, 1996), y que a su vez se encuentra que la infidelidad genera conflictos (Platt, Nalbone, Casanova & Wetchler, 2008) la primera hipótesis a comprobar es que la infidelidad y el conflicto, están relacionados. Por otro lado, si bien no se sabe que fue primero, el conflicto o la infidelidad, se parte de la perspectiva de que el conflicto predice la infidelidad, donde a mayor conflicto en una relación de pareja, habrá mayor probabilidad de que un miembro de la misma se involucre en una relación extramarital. Esto sustentado, en que en varias investigaciones encuentran que un motivo de infidelidad es la insatisfacción con la relación (Bonilla, 1993; Drigotas, Safstrom & Gentilia, 1999; Pick, Díaz Loving, & Andrade, 1988; Romero, 2007; Roscoe, Cavanaugh & Kennedy, 1988), generada por los conflictos que se dan dentro de la misma (Platt, Nalbone, Casanova & Wetchler, 2008).
Método
Participantes
La investigación se llevó a cabo en 903 participantes voluntarios, 412 hombres y 491 mujeres con un rango de edad de 18 a 60 años M = 40.11, DE = 11.23. El 75.6% eran casados y el 24.4% vivían en unión libre. En cuanto a los hijos el rango iba de 1 a 9 M = 2, DE = 1.32. El tiempo en la relación oscilo entre 1 y 48 años M = 15.43, DE = 10.56.
Instrumentos
1. Escala de Conflicto (Rivera, Cruz, Arnaldo & Díaz-Loving, 2004). Evalúa las áreas de la relación de pareja en las que se presenta mayor conflicto. Consta de 66 reactivos en un formato tipo Likert, con cinco opciones de respuesta que van de nunca (5) a siempre (1). Mide las dimensiones: hijos, intereses y gustos diferentes, actividades de la pareja, actividades propias, relaciones con la familia, religión, personalidad, relaciones sexuales, dinero, celos y orden/cooperación. La escala explicó el 66.10% de la varianza dentro del análisis factorial de componentes principales con rotación ortogonal y tiene un alpha de Cronbach total de .86 (ver tabla 1).
2. Escala de Conducta Infiel (Romero, Rivera & Díaz Loving, 2007). Se refiere a todas aquellas conductas que denotan un acto o deseo de infidelidad. Consta de 50 reactivos tipo Likert, con cinco opciones de respuesta que van de siempre (1) a nunca (5). Los cuatro factores que la componen son: infidelidad sexual; deseo de infidelidad emocional; deseo de infidelidad sexual e infidelidad emocional. La escala presenta validez de constructo y explicó el 70.16% de la varianza en el análisis factorial de componentes principales con rotación ortogonal. Tiene una confiabilidad por consistencia interna, con un alfa de Cronbach total de .984 (ver tabla 2).
3. Escala de Consecuencias de la Infidelidad (Romero, Rivera & Díaz Loving, 2007). Se refiere las consecuencias positivas y negativas que la infidelidad puede acarrear hacia la relación primaria. La versión consta de 13 reactivos tipo Likert, con cinco opciones de respuesta que van de totalmente en desacuerdo (1) a totalmente de acuerdo (5). Presenta una validez de constructo y explicó el 56.8% de la varianza en el análisis factorial de componentes principales con rotación ortogonal. Presenta un alpha de Cronbach total de .772. Está conformada por dos factores: Consecuencias negativas de la infidelidad y consecuencias positivas de la infidelidad (ver tabla 3).
Procedimiento
Los participantes se localizaron en diferentes zonas de la Cd. de México: parques, centros comerciales, oficinas, escuelas y domicilio. Respondieron los instrumentos de manera voluntaria, se hizo énfasis en que la información era anónima y confidencial.
Resultados
Para comprobar la primera hipótesis se aplicó un coeficiente productomomento de Pearson, los resultados muestran en general que el conflicto se relaciona tanto con la conducta como con el deseo de infidelidad. De la misma forma se encuentra que el conflicto se relaciona con las consecuencias negativas y positivas de la infidelidad. Lo cual comprueba la primera hipótesis planteada.
En el caso de los hombres, se ve que la infidelidad sexual se relaciona con conflictos de personalidad r(411)=0.193; p≤0.01, actividades de la pareja r(411)=0.169; p≤0.01, actividades propias r(411)=0.200; p≤0.01, celos r(411)=0.308; p≤0.01, familia r(411)=0.132; p≤0.01 y relaciones sexuales r(411)=0.165; p≤0.01. En el caso de la infidelidad emocional se relaciona con conflictos de personalidad r(411)=0.114; p≤0.01, actividades propias r(411)=0.141; p≤0.01, y de la pareja r(411)=0.101; p≤0.01, celos r(411)=0.277; p≤0.01, y relaciones sexuales r(411)=0.140; p≤0.01. Así mismo se encuentra que los hombres que perciben consecuencias negativas en la infidelidad disminuyen sus conflictos, no obstante cuando observan consecuencias positivas se incrementan los mismos en todas las áreas (ver tabla 4).
Por su parte para las mujeres, se ve que la infidelidad sexual se relaciona con conflictos de personalidad r(490)=0.140; p≤0.01, actividades de la pareja r(490)=0.161; p≤0.01, actividades propias r(490)=0.155; p≤0.01, celos r(490)=0.164; p≤0.01, dinero r(490)=0.162; p≤0.01, orden y cooperación r(490)=0.121; p≤0.01, familia r(490)=0.122; p≤0.01 y relaciones sexuales r(490)=0.256; p≤0.01. En el caso de la infidelidad emocional se relaciona con conflictos de personalidad r(490)=0.145; p≤0.01, actividades propias r(490)=0.179; p≤0.01, y de la pareja r(490)=0.138; p≤0.01, celos r(490)=0.175; p≤0.01, dinero r(490)=0.143; p≤0.01, orden y cooperación r(490)=0.116; p≤0.01, familia r(490)=0.132; p≤0.01, y relaciones sexuales r(490)=0.265; p≤0.01. Así mismo se encuentra que al igual que en los hombres, las consecuencias negativas en la infidelidad disminuyen sus conflictos, y la percepción de consecuencias positivas incrementan los conflictos en todas las áreas (ver tabla 5).
Con el objetivo de observar si el conflicto es un predictor de la infidelidad (segunda hipótesis de este estudio), se aplicó una regresión múltiple paso a paso, una para cada variable dependiente: infidelidad sexual, infidelidad emocional, deseo de infidelidad sexual, deseo de infidelidad emocional, consecuencias positivas de la infidelidad y consecuencias negativas de la infidelidad.
Regresión múltiple 1 (Infidelidad Sexual).
En el primer paso del análisis, se incorporó en la ecuación los celos como predictor de la infidelidad sexual, estos explicaron el 5.9% de la varianza, F (1, 901) = 56.10; p < .00. En el segundo paso, se incluyó en la ecuación las relaciones sexuales como predictor, explicaron el 7.5% de la varianza, F (1, 900) = 36.68; p < .00. En el tercer paso, se incluyeron las actividades propias, explicaron el 8.0% de la varianza, F (1, 899) = 25.90; p < .00. En el cuarto paso, se incorporó en la ecuación, los hijos, como predictor, explicaron el 8.6% de la varianza, F (1, 898) = 21.24; p < .00. En el quinto paso, se incorporó en la ecuación, la religión, como predictor, explicaron el 9.1% de la varianza, F (1, 897) = 17.90; p < .01.
Regresión múltiple 2 (Infidelidad Emocional).
En el primer paso del análisis, se incorporó en la ecuación los celos como predictor de la infidelidad emocional, estos explicaron el 5.3% de la varianza, F (1, 901) = 50.07; p < .00. En el segundo paso, se incluyó en la ecuación las relaciones sexuales como predictor, explicaron el 6.9% de la varianza, F (1, 900) = 33.60; p < .00. En el tercer paso, se incluyeron las actividades de la pareja, explicaron el 7.6% de la varianza, F (1, 899) = 24.49; p < .00. En el cuarto paso, se incorporó en la ecuación, los religión, como predictor, explicaron el 8.1% de la varianza, F (1, 898) = 19.68; p < .00. En el quinto paso, se incorporó en la ecuación, los hijos, como predictor, explicaron el 8.5% de la varianza, F (1, 897) = 16.65; p < .01. En el sexto paso, se incorporó en la ecuación, los intereses y gustos diferentes, como predictor, explicaron el 9.0% de la varianza, F (1, 897) = 14.74; p < .01.
Regresión múltiple 3 (Deseo de Infidelidad Sexual).
En el primer paso del análisis, se incorporó en la ecuación los celos como predictor del deseo de infidelidad sexual, estos explicaron el 6.5% de la varianza, F (1, 901) = 62.9; p < .00. En el segundo paso, se incluyó en la ecuación las actividades propias como predictor, explicaron el 9.0% de la varianza, F (1, 900) = 44.55; p < .00. En el tercer paso, se incluyeron las relaciones sexuales, explicaron el 9.9% de la varianza, F (1, 899) = 33.04; p < .00.
Regresión múltiple 4 (deseo de infidelidad emocional).
En el primer paso del análisis, se incorporó en la ecuación los celos como predictor del deseo de infidelidad emocional, estos explicaron el 8.5% de la varianza, F (1, 901) = 84.15; p < .00. En el segundo paso, se incluyó en la ecuación las actividades propias como predictor, explicaron el 11.4% de la varianza, F (1, 900) = 57.69; p < .00. En el tercer paso, se incluyeron los hijos, explicaron el 12.3% de la varianza, F (1, 899) = 41.99; p < .00. En el cuarto paso, se incorporó en la ecuación, la personalidad, como predictor, explicaron el 13.8% de la varianza, F (1, 898) = 35.95; p < .00. En el quinto paso, se incorporó en la ecuación, las relaciones sexuales, como predictor, explicaron el 14.4% de la varianza, F (1, 897) = 30.19; p < .01 (ver tabla 6).
Regresión múltiple 5 (Consecuencias negativas de la infidelidad).
En el primer paso del análisis, se incorporó en la ecuación los celos como predictor de las consecuencias negativas de la infidelidad, estos explicaron el 1.2% de la varianza, F (1, 901) = 11.21; p < .00. En el segundo paso, se incluyó en la ecuación los hijos como predictor, explicaron el 2% de la varianza, F (1, 900) = 9.24; p < .00.
Regresión múltiple 6 (Consecuencias Positivas de la infidelidad).
En el primer paso del análisis, se incorporó en la ecuación los celos como predictor del de la infidelidad sexual, estos explicaron el 3.0% de la varianza, F (1, 901) = 27.65; p < .00. En el segundo paso, se incluyó en la ecuación las relaciones sexuales como predictor, explicaron el 4.1% de la varianza, F (1, 900) = 19.38; p < .00 (ver tabla 7).
Discusión
Como se observó en los datos obtenidos en general el conflicto se encuentra vinculado a la infidelidad y aunque con un porcentaje bajo también la predice. Haciendo un análisis específico por área de conflicto e infidelidad, se encuentra, que en el caso de la infidelidad sexual en los hombres, los conflictos que más se relacionan a esta (en orden descendente por valor de la correlación), son los celos, las actividades propias, la personalidad y las relaciones sexuales, teniendo un comportamiento muy similar en el caso de las mujeres, no obstante, el valor más alto de la correlación se encuentra en los conflictos debidos a las relaciones sexuales, seguida de los celos. Al respecto, Díaz-Loving, Pick y Andrade (1988), señalan que la satisfacción marital, la comunicación en la pareja (Scarf, 1987; Thompson, 1983) y los celos son factores íntimamente relacionados con la aparición de la infidelidad.
Por otro lado, la forma de expresar el afecto, la frecuencia y la satisfacción del sexo intensifican y/o aceleran los procesos psicológicos que llevan a involucrarse en una relación extramarital (Perlman & Abramson, 1982).
Con referencia a la infidelidad emocional, los conflictos que están más relacionados tanto en hombres como en mujeres son aquellos asociados a los celos, las relaciones sexuales y las actividades propias. Como se observa son conflictos que también se encuentran interrelacionados con la infidelidad sexual. Esto implicaría que sin importar el tipo de infidelidad, las áreas de conflicto que se supeditan a esta, son las mismas. De hecho en las investigaciones, se encuentra a los celos y a las relaciones sexuales como los motivos y/o explicaciones por los cuales una persona se involucra en una relación infiel (Drigotas, Safstrom & Gentilia, 1999; Glass & Wright, 1992 en Treas & Giesen, 2000). Así mismo la sospecha acerca de una posible infidelidad por parte de la pareja elicita celos en hombres y mujeres (Buss & Shackelford, 1997; Daly & Wilson, 1988; García, Gómez & Canto, 2001).
Por último, mientras que la infidelidad es universal (Hatifield & Rapson, 2006), rara vez es socialmente aceptable y existen dobles estándares entre la expresión pública y la práctica privada (Feldman & Cauffman, 2000).
En conclusión, la infidelidad en la mayoría de los casos denota una crisis en la pareja, pero no necesariamente implica el rompimiento del vínculo o la falta de amor.
Finalmente, la presencia o ausencia de infidelidad dependerá de un conjunto de variables bio-psico-socio-culturales que interactúan entre sí, no es un hecho aislado, y como tal, debe ser estudiado y abordado tanto en el ámbito social, como clínico de la psicología.
Referencias
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1 Proyecto PAPIIT No. IN305706-3.