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Acta de investigación psicológica
versión On-line ISSN 2007-4719versión impresa ISSN 2007-4832
Acta de investigación psicol vol.3 no.1 Ciudad de México abr. 2013
Confiabilidad y validez de un cuestionario de exposición a la violencia para jóvenes
Validity and Reliability of a Exposure to Community Violence in Youth Questionnaire
Hugo Leonardo Gómez Hernández1, Emilia Lucio Gómez-Maqueo2 & Consuelo Durán Patiño
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Psicología, México
1 Correspondencia:
Bases Orgánicas 23-B.
Int. 3. San Lorenzo. Del. Xochimilco.
México DF. Tel 54-89-55-03.
Correo electrónico: psic.hugogh@gmail.com
2 Correo electrónico: melgm@unam.mx
Original recibido / Original received: 04/01/2013
Aceptado / Accepted: 21/03/2013
Resumen
Actualmente en México la violencia se ha incrementado, específicamente en los estados del norte, de igual manera otros índices de crimen y violencia no asociada al crimen organizado han aumentado. Existen pocos registros del impacto de estos niveles en la población general; los estudios de exposición en jóvenes se han enfocado en el bullying y la violencia de pareja, por lo que hay poca información sobre violencia en la comunidad en la población adolescente. Las condiciones actuales del contexto adolescente como la exposición a la violencia y el aumento de los niveles delictivos y la inseguridad (Pansters y Castillo, 2007; Hope, 2012) hacen necesario un instrumento para conocer este fenómeno , ya que la información sobre la percepción (y la exposición) de la violencia y la inseguridad en el país ha aumentado en últimas fechas y es importante señalar que los niveles se han mantenido en un rango elevado, pero es poco lo que se conoce acerca de la población joven. El objetivo fue obtener la validez y confiabilidad del Cuestionario de Exposición a la Inseguridad y la Violencia para adolescentes (CEIVA). El cuestionario se aplicó a 573 alumnos de secundaria y bachillerato (13-19 años; x= 14.89; DE= 1.5; 56% secundaria; 50.08% hombres) en la ciudad de México. Se realizó un análisis factorial forzado a 6 factores (KMO=.849; p=.001; 10 iteraciones), basado en los hallazgos previos de un estudio cualitativo (Gómez & Lucio, 2013, en prensa), este modelo explicó un 39% de la varianza; que nos indica que la violencia es un fenómeno multidimensional. Para obtener la confiabilidad se utilizó un alfa de Cronbach obteniéndose un valor total de .92.
Palabras clave: Adolescencia, Violencia, Inseguridad, Validez, Confiabilidad.
Abstract
In Mexico in recent years violence has been increased, specific in northern states, but also others crime and violence rates have been increased. The impact of these rates in general population has few records (official or research reports), studies in youth exposed to violence focuses mainly in bullying and dating violence, however in adolescents population practically doesn't exist community violence records or measures indicated to this problem. This context teenager's circumstances (exposure to violence and rising crime levels and insecurity) (Pansters and Castillo, 2007; Hope, 2012), require instruments to assess this specific phenomenon in youths since the information on the perception (and exposure) of violence and insecurity in the country has increased in the last years, but little is known about young people; then the aim of this study is to obtain the validity and reliability of the Exposure to Insecurity and Violence Questionnaire for Adolescents. Participants were 573 junior and senior high school students (13-19 years, x = 14.89, SD = 1.5, 56% middl 50.08% men) in Mexico City. A forced factor analysis, by 6 factors (KMO = .849, p = .001, 10 iterations) based on previous findings of a qualitative study (Gomez & Lucio, 2013, in press) was conducted. This model explained 39% of variance, which indicates that violence is a multidimensional phenomenon. Reliability was obtained by Cronbach's alpha with a total value of .92.
Keywords: Adolescence, Violence, Insecurity, Validity, Reliability.
En México las investigaciones recientes acerca de la violencia en adolescentes han mostrado avances, sin embargo, dichas investigaciones se enfocan en su mayoría a la violencia de pareja y el acoso escolar (bulliying), dejando de lado otro tipo de violencia que se presenta en un contexto más amplio del adolescente, pero no por eso menos importante, como la violencia en la comunidad.
Las preocupaciones acerca de la violencia y la inseguridad, o al menos la percepción de éstas, adquieren significados que rebasan a sus referentes sociológicos y por lo tanto se convierten en un problema de salud pública en dos sentidos: 1) por el impacto que provocan en la calidad de vida de las personas; por las lesiones físicas, psíquicas, espirituales y morales que acarrean; y por las exigencias de atención y cuidados de los servicios médicos y hospitalarios; 2) en segundo lugar, porque se vuelven parte de las preocupaciones cuando se considera el concepto ampliado de salud (Carta de Rio de Janeiro, 2008).
En apenas tres años en México se ha triplicado la probabilidad de morir asesinado y se ha duplicado la de ser secuestrado. De acuerdo a datos oficiales entre 1997 y 2007 se redujo considerablemente la tasa de crímenes (homicidios, robo de autos, secuestros), de igual manera las encuestas sobre victimización revelan una leve estabilización de la situación delictiva más general durante el mismo periodo (ENSI-5, 2007; Hope, 2012; ICESI, 2002). Sin embargo este y otros esfuerzos se limitan a dar cifras que no necesariamente corresponden a los adolescentes.
En la ciudad de México se debatió recientemente una campaña publicitaria acerca de la inseguridad, la cual sugería que México se había convertido en la "ciudad del miedo" (Pansters & Castillo, 2007), por lo que surge la necesidad de conocer que tanto están expuestos los jóvenes a la violencia y la inseguridad en nuestra ciudad.
Estas condiciones sociales añaden al adolescente retos que no necesariamente corresponden a lo esperado en su desarrollo (Luthar, 2006); entonces la violencia se convierte en otra posible fuente de estrés y existe mayor probabilidad de que se encuentren en riesgo de presentar desviaciones en la trayectoria del desarrollo, además de los factores propios de la etapa ya sean individuales, sociales o familiares, normativos o no-normativos, agudos o crónicos (Masten & Obradovic, 2006).
Las secuelas de la exposición a la violencia en jóvenes han sido documentadas en la literatura internacional y en menor medida en la mexicana, sin embargo, son innegables las secuelas físicas, psicológicas, sociales incluso fisiológicas que provoca la violencia en la comunidad (Brook et al., 2003).
Fue al principio de la década de los 90 cuando se inició la investigación sistemática sobre violencia en la comunidad, los estudios de Richters y Saltzman (1990) iniciaron con el estudio de la violencia que experimentaban niños y jóvenes dentro de sus comunidades, dentro de sus vecindarios, sus resultados se enfocaron en conocer el nexo entre la exposición al crimen y la violencia y los síntomas psicológicos que presentaban. Encontraron que muchos de los síntomas que evaluaron y en un principio relacionaron con la violencia - miedo, depresión, ansiedad, estrés postraumático- son reacciones esperadas ante eventos no normativos y pueden actuar como funciones adaptativas en un ambiente objetivamente peligroso, al mismo tiempo, como síntomas también pueden ser señales de reacciones desadaptativas con posibles consecuencias negativas a largo plazo en el ámbito social, emocional y del desarrollo cognoscitivo; esto puede suceder cuando las respuestas adaptativas se fortifican, se vuelven resistentes al cambio y se generalizan a otras situaciones que no lo requieren.
Aunque investigaciones anteriores, tal es el caso de Bandura (1986) quién encontró que vivir en una comunidad insegura con altos niveles de agresión provee oportunidades para aprender nuevas conductas, reforzar conductas negativas existentes y juntarse con pares delincuentes.
A partir de dichas investigaciones los profesionales de la salud se han encargado de conocer los efectos de la exposición a la violencia y como afectan principalmente la salud mental de la víctima, entre las principales consecuencias están el miedo, la ansiedad, depresión, suicidio, uso de sustancias síndrome de estrés postraumático, entre otras (Andreoli et al, 2009; Caballero & Ramos, 2004; Rasmusen, Aber & Bhana, 2004; Rosario, Saltzinger, Feldman & Ng-Mak, 2008;) y por su puesto los problemas externalizados como problemas de conducta, conducta delictiva, acting out y agresión (Fowler, Tompsett, Braciszewski, Jacques-Tiura & Baltes, 2009) y en ocasiones es un factor de riesgo al convertir a la víctima en agresor (Barker, Arseneault, Brendgen, Fontaine & Maughan, 2008).
Entonces el estudio de la violencia en la comunidad involucra diferentes formas de estar expuesto y diferentes formas de vivirlo, las diferentes categorías van desde escuchar sobre actos de violencia (actividad de bandas delictivas, robos o disparos de arma de fuego) hasta ser testigo directo o víctima de la violencia (Fowler & Braciszewsky, 2009).
En el presente trabajo se define a la violencia en la comunidad como: "haber sido objeto de un acto intencionado iniciado por otra persona para causar daño, estos actos se refieren a ser perseguido, golpeado, robado, recibido impacto de bala, apuñalado, o cualquier otro asalto. Ser testigo de violencia comunitaria se refiere a haber visto algún evento en el que hubiera robo de propiedad, tratar de ocasionar algún daño físico o causarlo, así como los asesinatos. Por último escuchar sobre violencia en la comunidad significa que alguien (familiar o amigo) habla sobre su experiencia al ser víctima de violencia en la comunidad" (Fowler & Braciszewsky, 2009, p 256).
Schwartz y Proctor (2000) plantean que existe una diferencia en las consecuencias que conllevan para los niños la exposición a la violencia comunitaria, dependiendo del tipo de dicha exposición. Afirman que al ser testigos de actos violentos dentro de su barrio tendrán una mayor oportunidad de desarrollar dificultades cognitivas de tipo social, como lo son los sesgos en la atribución de intenciones y la tendencia a evaluar las respuestas violentas de manera positiva, mientras que ser víctima de dichos fenómenos se encuentra relacionada con la dificultad para regular emociones.
A pesar de este escenario en la literatura nacional prácticamente no existe algún instrumento que mida la exposición a la violencia en la comunidad en población joven. Poco se ha trabajado dentro de este tema, prácticamente no existen cifras en población joven, lo que vuelve difícil el trabajo metodológico y de campo, pero a su vez necesario y útil (Rodríguez, 2005).
Entre los trabajos que se acercaron a este fenómeno se encuentra el de Medina-Mora et al. (2005) en el cual se buscaba conocer la exposición a hechos violentos, sin embargo, estaba enfocado en mayores de 18 años; reportaron que el 68% de las personas había sufrido algún hecho violento por lo menos una vez en la vida, mientras que cifras oficiales señalan que los índices de violencia y criminalidad han ido en aumento la Séptima Encuesta Nacional Sobre Inseguridad 2010 (ENSI-7; INEGI, 2010) reportó que hubo un ligero aumento en el porcentaje de menores de 18 años víctimas de algún delito.
Las investigaciones sobre violencia en la comunidad han reportado diferentes formas de clasificar los actos violentos a los que están expuestos los niños y los jóvenes, sin embargo, en México este fenómeno ha sido poco estudiado y es difícil sentar precedentes de cómo es percibida y experimentada la violencia por el adolescente mexicano. Como lo preguntaron Cicchetti y Lynch (1993) ¿Cuáles criterios o limites determinan que actos pueden ser considerados como exposición a la violencia en la comunidad?, así mismo que rango de daño puede incluirse dentro del universo de la violencia en la comunidad. Estas preguntas fueron planteadas debido a la gran variedad de instrumentos y a su heterogeneidad en cuanto a los reactivos y a la conceptualización de violencia en la comunidad que se han reportado por la literatura mundial, en especial la estadounidense; la comunión de criterios en muchas ocasiones se ve limitada por los objetivos de la investigación y por la población a la que se busca (Gutterman, Cameron & Staller 2000), esto no implica que cada investigación deba tener su propia definición de violencia en la comunidad, pero si pone de manifiesto que se debe tomar en cuenta la población y el contexto en el que trabaja (Luthar & Goldman, 2006).
Si bien se puede decir que todos los eventos violentos a los que nos exponemos crean un ambiente de inseguridad, esta última se ha ligado íntimamente con actos delictivos y criminales, por lo que se puede hablar de violencia e inseguridad.
Método
Participantes
Se trabajó con un grupo de adolescentes de secundaria y bachillerato, los planteles se localizaban en la ciudad de México, la característica principal es que se encontraban en zonas de inseguridad reportadas por las mismas autoridades de los planteles.
Se incluyeron un total de 615 alumnos de los cuales 42 no cumplían con los criterios de inclusión por lo que la muestra final se conformó de 573 adolescentes. En la Tabla 1 se presenta la conformación de la muestra:
La muestra fue no probabilística, por cuotas, se asignaron al azar los grupos a los que se aplicaría el instrumento manteniendo un equilibrio entre turnos. Antes de aplicar el instrumento se les dio a cada estudiante un consentimiento informado, un formato para padres y otros para ellos, si era mayor de 18 años solo se le entregó el correspondiente a él.
Instrumentos
El Cuestionario de Exposición a la Inseguridad y la Violencia para Adolescentes (CEIVA) es un instrumento de lápiz papel, diseñado para aplicarse de manera colectiva en aproximadamente 15 minutos, consta de 48 reactivos con tres opciones de respuesta (Nunca, 1 vez, 2 ó más veces) y tres preguntas abiertas, divididos en 3 secciones: Exposición directa (23 r), Exposición Indirecta (25r) y Preguntas abiertas (3r). Los reactivos de la primera sección indagan sobre hechos violentos que el adolescente haya sufrido directamente (insultos, peleas, golpes, amenazas, robos, etc.), la segunda sección pregunta sobre que tanto el adolescente ha sido testigo de estos eventos, además sobre que percepción tiene sobre la inseguridad en su entorno. Finalmente las tres preguntas abiertas complementan el instrumento y sirven para conocer algún otro hecho violento que el adolescente haya visto o le haya sucedido y que no se encuentre dentro de los mencionados, de igual manera se busca explorar que es lo que el joven sintió y que hizo ante tales circunstancias.
La conformación de los reactivos y sus análisis posteriores surgieron de un estudio cualitativo anterior (Gómez & Lucio, 2013 en prensa), donde se logró establecer una estructura teórica para el trabajo cuantitativo.
Procedimiento
Se solicitó el permiso para aplicar el Cuestionario de Exposición a la Inseguridad y la Violencia para Adolescentes de manera colectiva en una secundaria y en un plantel de bachillerato (los dos en ambos turnos).el tiempo que tardaron en contestar el cuestionario fue de aproximadamente 15 minutos.
Resultados
Para establecer la validez del instrumento se realizó un análisis factorial exploratorio el cual arrojó 14 factores, de los cuales sólo 10 tenían más de tres reactivos, se desechó a pesar de que explicaba el 61% de la varianza. Posteriormente se realizó un análisis factorial forzado a 6 factores, partiendo de la revisión de la literatura y sobre todo de lo encontrado en los grupos de discusión en el trabajo cualitativo realizado previo a la conformación de este cuestionario (Gómez & Lucio, 2013, en prensa); en primer lugar se retomó la primera división en las dimensiones victima directa/testigo, posteriormente se retomaron los hallazgos de los grupos de discusión en los cuales hubo diferencias entre los eventos que reportaron mas y que tienen que ver con eventos menos violentos -como las peleas o los insultos- y los que reportan menos que tienen que ver con eventos más violentos -como la portación de armas, asesinatos-, así mismo se incluyó el apartado de percepción ya que en ocasiones no solo son los eventos violentos que se viven o que se ven, si no que tanto el adolescente cree estar seguro en su entorno, finalmente aunque la venta y consumo de drogas no sean en si un acto violento los adolescentes fueron consistentes en considerar que la presencia de éstos se relaciona con la violencia en sus vecindarios.
De tal manera se planteó una división teórica que abarcara las 6 dimensiones siguientes:
a) Exposición directa a eventos "fuertes"
b) Exposición directa a eventos "leves"
c) Exposición indirecta a eventos "fuertes"
d) Exposición indirecta a eventos "leves"
e) Percepción de la violencia en la comunidad
f) Consumo-venta de sustancias
En la Tabla 2 se presenta la solución rotada del análisis factorial, este modelo factorial explica el 39.3% de la varianza, todas las cargas factoriales fueron superiores a .30 y cada factor cuenta con por lo menos cuatro reactivos; se confirmaron los factores propuestos por Gómez y Lucio (2013, en prensa) Factor 1-Exposición indirecta a eventos leves; Factor 2-Exposición indirecta a eventos fuertes; Factor 3 Exposición directa a eventos leves; Factor 5- Exposición directa a eventos fuertes y Factor 6-Percepción de inseguridad, dejando sólo uno (Factor 4) diferente a como se había propuesto, pues aunque tiene que ver con las drogas se añade el acoso sexual y se conjugan las dimensiones exposición directa/indirecta, es probable esta combinación ya que los adolescentes frecuentemente relacionan el consumo de sustancias con las prácticas sexuales de riesgo, en este caso con el acoso y los tocamientos, sobretodo en contextos como reuniones y fiestas en donde el consumo de drogas y el abuso sexual se encuentran presentes (Meave, 2009).
Alfa de Cronbach
Posterior al análisis factorial se obtuvo la confiabilidad del instrumento, debido a que la exposición a la violencia es un evento que puede cambiar con el tiempo (Trickett, Durán & Horne, 2003; Voisin, Bird, Hardestry & Cheng 2010), no se puede realizar un estudio test-postest, por lo que se utilizó el alfa de Cronbach como herramienta para evaluar la confiabilidad. El coeficiente alfa total para la escala fue de .909. A continuación en la Tabla 3 se desglosan los resultados de la correlación ítem-total y los valores alfa por factor:
El puntaje global de la prueba muestra una confiabilidad bastante alta (.901). La pertinencia de no eliminar estos reactivos en el análisis: la primera, en la Tabla 2 al observar la columna Valor alfa si el reactivo se elimina, se observa que el valor alfa no difiere mucho del original, considerando esto, se realizó otro análisis eliminando los 13 reactivos, el alfa total alcanzó un puntaje de .905 ligeramente superior al primer análisis pero sin ser realmente un cambio importante, segunda, es posible que el instrumento se utilice en otras poblaciones con contextos más violentos y cuyos reactivos podrían ser útiles.
En la Tabla 4 se muestran las medias y las desviaciones estándar de la suma total de reactivos por sexo, se realizaron con el fin de conocer el comportamiento de la muestra ante el instrumento y si era posible establecer un punto de corte que discriminara grupos de alto y bajo riesgo.
Discusión
Este instrumento constituye uno de los primeros pasos para el acercamiento a la problemática de la violencia en la comunidad en el adolescente, las pruebas de confiabilidad y validez fueron bastante aceptables.
A diferencia de otras escalas y de los reportes oficiales, este cuestionario se centra en la violencia que los adolescentes experimentan fuera del contexto escolar, familiar y de pareja, centrándose en la violencia en la comunidad, es decir, en aquellos lugares donde el adolescente vive, trabaja, se divierte y que están relacionados con la inseguridad y la delincuencia (Lambert, Lalongo, Boyd & Cooley, 2005), lo que la vuelve una dimensión específica pero amplia al mismo tiempo, pues los posibles eventos son muy variados y de un rango extenso (Fowler & Braciszewski, 2009).
Por ese motivo el análisis factorial se forzó con base al trabajo cualitativo previo realizado, para ajustar la distribución factorial (Gómez & Lucio, en prensa) en dicho estudio se encontró que las diferencias entre los eventos señalan que tanto los adolescentes han estado expuestos a diferentes situaciones de violencia en la comunidad, en ambas dimensiones hay eventos que fueron reportados más que otros, y al igual que lo reporta la literatura aquellos eventos que reportan más también suelen ser los de menor impacto o de menor violencia (Trickett, Durán & Horne, 2003), esto permite comenzar a definir y delimitar el concepto de Violencia en la Comunidad en el contexto mexicano.
La población objetivo de este estudio son adolescentes escolares, los cuales, a pesar de que puedan presentar niveles elevados de riesgo, mantienen una red de apoyo como la escuela, y tal vez la familia, lo que puede explicar la baja frecuencia de respuesta a algunos reactivos. Desde los estudios iniciales de Richters y Saltzman (1990), se habían encontrado diferencias en como los adolescentes viven y reportan la exposición a la violencia y a la criminalidad aunque vivieran en el mismo vecindario, estas posibles diferencias pueden atribuirse a factores como la escuela, la familia, la familia extensa, entre otros.
Es por eso que se consideró la pertinencia de conservar todos los reactivos del instrumento, no son sólo aquellos que los alumnos responden los que nos dan información, sino también los que no responden, nos pueden dar un panorama de los que no les sucede a los adolescentes, además de que existe la posibilidad de que otros grupos presenten más eventos relacionados con ser testigo, o más con ser víctima directa (Shwartz & Proctor, 2000).
Esta perspectiva permite hacer una aproximación conceptual al fenómeno que se presenta en el contexto mexicano y por lo tanto tiene características que comparte, pero también otras que lo hacen diferente, en su conceptualización y evaluación, la violencia en la comunidad que se vive en América Latina y en especial en México, puede abarcar desde peleas por grupos de narcotraficantes hasta problemas de tipo personal (Pansters & Castillo, 2007), sin embargo como ya se había señalado es el primer tipo de violencia la que en la actualidad ha sido factor para que los reportes oficiales de percepción de inseguridad y violencia hayan aumentado (ENSI-6, INEGI, 2008; ENSI-7, INEGI, 2010).
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Nota
Este trabajo fue realizado gracias al apoyo del Programa UNAM-DGAPA-PAPIIT IN 305613-3