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Acta de investigación psicológica
versión On-line ISSN 2007-4719versión impresa ISSN 2007-4832
Acta de investigación psicol vol.4 no.2 Ciudad de México ago. 2014
El Manejo de la Impresión y su Influencia Sobre el Bienestar Psicológico en dos Poblaciones Latinoamericanas
Impresssion Management and its Influence on Psychological Well-being in two Latin American contexts
Tania Tamara Acosta Canales & Alejandra del Carmen Domínguez Espinosa1
Universidad Iberoamericana
1 Correspondencia:
Prolongación Paseo de la Reforma #880,
Lomas de Santa Fe.,
C.p. 01219, México D.F.,
Tel ++52(55)5950- 4000 ext. 4876,
Correo de Contacto: alejandra.dominguez@ibero.mx
Original recibido / Original received: 18/01/2014
Aceptado / Accepted: 15/03/2014
Resumen
El propósito de la presente investigación fue desarrollar y validar un modelo teórico sobre los componentes del Manejo de la Impresión (MI), y del valor predictivo de este constructo psicológico sobre el bienestar individual, en dos contextos latinoamericanos: México y Nicaragua. Se identificó que las variables de autonomía, asertividad, locus de control, necesidad de aprobación social (dimensión negativa), son predictores altamente significativos del MI. Así también, las variables de necesidad de aprobación social (dimensión positiva) y reevaluación emocional, resultaron vinculadas positivamente con el MI, aunque con valores más bajos. De igual forma, se evidenció la influencia significativa y positiva que el MI ejerce sobre el bienestar de los individuos, encontrándose cargas de regresión negativas del MI con ansiedad y depresión, y positivas con la satisfacción con la vida. Estos resultados aportan y respaldan las posturas teóricas que señalan al MI como un constructo psicológico positivo e imprescindible para la adaptación saludable.
Palabras clave: Manejo de la impresión, necesidad de aprobación social, autonomía, asertividad, satisfacción con la vida.
Abstract
The purpose of this study was to develop and validate a theoretical model about the components of the Impression Management (IM), and the predictive value of this psychological construct on the individual well-being, in two Latin American contexts: Mexico and Nicaragua. These findings showed that the variables of autonomy, assertiveness, locus of control, need for social approval (negative dimension), are highly significant predictor of IM. Also, the variables of need for social approval (positive dimension) and emotional suppression, were positively associated with IM, but with lower scores. Furthermore, it showed the significant and positive influence of IM on well-being, finding negative regression weights between IM with anxiety and depression, and positive with satisfaction with life. These results provide support to the theoretical postures which refer IM as a positive and essential psychological element for healthy adaptation.
Keywords: Impression Management, Need for Social Approval, Autonomy, Assertiveness, Satisfaction with Life.
El Manejo de la Impresión (MI) generalmente es definido como un proceso intencional de crear una impresión favorable o aceptable de sí mismo ante los demás (McFarland & Ryan, 2006; Mueller-Hanson, Heggestad, & Thorton, 2006). Existe en la literatura poca evidencia empírica de cuáles son los atributos y rasgos psicológicos de los cuales se compone el MI. Así, el presente estudio se desarrolló con el objetivo de proponer un modelo teórico basado en cinco variables psicológicas teóricamente vinculadas al MI, como lo son: necesidad de aprobación social, autonomía, regulación emocional, locus de control y asertividad. Asimismo, se quiso probar que el MI tiene un papel importante en el campo del bienestar al evaluar su impacto sobre la ansiedad, depresión y satisfacción con la vida.
El concepto del MI
El MI es un conjunto de procesos psicológicos que le permiten al individuo controlar efectivamente las imágenes personales que proyecta al exterior (Tetlock & Manstead, 1985), mediante la selección de información y su control conductual y emocional permitiéndole alcanzar objetivos personales (Leary & Kowalski, 1990; Schlenker & Weigold, 1992). En términos amplios, el MI se ha abordado como un proceso de distorsión de la propia imagen que se limita a las expectativas sociales para quedar bien ante los demás (Paulhus, 2002); sin embargo, el poder cambiar la propia imagen intencionadamente también ha sido visto como un proceso adaptativo para el ajuste social (Tetlock & Manstead, 1985) y consistente con el estilo interpersonal de cada individuo (Wayne & Liden, 1995).
El MI se refiere a un intento deliberado de modificar las respuestas de uno mismo con el fin de crear una impresión favorable hacia otros (Barrick & Mount, 1996). También es considerado como la manera de adaptarse del ser humano a situaciones sociales a través de habilidades y rasgos, buscando como fin último la aprobación o admiración social (Domínguez Espinosa, Aguilera Mijares, Acosta-Canales, Navarro Contreras, & Ruíz Paniagua, 2012), así como lo intentos de influenciar en la imagen durante la interacción social (Bolino & Turnley, 2003).
Existen diferentes concepciones del MI, algunas lo consideran como un rasgo básico de auto-presentación automático (p. ej. Schlenker, 1980; Schlenker, Britt, & Pennington, 1996) y otros como un rasgo latente que da pie a diferentes estrategias (p. ej. Bolino & Turnley, 1999) o tácticas de auto-presentación (p. ej. Sandal et al., 2014); asimismo, según Gardner y Martiko (1988), el MI es producto de una interacción entre el ambiente, las características particulares de los individuos y una audiencia expectante. No obstante, las diferentes concepciones del MI dan lugar a las interrogantes acerca de cuáles son los componentes sustantivos de esta capacidad de adaptación a las demandas sociales para dar una imagen socialmente aceptada que le permita al individuo alcanzar sus objetivos. A continuación se definen algunas variables que se han seleccionado para dar cuenta de este fenómeno del MI, que involucra aspectos motivacionales (necesidad de aprobación social), de personalidad (autonomía), atribuciones (locus de control) y estilos de comunicación (asertividad), que en conjunto pueden tener el potencial para predecir diferentes productos psíquicos como el bienestar subjetivo, con sus componentes cognoscitivos (Satisfacción con la vida) y emocionales (ansiedad, depresión).
Necesidad de Aprobación Social
Uno de los motivantes principales de la adecuación de la propia conducta ante las demandas externas, es la necesidad de aprobación social (NAS). Aunque, a lo largo de la literatura, se ha señalado como una fuente de error durante la aplicación de pruebas psicométricas (Paulhus, 2002), la NAS también ha sido referida como una variable motivacional aplicable a un amplio rango de situaciones (Marlowe & Crowne, 1961). Por lo que, se define como un proceso que refiere la conducta y actitudes sociales de los individuos, y no solamente como un intento de editar los auto-reportes favoreciendo la imagen personal (Ramanaiah & Martin, 1980).
Los motivantes principales de la NAS esencialmente son: buscar la aceptación y evitar la desaprobación de los demás. Este constructo se ha relacionado con la búsqueda intrínseca de los seres humanos de ser aceptados y queridos por los otros (Ramanaiah & Martin, 1980). En este sentido, se ha vinculado con elementos defensivos de la conducta, que buscan evitar la desaprobación y fracaso social (Berger, Levin, Jacobson, & Millham, 1977; Cravens, 1975). Partiendo de estos motivos, la NAS impulsa a los individuos a responder de un modo culturalmente aceptable, a partir de dos medios principales: atribuirse a sí mismo cualidades de personalidad socialmente deseables (dimensión positiva), y, rechazar aquellas que les parezcan inapropiadas (dimensión negativa) (Consentino & Castro, 2008; Ferrando & Chico, 2000; Lemos, 2006; Marlowe & Crowne, 1961; Saunders, 1991); no obstante, existen algunos estudios que señalan que es en ocasiones más socialmente deseable aceptar los errores, ya que sugieren un rasgo de humildad o modestia (p. ej. Cai et al., 2010; Heine, Kitayama, & Lehman, 2001), prototípico de algunas culturas, puede ser parte del MI.
Autonomía
La autonomía es el proceso de elección y responsabilidad interna sobre las propias acciones, (Deci & Ryan, 2000). Existen tres elementos importantes que definen la autonomía: 1) la conciencia de sí mismo o capacidad de estar conscientes de las propias opiniones, deseos y necesidades, y de poder expresarlas en interacciones sociales; 2) la sensibilidad a otros, definida como la capacidad de ser perceptivo con las opiniones, deseos y necesidades de los demás; y 3) la capacidad para manejar situaciones nuevas que refleja la facilidad de sentimientos, flexibilidad e inclinación a la exploración basados en estructuras familiares (Bekker & Van Assen, 2006).
Como una necesidad psicológica importante, a la autonomía se ha asociado positivamente al nivel de bienestar que alcanzan las personas (Reis, Sheldon, Gable, Roscoe, & Ryan, 2000). Koestner y Losier (1996) reportaron que las personas autónomas llevan a cabo procesos efectivos de regulación emocional, lo que les permite experimentar menor afectividad negativa. Así también, Bekker y Belt (2006) señalaron que la falta de autonomía es un factor vulnerable ante estados emocionales negativos, como la depresión. La vinculación teórica con el MI es que la falta de autonomía podría implicar una mayor preocupación de la evaluación personal proveniente de los otros.
Regulación emocional
La regulación emocional es el proceso de modular los estados afectivos, con el fin de evitar o disminuir la intensidad y frecuencia de las respuestas emocionales (Gross & Muñoz, 1995; Rendón, 2007). Un proceso de regulación emocional efectivo parte de dos premisas esenciales, que sus consecuencias sean en pro del bienestar físico y psicológico de la persona, pero que también sus reacciones emocionales, al externalizarlas, sean armónicas con los demás (Hurlock, 1987; Saarni, 1999).
Existen diversas estrategias de regulación emocional, entre las más comunes se encuentran los modos de Reevaluación Cognitiva y la de Supresión Expresiva. Por un lado, la reevaluación cognitiva le permite al individuo generar nuevas apreciaciones de una situación estresante, al reinterpretar el significado de la misma, y así no sólo responder conductualmente de manera apropiada, sino también modificar integralmente sus sentimientos internos y la expresión de estos hacia los demás (Gross & John, 2003). Por otro lado, la supresión expresiva se da cuando el individuo experimentó una respuesta emocional negativa ante una situación, y lo que hace es suprimir la misma y no evidenciarla ante los otros (Schutte, Manes, & Malouff, 2009).
La habilidad de evaluar y regular efectivamente los estados emocionales le facilita al sujeto decidir cómo actuar y responder ante las demandas externas, así como, adquirir herramientas útiles de interacción social (Calkins, Gill, Johnson, & Smith, 1999; Eisenberg & Fabes, 1999; Lopes et al., 2011). En diferentes estudios, se ha referido que cuando un individuo lleva un proceso de auto-regulación efectivo, es capaz de modificar su comportamiento, sin mucha dificultad, de modo que su conducta se ajusta a sus propios ideales, pero también a las normas y reglas sociales dentro de su contexto (Baumeister, Schmeichel, & Vohs, 2007; Buckner, Mezzacappa, & Beardslee, 2009).
Locus de Control
El locus de control es un proceso de atribución, que le permite al sujeto diferenciar su responsabilidad sobre los eventos que le suceden. Este proceso se da a partir de las atribuciones internas y externas de los eventos. En las atribuciones internas el individuo espera y define sus resultados a partir de su propia conducta y características personales. En las atribuciones externas el sujeto define sus logros desde la intervención de fuerzas externas, tales como la suerte, la ayuda de otros o el propio destino (Rotter, 1966).
Son distintos los efectos que el locus de control interno ejerce sobre el bienestar de las personas. Por ejemplo, en diversos estudios se ha encontrado una asociación positiva entre locus de control interno y el nivel de satisfacción con la vida con el que los individuos cuentan (V. Lewis & Borders, 1995; Long, Williams, Gaynor, & Clark, 1988; Noor, 1995; Wardle et al., 2004). Así también, se ha referido que las personas con alto locus de control interno, sienten mayor afectividad positiva, y no porque no experimenten sensaciones negativas, sino porque la clara conciencia de su responsabilidad en los eventos que les suceden, les permite regular efectivamente sus estados de ánimo (Klonowicz, 2001). De igual forma, se ha evidenciado como un predictor importante en la solución de conflictos, encontrándose en estos individuos una disposición a manejar activamente situaciones estresantes, lo que también les permite experimentar menor tensión psicológica ante éstas (Dijkstra, Beersma, & Evers, 2011; Phares, Jerry, & Wilson, 1972).
Asertividad
La asertividad es la expresión socialmente aceptable de cualquier emoción experimentada (Wolpe, 1958). Es la tendencia a responder apropiadamente ante situaciones cotidianas, en donde la persona es capaz de expresarse y defender sus derechos, sentimientos y opiniones sin agredir a los demás (Ames, 2008; Eisler, Miller, & Hersen, 1973). Son diferentes los comportamientos que se consideran asertivos, por ejemplo, iniciar y terminar conversaciones, pedir favores, expresar sentimientos positivos y negativos a los otros (Herzberger, Chan, & Katz, 1984; Lee, Hallberg, Slemon, & Haase, 1985).
Los individuos asertivos tienen la habilidad de discernir sobre que conductas son apropiadas, a partir de la valoración que hacen del contexto en donde se encuentran, por lo que ajustan su comportamiento e imágenes a los patrones sociales adecuados (Furnham, 1979). De manera que, se ha referido como un elemento importante dentro de un efectivo MI (Gurevitch, 1985).
MI y su relación con los indicadores de bienestar
Dentro de la literatura, se han presentado diferentes postulados sobre la definición de bienestar. En la presente investigación, partimos de las aportaciones realizadas por Diener y colaboradores (Diener, Oishi, & Lucas, 2003; Diener & Ryan, 2009; Diener, Sapyta, & Suh, 1998; Diener & Tov, 2007), en las que señalan que el bienestar parte de dos dimensiones fundamentales: un componente emocional que incluye la frecuencia de afectividad positiva y negativa (ansiedad y depresión); y un componente cognitivo, que refiere el juicio hacia la propia vida (satisfacción con la vida).
Ansiedad
En términos psicológicos, la ansiedad es definida como un estado de agitación en respuesta a una situación, amenazante o no, en donde la persona anticipa peligro, lo que desencadena una reacción de desconcierto y sobresalto (Dítomasso & Gosch, 2007; Sierra, Ortega, & Zubeidat, 2003).
Se ha señalado que el nivel de ansiedad que se presenta en un individuo varía a partir de la disposición de cada persona, pero también por la importancia del valor que se ve amenazado en una situación (May, 1950). En este sentido, Spielberger, Gorsuch, y Edward (1970) señalaron que existe un rasgo relativamente estable que propensa a los individuos a desarrollar conductas ansiosas. También, dentro de la literatura, se han distinguido diferentes elementos sociales que juegan un papel importante en el desarrollo de la ansiedad. Por una parte, se ha encontrado que el temor a fallar, a ser rechazado y juzgado por los demás, en eventos sociales, influye negativamente en el nivel de ansiedad de las personas (Bados, 2009; Westenberg, Gullone, Bokhorst, Heyne, & King, 2007). Por otro lado, también se ha referido que la calidad de los vínculos interpersonales incide en el nivel de ansiedad que desarrollan ante situaciones estresantes (Zubeidat, Salinas, & Sierra, 2009).
Depresión
La depresión es definida como un estado de desesperación y desesperanza en el ánimo del individuo, en donde se ven afectadas las áreas afectivas, cognitivas y conductuales (González & Valdez, 2005).
Dentro del bienestar, la depresión es un elemento que se ha relacionado negativamente con la calidad de vida de las personas (Diener & Seligman, 2002; Galinha & Pais-Ribeiro, 2011). El hecho que una persona se encuentre deprimida disminuye el nivel de satisfacción de ésta con su propia vida, por las mismas características de irritabilidad, frustración y menosprecio hacia sí mismo que se producen en estados depresivos, así también disminuye el éxito en sus relaciones interpersonales y en el mismo sentido de vida (Agudelo, Casadiegos, & Sánchez, 2008; Balcázar, Bonilla, Santamaría, Gurrola, & Trejo, 2007).
Satisfacción con la vida
La satisfacción con la vida refiere el proceso cognitivo con el que la persona evalúa la calidad de sus condiciones de vida (Agudelo, et al., 2008; Pavot & Diener, 1993). Es decir, es el juicio consciente que el individuo realiza de su propia vida, partiendo de su criterio personal, el cual define qué aspectos son importantes a evaluar y qué valor asignarles a los mismos (Diener, Napa, Oishi, Dzokoto, & Suh, 2000).
En el presente trabajo se busca determinar la relación positiva entre las variables psicológicas de Necesidad de Aprobación Social, Autonomía, Regulación Emocional, Locus de Control y Asertividad, con el MI (Hipótesis 1). Así también, se busca respaldar las teorías que afirman que el MI lejos de ser una variable negativa en la vida de las personas, ejerce un papel importante en el bienestar del individuo, determinando que a mayor nivel de MI menores niveles de ansiedad y depresión (Hipótesis 2), así como mayor nivel de satisfacción con la vida (Hipótesis 3). Asimismo el objetivo de hacer el estudio con carácter transcultural, a partir de la utilización de dos muestras provenientes de países latinoamericanos de habla hispana (México y Nicaragua) ayuda a la generalización de los hallazgos más allá de una sola cultura.
Método
Participantes
La muestra analizada se conformó por 729 participantes de los cuales 299 fueron nicaragüenses y 430 fueron mexicanos. Con la muestra de población mexicana, el periodo de edad fue entre los 17 a 69 años (Medad=26.06; D.E.=9.38), siendo un 55.8% mujeres y 44.2% hombres. En la muestra nicaragüense, la edad comprendía de los 16 a los 41 años (Medad=21.62; D.E.=4.81), de los cuales un 58,5% eran mujeres y un 41.5% hombres.
Instrumentos
Se conformó una batería psicológica de auto-aplicación, a lápiz y papel, con ocho escalas, cuyos valores de respuesta iban desde 1 (Totalmente en desacuerdo) a 5 (Totalmente de acuerdo). A continuación se presentan las escalas utilizadas:
1. Escala de Necesidad de Aprobación Social (Domínguez Espinosa & van de Vijver, 2014). La escala consta de 14 reactivos, mide dos dimensiones, una positiva con seis reactivos (p. ej. Perdono fácilmente a quienes me ofenden), y una negativa con ocho reactivos (p. ej. Digo mentiras si sé que no me van a descubrir). Ésta última se recodifica y se interpreta como la aceptación de errores comunes.
2. Escala de Autonomía (Bekker & Van Assen, 2006). La escala consta de 18 reactivos, que miden tres dimensiones de la autonomía: 1. Autoconocimiento (p. ej. A menudo no sé cuál es mi opinión); 2. Manejo de situaciones nuevas (p. ej. Encuentro difícil empezar nuevas actividades por mi cuenta); 3. Sensibilidad a otros (p. ej. Pocas veces me preocupo por los sentimientos y experiencias de los demás).
3. Escala de Regulación Emocional (Gross & John, 2003). Consta de 10 reactivos, los cuales miden dos dimensiones: reevaluación cognitiva (p.ej. Controlo mis emociones cambiando la manera en que pienso sobre la situación en la que estoy) y supresión emocional (p. ej. Cuando siento emociones negativas me aseguro de no expresarlas).
4. Escala de Locus de Control (Ross & Mirowsky, 1989). Consta de ocho reactivos que evalúan el nivel de control percibido que la persona sostiene sobre sí misma (p. ej. Soy responsable de mi propio éxito).
5. Escala de Asertividad (Flores, 2004). La escala consta de 15 reactivos, los cuales miden la asertividad: 1. A través de medios indirectos (p. ej. Me es más fácil decirle a alguien que acepto su crítica a mi persona, por teléfono que personalmente); 2. La falta de asertividad (p.ej. Me es difícil expresar mis deseos); 3. Asertividad directa (p. ej. Puedo agradecer un halago hecho acerca de mi apariencia personal).
6. Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo STAI, Sub-parte Rasgo (State and Trait - Anxiety Inventory) (Spielberger, et al., 1970). La escala consta de 20 reactivos, de los cuales 13 son positivos y siete negativos (p. ej. Siento que las dificultades se amontonan al punto de no poder soportarlas).
7. Inventario de Depresión Rasgo-Estado IDERE, Sub-parte Rasgo (Schmitt et al., 2003). La escala consta de 22 ítems que miden el nivel de depresión en el sujeto (p. ej. Pienso que las cosas me van a salir mal).
8. Escala de Satisfacción con la vida (Diener, Emmons, Larsen, & Griffin, 1985). Evalúa el nivel de satisfacción que el individuo tiene sobre su vida. El cuestionario consta de cinco preguntas (p. ej. En la mayoría de las cosas, mi vida está cerca de mi ideal).
Procedimiento
La aplicación se llevó a cabo en diferentes instituciones públicas y privadas de educación superior, así como en centros comerciales, plazas públicas y centros recreativos. La participación fue voluntaria y anónima. En ambos países, se enfatizó el compromiso ético del manejo que se haría de la información obtenida, y que ésta solo respondería a fines de la investigación, de manera que se les explicaba el objetivo general que se deseaba alcanzar. El tiempo promedio de aplicación fue de 30 minutos.
Escenarios
Los escenarios seleccionados para llevar a cabo la investigación fueron la Ciudad de México y la ciudad de Managua, ambas las ciudades capitales de México y Nicaragua respectivamente. Las razones para haber seleccionado estos dos países latinoamericanos radican en su similitud histórica y sociocultural. Naturalmente ambos países difieren en muchos indicadores macroeconómicos; sin embargo, tanto México como Nicaragua comparten, no sólo historia, sino también disposiciones psicológicas en común, como por ejemplo, que pese a la desigualdad económica que experimentan, en ambos países se perciben vidas largas y felices (The New Economics Foundation, 2012) o en los niveles de confianza interpersonal (Corporación Latinbarómetro, 2014).
Resultados
Para evaluar las propiedades psicométricas de cada escala, se llevaron a cabo análisis de consistencia interna, validez factorial y de congruencia estructural. También, se evidenciaron valores de consistencia interna significativos, encontrándose todos los índices α de Cronbach por encima de .72, lo que indica niveles aceptables de consistencia interna (ver diagonal Tabla 2). Como paso inicial se realizó un análisis de comparación de medias entre los dos escenarios en donde solamente se evidenciaron dos diferencias significativas en las dimensiones de autonomía y asertividad.
Con el fin de identificar las relaciones lineales entre las variables, se realizaron análisis de correlación bi-variada de Pearson. En la tabla 2 se observan los datos de inter-correlaciones por países. En donde se observan, en ambas poblaciones, relaciones positivas y significativas entre el conglomerado de variables que se asumen subyacen al MI, así como con los indicadores de bienestar observándose relaciones negativas entre los componentes del MI con ansiedad y depresión, y positivas con satisfacción con la vida.
Por ser un estudio transcultural, fue necesario realizar un análisis de equivalencia estructural para ambos escenarios (México-Nicaragua), mediante análisis factoriales exploratorios de componentes principales con rotación Procrustes hacia la solución factorial para México (van de Vijver & Tanzer, 2004). Se obtuvieron índices de congruencia factorial (Tucker's Phi >.95), evidenciando equivalencia de los factores entre los países.
Para comprobar la equivalencia de medida y la comprobación del modelo propuesto (ver Figura 1), se probó el modelo teórico propuesto mediante un modelamiento estructura de covarianzas multi-grupo. Se tomaron en cuenta diferentes índices descriptivos para evaluar cada modelo: 1.Chi Cuadrada (χ2), el cual representa el valor final de la función de ajuste; 2. GFI o Goodness of Fit Index (Índice de bondad del ajuste) entre más cercano al 1 indica mayor ajuste del modelo, valores por encima del 0.90 señalan ajuste aceptable. 3. RMSEA o Root Mean Square of Approximation (Raíz cuadrada media del error de la aproximación), el cual es representativo de la bondad de ajuste que podría esperarse si el modelo fuera estimado con la población y no sólo con la muestra estudiada, los valores menores a 0,05 son indicativos de un buen ajuste. 4. TLI o Tucker Lewis Index (Índice de Tucker Lewis), los valores de este índice oscilan entre 0 y 1, siendo los valores óptimos aquellos superiores a 0.95. CFI o Comparative Fix Index (Índice de Ajuste Comparativo), el cual mide la mejora en la medición de la no centralidad de un modelo, los valores por encima a 0.90 indican buen ajuste del modelo. Es preferible considerar este valor, en vez del χ2, cuando las muestras analizadas sobrepasan las 100 unidades. 6. AGFI o Adjusted Goodness of Fit Index (Índice de bondad de ajuste corregido), los valores más aproximados a 1 indican niveles adecuados de ajuste (Hu & Bentler, 1999; Lévy & Mallou, 2006).
Los valores obtenidos del modelo final fueron los siguientes (ver Figura 1). El índice de Chi cuadrada de bondad de ajuste sugiere poco ajuste a los datos χ2 (214, N= 729), p <.001, lo que no es representativo porque el tamaño de la muestra es grande. No obstante, los valores de los indicadores descriptivos señalan un ajuste adecuado de los datos. El RMSEA=.05, GFI=.92, TLI=.90, AGFI=.88, CFI=.93. Así también, las cargas de regresión obtenidas fueron significativas, tanto en el conjunto de las variables predictores del MI, como en la relación del MI con bienestar.
En la primera parte del modelo, se observa cómo el constructo del MI (Variable latente) se predice por cada una de las variables ingresadas o manifiestas. La variable con mayor peso es autonomía: -.72 (la cual mide la falta de autonomía en el sujeto, lo que evidencia una relación positiva entre la variable y el MI). Seguida por asertividad con .65, Locus de control con .58, y la dimensión negativa de la NAS con .54. Por otro lado, las dimensiones de no asertividad y asertividad indirecta obtuvieron cargas de regresión negativas con el MI, -.55 y -.52 respectivamente. De igual forma, la estrategia de supresión emocional evidencia una relación negativa con el MI, habiendo obtenido un peso de regresión de -.44. Las variables con menores pesos de regresión fueron: la estrategia de reevaluación emocional con .30, y la dimensión positiva de la NAS con .21, no obstante ambos elemento psicológicos evidencian una relación positiva con el MI.
Por otro lado, la segunda parte del modelo evidencia cuánto la variable del MI predice el bienestar en las personas, en donde se encontró un peso de regresión altamente significativo: .82. Así también, las cargas de regresión obtenidas de las variables consideradas como predictores de Bienestar fueron significativas. Tanto, ansiedad como depresión, resultaron con pesos negativos con la variable de bienestar: -.87 y -88. Al contrario de satisfacción con la vida, quién obtuvo .40. Por lo que, el presente modelo se ajusta satisfactoriamente a los datos, y refleja una dirección teórica óptima sobre el MI y su incidencia en el bienestar de los individuos.
Discusión
En esta investigación se examinó la incidencia de cinco variables psicológicas (NAS, autonomía, regulación emocional, locus de control y asertividad) en la elaboración del constructo del MI, y en la consecuente influencia que este elemento psicológico ejerce sobre el bienestar en las personas. Dentro de la literatura se encuentran pocos hallazgos de la relación directa de estas variables con el MI, por lo que uno de los propósitos del presente estudio fue presentar un modelo explicativo que respalde la definición del MI como un conjunto de estrategias que le permiten al individuo incrementar su nivel de bienestar y ajustarse satisfactoriamente a su entorno social (Tetlock & Manstead, 1985), y no como una fuente de engaño o distorsión de la información real de las personas (Paulhus, 2002). También, se pretendió determinar la participación de este conjunto de variables en dos contextos culturales, México y Nicaragua. En general, la aportación del presente estudio al desarrollo del constructo del MI es señalar que éste es producto de un conglomerado de variables psicológicas, como la autonomía, asertividad, locus de control, necesidad de aprobación social y regulación emocional, que en su conjunto le facilitan al individuo tener conciencia de que las imágenes que proyecta a los otros, inciden en el curso y obtención de sus metas personales, y que por tanto el ajuste de su comportamiento es importante para satisfacer exitosamente sus necesidades personales y sociales.
A su vez, los resultados obtenidos respaldan que el MI incide positivamente en el bienestar individual (Leary & Kowalski, 1990). Contrariamente, a lo que algunos autores refieren, el MI no propicia estados emocionales negativos, lo que se ve reflejado, en los resultados obtenidos en el presente estudio, en el que el MI y las variables de Ansiedad y Depresión correlacionan negativamente entre ellas, y al contrario el MI se asocia positivamente con Satisfacción con la vida. Es decir, que entre más la persona pueda manejar las herramientas para ajustar sus imágenes en diferentes contextos sociales, menos estará propenso a experimentar estados emocionales negativos, puesto que el sentido de influir en la impresión que causa en los otros es el sentirse bien consigo mismo al obtener sus propósitos deseados, pero también siendo consciente de la armonía que debe existir entre él y su realidad social. Así también, el hecho que la persona experimente menos estados emocionales negativos y alcance constantemente sus objetivos personales, le permite sentirse más satisfecha con su vida (Diener, et al., 2000).
En la presente investigación se demostró la validez de un modelo equivalente tanto en México como en Nicaragua, en donde se encontraron pocas diferencias significativas en cuanto a las variables psicológicas evaluadas, lo que permite una aproximación universal del modelo teórico obtenido en esta investigación. En el presente modelo se evidenció al MI como un proceso de ajuste en el que el individuo estratégicamente se adecúa a las demandas externas con el fin de alcanzar su objetivo personal en determinada situación (M. A. Lewis & Neighbors, 2005).
Referencias
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Nota de las Autoras
La presente investigación fue realizada con el apoyo del CONACyT en la convocatoria CB-2011-01 al proyecto # 168978 y de la Dirección de Investigación de la Universidad Iberoamericana otorgados a la co-autora del trabajo. Se agradece a los alumnos Lucero Jovanna Campos Serrano, Regina Cejudo de la Sierra, Carlos Emmanuel Martínez Butanda y Maria Fernanda Morales Pérez, por su apoyo en la recolección de la información.