Existe basta evidencia de que las relaciones románticas y sexuales extradiádicas (fuera de la relación formal), son un fenómeno común en todo el mundo (Betzig, 1989; Fisher, 1992; Hatfield & Rapson, 2006; Shrout, y Weigel, 2019). Se presume que cerca del 50% de las personas en el mundo han tenido algún tipo de contacto sexual con otra persona que no es su pareja, en al menos un momento de su vida (Fisher, 1992; Ford & Beach, 1951; Huber, Linhartova, & Cope, 2004). No obstante, estos datos no necesariamente son sinónimo del porcentaje o cantidad de personas que son infieles.
Estas relaciones extradiádicas pueden ser consentidas o prohibidas para hombres y mujeres, o solo para alguno de ellos, dependiendo de la sociocultura en la que se observen (Pittman, 1989; Buunk & Van Driel, 1989). El concepto, las creencias y los patrones típicos de la infidelidad, se gestan dentro de cada grupo sociocultural y se transmiten de una generación a otra con pocos cambios (Hunt, 1994). Es decir, diferentes comportamientos o situaciones pueden ser o no consideradas como infidelidad, según las normas y tradiciones socioculturales de un contexto específico, lo que incidirá en la forma en la que un grupo determinado, defina el término infidelidad y las actitudes que se tengan al respecto (Bullough, 1976; Fisher, 1992; Ford & Beach, 1951; Nowak, Weisfeld, Imamoğlu, Weisfeld, Butovskaya & Shen, 2014; Romero-Palencia & Rivera-Aragón, 2008). Investigaciones sugieren que la infidelidad puede presentarse entre el 12% y el 82% de los hombres y entre el 8.5% y el 72% de las mujeres dependiendo de la cultura en la que se mida (Blow & Hartnett, 2005; Gibson, Thompson, & O'Sullivan, 2016; Mark, Janssen & Milhausen, 2011; Schmitt, et al., 2004). Estas proporciones son variables de acuerdo a factores psicosocioculturales como el estado civil, el estado económico del país, la interdependencia financiera de la pareja, la proporción de sexos, las normas y premisas socioculturales y los diferentes significados atribuidos al acto (Nowak, et al., 2014).
Para algunos autores la infidelidad es un comportamiento romántico y sexual realizado con otra persona, a la par de una relación exclusiva de pareja, incluso aunque no estén casados o no vivan juntos, pero que sí tienen la expectativa de una relación formal y exclusiva de manera inicial (Affifi, Falato & Weiner, 2001). Para otros, consiste en traicionar al consorte, trasgrediendo un acuerdo de exclusividad una vez que se establece un vínculo primario de común acuerdo (Fatehizade, et al., 2016; Williamson, 1977).
La mayoría de los instrumentos existentes en el área de estudio de la infidelidad se centran en medir la actitud hacia el comportamiento sexual fuera de la pareja primaria, las reacciones emocionales, la intención y las justificaciones para la infidelidad (Banfield & McCabe, 2001; Buss, et al., 1992; Buss & Shackelford, 1997; Cann, Magnum & Wells, 2001; Glass & Wrigth, 1992; Haseli, Shariati, Nazari, Keramat, & Emamian, 2019; Roscoe, Cavanaugh & Kennedy, 1988; Starratt, Weekes-Shackelford, & Shackelford, 2017; Weis & Fenton 1987; Yeniceri & Kökdemir, 2006). De modo similar en México, los instrumentos se han abocado a medir la actitud hacia la infidelidad (Bonilla, 1993). Únicamente existe una escala que mide el concepto o significado psicológico que las personas adultas atribuyen a la infidelidad El Inventario Multidimensional de Infidelidad (IMIN) de Romero-Palencia, Rivera-Aragón y Díaz-Loving (2007; 2017) tiene una varianza explicada de 69.78% y una confiabilidad de .96, el IMIN está conformado por cuatro subescalas: La uno la Subescala de conducta de infidelidad, la dos la Subescala de motivación de infidelidad, la tres la Subescala de conceptuación asociada de infidelidad y la cuatro la Subescala consecuencias de la infidelidad.
La uno, la Subescala de conducta de infidelidad, cuenta con 48 ítems y cuatro dimensiones: infidelidad emocional, infidelidad, deseo de infidelidad emocional y deseo de infidelidad sexual. La dos la Subescala de motivación de infidelidad consta de 46 afirmaciones, que se agruparon en siete dimensiones acerca de las razones para involucrarse en una infidelidad: insatisfacción en el vínculo formal, sexualidad, inestabilidad, ideología, impulsividad, apatía y agresión. La tres la Subescala de conceptuación de infidelidad contiene 48 reactivos en seis dimensiones: trasgresión a la relación, insatisfacción, inseguridad, sentimiento de pérdida, amor y pasión.
Finalmente, la Subescala cuatro de consecuencias de la infidelidad abarca 13 reactivos, distribuidos en dos dimensiones: la percepción de consecuencias negativas y la percepción de consecuencias positivas. Todos los reactivos de las cuatro subescalas tienen un formato de respuesta de cinco puntos.
El IMIN ha sido empleado en diversas investigaciones mostrando utilidad práctica (García-Méndez, Rivera-Aragón & Díaz-Loving, 2011; Rivera-Aragón, Romero-Palencia & Díaz-Loving 2006; Rivera-Aragón, Díaz-Loving, Montero-Santamaria & Verde-Martínez, 2010; Rivera-Aragón, Díaz-Loving, Villanueva-Orozco & Montero-Santamaria, 2011; Romero-Palencia & Rivera-Aragón, 2008; Romero-Palencia & Gil-Bernal, 2013; Torres-Otálora, Torres-Castañeda, & Riveros-Munevar, 2016) no obstante, es muy extenso, 155 reactivos totales, para el caso de investigaciones con múltiples variables.
Partiendo de los modelos socioculturales que establecen que las conductas se emiten a partir de lo que la cultura determina como aceptable en el contexto específico (Bullough, 1976; Ford & Beach, 1951; Nowak, Weisfeld, Imamoğlu, Weisfeld, Butovskaya & Shen, 2014), se considera de suma importancia contar con una escala breve con mayor utilidad que permita conocer el concepto que las personas tienen de la infidelidad, incluso previo a evaluar sus conductas o la percepción de las consecuencias.
Por lo tanto, la finalidad del presente estudio es validar la versión corta de la Subescala tres, Concepto de infidelidad (Romero-Palencia et al., 2007) mediante un análisis factorial confirmatorio.
Método
Participantes
Participaron 940 voluntarios del centro del país, actualmente involucrados en una relación de pareja, 458 hombres y 482 mujeres con un promedio 25 años y una D.E. = 7 años, 16.4% con escolaridad básica (educación primaria o secundaria) 28.1% nivel medio superior (bachillerato, preparatoria o nivel técnico) y 55% contaba con estudios de licenciatura truncos o terminados y menos del uno por ciento tenía estudios de posgrado. El tiempo de relación de pareja iba de un año hasta 40, con una media de 4.26 años, y D. E. = 4.5 años. El 50.3% de la muestra reportó estar en una relación de noviazgo y el 49.7% restante vivir en matrimonio o unión libre.
El tipo de muestreo fue no probabilístico accidental. Los criterios de inclusión fueron: tener una pareja heterosexual y exclusiva (monógama o de fidelidad) con al menos un año de mantenimiento de la relación. Fueron descartados 63 casos por no cumplir con los criterios de inclusión.
Instrumentos
Se empleó como base la Subescala de conceptuación de la infidelidad que forma parte del IMIN (Romero-Palencia et al., 2007; 2017). La subescala evalúa el concepto que los individuos sostienen acerca de la infidelidad mediante seis factores: El factor 1 Transgresión a la relación, con siete reactivos -α = .95-, el factor 2 Sentimiento de pérdida, con siete reactivos -α = .91-, el factor 3 Insatisfacción, con siete reactivos -α = .93-, el factor 4 Pasión con cinco reactivos -α = .89-, el factor 5 Inseguridad con cuatro reactivos -α = .87-, el factor 6 Amor hacia otro/a con cuatro reactivos -α = .90- Las alfas reportadas, muestran que el instrumento previo al análisis factorial confirmatorio cuenta con una adecuada confiabilidad. De tal manera que, para desarrollar versión corta de la escala, se eligieron los tres reactivos con mayor peso factorial de cada dimensión, quedando un total de 18 reactivos con formato de diferencial semántico de cinco puntos qué evalúan la intensidad, con la que cada palabra conceptúa al constructo infidelidad. Los reactivos seleccionados, así como el formato de aplicación y su pertenencia a cada factor se pueden ver en la Tabla 1
Factor al que pertenecen | Reactivos y su formato de aplicación | ||||||||
# Para mí la infidelidad es: | |||||||||
Amor | 1 | Amor hacia una nueva pareja | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada |
4 | Cariño hacia una nueva pareja | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
5 | Comprensión | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
Pasión | 9 | Deseo hacia una nueva pareja | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada |
11 | Gusto | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
13 | Pasión hacia alguien más además de la pareja | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
Inseguridad* | 15 | Baja autoestima | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada |
17 | Cobardía | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
18 | Confusión | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
Trasgresión | 22 | Deshonestidad | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada |
23 | Desinterés | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
26 | Falsedad | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
Insatisfacción** | 35 | Incongruencia | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada |
36 | Indiferencia | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
37 | Inestabilidad | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
Sentimiento de pérdida | 44 | Soledad | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada |
47 | Tristeza | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
48 | Vacío | Muchísimo | ____ | ____ | ____ | ____ | ____ | Nada | |
Nota: * Posterior a la validación cambio de Inseguridad a Cobardía; ** Posteriormente a la validación cambio de Insatisfacción a Inestabilidad.
Procedimiento
Se localizó a los participantes en diversos lugares públicos y privados, y se les invitó a participar. A quienes aceptaban la invitación se les leyó el consentimiento informado en el que se reiteraba la participación voluntaria y la confidencialidad de la participación, así como la permanencia voluntaria en el estudio y se les pedía su firma. Al término de la aplicación los participantes colocaban su cuestionario dentro de un sobre, lo cerraban y lo entregaban a los aplicadores. Del total de instrumentos aplicados, 63 instrumentos fueron descartados por no cumplir los criterios de inclusión o no estar respondidos en su totalidad y no fueron capturados.
Análisis de Datos
El análisis de la escala incluyó primeramente un análisis descriptivo y correlacional para descartar la existencia de multicolinealidad entre los 18 reactivos. Se verificó que las 18 afirmaciones presentarán descriptivos adecuados de sesgo por lo que tal y como lo mencionan Aguilar, Altamira y García (2010) este estuvo dentro de los parámetros -1 a 1 y curtosis la cual menciona Clark-Carter (2019) tiende que rondar las 3 unidades. Así también se evaluó la correlación de al menos .30 entre cada reactivo y la escala total mediante la Correlación Producto Momento de Pearson multicolinealidad correlaciones superiores a .90.
Como segundo paso, para probar el ajuste del modelo y obtener las correlaciones entre los factores, se llevó a cabo un Análisis Factorial Confirmatorio mediante el programa AMOS V. 20 de IBM, que permitió obtener el grado de ajuste del modelo de seis dimensiones, relacionadas derivadas de la escala original. Los parámetros, se estimaron a partir del método de máxima verosimilitud. Los indicadores de bondad de ajuste absoluto que se utilizaron fueron CMIN/DF, GFI, AGFI, CFI y el RMSEA. Finalmente se calculó la consistencia interna de cada dimensión y la total empleando el Coeficiente Alpha de Cronbach.
Resultados
Las afirmaciones presentaron descriptivos adecuados de sesgo en un rango de -0.47 a .30 para sesgo, y para curtosis los rangos fueron -1.46 a - 1.62 datos que refieren a una curva de tipo platocurtica, de tal manera se puede afirmar que se cuentan con datos dispersos y que no se concentran en un punto con calificaciones extremas Las correlaciones de los reactivos contra la escala total fueron significativas y menores a .90 por lo que se descartó la colinealidad esto se puede ver en la Tabla 2.
Número de reactivo | Media | Desviación Estándar | Sesgo | Curtosis | Correlación con la Escala Total |
1 | 3.47 | 1.71 | -0.47 | -1.51 | .33** |
4 | 3.29 | 1.58 | -0.29 | -1.45 | .33** |
5 | 3.27 | 1.61 | -0.26 | -1.50 | .31** |
9 | 2.80 | 1.61 | 0.20 | -1.53 | .57** |
11 | 2.88 | 1.57 | 0.13 | -1.48 | .58** |
13 | 2.84 | 1.62 | 0.17 | -1.55 | .55** |
15 | 3.10 | 1.61 | -0.11 | -1.53 | .64** |
17 | 3.00 | 1.64 | -0.01 | -1.59 | .69** |
18 | 2.94 | 1.60 | 0.06 | -1.53 | .72** |
22 | 2.80 | 1.63 | 0.20 | -1.56 | .71** |
23 | 2.87 | 1.58 | 0.13 | -1.51 | .73** |
26 | 2.70 | 1.62 | 0.30 | -1.51 | .69** |
35 | 2.91 | 1.60 | 0.11 | -1.53 | .72** |
36 | 2.90 | 1.56 | 0.10 | -1.46 | .73** |
37 | 2.77 | 1.59 | 0.23 | -1.49 | .75** |
44 | 2.80 | 1.59 | 0.20 | -1.50 | .72** |
47 | 3.02 | 1.60 | -0.04 | -1.54 | .71** |
48 | 2.93 | 1.65 | 0.06 | -1.62 | .70** |
Nota: **p ≤ 0.01
Para probar la validez de la versión corta y obtener las correlaciones entre los factores, se llevó a cabo un análisis factorial confirmatorio que permitió observar el grado de ajuste del modelo de seis dimensiones relacionadas derivado de la escala original. Adicionalmente se emplearon índices adicionales a la Chi cuadrada (x2) debido a que esta es muy sensible al tamaño de la muestra y a los supuestos de normalidad utilizaron como indicadores de bondad de ajuste absoluto el CMIN/DF, GFI, AGFI, CFI y el RMSEA de acuerdo con los criterios de ajuste del modelo e interpretación de ajuste aceptable de Schmacker y Lomax (2010), el modelo mostró un buen ajuste en todos los parámetros, Por tanto, se observa que el modelo de seis dimensiones relacionadas, que fue hipotetizado a partir de la subescala original, obtuvo un ajuste adecuado, estos indicadores se pueden ver en la Tabla 3.
Índice de ajuste | Esperado | Obtenido |
Discrepancia entre χ2 y grados de libertad;(CMIN/DF) | < 5 | 4.998 |
Índice de bondad de ajuste (GFI) | ≥.90 | .930 |
Índice de ajuste ponderado (AGFI) | ≥.90 | .901 |
Índice de ajuste comparativo (CFI) | ≥.90 | 956 |
Error cuadrático media de aproximación (RMSEA) | ≤ 0,05 | .065 |
En la Figura 1 se muestra la representación gráfica del modelo.
Posteriormente, se calculó la consistencia interna de cada dimensión y de la escala total empleando el Coeficiente Alpha de Cronbach. La confiabilidad del instrumento total fue de .90. Los índices de consistencia interna y los nombres de los factores se presentan a continuación; El factor uno Trasgresión -α = .873- conceptualiza la infidelidad como una falta al vínculo exclusivo establecido dentro de la relación primaria, manifestada a través de deshonestidad, incluye los reactivos Deshonestidad, Desinterés y Falsedad. El factor dos Sentimiento de pérdida α = .874 percibe la infidelidad como un sentimiento negativo individual, contiene los reactivos Soledad, Tristeza y Vacío. El factor tres anteriormente denominado Insatisfacción cambio su nombre en la versión corta por Inestabilidad -α = .877- al tener mayor congruencia con los indicadores, este factor asocia la infidelidad con una falta de seguridad y congruencia por parte de los individuos que la llevan a cabo, contiene los reactivos Incongruencia, Indiferencia e Inestabilidad. El factor cuatro Pasión -α = .869- etiqueta la infidelidad como una aventura llena novedad, incluye los reactivos Deseo hacia una nueva pareja, Gusto y Pasión hacia una nueva pareja. El factor cinco anteriormente llamado Inseguridad cambió su nombre en esta versión por Cobardía -α = .831- por tener mayor congruencia con los reactivos de mayor peso factorial y concibe a la infidelidad como un hecho derivado de la confusión e inseguridad individual por parte de las personas que la llevan a cabo contiene los reactivos Baja autoestima, Cobardía y Confusión. Finalmente, en el factor seis Amor -α =.869- la infidelidad es conceptualizada como el encuentro con un nuevo amor, incluye los reactivos Amor, Cariño y Comprensión.
Discusión
Múltiples teorías exponen como el concepto o significado psicológico tiene un efecto sobre el comportamiento de los individuos (DeGrandpre, 2000; Schwanenflugel, Blount & Lin, 1991). Es un intermediario entre la persona y su conducta (Ponari, Norbury, & Vigliocco, 2017).
El concepto produce una disposición para llevar a cabo o evitar llevar a cabo alguna conducta (Szalay & Bryson, 1973; 1974) porque abarca componentes derivados de la socialización o de la experiencia previa (Binder, 2016; Murphy, 1991) que crea una predisposición, actitud o reacción y muestra la cultura subjetiva de la persona (Malt, 1991; Valdez Medina, 2002). De ahí la importancia de evaluar el significado psicológico que las personas atribuyen al fenómeno de infidelidad de manera válida y confiable.
El presente trabajo tuvo como objetivo validar mediante un análisis factorial confirmatorio una versión corta de la Subescala de Concepto de infidelidad del IMIN. El análisis factorial confirmatorio realizado mostró el ajuste de una estructura de seis factores relacionados con la escala original (Romero-Palencia et al., 2007; 2017) válida, confiable, práctica y culturalmente relevante a través de pocos reactivos.
Como se puede observar al analizar los resultados, el significado psicológico de la infidelidad se caracteriza por particularidades como inestabilidad, trasgresión hacia la relación formal, cobardía, placer, vacío y amor. En primer lugar, todos los reactivos obtuvieron puntajes medios. Las correlaciones de cada reactivo con la escala total fueron medias, excepto en los reactivos del factor Amor que fueron bajas. Los reactivos pertenecientes a la dimensión Inestabilidad fueron los que obtuvieron las correlaciones más altas. Es decir, las personas que participaron en el estudio consideran que la infidelidad está más relacionada con inestabilidad, incongruencia o indiferencia que con amor, cariño o comprensión.
La confiabilidad de todas las dimensiones, así como de la escala total fue superior a .80, superando el valor de .70 sugerido por Nunnally y Bernstein (1994). Estos índices de consistencia interna fueron ligeramente inferiores a los de la escala original (Romero Palencia, et al, 2007) pero dado que se redujo sustancialmente el número de reactivos con que se mide el concepto de infidelidad y el tamaño de muestra también fue inferior, se consideran dentro de los parámetros como muy buenos índices de confiabilidad (Kline, 2011).
En cuanto al ajuste del modelo es claramente observable que explica la variable concepto de infidelidad a pesar de contar con el número mínimo de reactivos por factor que según Kline (2011) es de tres afirmaciones. Al analizar las dimensiones de la escala y su contenido, se puede observar que los significados atribuidos a la conducta infiel tienen tres aristas: La primera individual, considerando el fenómeno como producto de un proceso que se construye a partir de las experiencias y emociones propias, como lo manifiestan las dimensiones de Sentimiento de pérdida, Inestabilidad y Cobardía.
En el caso del sentimiento de pérdida, se considera a la conducta infiel como un producto de la tristeza, soledad o vacío experimentado por la persona. Rokach, y Philibert-Lignières (2015) indican que la soledad producto de una intimidad de pareja insatisfactoria y la baja calidad de las relaciones sexuales, pueden llevar a que los individuos busquen establecer otra relación simultánea.
En el caso del factor Inestabilidad se significa a la infidelidad como el resultado de una personalidad inestable o incongruente. Siguiendo esta línea, autores como Jones y Weiser (2014) han detectado que ciertos rasgos de personalidad como el maquiavelismo y la psicopatía se encuentran vinculados a la infidelidad. Estos hallazgos sugieren que la inestabilidad mental afecta la relación de pareja y está relacionada con comportamientos disruptivos en los vínculos románticos como sería el caso de la conducta infiel.
Y en el caso de la dimensión Cobardía se cree que el acto infiel es el resultado de baja autoestima, confusión o debilidad de carácter -cobardía- de la persona. A este respecto, Williamson (1984) y Haseli et al. (2019) postulan que una aventura puede representar un intento de incluir a un tercero en la dinámica de una relación conflictiva que el individuo no se atreve a terminar. Es decir, una relación es contraída con la intención de lograr una curación de heridas emocionales sufridas en el pasado, cuando se es incapaz de moverse sin el otro. En estas condiciones el involucramiento de un tercero es necesario para lograr cambiar una situación que puede llegar a ser intolerable (Pittman, 1989).
La segunda arista es relacional y muestra el impacto que la conducta de infidelidad puede tener en un vínculo primario de pareja viviéndose como un acto de deshonestidad, desinterés o falsedad que trasgrede el vínculo formal -Factor Trasgresión-. Williamson (1977) plantea, que el hecho de engañar a la pareja, rompiendo una cláusula de exclusividad está íntimamente relacionado con el sentido de propiedad que varía según la cultura, equiparando el cuidado del vínculo primario con el cuidado que se tiene con la propiedad privada, esta postura también es apoyada por Fatehizade et al. (2016).
Finalmente, la tercera arista también es relacional, pero no se centra en el vínculo primario, sino en el producto de la nueva interacción donde la infidelidad es vivida como pasión -deseo, gusto- o amor -cariño- experimentado en una nueva relación. Se afirma que la infidelidad puede ser una práctica que forme parte de la dinámica de la relación, al complementar la intimidad con un compañero o compañera diferente mientras que otros autores atribuyen la posibilidad de una infidelidad a aspectos relacionados con la atracción hacia una nueva persona, pues afirman que la excitación sexual es generada más por la novedad, que por el hecho de que sea sexy o atractiva (Gibson et al., 2016; Glass & Wright, 1992; Haseli, et al., 2019; Pittman, 1989).
Estas tres aristas parecen coexistir en el concepto de las personas de manera simultánea, como se observa en las correlaciones de los reactivos con la escala total y las correlaciones entre las dimensiones de la escala, todas ellas significativas y positivas. Pareciera que las personas atribuyen un significado negativo o dañino a la infidelidad, a la vez que le adjudican características de disfrute tanto físico como afectivo. Esta perspectiva podría ser uno de los fundamentos que explique porque a pesar de ser un acto mal visto socialmente, es una conducta tan común en todas las culturas (Fincham & May, 2017; Gibson et al., 2016; Mark et al., 2011; Nowak, et al., 2014; Schmitt, et al., 2004). Al parecer, la ambivalencia del constructo es suficiente para mantener una actitud mayormente negativa hacia la conducta, pero para reconocer en ella características de placer o amor.
Las principales limitaciones del presente trabajo consisten en contar con participación voluntaria de los sujetos, lo que implica que probablemente no se tenga representatividad total de la población. Se detecta también, la necesidad de continuar con esta línea de investigación, teniendo como uno de los objetivos para próximos estudios examinar el comportamiento de la escala en poblaciones divididas por grupos o estratos, tomando en cuenta variables tales como la edad, la etapa de desarrollo (adolescencia o adultez), la zona de residencia, el nivel socioeconómico, el tiempo de relación y el sexo del participante. También se sugiere probar la escala en poblaciones con una orientación sexual diferente a la heterosexual para indagar si es válida y confiable para estas poblaciones.
No obstante, el presente estudio es un indicador de la validez de constructo y consistencia interna, que previamente ha mostrado el IMIN, y alcanzó su objetivo constituyendo una versión corta de la escala para medir el concepto o significado psicológico de la infidelidad en adultos mexicanos.