Apasionado del balompié, fanático de los blaugranas del Fútbol Club Barcelona, ex jugador y director técnico del Puebla, el renombrado antropólogo Claudio Esteva i Fabregat falleció el pasado lunes 4 de septiembre, a la edad de 98 años, en su amada ciudad de Barcelona, en la provincia de Cataluña, España.

Se apagó la sonrisa con que amablemente saludaba a todos, la mente brillante que estaba siempre a la espera del más trivial de los comentarios o preguntas, no necesariamente de temas académicos, para dictar cátedra e iniciar amena charla que podía prolongarse por largo rato. Como él mismo lo señalaba, por mera casualidad vio la primera luz de este mundo en Marsella, Francia, el 11 de noviembre de 1918, estando sus padres de visita con algunos familiares.

Pasada la cuarentena fue llevado a Barcelona, donde vivió toda su infancia y parte de su juventud, en el barrio de Sants, para ser precisos. Debido a su convicción siempre de izquierda, militó en las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña, por lo que al estallar la guerra civil española, y con la derrota del bando republicano, tras un periodo de poco más de tres meses de permanecer en un campo de concentración francés, se exilió en México, a donde arribó en el buque Sinaia el 13 de junio de 1939. En estas tierras forjó su vida académica; en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) obtuvo el grado de maestro en Ciencias Antropológicas, con especialidad en Etnología, en 1955, tras sus estudios sobre las culturas tolteca y mexica. Entre sus mentores estuvieron Pere Bosch Gimpera, Joan Comas, Gonzalo Aguirre Beltrán, Wigberto Jiménez Moreno y Erich Fromm, este último lo introdujo en el campo del psicoanálisis. Su talento le permitió desempeñarse como profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), siendo aún estudiante, e introdujo las especialidades de cultura y personalidad, análisis de la personalidad, historia de la cultura y antropología social.

En 1956 regresó a España y, tras cumplir los requisitos administrativos de licenciarse (1957) y doctorarse (1958) en Filosofía y Letras (sección Historia de América), por la Universidad de Madrid (hoy Complutense), con la tesis: “El carácter nacional mexica”, se encargó de refrescar los estancados conocimientos antropológicos que por entonces imperaban en su país. Allá fundó y dirigió la Escuela de Estudios Antropológicos (1965-1968), primera de su tipo en la península, y el Centro Iberoamericano de Antropología de Madrid. Desde 1968 fungió como profesor agregado de Etnología en la Universidad de Barcelona, donde consiguió la cátedra de Antropología Cultural y la dirección del departamento en 1972.

Otro de los cargos que ocupó fue el de director del Museo Nacional de Etnología (1965), director del Centro de Etnología de Barcelona (1968-1986), además de fundar y dirigir Ethnica. Revista de Antropología, en 1971. Como pionero de la antropología social y cultural en España, formó a diversas generaciones, lo que le valió ser miembro de varias sociedades científicas americanas y europeas, y desplegó una gran actividad académica en México, Guinea Ecuatorial, Perú, Guatemala y Estados Unidos.

Como experto en indigenismo, estudió los problemas de la etnicidad, el biculturalismo y el bilingüismo. Entre sus obras hay que mencionar las siguientes: El mestizaje en Iberoamérica (1963), Sobre el método y los problemas de la antropología cultural (1969), Para una teoría de la aculturación en el Alto Aragón (1971), Antropología y filosofía (1973), Antropología industrial (1973), Cultura y personalidad (1973), Razas humanas y racismo (1975), Cultura, sociedad y personalidad (1978), Estado, etnicidad y biculturalismo (1984), La corona española y el indio americano (1989), La identidad catalana contemporánea (2004), Otros rumbos en la antropología social (2002), La influencia de México en el exilio español, identidades en retrospectiva (2009) y Formas expresivas en antropología (2010), además, alrededor de 400 artículos y ensayos.

En 1986 recibió la jubilación por la Universidad de Barcelona y al año siguiente fue nombrado Profesor Emérito. En 2002 pudo regresar a México, donde se incorporó a la planta académica de El Colegio de Jalisco; por su amplia trayectoria y méritos académicos recibió la distinción del nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores y su incorporación a la Academia Mexicana de Ciencias.

En 1994 se le confirió el máximo galardón internacional en el área de la antropología: el Premio Bronislaw Malinowski; en 2008 El Colegio de Jalisco lo nombró Maestro Emérito, y a principios de 2017 la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) le otorgó el Doctorado Honoris Causa, entre otras muchas distinciones.

A finales de 2016, por problemas de salud, se retiró de la vida académica y regresó a su querida Barcelona.

En 2009, Claudio Esteva confesó a la periodista Yaiza Santos que “quisiera vivir toda la vida, y esto no va a ser posible… cuando me llegue el momento, creo que no me voy a enterar”. Hoy, con plena certeza, puede decirse que Claudio Esteva, aunque físicamente no se pueda ya charlar con él, sí puede aún discutirse con él, debatir sus ideas; vive en su obra, en su vasta producción académica, de modo que mientras haya alguien que lo recuerde, lo lea, relea, discuta con él, Claudio Esteva habrá cumplido su deseo de vivir “toda la vida”.

Que en paz descanse Claudio Esteva i Fabregat, miembro del Comité Científico de la revista Intersticios Sociales.