Sr. Editor:
Parte primordial de la educación médica es la investigación que tiene como fines la publicación científica y el desarrollo de habilidades relacionadas con el pensamiento crítico, ética, tolerancia y capacidades autodidactas1. Por estas razones, nace la necesidad de impartir materias de metodología de la investigación y estadística desde el pregrado con el objetivo de sentar bases sólidas.
Los estudiantes de medicina en México tienen baja producción científica, a pesar de ser un país con las más altas tasas de producción en bases de datos internacionales y el esfuerzo reciente para estimularla con la implementación de cursos de investigación2,3.
En el último número de su revista del 2020, Bautista-Gómez et al.4 describen que menos de la mitad de las escuelas y facultades de medicina en México incluyen dentro de su plan de estudios una asignatura de estadística médica, y que un 89.8% incluye a la asignatura de investigación médica con una duración promedio, en la mayoría de centros, de un semestre. A partir de ello dejan abierta la interrogante si la proporción impartida sería suficiente para dotar de capacidades relacionadas con la investigación al estudiante de medicina.
En Perú, un país con mayor publicación estudiantil médica que México2, se realizó un estudio sobre el número de créditos asignados a las materias relacionadas a la investigación; en el cual se observó que las universidades con menor número de créditos eran las que tenían mayor cantidad de publicaciones. Por otro lado, las que tenían mayor cantidad de créditos poseían de bajo nivel de producción a nulo1. En este contexto, poco podría haber influido la cantidad de créditos para estimular y dotar a los estudiantes de habilidades para la producción científica. Esto último es un muy buen indicador para evaluar qué tan eficiente sería el desarrollo de una materia. Por lo antes expuesto, concluyo que incrementar el número de horas, créditos o duración del curso por semestre no tendría influencia en dotar a los estudiantes de capacidades para la investigación y/o lectura crítica, sin que antes de su implementación no se realice una evaluación de los programas académicos, el modo de impartición, grado de satisfacción y el nivel de aprendizaje de los estudiantes.