Introducción
Compartido por varios países, el océano Pacífico, a la vez que separa y se interpone en grandes distancias, también une y vincula cultural y comercialmente a tres continentes y miles de millones de habitantes.1 En esa vastedad marítima, confluyen América, Asia y Oceanía con la posibilidad de interactuar cada día más y mejor.
Del trío continental mencionado, dos son los que interesan a este trabajo: América y Asia. Este último en general, con China2 y Japón a la cabeza, constituye una de las regiones con mayor y más rápido crecimiento económico en el mundo y dentro de él. La amplia zona que abarcan los territorios de los miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ANSEA), que incluye a Tailandia, es uno de sus motores más vigorosos, con una expansión incomparable a pesar de las crisis internacionales y los desastres naturales. Es todavía uno de los lugares que brilla, si se compara con los nubarrones en Europa.
Por su parte, América, pese a los problemas enfrentados por Estados Unidos, hoy en día es otro de los motores económicos del orbe. América Latina, en particular, destaca como la segunda región del mundo en avances económicos y, de acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento de su PIB se ha mantenido con un 5% de promedio desde 2006. Adicionalmente, el impacto de la crisis europea en Latinoamérica ha sido menor de lo que se esperaba. México, junto con Brasil, se destaca en esta región.
Con Oceanía, en el sur del Pacífico, los vínculos latinoamericanos no han sido tan extensos, si bien los ha habido, en particular entre Perú y Australia - migración incluida-, y naturalmente entre aquella y Nueva Zelanda con Estados Unidos y Canadá, debido a su similitud cultural y lingüística, entre otros factores.
Existen mecanismos que facilitan el intercambio entre ambas regiones, como el Foro Económico de Asia-Pacífico (APEC)3 y el Foro de Cooperación América Latina-Asia del Este (FOCALAE) y actualmente se negocia la Asociación Transpacífica (TPP, su sigla en inglés), pero más allá de ellos, depende de la voluntad real de sus miembros y de los países de ambas regiones en general, el estrechar sus relaciones y obtener ventajas mutuas para fomentar su desarrollo, independientemente de la distancia y las diferencias culturales. Dentro de ambas regiones, México y Tailandia son países que muestran niveles macroeconómicos saludables y proporcionalmente similares. Al compartir más de 170 millones de habitantes en conjunto, pueden ser un ejemplo de colaboración bilateral, particularmente en el terreno comercial, para lo cual no es necesario un marco de acuerdos regionales económicos, aunque es innegable que su existencia y la pertenencia a ellos representan oportunidades. Otros aspectos de colaboración real latente están en lo político -incluyendo el multilateralismo-, lo cultural y la cooperación.
Un breve repaso a la relación bilateral, resaltando la diplomático-comercial y el potencial económico tailandés, así como la atención que recíprocamente se han dado estas naciones, inclusive en lo académico, permite vislumbrar las posibilidades que México tiene en Tailandia y la necesidad evidente de que ambos se conozcan más.
México y Tailandia son países que muestran niveles macroeconómicos saludables y proporcionalmente similares. Al compartir más de 170 millones de habitantes en conjunto, pueden ser un ejemplo de colaboración bilateral, particularmente en el terreno comercial, para lo cual no es necesario un marco de acuerdos regionales económicos, aunque es innegable que su existencia y la pertenencia a ellos representan oportunidades
El sureste asiático
Con casi 600 millones de habitantes, la mayoría de clase media4, distribuidos en 10 países, la zona de la ANSEA significa un importante mercado interno para los productos de otras regiones del mundo, incluyendo la latinoamericana. Esta región de Asia pasó, de tener un comercio total de 302 mil millones de dólares (mmd) en 1990, a 2 millones de millones (mmdd) en 2010. En contrapartida, 578 millones de seres humanos en Latinoamérica representan un número de consumidores considerable para los empresarios asiáticos, lo que puede estimular su ya creciente economía.
Algunos datos indican que en el sureste asiático existe interés por Latinoamérica y el Caribe, por lo menos en cuanto al comercio se refiere, pero que también se refleja en la cultura y el deporte, destacando el cine y la música en la primera y el fútbol en el segundo, gracias a las figuras mexicanas en las ligas europeas y la exitosa participación mexicana en recientes eventos deportivos internacionales, como las Olimpiadas de Londres 2012. La realización desde 2010 de foros y seminarios sobre negocios y comercio entre ambas regiones, incluida Tailandia,5 con la presencia de ministros y otros altos funcionarios de los países involucrados, amén de conferencias y otros actos académicos sobre América Latina y el Caribe, APEC, ANSEA y TPP, son muestra de ello. Solamente en los primeros siete meses de 2012 se organizaron dos eventos oficiales6 en países de la ANSEA.
Las visitas empresariales7 y de Jefes de Estado o de Gobierno y altos funcionarios a uno y otro continente en los recientes años también contribuyen a afirmar el interés asiático en Latinoamérica. Por ejemplo, el presidente de Indonesia8 en junio y el canciller tailandés en agosto de 2012 estuvieron en Sudamérica9. No obstante, más se requiere por parte de México para atraer inversiones y promover las exportaciones, entre otras cosas, con una mayor y mejor presencia de ProMéxico10 en la subregión y el apoyo de las misiones diplomáticas, lo que incluye capacitación e incremento de los recursos humanos.
Latinoamérica y Asia-Pacífico
La perogrullada de que América y Asia son dos continentes apartados y diferentes, pero unidos por un océano, representa una gran oportunidad con más ventajas que desafíos. La historia lo demuestra así, por lo menos desde el siglo XVI El Pacífico ha sido, a la vez que un amplio vacío que separa, un medio que ha servido para vincular en diversos ámbitos a dos regiones geográficas distantes. A lo largo de los siglos, por lo menos desde que los europeos llegaron a América, la comunicación con Asia ha sido continua y comenzó a través de lo que hoy es México, entonces un virreinato del imperio español y su influencia, aunque pequeña, si se le compara con la del viejo continente, existió y fue mutua.
La ruta entre la entonces Nueva España y las Filipinas fue la primera vía transpacífica oficial establecida por la potencia ibérica para comerciar y controlar sus territorios de ultramar. El idioma y la religión también sirvieron para vigilar ambas zonas del mundo, vinculándolos obligatoriamente en beneficio de Europa, especialmente cuando otras rutas quedaron obstruidas. De hecho, la vía establecida por los españoles logró unir a Europa, América y Asia de una forma inalterada hasta el siglo XIX.
Las relaciones transpacíficas pues, no son nuevas y en mayor o menor medida han continuado hasta nuestros días sin que hayan sido todavía aprovechadas en su totalidad. Los diversos países de uno y otro continente, por diferentes razones, han sostenido relaciones a lo largo del tiempo, de manera individual o bilateral o a través de mecanismos regionales como APEC11 y FOCALAE,12 sin que realmente se haya aprovechado todo el potencial existente, ni abarcado todas las áreas de cooperación a lo largo y ancho del área que comprende la Cuenca del Pacífico.
La propuesta, en años recientes, de relacionar a través del océano Pacífico a varios países de una y otra orilla solo recoge lo que la historia ya ha mostrado, enfocándola en el comercio, con la participación de naciones con amplio potencial exportador y económico en general. Así, la Asociación Transpacífica13 (TPP) se perfila como un tratado de libre comercio de gran envergadura que puede traer ventajas a más 1,500 millones de personas. No obstante, lo ambicioso del proyecto y la multiplicidad de actores tan disímiles que tendría, permite prever un largo periodo de negociaciones que los países pueden aprovechar para beneficio propio, de manera bilateral.
Lo anterior deja ver que existe un interés a nivel regional que, sin embargo, no se refleja necesariamente en el ámbito nacional, donde debe incluirse al sector privado con el apoyo gubernamental. Al final, son los exportadores quienes hacen los negocios y el gobierno el que puede facilitarlos.
México, por ejemplo, ha estado presente en Asia y Oceanía (Asia-Pacífico) desde hace décadas. Fue la primera economía latinoamericana en integrarse a APEC en 1993 y mantiene once embajadas y cuatro oficinas consular-comerciales14 en esos continentes. Sin embargo, de los acuerdos comerciales que ha suscrito México y que dan acceso preferencial a más de cuarenta países en el mundo, solamente uno está en Asia-Pacífico,15 instrumento que, por cierto, ha alentado las exportaciones mexicanas. De los once tratados de libre comercio y de los seis acuerdos de complementación económica (ACE)16 que México ha firmado ninguno ha sido con un país de esta región y de los veintiocho acuerdos de promoción y protección reciproca de inversiones (APPRI), solamente cinco son con países de Asia-Pacífico.17
Por otra parte, recientemente México estableció, junto con Colombia, Chile y Perú, la Alianza del Pacífico18. En junio de 2012, México también fue invitado formalmente a sumarse al esquema de la TPP19 ampliada como el 10º país de la iniciativa transpacífica que pretende establecer una extensa área de libre comercio a través del mayor océano del mundo, instrumento del que forma parte Chile y en cuyas negociaciones también participa Perú. Tailandia podría unirse a este grupo de negociadores de la TPP. No obstante, existen consideraciones que observan la necesidad de voltear más hacia Asia, con la posibilidad de que el nuevo gobierno mexicano lo impulse, si se considera lo que el PRI20 hizo público durante la campaña política presidencial de 2012 (Montaño y Lozoya, 2012), al referirse a Asia como un continente en el que hay que enfocar la atención y subsanar la “ausencia total de coordinación entre el gobierno y la iniciativa privada para promover a las empresas mexicanas” en la región y en particular en China. Eso también es aplicable a Tailandia. Existe, en ese sentido, la posibilidad de que México pueda enfocarse en Asia, no solo para diversificar sus relaciones, sino para beneficiarse realmente. Hay que recordar que Asia es el destino de, al menos, 3.3% de las exportaciones mexicanas y origen de 30.9% de sus importaciones, lo que ha resultado en un desequilibrio en la balanza comercial.
El papel de Tailandia
Tailandia, por sí sola es una potencia comercial, altamente dependiente de las exportaciones, cuyo volumen en 2011 aumentó 16% y representan más de dos tercios de su PIB. Sin embargo, en su balanza comercial global de ese año Tailandia tuvo un déficit de 240 mdd. Su principal socio comercial desde 2010 es China, país al que se triplicaron las exportaciones tailandesas en una década.21
El otrora reino de Siam cuenta con once tratados de libre comercio, de los cuales cinco son bilaterales y seis como miembro de la ANSEA (ver Cuadro 1). Es miembro de APEC22 desde 1989 (Amparo Tello, 2001: 26 ), ingresó a la OMC en 1995 y pertenecerá a la Comunidad Económica de ANSEA (AEC, por sus siglas en inglés) que se establecerá en enero de 2015, abarcando diez países, en un área conjunta de 4.46 millones de km², con 600 millones de habitantes (ASEAN, 2012), potenciales consumidores.23
Si bien su relación comercial se centra en los países asiáticos, en particular sus vecinos Camboya, Laos, Myanmar y Vietnam (CLMV), Japón y China, entre otras razones, por la cercanía geográfica, también es cierto que Tailandia comercia con Estados Unidos, Europa y Oceanía y otras regiones como el Medio Oriente y Latinoamérica, la cual queda al final, con solamente 1% del total de sus importaciones,24 (Gráfica 1) de los cuales, dos tercios habrían correspondido solo al intercambio con Brasil. En cuanto a las exportaciones tailandesas, la región se incluye en el 14% correspondiente al resto del mundo y conforme a datos oficiales mexicanos 3,088 mdd fueron hacia México, lo que permite ver el potencial exportador tailandés. El comercio con Brasil durante 2011 alcanzó los 4,532 mdd, con un volumen de exportaciones brasileñas de 2,266 mdd, lo que muestra una balanza equilibrada, con un ligero superávit para el gigante sudamericano.25, pero respecto de México es deficitario.
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Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de Tailandia, Reporte mensual, 30 de Abril de 2012
Gráfica 1 Importaciones tailandesas por país de origen
Por su parte, Perú comerció en 2011 con Tailandia un total de 707 mdd, con déficit de 178 mdd.26 Mientras que Chile mostró un comercio en el mismo año que también favoreció al reino asiático.27
Si bien continúa siendo el principal exportador mundial de arroz, lejos quedó la Tailandia basada en el sector agrícola de principios de la segunda mitad del siglo XX (Falck, 2001: 34 ) para convertirse en un reino exportador de manufacturas y de productos especializados, como los electrónicos.28 Si no un “tigre”, como se le denominó en los 90, la posición geoestratégica de Tailandia la hace ser un sitio atractivo para las empresas transnacionales que desean ingresar al mercado regional (Falck, 2001: 34 ), tal como lo ven los japoneses y otros extranjeros.
En ese sentido, Tailandia forma parte de las cadenas de valor productivas en la que se inserta el 50% del comercio mundial, lo que la hace interdependiente, igual que a México. El 25% de la producción mundial de discos duros para computadoras se produce en Tailandia, de donde se exportan a China y otros países, en donde se ensamblan y terminan los productos de Apple y Lenovo, por ejemplo.
Un sector comercial sirve de ejemplo a lo antes dicho y evidencia la capacidad exportadora de Tailandia: el automotriz. En 2011 Tailandia ocupó el lugar número 14 de la lista de mayores productores de automóviles,29 por encima del Reino Unido, mientras que México obtuvo el 8º lugar, inmediatamente después de Brasil. Se estima que en 2012 Tailandia pueda posicionarse como el 10º productor mundial, con 2,100,000 unidades fabricadas por 16 compañías y casi 2,400 empresas proveedoras, incluso de capital mexicano. En 2011, este país aportó el 31% de la producción total de automóviles en la zona de la ANSEA, solamente por debajo de Indonesia y bastante más arriba que Malasia; es decir, la mayor parte en esta región de Asia. La ventaja comparativa de Tailandia reside en los vehículos tipo pick-up, autos ecológicos y autopartes, además de tener centros de desarrollo e investigación automotriz. Empresas como BMW, Ducati, Ford, General Motors, Honda, Hino, Isuzu, Mazda, Mit-subishi, Kawasaki, Toyota y Volvo tienen plantas productoras en Tailandia.
México y Tailandia
Las relaciones diplomáticas de México con Tailandia se establecieron en 1975 y desde entonces no se han presentado problemas o disputas. Sin embargo, también es cierto que a lo largo de 37 años de relaciones bilaterales,30 poco se ha escrito o estudiado en México sobre Tailandia y sobre la relación bilateral, y menos aún en el reino tailandés. Las escasas noticias que aparecen en los medios informativos de ambos países no dejan una buena imagen en el público, sobre todo en el de Tailandia. En la república mexicana, los intentos académicos para difundir el conocimiento de Asia en general, y de Tailandia en particular, son pocos y se centran en la ciudad de México, Guadalajara y Colima, donde existen centros universitarios con departamentos dirigidos a estudiar el tema. Uno de ellos es el que edita esta revista, que sin embargo, en más de 20 años ha publicado menos de 20 artículos sobre Tailandia, al igual que de Filipinas y poco sobre Indonesia o Malasia, sin mencionar a Timor Leste, Camboya, Vietnam, Laos, Myanmar y otros miembros de la ANSEA (Falck, 2010: 9 ) como Brunei, si bien hay que considerar que México y la Cuenca del Pacífico editó un número exclusivo sobre Tailandia en 2001.31
En Tailandia, el escenario es yermo, los especialistas no han escrito sobre México, lo que sin embargo no ha sido óbice para que los negocios y el comercio hayan aumentado paulatina pero constantemente desde 1990. La proporción del comercio entre Asia y México se reproduce en la de este país con Tailandia, es decir, que es de diez a uno. Ello lleva a una conclusión simple: México debe exportar más a Tailandia para equilibrar la balanza comercial y para ello se requiere que los empresarios mexicanos vendan más a los tailandeses. Aquí es donde cobra relevancia el hecho de que los centros de estudio dediquen más a la investigación de este mercado y el exportador mexicano sea capaz de fomentar esos estudios para conocerlo y no tener temor de conquistarlo. Algunos datos de México y Tailandia, como los del Cuadro 2, correspondientes a los años 2010 y 2011, resultan útiles para conocerlos un poco y poder compararlos.
Cuadro 2 Indicadores económicos México-Tailandia
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Fuentes: Elaboración propia con datos de: BANXICO, SHCP, Secretaria de Economía, INEGI, Bancos Centrales, Ministerios de Finanzas y/o Instituciones de Estadísticas, Foro Económico Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, Banco Mundial. mmdd= Miles de millones de dólares; mdd= Millones de dólares; ∆% = Porcentaje aumentado; *valor en dólares con tipo de cambio 13.21.
En cuanto al marco jurídico bilateral, no obstante algunas aseveraciones (Ramírez, 2009: 103 ), es muy limitado si se consideran casi cuatro décadas de relaciones diplomáticas. Estrictamente hablando, existen solo tres acuerdos bilaterales,32 uno de ellos para suprimir el visado a diplomáticos. Otros tantos interinstitucionales de índole empresarial y académica que han tenido una instrumentación restringida. La relación en materia de tratados se ha reactivado por parte de México con el ánimo de reforzar la relación bilateral. Prueba de ello es el Memorándum de Entendimiento sobre consultas políticas33 firmado a fines de 2011 y las propuestas34 de acuerdos bilaterales en materia de asistencia jurídica penal, aduanera, narcotráfico, turismo35 y doble tributación, con el fin de colaborar conjuntamente en el combate a la delincuencia transnacional, estimular el comercio y las inversiones y promover el turismo de la región hacia México. Adicionalmente, con el ánimo de activar y poner en marcha el contenido del convenio cultural y educativo firmado en 2003 por los gobiernos de México y Tailandia, se negoció entre 2011 y 2012 un convenio de cooperación académica entre universidades con el objetivo de estimular el conocimiento mutuo y realizar investigaciones, a través de sus centros especializados en el Pacífico36 encaminadas a fomentar el comercio y las relaciones culturales entre ambos países.
Así pues, la aseveración de que “México y Tailandia tienen aún mucho que explorar” (Ramírez, 2009: 103 ) continua vigente porque poco se ha hecho de manera institucional y como parte de una política que permita un mayor conocimiento mutuo y aprovechar las oportunidades que cada país brinda. Pero el asunto no debe quedar en la labor de uno de los involucrados, ambos países deben promover que se les conozca más y mejor, puesto que el beneficio es mutuo.
El comercio bilateral
El comercio total bilateral37 en 2010, de acuerdo con las instituciones mexicanas, fue de 2,847 millones de USD (mdd) y de 3,409 mdd en 2011, lo que ubica a Tailandia como el 19º socio comercial de México y el 7º en Asia y Oceanía. Entre los principales socios de México en el sureste asiático destacan Malasia, en el lugar 12 mundial y 5º en la región, Singapur en el 27 y Filipinas en el 28. Obviamente el comercio en esa región está dominado por China, con el lugar 2 y Japón en el 4, además de Australia, en el lugar 25.
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Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaría de Economía de México
Gráfica 2 Comercio Bilateral (1990 a 2011)
Si bien la balanza comercial mundial de México está equilibrada, con un ligero déficit, esta es negativa respecto de Tailandia, de la que se importa casi diez veces más de lo que se le vende (3,089 mdd contra 320 mdd). Durante el primer semestre de 2012, las cifras casi alcanzaron los 1,900 mdd, lo que permite estimar que al finalizar el año podrían alcanzar los 4,000 mdd (Gráfica 3), pero no tendrán una modificación significativa en su equilibrio.
Tailandia, no obstante, no se encuentra entre los principales países inversionistas en México y no lo será en el corto plazo,38entre otras razones, debido a que se enfocará en sus vecinos y el AEC, sobre todo, ante la apertura de países como Myanmar, Laos y Camboya. Dentro de la ANSEA, por cierto, solo dos -Filipinas y Singapur- aparecen en la lista de los 10 mayores inversionistas de Asia y Oceanía en la república mexicana, con Japón a la cabeza con 2,983.6 mdd y China en el 6º lugar, con 156.9 mdd. Jalisco, por cierto, es uno de las entidades federativas que más ha recibido inversión extranjera directa (IED) de la región con 804.7 mdd, solamente detrás del Distrito Federal, lo que coloca al estado en el 6º lugar a nivel nacional.
Cuadro 3 Comercio entre México y Tailandia, (1990-2011) (Valores en millones de dólares)
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Nota: En las exportaciones de 1990 a 1994 la atribución de país sigue el criterio de país comprador. A partir de 1995 el criterio utilizado es el de país destino.
Fuente: Secretaría de Economía con datos del Banco de México
La estrategia mexicana para vender en Tailandia y el sureste asiático, e incluso a China, debe contar con la posibilidad de producir en Tailandia, Myanmar, Laos o Camboya, por ejemplo, con el objetivo de ser competitiva y cubrir el mercado regional. En este “descubrimiento” de la región asiática, la academia y el gobierno mexicanos pueden tener un papel relevante y el sector privado también, sobre todo con el patrocinio a universidades para realizar estudios pertinentes.
Comentarios finales
A lo largo de casi cuarenta años de relaciones diplomáticas entre México y Tailandia no han existido complicaciones o malentendidos entre ambos, y si bien la falta de instrumentos jurídicos bilaterales no ha impedido la colaboración recíproca en diversos ámbitos, es necesario alimentar el marco jurídico entre ambos países para dotar a la relación de bases sólidas y reglas que permitan una mejor interacción y cooperación en temas bilaterales y asuntos globales riesgosos que pueden afectar la relación o la esfera doméstica de cada nación.
Aspectos como el turismo, la cultura -gastronomía incluida-, el deporte y el idioma español, en el caso mexicano, son vehículos que deben aprovecharse para reforzar la relación de Asia y Latinoamérica y especialmente de México con el sureste asiático en general, y con Tailandia en particular.
El comercio bilateral, tal como se ha dicho antes, ha ido creciendo, casi sin interrupción, en los recientes veinte años, gracias a las leyes del mercado internacional y no necesariamente como resultado de políticas públicas, lo que permite vislumbrar amplias oportunidades si México o Tailandia lo consideran en sus estrategias nacionales, no limitadas a ellos mismos, sino de cara a sus regiones (sureste asiático y Latinoamérica), pero tampoco necesariamente como parte de mecanismos, foros o tratados regionales multilaterales, aunque de modo alguno se sugiere dejarlos fuera, y ahí está la TPP, por mencionar uno. No hay que desdeñar la amplia población y áreas de la ANSEA y de Norteamérica y Latinoamérica, con oportunidades para el comercio y la inversión a través de ambos países. La producción de manufacturas también puede trasladarse de región para ser más competitiva y aprovechar las cadenas de valor agregado.
Todo lo anterior requiere, sin embargo, de estimular el conocimiento mutuo en todos los niveles, aprovechando la riqueza cultural de la república mexicana y el reino tailandés, que sorpresivamente también pueden tener similitudes. En esta tarea es relevante el papel de todos los sectores en ambos países, comenzando por el gubernamental, con el apoyo de la iniciativa privada y con la elaboración de estudios de los centros de investigación universitarios en México y Tailandia que sirvan para la toma de decisiones en los diversos niveles del gobierno y la empresa.
Se trata de aprovechar la Cuenca del Pacífico como vía de comunicación y encuentro y no de muro que divide. Verbos como promover, cooperar, pactar, aliar, transportar, difundir y comerciar, son los que deben prevalecer entre Latinoamérica y Asia. La Nao de China ya lo demostró hace cinco siglos a través del océano Pacífico.