Cuando escuchamos la palabra “Japón” es probable que imaginemos el cuadro de una sociedad pop con luces fluorescentes que vive en escenarios futuristas colmados de tecnología desarrollada; sin embargo, no hay que perder de vista que esa imagen yace bajo un estereotipo que sugiere que cualquier japonés forma parte de una cultura monolítica que disfruta leer mangas, vestir glamorosamente por las avenidas de Tokio o cuya erudición sobre anime es innegable. Y como todo estereotipo cultural, sobre todo los que construye la perspectiva occidental, es superficial pues no considera todos los aspectos que configuran el perfil social japonés. Entre estos pueden señalarse los números alarmantes en los registros de fenómenos como: suicidio infantil, depresión, decrecimiento demográfico y muerte paulatina por exceso de trabajo o karoshi.
Precisamente estos son algunos de los efectos que el investigador mexicano Carlos Maya-Ambía atribuye al estado de agotamiento que echa raíces en la acelerada modernización del país que ocurrió a partir del milagro económico que experimentó Japón a mediados del siglo XX. En Japón, el cansancio de una nación son descritas las causas y las consecuencias de los altos niveles de cansancio que padece esta nación actualmente, y para ello, el autor aborda los elementos históricos que influyeron en la construcción de la cultura laboral de la clase trabajadora; clase que fue el motor mismo del milagro económico y que hoy en día es quien mayoritariamente padece los efectos del cansancio físico y emocional que a su vez se derivan de los altos niveles de exigencia del sistema laboral japonés. Consecuentemente, el autor señala la urgencia de atender el cansancio de los japoneses pues éste afecta a diversos sectores de la población y ya no sólo a la clase trabajadora, como ocurrió en la etapa de la posguerra; es decir, personas de la tercera edad, niños, mujeres y jóvenes también sufren un estado psicosocial perjudicial. Ante estos factores, Maya-Ambía (2021) construye la siguiente hipótesis:
El pueblo japonés, después de haber realizado un enorme esfuerzo en la segunda mitad del siglo XIX por modernizar el país a marchas forzadas y luego de haber llevado al máximo su energía física y mental para reconstruirlo tras el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, y llevarlo poco después a ser la segunda economía del mundo, en la actualidad la tercera, se encuentra cansado. (p. 132)
El autor construye esta idea a través del análisis de las estadísticas de las patologías psicológicas aunado a las observaciones de la vida cotidiana que realiza durante su estancia en Japón como docente e investigador. Asimismo, retoma los planteamientos de la obra La sociedad del cansancio del filósofo surcoreano Byung-Chul Han para sustentar sus argumentos. Con estas herramientas, Maya-Ambía muestra un panorama general del sistema laboral y educativo para luego identificar las conexiones entre estos sistemas y las patologías sociales que enfrenta Japón hoy en día.
El libro está dividido en apartados que permiten identificar con facilidad los padecimientos psicológicos que mantienen sectores sociales particulares, de esta forma puede verse la dirección de la transición demográfica que produjo cambios importantes en la estructura familiar japonesa. Con esto da cuenta, en primer lugar, de la disminución de la tasa de natalidad y del número de matrimonios, y en segundo, del aumento de los divorcios y una creciente participación de las mujeres en la economía: hecho que conduce a las japonesas a seguir metas y proyectos personales antes que formar una familia o casarse.
Los últimos capítulos consisten en la sucinta descripción de algunas prácticas espirituales, artísticas y filosóficas que antaño permitían al japonés experimentar su existencia por medio de caminos muy distintos a los que puede ofrecerles el ritmo ajetreado de la etapa actual del capitalismo. El autor concibe estas prácticas como la mejor solución de las enfermedades psicológicas debido a que forman parte de la cultura e historia del país desde tiempos antiguos, como una especie de antídoto endógeno para erradicar los estragos que dejó la aceleración económica hace más de un siglo.
En definitiva, esta publicación visibiliza uno de los componentes de la realidad japonesa que desborda el estereotipo occidental del éxito primermundista y de la utopía del progreso capitalista. El autor también logra un enorme acierto al ofrecer un trabajo que puede acercar a aquellos interesados en los temas de salud mental, historia político-económica, sociología contemporánea y psicología social a un contexto que no se estudia frecuentemente en la academia. De igual manera, su amena redacción hace accesible este estudio a cualquier seguidor de la cultura asiática, mostrando así aspectos controversiales y preocupantes de Japón para reflexionar en torno a lo siguiente: ¿cuál es el costo de la modernización? Para Maya-Ambía, y según lo refleja la historia del país, es la estabilidad y la salud mental de los individuos.