1. INTRODUCCIÓN
La rama yucatecana y el subgrupo cholano (parte de la rama cholano-tseltalana) de la familia maya juntos constituyen el área lingüística de las “Tierras Bajas” (“Lowland”) que se extiende de las planicies de la costa de Tabasco hasta el departamento de Izabal en la parte norte de Guatemala, englobando toda la península de Yucatán y Belice. Es también un área en términos culturales, arqueológicos y etnográficos (véase Kroeber 1939; Kaufman 1976), donde los pueblos cholanos y yucatecanos estuvieron en contacto lingüístico y cultural durante los últimos dos mil años aproximadamente. Aparte de que las dos agrupaciones de lenguas están emparentadas filogenéticamente, ya que ambas pertenecen a la familia maya (ver la Figura 1 abajo), durante mucho tiempo fueron sometidas a la mutua influencia areal. De ahí surge el problema teórico de correlación entre fenómenos lingüísticos heredados de la protolengua, por un lado, y los prestados de lenguas vecinas y emparentadas, por otro lado. Este problema se observa en todos niveles de lenguaje, de fonología al lexicón y discurso; véase Law (2014: capítulo 1) para más detalle). El análisis comparativo de los sistemas gramaticales de tiempo/aspecto/modo (TAM) en las lenguas modernas cholanas y yucatecanas es de sumo interés, ya que las semejanzas y diferencias que existen entre estos dos subgrupos sincrónicamente son resultado de los procesos diacrónicos que ocurrieron a partir de los tiempos preclásicos cuando el área de las Tierras Bajas fue poblada y hasta la fecha; véase la discusión relevante en Josserand (1975) , Kaufman (1976), Lacadena & Wichmann (2002; 2005) y Law (2014).
Actualmente, existen tres lenguas cholanas: chol, chontal de Tabasco y ch’orti’.1 El ch’orti’ se habla en la parte oriental de Guatemala, principalmente en el departamento de Chiquimula. Hablando estrictamente, esta zona no pertenece a las Tierras Bajas. No obstante, el ch’orti’ históricamente se relaciona con el ch’olti’, una lengua ya extinta pero documentada en la época colonial; véase Robertson (1998), Law et al. (2006) y Robertson et al. (2010). El ch’olti’ fue hablado en las Tierras Bajas, como algunas otras lenguas cholanas de aquella época, por ejemplo, chol de Manché, toquegua, chontal de Acalán; véase Feldman (1975), Scholes & Roys (1996), Wichmann (2006) y particularmente Becquey (2012; 2014).
En este escrito se compararán los sistemas gramaticales de tiempo/aspecto/modo en cuatro lenguas de la rama yucatecana (maya yucateco, lacandón, itza’ y mopán) con los sistemas de tiempo/aspecto/modo en chol, chontal de Tabasco y ch’orti’. El punto principal será la comparación de la estructura formal (los paradigmas y sus respectivos juegos de categorías), y como punto secundario se analizará la semántica de algunas categorías particulares.
2. LOS SISTEMAS YUCATECANOS DE TAM
Los sistemas de tiempo/aspecto/modo en las lenguas de la rama yucatecana son en general muy similares. Se distinguen de otros sistemas mayas gracias a dos paradigmas de marcadores morfológicos y a la gran variedad de significados gramaticales que pueden ser expresados. Aparte de que el verbo normalmente lleva un sufijo de TAM, en algunos tipos de oraciones se requiere un auxiliar de TAM que ocupa la posición inicial en la frase. Por lo tanto, la expresión gramatical de los significados temporales, aspectuales y modales está al mismo tiempo a cargo de dos paradigmas distintos, pero estrechamente interrelacionados; no se permiten combinaciones libres entre sus miembros. Cada auxiliar normalmente se combina sólo con una categoría sufijal estrictamente predeterminada. En (1), el auxiliar perfectivo en itza’ requiere el sufijo del completivo, mientras que el auxiliar que expresa el significado desiderativo se combina solamente con el sufijo del incompletivo.2
El maya yucateco es la lengua más estudiada del subgrupo yucatecano, también en cuanto al sistema gramatical del verbo; véase Bohnemeyer (2001; 2002) y Briceño (2006). La estructura general de doble marcación de TAM que caracteriza el maya yucateco se presenta en la Figura 2.
El único auxiliar que puede aparecer en combinación con dos diferentes miembros del paradigma sufijal es el marcador de prospectivo mukaj o bikaj. Pero la distribución no se condiciona por razones semánticas, sino por la transitividad del verbo; con los verbos intransitivos se emplea el sufijo del incompletivo, mientras que los verbos transitivos toman el sufijo del subjuntivo (Bohnemeyer 2002: 4).
El repertorio de elementos auxiliares no es homogéneo desde el punto de vista morfológico (véase Lehmann 1993 y 2017b entre otros); incluye palabras autónomas, clíticos y partículas. Pero todos estos elementos necesariamente preceden el complejo verbal. El paradigma sufijal consiste solamente en sufijos y, a veces, en marcadores “cero”. Para referirse a las marcas de este paradigma, algunos autores utilizan el término tradicional “estatus” (Bohnemeyer 2001; 2002; Hofling 2000; 2006).
Diferentes autores reportan diferentes juegos de auxiliares en el maya yucateco. La Figura 2, construida a partir de los trabajos de Bohnemeyer (2001; 2002), incluye 15 marcas. Briceño (2006: 30) enumera 17 marcas, mientras Hofling (2006: 389-391) proporciona una lista de hasta 19 marcas diferentes. Por ejemplo, Bohnemeyer (2002: 4) no menciona el adjetivo suuk ‘acostumbrado’ como parte del paradigma gramatical, pero Briceño (2006: 30) y Hofling (2006: 390) sí lo consideran la marca gramatical que expresa el significado del aspecto habitual, como en (2).
El problema de calcular la cantidad exacta de miembros del paradigma prepositivo de TAM se debe a que las marcas gramaticales están en distribución complementaria con algunos elementos léxicos que a veces pueden sustituirlas. Este fenómeno se encuentra también en algunas otras lenguas mayas; Zavala (1992: 69) y Ayres (1991: 136) reportan lo mismo para el acateco e ixil, respectivamente. Por ejemplo, Zavala (1992: 69) dice que en acateco “los morfemas de aspecto son obligatorios cuando no aparecen otros lexemas que marquen el tiempo de forma independiente”, mientras que “en el caso de las estructuras con morfemas intrínsicamente temporales, la marca de aspecto es facultativa”. Este fenómeno se ilustra en (3a), donde el adverbio sáansamal ‘diariamente’ ocupa la posición inicial reservada para las marcas gramaticales aunque no aparece en las listas de auxiliares y por lo tanto se considera parte del lexicón. No obstante, este mismo adverbio a veces puede aparecer junto con la marca del imperfectivo, como en (3b).
Los morfemas particulares que denotan las funciones mencionadas en la Figura 2 son descritos de manera exhaustiva en la literatura sobre el verbo en el maya yucateco. Para los alomorfos del paradigma de auxiliares incluso los morfemas PORTMANTEAU (cuando la marca de TAM y la marca de persona se unen en un morfema no separable) véase, por ejemplo, Bohnemeyer (2002: 103). Los alomorfos más frecuentes aparecen en la Figura 2. Para los sufijos de TAM que se distribuyen según la clase de la base verbal véase, por ejemplo, Bohnemeyer (2002: 146-148).
El lacandón, mopán e itza’ comparten la estructura general del sistema yucateco. También tienen dos paradigmas de marcas gramaticales interconectados por reglas estrictas de combinaciones posibles. No obstante, los juegos particulares de categorías, su representación morfológica y las reglas combinatorias pueden variar en las lenguas individuales. En mopán, el perfectivo no tiene marcador morfológico y se expresa por la ausencia de marca explícita (Schumann 1997: 120; Ulrich & Ulrich 1986: 12). En itza’, a diferencia del maya yucateco, hay menos categorías que se combinan con el subjuntivo (Hofling 2000: 356-374). Para una comparación más detallada de la morfología de TAM en las lenguas del subgrupo yucatecano véase Hofling (2006: 389-191).
2.EL SISTEMA DE TAM EN CHOL
El sistema de TAM del chol es estructuralmente similar a los sistemas yucatecanos. Contiene dos paradigmas de marcadores que expresan significados temporales, aspectuales y (en menor medida) modales, y los dos son obligatorios en ciertos tipos de oraciones, por ejemplo, en oraciones principales. En (4), el tiempo/aspecto/modo está indicado dos veces por dos categorías distintas.
En (4a) el perfectivo se indica por la combinación de la partícula tyi y el sufijo completivo -e. El sufijo del incompletivo -el junto con el auxiliar choñkol indica el significado progresivo en (4b). En estos ejemplos ninguno de los dos marcadores puede ser omitido. Al igual que en las lenguas yucatecanas discutidas arriba, los dos paradigmas son interdependientes y las combinaciones libres entre sus miembros no se permiten. El sufijo de TAM siempre es predeterminado por el auxiliar. Por ejemplo, el auxiliar del progresivo choñkol puede aparecer solamente en combinación con el sufijo del incompletivo, como en (4a). El sistema completo de doble marcación de TAM que se da en el chol se presenta en la Figura 3.
Las categorías de TAM de ambos paradigmas demuestran una variación alomórfica muy significativa. En cuanto a las categorías sufijales, la distribución de sus alomorfos depende de la clase morfosintáctica de la base verbal, al igual que en las lenguas yucatecanas. Vázquez (2011: 188-193) proporciona una descripción exhaustiva de las clases verbales en chol con numerosos ejemplos. En el Cuadro 1 presento solamente los sufijos más frecuentes.
Los verbos transitivos radicales muestran armonía vocálica en el completivo; el sufijo retoma la vocal de la raíz. Sin embargo, la vocal en los sufijos del completivo e incompletivo de los verbos transitivos derivados a veces depende del morfema derivativo particular (causativo, aplicativo, etc.), pero a veces es impredecible.
En cuanto a los auxiliares, la distribución de sus alomorfos se condiciona por, al menos, dos factores básicos: el dialecto y la presencia de un clítico de segunda posición. La importancia del primer factor se ilustra con el ejemplo del progresivo. Vázquez (2011: 4-5) y Warkentin & Scott (1980: 42) reportan tres partículas del progresivo en chol: choñko(l) que se utiliza en Tila y Sabanilla, wo(li)/wa(li) que se utiliza en el dialecto de Tumbalá, y yäke(l) que se encuentra en Sabanilla y al parecer fue introducida al chol del tseltal. Otro ejemplo de variación dialectal es la partícula del perfectivo que se realiza como tsa’ o tsi’ en Tumbalá y Sabanilla, pero como tyi en Tila (Vázquez 2011: 5; Warkentin & Scott 1980: 34). El segundo factor es importante para los alomorfos del perfectivo e imperfectivo. Las marcas del perfectivo tyi y del imperfectivo mi no se usan antes de un clítico. Cuando hay un clítico, se utilizan los alomorfos del imperfectivo muk’, mu’ o mu. Vázquez (2011: 196) nota que el primer alomorfo se usa preferentemente antes de las vocales, el segundo antes de una vocal o una consonante, y el tercer provoca la omisión de la primera vocal del clítico. Los alomorfos de las categorías que forman el paradigma de los auxiliares se presentan en el Cuadro 2.
No todos los autores mencionan el aversivo entre las categorías de TAM en chol; por ejemplo, no aparece en Coon (2010a: 240). Vázquez (2002: §3.3.1.2; 2011: 200) denomina la marca kole(l) “irrealis en el pretérito”. A primera vista, esta marca denota una situación en el pasado que estaba a punto de suceder, pero finalmente no sucedió. Es decir, indica el aspecto prospectivo y el significado contrafactual al mismo tiempo. Para este tipo de significado gramatical, Kuteva (1998; 2001) propone el término “aversivo” (“avertive”, en inglés) que utilizo aquí. Al igual que el progresivo, el aversivo requiere de un sufijo del incompletivo, como en (5).
El juego de los auxiliares podría ser extendido, incluyendo el “futuro” que se menciona en varias descripciones gramaticales. Aulie & Aulie (2009: 13) reportan la partícula kajel como “palabra que indica el aspecto de tiempo futuro”. Vázquez (2011) la llama “aspecto prospectivo”. No obstante, esa marca no está totalmente gramaticalizada en chol. Proviene del verbo kajel ‘comenzar’ y todavía tiene varios rasgos verbales; puede aparecer en combinación con otros auxiliares, como en (6a) y a veces puede llevar flexión de persona, como en (6b). Por lo tanto, considero que el futuro no forma parte de ningún paradigma gramatical, sino se expresa por medio de una construcción perifrástica, y no lo incluyo en la Figura 3; véase también la discusión relevante en Vinogradov (2016: §2.2).
El paradigma sufijal cuyos miembros tienen un significado muy vago, puede ser examinado desde el punto de vista sintáctico. Coon (2010a; 2010b) argumenta que los auxiliares no son sintácticamente homogéneos; todos los miembros de este repertorio excepto los del perfectivo son realmente predicados principales en construcciones biclausales. Según esta interpretación, los sufijos del incompletivo indican nominalización. Este análisis sintáctico permite considerar la ergatividad escindida en chol una ilusión que se da gracias a que los índices personales del juego A funcionan como marcas ergativas y posesivas al mismo tiempo. Las formas no perfectivas que demuestran el alineamiento nominativo-acusativo pueden ser analizadas como formas nominalizadas poseídas que sintácticamente dependen de los auxiliares de TAM. Las marcas personales del juego A en realidad no indican el caso nominativo, sino que marcan la persona del poseedor, añadiéndose a las formas nominalizadas y no a las formas finitas del verbo. Si los sufijos del incompletivo son considerados nominalizadores, entonces el completivo del mismo paradigma indica que el predicado es finito. Tomando en cuenta esta reinterpretación sintáctica, las marcas del nivel sufijal en chol teóricamente pueden ser excluidas del sistema de TAM, porque su función primaria no es semántica, sino sintáctica.
El chol también tiene marcadores específicos para indicar el subjuntivo (o “irrealis”), pero a diferencia de las lenguas yucatecanas, éstos no forman parte del paradigma sufijal de TAM. El chol no tiene auxiliares que se combinen con el subjuntivo. Además, el enclítico del subjuntivo en chol es transcategorial; es decir que se emplea no solamente con formas verbales, sino también con predicados no verbales y con algunas otras clases de palabras.
Resumiendo, a pesar de que el chol comparte la estructura formal de doble marcación de tiempo/aspecto/modo con las lenguas yucatecanas, el sistema de chol es diferente. Es mucho más reducido, ya que ambos paradigmas disponen de menor cantidad de elementos. El paradigma sufijal en chol no incluye el subjuntivo y quizá pueda ser reanalizado como un repertorio de marcas sintácticas que en realidad no expresan significados temporales, aspectuales o modales, sino que denotan el estatus sintáctico de la forma verbal: finito o no finito.
4. EL SISTEMA DE TAM EN CHONTAL DE TABASCO
Watatani (1995: 47) nota que chontal es una de solamente dos lenguas mayas, junto con el huasteco, que expresan los significados de tiempo/aspecto/modo a nivel gramatical exclusivamente por medio de sufijos. A diferencia del chol y de las lenguas yucatecanas, el sistema de TAM en chontal se representa por un solo paradigma que incluye dos o tres elementos según la transitividad del verbo. Estos elementos son: completivo, incompletivo y subjuntivo; el último es válido solamente para los verbos intransitivos (véase el Cuadro 3). Estas tres categorías son mutuamente excluyentes, pero el paradigma entero es obligatorio; uno de sus miembros necesariamente debe estar presente en una forma finita del verbo.
Los ejemplos en el Cuadro 3 ilustran que las marcas de TAM varían. Las gramáticas del chontal (Knowles 1984; Osorio 2005; Schumann 2012) describen esta variación, así que la presento muy brevemente. Los alomorfos normalmente se distribuyen según la clase morfosintáctica de la base verbal, como en chol, pero la elección también puede depender del siguiente morfema en la palabra verbal. El último caso se ilustra con los sufijos del completivo -i, -wäni e -ik. Estos sufijos se omiten, cuando la palabra verbal lleva un enclítico personal del juego B, como en (7). El sufijo -wäni en este caso no desaparece por completo, sino pierde la última vocal.
Más comúnmente, la distribución se condiciona por la clase morfosintáctica de la base verbal, reflejando la diferencia entre las bases transitivas e intransitivas, derivadas y radicales, etc. En general, se distinguen dos grupos de verbos transitivos y tres grupos de verbos intransitivos; véase Keller & Luciano (1997: 448, 458-459). Entre los verbos transitivos, hay una clase que toma el sufijo -e’ en el incompletivo, y hay otra clase que toma el sufijo -Vn. La vocal del sufijo a veces depende del morfema derivativo; los verbos causativos formados por medio del morfema -es agregan el sufijo -an en el incompletivo, mientras los verbos aplicativos con el morfema derivativo -b toman el sufijo -en. Entre los verbos intransitivos, hay una clase que Osorio (2005) llama “no agentivos”, y hay una clase de verbos que indican posición, así llamados “verbos posicionales”. La primera clase se divide en dos según el sufijo del incompletivo: la mayoría de los verbos toma el sufijo -e, mientras que un grupo relativamente pequeño tiene el sufijo -o en el incompletivo. Osorio (2005: apéndice 2) proporciona una extensa lista de las bases verbales con respecto a sus rasgos morfosemánticos.
Las marcas del incompletivo en chontal se dividen en dos repertorios según la polaridad. A diferencia de las otras lenguas cholanas, el chontal tiene un juego específico de marcas incompletivas que se utilizan únicamente en contextos negativos y que son distintas de las que se utilizan en contextos positivos. Las formas incompletivas negativas se usan solamente después de la partícula negativa mach y cuando después del sufijo de TAM no hay enclítico personal del juego B, como en (8a). En contextos positivos y antes de un clítico de persona se usa la marca regular del incompletivo, como en (8b).
Prefiero no postular una categoría separada de “incompletivo negativo”, porque los sufijos “negativos” en realidad no expresan ningún significado adicional al del incompletivo. La negación necesariamente se indica por la partícula mach, y la marca del “incompletivo negativo” solamente indica el incompletivo, sin marcar la negación sino concordancia según polaridad. Se considera pues que las marcas “negativas” son variantes del incompletivo y no constituyen una categoría independiente.
Cabe hacer una breve observación sobre la categoría del subjuntivo. Es relevante solamente para los verbos intransitivos, y en las cláusulas transitivas le corresponde el incompletivo; compárese (9a) y (9b).
Al igual que en chol, los sufijos del incompletivo en chontal también funcionan para nominalizar el verbo; compárese (10a) y (10b).
Vinogradov (2016: §3.1.2) describe también varias partículas en chontal que preceden a la forma verbal y que expresan significados de los dominios semánticos de aspecto, tiempo y modalidad. Sin embargo, no son elementos plenamente gramaticales como los auxiliares en el chol y en las lenguas yucatecanas; la diferencia está en la opcionalidad. Por ejemplo, en chontal hay marcas específicas para el progresivo (mu’) y el aversivo (dalchiba) que se combinan con las formas incompletivas del verbo, como en (11a, 11b), y hay una marca del perfecto (san/jan) que se utiliza solamente con las formas completivas, como en (11c).
Todos los elementos prepositivos ilustrados en (11) son opcionales. Sirven para precisar el significado expresado por las categorías sufijales, cuando el hablante lo considera necesario. La ausencia de estas marcas no hace la forma verbal agramatical.3 Ello es la razón para considerar que el sistema gramatical de TAM en chontal es de un solo paradigma, a diferencia del sistema de TAM en chol que se compone de dos paradigmas.
5. EL SISTEMA DE TAM EN CH’ORTI’
La lengua ch’orti’ tiene un sistema gramatical de tiempo/aspecto/modo excepcional no solo dentro del subgrupo cholano sino también de toda la familia maya. Kaufman & Norman (1984: 102) consideran el sistema ch’orti’ innovador; véase también Becquey (2014). Es la única lengua maya que no tiene medios morfológicos para expresar la distinción entre el completivo y el incompletivo ni algún otro significado gramatical del dominio semántico correspondiente. En lugar de marcar tiempo/aspecto/modo directamente, el ch’orti’ desarrolló un tercer paradigma de marcas personales (juego C) que se utiliza solamente en cláusulas intransitivas en el incompletivo;4 en el completivo se utiliza el juego B. Este contraste de marcación se ilustra en (12).
El verbo intransitivo ixin ‘ir’ en (12a) recibe el enclítico de la primera persona singular del juego B, y así, junto con la persona y el número del argumento, se indica el completivo. En (12b), al contrario, este verbo tiene un infijo de la primera persona singular del juego C que permite solamente la lectura incompletiva.
La distinción entre el completivo y el incompletivo existe solamente para los verbos intransitivos; los verbos transitivos no disponen del sistema gramatical de TAM. Por ejemplo, en la oración (13) el verbo no es marcado por TAM, y por consecuencia puede tener lectura tanto completiva como incompletiva dependiendo del contexto.
Una situación similar se registra también en choltí colonial, la lengua que Robertson (1998) considera ancestro del ch’orti’. Robertson et al. (2010: 169) notan que choltí difiere de muchas otras lenguas mayas gracias al uso de formas no marcadas que aparecen frecuentemente en contextos completivos e incompletivos, con verbos transitivos e intransitivos.
Una de las peculiaridades importantes de la gramática verbal ch’orti’ son los sufijos de formación de bases verbales; véase, por ejemplo, la lista de estos sufijos en Schumann (2007: 102-103). Dugan (2013: 65-66) nota que los sufijos de formación de las bases no cambian ni agregan significados, pero son necesarios en algunas formas para indicar el límite del complejo verbal o para preparar la raíz para flexiones o derivaciones adicionales. No obstante, a veces estos sufijos formativos pueden estar asociados a algunos significados temporales o aspectuales. En (14a) el verbo transitivo kukr ‘botar’ lleva el sufijo “regular” -u, pero en (14b) este sufijo cambia a -e, descrito como indicador de una acción futura o incompletiva (Schumann 2007: 190).
Aparte del sufijo -e hay otros; por ejemplo, Schumann (2007: 190) reporta el sufijo -i que, según él, denota el completivo. No obstante, estos sufijos son opcionales y su uso al parecer está restringido al habla de los adultos. Hay muchos ejemplos en los textos donde los sufijos “regulares” no cambian a -e en los contextos de futuro y de incompletivo. Por lo tanto, al menos sincrónicamente, no los considero parte del sistema gramatical de tiempo/aspecto/modo.
6. DISCUSIÓN
Los sistemas gramaticales de tiempo/aspecto/modo en cuatro lenguas modernas del subgrupo yucatecano son muy similares en cuanto a la estructura formal y también a los significados y categorías particulares. Esto se puede explicar por el corto período que pasó desde la división del proto-yucatecano entre las lenguas modernas. Kaufman (1976) estima la duración del desarrollo independiente de las lenguas yucatecanas de 10 siglos aproximadamente, mientras Hofling (2006: 368) y Lehmann (2017b: §2) consideran que este período debe ser aún más corto para la mayoría de las lenguas de la rama, menos el mopán.
A diferencia de la rama yucatecana, los sistemas de TAM en tres modernas lenguas cholanas son muy diferentes, y estas diferencias son significativas. El chol se caracteriza por un sistema de doble marcación, chontal tiene sólo un paradigma de marcadores gramaticales, pero es un paradigma sufijal, lo que no es común para la familia maya, mientras el ch’orti’ tiene un sistema “defectivo” que es válido solamente para los verbos intransitivos y que se limita por la distinción binaria entre el completivo e incompletivo. Los verbos transitivos en ch’orti’ no tienen sistema gramatical de tiempo/aspecto/modo. No queda duda de que los sistemas verbales que hoy en día se observan en chol, chontal y ch’orti’ fueron desarrollados de manera independiente sobre la base del sistema de “sufijos de estatus” heredados del proto-cholano; véase Kaufman & Norman (1984).
La similitud estructural entre los sistemas yucatecanos y el sistema de chol merece atención particular. Ambos tipos de sistemas requieren doble marcación; es decir, la cláusula verbal tiene dos posiciones morfológicas que están reservadas para las marcas de tiempo/aspecto/modo, y ambas posiciones se tienen que llenar obligatoriamente en ciertos tipos de oraciones, sobre todo, en las oraciones independientes. Además, los dos paradigmas están interconectados, ya que no se permiten combinaciones libres entre las categorías que los constituyen. Normalmente, una categoría del paradigma de los auxiliares se combina solamente con una categoría del paradigma sufijal, estrictamente predeterminada por las reglas gramaticales.
No obstante, en cuanto a los juegos particulares de categorías de TAM, el chol y las lenguas yucatecanas no son tan similares. El sistema del chol es mucho más reducido que los sistemas yucatecanos. El chol tiene solamente cuatro categorías expresadas por los auxiliares y dos categorías sufijales, mientras que en las lenguas yucatecanas hay tres categorías en el paradigma de sufijos y más de una docena de categorías en el repertorio de auxiliares. Es probable que algunas marcas sufijales aparte de que expresen ciertos significados temporales, aspectuales o modales, también tengan funciones sintácticas. Finalmente, hay que notar que a pesar de que el chol y las lenguas yucatecanas comparten algunas categorías que suelen llamarse en la bibliografía de la misma manera (el completivo, el incompletivo, el progresivo y el aversivo), ello no significa automáticamente que los significados de estas categorías necesariamente sean iguales en todas las lenguas; véase, por ejemplo, el estudio de Vinogradov (2014) sobre la variación semántica del incompletivo en las lenguas mayas.
Aun así, la similitud entre el chol y el subgrupo yucatecano no puede ser descartada completamente. Es notable que esta similitud se dé entre el subgrupo yucatecano y el chol y no entre el subgrupo yucatecano y el chontal o ch’orti’. La estructura de doble marcación de TAM en chol es probablemente el resultado de la influencia areal en las Tierras Bajas, porque los choles fueron los que tuvieron contactos más intensos con los habitantes de la península de Yucatán. Law (2014: 110-111), siguiendo a Robertson (1992: 208), argumenta, por ejemplo, que el marcador del perfectivo tyi en chol fue prestado de las lenguas yucatecanas, supuestamente en los tiempos relativamente recientes (véase Lehmann 2017b: §4.6). El hecho de compartir el patrón general de expresión gramatical de los significados de tiempo/aspecto/modo podría ser otro resultado del mismo proceso de contacto lingüístico. El sistema del chol es más compacto que los de las lenguas yucatecanas; y ello corrobora la hipótesis de influencia areal, porque el resultado de tomar prestado naturalmente no debe ser tan elaborado y complejo como el original.
Estas consideraciones hacen evidente que los sistemas de tiempo/aspecto/modo tan distintos que caracterizan ahora las lenguas cholanas modernas, se desarrollaron después de que la lengua común proto-cholana se dividió en las lenguas descendientes.5 Ello coincide con la idea de Law et al. (2006) de que la ergatividad escindida tampoco fue parte de la gramática verbal proto-cholana (contrariamente lo que sugieren Kaufman & Norman 1984) y fue introducida en chol y chontal gracias al contacto lingüístico en las Tierras Bajas con las lenguas yucatecanas.
ABREVIATURAS
A: juego pronominal A, AVER: aversivo, B: juego pronominal B, C: juego pronominal C:, CAUS: causativo, CLF: clasificador numeral, COM: completivo, DEF: artículo definido, DEM: demostrativo, DES: desiderativo, DMN: diminutivo, ENCL: enclítico, FEM: femenino, INC: incompletivo, IPFV: imperfectivo, LOC: locativo, NEG: negación, NMLZ: nominalizador, PASS: pasivo, PFV: perfectivo, PL: plural, PREP: preposición, PRF: perfecto, PROG: progresivo, REP: reportativo, SBJV: subjuntivo, SG: singular, STAT: estativo, SUF: sufijo, TR: transitivizador