1. INTRODUCCIÓN
Este artículo tiene como objetivo general discutir datos elicitados de un conjunto de hablantes de la variante subrepresentada del español de Teopantlán, Puebla (México) que exhiben una serie de características particulares con respecto al sistema de clíticos pronominales de objeto directo (OD) de tercera persona (3P). Estas propiedades son 1) un inventario reducido en favor de una prevalencia de <lo> [3P.M.DG-ACC] en la mayoría de contextos en los que otra forma del paradigma es esperada, 2) una posición preferentemente proclítica, a pesar de que la posición enclítica se encuentra sintácticamente legitimada (cláusulas con verbos no-finitos) y 3) una baja o nula interacción entre los dobles léxicos y los clíticos en contextos de doblado, aunada a una casi total ausencia de sintagmas-a para el MARCADO DIFERENCIADO DE OBJETO (MDO).
Uno de los objetivos particulares de este artículo es contrastar, a la luz de una muestra de datos de esta variante, las dos hipótesis principales dentro de la gramática generativa que pretenden dar cuenta del comportamiento de los clíticos pronominales del español; a saber, la hipótesis del movimiento y la de la generación de base de los clíticos.
Las conclusiones que presento tienen un carácter parcial y constituirán hipótesis de trabajo a desarrollar con una muestra más amplia de datos. Tales conclusiones son 1) que las formas clíticas de esta variante no son verdaderos clíticos, sino que tienen un comportamiento mejor explicado si se analizan como Marcadores de Objeto (MO);1 2) que el comportamiento observable de estas formas clíticas solo puede explicarse por su posición y por el momento en el que entran a la derivación sintáctica, derivado de lo anterior, 3) que el núcleo de la frase de la que forman parte al finalizar la derivación (Frase F) debe codificar por lo menos un rasgo no valuado de [Persona] cuya valoración ocurra en la sintaxis y 4) que el MO lo depende de la presencia de un núcleo v-ligera con una composición de rasgos más rica de la que observamos en dialectos más generalizados del español.
La propuesta que presento en este trabajo descansa sobre la llamada Conjetura Borer-Chomsky, es decir, que el locus de la variación -dialectal y lingüística- puede ubicarse en la selección y distribución de los rasgos de las piezas léxicas. Por lo tanto, mi propuesta estaría fincada en asumir una riqueza de rasgos que se alojan en el núcleo funcional v-ligera mayor en esta variante que en otras y en la interacción que este núcleo tiene con otras categorías dentro de la derivación.
La estructura del artículo es la siguiente: en la segunda sección expondré brevemente el comportamiento y distribución de los clíticos pronominales en el español estándar; en la tercera sección, presentaré algunos hechos descriptivos de las formas clíticas del español de Teopantlán, Puebla en México. En la cuarta parte expondré los principales hechos teóricos que han servido de base para explicar el comportamiento en dialectos más generalizados del español que constituirán la base de la propuesta de análisis de los datos que aquí presento. En la quinta sección presentaré detalladamente algunos hechos distribucionales de las formas clíticas en la variante de Teopantlán. En la sexta sección articularé una propuesta para analizar las propiedades particulares de las formas clíticas de esta variante y, por último, en la séptima sección ofreceré algunas consideraciones finales y plantearé guías para futuras investigaciones.
2. LOS PRONOMBRES CLÍTICOS DEL ESPAÑOL
Los pronominales átonos del español o los pronombres clíticos son una clase de palabra que tradicionalmente se encuentra en oposición a la clase de los pronombres átonos en la gramática del español. Una de las principales características de estas formas “fonológicamente átonas y morfológicamente reducidas” (Ordóñez 2015: 253) es que cumplen funciones sintácticas particulares como la de objeto directo e indirecto en el caso que nos ocupa.
Otro hecho relevante sobre estos elementos que nota Fernández-Soriano (1999) es que los clíticos no se encuentran en distribución complementaria con sus contrapartes tónicas:2
(1) *(Lo) he visto a él. /*(Me) ha visto a mí. / *(Te) lo quiere dar a ti.
De los ejemplos de (1), Fernández-Soriano (1999) explica que la aparición de un pronombre tónico supone la co-aparición de un átono, como se atestigua por la agramaticalidad de las secuencias ante la ausencia del clítico. Estos hechos, incluso, se pueden extender a la relación entre pronombres átonos y frases nominales plenas en los denominados contextos de doblado de clíticos.
Desde un punto de vista sintáctico, los pronombres clíticos tienen una distribución bastante clara: son enclíticos cuando el huésped verbal al que están asociados se encuentra en las formas no finitas de infinitivo (2a), imperativo afirmativo (2b), gerundio (2c) e imperativo subjuntivo (2d):
(2) a. (Quiero) creer=lo/*lo creer
b. Crée=lo/*lo cree
c. (Estoy) creyéndo=lo/*lo creyendo
d. Créa=lo (usted)/*lo crea (usted)
En los ejemplos de (2) se evidencia la gramaticalidad de la posición enclítica en esas formas no finitas y la agramaticalidad de la posición enclítica en los mismos casos.
Por su parte, los pronombres clíticos son proclíticos cuando el verbo se encuentra en forma finita o en las formas no finitas en las que se excluye el enclítico (i.e. participio):
(3) a. Lo quiero.
b. Lo querido/ *querido=lo.
Los pronombres clíticos del español tienen también un comportamiento particular en algunos dialectos: el llamado doblado de clíticos. Este fenómeno se puede definir como la aparición de dos elementos, uno frasal-léxico y uno clítico pronominal que mantienen la misma relación con el verbo que los selecciona. En algunas variantes dialectales del español, el clítico de acusativo y el objeto directo léxico pueden coaparecer en la misma secuencia:
(4) a. Lo vimos a Juan.
b. La vimos a María.
Este comportamiento se ha relacionado con el dialecto rioplatense sobre el que varios estudios se han llevado a cabo.3 Richard Kayne (1975) ha propuesto, en lo que ahora se conoce como la Generalización de Kayne, que el doblado solo es posible si el objeto directo léxico es introducido por un morfema que lo legitime (en los ejemplos de (4), el morfema a).
Se ha propuesto también que el doblado de clíticos responde a una restricción impuesta por la clase semántica de los objetos directos léxicos:4 cuando son humanos se doblan, cuando son no humanos, el doblado no es posible. Sin embargo, otros investigadores han mostrado que el doblado no está restringido a referentes humanos:
(5) a. A veces hay que verlas las cosas para aprenderlas.
b. Me la fabriqué la prueba objetiva.
c. Uno los ve los problemas, digamos, reducidos en su dimensión. (Silva-Corvalán 1981 en Fernández-Soriano 1999: 1251)
En los ejemplos de (5) se observa que el referente del objeto directo es inanimado las cosas en (5a), la prueba objetiva en (5b) y los problemas en (5c). Otros estudios sobre el mismo dialecto (Suñer 1988) demostraron que el doblado rioplatense es posible no solo cuando el referente del objeto directo es humano, sino que también debe tener una interpretación semánticamente específica:
(6) a. *No lo oyeron a ningún ladrón.
b. *La buscaban a alguien que los ayudara.
c. *Lo alabarán al niño que termine primero. (Suñer: 1988)
De acuerdo con Suñer, la agramaticalidad de los ejemplos en (6) se deriva de la inespecificidad semántica de las frases nominales de objeto directo.
El doblado de clíticos ha sido investigado en dialectos que han un surgido del contacto con lenguas tipológicamente diferentes. Son muchos los estudios que han afianzado la idea de que los clíticos de objeto directo exhiben gran variabilidad dialectal en rasgos como género, número y definitud (Camacho, Paredes & Sánchez 1995; Harris 1996; Camacho & Sánchez 2002, entre otros).5
Con respecto a los estudios con bilingües español-kechwa de Lamas, se ha mostrado una fuerte preferencia del uso de le para antecedentes masculinos y femeninos (Camacho & Sánchez 2002; Sánchez 2003). De acuerdo con Mayer & Sánchez (2016), una posible explicación podría ser que le es el mejor candidato disponible en el input para evitar la especificación de género; sin embargo, comentan, esta explicación es problemática por dos razones, una empírica y otra teórica. Con respecto a la primera, se ha observado que en otros dialectos hay evidencia de una preferencia por el masculino y femenino (Luján 1987; Escobar 1990) y con respecto a la segunda, se preguntan qué implica que los hablantes prefieran una determinada forma pronominal átona no especificada para género, frente a otras formas que sí lo están. No parece haber una relación directa entre tener en el input formas léxicas que no marcan el género y otras que sí lo hacen y elegir la forma que no lo hace. En el español de Teopantlán los hablantes tienen disponible en su inventario léxico la forma la (en su uso como determinante), pero cuando doblan referentes femeninos (en su uso pronominal) prefieren utilizar la forma lo. Esto se presentará detalladamente en §5.
Mayer (2010, 2017) y Mayer & Sánchez (2017) han propuesto un sistema escalar de clíticos basado en la animacidad (ver nota al pie 4) para explicar los casos de coocurrencia de formas clíticas lo/le en el español limeño en contacto con el español de la Amazonia y el andino. Las autoras argumentan que, en los dialectos bajo estudio, la combinación de usos variables de Marcado Diferenciado de Objeto (MDO)6 y la emergencia de le o lo erosionan la identificación de referentes y que esto puede disparar ambigüedad sintáctica o referencial e, incluso, un tipo diferente de sensibilidad a rasgos tales como la animacidad. Efectivamente, este también parece ser el caso observado en los datos del español de Teopantlán.
Mayer & Sánchez (2017) proponen que las formas invariantes de clíticos pueden ser el resultado de la convergencia funcional en sistemas que carecen de rasgos de género y que ya no son sensibles a la animacidad como responsable del MDO.
(7) El niño le riñe ø ese perro. (Mayer & Sánchez 2017: 5)
Para las autoras, (7) es ejemplar de esa erosión en la falta de MDO (representada por ø) para una FD animada.
Mayer (2017), por su parte, propone que el comportamiento del clítico invariable lo para OD y los clíticos alternantes le/la para OI en diferentes dialectos se organiza en un continuum de marcado de caso y que el rasgo que organiza el orden preferente dentro de las escalas es el de [Animacidad]. De manera general, argumenta Mayer, el continuum parte de la marcación semántica y se mueve hacia la marcación pragmática de objeto primario y objeto secundario.
Mayer (2017) también refiere que, en los dialectos de doblado liberal del español, las restricciones propias de la animacidad son el principal factor tanto para las estrategias de MDO como para las de doblado de clíticos. De acuerdo con lo propuesto por esta autora, el español ha pasado por tres etapas con respecto a la marcación diferenciada de objeto y el doblado liberal.
La primera etapa está representada por el español estándar (8a-b):
(8) a. El ladrón mató a la tía de Mario.
b. Ayer escuchaba (a) una mujer.
La segunda etapa se relaciona con lo que ella denomina variantes de doblado libre/liberal tales como el limeño estándar y el rioplatense (9a-b):
(9) a. Lo quiero mucho a este arbolito. (Suñer 1988 en Mayer 2017)
b. (A) esta silla la pongo en otro sitio.
La tercera etapa considera las variantes de contacto que Mayer (2017) subdivide en dos partes: a) que incluye al limeño de contacto y b) que incluye dialectos de contacto tales como los de Ecuador y Paraguay (10):
(10) Lo i/*la i frío a la cebollai. (Mayer 2017: 103)
Mayer argumenta que la etapa tres presenta un sistema escalar, como mencionamos arriba, de [lo > le > la] en las variantes de monolingües del limeño de contacto y leísmo extendido en variantes de bilingües en contacto con lenguas sin distinciones de género como el quechua.
Atendiendo al continuum propuesto por Mayer (2017), podríamos adelantar que el español hablado en Teopantlán podría caracterizarse como una variante de contacto de doblado liberal para la 3P, con lo como exponente preferente. A diferencia de los dialectos de contacto limeño y de Paraguay y Ecuador, el de Teopantlán no presenta evidencia de una correlación entre el doblado y el MDO. Aunado a lo anterior, el MDO parece no depender de ninguna restricción semántica o pragmática en términos accesibilidad cognitiva (Belloro 2007). Mostraré la disociación entre el doblado, el marcado de caso y el MDO en la sección siguiente.
3. Formas clíticas (de una muestra) de la variante de Teopantlán, Puebla (México)
Teopantlán es un municipio de la región central de Puebla (México) que se ubica entre el municipio capital y el municipio de Izúcar de Matamoros. Por razones demográficas y sociales, la mayoría de los hablantes a los que tuve acceso para la obtención de los datos que se reportan en este trabajo fueron mujeres entre los 25 y 60 años de edad (N= 19). Por cuestiones metodológicas, las participantes fueron seleccionadas porque habían adquirido el náhuatl como lengua materna7 y se habían expuesto al español de manera incidental, no explícita, esto es, típicamente en contextos cotidianos y comerciales (intercambio de productos). La elicitación de los datos se llevó a cabo usando instrumentos con diferentes tareas que van desde la nominalización de imágenes hasta la desambigüación de oraciones sintácticamente ambigüas.8
Una de las principales características que saltan a simple vista de estos datos es la propiedad de que el paradigma de clíticos pronominales de 3P parece formalmente reducido. Esto es, donde debería haber rasgos morfosintácticos de concordancia de género y número con diferentes tipos de Frases Nominales/Determinantes/Cuantificadoras (FN/FD/FCu), los hablantes de esta variante tienden a utilizar una forma pronominal única que coincide con los rasgos de [3P.M.SG] de acusativo:9
(11) a. El señor lo i está jalando su toritoi.
b. Lo i está haciendo la casai el señor.
c. No lo i/j veo [si son pescadosi]j.
En (11a) tenemos que la forma pronominal lo coincide en rasgos de concordancia con la FD posesiva su torito, esto es muy cercano al uso esperado de los clíticos pronominales en relación de correferencia. Con respecto a (11b) es de notarse la discordancia de género entre la forma pronominal lo y el objeto directo léxico de la oración, la casa. Por su parte (11c) ilustra de una manera la discordancia de número entre la forma pronominal y su referente.10
En esta variante las formas pronominales también se pueden referir a Frases Cuantificadoras (12a), o de referencia genérica como en (12b), a nominales escuetos en contextos de dislocación a la izquierda (12c), o a oraciones como en (12d):
(12) a. Como que lo i va mirando algoi, como que quiere jugar.
b. El señor lo lleva. (lo= leña)11
c. Toro i , lo i lleva el dueño.
d. No lo i conozco. [qué está comiendo] i
De igual modo, en esta variante se puede observar el uso de la forma pronominal lo para referirse a funciones sintácticas diferentes al objeto directo (OD), y por tanto, se confunden con el caso dativo:
(13) a. Ya lo jaló la cola.12 [a la vaca]
b. La señora aquí está, lo está pegando al perro.
Tanto en (13a) como (13b) tenemos dos usos de las formas pronominales que en otras variantes del español, típicamente usarían el clítico le para doblar las respectivas FFDD.
Es notorio que en la muestra de esta variante, las formas pronominales que estamos describiendo ahora tienen una distribución en la estructura de la oración abrumadoramente preverbal y marginalmente postverbal (Ver en §5 una descripción pormenorizada de estos hechos). De la población total, solo dos colaboradoras utilizaron formas postverbales (enclíticas):
(14) a. Está comiéndo=lo i la niña elotei. (MujT8)
b. Está abrazándo= lo i el perritoi la niña. (MujT8)
c. Está abrazándo= lo i el perritoi la niña. (MujT17)
Los ejemplos en (14b) y (14c) fueron producidos por dos colaboradoras diferentes, llama la atención que el orden de los constituyentes en esos dos ejemplos es diferente al de (14a), dado que en (14b y c) tenemos un orden VOS, mientras que en (14a) tenemos un orden VSO. De los ejemplos en (14b-c) también llama la atención que el orden de los constituyentes sea idéntico (VOS), y que sea en este orden en el que tenemos enclisis. Considero que lo anterior podría ser un indicio que nos permita asumir desde este momento una perspectiva de la enclisis no como un proceso sintáctico que actúa sobre el clítico en sí, sino en realidad como un adelantamiento de V. Esta idea, por supuesto, ya ha sido sostenida por autores como Kayne (1991). Volveremos sobre este punto en §6, cuando presente la propuesta de análisis de los datos del español de Teopantlán.
Para este artículo solo me centraré en los datos donde la forma clítica coincide con el uso de OD y no en los que parecen confundirse con el OI. A continuación, presentaré algunos hechos relevantes para la teoría general de los clíticos en lenguas como el español.
4. LOS CLÍTICOS EN LA GRAMÁTICA GENERATIVA
En el estudio de los pronombres clíticos dentro de la tradición de la gramática generativa se han propuesto análisis de índole diversa para dar cuenta de sus propiedades sintácticas y semánticas. Los análisis más influyentes son la hipótesis del movimiento de los clíticos y la hipótesis de la generación de base. Ambas posturas pretenden explicar de manera unificada contextos en los que el clítico es el único elemento que cumple una función argumental en la oración y aquellos en los que el clítico coaparece con un elemento léxico con el que se encuentra en correferencia, esto es, en contextos de doblado. En las subsecciones siguientes presentaré brevemente cada una de estas hipótesis y sus consecuencias para el análisis que pretendo adelantar aquí.
4.1 La hipótesis del movimiento
Desde los trabajos seminales sobre los clíticos pronominales en lenguas romances (Kayne 1975), se ha sostenido una hipótesis que equipara a los clíticos con elementos de la categoría Determinante (Det), no solo por su ascendencia etimológica, sino también por su comportamiento sintáctico: la capacidad que tienen para ubicarse en el núcleo de una FD. En subsecuentes trabajos dentro de la línea de la hipótesis del movimiento, Uriagereka (1995) y Raposo & Uriagereka (2005) han desarrollado dos mecanismos para dar cuenta de varios aspectos de la sintaxis (apelando a la semántica de los clíticos): el primero es la llamada Hipótesis de la FD-grande que permite establecer una relación local entre el verbo, el clítico y el doble léxico (si lo hubiera):13
Desde esta perspectiva, el clítico se generaría como el complemento del V y posteriormente se desplazaría a una proyección funcional superior a la proyección de FV (posiblemente v).
Uriagereka (1995) distingue entre dos tipos de D: los débiles y los fuertes. Los clíticos pronominales de tercera persona pertenecen a esta segunda categoría y son, por tanto, los elementos que pueden desplegar la estructura completa de FD-grande mostrada en la Figura 1. El segundo mecanismo en esta hipótesis es un lugar de llegada para el clítico una vez que se ha desplazado. En términos de Uriagereka (1995), este lugar es una proyección funcional superior al Frase Flexión (Frase Tiempo, en versiones contemporáneas del modelo) que, de acuerdo con él, codifica la actitud del hablante y que solo se encuentra disponible bajo ciertas condiciones semánticas: que el clítico reciba una interpretación [+Específica] y [+Referencial]. La posición propuesta por Uriagereka es F:
De modo que si tomamos la posición de complemento del V como el punto de partida del clítico y la proyección funcional F como su lugar de llegada podemos observar (de manera simplificada) que una oración como La espero tendría la siguiente representación:14
Para Uriagereka, F puede encontrarse activa o inactiva dependiendo del nivel de innovación de las lenguas. F tendría, por tanto, diversas funciones (que por cuestiones de espacio no discutiré), en particular que su núcleo permite que los clíticos de 3P -defectivos para persona a diferencia de los pronombres tónicos- reciban especificación para persona. Esto se traduce, de alguna manera, en que F es una interfaz entre los niveles de competencia de la sintaxis y los de actuación de la pragmática. Al ubicarse en ese punto, los clíticos pueden fungir como anclas: a su izquierda información conocida y a su derecha información nueva.
Con respecto a la explicación de las estructuras dobladas, la postura de la hipótesis de movimiento se sigue a partir del mecanismo de la FD- grande. Asumiendo que la FD-grande es el complemento del V y que su núcleo es el clítico, en el especificador de esta FD se ensambla la FD que corresponde al doble léxico:
(15) [FV ... [v lo][FV [V vi] [FD [FD al gato ][D’ [D lo]]]]
En (15) la FD al gato es el especificador de la FD-grande en posición de complemento de V cuyo núcleo es el clítico lo. Posterior al movimiento del núcleo lo a una posición superior (v-ligera en este ejemplo), fuera de FV, el orden proclítico típicamente observado en esta clase de estructuras se obtiene: lo vi al gato. Posteriormente, el clítico puede subir a otras posiciones, como F. El hecho de que, en las estructuras duplicadas, sea el clítico el elemento obligatorio y el doble léxico sea opcional ha llevado a los proponentes de esta hipótesis a suponer que el clítico es el argumento del verbo.
4.2 La Hipótesis de la generación de base
Esta hipótesis tiene varios proponentes (Strozer 1976; Borer 1983; Suñer 1988, entre otros), pero para esta breve exposición, solo mencionaré las generalidades de los principales exponentes.
De acuerdo con esta hipótesis, el clítico no se genera como el núcleo de una D de una FD, sino como un elemento (posiblemente un morfema) adjunto al verbo. En la Figura 4 se observa que el clítico encuentra su lugar de primer ensamble posterior al ensamble de V, por tanto, se encontraría fuera de su alcance (esto es, no formaría parte del complemento de V).
La razón principal por la que se ha extendido el análisis de la generación de base son aquellos casos en los que el doblado de clíticos no es opcional, sino que forma parte de la gramática de la lengua. Esta obligatoriedad del doblado motiva la pregunta de qué elemento nominal absorbe el caso, si la FD-léxica o el clítico. Para quienes proponen esta postura, es la FD-léxica la que absorbe el caso y no el clítico.
En la Figura 5 tenemos una versión simplificada del esquema de generación de base como propone Suñer (1988) (en Romain 2015), en el que vemos que el clítico se genera como adjunto de V (v* en la representación de Romain 2015), de modo que establece una relación de concor dancia entre sus rasgos formales con la FD-léxica más una interpretación semántica específica. En términos de Suñer (1988), esto es el Principio de Coincidencia (Matching Principle). Al formar parte de un núcleo complejo, el clítico está en una posición legítima para participar de relaciones de estándar de concordancia Sonda-Objetivo del tipo propuesto desde Chomsky (2000, 2001). De la propuesta de Suñer se sigue que la relación de Concordancia entre V y el OD debe ser de un conjunto completo de rasgos más la interpretación semánticamente específica como se observa en la Figura 5.
Tanto la propuesta del movimiento, como la de la generación de base pretenden explicar la posición de los clíticos, así como las condiciones relevantes con sus dobles léxicos en contextos de doblado. Considero que ambas posturas aportan mecanismos importantes para explicar el comportamiento de las formas clíticas en el dialecto de Teopantlán y que, por tanto, deben ser consideradas en conjunto para dar cuenta de las propiedades de estos elementos. Más adelante, veremos en detalle cómo se articula esta propuesta.
5. ESTRUCTURAS DUPLICADAS EN UNA MUESTRA ESPAÑOL DE TEOPANTLÁN, PUEBLA
5.1 Contextos de distribución de las formas clíticas
Las formas clíticas, en la variante bajo estudio, exhiben una serie de contextos de inserción interesantes. A continuación, observaremos algunas de ellas, en particular, la posición con respecto a V, la forma de la FV a la cual están asociados y la relación de concordancia o falta de ella con respecto a su FD referente.
5.1.1 La posición de las formas clíticas con respecto a la frase verbal
Las formas clíticas en la variedad del español que estamos examinando tienen una distribución preferentemente proclítica, con algunos usos enclíticos marginales -solo dos informantes- con independencia de cuál sea la forma del verbo. El Cuadro 1 registra estas ocurrencias:
Como podemos observar en el Cuadro 1, la posición preferente tanto en términos totales como porcentuales es la proclítica: 58 casos totales que representan 96.67%, frente a los 2 casos de formas enclíticas que representan 3.33%. Como discutiremos más adelante, esto puede recibir y aportar a diferentes argumentos desde el punto de vista teórico. Es importante señalar que la comparación entre posición proclítica y posición enclítica solo es posible en aquellos contextos en los que la posición enclítica se encuentra disponible, esto es, cuando hay un contexto sintáctico (una secuencia de verbos en el que uno esté en forma finita y el otro en forma no finita) que permita tal opcionalidad.
Algunos ejemplos de lo anterior son los siguientes:
(16) Formas clíticas en proclísis
a. el señor Lo está jalando su torito .
b. Lo está haciendo la casa el señor.
c. Lo está llevando la totola la señora.
(17) Formas clíticas en enclisis
a. Está comiéndolo la niña elote .
b. Está abrazándolo el perrito la niña.
La distribución de los proclíticos, como dijimos, es dispar con respecto a la de enclíticos. La proclítica es la posición preferida, mientras que la enclítica se reduce a los ejemplos presentes en (17), que además fueron producidos, cabe mencionar, por el mismo hablante.
5.1.2 Estructura de la frase verbal
Otra variable estructural que observamos en los datos de esta variante es la que tiene que ver con la forma que adopta la FV. En este caso nos fijamos en si el complejo verbal está formado por un verbo en forma finita o por un verbo auxiliar + forma no-finita (perífrasis u oraciones no flexionadas), la tabla de estas observaciones es la que sigue:
Estructura del verbo |
Total |
% |
Perífrasis |
29 |
47.54 |
Simple |
31 |
50.82 |
Otras estructuras |
1 |
1.64 |
Total |
61 |
100 |
A primera vista podemos observar que las estructuras simples y las perifrásticas se encuentran en una distribución bastante equilibrada. En general ambas formas se encuentran muy cerca, tanto en términos numéricos (29 para perífrasis y 31 para simple), como porcentuales (47.54% y 50.82% respectivamente). Algunos ejemplos de estas estructuras son los siguientes:
(18) Frase verbal simple
a. Lo tiró la vaca el perro .
b. Toro, lo lleva el dueño.
c. Lo corretea el perro al muchacho .
(19) Frase verbal perifrástica
a. Lo va (a) pegar este perro .
b. La niña lo fue a ver el borrego .
c. La vaca lo va jalando el señor.
(20) Otras estructuras
a. El chivo, lo quiere cuernear el niño .
A continuación observaremos la relación de concordancia que existe entre la forma clítica y la FD de referencia.
5.2 Concordancia entre la frase determinante y la forma clítica
Otro de los elementos que observamos en los datos fue la relación de concordancia que se establece entre la forma clítica y la FD referente. Lo que vamos a ver en los siguientes ejemplos, es que no parece haber, en esta variante, una relación obligatoria entre el clítico y el referente:
(21) Concordancia entre frase determinante y forma clítica
a. Lo está cargando su perro .
b. Ese es su burro, también lo lleva ¿dónde? El señor.
(22) No concordancia entre frase determinante y forma clítica
a. El muchacho , la corretea este perro.
b. Lo está jalando el vaca el señor.
c. Lo está llevando la totola la señora.
d. …Y éste lo mordió su cola .
De los ejemplos en (21) y (22), sin duda, los más interesantes se encuentran en (22a-d), dado que representan diferentes tipos de discordancias. En (22a), la discordancia entre la FD el muchacho y la forma clítica la es de [Género]; sin embargo, esto no es ni sistemático ni productivo, puesto que solo ocurrió una vez y con un hablante. En (22b), donde vemos que el clítico lo no coincide en rasgos de género con el núcleo de la FN (pero sí con el núcleo de la FD), tampoco es sistemático ni productivo en este dialecto, puesto que también es una ocurrencia única.
Por su parte, ejemplos como los que vemos en (22c-d) constituyen la regla en nuestros datos, ya que tiende a haber una extensión del uso de la forma clítica lo para cubrir la referencia de FFDD que están especificados para género femenino. La distribución de las formas clíticas en relación con la concordancia con su FD de referencia quedó como se observa en el Cuadro 3:
Salta a la vista en el Cuadro 3 que los casos en los que sí hay concordancia entre la forma clítica y la FD duplicada superan a los de no concordancia, pero vale la pena hacer una reflexión al respecto: en todos los casos considerados para este artículo el clítico utilizado para doblar FD con referentes masculinos tanto femeninos fue lo. Lo anterior quiere decir que del 100% de estructuras duplicadas, solo 66.67% coincidió en la expresión de los rasgos formales de concordancia. Esto puede deberse a una cuestión del diseño de las pruebas para elicitar los datos. Quizá lo que aquí se muestra como concordancia positiva en realidad sea concordancia aparente, dado que hay un tercio de instancias no concordantes. Posiblemente el uso de lo coincidió azarosamente con que el referente utilizado en los instrumentos de elicitación era una entidad [3P. M. SG.]. Dejo hasta aquí la discusión de esta posibilidad, no sin antes mencionar que esto queda pendiente para futuras investigaciones.
5.3. Marcado diferenciado de objeto
El siguiente elemento por analizar es la relación que existe entre las formas clíticas y las FFDD referentes. Lo que se ha observado es que normalmente la relación entre estos elementos es tal que cuando la FD denota una entidad [+Humana] recibe una marca particular que lo señala como objeto del verbo, en español esta marca se realiza a través de un morfema a. Se asume ampliamente que la organización de las entidades denotadas por las FFDD obedece las llamadas jerarquías de animacidad/definitud (ver §2, en particular notas al pie 4 y 6). En español, se ha observado que la marcación de FD con referentes [+Humanos] es obligatoria y que del mismo modo también se ha extendiendo hacia elementos no humanos, animados y definidos (Company & Flores 2014 y referencias ahí citadas).
A continuación, observaremos cómo se comportan estas FFDD referentes en la variante bajo observación con respecto al MDO:
El MDO en esta variante presenta una distribución particular. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de las variantes del español en las que el MDO se ha extendido a diferentes tipos de referentes independientemente de su estatus en las escalas de animacidad, en esta variante parece haber un retroceso en el marcado de objeto,16 incluso con referentes humanos. En el Cuadro 4 podemos ver que 83% de los nominales que podrían estar marcados no lo están y solo tienen marca en 6.56% de los casos:
(23) No MDO con referentes humanos
a. El señor lo está correteando un toro.
b. Carlos lo vio José.
c. El señor lo anda correteando el perro.
d. El chivo, lo quiere cuernear el niño .
(24) No MDO con referentes animados, no humanos
a. La niña lo fue a ver el borrego .
b. El perro , lo está cargando la niña.
c. Lo tiró el perro el vaca.
Llaman la atención los ejemplos de (23) en los que se esperaría MDO; sin embargo, en esta variante, como dijimos, los referentes humanos no necesariamente lo requieren. Del mismo modo, los ejemplos en (24) bien podrían estar marcados diferenciadamente, sobre todo en los casos como los de (24b) donde el objeto se encuentra dislocado a la izquierda. Casos como los de (23) y (24) constituyen la regla entre los datos recolectados de esta variante con respecto al MDO.
A continuación, vemos los ejemplos en los que sí ocurre el MDO:
(25) MDO con referentes humanos
a. Lo corretea el perro al muchacho .
b. Ya lo vio, pues, el Juan a Miguel .
(26) MDO con referentes animados, no humanos
a. La señora aquí está, lo está pegando al perro .
b. Lo está espantando al perro la señora.
Vale la pena señalar que los ejemplos presentado en (25) y (26) constituyen todos los ejemplos encontrados de MDO en estos datos. Como observamos en el Cuadro 4 100% de casos de MDO (4 en total), fueron producidos por una misma hablante. De estos, solo hubo dos casos de MDO con referentes humanos y solo dos casos con referentes animados, no humanos.
Es muy probable que los hechos anteriores deban ser examinados con más atención para determinar si se justifica que algunos casos no estén marcados por la semántica de sus referentes, o bien, que en realidad este dialecto obedece a una dinámica diferente a la de otros dialectos de la lengua española.
5.4 Clase semántica de las FD correferentes de las formas clíticas
En muchos de los trabajos referidos en secciones anteriores se habla de la relación que existe entre la denotación de los correferentes nominales de los clíticos y otras variables como el MDO. En nuestra descripción de los datos de la variante de Teopantlán, Puebla hemos observado una distribución de la clase semántica de las FD correferentes tal como se resumen en el Cuadro 5:
Como podemos observar en el Cuadro 5, la mayoría de los referentes se agrupó en la categoría semántica de [+ Animado], con un total de 43 producciones que representa 70.49% del total de las producciones con clíticos, por su parte la clase semántica de los [-Animados] fue de 10 casos que suman 16.39% y, finalmente, los referentes [+Humanos] suman un total de 10 casos que representan 13.11% del total. Los siguientes son ejemplos de los casos mencionados:
(27) Frases Determinantes con referentes humanos
a. Lo corretea el perro al muchacho .
b. El señor lo anda correteando el perro.
c. Ya lo vio, pues, el Juan a Miguel .
(28) Frases Determinantes con referentes animados
a. Lo está cargando su perro .
b. Lo va pegar este perro .
c. Lo está correteando el perro. (lo= la vaca)
(29) Frases Determinantes con referentes no animados
a. Como que lo va mirando algo como que quiere jugar.
b. El señor lo hace la casa .
c. Lo está comiendo el zacate.
Posiblemente, por cuestiones del diseño metodológico es que tengamos mayor cantidad de estructuras clíticas que hagan referencia a entidades [+Animadas, -Humanas] que a más [+Humanas];17 sin embargo, como se verá, esto puede ser interpretado de manera independiente puesto que, en la interacción de variables, el hecho de que los referentes de los clíticos sean [+Humanos] o no, no parece tener una relación clara con el MDO.
Otra instancia relevante de la semántica de los referentes de los clíticos es si se refieren a entidades definidas o no definidas, estos datos los presento en el Cuadro 6:
En el Cuadro 6 se observa que el número de FD con el rasgo semántico [+ Definido] -52- supera a aquellos con el rasgo [- Definido] -10- lo que representa 85.25% contra 14.75% de las producciones totales.
Lo anterior, como en el caso de la producción de FD referentes con determinado rasgo, puede deberse a cuestiones del diseño de los instrumentos que sirvieron para la elicitación de los datos, sin embargo, más adelante veremos si la expresión de la definitud semántica tiene alguna relación con el doblado o con el MDO. Los siguientes constituyen ejemplos de estos usos:
(30# Defininitud de la FD correferente
a. Lo tiró la vaca el perro . [+ Definido]
b. Está abrazándolo el perrito la niña. [+ Definido]
c. Como que lo va mirando algo . [- Definido]
d. Está comiéndolo la niña elote . [- Definido]
Los casos de FD con el rasgo [+Definido] son siempre más claros como los observamos en (30a-b), pero aquellos con el rasgo [-Definido] son menos claros, porque normalmente coinciden con casos similares a (30c-d). En (30d) el nominal elote no aparece determinado explícitamente por un artículo, demostrativo, cuantificador o numeral, por lo que no queda claro si podríamos postular que hay una estructura completa de FCu con Cu nulo (por ejemplo, mucho elote) o solo un nominal escueto. Dejaré pendiente esa cuestión, sin embargo, cualquiera que sea el análisis, no modifica esta parte de mi propuesta; es decir, que la definitud de la frase determinante Objeto no influye, como en otros dialectos, en la marcación diferenciada del objeto.
Asumo que todas las FD son instancias de referentes con el rasgo [+Dado] (cognitivamente accesible o anclado en el contexto inmediato de producción), debido a que los instrumentos de elicitación fueron un conjunto de oraciones para repetir e imágenes que los colaboradores tenían que ver para producir actuaciones lingüísticas. Algunos ejemplos de este tipo son:
(31) Referentes contextualmente dados
a. MujT2: Había una vaca comiendo su alfalfa, aquí no me acuerdo, empezó a correr la vaca y la mordió el perro. Aquí lo mordió el perro. Empezó a correr la vaca y lo mordió el perro. Aquí lo mordió el perro, empezó a correr la vaca, lo mordió el perro. Se sacudió el perro, corrió la vaca y se sacudió al perro. Aquí se lastimó el perro.
Aquí se (#0:0:5) metió la cola el perro para pedir perdón.18
b. Exp: (…) ¿Y aquí qué ve usted?
MujT4: Vaca, vaca, aquí está señor.
Exp: ¿Y qué están haciendo?
MujT4: Leche, lecharon la vaca, la lecharon.
c. Exp: ¡ASIENTE! muy bien. ¿Y en este otro dibujo?
MujT6: La niña lo está abrazando su perrito.
Los ejemplos en (31a-c) muestran que los referentes se encuentran anclados discursivamente, por lo que asumimos que son accesibles cognitiviamente o bien, que portan el rasgo de [+Dado] como en (31a-b), porque se encuentran en producciones anteriores o bien, se encuentra visualmente presente en las imágenes de los instrumentos de elicitación (31c).
En la sección siguiente esbozaré la propuesta central de este artículo y mostraré cómo funciona en una muestra de datos de la variante de Teopantlán, Puebla.
6. ESTRUCTURA DE LAS ORACIONES TRANSITIVAS CON OD DIRECTOS DE TERCERA PERSONA EN EL ESPAÑOL DE TEOPANTLÁN, PUEBLA (MÉXICO)
Como mostré en la sección anterior, la variante del español de Teopantlán tiene una manera particular de expresar las oraciones transitivas cuando el Objeto Directo (OD) tiene rasgos de 3P. De modo tal que casi siempre aparece, entre el complejo verbal y el límite superior de la oración, un elemento <lo> que hasta el momento he llamado forma clítica.
Esta forma clítica no necesariamente es un ítem léxico idéntico sintáctica y semánticamente a los pronombres clíticos de otras variantes del español que llamaré de manera general “español estándar”.19 De momento, esta forma clítica la caracterizaré como una forma homófona con el pronombre clítico de acusativo de 3P sin comprometerme con su estatus categorial en referencia al español estándar. Más adelante, cuando presente la propuesta de análisis abundaré en torno a la categoría gramatical de lo.
Dicho lo anterior, el español de Teopantlán manifiesta sus relaciones transitivas con objetos de 3P de manera diferente a otros dialectos del español como observamos en la sección anterior:
(32) a. El señor está haciendo su casa. (español estándar)
b. Lo está haciendo el señor su casa. (español de Teopantlán)
c. El señor lo está haciendo su casa. (español de Teopantlán)
Un hablante monolingüe del español típico del centro de México produciría (32a) mientras que un hablante típico del español de Teopantlán produciría (32b-c). En los ejemplos de (32) destaca que en (32b-c) aparece la forma clítica lo donde en (32a) no. Si apareciera en (32a) se esperaría en este caso una forma plenamente concordante la. A continuación, presentaré un esquema pormenorizado paso a paso de cómo propongo que se lleva a cabo la derivación de una oración transitiva típica con OD de 3P en el español de Teopantlán ejemplificando con (32c). Cabe destacar que el mecanismo derivacional es válido para todo el rango de datos presentado en la sección anterior.
En primer lugar, se ensambla el verbo (V) con su complemento, que en este caso es una FD constituida a su vez por un D y una FN complemento con rasgos formales de concordancia [3P. F. SG.]:20
En el sistema de Concordancia, los N entran a la derivación sintáctica con rasgos formales de concordancia plenamente especificados, es decir, valuados e interpretables para el componente semántico. La matriz de rasgos de los N funge como Meta para una categoría funcional (la Sonda) que obtendrá el valor de sus rasgos de ellos. En el ejemplo de la Figura 6 el D es una Sonda que busca una meta nominal de la que obtiene [Persona: 3] y [Número: sg],21 lo que da como resultado la materialización de esos rasgos con el pronombre posesivo su.
A partir de lo observado en la Figura 6, me gustaría destacar que en el español de Teopantlán las relaciones de concordancia del tipo Sonda- Meta (Chomsky 2000, 2001) están garantizadas: asumo que la categoría funcional D entra a la derivación sintáctica con un conjunto de rasgos {[Persona:_____ ] y [Número:_____ ]} no interpretables y no valuados, y que Concordancia (Agree, en inglés), permite el emparejamiento (Match) de los rasgos de la categoría funcional con los rasgos del nominal.
La FD resultante se ensambla a su vez como el complemento del V √hacer y se proyecta una FV. El núcleo léxico V asigna dos papeles temáticos, uno a su complemento y otro a su argumento externo. Posteriormente la FV se ensambla la categoría v-ligera:22
Algunos autores, principalmente Chomsky (2001), han propuesto un sistema por medio del cual la relación de Concordancia entre una Sonda (en este caso v) y una Meta (en este caso el OD), tiene como consecuencia que v asigna Caso Ac(usativo) a la FD-OD. Además, otros autores han indicado que, como resultado de esa relación de Concordancia entre v y OD, también se puede manifestar como una materialización morfológica del OD en v. Van der Wal (2015), siguiendo a Roberts (2010), propone que los Marcadores de Objeto (MO) de las lenguas bantúes pueden explicarse por medio de un sistema de Concordancia-Incorporación que da como resultado la Materialización (Spell-out) morfológica de algunos de los rasgos del OD en la Sonda v.
De acuerdo con la propuesta de Roberts (2010), este efecto de Incorporación en la Sonda, solo ocurre cuando el conjunto de rasgos de la Meta es un subconjunto de los rasgos de la Sonda; es decir, cuando la Meta es defectiva. De modo que, tras Concordancia, la Sonda termina con algunos rasgos de la Meta y esta se materializa morfológicamente en la Sonda. Van der Wal observa que esto es correcto para algunas lenguas de la familia bantú como el bembé, en las que parece haber una bien definida distribución complementaria entre la aparición de una FD completa en posición de OD y un MO incorporado en v cuando el OD no es una FD, sino un pronombre (una Meta defectiva). Van der Wal, sin embargo, apunta que esta distribución complementaria no se extiende a todas las lenguas de la familia. En particular, ella observa que en sambaa pueden coaparecer, en una relación de doblado, el MO y una FD completa en posición de OD. Este puede ser también el caso en el español de Teopantlán.
El mecanismo que van der Wal propone considera que la Sonda v tiene rasgos formales de concordancia no interpretables y no valuados, y que la Meta, al ser una FD completa, tiene también rasgos de concordancia completos (i.e. no defectiva) y valuados, por lo que la Sonda v no concuerda con toda la FD, sino con una capa externa de ella, a saber, con la que contiene el rasgo de [Persona]. El proceso anterior, desencadena la Materialización de la relación Concordancia v -OD, del rasgo de [Persona: 3] en v y da el efecto de Incorporación de Roberts (2010).
Si siguiéramos el mecanismo propuesto por van der Wal para la derivación de esta oración obtendríamos un orden lineal como el siguiente:
(33) *El señor está lo haciendo su casa.
El orden de (33), hasta ahora, no ha sido observado en los datos de los que dispongo del español de Teopantlán: la forma clítica lo nunca se interpone entre el auxiliar finito y el V, por lo que no podemos seguir esta propuesta sin antes considerar una modificación.
Si asumimos con Roberts (2010) y van der Wal (2015) que hay un efecto de Incorporación del OD en v y en que los elementos resultantes de esa Incorporación son MO, podríamos afirmar que en el español de Teopantlán ese efecto es en realidad el ensamble externo del lo en la posición de segundo especificador de v y con ello sugerir que categorialmente lo es un MO. Desde esta posición el MO lo se encuentra disponible para operaciones sintácticas de Concordancia con elementos que se encuentren jerárquicamente más altos y también puede salir de la Fv. La posición de segundo especificador de v ha sido propuesta por varios autores. Aquí solo me referiré a Chomsky (2001) y a Torrego (1998), quienes proponen el PPE de v para explicar la posición de los objetos bajo condiciones particulares.
De acuerdo con Chomsky, la posición de especificador de v está disponible como lugar de llegada de los objetos si tiene un efecto semántico (especificidad). Para Torrego, el segundo especificador de v tiene que ver con los objetos marcados con a (Marcado diferenciado de objeto) y también está asociado con propiedades semánticas de los objetos (Animacidad y Definitud) (ver supra §2, en particular notas al pie 4 y 6). Adopto esta propuesta con una modificación asociada a los hechos empíricos del español de Teopantlán: el segundo especificador de v no es el lugar de llegada (i.e. no hay ensamble interno del OD), sino que es el lugar de ensamble externo del MO lo tras la Concordancia de v con el rasgo de [Persona] del OD.23
Para concluir la propuesta de derivación de las oraciones transitivas en el español de Teopantlán, propondré que, si garantizamos que v puede tener composiciones diferentes entre dialectos, es probable que, en el dialecto del español de Teopantlán, v tenga una composición diferente a la que observamos en el español estándar. Por lo que propongo que, en el español de Teopantlán, v tiene rasgos de concordancia completos: [Persona], [Número] y [Género].24 Esta propiedad, la habilita para asignar el Caso estructural acusativo al OD; sin embargo, dado el valor del rasgo de [Persona: 3] del OD, provoca la inserción de MO en el especificador de v.
Rodríguez-Mondoñedo (2006, 2007) ya ha propuesto que algunas variantes del español (SI y SII en sus trabajos) se comportan de manera diferente con respecto a sus patrones de concordancia con el OD en construcciones existenciales, debido a los rasgos que componen a v y a T. Él considera que, tanto en las construcciones existenciales como en las transitivas, v tiene un conjunto incompleto de rasgos de concordancia, a saber, carece de [Persona] y solo tiene disponible [Número].
Por lo anterior, si asumimos que v puede tener composiciones diferentes en dialectos diferentes, como propone Rodríguez-Mondoñedo, podríamos contemplar la idea de que en el español de Teopantlán, v está compuesto, mínimamente, de [Persona] y [Número] dado que tiene la habilidad de valuar el Caso acusativo del OD in situ en una aparente violación de la Generalización de Kayne (ver supra §2), al tener una preferencia por el no marcado de objetos [+Humano] o [+Animado] (como se atestigua en el Cuadro 5). El efecto de Incorporación del rasgo de [Persona] del OD en el especificador de v, es resultado de la defectividad que implica la 3P.
En la Figura 8 podemos observar de manera simplificada cómo es que, según mi propuesta, ocurre el proceso descrito arriba: el MO se ensambla en la arista de v tras valuar su rasgo de [Persona] con el rasgo de [Persona :3] del OD.
Richards (2008) ha delineado un sistema en el cual reduce los efectos de las jerarquías de animacidad y definitiud a un único rasgo formal de [Persona]. Para él [Persona] es un requerimiento sintáctico de los referentes animados y definidos; esto es, 1P, 2P son siempre animados y definidos en la sintaxis, mientras que 3P puede ser animado/no animado o definido/no definido; por lo tanto, la 3P es la ausencia de persona para no animados y no definidos. Sin embargo, como apunta Richards (2008: nota al pie 1), la ausencia de [Persona] en la sintaxis, no implica la ausencia de exponente morfológico. De modo que la expresión de 3P puede ser la indicación de una relación de Concordancia con Meta defectiva (i.e. no especificada para [Persona]). Buena parte del análisis, que propongo aquí, descansa sobre esta suposición: el MO lo solo se materializa en la Sonda v cuando el OD es defectivo para [Persona], esto es 3P.
Queda por explorar la posibilidad de que en el español de Teopantlán haya una relación entre la expresión del MO en v y el tipo de referente del nominal del OD. En principio, de acuerdo con los datos expuestos arriba, no parece haber un condicionamiento particular del tipo de semántico del OD, más allá de la especificación de [Persona: 3].
Ahora solo queda dar cuenta de cómo el MO termina por encima de T. Me parece que sin mayores estipulaciones podemos asumir la proyección F, que ha propuesto Uriagereka (1995), como lugar de llegada de los clíticos. F, de acuerdo con el autor, se ubica entre C y FT y es el lugar de llegada de los clíticos en situaciones sintáctico-semánticas particulares (como la interpretación específica). F también constituye, en la propuesta de Uriagereka, un linde entre la región propiamente sintáctica de la oración y la periferia izquierda (estructura informativo-discursiva).
De modo que el núcleo F funge como Sonda sobre v que ya tiene sus rasgos de concordancia valuados con el OD. En v ya se ha ensamblado un MO en su arista superior y es una Meta legítima para F. El núcleo F atrae, tras valuar su rasgo no interpretable de [Persona], al MO para rensamblarlo en su especificador. Parece que, en el español de Teopantlán, el rensamble del MO en el especificador de F es un requerimiento siempre que el rasgo de [Persona] de v y el de F sea 3P. La estructura final quedaría como sigue, nuevamente, simplifico los rasgos y algunas posiciones por cuestiones de espacio e indico solo el rasgo de [Persona] en las categorías pertinentes.
En esta forma final, representada en la Figura 9, pretendo dar cuenta, por un lado, de la emergencia del MO como resultado de la operación de Concordancia entre v y el N del OD. Considero que para que esto ocurra, tanto v, como el OD, deben tener rasgos de concordancia completos, pero que el rasgo de [Persona] del OD debe ser 3p (defectivo en cierto sentido). Por otro lado, también me interesa explicar la posición proclítica típica del español de Teopantlán de lo, asociando al MO el rasgo de [Persona] presente en la categoría F de Uriagereka. Este núcleo, propongo, concuerda con v cuyos rasgos se encuentran presentes todavía en la derivación antes de la fase fuerte de C, en el sentido propuesto por Rodríguez-Mondoñedo (2006, 2007). Así, en principio, nada impide que una categoría funcional sea la Meta de otra categoría funcional, de modo que F valúa su rasgo de [Persona] a 3 con v que obtuvo a su vez el valor de su rasgo de [Persona: 3] de la concordancia con el OD, y provoca que el MO que se ubica en la arista exterior de la Fv, se ensamble en [espec, FF].
El sujeto que se encuentra en el [espec, FT], por cuestiones informativas puede ubicarse, en el caso particular con el que estamos ejemplificando, en cualquier proyección relevante de la periferia izquierda, en este caso, para simplificar la representación, lo ubico en [espec, FC] para dar el orden final: el señor lo está haciendo su casa.
Con el mecanismo propuesto es posible también dar cuenta de la enclisis si asumimos que la valuación del rasgo de [Persona] de F no es un requerimiento suficiente, aunque sí necesario para el rensamble del MO en su especificador. El MO puede quedarse en la arista de v si no hay un efecto interpretativo que requiera que se desplace al [espec, F]:
(34) [F] [FT [FD el señor] [T [T está] [FASP [ASP haciendo] [Fv [MO lo] [v [FD...] [v [FV...][FD su casa]]]]]]
De acuerdo con (34) la enclisis en secuencias posibles, pero marginales, en el español de Teopantlán el señor está haciéndolo su casa se explicaría por un proceso de Concordancia sin ensamble interno entre F y v. La enclisis en estos casos no sería un fenómeno sintáctico per se, sino un efecto resultante de la linealización y la Materialización en FORMA FONOLÓGICA. Por tanto, podemos entretener la idea de que la enclisis en esta variante es un fenómeno del componente fonológico y no del sintáctico.
De momento dejo abierta la posibilidad de que haya otro rasgo de interfaz informativo-discursiva en F que dispare, junto con [Persona], el rensamble del MO en el [espec, FF]. De modo que, si este rasgo hipotético tiene tal o cual valor, el MO puede quedarse en su lugar de base como [espec, Fv] para resultar en una aparente enclisis. También queda por aclararse en esto casos la posición del sujeto, puesto que aparentemente podría estar en [espec, FT] o en [espec, FC]. Nuevamente, puede haber condiciones informativas asociadas a la altura relativa del sujeto, pero de momento, para dar cuenta del orden lineal, esa resolución es inconsecuente.
La idea misma de que la frontera de v se encuentra disponible para operaciones que involucren al OD no es para nada novedosa. Sánchez & Zdrojewski (2013) han propuesto que el doblado de clíticos en dialectos como el de Lima se debe no a la coincidencia de un rasgo semántico de los OODD [Definitud] o [Especificidad], sino a un requerimiento de la estructura pragmático-discursiva de la oración. No entraré en detalles sobre la cuestión de cómo opera el sistema propuesto por estos autores, simplemente me limitaré a decir que a diferencia de lo que ellos han propuesto para las variantes que estudiaron, la propuesta que aquí presento diverge en dos sentidos fundamentales, el primero es que el rasgo responsable del doblado en el español de Teopantlán (i.e. la emergencia de lo como Marcador de Objeto) no es un rasgo semántico o de interfaz pragmático-discursiva, sino un rasgo formal de [Persona: 3] presente en el OD, y el segundo es que la frontera de v satisface su rasgo de PPE no por movimiento explícito del OD, sino por ensamble externo de lo en esa posición. Aunado a lo anterior, no me parece el caso que, en el ensamble de lo, en el español de Teopantlán, tenga como objetivo la satisfacción de “cierto requerimiento de vº, tal vez un rasgo de EPP (...) o alguna condición similar (...)” (Sánchez & Zdrojewski 2013: 297), sino que se trata del resultado de la Concordancia entre v con rasgos completos [Persona], [Número] y un OD con [Persona: 3].
En mi propuesta queda abierta la posibilidad, ya mencionada, de que rasgos de interfaz pragmático-discursiva interactúen con v para la alternancia proclisis/enclisis.
Hasta el momento los datos que hemos considerado del español de Teopantlán solo han considerado OD con [Persona: 3] por lo que no es del todo claro si este fenómeno se constata con valores diferentes para [Persona], aunque de manera intuitiva, durante la elaboración de la investigación comenzó a hacerse evidente que este patrón no es posible con [Persona: 1] (35a) ni con [Persona: 2] (35b) en el OD:
(35) a. *Lo está viendo la señora (a) mí.
b. *Lo está viendo la señora a ti.
Una predicción, por tanto, de la propuesta que he delineado hasta ahora es que secuencias como las de (35a-b) no son posibles en el español de Teopantlán.25 En un tercer periodo de elicitación fue posible encontrar contextos compatibles con la predicción de la imposibilidad de ese orden: en una narración en 1p en la que el colaborador hablaba sobre su experiencia de haber sido monolingüe en su primera etapa escolar produjo (36a) y cuando narró su experiencia al cruzar la frontera (36b):
(36) a. Me hacían bullying .
b. Nos suben al autobús.
Adicionalmente, en la misma narración, mientras usaba la segunda persona narrativa:
(37) Te van a llevar.
Los datos de (36) y (37) corresponden a OD con rasgos de [Persona: 1] y [Persona: 2] respectivamente y llama la atención, en primer lugar, que efectivamente lo no aparece en la secuencia y en segundo lugar, que aparentemente el doblado no es obligatorio en estos casos.26 Da la impresión de que con estos rasgos de [Persona] los clíticos lo son en el sentido más estándar del español. Si en futuras investigaciones y con una ampliación de corpus pudiéramos confirmar este comportamiento (o en otras variedades con comportamiento similar), entonces sería posible sostener, sin lugar a duda, que el valor del rasgo relevante en el OD para la emergencia del MO lo en oraciones transitivas en el español de Teopantlán es [Persona: 3].
7. CONSIDERACIONES FINALES
Con los principales hechos descriptivos del comportamiento de lo que en principio llamé formas clíticas de tercera persona en el español de Teopantlán -tendencia proclítica, ausencia de MDO en los dobles léxicos y falta de evidencia de procesos de concordancia explícitos entre la forma clítica y el doble léxico- podemos concluir que la forma clítica es la materialización de la concordancia entre el núcleo de v-ligera y el OD especificado con [Persona :3]. Desde el punto de vista categorial, he propuesto que esta forma clítica es un Marcador de Objeto. Para explicar la emergencia de este Marcador de Objeto, propongo que en el español de Teopantlán el núcleo v-ligera exhibe un conjunto de rasgos formales de concordancia completos, esto es, cuando un predicado verbal asigna dos papeles temáticos, su proyección máxima será seleccionada por un núcleo v-ligera con rasgos no interpretables de [Persona] [Número] y [Género]. Un núcleo v-ligera con esas características legitimará el ensamble del MO lo en su segundo especificador, siempre que v-ligera concuerde con un OD que porte el rasgo [Persona: 3]. Esta propuesta se ve apoyada por el hecho de que, como vimos, este doblado no es compatible con contextos de 1P y 2P.
La posición proclítica característica del orden típico en el español de Teopantlán puede explicarse a partir del rensamble del MO lo desde su posición de base (el segundo especificador de v-ligera) al especificador de F en el límite entre la capa temporal y la región informativa (C) de la oración. Por su parte, la posición enclítica (en contextos de perífrasis verbal) es susceptible de explicación con el mismo mecanismo, siempre que asumamos que el MO lo permanece en su sitio de primer ensamble y es el V el que atraviesa al MO para llegar a una posición superior provocando la enclisis fonética de lo.
También se puede concluir que no parece haber relación alguna entre la clase semántica de los referentes del OD y el MDO por medio del morfema a. Como vimos, en una aparente violación de la Generalización de Kayne, el español de Teopantlán tiende a no marcar, virtualmente, ninguna clase semántico de OD, probablemente como consecuencia de que v-ligera tiene rasgos completos en esta variante y puede, por tanto, asignar Caso estructural al OD.
La conclusión de la falta de correlación entre la semántica de los dobles léxicos, el doblado con clítico y el MDO ha sido señalada por otros autores (Ramírez-Trujillo 2013) quienes han demostrado que para el español de bilingües náhuatl-español de la región de San Isidro Buen Suceso, Tlaxcala (México) parece operar una restricción de transitividad que no atiende a la semántica de los dobles.27
El hecho de que el MO lo ocurra preferentemente en una posición proclítica puede deberse a cuestiones de orden informativo-pragmático que de momento dejo pendientes para explorar en futuras investigaciones. Efectivamente la proyección funcional F puede tener, además de un rasgo de [Persona], un rasgo de interfaz informativa cuya valuación requiera que el lo se rensamble en su especificador, como ya sugerí en este artículo.
Desde una perspectiva teórica, la propuesta de análisis que presenté aquí, puede verse en términos mixtos (movimiento + generación de base). Esta postura, desde luego, no es nueva, Ormazabal & Romero (2013) ya la han propuesto para el llamado dialecto leísta vasco. En este artículo he propuesto retomar dos ideas de la hipótesis del movimiento, a saber: la idea de una proyección que aloja a los clíticos desplazados (F) y la de ancla o límite entre la estructura sintáctica propiamente y la estructura informativa; por su parte, de la generación de base, he retomado la idea de que los clíticos no se encuentran en posición argumental, cada una, como hemos visto, con sus respectivas adecuaciones. También, en un espíritu congruente con los principios minimalistas, asumo que la variación dialectal se encuentra manifiesta en los conjuntos de rasgos de las piezas léxicas (de v-ligera, en este caso) en consonancia con lo asumido por la llamada Conjetura Borer-Chomsky.
La propuesta que presenté también pretende ser congruente con las explicaciones que han recibido las estructuras duplicada en otras lenguas, de tal manera que de momento me abstengo de llamar a lo pronombre clítico y más bien me refiero a esta pieza como MO (Marcador de Objeto).