1. INTRODUCCIÓN
El matlatzinca o bot’una, lengua otomangue de la rama otopame, se habla principalmente en la comunidad de San Francisco Oxtotilpan, municipio de Temascaltepec, Estado de México. Según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), en México hay mil quinientas sesenta y ocho personas hablantes de matlatzinca (INALI 2015), todas ellas también hablantes de español.1 El INALI, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la UNESCO coinciden en que el riesgo de desaparición del matlatzinca es muy alto (Valiñas 2020: 291), pues en la actualidad no es común que esta lengua se transmita generacionalmente, y su uso tanto en el hogar como en espacios públicos es sumamente reducido. Respecto a la documentación y descripción del matlatzinca, a la fecha contamos con un importante acervo de trabajos que abordan la gramática de la lengua e incluso algunas obras de divulgación científica están siendo traducidas al matlatzinca.2
En cuanto al estudio de los numerales distributivos, este ya cuenta con varias décadas de tradición en la tipología semántica (Gil 1982; Choe 1987; Balusu 2006; Champollion 2019), aunque en lenguas indoamericanas es un tipo de expresión que recientemente ha comenzado a explorarse (Gil 2013). A la fecha se tiene conocimiento de su existencia en náhuatl de Huazalinguillo, ixcateco, mopán, náhuatl clásico, otomí de Ixtenco, zapoteco de Mitla, chontal de Tucta y tojolabal (Morales 2006); y se cuenta con descripciones de la semántica y morfosintaxis de expresiones numerales con funciones distributivas en las lenguas purépecha (Vázquez-Rojas 2013), tlingit (Cable 2014), q’anjob’al (Chase O’Flynn 2017: 697-750), kaqchikel (Henderson 2021),3 mixe de Ayutla (Romero 2006), mixe de Coatlán (Romero, 2022), chuj de Chiapas (Buenrostro 2022) y zoque de Chiapas (Chapa 2022).4 Respecto al matlatzinca, en Gómez González (2019) se reportan tres tipos de numerales cardinales: los NUMERALES SIMPLES (son llamados así debido a que no tienen morfología adicional a la propia), los NUMERALES DEFINIDOS, (aparecen antecedidos por la partícula nra) y los NUMERALES DISTRIBUTIVOS (antecedidos por los prefijos pu- y mún-). El presente trabajo ahonda, con nuevos datos, en el estudio de los numerales distributivos en matlatzinca. Sobre los prefijos distributivos pu- y mún- no hay trabajos descriptivos previos al de Gómez González (2019), aunque algunos autores los mencionan. Por ejemplo, Escalante & Hernández (1999: 168) glosan al prefijo pu- como una marca de “secuencialidad” de los numerales, mientras que Bartholomew (1966: 6), Fragoso (1978: 231) y Carranza (2013: 84) reportan la existencia de una partícula con la forma mu, que traducen como ‘otro’.5
Para explicar el funcionamiento de los numerales distributivos en matlatzinca, en este trabajo seguimos el siguiente orden: en §2 describimos las características morfosintácticas de la lengua y de los numerales que son relevantes para comprender el análisis de las oraciones con numerales distributivos. En §3 mostramos, con ejemplos del español, cuáles son los componentes semánticos de la distributividad. Revisamos cómo se expresan estos componentes en las lenguas que tienen numerales distributivos y algunos de los comportamientos esperados de los cuantificadores distributivos a nivel tipológico. En §4 desarrollamos el análisis de las construcciones distributivas en matlatzinca con los numerales marcados con los prefijos pu- y mún-. Primero, en §4.1 mostramos cómo es una relación de distribución no simétrica (Gil 1982; Choe 1987). En §4.2 mostramos que la marcación de la clave de distribución se realiza con el prefijo pu- en el numeral ‘uno’ y da lugar a lecturas de clave de participante (Balusu 2006). Posteriormente, en §4.3 explicamos que el prefijo mún- marca la parte distribuida y permite interpretaciones de clave temporal, y en algunos contextos, de clave de participante. En §4.4 presentamos datos que permiten afirmar que el prefijo mún-, aunque tiene similitudes con la partícula nominal mu ‘otro’ es un morfema con distinta distribución sintáctica y función semántica. En la última sección del artículo presentamos una síntesis de los datos analizados y algunas generalizaciones a las que llegamos.
La obtención e interpretación de los datos que aquí se presentan se hizo siguiendo la metodología propuesta por Matthewson (2004) y Tonhauser & Matthewson (2015), basada en la elicitación de juicios de verdad y felicidad, y otro tipo de datos orientados a la semántica de campo.6 Se trabajó con tres mujeres de la comunidad de San Francisco Oxtotilpan, en el Estado de México. Todas ellas tienen al matlatzinca como lengua materna y son bilingües en español.
2. DATOS SOBRE LA MORFOSINTAXIS DE LA LENGUA Y DE LOS NUMERALES
En matlatzinca, las oraciones transitivas con sujeto y objeto explícito tienen un orden no marcado SVO. El sistema de alineamiento es nominativo acusativo. Es una lengua de marcación en el núcleo y de objeto primario (Gómez González 2015).7 Los verbos en matlatzinca se flexionan en TAM, persona, número y exclusividad. Las características gramaticales de los argumentos P, T Y R se expresan con sufijos, y los de S y A con proclíticos o “formativos flexivos”, como Palancar & Carranza (2022) los nombran.8
Los numerales que actualmente se emplean en matlatzinca para cuantificar conjuntos de individuos o entidades individuales solo van del ‘uno’ al ‘diez’. Para el resto es común emplear los numerales del español. Los numerales anteceden a las frases nominales que cuantifican y son morfológicamente simples, aunque algunos de ellos pueden aparecer con un sufijo de número: -wewi de ‘dual’ o -hë ‘plural’. Esta marcación está relacionada con la referencia animada o inanimada del nominal, pero en nuestra opinión, no es un caso de flexión, puesto que la marcación no es extensiva a todos los numerales ni tampoco genera un cambio en la referencia del nominal cuantificado.
Respecto a la categoría de número, cabe mencionar que en los nominales de esta lengua el número singular es no marcado y para expresar el número ‘dual’ y ‘plural’ hay dos paradigmas de marcadores. El primero es un juego de proclíticos (te= ‘dual’ y ne= ‘plural’) y el otro es un juego de sufijos (-wewi ‘dual’ y -hë ‘plural’). Los proclíticos se emplean cuando el sustantivo no está poseído y los sufijos cuando está poseído (Gómez González 2015). En el caso de los numerales, el sufijo -wewi, por ser ‘dual’ únicamente puede aparecer con el numeral tenówi ‘dos’. Los numerales que pueden tomar el sufijo de plural -hë son roxú ‘tres’, rokunhówi ‘cuatro’, rokut’á ‘cinco’ y nrát’a ‘diez’, dando las formas roxúhë, rokunhóhë, rokut’áhë, y nrát’ahë, respectivamente (Gómez González 2019: 69). Asimismo, la marcación de número es obligatoria en el ámbito nominal, pero facultativa en otros tipos de palabras. Por ejemplo, aunque los demostrativos y cuantificadores pueden flexionarse en número cuando la frase nominal denota una entidad animada, su marcación solo es obligatoria cuando el demostrativo o cuantificador hace referencia anafórica a la frase nominal que encabeza, es decir, es obligatoria en función pronominal y facultativa en función adnominal (Gómez González 2019). Los numerales cardinales y los cuantificadores, a diferencia de los nominales, únicamente pueden flexionarse en número usando el paradigma sufijal. Este comportamiento permite distinguir a los cuantificadores de los adjetivos en matlatzinca, pues estos últimos, al concordar en rasgos de número con el nominal al que modifican, siempre seleccionan un proclítico.9
En (1) presentamos un ejemplo de la sufijación de la marca de plural en el numeral simple roxú ‘tres’. Nótese que cuando cuantifica al con junto denotado por la frase nominal net’somhewí ‘panes.pl’ no toma ninguna marca flexiva de número, pero sí cuando cuantifica sobre el conjunto denotado por la frase nominal nexú’ëni ‘gallinas.pl’.10
(1) | Nana | Karmela | tu=taní | roxú | ne=t’somhewí |
nana | carmela | 3COMP=comprar | tres | PL=pan | |
‘Nana | Carmela | compró tres | panes | ||
chi | roxú-hë | ne=xú-’ëni | |||
y | tres-PL | PL=FEM-pollo | |||
y | tres | gallinas.’ |
Respecto al orden de los argumentos del verbo, este no muestra cambios derivados del hecho de que el nominal esté encabezado por un numeral cardinal, como ya lo deja ver el ejemplo de (1), en el que las frases nominales nets’ómhewi ‘panes.pl’ y nexú’ëni ‘gallinas.pl’ por estar en función de objeto tienen una posición posverbal. Esto también aplica para las frases nominales encabezadas por un numeral distributivo marcado con el prefijo distributivo pu- ‘cada’. Véase en (2a) que la frase cuantifi cada en función de sujeto puwerá wetowá’a ‘cada niño’ tiene una posición preverbal. El orden SVO se mantiene incluso en los casos en los que el numeral distributivo tiene una función pronominal y coaparece con la frase nominal con la que es correferente. Esto lo ejemplificamos en (2b). Aquí, aunque el numeral distributivo puweráwi ‘cada uno’ aparece al final de la cláusula, la frase nominal con la que es correferente, netowá’a ‘niños’, al ser el sujeto de la oración, tiene una posición preverbal.
(2) | a. | Pu-werá | we=towá'a | tu=xúh-wewi | tenó-wewi | te=mistú |
DIST-un | CLS=niño | 3COMP=bañar-DL | dos-DL | DL=gato | ||
‘Cada | niño | bañó a | dos | gatos.’ | ||
b. | Ne=towá’a | tu=xúh-wewi | tenó-wewi | te=mistú pu-weráwi | ||
PL=niño | 3COMP=bañar-DL | dos-DL | DL=gato DISTR-CLS=uno | |||
‘Los niños | bañaron | dos | gatos cada uno.’ |
Por su parte, los numerales marcados con el prefijo mún-, que como mencionamos en la introducción, marcan la parte distribuida, sí muestran un patrón de distribución diferente al de los numerales simples, debido a que pueden anteceder o seguir al nominal que denota la parte distribuida. En §4.3 se presenta el análisis de los numerales marcados con este prefijo y ejemplos en donde puede observarse esta distribución.
Otra característica de los numerales es que todos ellos pueden hacer referencia anafórica a la frase nominal que encabezan. La forma del numeral es la misma, ya sea que esté en función adnominal o pronominal. La única excepción a esta última aseveración se presenta con el numeral ‘uno’, que cuando aparece con un nominal explícito, adopta la forma nrá o werá, pero si se usa pronominalmente, toma la forma “larga” nráwi o weráwi.11 Estos pares de formas del numeral ‘uno’ se distinguen por la alternancia de los clíticos we= y n=. We= es un clasificador para nominales en singular que denotan entidades humanas o animadas y aparece en sustantivos deverbales, en términos relacionales de parentesco (Bartholomew 1966: 32), así como en otros términos para persona. Respecto al clítico n=, suponemos que se trata del mismo proclítico que en los nominales marca clase gramatical, puesto que al igual que en los nominales, únicamente aparece cuando la frase nominal denota una entidad singular (en este caso únicamente aparece con el numeral ‘uno’), y se sustituye por el clítico we= si dicha entidad es animada.12 No consideramos que el proclítico n= contribuya semánticamente a la raíz del numeral ráwi ‘uno’, ya que es esta última forma la que codifica el significado de cardinalidad.13
Para mostrar la capacidad de los numerales de funcionar pronominalmente proponemos el ejemplo de (3). Véase que en (3b) hay dos oraciones, y que en cada una de ellas el numeral tenówewi ‘dos’ está haciendo referencia anafórica al conjunto expresado por rokunhóhë nemhutáhë ‘cuatro hijas’ que fue mencionado previamente en (3a). En la primera oración se predica que ‘dos ya se casaron’ y en la segunda que ‘dos son solteras’.
(3) | a. | Inlálu | ki | rokunhó-hë | ne=mhutá-hë. |
lalo | PRED | cuatro-PL | PL=hija-PL | ||
‘Lalo | tiene | cuatro | hijas. | ||
b. | Tenó-wewi | peki kwé’=re=ténye chi | tenó-wewi | meka nirá-wewi | |
dos-DL ya | 3DL.COMP=MED=casar y | dos-DL | nada.más sola-DL | ||
Dos | ya se casaron y | dos | son solteras.’ |
Como dijimos al inicio, los numerales pueden aparecer en tres formas: simples, antecedidos por la partícula nra, y antecedidos por los prefijos pu- y mún-. Los numerales simples tienen la función básica de indicar la cardinalidad del conjunto denotado por la frase nominal a la que cuantifican. Al ser cuantificadores débiles, pueden aparecer en contextos existenciales, introducir frases nominales cuyo referente es nuevo en el contexto (Milsark 1979: 18; McNally 2011: 1832) y encabezar frases nominales cuya referencia no es máxima. Este comportamiento contrasta con el de los numerales que aparecen con la partícula nra, llamados numerales definidos justamente por el hecho de que se emplean para encabezar frases nominales cuyo referente ya es conocido en el contexto discursivo y porque pueden hacer referencias máximas (Sharvy 1980), es decir, que incluyen a la totalidad de individuos que cumplen con la descripción nominal (Hawkins 1978: 157-160). Los ejemplos de (1) y (3) nos sirven muy bien para explicar las funciones de los numera les simples. En ambos ejemplos tenemos que para presentar un referente nuevo en el discurso e indicar la cardinalidad del conjunto que lo compone se utiliza un numeral simple, que puede o no estar sufijado con las marcas de número pero que aun así es simple. En (1) se trata del numeral roxú ‘tres’, que encabeza a las frases nominales net’somhewí ‘panes.pl’ y nexú’ëni ‘gallinas.pl’, y en (3) se trata de los numerales rokunhóhë ‘cuatro’ y tenówewi ‘dos’.
Ahora, si queremos hacer una predicación que abarque la totalidad de los referentes denotados por una frase nominal cuantificada por un numeral que previamente ha sido mencionada, debemos utilizar un numeral antecedido por la partícula nra. La oración de (4) muestra que para predicar sobre el total de los individuos que componen el conjunto denotado por la frase nemhutáhë ‘hijas.pl’ se utiliza el numeral definido nra rokunhóhë ‘las cuatro’. Sabemos que nra tiene la función de hacer referencias máximas debido a que no es posible utilizarla para encabezar frases nominales cuya referencia no abarca a todos los individuos o entidades que cumplen con el contenido descriptivo de esa frase nominal, como es el caso de (5). Este último ejemplo es idéntico al mostrado en (3), excepto que aquí hemos manipulado las frases numerales tenówewi ‘dos’ anteponiéndoles la partícula nra.
(4) | Inlálu kirokunhó-hëne=mhutá-hë.Nra rokunhó-hëki ron=behintá |
lalo PRED cuatro-PL PL=hija-PL DEF cuatro-PL PRED 3PL.INCOM=maestro | |
‘Lalo tiene cuatro hijas. Las cuatro son maestras.’ |
(5) | #Inlálu | ki | rokunhó-hë | ne=mhutá-hë. | Nra tenó-wewi | peki |
lalo | PRED | cuatro-PL | PL=hija-PL | DEF dos-DL | ya | |
kwé’=re=ténye | chi | nra | tenó-wewi | meka | nirá-wewi | |
3DL.COMP=MED=casar y | DEF | dos-DL | nada.más | sola-DL | ||
Traducción literal: ‘Lalo tiene cuatro hijas. Las dos ya están casadas y las dos están solas.’ |
La descripción de la morfología y sintaxis que hemos hecho en esta sección, aunque es básica, nos es suficiente para explicar con mayor precisión los datos de los numerales distributivos del matlatzinca que se presentan más adelante.
3. COMPONENTES SEMÁNTICOS DE LA DISTRIBUTIVIDAD
El término DISTRIBUTIVIDAD ha sido aplicado a una variedad de fenómenos en las lenguas naturales. Todos ellos tienen en común que un predicado es aplicado a los miembros de un grupo o conjunto, o a las partes de una pluralidad (Champollion 2019: 290). Para Choe (1987: 89), toda relación de distributividad tiene dos componentes: el conjunto que se reparte y el conjunto al que se le distribuye algo. Estos conjuntos son conocidos respectivamente como parte distribuida (distributed share) y clave de distribución (sorting key, distributive key o únicamente key). Nosotros retomamos la propuesta de estructura que Balusu adopta para las construcciones con numerales distributivos que se muestra en (6). La clave de distribución corresponde a la restricción del cuantificador, mientras que la parte distribuida es el alcance o scope de este (Balusu, 2006).
(6) | Dist-operator | Sorting key | Distributive share |
∀ | conjunto en la restricción | entidades bajo alcance |
La clave de distribución se distingue de la parte distribuida en que la clave debe ser un conjunto exhaustivamente cuantificado, mientras que la parte distribuida no lo requiere (Balusu 2006). En breve explicaremos esto. Además, ambos conjuntos deben cumplir con la condición de referir a pluralidades ya que, como menciona este mismo autor, para que algo se distribuya entre los participantes de un evento es necesario que tanto la parte distribuida como la clave de distribución consten de más de un elemento.14
Para explicar las relaciones de distributividad que se pueden establecer entre dos conjuntos, tomemos de ejemplo los conjuntos A y B de la Figura 1: el conjunto A está conformado por tres niños, y el conjunto B por seis gatos. Supongamos que hay una relación entre esos dos conjuntos tal que cada niño bañó a dos gatos. Una proposición que expresa eso se muestra en (7) con las oraciones ‘Cada niño bañó a dos gatos’ o ‘Los niños bañaron a dos gatos cada uno’. En esta relación de distribución, el conjunto que corresponde a la clave de distribución es el conjunto A, y el conjunto que corresponde a la parte distribuida es el conjunto B.
En estas oraciones el cuantificador ‘cada’ introduce la clave de distribución: en (7a) introduce directamente a la frase nominal ‘niño’, y en (7b) al numeral ‘uno’, que es una proforma correferencial con la frase ‘los niños’. Decimos que este cuantificador le impone la restricción a la clave de distribución de estar exhaustivamente cuantificada (Balusu 2006; Vázquez-Rojas 2013: 87), puesto que las oraciones de (7) serán falsas si por lo menos uno de los individuos que componen la clave no bañó a la cantidad de gatos descrita en el predicado. Por el contrario, la parte distribuida no necesita agotarse: la misma oración es verdadera aún en el caso de que existan gatos que no fueron bañados.15
Otra manera de expresar una relación de distribución es la que se muestra en el ejemplo (8) ‘Los niños bañaron a los gatos de dos en dos’. En este caso, la clave de distribución no está conformada por individuos, como en (7), sino por tres eventos delimitados temporalmente. Esto se ha intentado representar en la Figura 2, con los conjuntos C y B. El conjunto C es la clave de distribución (los eventos de ‘bañar gatos’), y el conjunto B es la parte distribuida (el conjunto de los gatos). Una manera de parafrasear esta relación sería ‘A cada evento de bañar le corresponden dos gatos’. Al igual que en el ejemplo anterior, para que la proposición de (8) sea verdadera, no puede ser el caso que a uno de los eventos de ‘bañar’ (conjunto C) le corresponda una cantidad diferente de miembros del conjunto B.
Para Balusu (2006), la clave de distribución siempre está conformada por eventos o por aspectos de esos eventos, pero su interpretación varía dependiendo del criterio que se emplee para delimitarlos. Si la clave de distribución está formada por un conjunto de co-participantes del evento descrito en el verbo, como el conjunto de los niños en la oración ‘Cada niño bañó dos gatos’, la interpretación o lectura será de CLAVE DE PARTICIPANTE (participant-key). Cuando la clave de distribución está formada no por individuos, sino por dos o más eventos delimitados temporalmente, como los diferentes eventos de ‘bañar’ en la oración ‘Los niños bañaron a los gatos de dos en dos’, tenemos una lectura de CLAVE TEMPORAL (temporal-key). Y, finalmente, si la clave está formada por eventos delimitados espacialmente, como en ‘Los niños se sentaron en dos lugares diferentes’ tenemos una lectura de CLAVE ESPACIAL (spatial-key). En este trabajo no describimos las lecturas de clave espacial, y únicamente nos enfocamos en describir cómo los numerales distributivos en matlatzinca permiten lecturas de clave de participante y de clave de temporal, como las que se muestran en (9). En adelante mencionaremos en cada ejemplo de relación distributiva el tipo de lectura de clave a que da lugar.
(9) | Tipos de lecturas para la clave de distribución | |
a. | De participante: ‘Cada niño bañó dos gatos.’ | |
b. | Temporal: ‘Los niños bañaron a los gatos de dos en dos.’ |
Debemos enfatizar que aunque todas las lenguas tienen nociones de distributividad asociadas a los numerales, como en los ejemplos del español que acabamos de presentar,16 el término NUMERAL DISTRIBUTIVO únicamente lo tomamos para referirnos a los numerales que explícitamente tienen una marca morfológica, cuya función es indicar que existe una relación de distribución entre la frase nominal que introduce y otra frase nominal de la cláusula (Gil 1982: 29) (u otro conjunto cuya referencia pueda recuperarse del contexto).17 Para Gil (2013), los numerales distributivos son constituyentes continuos que se caracterizan por elegir una frase nominal como clave de distribución (aunque se marquen en la parte distribuida) y por permitir más de una interpretación o ser ambiguos.18
Para mostrar cómo son los numerales distributivos en una lengua diferente a la que estudiamos en este trabajo, mostramos en (10) y (11) ejemplos de las lenguas tlingit (nadené) (Cable 2014), en la que los numerales distributivos se forman mediante la sufijación del morfema -gáa en el numeral que introduce o hace referencia a la parte distribuida, y kaqchikel (mayense) (Henderson 2021), en la que los numerales reduplicados permiten una interpretación distributiva cuando interactúan con un cuantificador como -onojel ‘all’. Véase en (10) que el numeral distributivo nás’gigáa ‘tres’ antecede a la frase nominal keitl ‘dog’, y en (11) que el numeral reduplicado ka-ka ‘dos’ del kaqchikel antecede a la frase nominal b’atz’ ‘monkeys’. Ambas frases (keitl ‘dog’ y b’atz’ ‘monkeys’) denotan a la parte distribuida, y en ambas oraciones la interpretación es, en términos de Gil (1982), de clave de participante. Se asevera que a cada co-participante del evento le corresponde igual número de individuos de la parte distribuida: tres perros o dos monos, respectivamente.
(10) | Nás’gigáa | keitl | áwé | has | aawashúch |
three.DIST | dog | FOC | PL.3 | OBJ.PFV.3SUJ.bathe | |
‘They bathed three dogs each.’ (Cable 2014: 571) |
(11) | K-onojel | ri | ak’wal-a’ | x-e-ki-tz’ët | ka-ka’ | b’atz’ |
E3P-ALL | the | child-PL | CP-A3P-E3S-see | two-RED | monkeys | |
‘All the kids saw two monkeys each.’ | ||||||
[False if they all saw the same two monkeys] (Henderson 2021: 7) |
Hasta donde sabemos, es muy común que en las lenguas que no tienen numerales distributivos, la relación de distribución con lectura de clave de participante se marque directamente en la clave (Gil 1982). Esto lo vimos ya con los datos del español, en donde el cuantificador ‘cada’ se marca en la clave, sin importar si esta se mueve al final de la oración (como también sucede con la oración del inglés ‘The girls wash two dogs each’ (Cable 2014)). En cambio, en las lenguas que tienen numerales distributivos, lo esperado es que estos introduzcan siempre la parte distribuida y no la clave de distribución (Gil 1982: 339-340).19 No obstante, en matlatzinca uno de los numerales distributivos introduce la clave de distribución. Esto lo explicamos en la siguiente sección.
4. LOS NUMERALES DISTRIBUTIVOS EN MATLATZINCA
Los dos prefijos distributivos de los numerales del matlatzinca son pu- y mún-. El prefijo mún- introduce siempre a la parte distribuida y puede marcarse en cualquier numeral. Por su parte, el prefijo pu- se caracteriza por introducir la clave de distribución y marcarse únicamente en el numeral ‘uno’. En esta sección explicamos cómo se interpretan las frases numerales marcadas con estos prefijos, pero primero explicamos cómo es en matlatzinca un tipo de distribución conocida como “no simétrica” (Gil 1982; Choe 1987).
4.1. Evento distributivo no simétrico
Por “predicado simétrico” nos referimos a que tiene un significado recíproco e implica idéntica participación de dos o más entidades en alguna situación o acción. Así, un evento distributivo no simétrico es aquel en el que hay una distribución, pero lo que se distribuye no se hace de igual forma para todos los miembros de la clave de distribución (Gil 1982; Choe 1987). Los datos de (12) describen un evento de este tipo. Fue obtenido usando un estímulo visual junto con la explicación verbal del contexto que aparece al inicio del mismo ejemplo. 20 La oración proporcionada como respuesta a la pregunta planteada fue: ‘Adancito bañó dos, América bañó tres, y Amiel solamente uno’. De los dos conjuntos relacionados, el de los gatos, y el de los niños, el conjunto formado por los tres niños corresponde a la clave de distribución, y el conjunto de los seis gatos corresponde a la parte distribuida.
(12) | Contexto: Sus nietos bañaron a los gatitos que hace poco nacieron. | |||||
¿Qué le respondería a su esposo si él llega y le pregunta quién bañó a los gatos? | ||||||
Adancito | tu=xúh-wewi | tenó-wewi | chi | ma | Amérika | |
Adancito | 3COMP=bañar-DL | dos-DL | y | HON | américa | |
Adancito bañó a dos, América | ||||||
tu=xúht-hë | roxú-hë | chi | ma | Amiel tu=xúhti | t’uwe=ráwi | |
3COMP=bañar-PL tres-PL y HON amiel 3COMP=bañar solo CLS=uno | ||||||
bañó a tres y Amiel bañó solo a uno.’ |
La relación de distribución no es simétrica porque a cada uno de los individuos que conforman la clave de distribución se le asignó un número diferente de individuos de la parte distribuida. Es importante observar que las frases numerales tenówewi ‘dos’, roxú ‘tres’, y weráwi ‘uno’ que aparecen haciendo referencia anafórica a la frase nominal ‘gatos’ son simples.
4.2. Marcación de la clave de distribución
Lectura de clave de participante
En §3 mostramos que una de las interpretaciones que están disponibles para los eventos distributivos es la que llamamos clave de participante, que se da cuando la clave de distribución está compuesta por co-participantes del evento expresado por el verbo. Señalamos que en español, lengua sin numerales distributivos, este tipo de relación se describe con el cuantificador ‘cada’ antecediendo a la clave de distribución. En matlatzinca hicimos esta prueba proponiéndole a las colaboradoras, con un estímulo visual (Figura 3), que ahora el número de gatos bañados por el conjunto de los niños era el mismo para todos. Las respuestas son las que se muestran en (13-14). Hay que notar que en ambas oraciones aparece el numeral ‘uno’, en su forma pronominal para animados weráwi, y que está marcado con pu-. En (13) aparece en posición preverbal, y en (14) al final de la oración. Sin importar el cambio de posición de puweráwi, en ambos casos este numeral es correferente con la frase nominal netowá’a ‘niños.pl’, y la predicación que se hace es que cada uno de los niños bañó a un grupo de dos gatos (tenówewi temistú ‘dos gatos’). En estas oraciones, la función de puweráwi ‘cada uno’ únicamente puede ser la de introducir la clave de distribución. La paráfrasis de estas oraciones, dándoles una interpretación en la que el numeral distributivo esté marcando la parte distribuida resulta extraña: #‘Cada uno de los grupos de dos gatos fueron bañados’ o #‘Los niños bañaron a cada uno de los dos gatos’, además de que no se ajusta al contexto propuesto visualmente con la Figura 3.
(13) | Pu-we=ráwi | tu=xúh-wewi | tenó-wewi | te=mistú |
DISTR-CLS=UNO | 3COMP-bañar-DL | dos-DL | DL=gato | |
‘Cada uno | bañó a | dos | gatos.’ | |
(Lectura de clave de participante) | ||||
(14) | Ne=towá’a | tu=xúh-wewi | tenó-wewi | pu-we=ráwi |
PL=niño | 3COMP=bañar-PL | dos-DL | DISTR-CLS=UNO | |
‘Los niños | bañaron | dos | cada uno. | |
(Lectura de clave de participante) |
Para comprender la contribución de significado que el prefijo pu- hace a la construcción en que aparece veamos, en primer lugar, cuál es el significado de una oración sin este prefijo. En (15) presentamos la oración de (13) pero manipulada, porque ya no tiene el prefijo pu-. Lo que expresa esta oración es que ‘un niño bañó a dos gatos’, y aunque es cierto que por lo menos un niño bañó a dos gatos, también es cierto que los otros dos lo hicieron. Es por esta razón que una oración como la de (15), sin el prefijo distributivo pu-, resulta inadecuada para describir una relación de distribución como la que muestra la situación A en la Figura 3.
(15) | # We=ráwi | tu=xúh-wewi | tenó-wewi | te=mistú |
CLS=uno | 3COMP=bañar-DL | dos-DL | DL=gato | |
‘Uno | bañó a | dos | gatos.’ | |
(Infeliz en la Situación A) |
En segundo lugar, consideramos que una oración con el numeral ‘uno’ prefijado con pu- no puede describir adecuadamente una relación de distribución no simétrica, como la que se muestra en la Figura 4. En este caso se solicitó un juicio semántico a las colaboradoras. Se les propuso la oración de (13) puwérawi tuxúhwewi tenówewi temistú ‘Cada uno bañó dos gatos’, que antes se había utilizado para describir la situación A, de la Figura 3, pero ahora con relación a la situación B, de la Figura 4. Como respuesta se obtuvo un juicio negativo, y un comentario adicional respecto a que “ahí no era posible decir eso porque en el dibujo se veía que el niño tenía solo un gato”.
(13) | # Pu-we=ráwi | tu=xúh-wewi | tenó-wewi | te=mistú |
DISTR-CLS-=uno | 3COMP=bañar-DL | dos-DL | DL=gato | |
‘Cada uno | bañó | dos | gatos.’ | |
(Falso en la Situación B) |
Nos interesa mostrar que el prefijo pu- efectivamente introduce la clave de distribución, y para ello ahora mostramos la oración de (16), con un predicado intransitivo, cuya única frase numeral está marcada con este prefijo. Recordemos que la característica fundamental que distingue a la clave de distribución de la parte distribuida es que los miembros de la parte distribuida no necesitan ser un conjunto exhaustivamente cuantificado, mientras que los miembros de la clave sí lo exigen (Balusu 2006). Un contexto que muestra una relación de distribución en donde la clave se agota (o se cuantifica exhaustivamente) es el que se muestra en la situación C, y uno en el que la clave no se agota es el mostrado en la situación D, ambas en la Figura 5. Estas situaciones son casi idénticas (y por ello las llamamos “par mínimo contextual” Tonhauser & Matthewson 2015), ya que las dos muestran a cuatro niñas sentadas, pero difieren en que en la situación D, además de las cuatro niñas sentadas hay una niña de pie. La oración de (16) puwerá wetoxuwí kuchorí describe verazmente la situación C, pero no la situación D. Este hecho confirma que el numeral distributivo puwerá ‘cada uno’ introduce la clave de distribución, puesto que esta oración es verdadera, sí y solo sí, se emplea en un contexto en el que cada uno de los individuos que componen la clave, en este caso ‘niñas’, recibe el mismo número de entidades o de eventos contenidos en la parte distribuida, en este caso, un evento de sentarse (como sucede en la situación C). Por el contrario, es falsa siempre que por lo menos haya un miembro de la clave que no reciba el mismo número de entidades de la parte distribuida (como en la situación D). Véase que, a diferencia de los ejemplos anteriores en los que la parte distribuida estaba compuesta por individuos (que sintáctica y semánticamente corresponden al objeto y tema del verbo transitivo ‘bañar (x,y)’), aquí la parte distribuida está compuesta por eventos. 21
(16) | [Pu-werá | we=toxuwí]clave | [ku=chorí]parte distribuida |
DISTR-uno | CLS=niña | 3SG.INCOM=estar.sentado | |
‘Cada una de las niñas está sentada.’ (Lectura de clave de participante) | |||
(Verdadera en la situación C; Falsa en la situación D) |
Para reforzar la caracterización del prefijo pu- como operador de distributividad del matlatzinca quisiéramos mencionar un rasgo tipológico de los operadores de distributividad. Se trata de la incompatibilidad que presentan para combinarse con predicados semánticamente colectivos, como ‘reunirse’ (Gil 1995: 322; Champollion 2015).22 Un predicado colectivo es aquel que se aplica a una entidad plural en su totalidad y no de manera individual a cada uno de los miembros que la componen (Champollion, 2015: 20). De acuerdo con Gil (1995: 322), entre los cuantificadores universales hay algunos que no son distributivos (o no están marcados para este rasgo) y hay otros que son estrictamente distributivos. Un ejemplo de cada uno de ellos sería, respectivamente, all y every del inglés. Los cuantificadores universales no distributivos se caracterizan porque permiten interpretaciones tanto distributivas como no distributivas y pueden combinarse con predicados semánticamente colectivos.23 En cambio, los cuantificadores universales distributivos únicamente licencian lecturas distributivas y no admiten encabezar frases nominales que son argumentos de verbos colectivos. Esta característica distintiva entre universales no distributivos y universales distributivos se aprecia en los ejemplos siguientes: mientras que la oración de (17a) con el cuantificador all y el predicado gather es gramatical, la oración de (17b) con el cuantificador every y el mismo verbo no lo es.
(17) | a. | All men gathered at dawn. |
b. | *Every man gathered at dawn. (Gil 1995: 322) |
La oposición que acabamos de describir también la observamos en matlatzinca. En esta lengua el cuantificador universal t’éso ‘todo(s)’ puede encabezar frases nominales que son argumento de un predicado colectivo, como panti ‘juntar’, en la oración (18a) T’ésohë netoxuwí rorépanti be chu’táta ‘Todas las niñas se juntaron en la iglesia’, pero el cuantificador distributivo puweráwi ‘cada uno’ no puede hacerlo, como lo muestra la agramaticalidad de la oración de (18b).24
(18) | a. | T’éso-hë | ne=toxuwí | ro=ré=panti | be | chu’táta |
todo-PL | PL=niña | 3COM=MED=juntar | LOC | iglesia | ||
‘Todas las niñas se | juntaron | en la | iglesia.’ | |||
b. | *Pu-werá | we=toxuwí | tah=té=panti | be | chu’táta | |
DIST-uno | CLS=niña | 1COM=MED=juntar | LOC | iglesia | ||
Literal: ‘Cada una de las niñas se juntó | en la | iglesia.’ |
Otra particularidad de los cuantificadores universales no distribu tivos es que permiten una variedad de relaciones de alcance, en oposición a los universales distributivos, que propician que la frase nominal en función de sujeto tenga alcance amplio sobre otras frases cuantificadas dentro de su dominio (Gil 1995: 322). Por ejemplo, en la oración de (19a) con el cuantificador all ‘All men carried three suitcases’, el evento de ‘cargar’ puede tener una interpretación colectiva, en la que los individuos denotados por la frase nominal all men ‘todos los hombres’ actúan todos en conjunto y cargan tres maletas; y otra lectura distributiva, en la que cada individuo carga por separado tres maletas. En contraste, la lectura colectiva no está disponible con el cuantificador every, ya que la oración ‘Every men carried three suitcases’ de (19b) únicamente permite que la frase every men se interprete que de manera individual cada hombre carga tres maletas.
(19) | a. | All men carried three suitcases. |
b. | Every man carried three suitcases. (Gil 1995: 322) |
Respecto a las diferencias en las relaciones de alcance que establecen los cuantificadores universales en matlatzinca, véase en (20a) que la frase T’ésohë netowá’a ‘todos los niños’ permite por lo menos dos interpretaciones: una en la que todos los individuos de manera individual bajan una pelota, y esta es diferente para cada uno, y otra lectura en la que existe una pelota y esta es bajada por todos los individuos. En contraste, en la oración de (20b) el numeral distributivo puweráwi ‘cada uno’ tiene alcance sobre el indefinido nan pelota ‘una pelota’, por lo que necesariamente esta oración se interpreta como que existe una pelota distinta para cada individuo que conforma el conjunto denotado por la frase nominal puweráwi wetowá’a ‘cada uno de los niños’.25
(20) | a. | T’éso-hë | ne=towá’a | tu=cháabi-hë | nan | pelota |
todos-pl | PL=niño | 3COM=bajar-PL | una | pelota | ||
‘Todos los niños bajaron una pelota.’ | ||||||
(Lectura distributiva: cada niño bajó de manera individual una pelota diferente) | ||||||
(Lectura colectiva: Todos los niños bajaron juntos la misma pelota) | ||||||
b. | Pu-werá | we=towá’a | tu=cháabi | nan | pelota | |
DIST-uno | CLAS=niño | 3COM=bajar | una | pelota | ||
‘Cada niño bajó una pelota.’ | ||||||
(Falso si cada niño bajó la misma pelota) |
A manera de síntesis de esta sección podemos decir que el numeral distributivo puweráwi ‘cada uno’ impone la restricción de que la clave de distribución esté exhaustivamente cuantificada, no puede introducir frases nominales argumentales de predicados colectivos “gather-type”, ni tampoco permite interpretaciones que no sean estrictamente distributivas.
4.3. Marcación de la parte distribuida
Lectura de clave temporal
En §3 explicamos que la interpretación de clave temporal se da cuando la clave está compuesta ya no por coparticipantes del evento descrito por el verbo, sino por eventos delimitados temporalmente (Balusu 2006). Ejemplificamos esta situación con la oración ‘Los niños bañaron a los gatos de dos en dos’, que se mostró en (8). En esta relación de distribución el conjunto correspondiente a la parte distribuida es el que está compuesto por ‘los gatos’, y la clave de distribución está compuesta por tres eventos de ‘bañar’. Utilicemos esta misma situación para mostrar cómo se expresa en matlatzinca una distribución con clave temporal. En (21) se muestra la oración proporcionada para expresar que un grupo de niños bañó a nueve gatos de tres en tres. Fue obtenida utilizando un estímulo visual y una descripción verbal del contexto. Aquí lo relevante es observar que el numeral roxúhë ‘tres’, que aparece al final de la oración, está marcado con el prefijo distributivo mún- y que introduce a la parte distribuida. Este numeral induce una interpretación en la que a cada evento de “bañar (x,y)”, donde y es un gato, le asigna tres gatos. Así, esta oración puede interpretarse como ‘Los niños bañaron a los gatos de tres en tres’. Algo que no se hace explícito en esta oración es la forma en que actuaron los individuos del conjunto denotado por los niños, es decir si actuaron al mismo tiempo o si actuaron por separado, pero aun así es claro que mún- está marcando el numeral que introduce la parte distribuida.
(21) | Contexto: En esta ocasión su gatita tuvo nueve gatos y como ya crecieron, hay que bañarlos. ¿Cómo diría que sus nietos primero bañaron a tres gatos, luego a otros tres y luego los últimos tres? | ||||
Ah | ne=towá’a | tu=xúht-hë | ne=mistú | mún-roxú-hë | |
ah | PL=niño | 3COMP=bañar-PL | PL=gato | DISTR-tres-PL | |
‘Ah, los niños bañaron a los gatos de tres en tres.’ | |||||
(Lectura de clave temporal) |
En la siguiente prueba se trabajó con estímulos presentados en un video. De esta manera se evitó en gran medida establecer el contexto verbalmente. Se preparó un video que mostraba un grupo de seis animales escapando de un corral. Los animales salían en grupos de dos hasta que el corral quedaba vacío. La respuesta proporcionada a la pregunta ¿Cómo se están escapando los animales? es la que se muestra en (22). Aquí nuevamente tenemos una lectura de clave temporal, pues la clave de distribución está compuesta por ‘eventos de salir (x)’ (donde x pertenece al conjunto de los animales, por decirlo de alguna manera), mientras que la parte distribuida sigue estando conformada por individuos. En esta oración vemos que la única frase numeral empleada, tenówewi ‘dos’, aparece después del verbo y está marcada con el prefijo mún-. Dado que no solo salieron dos animales del corral, sino los seis, y lo hicieron en grupos de dos, no es posible que mún- tenga otro significado más que indicar que la distribución de la parte se hizo de en grupos cuya cardinalidad es dos, lo que evidencia que el prefijo mún- marca la parte distribuida.
Lectura de clave de participante
Otra característica de los numerales distributivos marcados con mún- es que además de dar lugar a lecturas de clave temporal, como las que mostramos en (21-22), también permiten lecturas de clave de participante. Esto se da con oraciones bitransitivas en las que el argumento que tiene el papel semántico de receptor (R) tiene referencia plural, como sucede en la oración de (23) con el verbo ‘dar (x,y,z)’, en donde el receptor refiere a una frase nominal con rasgos de primera persona plural exclusiva. 26 Esta frase nominal, aunque no está expresada explícitamente en la oración, es identificable porque el verbo, y el numeral mismo, llevan el sufijo de objeto -këbi que concuerda en dichos rasgos. Así, la oración de (23) puede interpretarse como ‘Danos un limón a cada uno’, cuya lectura es de clave de participante, o como ‘Danos los limones de uno en uno’, cuya lectura es de clave temporal. En cualquiera de las dos interpretaciones, la parte distribuida sigue siendo el conjunto denotado por la frase nominal ‘los limones’. La variación entre una y otra lectura depende, respectivamente, de si se considera que la clave de distribución se compone de co-participantes del evento descrito por el verbo a los que se les asigna el mismo número de individuos incluidos en la parte distribuida, o bien si se considera que la clave de distribución se compone de un número de eventos de ‘dar (x,y,z)’ a los que se les asigna un individuo de la parte distribuida. Para facilitar la comprensión de este ejemplo, indicamos en subíndices los constituyentes que refieren al receptor y al tema en esta construcción.
(23) | Pa-[këbi R] | mun-rá[-këbi R] | [ne=rimúnixi T] |
dar-1PL.EXC.OBJ | DISTR-uno-1PL.EXC.OBJ | PL=limón | |
‘Danos un limón a cada uno (de nosotros).’ (Lectura de clave de participante) | |||
‘Danos los limones de uno en uno.’ (Lectura de clave temporal) |
Como decíamos en el párrafo anterior, la posibilidad de asignar una lectura de clave de participante a un numeral prefijado con mún- solo se da si la frase nominal con papel de receptor tiene referencia plural. Si no es así, no es posible considerar que ese conjunto corresponde a la clave de distribución, puesto que como ya hemos mencionado, un requisito que ambos conjuntos, clave de distribución y parte distribuida deben cumplir, es que deben tener más de un elemento. Así, la única lectura disponible para una oración bitransitiva como la de (24) con un receptor singular, es que la clave corresponde al conjunto de los eventos de ‘dar (x,y,z)’. 27
(24) | Ri=pa-[ki R] | mún-rawi | [ne=rimúnixi T] |
2SG.IMP=dar-1SG.OBJ | DISTR-uno | PL=limón | |
‘Dame de uno en uno los limones.’ (Lectura de clave temporal) |
Respecto a la marcación de sufijos de objeto fuera del verbo, resta decir que esta no es exclusiva de los numerales cardinales. También se ha observado en cuantificadores existenciales y universales, y según el cuantificador en el que se marque, genera interpretaciones partitivas o definidas (Gómez González 2023), pero su estudio aún es incipiente.
4.4. MÚN- VS. MU
Como mencionamos en la introducción, varios autores registran una partícula mu que se afija al numeral nráwi ‘uno’ con el significado de ‘otro/a’.28 Aunque esta partícula y el prefijo mún- son muy parecidos fonética y sintácticamente, tienen diferentes funciones y significado. Ya dijimos que la función del prefijo mún- es indicar que la distribución de la parte distribuida se hace en grupos cuya cardinalidad es igual a la del numeral en el que aparece. En cambio, la función de un numeral marcado con mu es introducir un nuevo referente nominal con el mismo contenido descriptivo de una frase previamente mencionada, como se puede observar en la oración coordinada de (25). En esta oración primero se asevera la existencia de la entidad denotada por la frase nominal ntosiní ‘perrito’ cuya cardinalidad, expresada por el numeral rokut’á es ‘cinco’. En la segunda parte, para agregar que ‘se quieren otros cinco’ se emplea la frase mu rokut’áhë que, aunque no tiene explícito el nominal, únicamente puede interpretarse como ‘otros cinco perritos’.
(25) | Phi’ thè-máani | khwé=me’ | rokut’á-hë | ne=to-siní |
LOC 1POS-casa | 1PL.INCOM=haber | cinco-PL | PL=DIM-perro | |
‘En mi casa tenemos cinco perritos.’ | ||||
Pero | khwé=nawí | mu | rokut’á-hë | |
pero | 1PL.INCOM=querer | otro | cinco-PL | |
‘Pero queremos otros cinco.’ |
La característica que consideramos relevante para distinguir entre la partícula mu y el prefijo distributivo mún- es que a diferencia del operador de distributividad, la partícula mu forzosamente requiere que se asuma o se asevere la existencia de la frase nominal con la cual se “comparte” el contenido descriptivo. Esta restricción se refleja en el hecho de no poder utilizar mu en un numeral cuando se niega la existencia del referente nominal. Véase en (26) que al aseverar que ‘no se tiene perro’, no es posible continuar la oración con ‘y quiero otro’, en la que el numeral ‘uno’ está marcado con mu. Este condicionamiento, en cambio, no lo impone el prefijo distributivo mún-, como se ve en la oración de (27), en la que se asevera que ‘aún no se tienen vacas’ y se continúa felizmente con la oración ‘pero queremos comprar, que se compren de a tres’, con el numeral ‘tres’ marcado con el prefijo mún-.
(26) | # Xa’ | ta=me’ | nsíni | y tuh=nawi | mu | we=ráwi |
NEG | 1SG.COMP=tener perro y 1SG.INCOM=querer otro | CLS=uno | ||||
Traducción literal: ‘No tengo perro y quiero otro (perro).’ |
(27) | Contexto: En su casa acaban de terminar de construir un establo. Nunca han tenido vacas, pero quieren empezar a comprar poco a poco para criarlas. | ||||
Xa | khwé=me’ | mbooye | pero | khwé=nawí | |
NEG | 1PL.INCOM=tener | vaca | pero | 1PL.INCOM=querer | |
Todavía no tenemos vaca(s) pero queremos |
rukhwé’n=tani, | ki | té=tan=pí | mun-roxú-hë |
1PL.EXC.INC.IRR=comprar | pred | MED=comprar-APL | DISTR-tres-PL |
‘comprar, que se compren de a tres (vacas).’ |
Este último par de ejemplos muestra claramente que mu y mún- no son el mismo morfema, pues ambos imponen diferentes condiciones de verdad a la oración en la que aparecen.
5. CONCLUSIONES
En este trabajo abordamos la expresión de la distributividad en matlatzinca mediante el uso de numerales. Comenzamos por explicar las características morfológicas y sintácticas básicas de la lengua y de los numerales. Posteriormente nos enfocamos en describir los componentes semánticos de una relación de distribución (a saber, la parte distribuida y la clave de distribución) (Choe 1987) y en mostrar que, dependiendo de los criterios empleados para delimitar la clave, esta puede interpretarse como: a) compuesta por individuos co-participantes del evento expresado por el verbo (lectura de clave de participante); b) compuesta por eventos delimitados temporalmente (lectura de clave temporal); y c) conformada por eventos delimitados espacialmente (lectura de clave espacial) (Balusu 2006). Esta descripción de la distributividad nos dio pie para analizar el comportamiento de los numerales marcados con los prefijos pu- o mún- en matlatzinca. Determinamos que los numerales con estos prefijos tienen funciones diferentes: el prefijo pu- se marca exclusivamente en el numeral ‘uno’, introduce a la clave de distribución y siempre induce lecturas de clave de participante. Por su parte, el prefijo mún- se marca en cualquier numeral, introduce a la parte distribuida y da lugar a dos interpretaciones de la clave de distribución: de participante y temporal. Señalamos que la posibilidad de interpretarse como clave de participante se da cuando las predicaciones emplean verbos bitransitivos en los que el argumento con el papel semántico de receptor tiene referencia plural. De acuerdo a sus contextos de uso y las condiciones de verdad que les imponen a las estructuras en las que aparecen, propusimos que el significado del numeral ‘uno’ marcado con pu- puede traducirse como ‘cada uno’. También, que los numerales marcados con mún- pueden traducirse como ‘de n en n’ o ‘de a n’, donde ‘n’ es cualquier numeral cardinal.
Nos resultó llamativo que en matlatzinca haya dos tipos de numerales distributivos, y que uno de ellos pueda introducir a la clave de distribución, puesto que lo esperado es que si una lengua tiene este tipo de expresiones siempre introduzcan a la parte distribuida más no a la clave de distribución (Gil 1982). No obstante, no lo tomamos como evidencia en contra de la tipología de los numerales distributivos, pues de hecho confirmamos varias de las predicciones que en torno a este tipo de expresiones se han planteado. Por ejemplo, se corroboraron las restricciones que en términos de pluralidad se les impone a los conjuntos relacionados; la capacidad de los numerales distributivos para permitir más de una interpretación para la clave de distribución; y la imposibilidad de los operadores de distributividad que introducen la clave para combinarse con predicados semánticamente colectivos (Gil 1995; Champollion 2015). En todo caso, consideramos que, si bien en matlatzinca se cumple el patrón de comportamiento de los numerales distributivos, también hay un numeral con morfología distributiva que solo puede introducir la clave, lo cual amerita mayor indagación, tanto para el operador de distributividad, como para el numeral ‘uno’.