Introducción
Las personas con 60 años o más, se han incrementado de manera rápida en todo el mundo, se estima que entre el 2015 y 2050 podrían pasar de 12 a un 22%, es decir casi el doble de la población actual según la Organización Mundial de la Salud (2016)1. El crecimiento de la población de adultos mayores implica cambios sociales, económicos y sobre todo en el sistema de salud. La demanda de servicios asistenciales en este grupo de personas cada vez es mayor2. Por lo que es necesario aplicación de medidas preventivas en las patologías propias del envejecimiento3.
Las alteraciones más destacadas en la etapa de la vejez que han sido documentadas, son los cambios en la función sensorial y los trastornos cognitivos4, estas alteraciones constituyen una condición de riesgo por la disminución de las habilidades mentales. La función sensorial comprende la manera de percepción del ambiente a través de los cinco sentidos (visual, auditivo, gustativo, olfativo y táctil). Los cambios visuales más comunes en la etapa de envejecimiento son los que ocurren en el cristalino, ya que se hace más grueso y opaco, y el diámetro de las pupilas de reduce. En la audición, cambia la conducción del sonido, dificultando oír los sonidos de frecuencia baja, o la afectación a la audición neurosensorial haciendo difícil los sonidos de alta frecuencia5.
En el olfato se presenta disminución para identificar olores, lo cual es considerado de riesgo, ya que, al no percibir correctamente los olores, existe mayor posibilidad de presentar accidentes. La percepción de salado y dulce puede cambiar en el sentido gustativo y, por último, los cambios en el tacto son evidentes a través de la piel, ya que esta se hace más delgada y elástica, se altera la percepción de la temperatura de los objetos y del agua6.
Por otro lado, el estado cognitivo incluye atención y concentración, funciones ejecutivas, memoria, lenguaje, pensamiento conceptual, cálculo y orientación, los reportes científicos han documentado que el deterioro cognitivo representa una condición de afectación de la calidad de vida de los adultos mayores7. Se han realizado estudios y se ha encontrado que el deterioro cognitivo está relacionado con el desempleo, menor escolaridad y depresión8.
El personal de enfermería como prestador del cuidado, tiene la posibilidad de identificar los cambios sensoriales y el estado cognitivo en los adultos de forma temprana, conocer la relación de éstos cambios con las enfermedades crónicas, esta investigación se enfoca a la identificación de los cambios en la función sensorial y cognición en adultos mayores que padecen enfermedades crónicas, por lo que el objetivo es determinar la asociación entre función sensorial y cognición en adultos mayores con enfermedad crónica.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio correlacional y de corte transversal, en una población de adultos mayores con enfermedad crónica pertenecientes al centro comunitario las Palmitas, de la Secretaria de Salud, en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. La muestra fue calculada para una población infinita, con un nivel de confianza del 95% y una precisión absoluta del 90%, dando como resultado un tamaño de muestra de 98 sujetos, que fueron identificados a través de un muestreo por conveniencia, bajo el criterio de padecer alguna enfermedad crónica, contestar de manera coherente a los cuestionamientos y no tener diagnóstico de patología cognitiva.
La función sensorial se valoró a través de la medición del gusto, olfato y tacto o sensibilidad de los pies, no se abordó la función visual y auditiva. La agudeza gustativa fue medida con la Prueba de Gustos Básicos con método de selección de Caul, que mide la habilidad para reconocer cuatro gustos básicos (dulce, salado, ácido y amargo). Se utilizó sacarosa (16 g/l), cloruro de sodio (5 g/l), ácido cítrico (1 g/l) y agua quina (0.5, sin dilución). Las sustancias fueron pesadas en una báscula analítica de la marca AND, serie HR-200, posteriormente fueron diluidas en envases con un litro de agua. Las sustancias diluidas se colocaron en recipientes con 20 ml, se codificaron y se presentaron a cada sujeto para que identificara el sabor de cada una. Se dio un bote con agua para que el sujeto se enjuagara o tomara agua las veces que fuera necesario. Se hizo una sumatoria de los sabores que distinguió cada participante, la cual puede ir de cero a cuatro, a mayor puntuación se consideró mejor capacidad gustativa. Se consideró normal cuando el adulto mayor identificó todos los sabores9.
La agudeza olfativa se midió con la prueba de aromas. En recipientes se colocan 2 gr de comino molido, pimienta molida, anís, canela y romero; las sustancias se cubren con algodón y los recipientes se etiquetan con el nombre de cada sustancia. En otros recipientes se colocan las mismas sustancias y los recipientes se etiquetan con códigos. Primeramente, al sujeto se le da la indicación de oler de izquierda a derecha las sustancias con nombres y que memoricen el aroma, posteriormente se le da a oler café como sustancia neutralizante y se le pide que huela las sustancias que se encuentran en los recipientes con código e identifique a que sustancia corresponde. Se hace una sumatoria de los aromas que distinga, la cual puede ir de cero a cinco, a mayor puntuación se considera mejor agudeza olfativa. Se consideró normal cuando el adulto mayor identificó todos los aromas9.
La medición del tacto o sensibilidad del dorso y planta de los pies, se realizó con la prueba de monofilamento de Semmes- Westein10, con la punta de un monofilamento de 10 gr se tocó en un punto del dorso y nueve puntos de la planta de cada pie. Posterior a explicarle al adulto mayor el procedimiento de la prueba, se le dio la indicación de contestar “SI” cada vez que sintiera la presencia del monofilamento. Si el adulto mayor percibió la presencia del monofilamento en todos los puntos, se calificó sensibilidad normal. Para fines de las correlaciones se reportó el total de puntos percibidos por el sujeto (0 a 10), donde un mayor puntaje representa mayor sensibilidad.
Para medir el deterioro cognitivo se utilizó el test de MoCA (Nasreddine et al, 2005) 11. Examina diferentes habilidades cognitivas por medio de reactivos con puntajes asignados para los criterios a cumplir en cada uno de ellos. Los reactivos y puntajes son: nivel visoespacial/ejecutiva (5 puntos), identificación (3 puntos), atención (6 puntos), lenguaje (3 puntos), abstracción (2 puntos), recuerdo diferido (5 puntos) y orientación (6 puntos). Se deben sumar los puntos obtenidos en cada una de las habilidades evaluadas, un puntaje igual o superior a 26 corresponde a un individuo normal, y un puntaje inferior lo clasifica con deterioro cognitivo leve, cabe señalar que el instrumento sugiere sumar un punto a la sumatoria final a aquellos sujetos que reportan menos de 12 años de escolaridad12.
Los autores de la prueba de MoCA han reportado una especificidad del 87% para adultos mayores normales y una sensibilidad del 90% para sujetos con deterioro cognitivo leve con un puntaje de corte de 26; fue validado al español y reportó una consistencia interna de Alpha de Cronbach de 76, la fiabilidad interexaminador fue de 0.91 y la fiabilidad test-retest para el total del test fue de 0.9212.
Este estudio se apegó a las normas de ética y para la investigación biomédica, establecidos en la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial (2000)13, en todo momento se cuidó la integridad física y derechos de los sujetos, se contó con la aprobación del Comité de Investigación y Ética de la Unidad Académica Multidisciplinaria Matamoros, dependiente de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (No. Registro 073), así mismo, del consentimiento informado y la autorización de las autoridades correspondientes para el trabajo de campo. Los datos fueron procesados y analizados en el programa estadístico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), versión 20 para Windows. Se aplicó la prueba de Kolmogorov Smirnov con corrección de Lilliefors y debido a que no se encontró distribución normal, se optó por utilizar las pruebas de Correlación de Spearman y U de Mann Whitney.
Resultados
El 55.1% (f=54) correspondió a mujeres, el 63.3% (f=62) con pareja marital, el 49% (f=48) reportó padecer hipertensión arterial y el 51% (f=50) diabetes mellitus. En promedio los adultos mayores tuvieron una edad de 67.27 años (DE=5.597) y una escolaridad de 5.74 años (DE=3.344).
En relación con la función sensorial, el 82.7% (f=81) resultó con alteración en el gusto, el 87.8% (f=86) con alteración en el olfato, el 83.7% (f=82) con alteración en la sensibilidad del pie derecho y el 82.7% (f=81) con alteración en la sensibilidad del pie derecho. Respecto a la cognición, el 90.8% (f=89) presentó deterioro cognitivo. En la tabla 1 se aprecian otros datos descriptivos.
En la tabla 2 se puede observar que con la prueba de Correlación de Spearman se encontró que la cognición se relacionó positivamente con la escolaridad (rs=0.613; p= 0.000), el gusto (rs=0.336; p=0.001), el olfato (r=0.297; p=0.003), sensibilidad del pie izquierdo (rs=0.380; p=0.000) y sensibilidad del pie derecho (rs=0.256; p=0.011).
Se hizo un análisis de diferencias con la prueba U de Mann Whitney y se encontró que la cognición fue similar en hombres y en mujeres (U=1050.000; p=0.323) y que no fue diferente en los que padecen diabetes mellitus en comparación con los que padecen hipertensión arterial (U=1136.000; p=0.649). Se encontró que la cognición es mejor en los que tienen pareja marital en comparación con aquellos que no tienen (U=842.500; p=0.043).
En cuanto a la función sensorial, no se presentaron diferencias por género en el gusto (U=1101.500; p=0.403), el olfato (U=1114.500; p=0.551) y la sensibilidad de la planta del pie izquierdo (U=1086.000; p=0.439) y derecho (U=1142.000; p=0.724). Así mismo, el gusto (U=1189.500; p=0.920), el olfato (U=1172.500; p=0.825) y la sensibilidad de la planta del pie izquierdo (U=1194.500; p=0.967) y derecho (U=1016.500; p=0.162) se presentó de manera similar en los que reportaron padecer diabetes mellitus en comparación con los que padecen hipertensión arterial.
Discusión
Las características de morbilidad, posicionaron la diabetes y la hipertensión, como principales padecimientos en la muestra estudiada; situación que guarda similitud con datos reportados por el Observatorio de Salud y Envejecimiento14, el cual estableció que las principales causas de morbilidad y a su vez de mortalidad son las enfermedades crónicas, lo que se proyecta que se mantenga hasta 2030, debido a la transición epidemiológica por la cual pasan los países de la Región de las Américas, caracterizada por un tránsito desde
Variable | Min | Max | Media | DE |
Edad | 60 | 85 | 67.27 | 5.597 |
Escolaridad | 0 | 18 | 5.74 | 3.344 |
Gusto | 0 | 4 | 3.08 | .586 |
Olfato | 0 | 5 | 3.64 | 1.018 |
Monofilamento pie izquierdo | 6 | 10 | 8.63 | 1.019 |
Monofilamento pie derecho | 4 | 10 | 8.61 | 1.090 |
Cognición | 1 | 28 | 18.38 | 5.855 |
Fuente: Elaboración propia |
Fuente: Elaboración propia
Tabla 2. Prueba de Correlación de Spearman entre la función cognitiva y la función sensorial | ||
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Función Cognitiva (Test de MoCA) | ||
r s | p | |
Escolaridad | 0.613 | 0.000 |
Gusto | 0.336 | 0.001 |
Olfato | 0.297 | 0.003 |
Sensibilidad pie izquierdo | 0.380 | 0.000 |
Sensibilidad pie derecho | 0.256 | 0.011 |
Fuente: Elaboración propia
enfermedades infecciosas y parasitarias que afectaban a la población materna e infantil, hacia las enfermedades no transmisibles de tipo crónicas y degenerativas padecidas en su mayoría por adultos mayores; situación que resulta preocupante, ya que se ha documentado que el padecimiento de enfermedades crónicas conlleva a deterioro cognitivo y alteración de la función sensorial.
Con relación a la asociación de las variables estudiadas y la cognición, se pudo determinar que a mayor escolaridad mayor función cognitiva; relación descrita en la literatura como significativa por Figueroa y colaboradores (2017)15; quienes encontraron, que la educación es una variable que se encuentra estrechamente vinculada al desempeño cognitivo, siendo las funciones más sensibles a la escolaridad la memoria y la fluidez verbal fonológica. En este contexto, Luna-Solís y Vargas (2018)8 describieron en su estudio esta misma relación.
Así mismo, un estudio realizado por Segura et al. (2018)16 en Colombia, identificó como factores de riesgo asociados a la vulnerabilidad cognitiva, la baja escolaridad y el escaso soporte social, condiciones que coinciden con lo descrito en los resultados de la presente investigación. En otro sentido, al evaluar la relación entre cognición y género, no se identificó asociación significativa entre estas dos variables. Lo anterior, se contrapone con lo encontrado por Segura y colegas (2018)16, quienes hallaron mayor riesgo de disfunción cognitiva en hombres que en mujeres.
Continuando con la evaluación de la asociación entre las variables analizadas, se evidencio que, a mayor función cognitiva mayor función olfativa y gustativa; lo que ha sido descrito en la literatura, por diversos autores; estos han logrado identificar, como la pérdida del olfato y otras afecciones que comprometen los sentidos químicos, son muy frecuentes; de las que se conoce poco, son infradiagnosticadas y por ende no tratadas. Estas, se han relacionado con la aparición de alteraciones de la memoria, precursoras de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer17,18.
Así mismo, se logró identificar que la cognición es similar en los que padecen diabetes mellitus y en los que padecen hipertensión arterial, frente a esto en Chile, Martínez- Sanguinetti et al. (2017)19 refirieron iguales resultados, al no encontrar asociación en las variables mencionadas. En relación con la valoración de la sensibilidad, se encontró que a mayor función cognitiva mayor sensibilidad de ambos pies, no hubo diferencias por género en el gusto, el olfato y la sensibilidad de los pies; de igual no hubo diferencias por enfermedad crónica en el gusto, el olfato y la sensibilidad de los pies.
Al contrastar estos resultados con la evidencia disponible, los hallazgos dan cuenta de un fenómeno que está cobrando cada vez mayor importancia en la atención de adultos mayores, presentando una variabilidad de resultados ajustados a las poblaciones estudiadas y que deben seguirse estudiando para poder conocer con mayor certeza la relación entre estas variables20,21.
Conclusiones
El envejecimiento de la población, es considerado como un éxito al momento de evaluar las políticas en materia de salud pública. Sin embargo, también es de considerarse un reto social, toda vez que supone el mejoramiento y adaptación de los sistemas sanitarios, para poder garantizar una atención diferencial de esta población, respondiendo a sus necesidades tales como la carga asociada a las enfermedades crónicas, las cuales sobrevienen con el envejecimiento.
En este sentido, el estudio de la función cognitiva y sensorial de los adultos mayores, se convierte en un escenario que puede dar cuenta de hallazgos que sirven como insumo, para la revisión por parte de los tomadores de decisiones de políticas públicas. Por otra parte, queda demostrado que los procesos de escolarización potencian las funciones cognitivas, por lo cual enfermería puede incluir estas actividades, en el marco del proceso de atención en los programas de envejecimiento saludable.