Introducción
El tabaco y alcohol representan un creciente problema de salud pública, debido a su origen multifactorial, aunado a las diversas consecuencias y riesgos que ocasionan para la salud, entre las que destacan afecciones hepáticas, diversos tipos de cáncer, problemas respiratorios graves, lesiones, accidentes, conductas sexuales riesgosas y trastornos mentales1-2. Estos padecimientos se ubican dentro de los primeros lugares de causas de muerte e invalidez prematura, lo cual afecta la proyección de vida de la persona, familia, grupo y/o comunidad1-2.
El grupo etario que ha presentado mayor vulnerabilidad para incidir con el consumo de tabaco y alcohol son los adolescentes, lo cual está vinculado con los cambios propios de la adolescencia, etapa del ciclo vital humano caracterizada por múltiples transformaciones a nivel físico, psicológico y social, condicionada por factores intrínsecos y extrínsecos; donde el adolescente involucra principios y valores que tributan a consolidar su personalidad, carácter y determinación, ubicándolo dentro de un contexto sociocultural como un ente con capacidad de juicio crítico y reflexivo, con pertenencia o aceptación en grupos de iguales con características específicas, contribuyendo a que se identifique como un ser único3. Durante estos procesos el adolescente fortalece estilos de vida saludables, pero también se encuentran expuestos a diversas conductas de riesgo como el consumo de tabaco y alcohol4,5.
En México las estadísticas indican que la edad de inicio de consumo de tabaco y alcohol ocurre cada vez a edades más tempranas, reportándose el primer consumo de tabaco a los 14.3 años y para el alcohol a los 16 años, además se ha demostrado que el 4.9% de los adolescentes actualmente fuman tabaco, de los cuales el 0.5% fuma diariamente y el 4.4% fuma de manera ocasional6. En relación con el consumo de alcohol, del año 2011 al 2017, se observa un incremento progresivo y significativo en la prevalencia del consumo de alcohol en el último mes, pasando de 15.5% a 16.1%, también se presentó un incremento en el consumo excesivo de alcohol en el último mes de 4.3% a 8.3% respectivamente7. Dichas prevalencias son alarmantes por considerarse que estas sustancias son la puerta de entrada y escalada para el inicio de otras drogas como la mariguana y cocaína6-7.
A pesar del incremento sostenido del consumo de tabaco y alcohol, actualmente ambas sustancias constituyen la primera causa evitable de morbimortalidad en todos los países desarrollados1,5,8. De tal manera que es imprescindible conocer los factores psicosociales que influyen en el mantenimiento de esta conducta de riesgo, de forma que se pueda llegar a proponer medidas concretas para intentar evitarlo4-5. En este sentido la Teoría de la Conducta Planeada (TCP) se ha destacado como un modelo para explicar los factores que inciden tanto en la intención, como en la conducta del individuo para el consumo de drogas9,10,11. La TCP postula que la intención de una persona para realizar o no un comportamiento es el determinante más importante de esa acción; esta a su vez, está definida por la actitud hacia la conducta, la norma subjetiva y el control conductual percibido9-10. Estas tres variables se sustentan respectivamente en las creencias conductuales, normativas y de control9-10.
En relación con la actitud del individuo es de carácter personal y se refiere a la postura de la persona hacia determinada conducta, dicha actitud está condicionada por un conjunto de creencias relevantes sobre las consecuencias de la conducta y el valor afectivo que se les atribuye a tales consecuencias, es decir la evaluación positiva o negativa de la persona hacia la conducta de interés9,10,11,12. Mientras que en las creencias normativas (norma subjetiva), también denominada influencia social, entran en juego los factores interpersonales, en el que él individuo percibe que otras personas significativas aprueben o desaprueben la conducta para llevar a cabo o no efectuarla; y el control conductual percibido es el grado sentido de facilidad o dificultad para realizar la conducta, está relacionado con la experiencia de la práctica de la conducta, así como de las dificultades u obstáculos previstos conocidos9,10,11,12.
En el tópico de consumo de drogas lícitas, algunos estudios han evidenciado hallazgos vinculados a la norma subjetiva, donde el uso o experimentación con el tabaco y alcohol durante la adolescencia, está mayormente determinado por los conocimientos, creencias y tolerancia percibida por parte de los conocidos, compañeros, amigos y/o familiares hacia la conducta de consumo del adolescente, en función de la pertenencia o motivación para complacerlos, también se ha demostrado que los adolescentes escolarizados desarrollan normas subjetivas más altas frente a las conductas de consumo de tabaco y alcohol, debido a la influencia directa de los pares y compañeros para mostrar disposición hacia el consumo de estas drogas12,13,14,26. Por ello, es de vital importancia considerar los tres determinantes de la TCP como factores necesarios para el entendimiento de las causas de la experimentación hacia el consumo de tabaco y alcohol de los adolescentes12,13,14.
Con base a lo anterior, se considera de gran relevancia estudiar los componentes de la TCP, con el fin de evaluar empíricamente su capacidad predictiva para el consumo de tabaco y alcohol en adolescentes estudiantes de preparatorias ubicadas en complementos urbanos, este tipo de población se caracteriza por tener un asentamiento de manera irregular en la periferia de las ciudades, teniendo la necesidad de enfrentar riesgos que comprometen su calidad de vida e integridad física, con efectos negativos tales como enfermedades o daños a nivel orgánico y psicológico que repercuten en la salud y la seguridad. Por lo que el propósito del presente estudio es conocer el efecto predictivo de los determinantes de la conducta planeada sobre el consumo de tabaco y alcohol en adolescentes de preparatorias públicas ubicadas en complementos urbanos del estado de Nuevo León.
Materiales y Métodos
El diseño del estudio fue correlacional predictivo15, conformado por 5,171 adolescentes estudiantes de preparatorias públicas, con edades comprendidas entre 14 y 18 años, que radican en alguno de los 14 complementos urbanos ubicados en el Estado de Nuevo León, México. Se utilizó un muestreo aleatorio probabilístico estratificado de acuerdo con la proporción de cada complemento urbano. La determinación de la muestra se estableció mediante el paquete estadístico n’Query Advisor Versión 4.0 ® y el Modelo de Regresión Logística, con los siguientes parámetros: nivel de significancia 0.05, correlación alternativa con enfoque conservador 0.20, tasa de no respuesta 5% y potencia 90%, quedando una muestra final de 735 adolescentes.
Para la recolección de datos de las variables de estudio, se obtuvo la autorización de los directivos de las preparatorias públicas participantes, así como del Comité de Ética e Investigación de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Los adolescentes participantes, se seleccionaron por estratos de manera aleatoria y al azar, se otorgó el asentimiento y el consentimiento informado para obtener la autorización del tutor y la aprobación de los participantes, se garantizó la confidencialidad de la información de los estudiantes, así como su anonimato, el estudio se rigió por lo dispuesto en la Ley General de Salud en Materia de Investigación16.
La medición de las variables fue mediante una Cédula de Datos Personales y Prevalencia de Consumo de Tabaco y Alcohol (CDPPCTA) que recabo información personal del adolescente respecto a la edad, semestre escolar, género, ocupación y con quien reside, además de indagar sobre las prevalencias de consumo de tabaco y alcohol, así como edad de inicio y cantidad de consumo de tabaco y alcohol en un día típico.
Se utilizó el Cuestionario de Actitud, Norma Subjetiva, Control Conductual Percibido e Intención para el uso de drogas ilícitas (CANSCCPICD) elaborado por Rodríguez et al.17, adaptado a tabaco (CANSCCPICT) y alcohol (CANSCCPICA) por López y Villar, 2011., está constituido por cuatro apartados que evalúan cada una de las variables, con dos subescalas cada uno, a excepción de la norma subjetiva y la intención, este cuestionario presentó un Coeficiente de Alpha de Cronbach de 0.96. La Escala de Actitud, Norma Subjetiva, Control Conductual Percibido e Intención para el Consumo de Tabaco posee una puntuación mínima de 93 y máximo de 456 puntos y la Escala de Actitud, Norma Subjetiva, Control Conductual Percibido e Intención para el Consumo de Alcohol tiene un puntaje mínimo de 94 y máximo de 461 puntos. Este puntaje se transforma en índice de 0 a 100, lo que indica que a mayor índice mayor es la actitud, mayor es la norma subjetiva, mayor es la intención y mayor es la falta de control para resistir el consumo de tabaco y alcohol, este cuestionario presentó un Coeficiente de Alpha de Cronbach de 0.98.
Los datos fueron procesados en el programa estadístico SPSS 23.0. Se realizó el análisis descriptivo de las variables continuas y categóricas por medio de frecuencias, proporciones, medidas de tendencia central y de variabilidad. Asimismo, se aplicó la prueba de bondad de Kolmogorov-Smirnov con corrección de Lilliefors; con base a la normalidad se decidió usar la estadística no paramétrica (pruebas de U de Mann- Whitney), además de Modelos de Regresión Logística para responder a los objetivos de investigación.
Resultados
El perfil sociodemográfico de los adolescentes estudiantes de preparatoria evidenció que el 55% de los adolescentes son del género femenino y el 45% del género masculino, con un promedio de edad de 16 años (DE = 0.7). Referente a la prevalencia del consumo de tabaco y alcohol (Tabla 1), el 30.5% de los adolescentes consumió tabaco alguna vez en la vida, con una media de edad de inicio de consumo de 14 años (DE = 1.5), asimismo, el 19.3% refirió consumir en el último año, 12.5% en el último mes y el 7.3% en los últimos siete días, fumando alrededor de 2 cigarrillos de tabaco por ocasión de consumo (DE = 2.6). Mientras que el 73.6% de los adolescentes consumió alcohol alguna vez en la vida, con un promedio de edad de inicio de consumo de 13.7 años (DE = 1.7), el 64.8% refirió haber consumido en el último año, 39.6% en el último mes y el 19.0% en los últimos siete días, ingiriendo aproximadamente 9 copas en un día típico (DE = 7.2).
Prevalencias | 95% IC | |||
Consumo de tabaco | f | % | LI | LS |
Alguna vez en la vida | 224 | 30.5 | 27 | 34 |
En el último año | 142 | 19.3 | 16 | 22 |
En el último mes | 92 | 12.5 | 10 | 15 |
En la última semana | 54 | 7.3 | 5 | 9 |
No consumen | 511 | 69.5 | 66 | 72 |
Prevalencias | 95% IC | |||
Consumo de alcohol | f | % | LI | LS |
Alguna vez en la vida | 541 | 73.6 | 70 | 77 |
En el último año | 476 | 64.8 | 61 | 68 |
En el último mes | 291 | 39.6 | 36 | 43 |
En los últimos 7 días | 140 | 19.0 | 16 | 22 |
No consumen | 194 | 26.4 | 23 | 29 |
Nota: f = frecuencia, % = porcentaje, IC = intervalo de confianza, LI = límite inferior, LS = límite superior, n = 735. Fuente: elaboración propia
Se puede determinar que los adolescentes masculinos poseen actitud más favorable hacia el consumo de tabaco (χ2=12.77, Mdn=6.70, DE=15.19) que las adolescentes del género femenino (Tabla 2), siendo significativa este determinante por género (U=58579.00, p=0.004), la media de la norma subjetiva es más alta en los hombres (χ2=7.66, Mdn=0.00, DE=15.87) que en las mujeres, presentando significancia respecto al género (U=55968.50, p=0.001), el control conductual fue más alto en los varones (χ2=25.14, Mdn=16.91, DE=23.10) que en las mujeres, resultando significativo por género (U=58239.50, p=0.003).
Determinantes | M | Mdn | DE | U | p |
---|---|---|---|---|---|
Actitud | 622213.00 | .103 | |||
Masculino | 19.21 | 10.35 | 21.57 | ||
Femenino | 16.03 | 8.23 | 19.30 | ||
Norma subjetiva | 57562.50 | .001 | |||
Masculino | 14.06 | 3.12 | 21.06 | ||
Femenino | 7.86 | 0.00 | 14.93 | ||
Control Conductual | 60011.00 | .017 | |||
Masculino | 36.10 | 32.14 | 28.36 | ||
Femenino | 30.94 | 26.78 | 26.37 |
Nota: χ2= media, Mdn = mediana, DE = desviación estándar, U = Prueba U de Mann-Whitney, p = valor de p, n = 735. Fuente: elaboración propia
Los adolescentes masculinos tuvieron actitud más favorable hacia el consumo de alcohol (χ2=19.21, Mdn=10.35, DE=21.57) que las adolescentes femeninas (Tabla 3), sin embargo este determinante no fue significativo por género, la media de la norma subjetiva es más alta en los adolescentes del género masculino (χ2=14.06, Mdn=3.12, DE=21.06) que en las adolescentes femeninas, presentando significancia respecto al género (U=57562.50, p=0.001), el control conductual fue ligeramente más alto en los masculinos (χ2=36.10, Mdn=32.14, DE=28.36) que en las mujeres, resultando significativo por género (U=60011.00, p=0.017).
Determinantes | M | Mdn | DE | U | p |
---|---|---|---|---|---|
Actitud | 58579.00 | .004 | |||
Masculino | 12.77 | 6.70 | 15.19 | ||
Femenino | 10.06 | 3.65 | 14.19 | ||
Norma subjetiva | 55968.50 | .001 | |||
Masculino | 7.66 | 0.00 | 15.87 | ||
Femenino | 2.34 | 0.00 | 7.20 | ||
Control Conductual | 58239.50 | .003 | |||
Masculino | 25.14 | 16.91 | 23.10 | ||
Femenino | 19.56 | 11.02 | 18.99 |
Nota: χ2= media, Mdn = mediana, DE = desviación estándar, U = Prueba U de Mann-Whitney, p = valor de p, n = 735. Fuente: elaboración propia
Finalmente, para conocer la influencia predictiva de los determinantes de la Teoría de Conducta Planeada sobre el consumo de tabaco, se presenta en la Tabla 4 el Modelo de Regresión Logística, donde los resultados muestran un ajuste significativo de los determinantes actitud, norma subjetiva y control conductual percibido sobre el consumo de tabaco respecto a la prevalencia alguna vez en la vida (χ2 = 311.38, p =0.001), con una varianza explicada del 34.5%, destacando solo efectos predictivos de la norma subjetiva (OR = 1.02, p =0.028) y el control conductual (OR = 1.084, p = 0.001) sobre el consumo de tabaco alguna vez en la vida. Estos resultados indican que aquellos adolescentes que han experimentado el consumo de tabaco alguna vez en la vida, poseen una tolerancia mayor frente al consumo de tabaco, principalmente entre sus pares, amistades y familiares, mostrando falta de control para resistir el consumo de drogas en contextos que propician una fácil accesibilidad .
Predictores | B | EE | OR | p |
---|---|---|---|---|
Actitud | -.020 | .008 | .980 | .017 |
Norma subjetiva | .034 | .015 | 1.034 | .025 |
Control conductual | .077 | .008 | 1.080 | .001 |
Constante | -.601 | .141 | .548 | .001 |
R 2 = 29.4% |
Nota: B = estadístico B, EE = error estándar, OR = razón de probabilidad, p = valor de p, R 2 = coeficiente de determinación. Fuente: elaboración propia
En lo que respecta al efecto predictivo de los determinantes actitud, norma subjetiva y control conductual sobre el consumo de alcohol alguna vez en la vida, se obtuvo un modelo final significativo (χ2 = 255.47, p = 0.001) y explico el 29.4% de la varianza. Como se muestra en la Tabla 5, las variables que finalmente se mantuvieron en el modelo y que tuvieron efecto predictivo en el consumo de alcohol alguna vez en la vida, fue la actitud (OR= 0.980, p = 0.017), norma subjetiva (OR= 1.034, p = 0.025) y control conductual percibido (OR =1.080, p = 0.001). En este caso aquellos adolescentes que han experimentado el consumo de alcohol alguna vez en la vida, manifiestan creencias y actitudes más sólidas y favorables para el uso del mismo, poseen mayor tolerancia ante el consumo de alcohol entre sus pares, amistades y familiares, así mismo muestran falta de control para resistir el consumo de alcohol en situaciones que podrían facilitarlo.
Predictores | B | EE | OR | p |
---|---|---|---|---|
Actitud | -.014 | .008 | .986 | .075 |
Norma subjetiva | .021 | .010 | 1.022 | .028 |
Control conductual | .080 | .007 | 1.084 | .001 |
Constante | -2.793 | .188 | .061 | .001 |
R 2 = 34.5% |
Nota: B = estadístico B, EE = error estándar, OR = razón de probabilidad, p = valor de p, R 2 = coeficiente de determinación. Fuente: elaboración propia
Discusión
El presente estudio permitió conocer el efecto predictivo de los determinantes de la Teoría de la Conducta Planeada sobre el consumo de tabaco y alcohol en 735 adolescentes estudiantes de preparatorias públicas, ubicadas en 14 complementos urbanos del estado de Nuevo León. Esto aporta evidencia científica, debido a que los resultados destacan la importancia de la intervención temprana en los adolescentes para retrasar, minimizar o limitar el consumo de tabaco y alcohol.
Se identificó que la edad de inicio de consumo de tabaco fue a los 14 años y del consumo de alcohol a los 13.7 años, estos hallazgos son similares a los reportados por la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT)6-7, que refiere una relación con la postura de ser una puerta de entrada al mundo de las drogas, basada principalmente en el aumento constante y sostenido de la ingesta de alcohol por ocasión de consumo18-19. Las evidencias demuestran que el consumo de drogas lícitas durante la adolescencia temprana (10 a 14 años), coloca a este grupo etario en mayor riesgo de generar en un futuro cercano, consumos frecuentes, sin perder de vista que los adolescentes que deciden consumir alcohol durante esta etapa, es probable que también consuman tabaco de forma simultánea y que estos mismos adolescentes inicien el consumo de drogas ilícitas en etapas posteriores de la vida20.
Los adolescentes consumen en promedio 2 cigarrillos de tabaco en un día típico, datos que difieren de la ENCODAT quien reporta un mayor consumo de tabaco por ocasión de consumo6. Por otro lado, se observó que los adolescentes del presente estudio consumen en promedio 9 bebidas alcohólicas en un día típico, resultados que difieren de una investigación realizada en adolescentes de preparatoria en el Sur de México, quien reporta una menor cantidad de consumo de bebidas alcohólicas en un día tipico21. Los hallazgos reportados de la cantidad consumida tanto del tabaco como del alcohol son alarmantes, debido que cualquier cantidad ingerida en la adolescencia representa grandes riesgos para la salud integral de los adolescentes, ya que entre los 10 y 19 años se presenta inmadurez fisiológica, metabólica y hormonal, lo que incrementa la gravedad de las consecuencias producidas3,19. Además los resultados obtenidos ponen en evidencia la pobre implementación de políticas públicas de salud, específicamente, la prohibición de la venta de tabaco y alcohol a menores de edad.
En cuanto a las prevalencias de consumo se determinó que el consumo de alcohol y tabaco alguna vez en la vida, en el último año y en el último mes, son similares a lo reportado por un estudio realizado en adolescentes de preparatoria en el norte de México22, sin embargo, los datos obtenidos en el presente estudio son superiores a los resultados de la investigación efectuada en estudiantes de nivel medio y medio superior en México20. Cabe resaltar que ambos estudios demuestran que los adolescentes, específicamente con edades entre 15 a 18 años, se involucran con mayor facilidad en el consumo de tabaco y alcohol, lo cual pudiera atribuirse a los factores personales, escolares, familiares, ambientales y sociales, que condicionan al adolescente para adquirir conductas no saludables como el consumo de tabaco y alcohol4-5,20.
Se evidenciaron diferencias significativas de la actitud, norma subjetiva y control conductual por sexo para el consumo de tabaco y alcohol, sin embargo, la actitud hacia el consumo de alcohol no presento diferencias relevantes, a pesar de ello, se observó que los hombres tienen mayores actitudes, normas subjetivas y control conductual hacia el consumo de tabaco y alcohol que las mujeres, resultados que concuerdan con lo estipulado a la literatura nacional11, quienes reportan que los hombres muestran mayor actitud y aceptación del consumo de alcohol y drogas por parte de sus pares, además de estar más expuestos a contextos que propician estas conductas, contribuyendo a minimizar la capacidad de resistencia ante el uso de drogas en situaciones específicas. Lo anterior podría explicarse culturalmente, ya que los hombres a través de los años se han visto más independientes y expuestos a conductas de riesgo como lo es el consumo de sustancias y es frecuente que los hombres relacionen el consumo de tabaco y alcohol como sinónimo de fortaleza y hombría, así como un medio positivo de aceptación y socialización entre familia y pares23.
En la presente investigación, fue posible demostrar que solo la norma subjetiva y el control conductual percibido, tuvieron efecto predictivo sobre la conducta de consumo de tabaco, información que concuerda con los resultados de investigaciones realizadas en Indonesia12 e Irán14, quienes señalan que la norma subjetiva y el control conductual son factores que predicen e incrementan significativamente la intención de consumir tabaco. Mientras que los tres determinantes actitud, norma subjetiva y control conductual percibido, mostraron efecto significativo sobre el consumo de alcohol, resultados similares obtuvieron investigaciones realizadas en el contexto estadunidense24 y asiático25, al reportar que actitudes positivas hacia el consumo de alcohol se asociaban con la intención de consumir más bebidas alcohólicas en los adolescentes.
Desde la perspectiva de la TCP, los hallazgos ponen en evidencia la importancia que tienen las creencias que los adolescentes poseen en torno al consumo de tabaco y alcohol, aunado a la evaluación positiva que generan respecto al uso de estas drogas, contribuyendo al desarrollo de conductas nocivas y consolidando actitudes favorables hacia el uso y abuso de tabaco y alcohol, sustentadas en la mayoria de las ocasiones en patrones familiares o en imitación de roles sociales12-14, aunado a la búsqueda de identidad, consolidación de la personalidad y la aceptación de pares o grupos, fomentando actitudes positivas hacia el consumo de sustancias licitas, debido a que el uso de tabaco y/o alcohol se perciben como un medio de socialización entre los adolescentes12,24,25,26.
Aunque los modelos de regresión logística de los determinantes de la TCP sobre el consumo de tabaco y alcohol fueron significativos, no se puede hablar de causalidad, pero si es un antecedente lógico importante que debería ser considerado por una investigación con alcance explicativo. Por otro lado, las características sociodemográficas de la muestra son específicas, por lo que los resultados solo pueden generalizarse a poblaciones de similares características sociodemográficas.
Conclusiones
De acuerdo con el análisis de los resultados se puede concluir que la droga lícita que se inicia a más temprana edad es el alcohol, seguido del tabaco, asimismo la droga de mayor consumo es el alcohol. Los hombres presentaron mayor actitud, norma subjetiva y control conductual para el consumo de tabaco y alcohol en comparación que las mujeres. La TCP mostro su capacidad predictiva en este estudio, por lo que se sugiere seguir utilizándola en próximos estudios, para que contribuya a la generación de nuevos conocimientos científicos que expliquen las situaciones que los adolescentes perciben como facilitadores para el consumo de tabaco y alcohol, y con base a ello se desarrollen programas preventivos para resistir el consumo de tabaco y alcohol. Por último, sería interesante ampliar el tamaño muestral, así como abordar las variables de estudio con un enfoque mixto, que permitan un mejor entendimiento del fenómeno de estudio.