Introducción
El consumo de marihuana es un problema de salud pública global asociado con elevados índices de incapacidad escolar, laboral, social y fenómenos delictivos, degradación de estructuras sociales, problemas de salud mental y físicos1,2. La Organización Mundial de Salud (OMS) estima que el consumo de drogas es responsable de alrededor de medio millón de muertes cada año en población adolescente3. Según, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), menciona que la iniciación del consumo de drogas ilícitas es más en el período de la adolescencia y que el abuso de sustancias llega a su auge en las personas de 18 a 25 años4. En México, según la Encuesta nacional del consumo de drogas, alcohol y tabaco publicada en el año 2016, señala que 5.5% de los adolescentes de 12 a 17 años del Estado de Chihuahua han consumido marihuana alguna vez en la vida y 3.3% en el último año5.
La mayoría de los estudios sobre el consumo de drogas aborda adolescentes escolarizados y con enfoque de riesgo. Existe poca evidencia sobre factores protectores en grupos de adolescentes no escolarizados, como lo son los adolescentes que viven zonas urbano-marginales. La marginación es un proceso estructural relacionado con el desarrollo socioeconómico alcanzado por una región, que dificulta el progreso en todos los grupos sociales, lo cual puede repercutir en la estructura productiva y se expresa en desigualdades territoriales. Las zonas urbano- marginales desarrollan altos niveles de vulnerabilidad social, que difícilmente pueden mitigarse con acciones individuales, puesto que sus causas están relacionadas con una economía que no brinda las mismas oportunidades. Por lo general, esta población adolescente en conjunto con sus familias, se asienta de manera irregular en la periferia de las ciudades y enfrenta riesgos que comprometen su calidad de vida e integridad física, con efectos negativos tales como: enfermedades o daños a nivel físico, biológico y psicológico que repercuten en la salud y la seguridad6,7.
Se han identificado que los adolescentes de México8y otros países6,7,8,9que viven en zonas urbano-marginales, tienen entre 20% y 50% mayor consumo de marihuana que los adolescentes que no viven en zonas marginales, esto sugiere que posiblemente están más expuestos a situaciones que favorecen el consumo, donde el entorno de zona urbano-marginal muchas veces es desfavorable y con poca organización social. Lo que permite mayor accesibilidad a las drogas7,8,10,11. No obstante, la literatura ha mostrado factores protectores personales y sociales como la percepción de riesgo y la religiosidad en adolescentes, es importante conocer si estas características sociales y personales en adolescentes de zonas urbano-marginales ejercen un efecto protector hacia el consumo de marihuana, ya que es de gran interés para la prevención en este grupo poblacional.
La percepción de riesgo hacia el consumo de drogas es un proceso cognitivo que depende de la información de cada persona, así como de las creencias positivas o negativas y de los efectos que provoca el consumo de alguna droga12,13. En la adolescencia, la percepción de riesgo está considerada como un factor de protección asociado a conductas de riesgo como el consumo de marihuana14,15. Por otro lado, estudios han indicado que la religiosidad es una variable que se ha asociado a diversos comportamientos de la salud, y en especial, con la reducción de conductas de riesgo en adolescentes. La religiosidad es un sistema de creencias, prácticas, rituales y símbolos que facilita la cercanía con lo transcendente y ejercen efectos importantes en los juicios morales de las personas, es decir, permite realizar evaluaciones (buenas o malas) de las acciones de una persona. Estudios describen una asociación negativa significativa de la religiosidad con el consumo de alcohol y drogas por parte de los adolescentes. De igual forma, se ha identificado que los adolescentes que reportaron una mayor importancia religiosa presentan menor consumo de marihuana16.
Si bien, la mayoría de los estudios reportados son en adolescentes escolarizados, poco se conoce sobre factores que pueden proteger a adolescentes de zonas urbano-marginales. Por lo citado previamente, este estudio plantea como objetivo describir el efecto de la percepción de riesgo y la religiosidad sobre el consumo de marihuana en adolescentes de zonas urbano-marginales del Estado de Chihuahua.
Materiales y métodos
El diseño del estudio fue descriptivo correlacional, la población del estudio estuvo conformada por 982 adolescentes con edades comprendidas entre 12 a 17 años ubicados en cinco AGEBS (Área Geoestadística Básica) de zonas urbano- marginales del Estado de Chihuahua, México. El tamaño de la muestra se conformó por 248 adolescentes, la cual se determinó mediante el paquete n’QueryAdvisor versión 8.5, para estimar un coeficiente de correlación alerta de 0.20, un nivel de significancia de 0.05, una potencia de 90%.
El muestreo fue probabilístico por conglomerados de acuerdo con las dimensiones de marginación urbana. Se contó con un croquis de los cinco AGEB (Área Geoestadística Básica) y el número de manzanas (128), se realizó la selección aleatoria de las manzanas, los domicilios y de cada participante. Una vez identificadas las viviendas donde habitaban adolescentes, se procedió a efectuar la visita domiciliaria con el apoyo de cuatro auxiliares de investigación para invitar a participar en el estudio.
Los criterios de exclusión fueron incapacidad para dar consentimiento, estar bajo los efectos del alcohol y/o drogas en el momento de la entrevista. La recolección de datos fue del 10 abril al 20 de mayo del 2022. Las entrevistas se hicieron de forma individual. La duración de cada entrevista fue de hasta una hora y media. La entrevista fue efectuada por un investigador especializado en el tema, debidamente capacitado en la aplicación de los instrumentos. Se realizó una prueba piloto con 47 adolescentes, lo que permitió estandarizar los instrumentos para la población investigada.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética y el Comité de Investigación de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Se contó con la aprobación de los padres, a los cuales se les informó el tipo de estudio a efectuar, garantizando la participación voluntaria. A los adolescentes se les entregó el asentimiento informado, asegurando la confidencialidad de la información, así como su anonimato. El estudio se rigió por lo dispuesto en la Ley General de Salud en Materia de Investigación de México17.
Los instrumentos utilizados fueron:
1. Cédula de Datos personales: género, edad, escolaridad, trabajo actual, ingreso económico, estado civil, religión y horas que asiste a servicios religiosos.
2. Cédula de prevalencia de consumo: Información sobre el consumo de marihuana de alguna vez en la vida, en el último año y en el último mes, con opción de respuesta dicotómica (si y no).
3.Inventario de Religiosidad: Este instrumento está validado por Taunay et al.18 en estudiantes universitarios, adolescentes y pacientes de un hospital psiquiátrico brasileño, que no presentaban déficit cognitivo, tiene 10 ítems y es de tipo Likert con 5 opciones de respuesta que van desde: (a) Nunca / nada, (b) Raramente / poco, (c) Ocasionalmente / regular, (d) Frecuentemente / mucho y (e) Siempre / extremadamente. En el estudio de validación en Brasil18y en adolescentes mexicanos se observaron una consistencia interna adecuada con valores de Alpha de Cronbach de 0.9420,21 y 0.9618,20, respectivamente. Para el análisis se calcularon índices con puntuación mínima de 0 y máxima de 100, de tal manera que a mayor índice mayor es la religiosidad.
4.Escala de Percepción de Riesgo deBenthin19: Este instrumento fue desarrollado para escolares de primaria y secundaria, la cual evalúa 30 actividades (por ejemplo: fumar, beber alcohol, consumir drogas y tener sexo). Para cada una de estas actividades se evaluaron las nueve variables asociadas a la percepción de la situación (conocimiento del riesgo, miedo, riesgo personal, riesgo a terceros, beneficios, presión, admiración, evitación y facilidad). Esta escala ha sido utilizada para evaluar la percepción de riesgo del consumo de alcohol y drogas en adolescentes en Chile22 y Brasil23con un Alpha de Cronbach de 0.84. Asimismo, se calcularon los índices tomando valores de 0 a 100, de tal manera que a mayor índice mayor es la percepción de riesgo del consumo de drogas ilícitas.
Los datos fueron analizados en el programa Statistical Program of Social Science (SPSS) v.26, for Windows, Chicago, Illinois. La prueba de Chi-cuadrada (χ2) fue empleada para evaluar las diferencias de proporciones de consumo de marihuana entre hombres y mujeres. Al utilizar la prueba estadística de Kolmogórov-Smirnov con corrección de Lilliefors, se encontró que las variables de los índices de religiosidad y percepción de riesgo no mostraron una distribución normal, por lo que se recurrió al análisis inferencial no paramétrico de comparación de dos grupos independientes (consumo y no consumo de marihuana) a través de la prueba U de Mann- Whitney y para dar respuesta al objetivo se utilizaron Modelos de Regresión Logística. Para todas las pruebas, los valores con p< 0.05 fueron considerados estadísticamente significantes.
Resultados
En los adolescentes de zonas urbano-marginales, se evidenció mayor porcentaje del sexo masculino (59.3%), con un promedio de edad de 16 años (DE=1.076), que viven con ambos padres (51.6%), el 88.3% habían cursado el bachillerato, y el 71.8 % refirió que si trabajaban al momento de realizar la entrevista y el 28.2% actualmente no trabajaban y no estudian.
Consumo de marihuana
Entre los adolescentes, el 16.1 % (IC95% 12-21) manifiesta haber consumido marihuana alguna vez en la vida, el 6.5% (IC 95% 3-10) consumieron marihuana en el último año y el 4% (IC 95% 2-6) en los últimos 30 días. En la tabla 1 se muestra el consumo de marihuana por género, destacando mayores prevalencias de uso alguna vez en la vida en los hombres.
Hombres (n=101) | Mujeres (n=147) | |||||||
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Consumo de Marihuana | f | % | IC 95% | f | % | IC 95% | χ 2 | Valor de p |
Alguna vez en la vida | 26 | 25.7 | [17-34] | 14 | 9.5 | [5-14] | 11.6 | 0.001* |
En el último año | 9 | 8.9 | [3-15] | 7 | 4.8 | [1-8] | 1.70 | 0.191 |
En los últimos 30 días | 5 | 5.0 | [1-9] | 5 | 3.4 | [0-6] | 0.37 | 0.542 |
Nota: f = frecuencia, IC = Intervalo de Confianza, χ 2 = Chi cuadrada, *valor de p<0.01, n = 248. Fuente: Elaboración propia
Religiosidad
De acuerdo con la religión que práctica, el 59.7% refirió pertenecer a la religión católica, el 23% a la religión cristiana y el 0.4% refirió no pertenecer a ninguna. El 37.9% de los adolescentes cree siempre o extremadamente en la existencia de Dios/Ser supremo, 25.8% considera siempre o extremadamente importante la religión, 27% indica que siempre su religión es una fuente de inspiración, 29.4% consideran que nunca o nada su creencia religiosa le da sentido y propósito a su vida, 26.2% considera que siempre la religión es una parte importante de él. En la tabla 2 se muestra que en los adolescentes que no consumen de marihuana mostraron mayor puntuación de religiosidad que aquellos que si consumen.
Variable | Consumo de marihuana | n |
|
Mdn | DE | U | Valor de p |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Religiosidad | Si | 208 | 32.31 | 33.75 | 23.15 | 2472.50 | 0.001 |
No | 40 | 56.86 | 55.00 | 34.12 | |||
Percepción de riesgo | Si | 208 | 55.80 | 53.70 | 21.21 | 2617.50 | 0.001 |
No | 40 | 68.14 | 70.37 | 18.15 |
Nota:
Percepción del riesgo de consumo de marihuana
El 31% de los adolescentes piensan que los riesgos asociados al consumo de drogas son conocidos por las personas de su edad, además el 21.8 % menciona que los riesgos o daños asociados con el consumo de drogas les producen miedo. Asimismo, el 43.1% tiene la creencia que el consumir marihuana produce riesgo de enfermar. En la tabla 2 se muestran los índices de percepción de riesgo por consumo de marihuana alguna vez en la vida, los resultados demuestran diferencias significativas, destacando puntuaciones mayores de percepción de riesgo en los adolescentes que indicaron no consumo de marihuana.
Finalmente, para describir el efecto de la percepción de riesgo y la religiosidad sobre el consumo de marihuana, se presenta la tabla 3. Los resultados mostraron un efecto negativo significativo (χ2=29.33, p<0.001) de la religiosidad y percepción de riesgo sobre el consumo de marihuana con una varianza explicada del 19%. En la figura 1 se muestra el efecto negativo de la religiosidad y la percepción de riesgo, destacando que a mayor percepción de riesgo (β=-0.032, p<0.001) y mayor índice de religiosidad (β=-0.023, p<0.001) menor es la probabilidad del consumo de marihuana.
Variables | Coeficientes no estandarizados | Wald | OR | Valor de p | IC 95% para | ||
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B | Error estándar | LI | LS | ||||
Religiosidad | -0.023 | 0.006 | 13.742 | 0.978 | 0.001 | 0.966 | 0.989 |
Percepción de riesgo | -0.032 | 0.010 | 10.120 | 0.969 | 0.001 | 0.950 | 0.988 |
Modelo 1 | χ 2 =29.33, gl = 2, R2 = 19.0%, p<.001 |
Nota: B=beta, EE=Error estándar, gl= Grados de libertad, OR=Razón de probabilidad, p= Probabilidad,IC=Intervalo de confianza, LI=Límite inferior, LS=Límite superior, R2= Coeficiente de determinación,n=248. Fuente: Elaboración propia
Discusión
El presente estudio describió el efecto de la religiosidad y la percepción de riesgo, en la prevención del consumo de marihuana en adolescentes mexicanos de zonas urbano- marginales. Esto aporta evidencia científica, debido a que los resultados podrán ayudar a generar políticas e intervenciones para la prevención del consumo de marihuana en adolescentes de zonas marginales.
Respecto a la prevalencia del consumo de marihuana, el 16.1% alguna vez en la vida y un 6.5% consumió durante el último año), donde los hombres tienen mayor prevalencia. La marihuana en los últimos años es una sustancia muy común usada en diversos grupos poblacionales, cada vez más aceptada como una droga que no provoca daños a la salud9.
Las percepciones del riesgo por el uso de marihuana son bajas o no existentes entre los adolescentes14.
Estos resultados son superiores a lo reportado en poblaciones adolescentes en general (ENCODAT)5 y adolescentes escolarizados24. Sin embargo, hay un creciente número de evidencias mostrando mayor consumo de marihuana en adolescentes y jóvenes que viven en zonas urbano-marginales, ese es un fenómeno que sugiere mayor exposición a situaciones de vulnerabilidades psicosociales que favorecen el consumo de drogas, en zonas de exclusión social donde se pueden encontrar características de deterioro ambiental y social, que pueden configurar como espacios propios de estos jóvenes que facilitan el consumo de marihuana7,8,9,10.
En relación con la práctica religiosa, la mayoría son católicos, corroborando a los datos históricos y epidemiológicos mexicanos, por ser ese un país de predominio de religión católica, y aun de los datos reportados en estudios internacionales25,26. En ese sentido, más de la mitad de los adolescentes de zonas marginales desconoce sobre los riesgos que produce el consumo de marihuana, esto pone en manifiesto la vulnerabilidad de estos jóvenes, ya que se ha identificado que el conocimiento de los riesgos sobre el consumo de drogas puede limitar la realización de dicha conducta22,23.
Un dato interesante es que las mayores puntuaciones de los índices de religiosidad y de percepción de riesgo en los adolescentes de zonas marginales fueron observados en adolescentes no usuarios de marihuana, además se demostró un efecto negativo de la religiosidad y la percepción de riesgo, mostrando que, a mayor religiosidad y percepción de riesgo, menor es la probabilidad que tienen los adolescentes para el consumo de marihuana. Estos resultados indican que la religiosidad puede estar asociada a conductas saludables; esto se explica, ya que la religión tiene diversas normas de comportamiento y si no se cumplen, los adolescentes pueden tener sensaciones de castigo por los efectos de la religiosidad acerca de los juicios morales de las personas25,26.
De acuerdo con el efecto negativo de la percepción del riesgo, estos resultados corroboran con los datos de la literatura22,23, donde se ha explicado que las creencias y conocimientos sobre los riesgos y daños que provocan las drogas son aspectos que pueden limitar a realizar esta conducta. Con base en los resultados, se puede observar que la percepción de los riesgos de los adolescentes proviene de la información que reciben a partir de las redes sociales, o fuentes directas como amigos, familiares, además de la función de la religión en la construcción de sus creencias respecto a las conductas, dicha información es recibida y aceptada como real, la cual va a crear una conducta de consumo o no consumo27.
Lo anterior pone en manifiesto que la religiosidad y la percepción de riesgo ante el consumo de marihuana son dos conceptos concurrentes, que deben tomarse en consideración como factores que pueden proteger ante el consumo de drogas y que estos resultados sirvan como base para el diseño de intervenciones preventivas en este grupo de adolescentes de zonas marginales.
Conclusión
De acuerdo con los resultados, se muestra que existe consumo de marihuana en adolescentes de zonas urbano-marginales, se mostró mayor consumo en los hombres que en las mujeres. Los adolescentes que no han consumido marihuana mostraron mayor puntuación de religiosidad y percepción de riesgos que aquellos que si consumen. Finalmente se demostró un efecto negativo de la religiosidad y la percepción de riesgo sobre el consumo de marihuana, mostrando que, a mayor religiosidad y percepción de riesgo, menor es la probabilidad que tienen los adolescentes para el consumo de marihuana.