Introducción
Hasta junio de 2020, la pandemia causada por la covid-19 había dejado un saldo aproximado de casi seis millones de personas infectadas y 390 000 fallecidos en todo el mundo, mientras que en México las cifras se ubicaban en unos 150 000 enfermos y un poco más de 17 500 decesos (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2020), datos que, sin embargo, no podían reflejar con exactitud la realidad de ese momento debido al limitado número de pruebas diagnósticas que se realizaban (Frenk, 1 de mayo de 2020; Pérez, 5 de abril de 2020).
Esta incertidumbre sobre las muertes y los enfermos reales, así como las altas tasas de contagios, los aislamientos prolongados y los tratamientos ineficaces generaron múltiples situaciones amenazantes para la salud emocional que se tradujeron en un sentimiento de horror (Bericat, 2005).
Las emociones poseen una fisiología y están presentes en cualquier proceso psicológico a través de tres sistemas de respuesta: el cognitivo, el fisiológico y el conductual. Las emociones preparan al organismo para actuar según las condiciones del entorno, por lo que ayudan al individuo a reunir la energía requerida para orientar una conducta hacia un propósito deseado.
Rodríguez, Morales y Gutiérrez (2012) afirman que el horror es una emoción intensa y traumática para el individuo (situada en la memoria episódica) que afecta a la cognición, ya que puede llevar al individuo a padecer desequilibrios emocionales como la autoagresión, la cual actúa como mecanismo de defensa ante los sentimientos dolorosos e insoportables, y se manifiesta en autolesión, adicción, trastornos alimenticios, descuidos en la salud y suicidio (Pugliese, 2018).
En el caso de las situaciones producidas por las pandemias, en el individuo puede surgir la emoción de horror y el miedo extremo, lo que obstaculiza el raciocinio y estimula la necesidad de huir ante el destino inevitable (Ledermann, 2003). Al inicio de la pandemia, el individuo primeramente experimenta una reacción irracional y después busca la causa (Bericat, 2005).
Ahora bien, para intentar disminuir los contagios por covid-19, una de las primeras medidas tomadas por los gobiernos de todo el mundo fue suspender las clases presenciales, lo que se tradujo en un aislamiento no planificado que fomentó en los estudiantes síntomas de estrés postraumático, ansiedad, ira y confusión (Alarcón, 2019; Gautam y Sharma, 2019; Wenjun et al., 2020). De hecho, dada esta situación, se espera que los problemas de salud emocional aumenten, por lo que es importante realizar investigaciones que evalúen estos aspectos (Deblina, Sarvodaya, Sujita, Nivedita, Sudhir y Vikas, 2020; Erol, 2010).
Alarcón (2019) señala que la etapa de educación universitaria es decisiva para el estudiante debido a que enfrenta cambios fisiológicos y desafíos sociales (a veces inimaginables como ha sucedido con la actual pandemia), los cuales suelen ser encarados de distintas maneras por hombres y mujeres. Por ejemplo, Chraif y Anitei (2013) han encontrado que el género femenino tiene una mayor autopercepción de las emociones causadas durante esta etapa de aislamiento. En este sentido, Erol (2010) señala que las diferencias de género en el tratamiento de las emociones tienen su origen en factores genéticos. Este autor explica que las mujeres tienen una mayor respuesta emocional ante el miedo y la ansiedad, así como niveles elevados de preocupación frente a amenazas o situaciones estresantes (Kemp, Kennett-Hensel y Kees, 2013).
Otras indagaciones realizadas con estudiantes universitarios sobre la percepción de las emociones positivas y negativas indican que en el género femenino se observa mayor susceptibilidad al expresar dolor (Else-Quest, Higgins, Allison y Morton, 2012).
Deng, Chang, Yang, Huo y Zhou (2016) afirman que las diferencias de género en las emociones se originan por las distinciones en las estructuras cerebrales y hormonales sexuales, así como por la evolución adaptativa, la cual sugiere que los individuos masculinos deben ser valientes y tranquilos, particularmente ante emociones como la ira y el horror. En pocas palabras, las investigaciones y los estereotipos muestran a las mujeres con mayor expresividad y emotividad en comparación con los hombres (Castillo y Luque, 2019; Persano, 2018).
Explicado lo anterior, se puede decir que el propósito del presente estudio fue observar las diferencias en las afectaciones emocionales entre mujeres y hombres estudiantes de educación superior debido a un periodo prolongado de pandemia. Las hipótesis formuladas fueron las siguientes:
H1: La media del bienestar socioemocional, angustia, evitación interna, evitación externa y autoagresión entre las mujeres y los hombres es diferente.
H1 = ⌐ (μh = μm)
La hipótesis nula sometida a prueba se establece, entonces, de la siguiente forma:
H0: La media del bienestar socioemocional, angustia, evitación interna, evitación externa y autoagresión entre las mujeres y los hombres es igual.
H0 = μh = μm
Método
La presente fue una investigación descriptiva y transversal en la que se empleó una muestra no probabilística incidental. A los participantes se les pidió que contestaran en línea el cuestionario de sensibilidad al horror por covid-19 en estudiantes universitarios a partir de una escala de Likert (de uno a cinco) que analizaba las siguientes variables: bienestar socioemocional, angustia, evitación interna, evitación externa y autoagresión. Se excluyeron las encuestas incompletas y las personas con historial de desórdenes psicológicos.
Los resultados se analizaron con el software estadístico SPSS (versión 23) y se usó el análisis factorial para confirmar las dimensiones y sus respectivos ítems. Asimismo, mediante el alfa de Cronbach se estimó la confiabilidad del instrumento. Una vez determinada la distribución normal de los grupos participantes, se realizó la prueba de hipótesis a través del cálculo de varianza Anova.
Participantes
Los participantes fueron 257 estudiantes universitarios que se encontraban en confinamiento desde marzo de 2020 debido a la covid-19. La edad promedio fue 24 años; 78 % eran solteros, y 41 % se informaban principalmente por televisión, 33 % por redes sociales y 20 % por la Web. Los participantes residían principalmente en la Ciudad de México, localidad donde se registraba el mayor número de casos y muertes por covid-19 (Tabla 1).
Instrumento
Se utilizó el cuestionario de horror covid-19, el cual está constituido por 25 afirmaciones agrupadas en las siguientes dimensiones: bienestar socioemocional (7), angustia/ansiedad (6) y autoagresión (6), evitación interna (3) y evitación externa (3). Las aseveraciones se diseñaron en una escala de uno a cinco de tipo Likert (1 = nunca; 5 =siempre.
Resultados
De acuerdo con la estadística descriptiva, los participantes expresaron el nivel menor de horror ante el evento de pandemia en México en lo que se refiere a la autoagresión, mientras que la media mayor se ubicó en el bienestar socioemocional (Tabla 2).
Promedio | Desviación estandar | N | |
Bienestar socioemocional | 1.9400 | .85624 | 257 |
Angustia/ansiedad | 1.3969 | .65886 | 257 |
Evitación interna | 1.8872 | .78990 | 257 |
Evitación externa | 1.5435 | .86900 | 257 |
Autoagresión | 1.2529 | .51918 | 257 |
Fuente: Elaboración propia
Los valores medios de las cinco dimensiones (bienestar socioemocional, angustia/ansiedad, evitación interna, evitación externa y autoagresión) fueron mayores en las mujeres que en los hombres (Tabla 3). Asimismo, la línea descriptiva de los valores medios de las mujeres estuvo por encima de los valores masculinos (Figura 1).
Género | Dimensiones | |||||
Bienestar socioemocional | Sensación de angustia | Evitación interna | Evitación externa | Autoagresión | ||
H | Media | 1.8192 | 1.2089 | 1.6857 | 1.3460 | 1.2025 |
N | 82 | 82 | 82 | 82 | 82 | |
Desv. Estd. | 0.75652 | 0.35453 | 0.69695 | 0.72096 | 0.46354 | |
M | Media | 2.0008 | 1.4800 | 1.9867 | 1.6362 | 1.2667 |
N | 175 | 175 | 175 | 175 | 175 | |
Desv. Estd. | 0.89876 | 0.74498 | 0.81697 | 0.92176 | 0.53725 |
Fuente: Elaboración propia
Prueba de hipótesis
Mediante el análisis de varianza ANOVA, se realizó la prueba de hipótesis. En la Tabla 4 se observa que el valor p (referido a la significancia) fue menor en tres de las cinco variables (angustia, evitación interna y evitación externa), por lo que se rechaza la hipótesis nula (H0). Con esto se comprueba parcialmente la H1, es decir, entre las mujeres y los hombres son diferentes la angustia, la evitación interna y la evitación externa.
Suma de cuadrados | gl | Cuadrado medio | F | Sig. | |||
Equilibrio socioemocional * Género | Entre grupos | (combinado) | 2.208 | 2 | 1.104 | 1.512 | 0.222 |
Dentro de grupos | 185.478 | 254 | 0.730 | ||||
Total | 187.686 | 256 | |||||
Angustia * Género | Entre grupos | (combinado) | 4.034 | 2 | 2.017 | 4.783 | 0.009 |
Dentro de grupos | 107.095 | 254 | 0.422 | ||||
Total | 111.129 | 256 | |||||
Evitación interna * Género | Entre grupos | (combinado) | 5.685 | 2 | 2.843 | 4.687 | 0.010 |
Dentro de grupos | 154.042 | 254 | 0.606 | ||||
Total | 159.728 | 256 | |||||
Evitación externa * Género | Entre grupos | (combinado) | 4.718 | 2 | 2.359 | 3.177 | 0.043 |
Dentro de grupos | 188.603 | 254 | 0.743 | ||||
Total | 193.320 | 256 | |||||
Autoagresión * Género | Entre grupos | (combinado) | 1.060 | 2 | 0.530 | 1.981 | 0.140 |
Dentro de grupos | 67.945 | 254 | 0.267 | ||||
Total | 69.005 | 256 |
Fuente: Elaboración propia
El análisis de varianzas no rechazó la hipótesis nula en las variables bienestar socioemocional y autoagresión. En estas dos dimensiones fue igual el comportamiento entre hombres y mujeres. Por otro lado, el análisis ANOVA aceptó la hipótesis alternativa, en lo que refiere a la angustia, la evasión interna y la evasión externa. Esto significa que en estos trastornos el comportamiento de hombres y mujeres es diferente.
Discusión
Durante el estudio, los participantes expresaron un nivel general de horror bajo (especialmente en la dimensión autoagresión) ante el evento de pandemia en México. El bienestar socioemocional reportó la media más elevada, por lo que los estudiantes tienen dificultades (mal humor e irritabilidad) en sus relaciones con familiares o compañeros, lo que coindice con los hallazgos de Sharon y Uwe (2013). Por otra parte, la necesidad de huir durante el inicio de la pandemia concuerda con lo reportado por Persano (2018) acerca de los mecanismos defensivos ante amenazas externas e internas.
Por otra parte, las mujeres manifestaron mayor afectación en las dimensiones emocionales (angustia y evitación externa e interna), lo que coindice con los hallazgos de Chraif y Amitei (2013) y Erol (2020) respecto a las diferencias de género en la autopercepción de las emociones y en el manejo de estas ante situaciones estresantes o amenazantes. Estos resultados apoyan los datos de Persano (2018) y Castillo y Luque (2019), quienes explican que el género femenino presenta mayor propensión a emociones como la culpa y el horror.
Apoyados en Castillo y Luque (2019), podemos afirmar que el horror generado por la covid-19 produce problemas de bienestar mental en los alumnos universitarios, los cuales en situaciones extremas generan depresión, abuso de sustancias, suicidio, entre otras patologías graves. Debido a ello, las instituciones de educación deben implementar métodos que permitan no solo regular el manejo de las emociones ante emergencias de salud pública (Wenjun et al., 2020), sino también considerar las diferencias de género al momento de afrontar esas situaciones.
Finalmente, dentro de las limitaciones del estudio se puede mencionar el tamaño de la población analizada. Por eso, es necesario realizar nuevos estudios que confirmen los hallazgos presentados, así como incluir otros factores que también pudieran impactar en la sensibilidad emocional.
Conclusiones
Luego de analizar los datos presentados en este trabajo se puede concluir que aquellas emociones relacionadas con el bienestar emocional son las que más dificultad han representado para los participantes. Este estudio demostró que existen diferencias significativas emocionales entre las mujeres y los hombres estudiantes de educación superior debido a un periodo prolongado de aislamiento, por lo que se logró alcanzar el objetivo planteado. Estas diferencias de género se encontraron, particularmente, en las dimensiones que refieren a la angustia, la evitación interna y la evitación externa.
Estos hallazgos contribuyen a un mejor diagnóstico de las afectaciones emocionales generadas por la pandemia en jóvenes universitarios, y establece líneas de acción que pueden ser tomadas en cuenta por los programas de atención a estudiantes de ese nivel educativo.
Futuras líneas de investigación
Se espera que, se desarrollen investigaciones sobre el tratamiento de las afectaciones emocionales en los estudiantes de educación superior, considerando las diferencias de género. Particularmente, en un tratamiento diferenciado por género, pues las mujeres manifiestan mayor angustia y evitación que los hombres en la pandemia actual. Considerar, las desviaciones emocionales como detonadores del limitado desempeño académico de los estudiantes y en situaciones extremas, patologías violentas graves.
Además, es menester que el instrumento validado en estudiantes universitarios jóvenes, compruebe sus propiedades psicométricas en otras poblaciones, como trabajadores en la adultez intermedia y avanzada, para que el instrumento contribuya al diagnóstico de la salud mental de la población en general y diseñar intervenciones propias para las féminas y respectivas para los hombres.