Introducción
Para entender la percepción de los jóvenes sobre la democracia y sobre la valoración que tienen del sistema político es necesario evaluar su contexto, el cual está condicionado por la generación a la que pertenecen, así como por su nivel de formación académica. De hecho, de acuerdo con el último informe sobre las democracias latinoamericanas publicado en 2022, América Latina se encuentra en una encrucijada porque el descontento, la apatía y el desinterés por la democracia va en aumento (Democracia Index [DI], 2022).
Ahora bien, en este trabajo se ha tomado como referencia la definición de cultura política establecida por Almond y Verba (2001), quienes desde la perspectiva funcionalista consideran que abarca “un conjunto de orientaciones específicamente políticas, posturas relativas al sistema político y sus elementos” (p. 178). Al respecto, es importante destacar que estas orientaciones no se limitan únicamente a aspectos políticos, sino que también pueden ser de naturaleza cognitiva, afectiva, evaluativa e incluso simbólica. Esto implica que estas orientaciones pueden manifestarse a través de las opiniones que las personas tienen sobre diversos acontecimientos.
En cuanto a la evaluación de la cultura política, esto implica la identificación de elementos clave, como valores, tradiciones, hábitos y percepciones relacionadas con la política y sus diversas facetas (partidos políticos, instituciones, formas de participación, sistemas electorales, entre otros). Esto significa que cada generación está influenciada por su propio contexto, lo que afecta la información que poseen y su compromiso con las instituciones democráticas, el cual resulta variable según cada cohorte generacional (Ohme, 2022). Por tanto, la segmentación por edades y la diferenciación entre generaciones pueden ayudar a comprender mejor las opiniones, el compromiso y las expectativas de los jóvenes, elementos sobre los cuales se construye la cultura política.
Autores como Eufracio (2017) sostienen que la cultura política trasciende los conceptos superficiales, pues involucra relaciones de poder y un sistema de símbolos y significados que adquieren importancia en la sociedad. En otras palabras, no se limita únicamente a conceptos o elementos simbólicos, sino que también abarca un conjunto de prácticas, ideologías y comportamientos cotidianos que a veces pasan inadvertidos. En consecuencia, la cultura política es performativa, cambiante y adopta diversas formas a lo largo del tiempo. En cambio, la cultura cívica -relacionada con los valores políticos- ha experimentado transformaciones significativas debido a la influencia de las nuevas tecnologías y medios de comunicación. Por lo tanto, la cultura política de los jóvenes de hoy no puede compararse directamente con la de hace dos décadas, dado que el contexto y los recursos disponibles han evolucionado considerablemente.
Por ello, este estudio transversal tiene como objetivo comparar las diferentes generaciones con el fin de obtener una comprensión más precisa de sus perspectivas, ideologías y opiniones públicas, pues se ha observado en diversos estudios que aunque los jóvenes a menudo muestran un alto grado de apatía y desinterés en la política, tienen una auténtica preocupación por los acontecimientos que afectan al país (Echeverría, 2011).
En tal sentido, Pérez et al. (2017) argumentan que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y las aplicaciones móviles están dando lugar a nuevos procesos de socialización entre los jóvenes. Estos autores reconocen que las redes virtuales se han convertido en un espacio donde los jóvenes no solo se conectan y comunican entre sí, sino que también construyen su identidad, adoptan valores y practican normas socioculturales. Este tipo de interacción entre los jóvenes y las nuevas tecnologías de comunicación ha contribuido a un aumento en la participación en movimientos sociales, ya que las redes sociales están generando capital social (López y Castillo, 2020).
Además, Estrada et al. (2022) reconocen la existencia de una crisis en las instituciones y en el modelo democrático de la mayoría de los gobiernos en América Latina. Una muestra de ello es el creciente descontento de los ciudadanos hacia la clase política, así como una disminución en su participación en las elecciones y un aumento en los procesos de movilización y protesta política.
Abitbol (2019) también se refiere a esta inconformidad ciudadana y plantea que las protestas sociales son el producto de la desconfianza y los problemas sociales agudizados en los últimos años. Por ejemplo, las manifestaciones en Colombia en 2021 reflejaron la indignación ciudadana debido al aumento en el costo de vida, mientras que el movimiento de los “chalecos amarillos” en Francia en 2018 evidenció el descontento hacia el gobierno del presidente Emmanuel Macron, situación que ha resurgido en 2023 debido a los cambios en el sistema de pensiones que pretende aumentar la edad de jubilación.
Esta medida unilateral ha desencadenado un debate sobre la naturaleza de la democracia, que demanda una mayor participación ciudadana para influir en asuntos que afectan a la mayoría. Un escenario similar se vivió en Perú a principios del año 2023 debido a las protestas en respuesta al autogolpe de Estado del presidente Pedro Castillo, lo cual finalmente resultó en su destitución y arresto.
Estos movimientos reclaman un fortalecimiento de los derechos políticos, sociales y humanos inherentes a la democracia, y ponen de manifiesto la vulnerabilidad estructural relacionada con la falta de servicios, políticas discriminatorias, desigualdad e incapacidad del Estado para proteger los intereses frente al crimen organizado que afecta a toda América Latina. Según Billion y Ventura (2020), lo preocupante es la radicalización de las ideas, la polarización, las acciones autoritarias de los líderes para contrarrestar la movilización, así como la imposición de las ideas de los jóvenes a través de las redes sociales.
En efecto, vivimos en una era en la que la comunicación política ha experimentado cambios significativos, lo que ha permitido a los jóvenes participar activamente en la formación de la agenda y promover políticas públicas, debates y discusiones sobre temas que les preocupan. Sin embargo, Billion y Ventura (2020) argumentan que estamos inmersos en una paradoja, donde, por un lado, se ha producido una mayor apertura a la participación ciudadana y la movilización de protesta en la búsqueda de acuerdos, pero, por otro lado, los políticos están perdiendo eficacia en su relación con la sociedad.
Por ese motivo, este trabajo de investigación se centra en esta problemática. Para ello, el documento se estructura de la siguiente manera: en el primer apartado se analiza la crisis de representación y la vulnerabilidad democrática, resultado del desinterés tanto de jóvenes como de adultos en los asuntos políticos. El segundo apartado presenta un debate teórico sobre las causas y consecuencias del modelo democrático en México con el objetivo de comprender la situación en ese país. A continuación, en el tercer apartado, se presenta la evidencia empírica de los datos recopilados en una encuesta realizada en 2020, seguida de un análisis de los resultados. Finalmente, se discuten los hallazgos y se proponen soluciones para promover la influencia social y mejorar la participación ciudadana en la formulación de la agenda gubernamental.
Ahora bien, las plataformas de redes sociales -en particular Facebook, Instagram, Twitter y WhatsApp- han multiplicado las interacciones entre los movimientos y sus miembros, de ahí que se haya eliminado a los intermediarios en todos los territorios y niveles de la sociedad (locales, nacionales y globales). Esto ha conectado a individuos previamente desconocidos, pero comprometidos y organizados en función de sus valores, demandas y resistencias.
Welp y Zaremberg (2020) reconocen que -ante la inconformidad de los jóvenes hacia la política, la desdemocratización y la crisis de la representación- están emergiendo nuevas formas de influir en la agenda política. Por un lado, se están desarrollando nuevas ecologías participativas que buscan establecer contrapesos, promover la transparencia y ejercer vigilancia sobre los políticos. Esto implica más que simplemente votar en las elecciones; se trata de influir en diversos procesos y en la toma de decisiones que impactan a los ciudadanos. Incluso se plantea la posibilidad de usar mecanismos de democracia directa para reavivar el interés de los jóvenes en la política, dado que este grupo tiende a mostrar un alto grado de desinterés. No obstante, resulta interesante observar que el grupo más insatisfecho no está compuesto por los jóvenes, sino por los adultos de 40 a 50 años, que vivieron bajo el modelo del Estado de Bienestar y ahora perciben una disminución del papel del Estado y una menor participación en la resolución de los problemas.
En tal sentido, el Centro para el Futuro de la Democracia (CFD) (2020) sostiene que existe una falta de estudios que aborden las actitudes y el compromiso de los jóvenes hacia la democracia. Este tema ha generado un amplio debate que requiere de una mayor investigación, incluyendo un análisis más detallado de los diferentes grupos de edad dentro de la población joven.
Por lo tanto, se llevó a cabo un análisis basado en los datos proporcionados por la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) en 2020 con el propósito de determinar cómo los distintos grupos etarios están transformando la relación entre los gobernantes y los gobernados.
Metodología
Para conocer la opinión de los jóvenes sobre los asuntos de la agenda nacional se recurrió a la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI), la cual fue llevada a cabo en el año 2020 (y sus resultados se publicaron en 2021) por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en colaboración con el Instituto Nacional Electoral (INE). Esta encuesta se aplicó a la población de 15 años o más que reside en viviendas particulares de México. El muestreo abarcó 6 regiones y consideró una desagregación a nivel nacional de viviendas ubicadas en zonas urbanas y rurales (ENCUCI, 2020).
En términos de metodología, la encuesta se aplicó en un total de 25 113 viviendas, de las cuales 18 380 eran viviendas urbanas y 6733 rurales, distribuidas en las 32 entidades de la República mexicana. El cuestionario constó de 110 preguntas divididas en 10 secciones. Las tres primeras secciones abordaron las características de las viviendas, los hogares seleccionados y las características sociodemográficas de los residentes del hogar. La última se enfocó en detalles sociodemográficos de los informantes, incluyendo su religión, autoadscripción a un grupo poblacional indígena, autoadscripción como afromexicano, discapacidad, identidad de género y orientación sexual (INE, 2022).
Para llevar a cabo un análisis de política comparada, se realizó un análisis estadístico de los resultados de la ENCUCI (2020), para lo cual se dividió a la población en grupos etarios según sus edades. Esto permitió conocer las diferencias en la opinión pública de los jóvenes en el rango de edades de 15 a 54 años, agrupados en cuatro categorías que abarcan un periodo de 9 años cada una. Estas categorías se basaron en las etapas de la vida definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2015), es decir, a) 15 a 24 años (centennials, generación Z o adolescentes), b) 25 a 34 años (millennials o jóvenes adultos), c) 35 a 44 años (adultos) y d) 45 a 54 años (generación X o adultos medios). Este enfoque permitió observar cómo las diferentes generaciones experimentaron eventos históricos y sociales distintos, como la transición del partido hegemónico y el último periodo del Estado de Bienestar (en el caso de la generación X), mientras que el primer grupo etario representa a los jóvenes que estaban en la preparatoria y la universidad durante ese tiempo.
En síntesis, se intentó conocer las opiniones y la cultura política de estos grupos etarios en relación con la democracia, así como explorar otras variables que puedan ayudar a identificar sus intereses, ideales y las diversas formas en que se manifiesta su empoderamiento ciudadano, su sentido de pertenencia social y su consumo cultural.
Como se puede apreciar en la tabla 1, el grupo de edad menos interesado en los temas de la agenda nacional es el comprendido entre los 15 y 24 años. Es importante destacar que los cuatro intervalos de edad muestran una variabilidad relativamente pequeña en los resultados, siendo el interés más bajo (un poco menos del 0.80) en el caso de las personas de 15 a 24 años, y el más alto (un poco más del 0.83) en el grupo de 35 a 44 años. Al respecto, cabe resaltar que más allá de los desafíos relacionados con el diseño institucional que da forma a un sistema democrático, este último no puede funcionar de manera adecuada y efectiva si no cuenta con una ciudadanía interesada, participativa y capaz de ejercer plenamente sus derechos (INE, 2020).
Edad | Mucho | Algo | Poco | Nada | Índice |
---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.46 | 0.34 | 0.16 | 0.004 | 0.80 |
25 a 34 | 0.53 | 0.30 | 0.13 | 0.04 | 0.82 |
35 a 44 | 0.58 | 0.26 | 0.13 | 0.04 | 0.83 |
45 a 54 | 0.59 | 0.24 | 0.11 | 0.06 | 0.83 |
Fuente: Elaboración propia
Además, si se analizan los datos de la ENCUCI (2020), se puede identificar cuáles son los problemas que la ciudadanía considera más urgentes, es decir, la corrupción ocupa el primer lugar (55 %), seguida de la pobreza (53 %), la inseguridad, la delincuencia y el desempleo (50 %) y, por último, el mal desempeño gubernamental (25 %).
Como se puede apreciar en la tabla 2, la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas encuestados asocian el concepto de ciudadanía con a) tener responsabilidades y b) tener derechos. Sin embargo, el grupo de 15 a 24 años tiene, por una parte, una menor identificación con este concepto, aunque, por otra, es el que considera que tiene mayores derechos ciudadanos. En tanto que el grupo de 45 a 54 años asocia la ciudadanía con tener derechos, pero en una menor proporción. El índice es de 0.26, mientras que para el grupo de 15 a 24 años es de 0.38.
Edad | Tener responsabilidades | Tener derechos | Poder votar | Educación política | Pertenecer a un país | Haber cumplido 18 años |
---|---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.27 | 0.38 | 0.08 | 0.10 | 0.10 | 0.04 |
25 a 34 | 0.37 | 0.32 | 0.09 | 0.06 | 0.08 | 0.04 |
35 a 44 | 0.38 | 0.29 | 0.10 | 0.08 | 0.06 | 0.04 |
45 a 54 | 0.41 | 0.26 | 0.11 | 0.08 | 0.05 | 0.04 |
Índice | 0.36 | 0.31 | 0.10 | 0.08 | 0.07 | 0.04 |
Fuente: Elaboración propia
En la tabla 3 se muestra que los ciudadanos de mayor edad, especialmente aquellos de 35 a 44 y de 45 a 54 años, tienen una opinión menos favorable en comparación con otros grupos poblacionales. De hecho, el grupo de edad de 15 a 24 años considera que su opinión es más tomada en cuenta por el Gobierno. Este hallazgo sugiere que las consultas ciudadanas están teniendo un impacto significativo en la percepción pública, y que la dinámica de toma de decisiones en el Gobierno de México ha experimentado cambios bajo la administración del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), pues se han llevado a cabo diversas consultas sobre proyectos como la continuidad del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), la construcción del tren Maya y la refinería Dos Bocas, entre otros.
Edad | Muy de acuerdo | Algo de acuerdo | Algo en desacuerdo | Muy en desacuerdo | Índice |
---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.36 | 0.33 | 0.17 | 0.13 | 0.6967 |
25 a 34 | 0.36 | 0.30 | 0.16 | 0.17 | 0.6679 |
35 a 44 | 0.37 | 0.29 | 0.14 | 0.19 | 0.6520 |
45 a 54 | 0.37 | 0.28 | 0.14 | 0.19 | 0.6526 |
Fuente: Elaboración propia
A nivel macro, para analizar las respuestas de todos los grupos etarios encuestados, se ha empleado una escala de calificación para las preguntas. Esta escala asigna un valor de 1 para “muy de acuerdo”, 0.75 para “algo de acuerdo”, 0.5 para “algo en desacuerdo” y 0 para “muy en desacuerdo”, lo que permitió calificar todas las preguntas con un valor numérico. Aunque es importante mencionar que esta puntuación podría variar de acuerdo con las proporciones asignadas a cada respuesta, en este caso los resultados se mantuvieron coherentes con el análisis presentado en las figuras anteriores. Según esta escala, los datos revelan que los ciudadanos más jóvenes tienen una calificación de 70, mientras que aquellos de 35 a 44 años y de 45 a 54 años obtienen puntajes muy cercanos, con calificaciones de 67 y 65 respectivamente. En pocas palabras, los jóvenes creen en mayor medida que su opinión es tomada en cuenta por el Gobierno.
La tabla 4 se construyó con los resultados de la siguiente afirmación: “Considero que tengo conocimientos y habilidades para participar en actividades políticas, tales como votar, asistir a manifestaciones o protestas, postularme para un cargo público, participar en un partido político”. Los datos de la ENCUCI muestran que el grupo de edad comprendido entre 45 y 54 años es el que percibe tener menos conocimientos para involucrarse en la política.
Edad | Muy de acuerdo | Algo de acuerdo | Algo en desacuerdo | Muy en desacuerdo | Índice |
---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.28 | 0.46 | 0.15 | 0.09 | 0.703 |
25 a 34 | 0.32 | 0.42 | 0.15 | 0.10 | 0.710 |
35 a 44 | 0.29 | 0.40 | 0.18 | 0.12 | 0.680 |
45 a 54 | 0.30 | 0.39 | 0.16 | 0.13 | 0.671 |
Fuente: Elaboración propia
En tal sentido, se pueden tomar como referencia las prácticas autoritarias y la cultura política en el contexto de un partido hegemónico, como señala Hernández (2008): “La cultura política mexicana no ha logrado ser democrática y -por lo mismo- siguen prevaleciendo prácticas autoritarias como el corporativismo o el clientelismo, o los dos” (p. 262). Este estudio, realizado hace 15 años, revela un proceso de escaso conocimiento sobre las prácticas políticas, especialmente en la población de mayor edad.
En cambio, los jóvenes de 25 a 34 años, que han experimentado la alternancia electoral y disfrutado de los beneficios de la democracia, muestran un mayor grado de confianza en sus habilidades políticas y en las amplias oportunidades de participación, como lo sucedido en el presupuesto participativo, que se implementó por primera vez en la Ciudad de México en 2020. A partir de ello, se destinó el 3.25 % del presupuesto total de las 16 alcaldías para este propósito, cifra que se incrementó al 4 % en 2023. Este mecanismo permite a los ciudadanos influir en la realización de obras públicas y está respaldado por la ley, incluyendo mecanismos de supervisión a través de observadores de obras y la contraloría social.
En cuanto a los grupos de edad, los jóvenes muestran un mayor acuerdo con la afirmación de tener habilidades políticas, especialmente aquellos entre 20 y 29 años, con el 30 % de acuerdo. En contraste, solo el 23 % de las personas de 60 años o más comparten esta percepción. En el análisis regional, la respuesta “muy de acuerdo” es más alta en el norte y centro del país que en otras regiones (INE, 2020).
Como se puede apreciar en la figura 5, no existe diferencia significativa entre los cuatro grupos etarios elegidos. Sin embargo, cabe indicar que el grupo de personas nacidas en la década de los setenta -que ahora tienen entre 45 y 54 años- vivió una época marcada por el movimiento histórico del 2 de octubre de 1968. Durante gran parte de sus vidas, en México hubo un sistema político dominado por un partido hegemónico, por lo que no experimentaron la alternancia política hasta el año 2000, cuando Vicente Fox Quesada ganó la presidencia de la República Mexicana. Esto podría sugerir que este grupo tiene un conocimiento menor sobre la democracia en comparación con otros grupos, según lo refleja la ENCUCI (2020).
Además, es importante destacar que la mayoría de los ciudadanos (78 %) no participa en ninguna asociación, como muestra el Informe País (INE, 2022). Estos datos son consistentes con el hecho de que el 77 % de las personas no se identifica con ningún partido político, y un número similar (76 %) no recibe ningún tipo de ayuda del Gobierno (INE, 2022).
La tabla 5 enseña los resultados de la pregunta “¿Qué tan satisfecho está con la democracia que tenemos hoy en México?”. Al respecto, vale destacar que, a pesar de la aparente apatía y desinterés de los jóvenes en la participación política y en los partidos políticos, no son ellos quienes están más insatisfechos con la democracia -según revela la ENCUCI (2020)-, pues el grupo de edad de 45 a 54 años es el que se muestra menos satisfecho en todo el país.
Edad | Muy satisfecho | Algo satisfecho | Poco satisfecho | Nada satisfecho | Blanco | Índice |
---|---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.05 | 0.37 | 0.26 | 0.07 | 0.26 | 0.45 |
25 a 34 | 0.08 | 0.33 | 0.25 | 0.10 | 0.24 | 0.45 |
35 a 44 | 0.10 | 0.31 | 0.21 | 0.11 | 0.26 | 0.44 |
45 a 54 | 0.11 | 0.27 | 0.19 | 0.12 | 0.29 | 0.41 |
Fuente: Elaboración propia
A nivel nacional, los datos indican que México experimentó un apoyo al régimen democrático del 63 % en 2002, cuando se produjo la primera alternancia presidencial. Aunque esta cifra disminuyó al 38 % en 2018, en 2020 subió cinco puntos porcentuales para ubicarse en un 43 % (INE, 2020). Estos números reflejan una problemática que afecta principalmente a los adolescentes y jóvenes. Según el informe del UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas en México), en 2020, había 39.9 millones de personas en el rango de edades de 12 a 29 años en México, con una edad media de 28.5 años, lo que indica un alto porcentaje de jóvenes en la población total.
Sin embargo, se estima que el 46.1% de los jóvenes en México vivía en situación de pobreza para 2020 (UNFPA, 2021). Además, a nivel nacional, solo el 33 % de los jóvenes de 18 a 29 años reportó tener confianza en las fuerzas policiales, una cifra que coincide con la tendencia de desconfianza hacia las instituciones según el Latinobarómetro (UNFPA, 2021). Esta insatisfacción con la democracia se correlaciona con la percepción de que las autoridades no respetan la ley, realidad que percibe el 66 % de los ciudadanos mayores de 15 años a nivel nacional (INE, 2022).
En general, las encuestas reflejan una baja calificación del sistema político y democrático en México, donde solo el 36 % de la población se declara satisfecha (algo o completamente) con su funcionamiento. En comparación, países como Alemania (51%), Argentina (50 %) y Chile (49 %) muestran mayores niveles de satisfacción, mientras que Colombia (27 %) y Brasil (13 %) se perciben opiniones menos favorables (INE, 2022).
Análisis de resultados
Con el objetivo de analizar la cultura política, se creó un índice utilizando variables de análisis relacionadas con la democracia y la cultura política, seleccionadas a partir de varias preguntas de la ENCUCI a nivel nacional. Esta metodología busca proporcionar una medición simple y objetiva de los resultados, por lo que se ha asignado un valor numérico a las respuestas posibles en una escala de 0 a 1, de la siguiente manera: a) Muy satisfecho: 1; b) Algo satisfecho: 0.75; c) Poco satisfecho: 0.5; d) Nada satisfecho, y e) En blanco: 0. Esta asignación numérica condensa una gran cantidad de datos y ofrece una perspectiva específica sobre la opinión de las personas con respecto al régimen del país.
La tabla 6 -que refleja lo recabado en torno a la pregunta “¿Cómo se enteran de los problemas?”- enseña diferencias significativas entre los grupos de edad determinadas por su contexto. Es decir, el grupo de 15 a 24 años tiende a obtener información principalmente a través de las redes sociales, mientras que el grupo de 45 a 54 años prefiere la televisión como fuente de información.
Edad | Platicando con su familia | Platicando con conocidos que viven cerca | En redes sociales | Por mensajes | Por televisión | Por radio | Leyendo en papel | Leyendo en internet | Índice |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.14 | 0.08 | 0.63 | 0.12 | 0.62 | 0.15 | 0.09 | 0.29 | 2.10 |
25 a 34 | 0.10 | 0.08 | 0.55 | 0.11 | 0.66 | 0.20 | 0.09 | 0.26 | 2.03 |
35 a 44 | 0.10 | 0.09 | 0.45 | 0.09 | 0.71 | 0.22 | 0.09 | 0.21 | 1.94 |
45 a 54 | 0.11 | 0.11 | 0.32 | 0.09 | 0.74 | 0.23 | 0.09 | 0.16 | 1.84 |
Fuente: Elaboración propia
Estos hallazgos son relevantes para el diseño de estrategias y proyectos de intervención, ya que demuestran que las diferencias en edad y contexto afectan la manera en que se informan. Por ejemplo, quien más escucha noticias por radio es el grupo de 45 a 54 años, los cuales están acostumbrados a los medios de comunicación tradicionales.
Sin embargo, las redes sociales tienen un fuerte alcance para la transmisión de información e incluso para campañas políticas. Por ejemplo, en Monterrey, durante las elecciones de 2021, el candidato del Partido Movimiento Ciudadano logró posicionarse por su fuerte participación en redes sociales. Igual sucedió con la congresista del Partido Demócrata, Alexandria Ocasio-Cortez, en Estados Unidos, quien logró utilizar sus cuentas de Twitter e Instagram para llevar el mensaje a más electores.
Ahora bien, considerando a todos los mexicanos encuestados, se observa que la mayoría de los ciudadanos se informa sobre los acontecimientos del país principalmente a través de dos medios de comunicación: la televisión (74 %) y las redes sociales (45 %). Otros canales de información incluyen internet (22 %) y el celular (10 %), que representan el mundo digital en expansión, así como la radio (22 %), los periódicos y las revistas en papel (10 %) (INE, 2022).
Los resultados se ajustan a un patrón común en estadísticas conocido como la curva de campana de Gauss, que muestra un crecimiento desde un punto bajo hasta alcanzar un punto máximo, seguido de un descenso. En este caso, los resultados indican que las personas de 15 a 24 años tienen una calificación del 63, lo que refleja una percepción positiva de la democracia en comparación con otros regímenes no democráticos.
El punto máximo se alcanza en el grupo de edad de 25 a 34 años, donde la preferencia por el régimen democrático es más alta. A partir de esta franja de edad, la aceptación comienza a disminuir gradualmente, con calificaciones de 65, 63 y 60 en los grupos de 35 a 44 años y 45 a 54 años, respectivamente. Por eso, se puede concluir que el apoyo más sólido al régimen democrático, en lugar de otro, se encuentra en el grupo de edad de 25 a 34 años.
En la tabla 7, se evidencia que el grupo más sensible a la democracia son los millenials, es decir, aquellos que tienen edades comprendidas entre 25 y 34 años. Curiosamente, el grupo de jóvenes adolescentes de 15 a 24 años, en contraste con otros grupos de edad, manifestó que en “algunas circunstancias un gobierno no democrático puede ser mejor”. Esto podría entenderse como un síntoma de inconformidad producido por la crisis económica y la urgente necesidad de obtener empleo y mejores condiciones de vida.
Edad | La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno | En algunas circunstancias, un gobierno no democrático puede ser mejor | Da lo mismo un régimen democrático que uno no, democrático | Blanco | Índice |
---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.46 | 0.16 | 0.10 | 0.26 | 0.63 |
25 a 34 | 0.50 | 0.13 | 0.11 | 0.24 | 0.65 |
35 a 44 | 0.48 | 0.12 | 0.12 | 0.26 | 0.63 |
45 a 54 | 0.46 | 0.10 | 0.12 | 0.29 | 0.60 |
Fuente: Elaboración propia
En la Encuesta de Movilidad Social de los Jóvenes en la Zona Metropolitana de 2017 (EMOVI, 2017), se destacad que los jóvenes de 15 a 24 años tienen dificultades para ingresar al mercado laboral, tienen pocas expectativas sociales y escasas oportunidades, lo que contribuye a su apatía y desinterés por la política.
Para consolidar todas las variables de análisis, se elaboró un Índice de Satisfacción Democrática (ISD) utilizando los datos de la ENCUCI (2020) y asignando valores a las respuestas. Este método busca medir de forma directa y sencilla los resultados obtenidos, para lo cual se asignaron valores numéricos en un rango de 0 a 1, de la siguiente manera: muy satisfecho: 1; algo satisfecho: .75; poco satisfecho: .5; nada satisfecho y respuestas en blanco: 0.
Con base en el ISD, se puede indicar el grupo de edad con la calificación más alta corresponde a las edades de 25 a 34 años. Estos individuos ya han completado su educación universitaria y se encuentran en la etapa más productiva de sus vidas, llena de expectativas y, al mismo tiempo, enfrentan diversos problemas. Por lo tanto, están más motivados para respaldar un sistema democrático que aborde sus inquietudes y necesidades.
Por otra parte, los grupos de 15 a 24 años y de 35 a 44 años tienen calificaciones similares en este indicador, aunque contrastan con los adultos en edades que van de los 45 a los 54 años, los cuales muestran un menor interés por un régimen democrático.
En términos generales se puede acotar que a medida que aumenta la edad de los ciudadanos, parece disminuir su satisfacción con la democracia. Esto podría deberse a que los grupos más jóvenes experimentan una mayor participación en las redes sociales, como se ilustra en la tabla 8 y la figura 10, donde se aprecia que los individuos de 15 a 24 años participan activamente en plataformas como Facebook, Twitter e Instagram para obtener información.
Edad | Muy satisfecho | Algo satisfecho | Poco satisfecho | Nada satisfecho | Blanco | Índice |
---|---|---|---|---|---|---|
15 a 24 | 0.05 | 0.37 | 0.26 | 0.07 | 0.26 | 0.448 |
25 a 34 | 0.08 | 0.33 | 0.25 | 0.10 | 0.24 | 0.447 |
35 a 44 | 0.10 | 0.31 | 0.21 | 0.11 | 0.26 | 0.441 |
45 a 54 | 0.11 | 0.27 | 0.19 | 0.12 | 0.29 | 0.414 |
Fuente: Elaboración propia
Estos resultados concuerdan con los hallazgos del Latinobarómetro para el año 2020, donde se indica que solo el 34 % de la población se siente muy o bastante satisfecha (Lugo, et al. 2022). Además, esto se alinea con los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) (2019), la cual revela que solo el 40.5 % de las personas confía en su gobierno estatal. Esta desconfianza en la democracia puede atribuirse, entre otros factores, a la percepción generalizada de corrupción y a la ineficacia del gobierno para abordar problemas públicos apremiantes como la inseguridad y la desigualdad (Viejo y Hierro, 16 de febrero de 2022). Por lo tanto, este estudio proporciona información valiosa sobre estos hallazgos.
Discusión
Esta investigación se centró, en primer lugar, en dividir en grupos etarios los resultados de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) (2020), un enfoque que, hasta ahora, no ha sido documentado en la literatura académica. Para eso, se categorizó a los participantes en tres grupos de edad: a) 15 a 24 años, b) 25 a 34 años, y c) 45 a 54 años, lo cual permitió identificar patrones distintivos relacionados con la edad. Uno de los hallazgos más destacados de este análisis es que a medida que aumenta la edad, la satisfacción con la democracia tiende a disminuir.
De hecho, la figura 9 ilustra claramente este hallazgo, donde se destaca que el grupo de 25 a 34 años tiene una mayor satisfacción con la democracia en comparación con el grupo de 45 a 54 años, que muestra la menor satisfacción de todos los grupos etarios. Es interesante observar que, al enfrentar la elección entre un gobierno democrático y uno no democrático, los adultos mayores de 45 a 54 años muestran una preocupación significativa por mantener al primero. Esto puede explicarse en parte por el contexto histórico en que vivieron y que no quisieran repetir.
Esto coincide con la investigación de Lugo et al. (2022), quienes realizaron una regresión logística ordinal para evaluar la satisfacción con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación. Los resultados revelaron que solo el 34 % de los encuestados se siente muy satisfecho con el gobierno, lo que refleja un desencanto democrático y unas expectativas insatisfechas por parte de la población. Además, señalaron que “la percepción del funcionamiento de la democracia era endeble: 83.6 % opinaba estar nada o muy poco satisfecho” (Lugo et. al, 2022, p. 80).
Por su parte, Carrera (2021), en su trabajo sobre la confianza en las instituciones democráticas, revela a partir de los datos de la ENCUCI (2020) una situación preocupante en cuanto a la confianza de la población en estas instituciones, pues los partidos políticos obtienen solo el 22.9 % de confianza, el gobierno federal el 52.5 %, y el INE el 59.6 %. En otras paperas, se evidencia una marcada desafección y una opinión pública desfavorable hacia las instituciones.
En definitiva, este trabajo de investigación ofrece una contribución significativa al campo de las encuestas de opinión pública, pues si bien existen algunas investigaciones previas, estas no han abordado explícitamente la separación por edades, lo cual, desde nuestra perspectiva, agrega un valor distintivo a los estudios sobre cultura política y democracia.
Puntos concluyentes
Con base en el análisis presentado sobre la cultura política y las preferencias electorales, se puede afirmar que existen diferencias significativas en el compromiso cívico y la percepción de la democracia en relación con la edad. Esto resalta la importancia de no generalizar la opinión de los jóvenes, ya que la edad desempeña un papel crucial en la forma en que perciben las instituciones democráticas. Por lo tanto, es esencial llevar a cabo investigaciones más detalladas que tengan en cuenta la segmentación por edades, pues esto nos permite comprender mejor las perspectivas de diferentes generaciones en relación con su contexto.
Este trabajo resulta aún más relevante en la era actual, donde los hábitos culturales, sociales y políticos de las generaciones jóvenes están cambiando rápidamente, impulsados en gran medida por avances tecnológicos. De hecho, queda de manifiesto que sus preferencias electorales están siendo influenciadas por las redes sociales más populares (Twitter, Instagram, Facebook y TikTok) usadas por los partidos políticos, lo cual, de forma paralela, ha fomentado la participación de jóvenes. Una muestra de ello son las próximas elecciones presidenciales de México en 2024, donde se aprecia que los candidatos están aprovechando las redes sociales para llegar a un público joven más amplio. Sin embargo, también es muy importante destacar que este tipo de actividades políticas no atrae tanto a los adultos mayores de 40 años, los cuales, según el análisis realizado, muestran una mayor desilusión con respecto a la democracia.
Derivado de lo anterior, podemos destacar tres aportes al análisis de la opinión pública de los jóvenes, los cuales pueden servir como base para la reflexión y la formulación de políticas públicas y medidas compensatorias para estos grupos de edades estudiados:
La población del grupo de 18 a 45 años manifiesta una baja satisfacción con respecto a la democracia y el desempeño de sus representantes en el gobierno y las instituciones. Sin embargo, al profundizar en el análisis, se revela que el grupo de 45 a 54 años es el que experimenta una menor satisfacción, según lo indicado por el Índice de Satisfacción Democrática (ISD).
Los ciudadanos pertenecientes al grupo de edad de 18 a 25 años consideran que tienen una influencia limitada en la toma de decisiones, así como pocas oportunidades y posibilidades de progresar en la vida. Por eso, es necesario impulsar programas destinados al empleo y la educación, y promover una mayor cultura política dentro de este segmento de la población.
Es importante reconocer que existen diferencias significativas entre los diversos grupos de edad, lo que sugiere que se deben adoptar enfoques diferenciados para fomentar una mayor participación y cultura política acorde a las distintas etapas de la vida. Por ejemplo, si bien es cierto que los jóvenes cuentan con más información, también están expuestos a noticias falsas, desinformación y la sobreabundancia de información en línea, por lo que es crucial promover el pensamiento crítico.
En conclusión, se han identificado diferencias en las percepciones de los distintos grupos identificados en el presente trabajo, lo cual se acentúa en aquellas personas de mayor edad. Por eso, al igual que sucedió con las mujeres, podría considerarse la implementación de cuotas de edad para jóvenes en los distintos partidos políticos, lo cual serviría para reducir la brecha existente entre los políticos.
Futuras líneas de investigación
Los autores de este trabajo consideran que es necesario realizar un análisis minucioso de los jóvenes en sus distintos grupos etarios, ya que como -se demostró- existen diferencias notables en cuanto a la percepción de la democracia. De hecho, es necesario comprender que la edad es una variable que debe ser considerada en los estudios de cultura política y opinión pública.