Introducción
La cultura es un concepto muy amplio, ya que abarca una variedad de componentes que incluyen creencias, valores, símbolos, normas sociales, hábitos sociales y sanciones. Por ende, la Unesco (2012) la define como el “conjunto distintivo de una sociedad o grupo social en el plano espiritual, material, intelectual y emocional comprendiendo el arte y literatura, los estilos de vida, los modos de vida común, los sistemas de valores, las tradiciones y creencias” (p. 10). En la Agenda 2025 para el Espacio Público y la Vida Pública en México (World Resources Institute, 2018), se destaca que México posee un legado histórico y cultural excepcional en cuanto a espacio público y vida comunitaria, lo cual es reconocido a nivel internacional. De hecho, la sociedad mexicana ha mantenido una tendencia histórica hacia la extroversión que da forma a su vida social, cultural, económica y política en espacios públicos como plazas, parques, calles, mercados, malecones y cementerios presentes en sus poblados y ciudades. Estos lugares reflejan la idiosincrasia y las costumbres arraigadas en la sociedad mexicana, lo que contribuye significativamente a la construcción de una sólida identidad cultural y a la preservación de un valioso patrimonio público.
Ahora bien, en cuanto al esparcimiento, Kelly (2000) explica que ya no puede considerarse simplemente como un ideal filosófico, sino más bien como un conjunto de comportamientos, significados, estructuras e ideologías que son construidos socialmente. Por ende, este autor señala que la definición tradicional de esparcimiento -asociada con conceptos como libertad, elección y disposición mental- ya no es sostenible.
Watkins y Bond (2007) sostienen que el concepto de esparcimiento se fundamenta en la experiencia y la sensación personal. Por tal motivo, explorar nuevas formas de esparcimiento y comprender sus significados implica estar abiertos a aprender y experimentar diferentes formas de participación externa y percepción interna del esparcimiento.
Tanto la cultura como el esparcimiento son adquiridos a lo largo del tiempo y son el resultado de las interacciones sociales, las cuales -según Goffman (citado por Del Villar, 2008)- “se hallan sujetas a variaciones de orden cultural” (p. 55). Este orden cultural, sin embargo, se vio afectado por la pandemia, durante la cual surgieron términos como cuarentena, confinamiento, aislamiento, distancia social o sana distancia que al ser incorporados a la vida cotidiana impactaron y modificaron nuestros hábitos y creencias.
De hecho, ante el impacto de la pandemia y las medidas implementadas por las autoridades gubernamentales para contener el avance del virus, surgió la necesidad de replantear la interacción entre las personas y las formas de llevar a cabo actividades de esparcimiento, recreativas, culturales y/o religiosas. Esto obligó a modificar las prácticas que se realizaban hasta el momento en espacios comunes o públicos, como las reuniones familiares y con amigos, la asistencia al cine, parques, plazas comerciales, eventos deportivos, así como las representaciones culturales y religiosas propias de la comunidad o el entorno.
Este confinamiento resultante llevó a observar manifestaciones de adaptación en diversas áreas: artistas interpretando desde balcones, deportistas acondicionando espacios en casa para mantener sus entrenamientos, y cambios en la práctica religiosa para ajustarse a las circunstancias. Además, las ceremonias de velación y entierro se vieron alteradas, limitadas en asistentes y duración, y con medidas obligatorias de seguridad como el uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia.
Todas estas situaciones, sin embargo, también han representado una oportunidad para aprender y adaptarnos a esta nueva forma de vivir y realizar actividades. Como menciona Martínez (2008), “aprender la cultura implica la constante preparación y disposición, vistas como una necesidad, para resolver las situaciones vitales individuales” (p. 4).
Explicado lo anterior, se puede indicar que en este estudio se ofrece una parte de los resultados de una investigación más amplia titulada Diagnóstico participativo poscovid-19 en Tabasco, la cual ha sido desarrollada por un equipo de investigadores de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) con el respaldo del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Tabasco (CCyTET). El objetivo es identificar la percepción que tienen los estudiantes sobre las actividades de esparcimiento, convivencia social y familiar durante la etapa de recuperación posterior a la emergencia sanitaria. Para ello, la pregunta formulada es la siguiente: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a modificar las prácticas sociales aprendidas que han sido producto de la convivencia con la familia, en la escuela o en la sociedad misma?
En cuanto a los antecedentes sobre este tema, un estudio realizado por Daks et al. (2022) utilizó una perspectiva de ciencia conductual contextual aplicada a la teoría de sistemas familiares para examinar cómo los factores estresantes relacionados con el covid-19 impactaron en el funcionamiento tanto individual como familiar. Los hallazgos respaldaron un patrón descendente en el cual la falta de flexibilidad psicológica de los padres estuvo estrechamente vinculada a un aumento en el estrés relacionado con el covid-19 y los síntomas depresivos de los padres.
Ahora bien, vivir en familia, en la escuela u en otro entorno colectivo implica un proceso de construcción colectiva en el que convergen tanto lo individual como lo colectivo. Al respecto, Martínez (2008) opina lo siguiente:
Es un proceso comunicativo, donde lo habitual es que las personas intercambien opiniones y certezas sobre ciertos aspectos del mundo, que vivan en consecuencia y muestren evidencias de las mismas. La posibilidad de acceder a la cultura del grupo o sociedad está dada por la misma oportunidad con que se presentan las interacciones, en ocasiones totalmente intencionadas, y en otras mediadas por la casualidad e inmediatez de los ambientes (p. 290).
En el caso de la cultura mexicana, según Domínguez (14 de octubre de 2020), la familia constituye una parte muy significativa en la cual se reflejan vínculos, valores arraigados e interdependencia que la caracterizan. Además, los mexicanos suelen ser reconocidos en muchos países del mundo por su simpatía, apertura, nobleza, comunicatividad y extroversión, lo que los hace propensos a establecer amistades fácilmente (Espinoza, 21 de septiembre de 2020).
En lo que respecta a la convivencia escolar, diversos autores como Chaparro et al. (2015), Fierro-Evans y Carbajal-Padilla (2019) y Ochoa y Salinas (2019), la conceptualizan como un proceso destinado a cultivar habilidades para la coexistencia armónica. Esto implica promover la construcción de entornos educativos que favorezcan el desarrollo académico y la formación de individuos capaces de ejercer su ciudadanía desde una perspectiva basada en valores como el respeto, la tolerancia y la igualdad. De esta manera, se busca dotar a los individuos de las habilidades necesarias para abordar y resolver conflictos de manera constructiva.
En cuanto a la convivencia, Bayón y Saraví (2019) la definen como el acto de “vivir en compañía de otros” (p. 9), lo que plantea la cuestión de cómo las personas interactúan en su vida diaria, cómo tratan a sus semejantes y establecen relaciones con ellos. Desde esta perspectiva, la presencia o ausencia de experiencias sociales compartidas y su intensidad en una variedad de contextos -como instituciones educativas, centros de salud, medios de transporte público, lugares de consumo, parques y áreas de entretenimiento- se considera un factor importante que influye en la naturaleza de la convivencia social.
No obstante, el distanciamiento y el confinamiento social ocasionaron un cambio repentino en los hábitos y rutinas que alteró la convivencia en la sociedad. Esto resultó en dispersión y desintegración que afectó la estructura social y generó una alteración en la conexión, interacción y cohesión social que normalmente proporcionan un sentido de coherencia y unidad. Esta afirmación puede ser sustentada con la investigación de Askarizad y He (2022), quinees hallaron que la aplicación de medidas de confinamiento durante la pandemia de covid-19 como estrategia preventiva tuvo un impacto negativo en la salud psicológica de las personas atribuido a la falta de flexibilidad en el diseño urbano anterior a la pandemia. Por ende, y con el objetivo de equilibrar el distanciamiento social e interacciones, los autores proponen un marco innovador para el diseño de mobiliario urbano pospandémico, con potencial aplicación en otras áreas urbanas en el futuro.
En el ámbito educativo, el cambio ocasionado por la pandemia provocó la suspensión de las actividades educativas y la transición a la educación a distancia, lo que representó un desafío significativo en cuanto a la convivencia escolar. Fue necesario establecer nuevos espacios virtuales y formas de interacción para redefinir la convivencia escolar en la “nueva normalidad”. Sobre este tema, Di Napoli (2020) sostiene que, debido a la ausencia física del espacio escolar, la convivencia experimentó una reconfiguración espacio-temporal significativa, lo que llevó a un cambio profundo en la dinámica de las interacciones sociales.
Debido a todas estas restricciones, se observó un significativo incremento en la participación en actividades culturales a través de plataformas en línea con acceso a Internet, pues el distanciamiento social obligó a las personas a buscar nuevas formas de comunicarse y mantener conexiones virtuales con el mundo, así como a encontrar alternativas para llevar a cabo sus actividades en una rutina diaria completamente transformada (Morales y Portilla, 2020).
En consecuencia, las personas tuvieron que adaptar sus formas de esparcimiento y convivencia, trasladándolas a la interacción en línea desde sus hogares. Un panorama de las actividades relacionadas con la convivencia y el esparcimiento social durante el confinamiento se muestra en la Encuesta Nacional sobre Hábitos y Consumo Cultural 2020. Según Nivón (2020), las tres actividades menos atractivas, o a las que menos tiempo dedicaron los encuestados, fueron ver teatro en línea, visitar museos en línea y asistir a presentaciones de danza y baile en línea. En cambio, las actividades a las que más tiempo dedicaron fueron consultar en redes sociales, ver películas o series, y tomar cursos o talleres en línea. Otras actividades predominantes fueron escuchar música o ver videos musicales, leer libros impresos y utilizar las redes sociales para publicar contenido en plataformas como TikTok, Instagram, Facebook, entre otras.
Por todo lo anterior, se puede justificar el desarrollo de investigaciones enfocadas en la influencia de la cultura en las dinámicas de convivencia y esparcimiento después del covid-19, ya que esto resulta crucial para comprender cómo la pandemia ha alterado la forma en que las personas interactúan y experimentan estos entornos. Por ende, en el caso específico del presente trabajo se ha procurado investigar cómo perciben estos cambios los estudiantes universitarios y cómo proponen estrategias para una convivencia y esparcimiento saludables en estos entornos.
Materiales y método
El presente es un estudio de tipo cuantitativo, con un diseño no experimental de tipo descriptivo, en el que participaron estudiantes de diversas instituciones de educación superior en el estado de Tabasco. La población se consideró en función de los criterios de accesibilidad y heterogeneidad. La primera vez que se aplicó el instrumento, se invitó a participar a estudiantes matriculados en el periodo escolar de febrero a julio de 2020, de todos los semestres que estaban inscritos en la División Académica de Educación y Artes de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. La segunda vez se aplicó en el periodo escolar de agosto de 2023 a enero de 2024, también en la misma división académica.
La población de análisis estuvo compuesta por 539 estudiantes de licenciatura matriculados en la División Académica de Educación y Artes, donde se ofrecen cuatro programas educativos: licenciatura en Ciencias de la Educación, en Comunicación, en Gestión y Promoción de la Cultura y en Idiomas. De estos estudiantes, el 36 % correspondía al género masculino, mientras que el 64 % era del género femenino. En cuanto a la edad, el promedio se situaba en 22 años.
Con la intención de medir el grado de adaptación y/o modificación de las prácticas después de un tiempo, se decidió replicar el instrumento con ajustes en las afirmaciones del cuestionario, de modo que se consideró una muestra de 102 estudiantes de la misma división académica.
El instrumento utilizado consistió en un cuestionario compuesto por cinco preguntas cerradas para conocer la percepción de los estudiantes sobre su disposición para modificar o adaptarse a las nuevas situaciones relacionadas con las prácticas culturales y de esparcimiento surgidas a raíz de la pandemia. El cuestionario se organizó en dos dimensiones: la primera abordaba información general (género, edad y semestre), mientras que la segunda dimensionaba las actividades de esparcimiento, convivencia social y familiar, con énfasis en las acciones, prácticas, adaptaciones y/o modificaciones en aspectos culturales en el ámbito social, familiar y escolar. Para la primera aplicación del cuestionario, se diseñaron cinco ítems:
Estoy dispuesto(a) a tener reuniones con amigos y familiares con un máximo de 15 personas.
Estoy dispuesto(a) a modificar mis prácticas de saludar de mano, abrazo y beso a las personas.
Estoy dispuesto(a) a llevar a cabo actividades de esparcimiento (asistir a convivios en mi comunidad, al cine, parque, plazas comerciales, eventos culturales y deportivos) respetando las normas que indiquen las autoridades.
Me preocupa que se modifiquen o eliminen las representaciones culturales, religiosas y deportivas propias de la comunidad o el entorno (ferias, fiestas patronales, actividades culturales, torneos, maratones).
Me preocupa que se prolongue más el distanciamiento social y no poder ver a mi familia por tiempo indefinido.
Para el segundo cuestionario, se diseñaron tres ítems adicionales:
Continúo teniendo reuniones con amigos y familiares con un máximo de 15 personas.
Modifiqué mis prácticas de saludo y ya no doy la mano, abrazo o beso a las personas.
Procuro asistir a actividades de esparcimiento (convivios en mi comunidad, cine, parque, plazas comerciales, eventos culturales y deportivos) que continúen respetando las normas de convivencia del covid-19.
El proceso de aplicación del primer cuestionario se llevó a cabo durante el ciclo escolar 2020-01, mientras que la segunda aplicación se realizó en el ciclo escolar 2023-02. La administración de los cuestionarios se realizó de forma electrónica a través de Google Forms. Estos cuestionarios estaban compuestos por cinco preguntas que empleaban una escala tipo Likert con valorizaciones que iban del 1 al 5, donde 1 correspondía a “totalmente en desacuerdo”, 2 a “en desacuerdo”, 3 a “ni de acuerdo ni en desacuerdo”, 4 a “de acuerdo”, y 5 a “totalmente de acuerdo”. Los participantes tardaron un promedio de 20 minutos en completar el cuestionario en línea.
Antes de responder al cuestionario, cada estudiante proporcionó su consentimiento informado. Una vez aplicado el cuestionario, se aseguró de que los participantes comprendieran las preguntas y la escala de respuestas. Posteriormente, los datos se ingresaron en el programa de hojas de cálculo Excel. En esta plataforma, se analizaron los porcentajes de las respuestas en relación con la información general y los porcentajes de los componentes o factores de la escala correspondientes. El mismo procedimiento se llevó a cabo para el segundo cuestionario.
Resultados
A continuación, se presenta un análisis detallado de los resultados recopilados en la encuesta, los cuales se muestran en estadísticas que ilustran las respuestas emitidas por los participantes ante preguntas específicas. Además, se incluye una reflexión sobre las implicaciones que surgen de estos resultados y cómo afectan a la sociedad en su conjunto.
De acuerdo con los datos recopilados de los estudiantes participantes en la muestra, se observa que el 36 % pertenecen al género masculino, mientras que el 64 % corresponde al género femenino. En cuanto a la distribución por semestres, se encontró que el 23 % cursa el 4.º semestre, el 14 % está en el 2.º semestre, el 12 % se encuentra en el 1.er y 6.º semestre, el 11 % está en el 3.er y 7.º semestre, el 6 % está en el 5.º semestre, el 3 % está en el 9.º y 10.º semestre, y el 1 % está distribuido en los semestres de 11.º a 14.º. Además, se determinó que el promedio de edad de los participantes es de 22 años.
En la tabla 1 se muestran los resultados de las actividades de esparcimiento, convivencia social y familiar comparando los periodos de aplicación.
Estrategias de convivencia y esparcimiento social y familiar en espacios públicos propuestas por estudiantes universitarios | |||||||||||
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2020-01 | 2023-02 | ||||||||||
TD | ED | NAND | DA | TA | TD | ED | NAND | DA | TA | ||
Reuniones | 13 % | 9 % | 28 % | 13 % | 37 % | 13 % | 16 % | 28 % | 29 % | 14 % | |
Saludos | 6 % | 3 % | 15 % | 11 % | 65 % | 16 % | 24 % | 23 % | 23 % | 14 % | |
Respeto a normas | 10 % | 6 % | 18 % | 13 % | 53 % | 8 % | 15 % | 33 % | 34 % | 10 % | |
Cambios en eventos | 18 % | 8 % | 24 % | 13 % | 37 % | 21 % | 29 % | 22 % | 19 % | 9 % | |
Distanciamiento social | 10 % | 4 % | 18 % | 15 % | 54 % | 26 % | 31 % | 18 % | 19 % | 6 % |
Nota: (TD)= Totalmente en desacuerdo, (ED)= En desacuerdo, (NAND)= Ni de acuerdo ni en desacuerdo, (DA)= De acuerdo, (TA)= Totalmente de acuerdo
Para visualizar de mejor manera la información en la figura 1 se muestra el comparativo de resultados de ambas aplicaciones.
La comparación de los resultados obtenidos en 2020 con los resultados actuales de 2023 respecto a las estrategias de convivencia y esparcimiento social y familiar en espacios públicos revela algunas tendencias interesantes y cambios en las opiniones de los estudiantes universitarios. A continuación, se presenta un análisis y discusión de estos cambios:
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Estoy dispuesto(a) a tener reuniones con amigos y familiares con un máximo de 15 personas después del covid-19. En la aplicación del cuestionario en 2020, se registró una notable cantidad de respuestas en la categoría “totalmente de acuerdo” (TA) (37 %), lo que indica un amplio respaldo a las estrategias de convivencia y esparcimiento social y familiar, concretamente en relación con la disposición a tener reuniones con amigos y familiares con un máximo de 15 personas después del covid-19. No obstante, se observó un 28 % de respuestas en la categoría “ni de acuerdo ni en desacuerdo” (NAND).
En cambio, los resultados de 2023 indican una mayor diversidad de opiniones sobre las reuniones en espacios públicos. Aproximadamente el 43 % de los encuestados (DA + TA) se manifiesta a favor de estas reuniones, mientras que el 28 % aún permanece en la categoría “ni de acuerdo ni en desacuerdo” (NAND). Además, se observa una disminución en el porcentaje de respuestas en la categoría “totalmente de acuerdo” (TA) en comparación con 2020. Este cambio podría ser indicativo de la influencia de eventos recientes o de cambios en la percepción de la seguridad de las reuniones en espacios públicos, como consecuencia directa de la pandemia de covid-19.
Durante y después de la pandemia, surgieron diversas actividades de ocio asociadas a la convivencia familiar. Por ejemplo, Junco (13 de julio de 2020) sugirió la inclusión de tareas como la organización de álbumes de fotografías familiares o la reconstrucción de la historia familiar mediante diálogos interactivos. Además, propuso la opción de ver películas o programas de televisión en compañía de la familia o amigos de manera virtual. Asimismo, hizo hincapié en la importancia de actividades grupales que promuevan la colaboración, la creatividad y la comunicación, tales como la reparación, construcción y ensamblaje de objetos en el hogar, la participación en juegos de mesa, actividades de conocimiento y juegos de cartas compartidos en el entorno familiar. Estas actividades pueden haber contribuido a la evolución de las percepciones y actitudes de los estudiantes universitarios hacia las reuniones en espacios públicos, lo que demuestra una mayor consideración por la seguridad y el bienestar colectivo.
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Con respecto a la segunda pregunta -Estoy dispuesto(a) a modificar mis prácticas de saludar de mano, abrazo y beso a las personas-, en 2020, la mayoría de los estudiantes mostraron disposición a modificar sus prácticas de saludo tradicionales, con el 65 % de respuestas en la categoría “totalmente de acuerdo” (TA) a favor de adoptar cambios en los saludos. Sin embargo, con los datos de 2023, aproximadamente el 40 % de los encuestados aún se muestra reacio a saludar en espacios públicos, mientras que el 37 % considera que modificar estas prácticas es importante. Se observa una disminución en la proporción de respuestas “totalmente de acuerdo” (TA) en comparación con 2020, lo que sugiere una estabilización en las opiniones sobre el saludo en espacios públicos y una menor disposición a modificar las prácticas tradicionales.
Ante esta situación, el Gobierno de México (2020) propuso la adopción de formas alternativas y corteses de saludar, con el objetivo de reducir el contacto físico y prevenir la propagación de enfermedades contagiosas. Entre estas alternativas se encuentran el saludo de corazón, propuesto por el actual presidente de México, que implica llevar una o ambas manos al pecho o a la altura del corazón. Asimismo, el saludo de Wuhan, originado en China y popularizado en redes sociales, que consiste en juntar las palmas de las manos o hacer contacto con la punta de un pie con el pie opuesto de la otra persona; y el Namasté, un saludo proveniente de la India que ha sido adoptado por muchos países durante la pandemia, que implica unir las manos y realizar una leve reverencia. Estas alternativas ofrecen formas respetuosas de saludar que reducen el riesgo de propagación de enfermedades sin comprometer la cortesía y el respeto interpersonal.
En España, durante la pandemia, surgieron nuevas formas de saludo como los besos al aire, el choque de codos y el dar pie con pie, lo que implicó un cambio en algunas de las costumbres tradicionales de saludo. Según Díaz (18 de abril de 2020), en este país las personas suelen saludarse con frecuencia, lo que puede interpretarse como una expresión de afecto y cercanía que refleja la cultura sociable y alegre de la región.
Es importante destacar que cada país tiene sus propias formas de saludar, y aunque algunas pueden parecer similares, sus diferencias radican en las influencias culturales que las hacen distintas. Incluso si el gesto es idéntico, algunos saludos pueden ser más expresivos, mientras que otros se centran en demostrar respeto. Además, el saludo puede variar según la persona que lo realiza. Sin embargo, al final, es posible identificar patrones comunes y tradiciones arraigadas en los diferentes métodos de saludo en todo el mundo.
Por ejemplo, en el caso de la población mexicana, antes de la pandemia el saludo más común era el apretón de manos, seguido de un beso en la mejilla entre personas de confianza. Sin embargo, con la llegada de la pandemia, estas prácticas cambiaron cuando el Instituto Nacional de Salud Pública (2020) comunicó la prohibición de los saludos de mano y brazo. En respuesta, surgieron nuevas formas de saludo como levantar la mano, juntar las palmas, hacer una reverencia, chocar los pies o simplemente decir “¡Hola!”. Estos cambios en las formas de saludo evidenciaron la adaptabilidad y el compromiso de la sociedad mexicana para enfrentar los desafíos de la pandemia y proteger la salud pública. Posteriormente, algunas de estas nuevas formas de saludo continuaron siendo parte de la cotidianidad en la cultura mexicana.
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En cuanto a la tercera pregunta, que indagó sobre la disposición para participar en actividades de esparcimiento respetando las normas establecidas por las autoridades, se observa que la mayoría de los estudiantes (34 % en total entre las categorías “de acuerdo” y “totalmente de acuerdo”) aún respalda el cumplimiento de dichas normas. Sin embargo, se evidencia una disminución en la proporción de respuestas “totalmente de acuerdo” (TA) en comparación con el año 2020, cuando el 53 % de los estudiantes expresaron estar “totalmente de acuerdo” (TA) con las estrategias propuestas para respetar las normas en espacios públicos. A pesar de esta reducción en el porcentaje de respuestas “totalmente de acuerdo” (TA) en 2023, el respaldo general al cumplimiento de las normas sigue siendo significativo. Este cambio podría reflejar una mayor conciencia y valoración de la importancia de estas normas en los espacios públicos.
Durante el periodo de confinamiento, la sociedad se vio afectada por los impactos de la pandemia, ya que el distanciamiento social provocó cambios en las rutinas diarias, la separación de amigos y la postergación de actividades recreativas, así como de compromisos sociales, personales y académicos.
De acuerdo con Contreras (2022), el prolongado periodo de confinamiento conllevó diversas consecuencias, entre las que se destacan el aburrimiento debido a la permanencia constante en el hogar, la repetitiva rutina, la limitación del espacio, la incapacidad para socializar con compañeros de escuela, la ansiedad causada por contagios entre conocidos o seres queridos, y la dificultad para afrontar pérdidas, que en ocasiones han ocurrido a distancia debido a las restricciones sanitarias. El exceso de tiempo libre en un espacio reducido, la ociosidad y la convivencia forzada impuesta por las medidas de confinamiento influyeron, en varios casos, en la generación de un sentimiento paradójico de soledad en el propio hogar.
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Respecto a la cuarta pregunta sobre la preocupación por la modificación o eliminación de representaciones culturales, religiosas y deportivas propias de la comunidad o el entorno (ferias, fiestas patronales, actividades culturales, torneos, maratones), en 2020 se observó una diversidad de respuestas, con una proporción media tanto en la categoría “totalmente de acuerdo” (TA) como en “totalmente en desacuerdo” (TD). Empero, en 2023, la mitad de los estudiantes (50 % en total entre TD y ED) no están a favor de realizar modificaciones en eventos en espacios públicos, lo que demuestra una mayor resistencia al cambio con el tiempo y sugiere que las actitudes hacia la modificación de eventos en espacios públicos se han vuelto menos favorables.
El distanciamiento social fue una medida crucial durante los años de pandemia, marcados por desafíos sin precedentes. Durante esta época, se vieron afectadas y canceladas diversas celebraciones de gran importancia, como las festividades de Semana Santa, el Día de la Madre, la celebración de la independencia, el Día de Muertos y las conmemoraciones relacionadas con el Día de la Virgen de Guadalupe. A nivel internacional, eventos y competencias deportivas como los Juegos Olímpicos Tokio 2020 también fueron suspendidos por la pandemia y las medidas de prevención implementadas.
Durante la pandemia, la Organización Mundial de la Salud [OMS] (2020) emitió un llamado a la población en el que instó a evitar las reuniones con amigos y familiares durante las festividades navideñas debido a que dichas reuniones implicaban riesgos significativos para la salud pública.
En cuanto a la última pregunta “Me preocupa que se prolongue más el distanciamiento social y no poder ver a mi familia por tiempo indefinido”, los resultados del cuestionario en 2020 mostraron que la mayoría de los encuestados estaban preocupados, con el 69 % en total entre aquellos que estaban “de acuerdo” y “totalmente de acuerdo”. En la actualidad, sigue habiendo una clara división de opiniones, con el 57 % en total entre aquellos que están “totalmente en desacuerdo” y “en desacuerdo” con el distanciamiento social. Además, la proporción de respuestas “totalmente de acuerdo” ha disminuido significativamente en el 6 %. Estos datos indican que, aunque la preocupación por el distanciamiento social ha disminuido en comparación con 2020, todavía existe una división en las opiniones sobre esta estrategia en espacios públicos.
Finalmente, se puede indicar que durante la pandemia la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (ENCOVID-19), realizada por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana (2020), destacó que los síntomas de ansiedad y depresión fueron más prominentes en la población con menores recursos económicos. Según los hallazgos, el 34 % de las personas pertenecientes al estrato socioeconómico más bajo manifestaban síntomas severos de ansiedad, en comparación con el 23 % de aquellos que se encontraban en el nivel socioeconómico más alto.
Discusión
Este estudio examinó la percepción de los estudiantes universitarios respecto a los cambios en la convivencia y el esparcimiento en el contexto pospandemia, así como las estrategias implementadas para mantener una convivencia saludable y segura en el campus universitario. Los resultados obtenidos revelan la disposición de los estudiantes a adaptar sus prácticas sociales ante las nuevas circunstancias generadas por la pandemia. Además, muestran que han tomado medidas para garantizar una convivencia segura y saludable en el entorno universitario, como la organización de actividades al aire libre, la implementación de protocolos de higiene y distanciamiento social, y la promoción de la comunicación y el diálogo entre los estudiantes.
Sobre la adopción de estrategias, una investigación realizada en Italia por Nizzolino y Canals (2023) resalta los cambios en las percepciones y comportamientos de los estudiantes universitarios italianos durante la pandemia. En esta se observó una disminución en las expectativas sociales y un aumento en la autoadministración, especialmente en un entorno de aprendizaje remoto.
Ahora bien, cabe mencionar que este estudio solo se enfocó en estudiantes de instituciones de educación superior en el estado de Tabasco, por lo que sería enriquecedor llevar a cabo investigaciones similares en otros niveles educativos y en distintas áreas geográficas o contextos. Aun así, también se debe señalar que los resultados obtenidos en este trabajo coinciden con hallazgos de otras investigaciones sobre la adaptación de los estudiantes universitarios a la pandemia de covid-19. Por ejemplo, el estudio realizado por Rendón et al. (2023) muestra que los estudiantes han implementado medidas de higiene y distanciamiento social para garantizar la seguridad en el campus universitario.
Otros resultados similares fueron analizados por Da Rosa et al. (2023) en el contexto universitario brasileño. En su investigación, se evidencia un impacto significativo en la salud mental de los estudiantes debido a los cambios ocasionados por las estrategias para enfrentar la pandemia, exacerbando dificultades preexistentes. A pesar de que existe un optimismo en cuanto a la reanudación de actividades presenciales, los estudiantes también expresaron preocupación acerca del futuro, por lo que las instituciones de educación superior deben proporcionar recursos para prevenir el sufrimiento psicológico y potenciar el éxito académico. Además, se debe trabajar en fomentar la comunicación y el diálogo entre los estudiantes como elementos fundamentales para mantener una convivencia saludable en el contexto pospandemia (Velasco, 2020).
Conclusión
En respuesta a la pregunta de investigación de este estudio, se puede indicar que si bien ha habido una cierta adaptación y estabilización de las opiniones en torno a las estrategias de convivencia en espacios públicos, todavía persiste una diversidad de perspectivas. La pandemia de covid-19 ha tenido un impacto significativo en la forma en que las personas perciben y practican las interacciones sociales y las estrategias de convivencia. De hecho, se ha observado un cambio en la disposición para modificar las prácticas sociales aprendidas, aunque esta realidad no es uniforme y varía según la estrategia en cuestión, ya que la influencia de la cultura y la percepción de la seguridad son factores importantes en estas actitudes.
Además, se deben reconocer no solo las recomendaciones emitidas por los organismos de salud y entes de gobiernos, sino también la adaptabilidad de las personas y su disposición para modificar las prácticas sociales para prevenir la propagación de enfermedades contagiosas.
En resumen, los estudiantes demuestran una disposición significativa para cambiar las prácticas sociales aprendidas durante la pandemia y en el periodo de recuperación posterior a esta. Esta disposición se caracteriza por un mayor énfasis en la familia, la valoración de las relaciones interpersonales, la participación activa en actividades de esparcimiento y la adaptación a las circunstancias cambiantes. Estos hallazgos pueden ser de gran utilidad para las autoridades universitarias y para nuevas líneas de investigación, así como para otros autores interesados en el tema, ya que proporcionan información valiosa sobre las dinámicas de convivencia y esparcimiento adoptadas por los estudiantes universitarios en el contexto pospandemia.
Futuras líneas de investigación
Con base en los resultados y limitaciones de este estudio, se pueden proponer varias líneas de investigación futura para profundizar en el tema de la adaptación de los estudiantes universitarios a la pandemia de covid-19. Algunas de estas líneas pueden ser las siguientes:
Investigar las experiencias de los estudiantes universitarios en relación con la convivencia y el esparcimiento en el contexto pospandemia. Para esto, se pueden emplear métodos cualitativos para comprender mejor las percepciones, emociones y actitudes de los estudiantes hacia las medidas de distanciamiento social, la comunicación y el diálogo, así como hacia las actividades al aire libre.
Explorar las diferencias regionales y contextuales en la adaptación de los estudiantes universitarios a la pandemia de covid-19. Para eso, se pueden comparar los resultados de este estudio con los de otras regiones o contextos para identificar similitudes y diferencias en las estrategias de convivencia y esparcimiento adoptadas por los estudiantes.
Estas líneas de investigación servirían para ofrecer una comprensión más completa de la adaptación de los estudiantes universitarios a la pandemia de covid-19 y a la identificación de estrategias efectivas para mantener una convivencia y esparcimiento saludables en el campus universitario.