Introducción
A finales del siglo pasado, el psicólogo Martin Seligman introdujo una nueva mirada en la Psicología estableciendo el paradigma de la Psicología Positiva (PsP), el cual busca incrementar las fortalezas y virtudes de las personas, promover el potencial humano, la búsqueda de la excelencia y la comprensión de emociones positivas (Domínguez e Ibarra, 2017). Así, derivado de este enfoque se establecieron cuatro pilares de estudio en la materia: emociones positivas, rasgos positivos, relaciones positivas e instituciones positivas, las cuales promueven el desarrollo de estas emociones y rasgos (Palomera, 2017).
La aplicación de la PsP se ha enfocado en el desarrollo de estrategias, herramientas y programas de promoción de la salud, intervención o prevención (Hervás, 2009); sin olvidar que se ha orientado a investigar diversos constructos como la resiliencia, la valentía, el altruismo y, el tema central del presente estudio, la felicidad (Fernández-Ríos, 2018; Hervás, 2009).
A partir del interés en el estudio de la felicidad, han surgido diversas definiciones a partir de diferentes paradigmas, incluso se han utilizado otros términos como “satisfacción vital” o “bienestar subjetivo” a manera de sinónimos de felicidad (Domínguez e Ibarra, 2017; Flores-Kanter, Muñoz-Navarro y Medrano, 2018), lo cual es un hecho destacable, ya que estos conceptos hacen alusión a constructos diferentes (Alarcón, 2006; Moyano y Ramos, 2007), originando confusiones en la interpretación de resultados de las investigaciones sobre la materia.
La felicidad, de acuerdo con Alarcón (2015), se define como “un estado de satisfacción, más o menos duradero, que experimenta subjetivamente un individuo en posesión de un bien deseado” (p. 8). Añadido a ello, el mismo autor señala que existen tres características importantes: 1) La satisfacción es vivida por la persona subjetivamente mediante una evaluación en la que participan elementos afectivos y cognitivos, 2) puede ser duradera o perderse y 3) es resultado de la obtención de un bien material o inmaterial y cuyo valor dependerá de cada persona.
En sus inicios, el estudio de este constructo fue realizado por economistas quienes consideraban al dinero como un elemento determinante en la felicidad en las personas; no obstante, tras diversas investigaciones se ha apuntado que existen factores de mayor importancia, que influyen positivamente en la felicidad (Domínguez e Ibarra, 2017) como hacer voluntariado (Frey, 2020), la gratitud (Alarcón y Caycho, 2015) o las relaciones sociales (Jain, Sharma y Mahendru., 2019).
Con respecto a otras variables de estudio se encuentra, en primer lugar, el optimismo, que consiste en una configuración cognitiva aprendida que promueve la existencia de expectativas positivas o esperanzadoras hacia acontecimientos próximos (Vera-Villarroel et al., 2017), se ha hallado relacionado con la felicidad a través de diversas investigaciones en numerosos contextos como el español (Ahn y Mochón, 2010), argentino (Mustaca, Kamenetzky y Vera, 2010) o mexicano (Marrero, Carballeira y González, 2014).
Referente a la autoestima, esta es entendida como el conjunto de pensamientos y sentimientos que una persona tiene sobre sí misma y como la confianza en el propio individuo (Ruiz-González, Medina-Mesa, Zayas y Gómez-Molinero, 2018), se ha vinculado a la felicidad por diversos autores en población estadounidense (Ford, Lappi y Holden, 2016), argentina (Mustaca et al., 2010) y mexicana (Núñez, González y Realpozo, 2015).
Por su parte, la satisfacción vital apunta al sentimiento de bienestar con uno mismo en la propia vida, lo cual no se relaciona con la satisfacción o aprobación de las condiciones objetivas de ésta (Ruiz-González et al., 2018). A pesar de que este término ha sido empleado como sinónimo de la felicidad, existe evidencia empírica que los ha señalado como constructos diferentes a través de una asociación positiva, en diversas poblaciones (Carballeira, González y Marrero, 2015; Koç y Pepe, 2018; Mustaca et al., 2010).
En cuanto a la tolerancia a la frustración, ésta ha sido definida como la habilidad para conducirse y hacer frente a condiciones adversas y estresantes sin sentirse abrumado por dicha situación (Oliva et al., 2011) , y ha sido asociada a mayores niveles de felicidad por diversos estudios (Haji, Mohammadkhani y Hahtami., 2011; López-Walle et al., 2020).
Sumado a lo anterior, los valores, entendidos como creencias subjetivas vinculadas a emociones, funcionan como metas abstractas culturales que dirigen a los individuos estableciendo estándares de conducta y de evaluación del mundo (Bilbao, Techio y Páez, 2007), se han asociado con la felicidad a través de la literatura internacional (Bilbao et al., 2007; Caunt, Franklin, Brodaty y Brodaty, 2013; Shibuya, 2016).
Finalmente, es preciso señalar, que el estudio de la felicidad en estudiantes universitarios sugiere que esta población se encuentra en la etapa del desarrollo vital que comprende elementos de una persona feliz y con mayores niveles de ésta (Domínguez e Ibarra, 2017; Vera, Yañez y Grubits, 2013), además de ejercer un efecto positivo sobre el rendimiento académico (Ramírez y Fuentes, 2013; Sánchez, Pírela y Arraga, 2018). Así, el estudio y relevancia de algunas variables positivas en el contexto universitario ha proporcionado un panorama acerca de los beneficios que tiene la PsP para los estudiantes, por lo que se ha señalado cómo el optimismo se vincula con un alto desempeño académico (Ahmad y Amin, 2017), determina la permanencia escolar y reduce el riesgo de deserción (Fernández, González y Trianes, 2015). Por otro lado, la autoestima se ha descrito como relevante para la adaptación al contexto universitario (De Besa, Gil y García, 2019), mientras que altos niveles de satisfacción vital se relacionan con una mejor calidad en la vida educativa y actitud hacia la escuela, así como un incremento del promedio escolar (Koç y Pepe, 2018).
Por todo lo anterior, el presente estudio tiene como objetivo analizar la relación entre la felicidad, el optimismo, la autoestima, la satisfacción vital, la tolerancia a la frustración y los valores en estudiantes universitarios mexicanos.
Desarrollo
Diseño y participantes
El presente estudio se realizó con un enfoque cuantitativo, de diseño no experimental, con un corte transversal ex post facto y con alcances exploratorio, descriptivo y correlacional. La muestra fue seleccionada de manera no probabilística y por conveniencia; se constituyó por 446 estudiantes de Psicología de una universidad pública mexicana del centro del país (363 mujeres y 83 hombres), con un rango de edad de 18 a 30 años (M= 21.12; DT=2.61), y de los cuales 299 mujeres (82.4%) y 77 hombres (92.8%) provinieron de zonas urbanas.
Cuestionario de datos sociodemográficos
Fue elaborado para el estudio y conformado por preguntas referidas a aspectos personales de los participantes como su sexo, edad, semestre en curso y estado de origen.
Escala de Felicidad de Lima (EFL; Alarcón, 2006)
Fue validada en población mexicana por Rodríguez-Hernández, Domínguez-Zacarías y Escoto (2017) y evalúa la felicidad percibida. Dicho instrumento se integra de dos dimensiones: satisfacción con la vida (4 ítems) y sentido positivo de la vida (5 ítems), evaluados por una escala Likert con cuatro puntos de anclaje que va de 1=Totalmente en desacuerdo a 4=Totalmente de acuerdo. Las consistencias internas de las subescalas presentan Alfas de 0.73 y 0.81 respectivamente.
Escala de autoestima (Rosenberg, 1965)
Este instrumento fue validado para estudiantes universitarios mexicanos (Jurado, Jurado, López y Querevalú, 2015). Se utilizó para conocer la evaluación que el sujeto realiza de su propia imagen, las construcciones de actitudes positivas hacia sí mismo y hacia los demás. Se trata de una escala unidimensional compuesta por 10 ítems, de los cuales cinco se expresan en positivo y cinco en negativo; se evalúan mediante una escala tipo Likert que va del 1=Totalmente en desacuerdo al 4=Totalmente de acuerdo. La confiabilidad del instrumento es de α = 0.79.
Escala para la evaluación de la Satisfacción Vital (Huebner, 1991)
Se utilizó la adaptación española realizada por Oliva et al. (2011). Dicho instrumento tiene como objetivo evaluar la satisfacción vital de los adolescentes. Se trata de una escala unidimensional compuesta por 7 ítems que se evalúan a través de una escala tipo Likert de siete anclajes que van de 1=Totalmente en desacuerdo a 7=Totalmente de acuerdo. La consistencia de la escala fue de α = 0.81
Escala para la evaluación del optimismo (Bar-On y Parker, 2000)
Forma parte del Emotional Quotient Inventory Youth Version (EQ-i: YV) en su versión extensa. Se implementó la adaptación al castellano realizada por Oliva et al. (2011) de la subescala Humor General en versión original, cuyo objetivo es evaluar la capacidad para mantener una actitud positiva ante la vida, así como la capacidad para sentirse satisfecho consigo mismo y con los demás. Esta adaptación es una escala unifactorial compuesta por 8 ítems evaluados en una escala tipo Likert con cinco anclajes que van de 1=Nunca a 5=Siempre. Respecto a la confiabilidad, el instrumento presenta un Alfa de Cronbach de 0.87.
Escala para la evaluación de la tolerancia a la frustración (Bar-On y Parker, 2000)
También forma parte de EQ-i:YV en su versión extensa y de la cual se implementó la adaptación al castellano realizada por Oliva et al. (2011), de la subescala estrés tolerante de la versión original. Mediante este instrumento, se detecta la capacidad de los adolescentes para resistir a sucesos adversos y situaciones estresantes, así como la capacidad para resistir o demorar un impulso. Es una escala unifactorial que consta de 8 ítems evaluados por una escala tipo Likert donde 1=Nunca y 5=Siempre. En cuanto a la consistencia interna de la escala, se obtuvo un α de 0.62.
Escala de valores para adolescentes (Oliva et al., 2011)
Fue creada con el propósito de evaluar la importancia que los adolescentes conceden a un conjunto de valores implicados en su propio desarrollo positivo. Es una escala multifactorial conformada por tres factores: 1) Valores sociales, formada por 9 ítems que se agrupan en 3 sub-factores: 1.1 Compromiso social, 1.2 Prosocialidad y 1.3 Justicia e igualdad; 2) Valores personales, constituido por 9 ítems estructurados en 3 sub-factores: 2.1 Honestidad, 2.2 Integridad y 2.3 Responsabilidad; y 3)Valores individualistas, conformado por 6 ítems distribuidos en 2 sub factores: 3.1 Reconocimiento social y 3.2 Hedonismo; no obstante, referente a esta última dimensión se empleó únicamente el sub-factor de reconocimiento social. Así, se utilizaron un total de 21 ítems evaluados por una escala tipo Likert de 7 anclajes, donde 1=Nada importante y 7=Lo más importante. Los Alfas de Cronbach por dimensiones oscilaron entre 0.84 y 0.90.
Procedimiento
Se conformó un instrumento virtual de evaluación, el cual fue distribuido mediante correo electrónico y aplicándose a través de Google Forms, lo que permitió a los participantes contestar desde sus celulares o computadoras en el horario más conveniente para ellos, y con un tiempo promedio de respuesta de 25 minutos.
Al momento de compartir el enlace del cuestionario se presentaron los objetivos de la investigación, se hizo énfasis en la voluntariedad de su participación y en la confidencialidad y anonimato de las respuestas; aunado a ello, se obtuvo la aceptación del consentimiento informado previo a comenzar el instrumento. La recolección de datos de hizo durante el verano de 2017.
Aspectos éticos
Se siguieron los principios deontológicos determinados por la American Psychological Association (APA; 2017) y la Sociedad Mexicana de Psicología (2010) en la investigación con seres humanos. En ese sentido, fue un estudio ex post facto que no puso en riesgo la integridad física o psicológica de los participantes, añadido a ello se garantizó el anonimato, voluntariedad, confidencialidad y se obtuvo el consentimiento informado.
Análisis estadísticos
Se utilizó el programa Statistical Package for the Social Sciences v.21. Se realizaron análisis descriptivos de tendencia central, y se calculó el coeficiente de Alfa de Cronbach para determinar la fiabilidad de los instrumentos; la estimación de la normalidad de los datos se halló mediante la prueba de Kolmogorov Smirnov (K-S), y finalmente, se llevó a cabo un análisis de correlación por medio del índice de Pearson.
Resultados
Con respecto a los análisis de consistencia interna, los resultados muestran que todos los instrumentos presentan un Alfa de Cronbach, elevados para ambos sexos, los cuales oscilaron entre .802 y .931 Aunado a ello, la prueba K-S mostró que la mayoría de las escalas presentaron una distribución normal en la muestra de hombres, no así en el caso de las mujeres; no obstante, se recurrió al uso de pruebas paramétricas con el fin de robustecer la estimación del tamaño del efecto (García-Méndez y Rivera-Ledesma, 2020).
Referente a los análisis de medidas de tendencia central, se observó que las mujeres mostraron puntuaciones altas en la ESV y en la subescala de Valores Sociales; por su parte, los hombres indicaron altos puntajes en ambas subescalas de la EFL, en los instrumentos para la evaluación de la Autoestima y del Optimismo, así como en la subescala de valores personales (véase Tabla 1).
Escala/Dimensión | Sexo | n | a | K-S | □ | DT | Mín | Máx |
1 | M | 363 | .802 | .000 | 3.72 | .76 | 1.00 | 5.00 |
H | 83 | .812 | .091 | 3.75 | .81 | 1.25 | 5.00 | |
2 | M | 363 | .861 | .000 | 4.49 | .73 | 1.00 | 5.00 |
H | 83 | .831 | .000 | 4.25 | .92 | 1.75 | 5.00 | |
3 | M | 363 | .859 | .000 | 5.22 | 1.10 | 1.57 | 7.00 |
H | 83 | .872 | .000 | 5.03 | 1.27 | 1.43 | 7.00 | |
4 | M | 363 | .859 | .000 | 3.25 | .54 | 1.00 | 4.00 |
H | 83 | .878 | .200 | 3.25 | .60 | 1.70 | 4.00 | |
5 | M | 363 | .927 | .000 | 3.91 | .74 | 1.25 | 5.00 |
H | 83 | .931 | .019 | 3.91 | .87 | 1.63 | 5.00 | |
6 | M | 363 | .863 | .000 | 3.58 | .73 | 1.00 | 5.00 |
H | 83 | .873 | .200 | 3.61 | .80 | 1.00 | 5.00 | |
7 | M | 363 | .913 | .001 | 5.12 | 1.11 | 1.11 | 7.00 |
H | 83 | .894 | .200 | 5.00 | 1.15 | 1.00 | 7.00 | |
8 | M | 363 | .854 | .000 | 5.73 | .89 | 1.67 | 7.00 |
H | 83 | .832 | .001 | 5.54 | 1.00 | 2.00 | 7.00 | |
9 | M | 363 | .884 | .000 | 3.62 | 1.43 | 1.00 | 7.00 |
H | 83 | .903 | .200 | 3.79 | 1.68 | 1.00 | 7.00 |
Nota: M=Mujeres, H=Hombres, n=Submuestra,
α=Alfa de Cronbach,
K-S=Kolmogorov-Smirnov,
Finalmente, se presentan las correlaciones entre las variables estudiadas en la muestra de universitarios donde se puede observar que para ambos sexos existen asociaciones positivas y significativas entre la autoestima con la satisfacción con la vida (factor que compone a la felicidad) (Mujeres: r = .731, p<.01; Hombres: r = .712, p<.01), el optimismo (Mujeres: r = .716, p<.01; Hombres: r = .797, p<.01) y la satisfacción vital (Mujeres: r = .737, p<.01; Hombres: r = .747, p<.01); así como de ésta última con el optimismo (Mujeres: r = .770, p<.01; Hombres: r = .847, p<.01) y el sentido positivo de la vida (variable perteneciente a la EFL) (Mujeres: r = .767, p<.01; Hombres: r = .811, p<.01). En la muestra de hombres, además, también se encontraron correlaciones entre el optimismo con sentido positivo de la vida (r = .721, p<.01) y valores personales con valores sociales (r = .713, p<.01), las cuales son positivas y significativas (véase Tabla 2).
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | |
1 | .453** | .712** | .611** | .689** | .291** | .287** | .287** | .224* | |
2 | .652** | .563 | .811** | .721** | .281** | .358** | .398** | .214 | |
3 | .731** | .679** | .747** | .797** | .342** | .226* | .341** | .282** | |
4 | .682** | .767** | .737** | .847** | .335** | .360** | .446** | .252* | |
5 | .690** | .672** | .716** | .770** | .347** | .416** | .487** | .388** | |
6 | .250** | .331** | .304** | .344** | .306** | .289** | .318** | -.118 | |
7 | .266** | .173** | .253** | .223** | .363** | .108* | .713** | .046 | |
8 | .294** | .233** | .287** | .279** | .370** | .201** | .667* | .017 | |
9 | -.065 | -.125 | -.058 | -.045 | .022 | -.169* | .218* | .183** |
Nota: Los datos por encima de la diagonal pertenecen a los hombres y por debajo a las mujeres, **=p<.01(bilateral). *=p<.05(bilateral), 1=Satisfacción con la vida, 2=Sentido positivo de la vida, 3=Autoestima, 4=Satisfacción vital, 5=Optimismo, 6=Tolerancia a la frustración, 7=Valores sociales, 8=Valores personales, 9=Valores individuales.
Discusión
La presente investigación tuvo como objetivo analizar la relación entre la felicidad, el optimismo, la autoestima, la satisfacción vital, la tolerancia a la frustración y los valores en estudiantes universitarios mexicanos; en ese sentido, en primer lugar, es preciso señalar que los puntajes obtenidos sugieren respuestas esperables en el caso de la felicidad, el optimismo, la satisfacción vital y la autoestima, en donde varones y mujeres señalaron un alto acuerdo generalizado. Empero, es pertinente considerar la posible deseabilidad social de las respuestas (Domínguez, Aguilera, Acosta, Navarro y Ruiz, 2012), especialmente en la evaluación de los valores.
Para el caso de las dimensiones de felicidad, el sentido positivo de la vida se correlacionó positivamente con el optimismo y la satisfacción vital, lo cual está en la línea de lo hallado por Hernández y Carranza (2017), aunque la fuerza y significancia de dicha correlación en su estudio fue leve, contrario al presente artículo. Al respecto se ha incidido sobre la asociación positiva entre la felicidad y el optimismo (Ahmad y Amin, 2017; Kardas, Cam, Eskisu y Gelibolu, 2019), indicando que es este último el que ejerce una influencia directa sobre la felicidad; así, las personas optimistas utilizarían estrategias de afrontamiento activas tendiendo a enfocarse mayormente en los eventos y situaciones buenos o agradables que han vivido, lo cual las lleva a realizar una evaluación más positiva sobre otras áreas de su vida, y por ende, a ser más felices (Demirtaş, 2020).
El presente trabajo fortalece la evidencia sobre el vínculo positivo entre la felicidad y la satisfacción vital (Jain, 2019); al respecto, Koç y Pepe (2018) sugieren que las personas que experimentan felicidad obtienen beneficios positivos en su vida, como mayor salud, relaciones sociales más fuertes y una mayor satisfacción vital.
En el caso de la satisfacción vital y su relación con el optimismo, también confirmada por otros estudios (Mustaca et al., 2010; Torres-Salazar, Moreta-Herrera, Ramos-Ramírez y López-Castro, 2020), es conveniente considerar que puede deberse a que el optimismo genera un estado afectivo positivo, el cual pudiera moldear la evaluación que hacen las personas acerca de su vida y, en consecuencia, mejorar la percepción de satisfacción vital que ellas poseen (Torres-Salazar et al., 2020).
Con respecto a las asociaciones entre la autoestima con diferentes variables; en primer lugar, se halló la correlación positiva y significativa con el optimismo, en congruencia con reportado por Ahmad y Amin (2017), Iqbal, Nawaz, Zeeshan, Mumtaz y Ali (2019) y Vizoso y Arias-Gundín (2019). Al respecto, algunos autores, como De Besa et al. (2019) señalan que esta vinculación refuerza la premisa acerca de que los estudiantes optimistas suelen presentar mayores niveles de autoestima. En segundo término, se detectó una relación positiva entre la autoestima y la satisfacción vital, la cual ya ha sido descrita en diferentes investigaciones (Du, King y Chi, 2017; Freire y Ferreira, 2020; Jain, 2019) y que puede deberse al carácter social de la autoestima; así, el contexto escolar sería un espacio en el que los estudiantes conforman relaciones interpersonales significativas (Holst, Galicia, Gómez y Degante, 2017) que influyen en el desarrollo de su autoestima (Panesso y Arango, 2017) y esta, a su vez, incide de manera positiva en la satisfacción vital (González-Villalobos y Marrero, 2017).
Conclusiones
Los hallazgos obtenidos podrían servir en el desarrollo de programas de orientación y asesoramiento que fomenten la promoción de la felicidad y otras variables asociadas para mejorar la adaptación a la vida universitaria, el rendimiento académico, las relaciones interpersonales, la felicidad, y en suma, la calidad de vida de los estudiantes.
Es preciso señalar, que el presente estudio no está exento de limitaciones; por ejemplo: la muestra no probabilística, la falta de homogeneidad en la cantidad de hombres y mujeres, el uso de instrumentos no validados para la población de estudio, y la falta de control de la deseabilidad social de las respuestas. Con base en lo anterior, se sugiere que futuras investigaciones incluyan muestras probabilísticas y representativas, así como una cantidad homogénea de participantes hombres y mujeres que permita realizar diferenciaciones por sexo con respecto a los niveles de felicidad de las y los estudiantes.
Finalmente, se considera oportuno realizar estudios de diseño experimental, así como investigaciones con enfoque cualitativo, que permitan obtener evidencia sobre las variables y elementos culturales que influyen directamente en la felicidad de los mexicanos para poder generar un conocimiento más contextualizado sobre la materia.