Introducción
El pie equino varo aducto congénito es una deformidad compleja tridimensional con cuatro componentes: equino del tobillo, varo del talón, aducto del antepié, cavo y, en algunos casos, torsión tibial interna; es una de las malformaciones genéticas más comunes. La cifra estimada de nacimientos con pie equino varo aducto congénito es de uno a dos de cada 1,000 nacidos vivos, lo que representa 120,000 al año; la relación de masculino y femenino es de tres a uno; es bilateral en 40% de los casos. La mayoría (80%) ocurren en países en vías de desarrollo, como México.1 Algunos casos se asocian a enfermedades neuromusculares, anormalidades cromosómicas, síndromes mendelianos o no mendelianos y, en raros casos, a causas extrínsecas. El pie equino varo aducto congénito idiopático se presenta en niños sin alguna otra patología asociada.2,3,4,5
El tratamiento de esta deformidad ha sufrido un gran número de variantes a lo largo de las últimas décadas, cambiando del manejo no quirúrgico al quirúrgico; en la actualidad se ha retomado el tratamiento no quirúrgico. Desde los trabajos realizados por el Dr. Ponseti y el Dr. Kite, en 1963 y 1970, respectivamente, donde se proponía el uso de manipulación y enyesado, sin relevancia académica en ese tiempo, pasando por las invasivas y agresivas cirugías de los 80 y 90, cuyos pobres resultados se conocen ahora, se ha llegado al renacimiento de la técnica de Ponseti en la actualidad.6
El método de Ponseti es una técnica bien establecida de tratamiento para esta deformidad, con cifras de éxito mayores de 90%.7 Este método consiste en tres fases principales: manipulación seguida de enyesado semanal seriado como primera fase, tenotomía de Aquiles para la corrección del equino residual como segunda fase y uso de barra abductora como tercera fase.
La tenotomía de Aquiles es una técnica sencilla, poco invasiva y segura, que adicionalmente no cursa con rigidez del pie tras su realización, comparada con técnicas tradicionales de liberaciones extensivas de tejidos blandos. Se estima que el tratamiento con el método de Ponseti requiere la tenotomía de Aquiles en 85% de los casos, lo que sugiere la importancia de este procedimiento.
Para la valoración de la reparación del tendón de Aquiles se han usado métodos tanto clínicos como radiológicos. El ultrasonido es una herramienta confiable y reproducible que ayuda a evaluar tendones posteriormente a la realización de la tenotomía del Aquiles. Se logra estimar el grado de regeneración del tendón de Aquiles a través de medidas cuantitativas de longitud y grosor del tejido cicatrizal.8
La tenotomía de Aquiles crea una brecha que eventualmente sana, recuperando la integridad del tendón de Aquiles. Los reportes iniciales de Ponseti indicaban una restauración de la integridad del tendón alrededor de las tres semanas. Sin embargo, series actuales de grandes cohortes de pacientes pediátricos con seguimientos de hasta dos años muestran resultados que varían de las cuatro a las 12 semanas para el proceso de sanación del tendón de Aquiles.9,10,11,12
En nuestro país, la historia del pie equino varo aducto congénito idiopático no difiere mucho de la del resto del mundo, con grandes cirugías de liberación posteromedial por los grandes centros de atención pediátrica mexicanos, hasta el advenimiento del método Ponseti y el reciente descenso de procedimientos quirúrgicos mayores.
Recientes estudios demográficos sobre esta patología han identificado las «barreras» que llevan a un niño a no recibir la atención necesaria para la corrección de su deformidad, tales como el desconocimiento por parte de la sociedad, un pobre sistema de salud y una economía familiar en decadencia.13,14 Sin embargo, no son los únicos factores a los que esta técnica está expuesta, sino también al desconocimiento por el propio personal médico y ortopédico mexicano. Este trabajo pretende aclarar parte de las dudas que puedan existir sobre la cicatrización del tendón de Aquiles.
El objetivo de este estudio es determinar el tiempo de curación de la tenotomía del tendón de Aquiles en pacientes pediátricos tratados con método Ponseti. La determinación del tiempo exacto de cicatrización en nuestra población tendrá impacto en su manejo.15
Material y métodos
Se trata de estudio experimental, analítico, prospectivo, longitudinal, de casos consecutivos de pacientes con diagnóstico de pie equino varo aducto congénito idiopático en tratamiento con método Ponseti de Marzo a Junio de 2016.
Se consideraron los siguientes criterios de inclusión: Diagnóstico de pie equino varo idiopático, mayores de un mes y menores de 12 meses, pacientes de ambos géneros del Hospital Shriners para Niños de México, AC. Criterios de exclusión: Pacientes menores de un mes y mayores de 12, con diagnóstico de pie equino varo aducto de etiología diferente a idiopática y aquéllos que hubieran recibido tratamiento quirúrgico previo en el pie. Criterios de eliminación: Familiares de pacientes que no siguieran las indicaciones para la aplicación del método Ponseti. Pacientes que desearan no terminar el protocolo de estudio.
Método
Se siguió el método propuesto por Ponseti para la manipulación y colocación de yesos correctivos. La revisión previa a la tenotomía incluyó la comprobación clínica de la integridad del tendón de Aquiles mediante palpación del mismo. Un médico con especialidad en radiología clínica tomó radiografía de la parte posterior de la pierna en su tercio distal para determinar la integridad de la anchura en corte longitudinal del tendón de Aquiles. Para este efecto, se utilizó un ecógrafo en tiempo real Siemens Diagnostic Ultrasound System Sonoline 650 con transductor lineal de 10.5 mHz.
El procedimiento de tenotomía de Aquiles se realizó mediante una incisión transversa de 0.5 centímetros de interno a externo a un centímetro sobre el calcáneo usando una hoja de bisturí número 15. Los pacientes fueron intervenidos en salas de cirugía con todas las normas universales de asepsia y antisepsia y bajo efectos de anestésico general inhalatorio.
Clínicamente, se comprobó que la tenotomía fue exitosa cuando el tobillo logró una dorsiflexión mínima de 10o y se palpó una brecha por la ausencia del tendón. Tras la tenotomía, se inmovilizó la extremidad con un yeso muslopodálico con dorsiflexión máxima y aproximadamente 60 grados de abducción del antepié. Se realizó retiro del yeso a las tres semanas y valoración ecográfica del tendón de Aquiles en corte longitudinal de manera estática y dinámica a la tercera, sexta, novena y décimo segunda semana. Se midió la brecha existente entre los cabos y organización de fibras tendinosas. Los datos obtenidos se anotaron en una base de datos electrónica.
Se contó con consentimiento informado de todos los padres o tutores de los pacientes, que autorizaron mediante firma la recolección, utilización e interpretación de los datos encontrados en los expedientes clínicos.
Resultados
Se obtuvo una muestra de 23 pacientes, 16 masculinos y siete femeninos, 16 con patología bilateral y siete unilateral, para un total de 39 pies, 18 derechos y 21 izquierdos, con una media de edad de 8.3 ± 2.3 meses.
Previamente a la tenotomía, la anchura en corte longitudinal ultrasonográfico media fue de 2.7 ± 0.42, visualizando tendón íntegro con fibras alineadas longitudinalmente; en la semana tres, la media fue 3 ± 0.39 (Figura 1), observando persistencia de brecha ecográfica con zona de ecogenicidad mixta; a las seis semanas, 2.92 ± 0.36 aún con brecha ecográfica con inicio de rearreglo de fibras tendiendo a la alineación de las mismas; el ultrasonido de las nueve semanas reportó media de 2.84 ± 0.38, con cambios hiperecoicos en brecha ecográfica y mayor alineación de fibras tendinosas (Figura 2); a las 12 semanas, 2.82 ± 0.39, con una proporción mayor de homogeneidad del tendón, con fibras tendinosas ordenadas de manera similar al tendón normal; se corroboró su integridad en ecografía dinámica (Figura 3). Se compararon mediante t de Student el ancho prequirúrgico y a las 12 semanas, sin encontrarse diferencia estadísticamente significativa p > 0.03.

Figura 1: Ultrasonografía del tendón de Aquiles de un paciente pediátrico en tratamiento con el método Ponseti previamente a la tenotomía de Aquiles (izquierda) y tres semanas tras la misma.

Figura 2: Ultrasonografía del tendón de Aquiles de un paciente pediátrico en tratamiento con el método Ponseti seis semanas (izquierda) y nueve semanas (derecha) posteriores a la tenotomía de Aquiles.
Discusión
En la actualidad, el método Ponseti constituye el estándar de oro en el tratamiento del pie equino varo aducto congénito. La tenotomía del Aquiles representa un paso esencial para la corrección de esta deformidad, al corregir el equino residual a la manipulación y aplicación de yesos tipo Ponseti. Sin embargo, la curación posterior a la tenotomía del Aquiles difiere de acuerdo con las series estudiadas.
Ponseti observó mediante valoración clínica que la curación del tendón de Aquiles se llevaba a cabo a las tres semanas tras la tenotomía. Agarwal y sus colaboradores postularon una fórmula matemática para calcular el área del tendón de Aquiles con tendones íntegros al presentar flexión plantar pasiva con la compresión de los gastrocnemios a las cuatro semanas. El seguimiento mayor se llevó a cabo por parte de Niki con una cohorte de 23 pacientes con curaciones similares a las reportadas por Agawal y su grupo. Por su parte, Holguín y sus colegas reportaron continuidad e integridad completa en ultrasonografía estática y dinámica a las seis semanas postoperatorias. Karanjit y su equipo describieron tres fases ecográficas en la reparación tendinosa del Aquiles, y observaron la completa reparación a las 12 semanas posteriores a la tenotomía.
Nuestra serie comparte resultados de los autores antes mencionados, denotando continuidad tendinosa a las tres semanas posteriores a la tenotomía de Aquiles, con la particularidad de encontrar desorganización de las fibras tendinosas y aumento de grosor tendinoso, probablemente secundario a reacción de cicatrización temprana. La homogeneidad ecográfica y reorganización de las fibras tendinosas se encontraron hasta la valoración de las 12 semanas, con tendones íntegros y continuos en la valoración ecográfica estática y dinámica. No se encontró diferencia estadística entre la valoración preoperatoria y postoperatoria a las 12 semanas del grosor del tendón de Aquiles (p < 0.03).