En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.
Eric Hoffer
La difusión de los hallazgos científicos se lleva a cabo mediante dos vías fundamentales: las publicaciones (ya sean especializadas o dirigidas al público en general) y la comunicación personal en congresos científicos o directamente con otros colegas. Si bien en el primer caso se requiere un trabajo arduo y cuidadoso en múltiples etapas con diferentes impactos, el segundo sólo puede llevarse a cabo con ciertos conocimientos del idioma que todos compartimos para esta función. Y hay que tener en cuenta que mientras una publicación es unidireccional, un debate o una conversación permiten el diálogo, que es mucho más fructífero a la hora de establecer confrontaciones de ideas o de preparar colaboraciones futuras con investigadores de otros países.
En estos tiempos de pandemia, nos hemos llenado de «cursos», «webinars» y «sesiones» pensadas en un inicio para permitir ese diálogo entre pares y que sólo se han transformado en monólogos ausentes de discusión y, por qué no, de correcciones ante fallas y errores en la presentación.
Por otro lado, el impacto de esta forma de comunicación ya no sólo llega a nivel local y regional, tenemos cada vez más noticias de visualizaciones en múltiples países y continentes pero sin una participación, de ahí la importancia, una vez más, de una lengua común que va a superar nuestras expectativas más optimistas y va a forzar a muchos cambios en los próximos años. Por eso, es importante que los Médicos en formación y sus profesores aprendan y perfeccionen el uso del inglés de manera que les permita no sólo entender la ciencia, sino conectar con las demás personas en un planeta cada día más similar a un único hogar.