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Estudios sociales. Revista de alimentación contemporánea y desarrollo regional

versión On-line ISSN 2395-9169

Estud. soc. Rev. aliment. contemp. desarro. reg. vol.34 no.63 Hermosillo ene./jun. 2024  Epub 09-Dic-2024

https://doi.org/10.24836/es.v34i63.1392 

Ensayos

Mujeres en la pesca marina en la Barra de San Pedro, Tabasco, México desde su narrativa

Women in Marine Fisheries of Barra de San Pedro, Tabasco, Mexico: Their Personal Stories

Manuel Mendoza-Carranza* 
http://orcid.org/0000-0001-8216-2115

Amelia Paredes-Trujillo** 
http://orcid.org/0000-0003-2182-5987

Luciano Fischer*** 
http://orcid.org/0000-0002-7219-4364

Armando Hernández-de la Cruz* 
http://orcid.org/0000-0002-6347-2043

Wendi Arévalo-Frías**** 
http://orcid.org/0000-0002-7512-0600

*Colegio de la Frontera Sur-Unidad Villahermosa. Tabasco, México.

**Universidad Autónoma de Campeche, México.

***Universidade Federal do Rio do Janeiro. Brasil.

****Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Tabasco, México.


Resumen

Objetivo:

Se describe el trabajo de mujeres en la pesca marina en Barra de San Pedro, Centla, Tabasco.

Planteamiento del problema:

Oficialmente, las mujeres son desvalorizadas e invisibilizadas, incluso excluidas de su participación en las pesquerías y en toda su cadena de valor; tienen poca influencia en las decisiones sobre el manejo de los recursos.

Acercamiento metodológico:

El estudio se basó en la observación participante y el estudio de casos de actores clave a lo largo de más de quince años, con visitas mensuales o quincenales al puerto pesquero Barra de San Pedro, vaciando la información en diarios de campo.

Conclusiones:

Las mujeres no solo desempeñan un papel crucial en el procesamiento y comercialización de los recursos pesqueros, sino que experimentan un sentido de aceptación, apoyo y gusto por sus actividades. Sus contribuciones les otorgan un sentimiento de orgullo y logro, fomentando su autoestima y valía personal. Reconocer la importancia de su trabajo y garantizar su inclusión y apoyo continuo mejora aún más la percepción de sí mismas y el bienestar de las mujeres en Barra de San Pedro. Las mujeres suelen tener una visión más amplia y a largo plazo, lo cual es clave para la sostenibilidad de los recursos.

Palabras clave: desarrollo regional; pesca marina; género; sustentabilidad alimentaria; procesamiento de alimentos; economía de la pesca; saberes tradicionales

Abstract

Objective:

This essay describes the experience and aspirations of women working in marine fishing in Barra de San Pedro, Centla, Tabasco, those who possess knowledge, ways of organizing their work materials, and timing in the development of fishing activities.

Problem statement:

Officially, women are rendered invisible, poorly recognized, and even excluded from their participation in fisheries and the entire value chain. Women in fishing have little influence in decision-making regarding resource management. However, their work is crucial for maximizing the value of fishery products. Her voice has been systematically ignored; therefore, in this work, her perspective is presented through her own voice and experiences.

Methodological approach:

The study relied on participant observation and case studies of key actors over a period of more than fifteen years, with monthly or biweekly visits to the fishing port of Barra de San Pedro, recording the information in field journals.

Conclusions:

Women not only play a crucial role in the processing and marketing of fishery resources but also experience a sense of acceptance and support. Their contributions grant them a sense of pride and accomplishment, fostering their self-esteem and personal worth. Recognizing the importance of their work and ensuring their continued inclusion and support further enhances their self-perception and well-being of women in Barra de San Pedro. Women often have a broader and long-term vision, which is key to resource sustainability.

Keywords: regional development; marine fisheries; gender; food sustainability; food processing; fisheries economics; traditional knowledge

Introducción

Las mujeres en el sector pesquero se encuentran integradas en diversas actividades, desde la pesca de captura, el procesamiento de productos pesqueros hasta su comercialización y administración, incrementando o manteniendo el presupuesto familiar. La participación de la mujer en la pesca ha sido señalada como un diversificador de las actividades en torno a la pesca (Frangoudes y Escallier, 2004; Gustavsson, 2021) En una revisión bibliográfica realizada por Harper, Adshade, Lam, Pauly y Sumaila (2020) solamente citan menos de ochenta artículos publicados que hablan de esta problemática. Sin embargo, la autora calcula que en la pesca marina participan aproximadamente 2.1 millones de mujeres, lo que representa 11% de la producción mundial de la pesca de pequeña escala a nivel mundial. La participación supone la captura de 2.9 millones de toneladas de productos pesqueros cada año, teniendo un valor de 5.6 billones de USD. La FAO (2020) estima que aproximadamente 39 millones de personas trabajan en la pesca de captura y las mujeres representan el 14 por ciento.

A pesar de que en los últimos tiempos el papel de las mujeres en la pesca comienza a ser reconocido en algunas partes de mundo (e. g. Chapman 1987; de Oliveira y Cordeiro, 2018; Harper, Grubb, Stiles y Sumaila, 2017), en Latinoamérica los censos en la pesca no son precisos y posiblemente subestimen la relevancia de las mujeres, por lo que su contribución ha sido desvalorizada e invisibilizada. Son también escasos los estudios acerca de su participación en la pesca (Vunisea, 2004; Zhao, Tyzack, Anderson y Onoakpovike, 2013) (Blázquez y Palacios 2016, FAO 2017). La desvalorización del papel de la mujer en la pesca está vinculada a una serie de estereotipos sobre roles domésticos y productivos (Brunet y Santamaría, 2016; Hirata y Kergoat, 2007). Por otro lado, la división histórica del trabajo en la pesca se basa en un sistema de división sexual del trabajo, ubicando a los hombres en el espacio productivo y a las mujeres en el reproductivo. Sin embargo, las mujeres han realizado ambas tareas sin ser reconocidas a nivel oficial (Schulze y Azcárate, 2022).

En general el papel de la mujer se percibe como pasivo y dependiente del hombre, pero en realidad las mujeres juegan un papel muy activo en varios sectores relacionados a la pesca, desde la extracción, procesamiento hasta la administración y venta (Pereira, 2002). Su participación es cada vez más relevante porque, especialmente en las últimas dos décadas, las pesquerías marinas y las comunidades pesqueras en general han experimentado transformaciones significativas, lo que ha provocado una incertidumbre cada vez mayor que a su vez a transformado el escenario de la pesca, dando mayores oportunidades a las mujeres para su integración (Torre, Hernández-Velázco, Fernández López y Espinoza-Romero, 2019). A lo anterior hay que sumar los conflictos surgidos a raíz de las actividades de la industria petrolera durante los últimos diez años, en particular por la pérdida de acceso a zonas de pesca, los daños causados a las artes de pesca por derrames de petróleo crudo y especialmente la reducción de las tasa de captura por reducción de áreas de pesca y una baja comerciabilidad de los productos como consecuencia de la contaminación por derrames de petróleo crudo (Ramos-Muñoz, Ramos-Reyes, Zamora-Cornelio, Hernández-de la Cruz y Espinoza-Tenorio, 2019; Salazar-De la Cruz, Zepeda-DomínguezEspinoza-Tenorio y Ramos-Muñoz, 2020).

Tales cambios alentaron a las mujeres de Barra de San Pedro a reconfigurar sus roles tradicionales en el ámbito doméstico y social, pero que, hasta el momento, son poco entendidos. Por lo tanto, se necesitan mayores esfuerzos para demostrar claramente sus aportes las dentro del sector pesquero y, sobre todo, para entender sus aspiraciones, anhelos y cómo las comunidades donde se encuentran valoran su participación, además de considerar su importancia dentro de las cadenas de producción de alimentos provenientes del mar. Así mismo, recopilar y presentar estadísticas desagregadas por sexo es esencial para comprender de manera integral los patrones de uso de los recursos y un enfoque basado en el ecosistema (Harper et al., 2020).

En México la literatura publicada acerca de las mujeres en la pesca regularmente es presentada e interpretada desde la perspectiva del investigador, dejando en un nivel secundario la perspectiva del actor. Algunos ejemplos de trabajos enfocados en esta temática en México son lo de Blázquez y Palacios (2016). Se enfoca en aspectos como la doble jornada que desempeñan las mujeres durante la temporada de pesca, los obstáculos y estrategias que han desarrollado para mantener una actividad considerada como masculina.

Cruz-Torres (2012) describe la lucha por su reconocimiento legal de mujeres vendedoras de camarón; Delgado (2021) contabiliza y describe los trabajos de mujeres en las comunidades pesqueras de México y aboga por visibilizar más la labor de estas mujeres; Gavaldón y Fraga (2014) así como Munguía y Méndez (2018) identifican la importancia de las mujeres en la captura de especies marinas como insumo para otras pesquerías y enfatizan el reconocimiento que tienen estas mujeres por parte de su comunidad.

Soares, Castorena y Ruiz (2005) menciona la importancia de los estudios de género para contribuir al desarrollo sustentable en la pesca. Vale la pena mencionar la investigación realizada por Alcalá (2003) donde describe y analiza el intento de acelerar los cambios de roles tradicionales de hombres y mujeres en la pesca de camarón en la costa de Colima. Las investigaciones coinciden en la invisibilidad y vulnerabilidad de las mujeres en la pesca y que es necesario mayor investigación para que este grupo sea más tomado en cuenta, además de mostrar la resiliencia y base organizativa de las mujeres dentro de este importante sector productivo (Sherman, Sevilla, Álvarez y Peterson, 2017).

En este ensayo se presenta el papel que juegan las mujeres en la pesca marina de pequeña escala de la Barra de San Pedro, Centla, Tabasco. Esto, desde la voz y experiencia de varias mujeres que están ligadas a las actividades pesqueras, desde las mujeres pescadoras, hasta las mujeres que intervienen en el procesamiento y comercialización de los productos pesqueros. La información presentada surge de más de quince años de trabajo de investigación pesquera en el Puerto de San Pedro en Centla, Tabasco, donde la interacción con los diversos actores nos permitió recopilar la información presentada, tanto a través de charlas informales a lo largo de nuestro trabajo de investigación, así como por entrevistas abiertas.

Planteamiento del problema

Oficialmente, las mujeres son desvalorizadas e invisibilizadas, incluso excluidas de su participación en las pesquerías y en toda su cadena de valor; tienen poca influencia en las decisiones sobre el manejo de los recursos.

Abordaje metodológico

La metodología empleada en este estudio fue cualitativa, el tipo de investigación fue descriptivo y explicativo basado en la observación participante y el estudio de caso de actores clave (Denzin y Lincoln, 2012; Taylor y Bodgan, 1984). La recolección de datos fue, sobre todo, a partir de entrevistas informales y el criterio que seguimos fue que las mujeres tuvieran experiencia en la pesca en mar abierto, procesamiento o comercialización de pescado. La información aquí presentada proviene de seis mujeres de un universo flotante de mujeres de aproximadamente 15 a 20. Elegimos Barra de San Pedro para las entrevistas por ser el principal y más importante puerto de pesca marina de pequeña escala del estado de Tabasco (Mendoza-Carranza et al., 2018; Pérez-Jiménez et al., 2020; Pérez-Jiménez y Mendez-Loeza, 2015), donde claramente la participación de la mujer es destacada. Cabe mencionar que la pesca marina en la costa de Tabasco fue traída por pescadores veracruzanos que se asentaron de forma permanente en diversas comunidades del estado (Pérez-Sánchez, Miur y Ross, 2005). Particularmente, en Barra de San Pedro a mediados de 1970 hubo un movimiento poblacional de salida de tabasqueños y entrada de un contingente migratorio importante de gente de Alvarado, Veracruz (Méndez, 2004).

Se debe señalar que ninguna de las mujeres con las que conversamos pertenece a cooperativa alguna ni tampoco contaban con permisos de pesca para operar en esta actividad. Algunas mujeres suelen pescar con hombres que no son miembros de la familia y quienes participan en el procesamiento de productos pesqueros son, frecuentemente, las que reciben “apoyo” en especie, que a veces venden al propietario de la misma embarcación o a personas de pueblos cercanos. Otras mujeres también trabajan en pequeños negocios familiares que ofrecen productos del mar a vecinos o visitantes desde sus propias casas. La Tabla 1 presenta algunas características de las mujeres entrevistadas ordenadas categóricamente de acuerdo con sus actividades y jerarquía de importancia en la pesca. Desde el punto de vista teórico los enfoques con que se han estudiado a la mujeres en la pesca son variados. Una revisión de estos se encuentra en el trabajo desarrollado por García (2021), donde presenta, desde los enfoques de género hasta la mención de trabajos donde se enfatiza la necesidad de realizar descripciones detalladas en voz de los actores como base para entender y mejorar las aspiraciones, valores y situación de las mujeres dentro del proceso de pesca (Nadel-Klein, 2020)

Tabla 1 Características de las mujeres entrevistadas. 

Nombre Origen Edad (años) Estado Civil Número de hijos Ocupación Años de experiencia
Dulce María Veracruz 50 Madre soltera 3 Garrulera 30
Edelmida Veracruz ND Viuda 2 Garrulera y fileteado de pescado. 35
Alma Veracruz 16 Soltera 0 Garrulera. 1
Rosa Tabasco ND Unión libre ND Permisionaria y administradora de una bodega y barcos. 25
Jessica Tabasco 26 Soltera 0 Pesaje de productos, contabilidad y control de captura de una bodega; supervisión del mantenimiento de las embarcaciones. 3
La Quicha ND 32 Soltera 0 Pescadora en embarcaciones huachinangueras. 15

Fuente: elaboración propia con base a información de trabajo de campo. ND: no declarado.

Toda la información recabada fue vaciada en diarios de campo con el consentimiento previo informado de los participantes y posteriormente analizada y sistematizada. Los resultados presentados están basados en más de diez años de visitas con periodicidad mensual y en ciertas ocasiones quincenal.

La Barra de San Pedro

La Barra de San Pedro está ubicada en la desembocadura del río San Pedro y San Pablo, en el municipio de Centla, Tabasco (Figura 1). El río demarca parte del límite entre los estados de Tabasco y Campeche. Investigaciones realizadas por los laboratorios de pesquerías de Ecosur Villahermosa y Ecosur Campeche muestran que Barra de San Pedro es una de las comunidades pesqueras marinas de pequeña escala más importantes de Tabasco, incluso para la pesca estuarina y de agua dulce. Es en esta Barra donde se concentra la mayoría de la producción pesquera marina de Tabasco (Mendoza-Carranza, Ejarque y NagelKerke, 2018; Pérez-Jiménez et al., 2020).

Fuente: elaboración propia.

Figura 1 Localización del área de estudio. 

Experiencias de las mujeres de la pesca de Barra de San Pedro desde sus voces

Dulce María, de 50 años, considera que su trabajo dentro de la pesca es muy importante y valorado por sus compañeros y compañeras, esto por su experiencia en la labor que desempeña y su natural liderazgo. Debido a necesidades económicas, ha estado trabajando desde los 20 años y a la fecha está contenta realizando su labor. Sin embargo, Dulce María piensa que en algún momento podría hacer otra actividad que la haga feliz, como tener un puesto de comida. Dulce María no tiene pareja, tiene tres hijos y un nieto que los mantiene con su trabajo actual.

El trabajo de Dulce María consiste en la evisceración y procesamiento de todo tipo de pescado que los pescadores entregan en el puerto. La evisceración es el proceso por el cual son extraídas las vísceras de los pescados, esto con la finalidad de retrasar el proceso de descomposición durante su almacenamiento y transporte, los cuales se realizan conservándolos en hielo molido. Esa actividad se denomina localmente “garrulear” y las mujeres que la realizan se conocen como “garruleras”. El término no tiene nada que ver con las actividades que desempeñan, pero define con precisión su papel en la pesca y no es peyorativo. El “garruleo” en Barra de San Pedro es realizado mayoritariamente por mujeres.

Con dos cuchillos y un mandil, que a veces es un lienzo de plástico, una sonrisa y como ella misma dice: se dispone a ayudar a “sus colegas de trabajo”, los pescadores. En Barra de San Pedro, la mayoría de los pescados deben ser eviscerados antes de ser pesados y entregados en las bodegas para su posterior transporte. Por lo que la actividad de estas mujeres “garruleras” es fundamental en la cadena de comercialización de pescado y por ende es una actividad sumamente valorada por los pescadores y bodegueros, pues es un proceso clave para la conservación del pescado que evita pérdidas monetarias durante el manejo y transporte.

Dulce María realiza su actividad de lunes a sábado y generalmente dedican a su actividad entre seis y siete horas por día, pero ella como las demás mujeres fijan libremente sus días y horas de trabajo. Entre ellas se encuentran bien organizadas y existen mínimos conflictos, por el contrario, se apoyan y cuidan. Su trabajo inicia generalmente alrededor del mediodía, hora en la cual las lanchas pesqueras comienzan a arribar al puerto.

Dulce María, como la mayoría de las personas en Barra San Pedro, tiene familiares que son pescadores, en este caso su hermano apodado El Cuate, uno de los pocos pescadores que durante muchos años se dedicó exclusivamente a la pesca de tiburones, pero con el incremento de su edad aunado a la disminución de la abundancia de este recurso, ha tenido que cambiar su tipo de pesca y ahora es pescador palangrero y huachinanguero. Como el nombre lo indica, un pescador palangrero utiliza como arte de pesca el palangre, que es una línea horizontal compuesta de entre 500 a 2000 anzuelos. Este arte de pesca puede capturar diferentes especies de peces como son bagres, rayas, y cazones, entre otras. Un pescador huachinanguero es aquel que se dedica a la pesca de huachinango (Lutjanus campechanus), el arte de pesca usado es la ristra que es una línea vertical con anzuelos que van de diez a veinte por línea y cada lancha pueden ir de dos a tres pescadores y emplear de cuatro a ocho de estas artes.

Fuente: Mendoza-Carranza.

Figura 2 a) Pescador palangrero con cazón (Rhizoprionodon terraenovae), b) Pescadores de huachinango (Lutjanus campechanus). 

Las relaciones familiares entre pescadores, y mujeres enroladas en la pesca es común. Dentro de estos núcleos familiares y comunidades la pesca tiene un alto valor. Este hecho facilita la incorporación de las mujeres en la pesca pues reconocen a esta actividad como parte de su cultura y costumbres (Álvarez, 2020; Jiménez, 2021).

Otra mujer en la pesca es Edelmira, comadre de Dulce María, con una historia semejante. Perdió a su marido pescador en un accidente en el mar. Se dice en Barra San Pedro que él junto con otros cuatro compañeros, entre ellos otro hermano de Dulce María, fueron arrollados por un barco y nunca se encontraron sus cuerpos. Después de este accidente Edelmira tuvo que encontrar una forma de ingreso económico y fue en la pesca donde encontró una manera de mantener a su familia. Pero además de ser garrulera, Edelmira también sabe filetear pescados, otra forma de procesamiento pesquero que agrega valor a los productos pesqueros. Estos filetes son de bagre o curuco (Ariopsis felis), que es muy abundante y de bandera (Bagre marinus).

Alma, una adolescente de 16 años, también trabaja de garrulera para contribuir a la economía de su familia. Ella también llegó de Veracruz, su padre los abandonó y su madre decidió radicar en Barra San Pedro como muchas otras personas enroladas en la pesca marina. Alma es apoyada por Dulce María, quien le enseña las reglas y formas de la actividad. Al igual que Dulce María, se ha ganado el respeto de sus compañeros pescadores y disfruta de esta actividad. Aunque su sueño es aprender y trabajar en soldadura.

Fuente: Mendoza-Carranza.

Figura 3 A) garrulera enseñando su oficio, b) garrulera eviscerando cazones (Rhizoprionodon terraenovae), c) garrulera enviscerando un bacalao (Rachicentrum canadum). 

Si bien las mujeres apenas participan en la toma de decisiones dentro de la pesca artesanal de pequeña escala, encontramos a la Señora Rosa, la única permisionaria y administradora de una bodega que cuenta con una flota pesquera de lanchas y barcos escameros (dedicados a la captura de peces), en el puerto de Frontera en Centla, Tabasco. Nos comentó sobre las dificultades de abrirse paso en un medio dominado por hombres, especialmente en la toma de decisiones, y debido a su carácter y determinación, se insertó en este mercado dominado por hombres. Además, Jessica es otra mujer que desempeña un papel administrativo en la pesca; lleva la contabilidad y control de la captura de una bodega junto con su hermano. Esta bodega, en la actualidad, cuenta con el mayor número de lanchas y pescadores en Barra de San Pedro. Jessica, además de administrar la bodega, también se encarga de supervisar la mejora y mantenimiento de las embarcaciones. Debido a la creciente necesidad de viajar más lejos y poder permanecer más tiempo pescando mar adentro, sobre todo para la captura de huachinango, se han modificado lanchas de mayor tamaño a manera de pequeños barcos para facilitar esta labor.

En las comunidades pesqueras del Golfo de México, es raro que las mujeres participen directamente en la parte extractiva de la pesca. En Barra de San Pedro, sólo se conoce a una mujer pescadora conocida como La Quicha (es común y aceptado el uso de apodos entre los pescadores, así se identifican entre ellos y raramente por sus nombres). La Quicha es una pescadora "del triple" (viajes de pesca de tres o más días) esto significa que sale en pequeñas embarcaciones (siete metros de eslora con motor fuera de borda) para pescar Huachinango (Lujanus campechanus). Al momento de escribir este documento, no se encontraba en Barra de San Pedro, según algunas compañeras, ella se había ido a Puerto Progreso, Yucatán. Aunque tenemos poca información al respecto, nos parece apropiado mencionarla entre las mujeres en la pesca, ya que es una de las raras ocasiones en que las mujeres salen a pescar en un tipo de pesca altamente peligroso y exigente físicamente.

En síntesis, en nuestra muestra tenemos tres categorías de mujeres ligadas a la pesca en la Barra de San Pedro: a) garruleras, b) pescadoras y c) administradoras. La necesidad de ingresos económicos fue lo que condujo a estar mujeres a diversificar sus actividades, pero es importante enfatizar que cada una de ella, eligió su actividad de forma libre. Para desempeñar sus actividades los grados de especialización que se requieren son altos, los conocimientos necesarios para cada actividad se adquieren se forma empírica y por transmisión de conocimientos entre las diversas mujeres y hombres que conviven en el ambiente pesquero.

Las relaciones de poder que establecen los diversos actores (mujeres, pescadores, dueños de lanchas y bodegas) depende de cada actividad. En las mujeres garruleras la principal relación de poder y comercial se realiza con los pescadores, tienen nula o poca injerencia con los dueños de bodegas y administradores de estos, salvo relaciones de amistad. Las mujeres fileteadoras de pescado sí toman acuerdos de pagos con los dueños de bodega, pues esta actividad de realiza después de la compra de pescado a los pescadores. Como la ha sido mencionado, las relaciones laborales entre las mujeres garruleras son equitativas, organizadas de acuerdo con la carga de trabajo del día a día. Los espacios de trabajo (muelles pesqueros rústicos de madera) para estas mujeres representan, como en casi toda la pesca, un riesgo de accidente caídas, cortaduras, lesiones por espinas de mantarrayas y pescados diversos. En todos los casos las normas de seguridad y protección de accidentes no son formales.

Los pagos de las mujeres (y hombres) pescadores se arreglan con el patrón de la lancha, las relaciones laborales en las jornadas de pesca se supeditan al mando del patrón y las tripulaciones de lanchas se componen por relaciones de amistad. Los riesgos de esta actividad son muy altos y las normas de seguridad nulas. El ingreso económico de las tripulaciones se acuerda entre ellos mismos de acuerdo con los gastos (gasolina y comida) y las ganancias (captura) obtenidas durante los viajes de pesca.

Tanto las garruleras como las mujeres y hombres pescadores no tienen toma de decisiones más que en su ámbito inmediato, y no poseen la organización ni motivación, ni los medios para tomar decisiones más trascendentales. Contrario a esto las dueñas de flotas de barcos y lanchas, ellas tienen total autoridad en la toma de decisiones o bien es compartida con su pareja. Esta autoridad deviene precisamente de la alta responsabilidad de sus actividades, que son más administrativas (manejo de personal, recursos materiales y monetarios).

Reflexiones en torno a la participación de las mujeres en la pesca

En general las mujeres en la pesca poseen poca injerencia en la toma de decisiones sobre el manejo de los recursos pesqueros (extracción, procesamiento y venta). Sin embargo, los testimonios de las mujeres aquí presentados visibilizan su labor en la maximización del valor y optimización de los productos pesqueros. Desafortunadamente, las mujeres están invisibilizadas, poco reconocidas e incluso excluidas de su participación en las pesquerías (Araújo y Parente, 2016). Un ejemplo de marginalidad de las mujeres en la toma de decisiones dentro de la pesca es un estudio acerca de mujeres permisionarias (que cuentan con y manejan permisos de pesca) donde se hace evidente que, en la mayoría de las veces las mujeres son designadas por hombres para esta labor y son los hombres los que toman las decisiones. Los autores concluyen que la intervención de mujeres en la toma de decisiones es muy limitada, siendo necesarias estrategias para fomentar la inclusión de mujeres en estos procesos de decisión (Uc-Espadas, Molina-Rosales, Vázquez-García, Pérez-Jiménez y Gurri-García, 2017).

En este mismo flujo de ideas Solano, López-Ercilla, Ferández-Rivera Melo y Torre (2020) revelan estas precariedades de la mujer en las pesquerías de langostas del océano Pacífico y mar Caribe donde una de cada 6.7 trabajos directos son para las mujeres. Sin embargo, al incluir los trabajos indirectos, la participación de las mujeres aumenta entre 21 y 43% en la pesca de callo de hacha y langosta roja respectivamente. Los autores concluyen que, a pesar de esta participación, la intervención de mujeres en la toma de decisiones es muy limitada, siendo necesarias estrategias para fomentar la inclusión de mujeres en estos procesos de decisión. Harper, Zeller, Hauzer, Pauly y Sumaila (2013) apuntan que en 2005 los ingresos totales de las capturas artesanales e impacto económico realizado por mujeres fue de 110 y 363 millones de USD, respectivamente.

Estudios de pesquerías locales en México (Baja California) indican que se podrían llegar a perder aproximadamente 150 empleos en plantas procesadoras de alimento de almejas exportadas a China y Europa, cuya fundadora y directora ejecutiva es una mujer. En Yucatán, la comercialización del pulpo rojo (Octopus maya) o el mero (Epinephelus morio) a Estados Unidos y Europa es realizada por mujeres por lo que su exportación depende en gran medida de las actividades que ellas realizan en las plantas de procesamiento. Por tanto, sin las mujeres toda la cadena de valor del sector pesquero reduciría su diversidad, habría menor producción, mayor contaminación y degradación de los entornos marinos, comunidades poco sustentables y más pobres, posiblemente con turismo más precario y productos gastronómicos de baja calidad.

En América Latina, el menosprecio del trabajo de las mujeres puede deberse a varios factores culturales, como el desequilibrio de poder entre hombres y mujeres, que impide la apropiación y manejo de los recursos pesqueros por parte de las mujeres. La mayoría de las veces las mujeres trabajan con los permisos de pesca de sus padres, hijos y esposos como estrategia económica más que como un reconocimiento a su labor o liderazgo (Uc-Espadas et al., 2017). Aunado a esto, la falta de acceso a información sobre sus derechos laborales y económicos y cómo ejercerlos son factores que las marginalizan. Zhao et al. (2013) en un caso de estudio al norte de Inglaterra descubren que la falta de educación y los roles familiares son las principales limitantes para que las mujeres puedan conocer y ejercer sus derechos. La gran mayoría de mujeres muestra gran compromiso con su labor y son fundamentales en la cadena de valores de la pesca. Si las mujeres desaparecieran de la industria pesquera se generarían cuantiosas pérdidas económicas debido al papel clave que tienen en el procesamiento de los productos.

En el caso específico de Barra de San Pedro, el procesamiento primario (eviscerado y fileteado de pescado) que las mujeres realizan eleva el precio y durabilidad de los productos de forma significativa. Sin embargo, este aumento no tiene una repercusión justa sobre sus ganancias, pues no tienen un salario fijo, ni basado en regla alguna respecto al esfuerzo invertido. Como ejemplo, el procesamiento de las mantarrayas (Hypanus americanus y Aetobatus narinari), elasmobranquios con valor comercial, requiere fuerza y experiencia, pues durante el procesamiento de estos animales algunos de gran tamaño (hasta 25 kilos), se les extrae toda la columna vertebral incluyendo el cráneo y las vísceras. Este procedimiento debe maximizar el aprovechamiento del musculo de las aletas; un proceso mal realizado producirá pérdidas de peso y por tanto de dinero. Así mismo, otro ejemplo de esta maximización del valor de los productos pesqueros por actividades de mujeres en la pesca es el eviscerado del huachinango (Lutjanus campechanus), la especie con mayor valor en el mercado de pescados del Golfo de México. Para el huachinango el eviscerado debe ser muy preciso para no dañarlo y no dejar ningún resto de vísceras dentro del pescado, pues se puede descomponer durante su transporte o bien perder valor comercial. Este conocimiento que poseen las mujeres garruleras a menudo pasa desapercibido y no valorado cuando se realizan investigaciones.

Conclusiones

A pesar de la alta relevancia de las mujeres en el sector pesquero de Barra de San Pedro y Tabasco, en muy raras ocasiones se les concede poder de decisión o participación en los procesos de gestión. Salvo contadas excepciones como el caso de una mujer en el puerto de Frontera, dueña y administradora de barcos pesqueros, donde las tripulaciones están conformadas por hombres. Las mujeres poseen una visión y comprensión más profunda de la importancia de pensar a largo plazo por ellas mismas y su familia. Esta visión las hace ser mejores gestoras de los recursos y la sustentabilidad económica de su comunidad. Un ejemplo de esto son las de mujeres productoras de tilapia en Santa María, Mérida, Yucatán, puntualiza que su organización y éxito en la producción de tilapia.

Debido a que participan en distintas actividades que incluyen la cría engorda, producción y comercialización de tilapia. Además, promueven diversas iniciativas de sustentabilidad de las granjas, con el aprovechamiento de aguas residuales para riego de diversos cultivos agrícolas (limón) y la acuaponia (sistema de producción de plantas y peces en sistemas de recirculación) (Paredes-Trujillo, observación directa).

Como muestran los testimonios de las mujeres, su trabajo inicia generalmente alrededor del mediodía, hora en la cual las lanchas pesqueras comienzan a arribar a Barra de San Pedro, esperan en la orilla a que los pescadores lleguen para desenmallar y pesar el pescado. Por lo tanto, aunque la mayoría de las garruleras hacen esto, la forma en que luchan y se adaptan para sobrevivir es importante para comprender claramente su papel en la pesca, así como la economía pesquera. Las realidades sugieren la necesidad de una mayor conciencia cuando vemos situaciones en las que los oficiales de pesca hablan con pescadores hombres, o situaciones en las que los hombres hablan en nombre de las mujeres sobre las necesidades de la comunidad, este hecho demuestra la necesidad de más información. El conocimiento ambiental único de las mujeres puede ser un activo considerable para los administradores de la pesca (Harper et al., 2013).

Al centrarnos en las prácticas de pesca y el papel de la mujer, encontramos que algunos aspectos de este ensayo son relevantes y pueden fortalecerse si se los considera cuidadosamente en el contexto socioeconómico y político más amplio. Esperamos que la inclusión de una perspectiva de género contribuya a una mejor evaluación del estado de las pesquerías, una mejor comprensión de los impactos de varios cambios y la transición a modelos de gestión multidisciplinarios de los recursos pesqueros que tanto necesitan los responsables políticos (Blázquez y Palacios, 2016; Delgado, 2021; Torre et al., 2019).

Por tanto, es necesario desarrollar políticas públicas que incluyan a la mujer dentro de la gestión pesquera, para poder participar equitativamente dentro de los sistemas de producción pesqueros (Rocheleau, 1995; Santos, 2015). Reconocer y documentar los saberes y sentir de las mujeres en la pesca puede tener profundas implicaciones para la gestión, el alivio de la pobreza y las políticas de desarrollo. generando una visión más amplia y equitativa respecto al indispensable papel de las mujeres en la pesca. La igualdad de género es fundamental para avanzar hacia la sostenibilidad en la pesca de pequeña escala y debe ser incorporada en acciones colectivas y es necesario identificar las desigualdades existentes y reconocer las contribuciones de las mujeres a la pesca (Torre et al., 2019).

Ante la presencia de más plataformas petroleras en el Golfo de México, hay interés en encontrar nuevas formas de trabajar en grupos para explorar la acuacultura que les permitiría a sus esposos y a ellas tener mejores ingresos. Sin embargo, esto se ve muy difícil pues ninguna de las mujeres contactadas se encuentra organizada en grupos o redes de apoyo oficiales. Es necesario que el interés genuino de las mujeres en que la pesca siga siendo un modo de vida para sus familias, sea aprovechado para aumentar la conciencia y participación de las mujeres pescadoras de Barra de San Pedro.

Contrario a este escenario donde no existe un sentido gremial, en la provincia de Chiloé en Chile se ha observado un proceso creciente de empoderamiento político de las organizaciones de mujeres que desde espacios comunes de aprendizaje, presionan al Estado en la búsqueda de instancias democráticas de participación, haciendo llegar una propuesta de ley que las incluyera dentro de la actual Ley General de Pesca y Acuicultura (Álvarez, 2020). Algo semejando, pero con una menor incidencia en las políticas públicas lo proveen las mujeres pescadoras de el Zapotalito, Oaxaca, donde llevan a cabo un importante esfuerzo por visualizar la importancia de su trabajo, defender territorios comunitarios basadas en el rescate del ecosistema lagunar costero (Jiménez, 2021).

Queda claro que para las mujeres que participan en la pesca, no es un pesar, si bien saben de las dificultades y obstáculos que representa para ellas la pesca, están satisfechas y orgullosas de sus experiencias y que les ha permitido independencia económica y más aún ser el sustento de sus familias. En todas las entrevistas a mujeres con experiencia en el garruleo caracterizan a la masculinidad del sector pesquero como: dispuestos al trabajo colaborativo y a enseñarles a ellas a pescar.

Las mujeres de San Pedro se adaptan desde su perspectiva y visión a los roles que libremente escogen dentro de la pesca. Pues como se ha visto si hay mujeres pescadoras (La Quicha). El complejo proceso de identificación gremial y de comunidad en la pesca, donde cada género elige su tipo participación ha sido un motor muy importante en la pesca artesanal de Perú, donde las mujeres expresan un autentica, espontánea y firme integración a os procesos de pesca desde las actividades que ellas eligen para si (Ocampo-Raeder, 2011)

Finalmente, la mayoría de las mujeres prefieren actividades en el puerto y no integrarse a las actividades pesqueras, por varias causas, entre ellas, sus funciones dentro del hogar, que por un lado no les permiten una rutina temporalmente exigente como la pesca (jornadas de entre 6 y 14 horas y a veces de 48 horas en la pesca con palangre y de 48 a 72 horas en la pesca de huachinango). Otra causa, precisamente ligada a lo mismo, es el alto riesgo de vida que se corre durante las jornadas de pesca, lo que pone en riesgo inmediato la subsistencia de sus hijos y muchas veces sus propios padres y nietos. Ejemplo similar de este tipo de decisión lo presenta Alcalá (2003) donde mujeres pescadoras de camarón aun con capacitación y apoyo prefirieron la pesca en lagunas que la pesca marina derivado del riesgo que ellas percibían en esta actividad a pesar de los mayores incentivos económicos.

Es necesario volver a recalcar que algunas mujeres juegan papeles altamente relevantes dentro del ambiente pesquero como es el de la administración de bodegas y barcos que conllevan una alta responsabilidad. Lo anterior, de alguna forma, refuerza el hecho de la libertad que tienen para elegir un papel dentro del proceso de pesca en puerto Barra de San Pedro.

Agradecimientos

Agradecemos a todos los hombres y mujeres de la pesca que han contribuido al avance de nuestras investigaciones en el puerto Barra de San Pedro. Así mismo expresamos nuestro agradecimiento a los revisores anónimos que con sus observaciones este trabajo se enriqueció de forma substancial.

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Recibido: 12 de Junio de 2023; Aprobado: 18 de Noviembre de 2023

Autor para correspondencia: Manuel Mendoza-Carranza. Carretera a Reforma km 15.5 s/n Ra Guineo 2da. Sección. 86280. Tabasco, México. Dirección electronica: mcarranza@ecosur.mx

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