Se ha estudiado con gran interés el artículo de Herrea-LeBlanc et al.1 titulado Diámetro del conducto colédoco por grupos de edad en pacientes adultos sin patología biliar. Pina et al.2 analizan el diámetro del conducto colédoco y enfatizan que, a pesar de que las muestras fueron extraídas de preparados cadavéricos, obtuvieron conclusiones muy similares a las encontradas en la literatura respecto al valor del diámetro. Describen también que el diámetro del conducto puede variar según la porción anatómica específica analizada, describiendo valores de 5.88 mm y 6.51 mm para las porciones retropancreática e intrapancreática, respectivamente. Además, señalan que estas medidas están sujetas a variaciones que puedan derivar de alteraciones o anormalidades de las estructuras adyacentes a cada porción en particular.
En contraste, Worku et al.3 analizaron el diámetro del conducto biliar común (colédoco) teniendo en cuenta otros factores además de la edad, entre los cuales se mencionan el peso, el índice de masa corporal, la colecistectomía previa, los medicamentos y el tipo de modalidad de imagen. En sus resultados hallaron una discrepancia entre la mayoría de los datos descritos en la literatura respecto al límite superior de diámetro del colédoco, siendo este inferior a los que se mencionan en otros textos (5.9 mm).
Es preciso mencionar que existe una gran cantidad de variantes anatómicas y de factores que pueden influir y modificar el diámetro de las vías biliares, en particular del colédoco, siendo generalmente no modificables y difíciles de identificar con anticipación para disminuir el riesgo de complicaciones derivadas de intervenciones quirúrgicas. Así pues, serían de gran utilidad investigaciones futuras que permitan seguir esclareciendo qué repercusiones podrían tener estas variables sobre los procedimientos que involucren la manipulación y el contacto con las estructuras de la vía biliar.