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Revista mexicana de opinión pública

versión On-line ISSN 2448-4911versión impresa ISSN 1870-7300

Rev. mex. opinión pública  no.24 Ciudad de México ene./jun. 2018

https://doi.org/10.22201/fcpys.24484911e.2018.24.61707 

Artículos

Periodistas y fuentes en la prensa argentina. Revisión teórica a partir de un caso empírico

Journalists and Sources in the Argentine Press. A Theoretical Review Based on an Empirical Case

Nadia Koziner1 

1Doctora en ciencias sociales y humanas por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Argentina. Maestra en ciencias sociales y humanidades y licenciada en ciencias de la comunicación por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es becaria postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Argentina. nadiakoziner@gmail.com.


Resumen

Este artículo se plantea como una revisión conceptual de la relación entre periodistas y fuentes de información en las noticias políticas con el objetivo de contribuir con los debates en torno al análisis de coberturas mediáticas. Se toma el proceso de discusión y sanción de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual en la prensa económica argentina como caso de estudio para la reflexión teórica. En ese marco, se llevaron a cabo entrevistas a periodistas de las secciones “Política” y “Economía”, de Ámbito Financiero y El Cronista Comercial, que participaron de la cobertura del caso entre marzo y octubre de 2009. El análisis teórico retoma aportes de distintas perspectivas del campo de los estudios del periodismo y de la comunicación política que han abordado la cuestión de las fuentes, con especial énfasis en elframingo encuadre. Desde este enfoque, se propone una operacionalización del conceptostanding, entendido originalmente como la capacidad de un actor social de tener voz en los medios de comunicación.

Palabras clave: Periodistas; fuentes; prensa económica; Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; standing

Abstract

This paper is presented as a conceptual review of the relationship between journalists and sources of information in political news. The aim is to contribute to the debates about the analysis of media coverage. It takes the coverage of the discussion and passing of the Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522 made by the Argentine press specialized in business and economics as a case study for a theoretical reflection. Interviews were conducted to journalists from “Politics” and “Economy” sections in Ámbito Financiero and El Cronista Comercial, who participated in the coverage of the issue between March and October 2009. The theoretical analysis picks up contributions from different perspectives from journalism studies and political communication that have addressed the issue, with special emphasis on framing. From this approach, we propose an operationalization of standing, a concept originally understood as the ability of a social actor to have a voice in the media.

Keywords: Journalists; sources; economic press; Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; standing

Introducción

La relación entre periodistas y fuentes de información ha sido objeto de múltiples trabajos de investigación y reflexión que, desde diversas perspectivas conceptuales, dan cuenta de la importancia que esta cuestión detenta para el ejercicio de la labor periodística desde hace más de cuarenta años.2

Las fuentes constituyen una pieza imprescindible en el proceso de elaboración de las noticias. La calidad de un medio depende, en buena medida, de la calidad de las fuentes utilizadas.3 Ellas aportan los datos y significados básicos acerca de un acontecimiento y establecen, así, un vínculo transaccional con los periodistas que deja huellas en las versiones publicadas de un caso en los medios masivos y ayuda a modelar los debates públicos que se desarrollan sobre él.

En este artículo se propone una revisión conceptual de la relación entre periodistas y fuentes de información en las noticias políticas a partir del tratamiento que dos periódicos especializados en economía y finanzas, Ámbito Financiero y El Cronista Comercial, otorgaron al proceso de discusión legislativa y de la sanción de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), en 2009. El objetivo del trabajo es contribuir a los debates en torno a los análisis de coberturas mediáticas a partir de una mirada conceptual que articule la instancia productiva con la de los textos mediáticos.

¿Por qué el debate por la LSCA es un caso propicio para reflexionar acerca de la relación entre periodistas y fuentes? Porque se trató de un caso de alto impacto, en cuyo largo proceso de debate público y legislativo participaron activamente actores de las arenas política, mediática y pública. En relación con esto, los periodistas a cargo de su cobertura debieron atender a una serie de discusiones que involucraron el campo en el que ellos mismos se desempeñan -más allá de que la prensa gráfica quedara fuera de los alcances de la Ley-, aspecto que los colocó en una particular posición a la hora de vincularse con sus fuentes de información.

La LSCA fue aprobada en el Senado de la Nación el 10 de octubre de 2009. La norma le imprimió un cambio de rumbo a la política comunicacional argentina. Después de casi 30 años, durante los cuales se había tejido un entramado legal que tendió a adecuarse a los intereses del sector regulado,4 la norma posicionó al Estado como garante del derecho social a la comunicación y fue considerada un punto de partida hacia la democratización de las comunicaciones.5

El proceso de creación de la LSCA puso en cuestión la relación entre los principios políticos, socioculturales y económicos, que habían guiado la regulación de los medios audiovisuales hasta entonces. En efecto, la concepción de interés público en materia de comunicación audiovisual que quedó plasmada en la norma propuso una síntesis institucional y político-legal que subordinó los valores netamente económicos a criterios de orden político y sociocultural.

La regulación de los medios audiovisuales se instaló en la agenda política, la mediática y la pública, aunque fue interpretada desde encuadres particulares que pusieron de manifiesto algunos aspectos de este proceso político y ocultaron otros. En este contexto, el caso revistió especial interés para la prensa económica por varios motivos: en primer lugar, porque en la LSCA se plasmaron una serie de principios y dispositivos dirigidos a (re)configurar y modelar el funcionamiento del sistema mediático, que los propios diarios integran, más allá de no haber sido alcanzados directamente por la norma; en segundo lugar,, puesto que por ser mayoritariamente empresas, los medios de comunicación integran el menú de asuntos cotidianamente cubiertos por la prensa económica.

Por último, se considera a los diarios en su rol de actores políticos6 que tienen intereses particulares y legítimos, los cuales se despliegan en un campo atravesado por relaciones de poder. Así, éstos participan activamente en el desarrollo del proceso político y elaboran representaciones del poder y de la sociedad en cuyo espacio operan.7 Ciertamente, su doble papel como formadora de opinión y partícipe del campo político habilita a la prensa para cuestionar o bendecir a las elites, para poner en tensión o legitimar ciertas prácticas políticas y para cultivar su propio espacio en la esfera pública. El análisis de su labor y de los mensajes que produce no puede ser escindido de estas características constitutivas de las instituciones mediáticas.

En este contexto, medios y periodistas traban vínculos de diversa índole con actores que desempeñan un papel relevante en el desarrollo del proceso político y/o que aportan información para su contextualización. Se trata de una relación constitutiva de las prácticas periodísticas que deja huellas en los textos noticiosos, pues incide en los sentidos que quedan plasmados en ellos. Distintas perspectivas del campo de los estudios del periodismo y de la comunicación política han contribuido al análisis de esta cuestión. En este trabajo, se hará hincapié en algunos aportes del newsmaking, del indexing y del framing. Desde esta perspectiva y a partir de la reflexión teórica en torno al caso de la LSCA en la prensa económica, se avanzará en una operacionalización del standing, concepto originalmente formulado por Ferree, Gamson, Gerhards y Rucht,8 que es entendido como la capacidad de un actor social de tener voz en los medios de comunicación.

Los datos del caso que oficiará de disparador para la reflexión teórica surgen de una serie de entrevistas en profundidad a periodistas y editores de las secciones “Política” y “Economía” de Ámbito Financiero y El Cronista Comercial que participaron de la cobertura del debate y la sanción de la LSCA, entre marzo y octubre de 2009.9 Mediante esta técnica cualitativa, es posible acceder a las impresiones de los trabajadores de los medios sobre el tratamiento de las fuentes en general y sobre la experiencia concreta de la cobertura de la LSCA en particular. La actividad analítica está presente en todos los momentos de la investigación, aunque el análisis intenso10 se basa en el vínculo específico que los periodistas tejen con sus fuentes de información y en las dimensiones que componen el crédito que los primeros les asignan a las segundas a la hora de elaborar los contenidos que plasmarán en las noticias.

Un concepto relacional

Una clásica definición de fuentes de información es la propuesta por Gans,11 quien las conceptualiza como “los actores a quienes los periodistas observan o entrevistan, incluyendo a aquellos entrevistados que salen ‘al aire’ [en medios audiovisuales] o que son citados textualmente en artículos periodísticos y a quienes únicamente proveen información de contexto o sugieren historias”. El rasgo más destacado que el autor les adjudica a las fuentes, sin embargo, es que suministran información en tanto miembros representantes de grupos de interés, estén o no organizados, o de otros sectores de la sociedad. Los datos que éstas proveen son reorganizados, sintetizados y complementados por los periodistas en función de volverlos asequibles a las audiencias.

El concepto de fuente remite a la idea de origen, surgimiento, causa primera.12 Se trata de una noción de carácter relacional, pues se refiere a cierto tipo de acciones que un actor desempeña en relación con otro en un momento dado. Cualquier actor social, ya sea individual o ya sea colectivo, puede encarnar eventualmente ese papel para otro actor en un proceso comunicativo.13 En el trabajo de elaboración periodística, fuentes y gatekeepers traban una relación de recíproco beneficio: las fuentes acceden a cierto target de público a través de los medios y los gatekeepers toman contacto con individuos o grupos capaces de proveerles información publicable,14 es decir, útil y confiable.

Ahora bien, más allá del provecho mutuo que fuentes y periodistas obtienen de su vínculo, ¿de qué tipo de relación se trata ésta? Gans15 la describe como una danza en la que cada uno de los bailarines procura conseguir el acceso al otro. En algunas oportunidades, son los periodistas quienes marcan el ritmo, pero la mayoría de las veces ésta es una atribución de las fuentes. Extremando esta postura, Schlesinger16 coloca a estas últimas en una posición de supremacía, al afirmar que los medios de comunicación parecen haber sucumbido al embrujo de las fuentes informativas y que, por eso, terminan difundiendo una versión de la realidad que es sólo una versión interesada de la misma.17

Más allá de la efectividad que se les reconozca a las estrategias de los actores que se convierten en fuentes, interesa resaltar que su accionar se caracteriza por un alto grado de intencionalidad. Como afirman Martini y Luchessi: “la puesta en público de hechos, opiniones e informes implica posicionamientos, agrupaciones, disociaciones y alineamientos en el centro del poder”.18 Es por esa razón por la que los periodistas se ven obligados a buscar, negociar, interpretar y constatar la credibilidad de las fuentes que les proveen información.

Las diferencias en la atención que los periodistas dan a los actores individuales o colectivos pueden verse influidas por ciertos rasgos internos de dichos actores, así como por actividades concretas que éstos llevan a cabo para cultivar sus relaciones con periodistas y medios. Sus estrategias comunicacionales y la habilidad con la que las implementan también pueden incidir en la relevancia que adquieren para los periodistas, aspecto indagado por las investigaciones que analizaron los movimientos sociales.19 Para estos estudios, la entrada de ciertos actores a los medios forma parte de una decisión racional que busca visibilidad con el fin de hacer públicas sus demandas y cosechar apoyo para sus objetivos. Esta mirada aborda el fenómeno desde la perspectiva de las prácticas de las fuentes y no del medio que las convoca.

Charron20 y Archondo21 acuden a la metáfora del juego para explicar la relación entre los periodistas y sus fuentes. Mediante esta imagen, se hace hincapié en el complejo conjunto de estrategias y de tácticas que los distintos jugadores despliegan. Esta perspectiva requiere atender tanto a la dinámica del juego y a sus contingencias como a los modos en que los actores lo juegan en cada partida, sus recursos, sus restricciones y las negociaciones, acuerdos y/o alianzas que traban a partir de ellos.

No todas las partidas del juego político entre periodistas y fuentes se definen de igual modo, pues el contexto político, económico, social y cultural aporta lo suyo a las características de los actores en disputa. En ese marco, la correlación de fuerzas acaba por resolverse a favor de quien detenta un mayor grado de poder, plasmándose en el texto de las noticias. En efecto, el texto puede entenderse, entre otras cosas, como el resultado del “ejercicio del poder sobre la interpretación de la realidad”.22

Aunque en este trabajo el foco está dirigido a uno de los actores de la relación, situarlos en un contexto de disputas y negociaciones se considera imprescindible. En otras palabras, se pretende profundizar en el tratamiento mediático de las fuentes en casos de carácter político con la intención de identificar los rastros que éstas dejan en los textos noticiosos. Esto no implica, sin embargo, desconocer la complejidad del fenómeno y de los actores que toman parte en él.

Se propone aquí incorporar la noción de standing23 de los speakers, portavoces o fuentes,24 como un concepto productivo para indagar en el crédito25 que éstas obtienen en el tratamiento mediático de un issue. El término es retomado del trabajo de Ferree, Gamson, Gerhards y Rucht,26 quienes lo definen como la capacidad de un actor social de tener voz en los medios de comunicación. La propuesta en la presente investigación consiste en ampliar el alcance del concepto haciendo hincapié en que más que tener voz en los medios, es preciso contar con la capacidad de plasmar los propios argumentos sin que sean desacreditados o impugnados. Ello requiere no sólo acceder a las coberturas de los medios -obtener visibilidad- sino también lograr algún grado de influencia en la interpretación general que éstas promueven de un caso.

La conceptualización del standing que se desarrolla aquí está en sintonía con el framing, entendido como un proceso dinámico e interactivo que atraviesa todas las instancias de la comunicación masiva.27 La preocupación de esta perspectiva se centra en las definiciones de la situación que los medios co-producen y difunden. Así, el standing de las fuentes comienza en la elaboración de la información, queda plasmado en los textos noticiosos y se conecta con las expectativas de las audiencias. Ese proceso es coherente con el reconocimiento que los distintos actores sociales tienen en la cultura en la cual se desarrolla el proceso comunicacional.

El standing de las fuentes desde la producción noticiosa

Como se ha mencionado, la compleja relación entre periodistas y fuentes de información es constitutiva de la producción noticiosa. En su labor cotidiana, los periodistas procuran conseguir y sostener el acceso a fuentes de información confiables, productivas, oportunas y creíbles28 capaces de cubrir las necesidades informativas de la redacción. A partir de estos criterios, es posible reconocerles standing en la elaboración de la información.

La confiabilidad de las fuentes se mide en función de la cantidad de controles que requiere la información suministrada para su publicación. Por lo general, las fuentes institucionales, que son las más estables, adquieren fiabilidad con el tiempo.

La productividad, por su parte, se refiere a la capacidad de proveer materiales suficientes para la elaboración de las noticias a un bajo costo y en un lapso corto de tiempo. Si la cantidad de información es adecuada, no se requiere acudir a demasiadas fuentes para conseguir los elementos necesarios.

La oportunidad alude a que las fuentes que han provisto materiales fiables con anterioridad tienen más probabilidad de volver a ser consultadas, hasta convertirse en fuentes regulares.29

Por último, la credibilidad sustituye a la fiabilidad en aquellos casos en que las fuentes no son estables y son desconocidas. El periodista se basa entonces en la honestidad que observa en las fuentes. Por lo general, aplica criterios que utilizan en la vida cotidiana y tienden a atribuir mayor fiabilidad a las personas que considera más parecidas a él.30

El conjunto de normas implícitas y explícitas que rigen esa labor, conformando rutinas de producción de las noticias, y las características propias del medio también desempeñan un papel en el nivel de standing que se les asigna a cierto tipo de actores. Así, los periodistas interactúan con aquellas fuentes potenciales y entablan relaciones más estrechas con algunas de ellas y no con otras.31 En los temas controversiales, las fuentes son usualmente seleccionadas porque son vistas como representativas de las perspectivas en disputa. En este punto, el standing implica un juicio periodístico acerca de cuáles son los actores con capacidad de influir en el desarrollo de los hechos.32

Desde la perspectiva del framing, el tratamiento que los medios hacen de los asuntos involucra dos planos de acción relacionados, que funcionan como las dos caras de una misma moneda: el primero supone una actitud consciente por parte de los periodistas en la elección y jerarquización de los temas y de las fuentes que representan las principales opiniones alrededor de un asunto; el segundo plano alude a una serie de principios de carácter inconsciente que, arraigados en la cultura, subyacen a la actividad periodística y que los profesionales ponen en juego a la hora de elaborar las noticias y acudir a diversas fuentes con el objetivo de volver asequible la información.

Ambos tipos de criterios -conscientes e inconscientes- funcionan articuladamente en la identificación y en la vinculación con las fuentes consideradas relevantes en cada caso. A partir de ello, se asume que los periodistas otorgan crédito a cierto tipo de actores, y no a otros, fundados en sus percepciones acerca de quiénes son los jugadores clave del asunto en cuestión.

Las decisiones acerca del reconocimiento de los actores relevantes sobre un tema están relacionadas, para Ferree et al.,33 con tres tipos de factores: asunciones institucionales y culturales que hacen al contexto político y social, normas y prácticas características del ejercicio del periodismo y rasgos propios de los actores identificados como fuentes. En términos empíricos, es el periodista quien les otorga a ciertos actores la oportunidad de constituirse en agentes o portavoces de determinadas visiones de los hechos noticiosos y de influir, así, en la construcción mediática y, en última instancia, social que se hace de ellos.

Los rasgos propios de las instituciones estatales y de la sociedad civil privilegian ciertos actores como voces relevantes para expresarse acerca de determinados asuntos, al tiempo que desestiman a otros. Al garantizarles standing a algunos actores, periodistas y medios responden a un conjunto de expectativas sociales y no sólo a las necesidades específicas de los medios.34 Por lo general, estas normas aparecen naturalizadas en los testimonios de los periodistas como parte de su trabajo.35

En el caso de la LSCA, las fuentes oficiales son identificadas como las más importantes. Los periodistas entrevistados, que cubrieron y/o editaron la cobertura de las distintas instancias de debate para la prensa económica, reconocieron la importancia que los testimonios de diputados y senadores del oficialismo y, en segundo término, de las fuerzas opositoras, revistieron para obtener información.

Por fuentes oficiales se entiende a funcionarios públicos que se desempeñen en alguno de los tres poderes del Estado. Se asume, por lo tanto, que tienen la capacidad de incidir en el curso de los acontecimientos relatados.36 Este tipo de fuentes se ubica en una posición institucional de autoridad que está revestida de noticiabilidad,37 independientemente del contenido de los datos que aporte.38 Dicho factor de autoridad refuerza las cuatro condiciones mencionadas: una fuente oficial se presupone, por lo general, confiable, productiva, oportuna y creíble. Las fuentes no oficiales, por su parte, son aquellos individuos que no ocupan ningún cargo público o instituciones que no son estatales.39

El proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue promovido por el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) y recogió una serie de reclamos históricos de un conjunto de actores de la sociedad civil que se habían reunido en la denominada Coalición por una Radiodifusión Democrática, en 2004. De esta última, participaban representantes de sindicatos, de centrales de trabajadores, organismos de derechos humanos, integrantes de carreras de comunicación de distintas universidades, organizaciones sociales, cooperativas, pequeñas y medianas empresas de comunicación, entre otros.40

Más allá del apoyo de múltiples actores, la capacidad de impulsar el proyecto de ley, de instalar el debate en el congreso y de negociar las concesiones con otras fuerzas políticas fue adjudicada a los funcionarios del gobierno de la nación, en conjunto con un grupo de diputados y senadores oficialistas o aliados al oficialismo.41 En ese marco, éstos se constituyeron como actores centrales de los acontecimientos alrededor de la LSCA.

De lo dicho se desprende que las fuentes “no son todas iguales ni todas igualmente importantes, de la misma manera que el acceso a ellas por parte de los periodistas no está uniformemente distribuido”.42 Distintos estudios han advertido que las fuentes oficiales o pertenecientes al gobierno y a la administración pública suelen obtener standing con mayor facilidad. Así, juegan un papel decisivo en la definición de los temas políticos que se debaten en un momento dado y, en última instancia, en las formas que cobran los mensajes de los medios, dado que participan activamente en el proceso de producción de noticias.43

Quienes detentan poder económico o político pueden obtener fácilmente acceso a los periodistas y son accesibles para los mismos; aquellos que no tienen poder son de más difícil acceso para los periodistas y no son buscados por ellos mientras sus acciones no produzcan acontecimientos noticiables por su carácter moral o socialmente negativo.44

Una de las explicaciones de este usual predominio de las voces oficiales en las rutinas productivas de los medios radica, para Bennett,45 en las relaciones “transaccionales” y “simbióticas” que se forjan entre periodistas y funcionarios. “Estas interacciones diarias mejoran el margen de los funcionarios para producir noticias a la vez que habilitan a los periodistas a llenar el ‘hueco noticioso’ diario con un suministro estable de material económico y bien producido”.46 Uno de los entrevistados se expresa en sintonía con esta idea:

Yo por mis fuentes no dejo la vida, pero sé que vivo de ellas (…). Es el capital periodístico que tengo y lo cuido. Si bien trato de citarlas porque eso le da más fuerza a mi trabajo, lo que me importa es la información. De hecho, no me molesta que me ‘operen’.47 Lo que quiero es que me cuenten información. Si la información es operación, no hay problema, porque yo vivo de publicar información. Si a él le sirve y a mí también, está bien.48

En este punto, es preciso distinguir entre las fuentes consultadas por los periodistas en sus notas y las fuentes efectivamente citadas. Como sostiene Rodrigo Alsina,49 “en principio las fuentes mencionadas son también fuentes utilizadas, pero no todas las fuentes utilizadas son mencionadas. Es decir, nos encontramos en dos niveles distintos, uno el de la producción y el otro el de la manifestación”. Mientras este último es relevado en la instancia de análisis del contenido publicado, el primero puede ser abordado a partir de la indagación en la fase de elaboración de las noticias.

Ciertamente, que las oficiales hayan sido el tipo de fuentes predominante no implica necesariamente que la información haya sido otorgada de manera no restringida. Varios de los entrevistados reconocen que, para el caso analizado en el presente trabajo, no siempre resultó sencillo obtener declaraciones pasibles de ser publicadas mencionando su origen, de modo que se recurría al off the record.

El denominado off the record (fuera de registro) es uno de los mecanismos a los que recurren periodistas y fuentes para obtener y brindar información. A la vez, funciona como modo de cultivar el vínculo entre ambos. Aunque los datos obtenidos por esta vía se consideran ‘no publicables’, salvo que puedan contrastarse con otras fuentes que se expresen de modo on the record o no restringido,50 se trata de una modalidad frecuentemente utilizada para la cobertura de temas políticos.

La información confidencial suele provenir de fuentes oficiales o cercanas a ellas.51 A menudo, la difusión de ciertos datos de modo reservado por parte de estos actores les reporta algún tipo de beneficio para sus objetivos, aun sin ser visibilizadas -o, tal vez, justamente por ello- como voces legítimas para expresarse sobre la cuestión relatada.

De los diarios aquí analizados, es en Ámbito Financiero en el que el uso de información off the record es una práctica más arraigada, pues la mención de las fuentes está explícitamente subordinada a la obtención de información considerada de valor y a las interpretaciones que la acompañan:

El diario es más subjetivo, más opinado. No hay una línea informativa que nos diga que tiene que haber tres fuentes. Tengo que conseguir fuentes, por supuesto, pero lo más importante es la información.52

Por el tipo de información política que manejo, por las coberturas y por los temas, yo suelo decir que ‘vivo en off [the record]’. Porque lo importante es la información y esa es la posibilidad de tener información más “cruda”, digamos.53

Los entrevistados de El Cronista Comercial también mencionan que muchas veces la información es obtenida de modo confidencial; no obstante, algunos de los periodistas hacen mayor hincapié en la importancia del citado de fuentes a fin de reforzar la veracidad de la información que se publica y en evitar, además, posteriores desmentidas que puedan perjudicar la credibilidad de su trabajo: “Cuando tengo información en off, trato de conseguir fuentes en on para confirmarla. Y si no, aun publicando en off, trato de identificar lo mejor posible de dónde viene la información”.54 La misma entrevistada recuerda, incluso, que durante la cobertura aquí analizada obtuvo una primicia que acabó por relativizar por no haber podido confirmarla de modo no restringido:

Hubo una sola vez [durante la cobertura de la LSCA], cuando confirmo que van a sacar a las [empresas] telefónicas del proyecto de ley, que yo escribo que las van a sacar por unos meses, como posponiendo la entrada, y finalmente el proyecto sale sin las telefónicas (…). Recuerdo haber intentado tener tres fuentes en on porque era algo que el oficialismo había resistido durante mucho tiempo, que [el diputado Fernando] “Pino” Solanas había pedido insistentemente.55

Otro integrante del mismo periódico, en cambio, le resta importancia al citado de fuentes, pues relaciona el valor de la información obtenida con la firma del periodista autor de la noticia. En otras palabras, el respaldo de dicha información es el nombre del profesional que ha sido capaz de conseguirla más que las fuentes de la que ésta proviene; su firma es garantía de veracidad de la información publicada:

Cuando un periodista escribe, la única fuente es la firma del periodista. Uno cita fuentes porque es necesario para escribir la historia, pero la fuente que nosotros consideramos, que es la que vale, es la firma del periodista. Si un periodista tiene una noticia y no la quiere firmar, quiere decir que no es verdad, que no tiene seguridad. Si un periodista pone su firma en una historia, quiere decir que la corroboró, que tiene confianza en sus fuentes, que sabe cómo se construyó y la puede respaldar. No importa si cita la fuente, porque el lector de diarios lee al periodista.56

En efecto, la publicación de información y de interpretaciones o análisis transmitidos por fuentes off the record implica un mayor grado de responsabilidad del profesional que decide incorporar este tipo de testimonios a sus notas. Por esa razón, cuando se acude a fuentes en este tipo de registro, se procura que sean confiables o creíbles y, aun así, se procede a confrontar su aporte con el de otros actores. En palabras de dos entrevistados:

Uno sabe en quién confiar, va construyendo un vínculo. Y si uno te miente una vez, ya queda en ese esquema. Además, la información en off también se chequea y rechequea en off para ver qué está sobrevaluado o sobre interpretado por el involucrado.57

…el off lo tenés que chequear también, porque es un riesgo. Si publicás un off y no chequeás, ahí no estás trabajando para el lector ni para el diario sino para la persona que está operando.58

En este contexto, el carácter oficial de las fuentes off the record les provee un reaseguro a los periodistas. Si bien la información precisa ser cotejada por otras vías, se parte de la premisa de que el papel institucional que estas fuentes desempeñan y la necesidad de establecer un vínculo estable con los periodistas suponen para ellas un compromiso con los datos que proporcionan.

Aportes y discusiones en torno a la hipótesis del indexing

Las rutinas de cobertura de las políticas públicas están condicionadas por aquel fenómeno que Bennett denominó indexing.59 El concepto alude a que los periodistas seleccionan noticias y puntos de vista en función del balance de poder que perciben como más proclive a afectar los resultados de una decisión relativa a la política pública. “Incluso en las coberturas noticiosas rutinarias (…) los periodistas cuentan historias acerca de los personajes involucrados en las disputas de poder y si estos parecen ir ganando o perdiendo la batalla”.60

La interpretación que buena parte de los entrevistados hizo del debate y la sanción de la LSCA es coherente con el planteo de Bennett61 respecto de la controversia entre los distintos actores oficiales como foco central de la cobertura:

[La LSCA] era una guerra Clarín-Gobierno en el Congreso, entre diputados y senadores, y el diario [Ámbito Financiero] quería ver en qué terminaba (…). [En la cobertura] nosotros somos como un director de cine que tiene que mantener el interés periodístico: contamos si se cae un voto, si se vuelve a atrás y no se cae, si alguien se enferma y no puede ir a votar. En fin, magnificamos.62

Las palabras del periodista de Ámbito Financiero sugieren una caracterización de la LSCA como una disputa de intereses políticos y económicos que promovió un tipo de enfoque desde el cual interpretar periodísticamente el asunto. Incluye, además, una reflexión acerca de la propia práctica, al reconocer una tendencia a la exacerbación de la controversia como un recurso para sostener la tensión dramática del relato noticioso.

En relación con lo anterior, de los testimonios de periodistas y editores se desprende que la relevancia que éstos les asignan a los funcionarios públicos en el tratamiento de la LSCA no se limita únicamente a su consideración como fuentes privilegiadas de la información, sino que se extiende también a su contemplación como actores protagonistas de las noticias. Esa centralidad se expresa en dos pautas de tratamiento de la información: en primer lugar, la atención se focaliza en la arena legislativa y la del poder ejecutivo como ámbitos privilegiados de la acción; en segundo lugar, dentro de esos espacios se resalta el papel de ciertos actores individuales en el desarrollo de los hechos alrededor de la LSCA.

Los ámbitos priorizados en las coberturas son los oficiales. Si la atención de los periodistas se dirige a otro tipo de actores, es como consecuencia de las derivaciones políticas que desencadenan los debates parlamentarios o las acciones de gobierno.

Dentro de los ámbitos oficiales, los entrevistados destacan la relevancia del comportamiento de algunos actores individuales; entre otros, se señala al expresidente Néstor Kirchner;63 al secretario de Comercio, Guillermo Moreno; al interventor del COMFER, Gabriel Mariotto y a un pequeño número de legisladores de ambas cámaras, tanto del oficialismo como de distintos partidos de la oposición. Ello responde, en parte, a la labor productiva de la información, que lleva a prestar especial atención a ciertas figuras en detrimento del contenido de las ideas que se debaten. En sintonía con ello, García Beaudoux, D’Adamo, Slavinsky y Rosenbach sostienen que:

Si se considera la enorme cantidad y diversidad de acontecimientos que suceden cada día y que los medios deben transformar en ‘unidades de información’ publicables en cortos lapsos, esa propia rutina productiva conduce a que el tratamiento de los temas se vuelva más sencillo si se trabaja sobre el “personaje” más que sobre la “idea”.64

Estas pautas de tratamiento de la información son coherentes, además, con la interpretación que buena parte de los periodistas y editores entrevistados hace del proceso político que culminó en la aprobación de la LSCA: en síntesis, una sucesión de disputas de poder, algunas de ellas con saldo favorable, y otras perniciosas para los líderes del gobierno. Entre ellas, mencionan “la derrota de la 125”,65 en alusión al conflicto desatado en 2008, y la controversia desencadenada posteriormente con el Grupo Clarín:66

Desde el punto de vista político, la llamada ‘Ley de Medios’ era un inicio de crisis entre el Gobierno y Clarín, un elemento promovido desde el Gobierno después de una derrota a la que se sumó una segunda derrota después: la derrota por el conflicto de la 125 -derrota en términos legislativos porque no logró validarla y generó una crisis también en la alianza del poder- y la derrota electoral de junio de 2009. El Gobierno, y puntualmente Néstor Kirchner, toma una serie de elementos para encarar para adelante, para decir “estoy vivo, yo no me entrego, avanzo con esto”.67

En ese contexto, y aun cuando se destaca el alto nivel de debate público que tuvo la iniciativa regulatoria -varios entrevistados la califican como la norma más debatida de las que recuerdan-, se tiende a atribuir el proyecto de ley a la intención de los actores gubernamentales de mellar el poder del Grupo Clarín: “El proyecto [de ley de SCA] lo pone en circulación el gobierno de Cristina Kirchner cuando se pelea con el Grupo Clarín. Porque si no se peleaba con el Grupo Clarín, no había ley. Esa es la razón política”.68

Otro de los entrevistados personaliza, incluso, en uno de los funcionarios del PEN dicha intención, que fue -según su testimonio- explícitamente transmitida por él y acompañada por el resto del gobierno nacional:

Moreno y el resto del Gobierno siempre nos dejaron en claro que la “Ley de Medios” era básicamente una guerra a muerte contra el Grupo Clarín y que ellos jugaban en eso la subsistencia del Gobierno. Así que entendimos de entrada que la cosa venía por ahí.69

En línea con lo anterior, la mirada retrospectiva que la mayoría de los entrevistados tiene del proceso analizado interpreta las dificultades en la aplicación de la LSCA luego de 2009 como consecuencia de que la intención deliberada de dañar al holding Clarín primó para el gobierno, por sobre el resto de los objetivos de la norma, tal como la desconcentración de la propiedad de los medios audiovisuales o la inclusión de nuevos actores sociales al sistema; no obstante, ello no se corresponde necesariamente con una valoración positiva de los contenidos de la LSCA.

El análisis de los testimonios de periodistas y editores de Ámbito Financiero y de El Cronista Comercial arroja que todos ellos identifican en el texto de la LSCA una complejidad técnica difícil de desentrañar sin ser especialista en el tema. En ese contexto, los puntos más aludidos para caracterizar la norma se relacionan con algunos de los valores del ‘interés público’ protegidos por la LSCA:70 las disposiciones orientadas a limitar la concentración de la propiedad, los artículos destinados a estimular la producción local y la reserva de un tercio del espectro radioeléctrico para licencias sin fines de lucro, entre los más importantes.

No obstante, no puede afirmarse que periodistas y editores tengan posturas consonantes71 como producto de sus evaluaciones de la LSCA.72 Muy por el contrario, las opiniones son variadas, incluso, al interior de un mismo periódico. Por caso, uno de los puntos que más mencionan es aquél que refiere a la sustentabilidad del sistema de medios. Algunos consideran que la limitación de la concentración afecta la seguridad jurídica de las empresas, en tanto avanza sobre derechos adquiridos durante la vigencia de la Ley de Radiodifusión:

[La LSCA] tendría que haber hecho que se respetaran los plazos de vencimiento de las licencias antes de desconcentrar. Esa parte es muy cuestionable porque se afectaba un derecho adquirido, se acortaba la validez de una posesión que estaba vigente.73

Otros, por su parte, ven en este aspecto una medida saludable para fomentar la competencia entre los jugadores del mercado:

La Ley de Medios tiene muchos aspectos rescatables. Uno de ellos, básicamente el tema central de la ley, es la cuestión de ponerle un punto final a un proceso que había sido aberrante de concentración y que afectaba enormemente a los [medios o grupos de medios] más chicos.74

Las opiniones que los integrantes de los diarios expresan respecto de la LSCA no son ajenas a los argumentos sostenidos por las fuentes y los actores que protagonizan las coberturas; más bien, se definen de modo relacional a partir de los puntos de acuerdo o desacuerdo con éstos. Ello no debe conducir a sostener, sin embargo, que los criterios utilizados por los periodistas para caracterizar una medida de política pública provengan únicamente de los círculos oficiales, como se sostendría desde la hipótesis del indexing,75 ni que estas opiniones se transfieran a los contenidos publicados sin más.

En la relación entre periodistas y fuentes de información intervienen una cantidad y complejidad de elementos que impactan en la producción de las noticias. Todas ellas influyen de distintos modos en los contenidos que los diarios publican y su influencia no es homogénea en cada caso ni en cada nota. Por esa razón, se sostiene aquí que ninguno de estos factores es suficiente para explicar cómo se configuran las coberturas y cuáles son sus encuadres predominantes, aunque, sin embargo, todos ellos son necesarios para interpretarlas.

Por lo general, se presume que los encuadres promovidos por las fuentes oficiales tienen el acceso asegurado a los periodistas y, finalmente, a los contenidos que estos plasman en los medios. El propio Bennett afirma que el indexing no se refiere únicamente a la importancia de las fuentes oficiales que presentan los periodistas; se relaciona, también, con la organización de los temas y de los puntos de vista oficiales sobre ellos.76

En palabras de Amadeo, “las noticias políticas se centran en las acciones y reacciones del gobierno frente a otras instituciones legítimas que representan ideas diferentes”.77 De esta manera, la industria noticiosa cede a las instituciones oficiales el papel de vigilarse a sí mismas, vulnerando el equilibrio democrático.78

Ahora bien, ¿qué lugar le reserva el indexing a las fuentes informales? Desde esta perspectiva, las voces no oficiales logran ser incluidas en las coberturas periodísticas de modo ocasional o cuando expresan opiniones que emergieron en círculos oficiales. Según Steele,79, las fuentes no oficiales son seleccionadas para reforzar las versiones que los periodistas ya tienen de los hechos. También se suele incluir a este tipo de fuentes cuando están involucradas en desobediencias civiles, protestas o actos ilegales, con lo que se termina estableciendo un contexto interpretativo negativo a su alrededor.80

Desde la teoría del indexing, se afirma también que hay ocasiones en las cuales las fuentes oficiales ya no garantizan la veracidad de la información y los periodistas se ven, así, obligados a alterar sus rutinas habituales y a recurrir a fuentes informales. Amadeo81 apunta el ejemplo de los casos de corrupción de funcionarios públicos. En su investigación acerca del tratamiento informativo de la corrupción en Argentina, halló que la información era presentada por los medios tal y como la presentaban las fuentes oficiales; no obstante, los periodistas recurrían a otras voces “para comprobar que las fuentes oficiales son veraces”.82 Como conclusión, “el nivel de pluralismo de las fuentes (…) es un indicador del tipo de debate político que generan los casos en cuestión”.83

En definitiva, el tipo de jerarquización de las fuentes oficiales varía en función de la coyuntura en la cual se produce un caso. Cuando se tratan temas polémicos, en los cuales se da un debate entre diferentes puntos de vista y las fuentes oficiales corren el riesgo de perder legitimidad, se suele consultar un mayor número de fuentes y se le otorga mayor importancia en los medios.84

En casos altamente controversiales, la hipótesis del indexing puede verse desafiada. Ejemplo de ello son las conclusiones de la investigación de Zunino85 acerca de la cobertura noticiosa del conflicto “campo-gobierno”. Del análisis de las fuentes de información llevado a cabo por el autor se desprende que, contrariamente con lo que sostiene la teoría, en el tratamiento de este issue prevalecieron las fuentes no oficiales. Concretamente, las pertenecientes a las corporaciones agrarias que resistieron la resolución gubernamental. Este predominio se explica, según el autor, por el “poder de lobby que tienen las corporaciones agrarias, muchas de las cuales fueron determinantes del perfil socio-productivo del país y que, además, obtuvieron lugares destacados en los ámbitos estatales de decisión política a lo largo de la historia”. También resulta verosímil -agrega- que estas corporaciones se hayan mostrado más dispuestas a brindar información durante la contienda.

Otro de los hallazgos de la investigación de Zunino86 que interesa particularmente para este trabajo es aquél que pone en discusión la idea sostenida por el indexing respecto de que la presencia de una fuente en la cobertura puede ser considerada indicio suficiente para adjudicarle la capacidad de instalar su versión de los hechos en los medios. En este sentido, concluye que “una alta valoración negativa de un actor impugna su versión de los hechos”, pues encuentra que habiendo recurrido a idénticas fuentes, fueron las divergencias en los atributos y la valoración de las mismas los elementos que definieron su capacidad de instalar la propia visión de los hechos en las agendas de estos medios.87

Aunque el indexing ha resultado analíticamente productivo para reflexionar acerca del tratamiento de las fuentes oficiales, a partir del análisis del caso que aquí ha servido de ejemplo, se identifican limitaciones para explicar el papel de las fuentes en las coberturas de asuntos políticos con un fuerte componente de controversia.

En la construcción noticiosa de la LSCA por parte de la prensa económica se evidenció que el predominio de actores oficiales del ámbito gubernamental, como protagonistas y como fuentes privilegiadas de la información, no derivó necesariamente en una valoración positiva de estos actores ni en la capacidad de estos últimos de instalar los argumentos que respaldaran la iniciativa regulatoria que proponían. El foco de la cobertura, según buena parte de los periodistas, estuvo puesto en los aspectos controversiales del debate.

De allí se desprende que es preciso incorporar otras variables al análisis a fin de profundizar en el tratamiento de las fuentes, más allá de su visibilidad.

A modo de cierre: una propuesta teórico-metodológica para identificar el standing en el análisis de los textos

Más arriba, se reflexionó acerca de la relación entre periodistas y fuentes en la instancia productiva de las noticias y los distintos elementos que influyen en la capacidad de standing que estas últimas adquieren para los primeros, a partir de un caso concreto. Se presume que este proceso deja huellas en los contenidos mediáticos, de modo que un análisis profundo del papel de las fuentes en el tratamiento de issues políticos debe poner en relación ambas instancias.

A partir del análisis de construcción noticiosa, en este apartado de cierre se desarrolla una posible operacionalización del concepto de standing, acuñado originalmente por Ferree et al.,88 para el análisis de contenido de los textos. Se sostiene que ello aportará elementos de juicio para conocer la capacidad de las fuentes -no sólo de las oficiales sino de todas las fuentes citadas en las notas- de constituirse en agentes o portavoces acreditados de determinada visión de los hechos noticiosos en los medios y, consecuentemente, a influir en la construcción que se hace de ellos.

Se propone, entonces, una operacionalización en cuatro variables o condiciones necesarias del standing de un portavoz, sea este individual o colectivo, en la prensa gráfica: visibilidad, cita, valoración y encuadre.

La visibilidad es alcanzada con la mera mención en una pieza periodística; no obstante, un sujeto puede adquirir relevancia en las noticias para ser descrito, o incluso criticado, pero sin que se le brinde la oportunidad de proveer su propia interpretación de los acontecimientos en los cuales participa y de colaborar, así, en la construcción de esos hechos. Más aún: como se ha sugerido más arriba, el volumen de cobertura que ciertas fuentes obtengan en la superficie de los textos no les garantiza la capacidad de influir de manera continua ni, mucho menos, estructurada en los medios.

Es por lo anterior que la visibilidad es una condición necesaria pero no suficiente para la obtención de standing. En efecto, aquellos sujetos que adquieren visibilidad pero cuya palabra no es citada, pueden ser reconocidos como actores pero no como portavoces.

Es justamente la segunda dimensión del standing la que convierte a los actores en fuentes: mediante la manifestación de declaraciones -directas o indirectas-,89 éstos aportan información en representación de determinados grupos o instituciones y participan, de algún modo, en la construcción de los hechos relatados; no obstante, debe considerarse que, aun siendo citada, no va de suyo que una fuente ejerza una influencia continua o que las coberturas mediáticas resulten satisfactorias para los objetivos del sujeto u organización cuya palabra se retoma,90 pues, como se dijo, ésta puede ser evocada para ser impugnada.

Los juicios valorativos acerca de la palabra de un individuo, grupo o institución constituyen la tercera dimensión para establecer el crédito que una cobertura le otorga a su postura. Desde la Teoría de la Valoración, Martin y White91 afirman que éstos tienen que ver con las actitudes desarrolladas hacia la conducta, la cual puede ser apreciada en función de los binomios admiración-crítica, alabanza-condena. Dentro de los juicios valorativos, los autores distinguen entre aquéllos que tratan de la “estima social” y los orientados a la “sanción social”. Los primeros se refieren a los atributos de “normalidad” -cuán inusual es considerado alguien-, “capacidad” -la aptitud o las competencias que tiene- y “tenacidad” -la firmeza y capacidad de resolución-. En tanto, los juicios de sanción tienen que ver con la “veracidad” -cuán creíble se es- y la “propiedad” -cualidades éticas-.92

Por último, la cuarta dimensión del standing está directamente relacionada con el encuadre del caso que predomina en las notas, es decir, la definición que se hace del problema, sus causas, responsabilidades y potenciales consecuencias. Presumiendo que los actores que alcanzan algún nivel de standing participan activamente en los intercambios que dan forma a los debates mediáticos y públicos,93 se considera que -en caso de ser expresado- el encuadre general propuesto por la fuente no debe ser explícitamente impugnado. Es en este punto donde radica el mayor potencial analítico del diálogo entre los encuadres que pujan por instalarse alrededor de un caso y los actores que participan de esa disputa en los medios.

De la combinación de las cuatro dimensiones mencionadas surge el crédito que un portavoz obtiene del tratamiento noticioso del debate de una medida regulatoria. En este trabajo, la LSCA ha servido como excusa para proponer un primer intento de sistematización del standing que pueda ser testeado mediante un análisis de contenido de la cobertura del caso o, incluso, de otros issues de carácter político en futuros trabajos.

Finalmente, es preciso aclarar que la propuesta surge a partir de la indagación en la construcción noticiosa mediante entrevistas en profundidad. No se desconoce aquí que la entrevista es una instancia mediada. En ese marco, la información que proveyeron los periodistas no debe apreciarse en términos de verdad o falsedad sino como la verbalización que hace un individuo que desempeña un papel determinado en una institución94 y vive en sociedad. Aun así, las impresiones que provee acerca de sus propias prácticas resultan útiles para comprender la trama de relaciones que tejen y trazar algunas líneas de continuidad con los textos que producen. Luego, la elaboración de variables y categorías que permitan la indagación de los textos involucrará, también e inevitablemente, la subjetividad del analista.

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2Gaye Tuchman, Making News. A Study in the Construction of Reality, Free Press, Nueva York, 1978; Pamela J. Shoemaker y Stephen D. Reese, Mediating the Message. Theories of Influences on Mass Media Content, 2a ed., Longman, Nueva York, 1996; Herbert J. Gans, Deciding What’s News. A Study of CBS Evening News, NBC Nightly News, Newsweek, and Time, 2a. ed., Northwestern University Press, Evanston, Illinois, Estados Unidos, 2004; Daniela Dimitrova y Jesper Strömbäck, “Look Who’s Talking”, Journalism Practice, vol. 3, núm. 1, Routledge, Cardiff, Reino Unido, 2009, pp. 75–91; Maureen Díaz y Claudia Mellado, “Agenda y uso de fuentes en los titulares y noticias centrales de los medios informativos chilenos. Un estudio de la prensa impresa, online, radio y televisión”, núm. 40, Cuadernos.Info, Santiago de Chile, 2017, pp. 107–21.

3Mar de Fontcuberta y Héctor Borrat, Periódicos. Sistemas complejos, narradores en interacción, La Crujía, Buenos Aires, 2006.

4Guillermo Mastrini, Mucho ruido, pocas leyes. Economía y políticas de comunicación en la Argentina, 2ª ed. ampliada, editado por Guillermo Mastrini, La Crujía, Buenos Aires, 2009.

5Santiago Marino, Guillermo Mastrini y Martín Becerra, “El proceso de regulación democrática de la comunicación en Argentina”, en Guillermo Mastrini y Ornela Carboni (eds.), Siete debates nacionales en políticas de comunicación, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2012, pp. 113–37.

6Héctor Borrat, El periódico, actor político, Gustavo Gili, Barcelona, 1989. Matthes, Jörg, “Framing Politics: An Integrative Approach”, American Behavioral Scientist, vol. 56, núm. 3, SAGE, Arizona, Estados Unidos, 2012, pp. 247–59.

7Mirta Kircher, “Prensa escrita. Actor social y político, espacio de producción cultural y fuente de información histórica”, Revista de Historia, núm. 10, Universidad Nacional del Comahue, Neuquén, Argentina, 2005, pp. 115–122.

8Myra Marx Ferree, William A. Gamson, Jürgen Gerhards y Dieter Rucht, Shaping Abortion Discourse. Democracy and the Public Sphere in Germany and the United States, Cambridge, Nueva York, 2002.

9Al citarlos, se utilizan seudónimos en lugar de sus nombres reales, a fin de proteger sus identidades. Esta decisión se funda en dos argumentos: en primer lugar, se procura preservar las fuentes de trabajo de quienes aún ocupan algún puesto en las empresas periodísticas analizadas aquí; en segundo lugar, se pretende cuidar las redes de vínculos laborales de quienes ya no trabajan en estos diarios, pero continúan desarrollándose profesionalmente en el campo periodístico.

10Miguel S. Valles, Entrevistas cualitativas, Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Madrid, 2002, p. 195.

11Herbert J. Gans, op. cit., p. 80.

12Mar de Fontcuberta y Héctor Borrat, op. cit.

13Héctor Borrat, op. cit.

14Pamela J. Shoemaker y Stephen D. Reese, op. cit.

15Herbert J., Gans, op. cit.

16Philip Schlesinger, op. cit.

17Javier Mayoral Sánchez, “Fuentes de información y credibilidad periodística”, Estudios sobre el Mensaje Periodístico, núm. 11, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2005, pp. 93–102.

18Stella Martini y Lila Luchessi, Los que hacen la noticia. Periodismo, información y poder, Biblos, Buenos Aires, 2004, p. 144.

19William A. Gamson, “The Social Psychology of Collective Action”, en A. D. Morris y C. McClurg Mueller (eds.), Frontiers in Social Movement Theory, Yale University Press, Londres, 1992, pp. 53–76; Todd Gitlin, “Convertir a los movimientos de protesta en temas periodísticos”, en Doris A. Graber (ed.), El poder de los medios en la política, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1986, pp. 289–302, y Todd Gitlin, The Whole World Is Watching Mass Media in the Making and Unmaking of the New Left, 2a ed., University of California Press, California, 2003.

20Jean Charron, “Los medios y las fuentes. Los límites del modelo de agenda setting”, en M. J. Gilles Gauthier, André Gosselin y Jean Mouchon, Comunicación y política, Gedisa, Barcelona, 1998, pp. 72–93.

21Rafael Archondo, Incestos y blindajes. Una radiografía del juego político-periodístico, Plural, La Paz, Bolivia 2003.

22Gans, Herbert J., op. cit., p.81.

23El término, en inglés, proviene del discurso legal y refiere al derecho de una persona de iniciar o participar de una acción legal que desafía la conducta de otra persona: http://www.wordreference.com/definition/standing.

24La traducción más precisa de speaker al castellano es “hablante” u “orador”; sin embargo, se opta por utilizar el vocablo “portavoz” (en inglés, “spokesperson”) por considerar que expresa más adecuadamente la idea de la fuente como representante de la postura de un grupo o institución específicos. En sintonía con esta propuesta, Archondo (op. cit.) también denomina “portavoces” a las fuentes.

25Aunque la traducción de “standing” como “crédito” no resulta del todo precisa, se opta por este último término por considerarlo el más adecuado, en tanto sus distintas acepciones incluyen el reconocimiento de autoridad y credibilidad (RAE, 2001).

26Ferree, Myra Marx, William A. Gamson, Jürgen Gerhards y Dieter Rucht, op. cit.

27Stephen D., Reese, “The Framing Project: A Bridging Model for Media Research Revisited”, Journal of Communication, vol. 57, núm. 1, University of Texas, Austin, Estados Unidos, 2007, pp. 148–54. D’Angelo, Paul, “Studying Framing in Political Communication with an Integrative Approach”, American Behavioral Scientist, vol. 56, núm 3, SAGE, Arizona, Estados Unidos, 2012, pp. 353–64. Matthes, Jörg, “Framing Politics: An Integrative Approach”. American Behavioral Scientist , vol. 56, núm. 3, SAGE, Arizona, Estados Unidos de América, 2012, pp. 247–59.

28Herbert J. Gans, op. cit.

29Wolf, Mauro, La investigación de la comunicación de masas. Crítica y perspectivas, Paidós, Buenos Aires, 1987.

30Gans, Herbert, op. cit.

31Wolf, Mauro, op. cit.

32Ferree, Myra Marx, William A. Gamson, Jürgen Gerhards y Dieter Rucht, op. cit.

33Ibidem.

34Ibidem.

35Stella Martini, Periodismo, noticia y noticiabilidad, Norma, Buenos Aires, 2000.

36Walter Lance Bennett, “An Introduction to Journalism Norms and Representations of Politics”, Political Communication, vol. 13, núm. 4, Routledge, Amsterdam, 1996, pp. 373–84.

37Los criterios de noticiabilidad son definidos como “el conjunto de requisitos que se exige a los acontecimientos ―desde el punto de vista de la estructura del trabajo en los aparatos informativos y desde el punto de vista de la profesionalidad de los periodistas― para adquirir la existencia pública de noticias (Mauro, Wolf, op. cit., p. 216). En este sentido, pueden entenderse como un sustento ideológico que orienta la selección de acontecimientos, temas o actores para su incorporación en las noticias, así como la omisión de otros.

38Wolf, Mauro, op. cit.

39Janet Steele, “Don’t Ask, Don’t Tell, Don’t Explain: Unofficial Sources and Television Coverage of the Dispute over Gays in the Military”, Political Communication, núm. 14, Routledge, Amsterdam, 1997, 83–96.

40Néstor Busso, y Diego Jaimes, La Cocina de la Ley. El proceso de incidencia en la elaboración de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Argentina, Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2011.

41Nadia Koziner, La prensa económica y el debate sobre los medios. Análisis de la cobertura informativa del proceso de discusión de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Ámbito Financiero y El Cronista Comercial (marzo-octubre de 2009), Tesis doctoral no publicada, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2016.

42Mauro Wolf, op. cit., p.255.

43Philip Schlesinger, op. cit.

44Herbert Gans, op. cit., p. 81.

45Bennett, Walter Lance, “Toward a Theory of Press-State Relations in the United States”, Journal of Communication, vol. 40, núm. 2, International Commnication Association, Washington D.C., 1990, pp. 103–27.

46Ibidem, p.103.

47El término operar alude aquí al uso instrumental del vínculo con un periodista por parte de una fuente con la intención de obtener un rédito político a partir de la difusión de cierta información.

48Esteban, periodista de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral. Nadia Koziner, “La prensa económica y el debate sobre los medios. Análisis de la cobertura informativa del proceso de discusión de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Ámbito Financiero y El Cronista Comercial (marzo-octubre de 2009)”, tesis doctoral, CONICET-UBA, UNQ, Buenos Aires, s.f.

49Miquel Rodrigo Alsina, El acontecimiento. La construcción de la noticia, Paidós, Barcelona, 1993, p. 22.

50Adriana Amado, “Producción de noticias”, en Adriana Amado (ed.), Prensa y comunicación. Relaciones informativas responsables, La Crujía, Buenos Aires, 2010, pp. 43–62.

51Stella Martini, op. cit.

52Esteban, periodista de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

53Pedro, periodista de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

54Natalia, periodista de El Cronista Comercial, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

55Ibidem.

56Fabio, editor de El Cronista Comercial, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

57Pedro, periodista de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

58Esteban, periodista de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

59Walter Lance Bennett, 1990, op. cit.

60Walter Lance Bennett, News. The Politics of Illusion, Pearson Education INC., Illinois, Estados Unidos, 2012, p. 38.

61Ibidem.

62Esteban, periodista de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la Tesis doctoral, op. cit.

63Aunque Néstor Kirchner no era funcionario en 2009, fue primer candidato a diputado nacional por el FPV para la provincia de Buenos Aires en las elecciones de junio y obtuvo un alto nivel de exposición pública. Por otra parte, en función de su rol político y de su lazo matrimonial con la primera mandataria, puede ser considerado un portavoz del gobierno nacional.

64Virginia García Beaudoux, Orlando D’Adamo, Gabriel Slavinsky, y Geraldine Rosenbach, “Imagen presidencial en la prensa: un heurístico cognitivo para la comprensión del universo político”, Revista de Psicología Social, vol. 20, núm. 2, Universidad de Granada, Granada, España, 2005, p. 165.

65Alude a la disputa originada a partir de la aplicación, mediante la Resolución N° 125/2008, de retenciones móviles a la exportación de granos y oleaginosas. La medida provocó una reacción inusitada de los sectores rurales nucleados en las entidades agropecuarias más importantes del país e incluyó manifestaciones, cortes de ruta y desabastecimiento en los principales centros urbanos.

66Por ser el grupo de medios más poderoso de la Argentina, con intereses en el mercado de la radio, televisión de aire y por cable, Clarín sería el primero en verse afectado por un nuevo marco regulatorio para el sector, que limitara la concentración de la propiedad de licencias. De hecho, el conglomerado inició un largo proceso de judicialización que se extendió por más de seis años, hasta que el gobierno que asumió en 2015 el poder modificó los aspectos de la norma que más afectaban sus intereses empresarios.

67Pedro, editor de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

68Iván, editor de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

69Fausto, director periodístico de El Cronista Comercial, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

70Nadia Koziner, op. cit.

71Christiane Eilders, “Media as political actors? Issue Focusing and Selective Emphasis in the German Quality Press”, German Politics, vol. 9, núm. 3, International Association for the Study of German Politics, Chemnitz, Alemania, 2000, pp. 181–206.

72Aunque Eilders (op. cit.) propone el concepto de consonancia para analizar las semejanzas en el tipo de tratamiento que distintos medios le otorgan a un caso en los textos de las coberturas, se considera pertinente extenderlo aquí a las opiniones de periodistas y editores a cargo de las mismas.

73Ismael, editor de El Cronista Comercial, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la tesis doctoral, op. cit.

74Roberto, editor de Ámbito Financiero, en entrevista con la autora elaborada en el marco de la investigación de la Tesis doctoral, op. cit.

75Belén Amadeo, La aplicación de la teoría del framing a la cobertura de la corrupción política en Argentina (1991-1996), Universidad de Navarra, Pamplona, España, 1999.

76Bennett, Walter L., 1996, op. cit.

77Belén Amadeo, “Framing. Modelo para armar”, en María Teresa Baquerín (ed.), Los medios ¿aliados o enemigos del público?, Educa, Buenos Aires, 2008, p. 218.

78Walter Lance Bennett, 1990, op. cit.

79Janet Steele, op. cit.

80Todd Gitlin, op. cit.

81Belén Amadeo, 2008, op. cit.

82Belén Amadeo, 1999, op. cit., p. 252.

83Ibidem, p. 251.

84Walter Lance Bennett, op. cit, 1996.

85Esteban Zunino, La cobertura mediática del ‘conflicto campo – gobierno’ de 2008 en la prensa gráfica argentina. Un estudio comparativo de las agendas informativas sobre la Resolución N o 125/08 de los diarios Clarín, La Nación y Página/12, tesis doctoral no publicada, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2015, p. 341.

86Ibidem.

87El enfoque conceptual de la investigación se apoya en la Agenda Setting.

88Myra Marx Ferree, William A. Gamson, Jürgen Gerhards y Dieter Rucht, op. cit.

89Las declaraciones directas son aquéllas en las cuales las palabras de la fuente aparecen textualmente citadas. En cambio, en las indirectas se las parafrasea.

90McQuail, Denis, La acción de los medios. Los medios de comunicación y el interés público, Amorrortu, Buenos Aires, 1998.

91Martin, James y Peter R.R. White, The Language of Evaluation. Appraisal in English, Palgrave Macmillan, Basingstoke, Reino Unido, 2005.

92Ibidem, p. 52.

93Myra Marx Ferree, William A. Gamson, Jürgen Gerhards y Dieter Rucht, op. cit.

94Alonso, Luis, La mirada cualitativa en sociología, Fundamentos, Madrid, 1998.

Recibido: 07 de Septiembre de 2017; Aprobado: 21 de Noviembre de 2017

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