Introducción
¿Cómo se cubren los feminicidios en la prensa mexicana? ¿Existen diferencias relevantes entre periódicos, entre casos y entre momentos de reporteo? México ocupó el segundo lugar en América Latina con más feminicidios ocurridos durante 2017; con 760 mujeres asesinadas por razones de género, se situó únicamente después de Brasil, que contó con 1133 casos.3 Esto obliga a entender cómo se representa el fenómeno en los medios.
La manera en que las personas conciben el mundo no sólo se basa en el conocimiento directo sino en atajos mentales difundidos por los medios y que son tratados como la realidad misma. Las noticias, de acuerdo con Tuchman,4 son ventanas cuyos marcos delimitan la realidad a la que se tiene acceso, que centran la atención en fragmentos específicos y limitan la percepción de otras realidades. En consecuencia, los problemas públicos se interpretan en gran medida a partir de lo que las noticias resaltan y de lo que soslayan.
A pesar de que la literatura ha comenzado a explorar el feminicidio, reconociéndolo como un problema público con características propias,5 los estudios de cobertura han asumido marcos generalizados, sin distinguir entre medios y casos. Estas diferencias son importantes porque hablan de distintas subculturas periodísticas entre redacciones y variaciones en la sensibilidad frente al feminicidio.
En este trabajo presentamos un análisis de encuadre y de contenido de 172 notas periodísticas de cuatro diarios impresos de circulación nacional para la cobertura de dos casos de feminicidio en México, Lesvy Berlín y Mara Castilla, para un periodo entre mayo y noviembre de 2017. El objetivo de esta investigación es identificar los encuadres presentes en la cobertura sobre feminicidios en tres ejes: periódicos, casos y tiempo. Con ello mostramos que, a pesar de que hay encuadres predominantes, las características particulares de cada feminicidio,6 la temporalidad y las rutinas internas de las redacciones modifican de manera importante los encuadres.
La teoría de encuadres y la cobertura mediática de los feminicidios
Los medios noticiosos desempeñan un papel fundamental en la formación de las percepciones sociales de la realidad al influir en lo que consideramos positivo y negativo, normal o extraordinario, aislado o estructural.
Los encuadres son procesos mediante los que se enfatizan algunos aspectos de la realidad, y constituyen “principios de organización socialmente compartidos y persistentes a lo largo del tiempo […] que estructuran los significados del mundo social”.7 Una de las definiciones más aceptadas del proceso de encuadre es la propuesta de Entman: “seleccionar algunos aspectos de la realidad percibida y enfatizarlos de manera que se promueva una definición de un problema, una interpretación causal del mismo, una evaluación moral y una propuesta de solución”.8 Por tanto, los encuadres tienen cuatro efectos en nuestra percepción de los problemas públicos: cómo los definimos, cómo los interpretamos, qué evaluaciones hacemos de ellos, y de qué manera deberían solucionarse. Gamson señala que, a partir de los encuadres, los individuos interpretan si hay o no un daño por resarcir, si es factible cambiar las condiciones que lo posibilitaron, y si hay un actor a quien responsabilizar.9 La evidencia empírica revela que los medios son una fuerza importante que puede moldear los procesos de política pública al incorporar nuevos temas al debate público y legitimar soluciones de éstos.10
En años recientes se ha concluido que los efectos fundamentales de los medios están condicionados por la compatibilidad respecto de las actitudes y opiniones.11 Esto es importante para comprender cómo, para los feminicidios, la cultura y los estereotipos predominantes afectan la recepción de las noticias,12 pero también las resistencias a cambiar los estilos de cobertura noticiosa.13 La teoría del establecimiento de la agenda (TEA) también considera los efectos de los medios en cómo se perciben los asuntos públicos, si bien su foco no está puesto en términos de cualidad (cómo se habla de un tema), sino de intensidad (cuánto se habla de un tema). De la recurrencia de la discusión de cierto asunto, se deriva la importancia otorgada socialmente a éste. El ascenso y declive del tratamiento de temas a través del tiempo es el indicador clave.14
Dados los efectos potenciales de la cobertura, se ha denunciado una representación mediática sesgada o escandalosa15 en problemas públicos que implican violencia. Sin embargo, estudios como el de Hove et al. han comprobado que es imposible generalizar y que es difícil encontrar patrones y tendencias uniformes en toda la prensa.16 El caso de los feminicidios es muy ilustrativo. Es común escuchar que la prensa no cubre temas de violencia contra las mujeres utilizando perspectiva de género, que carece de sensibilización o que se incurre en el sensacionalismo. Radford y Russell sostienen que la manera en que los medios describen la violencia contra las mujeres está guiada por ideas misóginas.17 Se ha documentado cómo en la cobertura específica de feminicidios los encuadres predominantes culpan a la víctima y justifican al agresor;18 presentan el problema como un hecho aislado19 y no como una falla estructural de violación a derechos humanos,20 y privilegian la utilización de fuentes públicas -sobre todo las policiacas- por encima de las privadas (familiares y amistades de la víctima).21 En varias de estas investigaciones se evidencian diferencias importantes detrás de la utilización de determinados encuadres. Por ejemplo, las víctimas que provenían de entornos socioeconómicos más favorables recibían más cobertura y encuadres menos revictimizadores, mientras que los feminicidios de mujeres afroamericanas o hispanas se enmarcaban en narrativas de justificación del agresor o que aludían a contextos más amplios de criminalidad y violencia.22
En México, la literatura coincide con los encuadres señalados para otros países.23 Danés muestra que para casos de violencia de género sobresale el uso de un lenguaje inculpador contra la víctima en la prensa regiomontana.24 Hernández encuentra que la mayoría de las notas sobre violencia de género en medios nayaritas es publicada en secciones policiales, cubiertas por varones y sin aludir al concepto feminicidio.25 Sin embargo, existe evidencia que permite sostener que los encuadres utilizados para la cobertura de feminicidios presentan diferencias importantes de diario a diario, y que también varían según las características de los propios casos.
El 18 de septiembre de 2017, el periódico Reforma publicó la nota “Indigna al país muerte de Mara”,26 que exigía que los feminicidios fueran investigados con perspectiva de género y privilegiando la perspectiva de los familiares de la víctima. En la misma fecha, El Universal publicó la nota “¿Por qué fue asesinada Mara Castilla?”,27 que aludía a causas institucionales del feminicidio y sostenía que la violencia de género era un problema estructural que iba más allá del caso particular de Castilla. La Jornada publicó el 28 de abril de 2019 la nota “Asesinan con violencia extrema a 26 mujeres en un mes en Veracruz”,28 en la que se proveyó un contexto estatal y nacional para transmitir que la violencia contra las mujeres no era un acontecimiento aislado. Estas notas dan indicios sobre una cobertura variada.
En una de las investigaciones más recientes para México,29 se muestra que los encuadres de culpar a la víctima y de justificar al agresor, aunque están presentes, se distribuyen de manera muy dispareja entre periódicos. Entre un 48% y un 82% de las notas analizadas de El Universal incurría en esas prácticas, mientras que en La Jornada sucedía esto entre un 0% y un 5%.
Lo anterior señala la pertinencia de continuar contribuyendo al estudio de las diferencias en los encuadres, evitando las generalizaciones sobre los hábitos y rutinas de la prensa mexicana al cubrir feminicidios.
Metodología, casos de análisis y operacionalización de variables
Para analizar la cobertura de feminicidios realizamos tres distinciones principales. La primera consistió en diferenciar la cobertura que se hizo entre diarios. Esto permitió distinguir entre grados de maduración y profesionalización, lo que resulta especialmente sugerente para países con culturas periodísticas híbridas, como la mexicana, en la que algunos diarios han empezado a poner en marcha nuevas prácticas para cubrir fenómenos violentos de manera más responsable y sensible.30
La segunda distinción provino de las características entre casos de feminicidios. Las diferencias geográficas, socioeconómicas, raciales y étnicas han sido señaladas como elementos que afectan los significados sociales que adquiere un problema público,31 por lo que es insoslayable su importancia.
La tercera distinción fueron los cambios a través del tiempo. La inmediatez con la que los reporteros deben cubrir los feminicidios puede provocar que la cobertura vaya modificándose según transcurre el fenómeno, especialmente en contextos de precariedad laboral y de baja profesionalización, en los que el contraste y la verificación de la información pasa a segundo plano por la premura de publicar la noticia. Asimismo, la TEA señala que la recurrencia con que se informa sobre un tema incide en la relevancia otorgada, por los receptores de los mensajes, a dicho tema.
Así, nos formulamos tres preguntas de investigación (PI):
PI1: ¿Hay diferencias entre diarios en los encuadres noticiosos sobre feminicidios?
PI2: ¿Hay diferencias entre casos en los encuadres noticiosos sobre feminicidios?
PI3: ¿Hay diferencias a través del tiempo en los encuadres noticiosos sobre feminicidios?
Para la detección empírica de los encuadres, acudimos a una vía inductiva.32 Se eligieron los feminicidios de Lesvy Berlín Osorio y Mara Fernanda Castilla,33 que generaron gran resonancia en la opinión pública, pero que, al mismo tiempo, presentan diferencias sustantivas en términos geográficos y socioeconómicos.
Se realizó una descripción y análisis de datos para 172 notas periodísticas durante los primeros tres meses a partir del día en que ocurrió el feminicidio. El periodo comprendido en este análisis abarca de mayo a noviembre de 2017.
Se retomaron los cuatro diarios de circulación nacional que, de acuerdo con el Padrón Nacional de Medios Impresos, contaban con el mayor tiraje para 2017: La Prensa, Reforma, El Universal y La Jornada. Los diarios elegidos abarcan una variedad de orientaciones ideológicas, políticas editoriales, estructuras organizacionales y prácticas periodísticas. La Jornada, creada en 1984, es un diario de izquierda, vinculado a grupos intelectuales y académicos. Su circulación diaria es de 105 mil ejemplares. Reforma nació en 1993, vinculado a grupos empresariales, con una línea editorial de centro. Tiene una circulación de 138 mil ejemplares diarios. La Prensa es un periódico en formato tabloide, fundado en 1928, con una circulación de 287 mil ejemplares diarios y suele enfocarse en crimen. Finalmente, El Universal es un periódico fundado en 1916 y con una línea editorial de centroderecha. Su circulación diaria es de 130 mil ejemplares.
Para extraer el encuadre de las notas, se consideraron cuatro dimensiones: 1) el tipo de lenguaje utilizado; 2) las secciones del periódico en las que apareció la nota; 3) las fuentes en las que se basó la nota, y 4) la provisión o no de un contexto amplio para entender el feminicidio como problema estructural.
Resultados
Para el caso Berlín se publicaron 90 notas, y para el caso Castilla, 82. En ambos, el número máximo se alcanzó en la primera semana, con especial énfasis para el caso Castilla (34 notas el 18 de septiembre).34 Para ambos casos, el número de notas diarias presentó un rápido declive después de la primera semana. Para Berlín hubo un ligero repunte entre los días 64 y 72 después del feminicidio, cuando las autoridades de justicia de la Ciudad de México detuvieron al presunto responsable.
Variación de cobertura por diario
El Universal fue el diario que dio más cobertura a los feminicidios, con 60 notas (34.8% del total), seguido por La Jornada, que publicó 47 notas (27.3%), Reforma, con 38 notas (22%) y La Prensa, con 27 notas (15.5%).
En el análisis de cobertura se utilizaron indicadores. Para el uso del lenguaje se consideró: a) reconocimiento de feminicidio, b) uso de masculino genérico, c) utilización de lenguaje igualitario o incluyente, d) reproducción de estereotipos de género y e) revictimización.
Para la localización de la nota dentro del periódico se distinguió entre: a) portada, b) páginas interiores y c) páginas policiales.
Para el análisis de la fuente principal se distinguió entre: a) autoridades, b) familia, c) sociedad civil, d) perpetrador, e) actores privados, y f) academia.
Por provisión de contexto se consideró un solo indicador: inclusión de información estadística que colocara el caso dentro de la problemática amplia de feminicidios.
Para evaluar la significancia de las diferencias entre diarios se calculó el porcentaje de notas por diario y por indicador. Se realizaron pruebas de Chi-cuadrada (X 2) para determinar si las diferencias entre diarios son estadísticamente significativas. Para medir la influencia del diario sobre la forma de reportar los feminicidios, se calculó el coeficiente V de Cramer, que arrojó el porcentaje de varianza atribuida a cada periódico. Las pruebas estadísticas permitieron distinguir entre las diferencias atribuibles a cada diario de aquellas que atribuibles al azar. Los resultados se presentan en la siguiente tabla:
La Prensa (%) | La Jornada (%) | El Universal (%) | Reforma (%) | X 2 | p-valor | V Cramer | |
Encuadres por uso de lenguaje | |||||||
Reconoce feminicidio | 29.62 | 61.70 | 30 | 28.94 | 14.89 | 0.0019 | 0.2942876 |
Masculino genérico | 37.03 | 53.19 | 36.66 | 44.73 | 3.41 | 0.3324 | 0.1408366 |
Lenguaje incluyente | 0 | 34.04 | 5 | 2.63 | 32.09 | 0.0000 | 0.4319392 |
Estereotipos de género | 81.48 | 91.48 | 90 | 97.36 | 4.79 | 0.1877 | 0.1669134 |
Revictimización | 96.29 | 95.74 | 95 | 84.21 | 5.89 | 0.1171 | 0.185062 |
Encuadres por sección del diario | |||||||
Opinión | 3.70 | 4.25 | 15 | 13.15 | 5.05 | 0.1682 | 0.1713509 |
Portada | 14.81 | 8.51 | 18.33 | 10.52 | 2.54 | 0.4667 | 0.1217119 |
Policiaca | 18.51 | 0 | 18.33 | 0 | 17.23 | 0.0006 | 0.3165607 |
Encuadres según fuentes citadas | |||||||
Autoridades | 40.74 | 61.70 | 48.33 | 39.47 | 5.16 | 0.1604 | 0.1732225 |
Familiares de la víctima | 14.81 | 17.02 | 13.33 | 13.15 | 0.36 | 0.9477 | 0.0459614 |
Sociedad civil | 29.62 | 46.80 | 31.66 | 18.42 | 7.93 | 0.0474 | 0.2147551 |
Perpetrador | 96.29 | 97.87 | 96.66 | 89.47 | 3.92 | 0.2700 | 0.1510069 |
Actores privados | 7.40 | 10.63 | 13.33 | 10.52 | 0.70 | 0.8728 | 0.0638695 |
Academia | 11.11 | 34.04 | 11.66 | 18.42 | 10.02 | 0.0183 | 0.2414623 |
Encuadres por provisión de contexto | |||||||
Provisión de contexto | 11.11 | 23.40 | 25 | 7.89 | 6.21 | 0.1016 | 0.1900885 |
Fuente: elaboración propia.
Las categorías estadísticamente significativas (p < 0.10) se marcan con negritas en la tabla y son: reconocimiento de feminicidio, utilización de lenguaje incluyente, ubicar las notas dentro de las secciones policiacas, considerar como fuente a la sociedad civil y la academia, y ofrecer contexto sobre la problemática. Para estas categorías, la magnitud del efecto atribuible a la diferencia entre diarios osciló entre 19% (provisión de contexto) y 43% (uso de lenguaje incluyente) de la varianza. Para el resto de las categorías, las diferencias entre diarios no resultaron significativas.
Variación de cobertura por caso
Se consideraron las mismas cuatro categorías analíticas para el estudio de la cobertura por caso. Los resultados se muestran en la siguiente tabla:
Lesvy Berlín (%) | Mara Castilla (%) | X 2 | p-valor | V Cramer | |
Encuadres por uso de lenguaje | |||||
Reconoce feminicidio | 24.44 | 53.65 | 14.27 | 0.0002 | 0.30005141 |
Masculino genérico | 38.88 | 47.56 | 0.98 | 0.3206 | 0.08748284 |
Lenguaje incluyente | 14.44 | 8.53 | 0.93 | 0.3325 | 0.09204952 |
Estereotipos de género | 88.88 | 92.68 | 0.35 | 0.5533 | 0.06523904 |
Revictimización | 88.88 | 97.56 | 3.72 | 0.0536 | 0.17002046 |
Encuadres por sección | |||||
Opinión | 5.55 | 14.63 | 3.01 | 0.0824 | 0.15193447 |
Portada | 11.11 | 15.85 | 0.47 | 0.4912 | 0.06959576 |
Policiaca | 12.22 | 6.09 | 1.25 | 0.2634 | 0.10531445 |
Encuadres según fuentes utilizadas | |||||
Autoridades | 45.55 | 52.43 | 0.56 | 0.4537 | 0.06877879 |
Familiares de la víctima | 20 | 8.53 | 3.66 | 0.0556 | 0.16244768 |
Sociedad civil | 25.55 | 40.24 | 3.57 | 0.0587 | 0.15655902 |
Perpetrador | 91.11 | 100 | 5.77 | 0.0163 | 0.21081851 |
Actores privados | 2.22 | 20.73 | 13.13 | 0.0003 | 0.29491713 |
Academia | 30 | 7.31 | 12.81 | 0.0003 | 0.28771526 |
Encuadres por provisión de contexto | |||||
Provisión de contexto | 5.55 | 32.92 | 19.45 | 0.0000 | 0.35130488 |
Fuente: elaboración propia.
Se presenta el porcentaje de titulares por indicador para cada uno de los dos casos de análisis, y se aplicaron las mismas pruebas estadísticas que para el análisis por diario. Los indicadores estadísticamente significativos (p < 0.10) se resaltan en negritas.
El caso Berlín no fue reconocido como feminicidio en la mayoría de las notas, la alusión a éste apareció marginalmente en artículos de opinión (5.5%), y careció de fuentes de actores privados para su construcción mediática (2.2%), además de que se recurrió menos a la opinión de expertos de la sociedad civil (25%) y hubo una baja provisión de contexto (5.5%). Para este caso, la academia resultó una fuente citada con frecuencia (30%), probablemente porque el feminicidio ocurrió dentro del campus universitario.
Para Castilla, en prácticamente todas las notas (97%) se advirtió un encuadre de revictimización. El perpetrador fungió como fuente en la totalidad de las notas, por encima de la sociedad civil (40%), actores privados (20%), y marcadamente por encima de los familiares de la víctima (8.5%).
Variación de cobertura a través del tiempo
Para responder la última PI, se creó un índice de cobertura, que fue de 0 a 14, donde a mayor puntaje, mayor observancia de las recomendaciones de cobertura de género. Los indicadores fueron: 1) se reconoció el caso como feminicidio, 2) se evitó el uso de masculino genérico, 3) se utilizó lenguaje igualitario, 4) se evitó la reproducción de estereotipos de género, 5) se evitó la revictimización, 6) se publicó la nota en la portada, en sección editorial o de opinión, 7) la nota no apareció publicada en sección policiaca, 8) se evitó citar al perpetrador como fuente, 9) se evitó citar a las autoridades como única fuente, 10) se consideró a la familia de la víctima como una de las fuentes, 11) se consideró a expertos de la sociedad civil como fuente, 12) se consideró a expertos de la academia como fuente, 13) se proveyeron datos para ubicar el fenómeno dentro de una problemática pública amplia, y 14) la nota fue redactada por una mujer. Se realizó un análisis del puntaje que obtuvieron las notas en este índice de cobertura de género de acuerdo con su fecha de publicación. Para los días en los que aparece publicada más de una nota, se consideró el promedio.
N = 83 notas. Las fechas que puntúan en cero corresponden a días en los que no apareció ninguna nota publicada, o bien, no hubo información relativa a alguno de los indicadores considerados para el índice. Fuente: elaboración propia.
N = 91 notas. Las fechas que puntúan en cero corresponden a días en los que no apareció ninguna nota publicada, o bien, no hubo información relativa a alguno de los indicadores considerados para el índice. Fuente: elaboración propia.
Ambos casos mostraron una tendencia a la baja en el índice de cobertura. Contrario a lo que podría haberse intuido, la cobertura no mejoró con el paso del tiempo. Conforme evolucionó la noticia y se conocieron más detalles de cómo ocurrieron los feminicidios, los encuadres basados en estereotipos se profundizaron. Este hallazgo es relevante pues el tiempo ha sido una dimensión relegada en la literatura que analiza los encuadres sobre feminicidios.
A modo de conclusión: implicaciones teóricas de estos casos
Aunque se confirmó que el encuadre con enfoque de género suele ser muy débil en la cobertura de feminicidios que realiza la prensa mexicana, se evidenció que no toda la prensa funciona de la misma manera y que existen variaciones relevantes entre los diarios. Llama la atención el desempeño de La Jornada, que reconoció los casos como feminicidios, utilizó lenguaje incluyente, eludió las secciones policiacas, recogió los testimonios de la sociedad civil y de la academia y proveyó contexto en mayor proporción que el resto de los diarios. La manera en la que La Jornada se distinguió de las tendencias generales de los periódicos analizados nos lleva a proponer como línea de investigación posible la influencia que las mujeres en cargos directivos pueden ejercer sobre la manera en que se cubren los feminicidios.35 Otra hipótesis por explorar es la identificación ideológica de los diarios. Para La Jornada, la vinculación a una ideología de izquierda que privilegia historias sobre defensa de derechos humanos pudo haber generado mayor sensibilidad para la cobertura de feminicidios.
En sentido opuesto, también es interesante considerar los encuadres comunes a todos los diarios: 1) la revictimización, 2) la justificación del agresor, y 3) las versiones oficialistas. Estos factores comunes pueden considerarse reflejo de la persistencia de prácticas arraigadas dentro de las culturas periodísticas, como incluir citas textuales de funcionarios o incluso de actores sociales, o reproducir los estereotipos de género.
Sobre las diferencias entre los casos de análisis, llama la atención que el caso Berlín no fue considerado como feminicidio en la mayor parte de las notas. Por el contrario, el caso Castilla sí se consideró como tal en las notas, incluso desde los primeros días. Adicionalmente, el caso de Berlín tuvo un puntaje menor al de Castilla en prácticamente todos los indicadores. Una hipótesis por explorar se relaciona con el lugar del feminicidio: mientras que Lesvy Berlín fue asesinada en un espacio público (la Universidad Nacional Autónoma de México), Mara Castilla fue asesinada en un espacio privado (el servicio de transporte, o bien, el motel). Esta “despersonalización” del feminicidio de Lesvy Berlín pudo haber incidido en el encuadre del caso. Otra hipótesis podría apuntar a las diferencias socioeconómicas entre las víctimas. Para el caso de Castilla, el encuadre de “revictimización” fue recurrente en las notas, así como la “justificación del agresor”, lo que no sucedió con el caso Berlín.
Nuestro estudio realiza tres aportaciones principales a la literatura sobre encuadres noticiosos. En primer lugar, se evidenció que existen diferencias relevantes entre periódicos que permiten comprender mejor la complejidad de la prensa, la composición plural y la heterogeneidad interna de las prácticas y rutinas periodísticas. Al mismo tiempo, comprender la diversidad de los encuadres no sólo supone un reconocimiento a las buenas prácticas, sino extraer aprendizajes para aplicar en otras redacciones.
En segundo lugar, también se introdujo mayor precisión respecto de qué se considera cobertura con perspectiva de género. Afirmar o negar que un diario ha incorporado perspectiva de género no es una cuestión dicotómica. Con ello es posible impulsar dentro de las redacciones prácticas de sensibilización mucho mejor dirigidas y con mayor probabilidad de ser eficaces.
En tercer lugar, se evidenció que, aunque la historia de los diarios, las rutinas organizacionales y la composición de las redacciones tienen que tomarse en cuenta, esto no resulta suficiente para explicar toda la variación en los encuadres, por lo que debemos aproximarnos a las diferencias entre casos. En este trabajo buscamos mostrar que los feminicidios no son conceptualmente homogéneos.36
Este artículo también ha esbozado una agenda de investigación latente. Además de la comprobación empírica de los mecanismos causales sugeridos, queda pendiente un contraste sistemático entre la cobertura que realizan los diarios locales y aquella de los nacionales. Incorporar a la prensa que se produce en los estados, donde, dicho sea de paso, ocurre la mayor parte de los feminicidios, introduce una capa de análisis necesaria para completar la fotografía sobre la labor que está realizando la prensa mexicana.
Finalmente, emprender proyectos comparados de análisis de cobertura entre países es indispensable para comprender de qué manera la prensa está aportando a la forma en que socialmente se concibe este problema público y a la manera en la que se están formulando las políticas públicas dirigidas a darle solución.