Introducción
Las elecciones federales de 2018 fueron históricas por distintos motivos. A nivel presidencial, los más de 30 millones de votos obtenidos por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tuvieron un efecto ola que permitió a su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y aliados, Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES) obtener la mayoría en el Congreso de la Unión y en distintos Congresos Locales. En Yucatán sucedió algo distinto y similar a la vez. Las elecciones de 2018 dieron como resultado en Yucatán un voto diferenciado bastante marcado. A nivel presidencial, AMLO logró un 39% del total, equivalente a 455 mil votos, seguido del priista José Antonio Meade con 27.82% (324 mil votos) y muy de cerca por el panista Ricardo Anaya con 27.48% (320 mil votos). Sin embargo, los resultados a nivel gubernatura no se movieron en la lógica del “efecto AMLO” e incluso hicieron que el PAN, tercer lugar en la presidencial, se ubicara como el partido ganador a nivel estatal. Así, Mauricio Vila del PAN obtuvo 39.60% , equivalente a cerca de 449 mil votos, muy próximo al número de sufragios conseguido por AMLO en la presidencial. A Vila le siguieron Mauricio Sahuí del PRI con 36.09 (410 mil votos) y Joaquín Díaz Mena de Morena con 20.45 (231 mil votos).2 Un dato que también se debe resaltar es el hecho de que, en Yucatán, durante 2018 acudió a las urnas 74% del padrón electoral, es decir que 3 de cada 4 yucatecos inscritos en la lista nominal ejercieron su derecho a sufragio. En 2021, la votación cayó al 63% , pero, incluso, así podemos señalar que se trata de una votación alta.3
El voto diferenciado se evidencia aún más al observar los resultados municipales y legislativos locales. A nivel municipal, el PRI mantuvo 57 alcaldías de 106; el PAN 27, entre las cuales estaba incluida la capital del estado; mientras que Morena apenas obtuvo tres. En el Congreso local, el PRI obtuvo diez diputados de los 15 que son considerados mayoría relativa, dejando tres para el PAN, uno para Morena y uno para Movimiento Ciudadano (MC). Algo similar sucedió con los diputados federales y senadores, el PAN y el PRI se repartieron la mayoría dejando a Morena con poca presencia.4 Podemos decir que, en 2018, fuera del “efecto AMLO” para la elección presidencial, Yucatán reafirmó su vocación bipartidista y una arraigada tradición de voto diferenciado. Sin embargo, en las elecciones de 2021 dicho voto tendió a desaparecer otorgándole una victoria contundente al PAN, partido en el ejecutivo local que, además de la capital Mérida, controlará el legislativo.
Antecedentes
Históricamente, el caso yucateco ha sido paradigmático al interior de México. A lo largo del siglo XIX y parte del XX, sin ser independiente, Yucatán logró construir un poder fuerte descentralizado que raramente existió en otros estados de la República mexicana.5 En el terreno político electoral vale la pena señalar que, desde inicios del México postrevolucionario, en Yucatán se dio una efervescencia partidista que traería como resultado la creación del Partido Socialista del Sureste,6 mismo que se ha mantenido vigente en la memoria histórica de un sector de la clase política yucateca actual.7
En los últimos 20 años, en Yucatán, se ha podido constatar la existencia de un bipartidismo arraigado y de un voto diferenciado que poco se observa en otras entidades federativas. Ya desde el último tercio del siglo XX, el Partido Acción Nacional fue avanzando electoralmente y ganando una presencia preponderante en la capital. A pesar de ello, y fuera de un periodo de seis años,8 la gubernatura solía mantenerse bajo el control del PRI. Tal situación permitía ver la coexistencia de ambos partidos que, aunque opositores, trabajaban en colaboración. Si observamos el conjunto de los resultados electorales desde 2000 hasta 2018, se vuelve evidente, no sólo la convivencia partidista, también la existencia de un voto claramente diferenciado. Así, el PRI solía tener una mayoría relativa constante en el congreso local y en los municipios, aunque estos cambiaran de partido entre una elección y otra. Al interior del estado, algunos partidos considerados pequeños lograban tener una presencia importante en municipios de relativa importancia para el estado. De hecho, en las últimas cinco elecciones federales (2007, 2012, 2015, 2018 y 2021) se observan casos muy particulares (Tabla 1).
Año | 2007 | 2012 | 2015 | 2018 | 2021 | |
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Municipio | ||||||
Progreso | PRI | PRI | Nueva Alianza | PAN | PAN | |
Telchac Puerto | PRI | Nueva Alianza | Nueva Alianza | PRI | PRI | |
Temozon | PRI | PRI | Nueva Alianza | PRI | Morena | |
Valladolid | PRI | PRI | Morena | Morena | PAN | |
Xocchel | PAN | PRD | PRD | PRD | PAN | |
Mérida | PAN | PRI | PAN | PAN | PAN |
Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Yucatán (IEPAC).
Las elecciones de 2021 se dieron en momentos extraordinarios, debido a la pandemia. Sin embargo, para muchos, las elecciones intermedias califican el ejercicio del gobierno durante sus primeros años, incluso, para el caso de las elecciones locales, la novedad de la reelección también funciona como medidor del desempeño de los políticos locales. Lo anterior se evidenció en los comicios de junio pasado que le dieron al PAN una presencia mayoritaria en Yucatán y un evidente retroceso del PRI, quien no ganó un solo distrito, mientras que Morena obtuvo un distrito. En consecuencia, los resultados de 2021 pondrían en cuestionamiento la lógica del voto diferenciado que ha caracterizado a Yucatán en las últimas 2 o 3 décadas. Sin embargo, también nos pueden hablar de un voto castigo para algunas formaciones políticas y un voto de confianza para otras.
Entendiendo el voto yucateco
Voto racional e identidad partidista
La experiencia electoral yucateca de los últimos 20 años respaldaría el supuesto clásico de Anthony Downs9 de que la identificación partidista es un dato cambiante e inestable. Dicha teoría, conocida como teoría de la elección racional, establece que el individuo determina su voto en función de la utilidad y el coste que puede esperar del mismo. Contrario a lo que en un principio se pueda creer, esta no implica necesariamente una perspectiva egoísta, ya que la utilidad puede valorarse en función de la colectividad. El enfoque de Downs permite elaborar una explicación bastante clara y coherente del sentido en el que votan los individuos, pero no resuelve la paradoja respecto a la decisión misma de votar.10 Por lo que Fiorina,11 basándose en él, nos señala que el votante también hace una valoración retrospectiva para reforzar o debilitar su identidad partidista; es decir que el éxito o fracaso de la gestión por la cual emitió su último voto determinaría su voto a futuro, lo cual, según evidencia empírica, suele suceder en las democracias consolidadas, como lo ha señalado Popkin.12 Por su parte, un autor como Leithner13 da un peso fundamental al aspecto económico, para él las coyunturas de crisis sociales y políticas, pero primordialmente las económicas, impactan de manera determinante la identificación partidista.
Este breve estado de la cuestión sobre la identidad partidista y el voto de confianza ha servido para estudios empíricos en democracias en consolidación como los realizados en América Latina por Scott Mainwaring y Timothy Scully,14 Juan Linz y Arturo Valenzuela,15 y Giovanni Sartori para el mundo occidental en general.16 Para el caso mexicano tenemos el excelente estudio de Carlos Luis Sánchez y Sánchez17 que se enfoca en la capital del país, pero que sugiere lecturas y metodologías novedosas. El caso de Yucatán podría inscribirse en esa vía.
Voto de confianza
El llamado voto de confianza se encuentra en relación directa con la identidad partidista del individuo. La teoría de clivajes, propuesta por Martin Lipset y Stein Rokkan,18 supondría que los electores se alinean a partir de grandes cismas sociopolíticos, económicos y culturales que otorgan identidad partidista. De acuerdo con esta teoría son cuatro clivajes o líneas divisoras sobre las que se fundamentan los partidos políticos contemporáneos y de ahí se generaría la identidad o fidelidad de los electores. Dichos clivajes son: etnia y/o raza, clase social y/o mercado, y religión.
Por el contrario, para un autor como Barnes19 la identificación o identidad partidista nada tiene que ver con clivajes sociopolíticos, culturales y económicos, como los propuestos por Lipset y Rokkan; en consecuencia, el agrupamiento social por clase, religión o etnia no determinaría en nada el sentido del sufragio. Para Barnes es mucho más válido que la socialización, es decir la familia y sus actitudes políticas, termina por influir en el individuo. Siguiendo esta línea, Philip E. Converse20 combina la socialización con el aprendizaje para establecer una identificación partidista constante y, con ello, un voto de confianza perpetuo o al menos de larga duración. Converse señala que el individuo vota primero como lo hace su familia y, al ser satisfactoria la experiencia, así como los resultados obtenidos, repite la operación en las siguientes elecciones estableciendo con el tiempo una preferencia o identificación partidista que se refleja en un voto de confianza al partido sin importar el candidato o el programa. William Riker,21 por su parte, señala que la percepción de que los cambios bruscos originan situaciones de incertidumbre, que nadie o pocos desean, provocan que el elector otorgue su voto de confianza a quien se encuentre en el poder, aunque no haya satisfecho sus expectativas durante el ejercicio de su gobierno; de acuerdo con Riker, el individuo se enfrenta a la disyuntiva que se resume en el refrán popular “más vale malo conocido que bueno por conocer”, y lo resuelve otorgando un nuevo voto de confianza a quien conoce de antemano.
Voto diferenciado en Yucatán
El voto diferenciado, también llamado voto cruzado o split-ticket voting en inglés, es el sufragio que ejerce un individuo por más de un partido político en una elección multirrepresentativa, es decir cuando hay varios cargos de elección popular en juego.22 Las elecciones federales que se realizan cada tres años en México renuevan diputados federales y para el caso de Yucatán, coinciden con la renovación del Congreso local y con la elección para ayuntamientos y cabildos. Adicionalmente, las elecciones para elegir presidente, senadores y gobernador coinciden con todo lo anteriormente descrito.
Así, en elecciones como la de 2012 o 2018, los yucatecos acudieron a las urnas para elegir en dos niveles: 1. Federal: presidente, senadores y diputados federales (tres votos); y 2. Local: gobernador, ayuntamientos y congresistas locales (tres votos). En las llamadas elecciones intermedias de 2015 y 2021, a nivel federal sólo se renovaron diputados (un voto), mientras que a nivel local alcaldías y Congreso local (dos votos).
Ya sea una elección presidencial o bien de una elección intermedia, los yucatecos se dan cita en las urnas para ejercer al menos tres votos. En ese sentido, un elector puede sufragar por el mismo partido en las tres instancias (voto en conjunto) o bien votar por partidos distintos; a esto último llamamos voto diferenciado. El voto diferenciado ayuda a explicar resultados como los que se dieron en 2018 y posteriormente en 2021 en varias entidades del país, principalmente en la Ciudad de México y en Yucatán, en el presente texto nos interesamos por esta última.
Método
El presente texto se enfoca en el estudio de las elecciones de las últimas dos décadas en Yucatán, poniendo especial atención en los procesos de 2018 y 2021. Se analizará el llamado voto diferenciado que los electores yucatecos suelen ejercer cada tres años, con el cual dieron una presencia importante al PRI y a Morena en 2018, pero con el que tres años después decidieron apoyar al PAN, dándole una mayoría contundente. Nos interesa indagar en el hecho de que en la opinión pública se habla más de un voto de castigo para el partido del presidente que de un reconocimiento o voto de confianza al partido gobernante a nivel local. De hecho, poco se habla o escribe sobre la identidad partidista hacia el PAN que existe en el estado.
A partir del análisis de datos que presentaremos más adelante, buscaremos evaluar si en realidad hubo un voto diferenciado en las elecciones llevadas a cabo entre 2000 y 2018 y que se esfumó en las elecciones intermedias de 2021. Emplearemos los resultados oficiales del IEPAC y del IFE-INE para poder determinar las proporciones de individuos que votaron en conjunto y de manera diferenciada en 2018 y en 2021.
Planteamiento del problema
Las páginas oficiales del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Yucatán (IEPAC)23 y del Instituto Nacional Electoral (INE)24 muestran que en Yucatán la ciudadanía ha acudido al llamado voto diferenciado de manera frecuente; aunque también es perceptible cierta identidad partidista hacia el PRI y PAN. Todo lo anterior queda evidenciado en las elecciones presidenciales de 2000, 2006, 2012 y 2018, así como las gubernamentales de 2004, 2007, 2012 y 2018. Entonces, ¿qué implica que los yucatecos emitan un voto diferenciado?
Equilibrar la fuerza de la oferta política existente al interior del estado mediante la distribución del voto en las distintas instancias de representación popular es una herramienta que ofrece el sufragio en el sistema electoral mexicano. El voto diferenciado permite crear equilibrios necesarios entre los distintos niveles de gobierno, lo cual promueve la pluralidad, el diálogo y la negociación entre las distintas fuerzas políticas que, a su vez, representan una amplia gama de ideologías e intereses socioeconómicos y sectoriales. El voto diferenciado, por lo tanto, fortalece el ejercicio democrático de la participación popular y evita la trampa de mayorías absolutas que tienden al despotismo.
Sin embargo, del voto diferenciado suelen resultar gobiernos divididos que encuentran dificultades para crear y generar consensos, lo que deriva en procesos largos y costosos para la toma de decisiones; da lugar a representantes populares que suelen ver por su electorado a partir de su programa político propio, el cual difícilmente coincide con el del contrincante con el cual comparte el ejercicio de gobierno. El voto diferenciado ofrece todas las virtudes ya señaladas, pero también puede ser sinónimo de inmovilismo y poca eficacia en los gobiernos. Vale la pena preguntarnos por qué, en Yucatán, el voto diferenciado está tan presente; por qué ese voto diferenciado tendió a desaparecer en la elección intermedia de 2021 para darle una mayoría absoluta al PAN. También cabe preguntar si podemos hablar de un desencanto del PRI y Morena o bien de un buen desempeño panista; y yendo más lejos, también es necesario cuestionar si existe o no una identidad partidista panista en el estado.
Desarrollo
Economía y pandemia en México. Crisis y coyuntura
Además del estudio de Carlos Luis Sánchez y Sánchez, académicos como Alejandro Moreno,25 Alejandro Poiré,26 Matthew Singer27 y José Antonio Crespo28 señalan que en México el individuo promedio, más que por ideología, ejerce su voto de acuerdo a su economía personal; así, el elector evalúa el desempeño económico del gobierno por la percepción que tiene de la evolución de su cartera: si la canasta básica (tortillas, pan, arroz, leche, huevo, cereales, carne de pollo, carne de cerdo, pescado, etc.) y servicios como electricidad, gas y gasolina se mantienen estables, el elector evaluará positivamente la labor del gobierno, otorgándole el voto a su partido. Dependiendo de sus ingresos y de sus gastos es como los individuos evalúan si la economía va bien, se mantiene o empeora. No se trata de un cálculo matemático sofisticado de salario real y gastos ejercidos, sino de simple percepción. El individuo común y corriente entiende la inflación cuando percibe que con el mismo dinero puede comprar más o menos cosas. Un ejemplo simple es el de la gasolina, quizás por ello los gobiernos ponen tanta atención a este carburante.
El año 2018 se vio como la llegada de una nueva alternancia al poder; el discurso de “honestidad” y “combate a la corrupción” que acompañó la victoria de AMLO en las presidenciales de ese año hizo suponer que en muchos sectores de la sociedad la economía se vería beneficiada. Es importante señalar que también se dio exactamente el discurso contrario, pues para un importante sector de la población la llegada de AMLO significaba condenar la economía nacional a una caída pronunciada y la entrada en crisis. A tres años de gobierno los datos muestran que ambos escenarios fueron extremistas y equivocados.
Por un lado, se debe señalar que la crisis económica llegó de la mano de la pandemia por la Covid-19. Si bien los primeros dos años del gobierno lopezobradorista, según Salvador Padilla,29 parecían no tener el crecimiento económico deseado, tampoco hubo endeudamiento como en sexenios pasados y la macroeconomía se mantuvo estable. El presidente optó por “golpes mediáticos” y más bien simbólicos antes que por reformas estructurales con alto impacto económico.30 No obstante, también se debe reconocer que bajo la presidencia de AMLO se han implementado ayudas en programas como Jóvenes construyendo futuro o la Pensión para el bienestar de los adultos mayores, en proceso de universalización.31 Pero, a pesar de lo anterior, los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) muestran que la pobreza en México ha aumentado de manera proporcional y real en el presente sexenio. Las Imágenes 1 y 2 son prueba de ello.
Fuente: CONEVAL, “Pobreza en México 2018” https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/Pobreza-2018.aspx
Fuente: CONEVAL, “Pobreza en México 2020” https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/Pobreza_2020.aspx
El año 2020 será recordado como un año en el cual las condiciones socioeconómicas a nivel mundial se vieron drásticamente afectadas. Sobre todo, lo económico terminó por impactar en lo político. Aunque muchos gobiernos, a lo largo y ancho del globo, acudieron a recetas económicas que buscaron disminuir el impacto de la crisis mundial derivada de la pandemia por la Covid-19, en el caso mexicano el ejecutivo nacional optó por el no endeudamiento y por no otorgar ningún tipo de ayuda a sectores como el empresarial o industrial.32 No sucedió lo mismo en los diversos estados de la federación, pues varios de ellos optaron por solicitar préstamos, así como por dar apoyos e impulsos de diferente naturaleza.
Covid-19 en Yucatán. Economía y gobernabilidad
Bajo las circunstancias previamente descritas, en Yucatán, el gobierno estatal optó por emitir la Declaratoria de Emergencia a través del Decreto 195/2020.33 La Declaratoria justificó el uso de “recursos extraordinarios para tratar de contener el avance de la pandemia, aplanar la curva de contagio y realizar de esta forma acciones preventivas que mitiguen las consecuencias de este padecimiento en épocas críticas y evitar el colapso de los servicios de salud”.34 Paralelamente, Mauricio Vila, gobernador del estado, presentó al Congreso local un Plan de Apoyo e Incentivos Económicos para las Familias y Empresas de Yucatán35 que fue aprobado a principios de abril. De igual manera, decretó un Plan para Impulsar la Economía, los Empleos y la Salud del Gobierno del Estado “para ayudar a salir adelante a personas, familias y empresas afectadas por la contingencia”.36
En esa misma línea, el gobierno municipal de Mérida decidió otorgar apoyos económicos mediante la Dirección de Desarrollo Económico y Turismo. Para ello, en abril de 2020 se creó el Programa de Apoyos Emergentes con el objetivo de proteger el empleo y la economía de la capital yucateca. El programa estelar fue denominado Estamos contigo y preveía un financiamiento extraordinario de 400 millones de pesos que debía ser aprobado por el Cabildo de la Ciudad. El financiamiento sería “destinado para inversiones públicas productivas que se encuentren alineadas con los objetivos del Plan Municipal de Desarrollo vigente, lo anterior con el objeto de atenuar los efectos en la economía por la pandemia Covid-19”.37 Sin embargo, el proyecto fue frenado en el Congreso local bajo el argumento de que el gobierno federal exigía una política de austeridad.38 El gobierno municipal de Renán Barreda continúo ajustando gastos y presupuestos para poder operar su programa, aunque fuese parcialmente.
De esa manera, Estamos contigo incluyó en su versión final: 1. Programas de Apoyo y 2. Estímulos a la Economía; mismos que se dividieron en: a) Impulsando la Economía, b) Programa Preservación Cultural y Artística, c) Cuidado del hogar y la población y d) Respaldo al contribuyente. Los programas de Estamos contigo puestos en marcha por el gobierno de Mérida buscaron impactar positivamente en la economía local para evitar su caída en el corto y mediano plazo.
Un evento extraordinario que se sumó a la pandemia fueron los fenómenos meteorológicos que tuvieron lugar en 2020, durante la temporada de huracanes. Sobresalieron tres: la tormenta tropical Cristóbal y los huracanes Gamma y Delta que, entre junio y octubre, azotaron a la península de Yucatán provocando daños materiales mayores y pérdidas a una economía que ya comenzaba a tambalearse. Por lo cual, las ayudas extraordinarias implementadas por los gobiernos estatal y municipal fungieron como verdadero bálsamo para un buen sector de la población yucateca.
En 2021 el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ubicó a Yucatán como el único estado del sur y sureste mexicano con “competitividad media alta”; mientras que en la región el resto de los estados ha sido catalogados como “media baja” o “baja”. Igualmente, Yucatán destaca por ubicarse como mejor estado a nivel nacional con un “Sistema de derecho confiable y objetivo” (87.7% de credibilidad) y un “Sistema político estable y funcional” (75.5% de aprobación); respecto a la “Eficacia y eficiencia del Gobierno”, Yucatán sólo se ubica detrás de Querétaro y Nuevo León, lo que implica un avance de cuatro lugares respecto al año anterior.39 No obstante, es importante cruzar ese dato con el índice de competitividad Estatal (ICE) que en 2020 había colocado a Yucatán en quinta posición y para este 2021 lo mandó hasta la decimoquinta. A pesar de ello, Mérida se mantiene como la urbe con mejores garantías de inversión según el Índice de Competitividad Urbana (ICU) del mismo IMCO.
De lo anterior se puede desprender que el gobierno estatal de Yucatán logró mantener, a pesar de la pandemia, una economía estable gracias a las ayudas extraordinarias operadas para tal propósito, pero igualmente por su capacidad para atraer y retener inversiones privadas, nacionales y extranjeras.
Elecciones intermedias y voto por el PAN
Como ya se ha señalado, en las elecciones de 2021 la participación se mantuvo bastante alta a pesar de la pandemia: cerca de 63% del padrón ejerció el voto. En las elecciones para Congreso local, el PAN obtuvo más de 308 mil votos correspondientes al 38% , lo que le otorgó 14 de las 15 diputaciones; Morena, a pesar de sus 200 mil votos (24% de la votación), apenas alcanzó a rescatar una diputación. Mientras que el PRI obtuvo 180 mil votos (22% de los sufragios) quedando muy cerca de Morena, pero sin alcanzar un solo curul.
Respecto a los Ayuntamientos las cosas parecen equilibrarse más. Aquí es válido hacer la acotación de que, dependiendo del tamaño del padrón, los votos pueden variar enormemente. Así, en una ciudad como Mérida los más de 70 mil votos que obtuvieron cada uno de los candidatos de PRI y de Morena, respectivamente, se diluyeron ante los 144 mil obtenidos por el PAN. Hecha esta aclaración, observemos que el PAN obtuvo 337 mil sufragios que le permitieron gobernar 42 municipios. El PRI, por su parte, contó con 240 mil votos que le otorgaron el derecho a gobernar 40 municipios; Morena con sus 166 mil votos tiene el control de siete municipios. Los 106 municipios restantes se reparten entre partidos políticos pequeños.
Vistos en su conjunto, es necesario preguntarse cómo interpretar los resultados de las elecciones para diputados locales y para ayuntamientos, si en realidad se trata de un voto a favor del PAN y en contra del PRI y de Morena. De ser así, ¿por qué la pluralidad partidista se mantiene tan presente en los ayuntamientos y, peor aún, en los sufragios efectivos, aunque estos pierdan consistencia al adicionarse y otorgar curules?
Conclusiones
En el caso de Yucatán se puede observar cierta visión romantizada de un socialismo de inicios del siglo XX que quedó muy anclada en la memoria colectiva de un sector de la población, pero que no parece corresponder a la realidad actual. Dicha visión había sido claramente explotada por el PRI a lo largo del siglo XX e inicios del XXI; para 2018, esa idea de socialismo a la yucateca se trasladó a la figura de AMLO, quien ya traía una inercia nacional creciente que terminó por darle una preferencia jamás antes vista en el estado. Es importante insistir en la figura de AMLO y no en Morena, pues, de acuerdo con los resultados electorales de 2018 y 2021, pareciese que continúa siendo un partido no consolidado.
Paralelamente, es posible observar el reforzamiento de una identidad partidista de tendencia liberal en lo económico, pero conservadora en lo social, reflejada por el panismo de la entidad. Contrario a Morena y el PRI, el PAN de Yucatán ha logrado desarrollar un voto de confianza que pareciese transformarse en una identidad partidista en lugares como la capital Mérida.
A primera vista, uno podría suponer que se trata de dos sectores distintos y claramente separados de la sociedad yucateca. La realidad es que no es tan sencillo trazar una línea divisora que nos haga pensar que el voto yucateco se divide en esos dos grandes segmentos, los eventuales clivajes sociopolíticos corren por otras vías. Prueba de ello es la victoria contundente del PAN para el Congreso local en las elecciones de 2021. No obstante, al observar a detalle, encontramos que los resultados electorales de al menos los últimos 20 años muestran el ejercicio de un voto claramente diferenciado, que mantiene no más de tres opciones políticas con dos claramente dominantes: PAN y PRI.
La llegada de AMLO a la presidencia levantó muy altas expectativas que en menos de tres años comenzaron a diluirse. La llegada de la pandemia por la Covid-19 en 2020 desnudó la manera de actuar de los gobiernos en los distintos niveles de mando. Así, mientras la federación optó por el no gasto, en Yucatán, y en Mérida notablemente, se apostó por una fuerte inversión que no permitiera una caída abrupta de la economía como comenzaba a suceder en otras regiones del país. Los datos presentados por el IMCO revelan que una de las mejores inversiones que pueden existir no son solamente las económicas sino las de confianza. La manera de actuar del gobierno estatal y específicamente el del municipio de Mérida, durante 2020, tuvo repercusiones en inversiones económicas que terminaron por reforzar las ayudas implementadas.
¿Sería válido suponer que la victoria del PAN en 2021 es una forma de reconocimiento al ejercicio de gobierno del ejecutivo estatal y municipal de Mérida durante la coyuntura de la pandemia? ¿Podríamos decir que también es un acto de castigo al partido del presidente, tanto por su actuar como por las altísimas expectativas que había despertado con su elección en 2018? Sí y no. Los resultados, como hemos visto, pueden ser engañosos, pero también reflejan una realidad sentida por el votante. En Yucatán no sólo fueron las medidas económicas implementadas, sino algo que viene de más larga data y que tiene que ver con la construcción de confianza y Estado de derecho. En 2021, el voto dividido volvió a estar presente de manera significativa, aunque ello no se vea tan reflejado en la conformación del Congreso local.
Las teorías del voto dividido presuponen un individuo sin identidad partidista sólida, lo que explicaría su volatilidad a la hora de ejercer el sufragio. No obstante, el voto dividido implica en sí un ejercicio de reflexión y una valoración racional sobre cómo le conviene votar al individuo.
Se trata de un uso complejo de la racionalidad, ya que no se evalúa uno sino varios cargos, más complejo aún se trata de un ejercicio de evaluación longitudinal de los distintos niveles de gobierno.