Introducción
En los últimos 40 años se ha observado a nivel mundial una disminución significativa de la tasa de gestación que ha coincidido con un incremento en la producción de leche (López Gatius et al., 2006). En México hace 30 años más del 50% de las vacas inseminadas quedaban gestantes y actualmente no supera el 30% (Flores et al., 2015); la baja tasa de gestación es consecuencia de la alta incidencia de muerte embrionaria temprana.
Se ha observado que entre 80 y 90% de los ovocitos son fertilizados; sin embargo, una alta proporción de los embriones mueren antes de los 16-17 días posinseminación (Diskin et al., 2011); aunque es evidente la relación entre producción de leche y tasa de gestación. La alta producción por sí misma no disminuye la tasa de gestación; López Gatius et al. (2006) observó que la proporción acumulada de vacas gestantes en el día 90 posparto, fue más elevada (Odds ratio: 6.8) en las vacas con mayor producción de leche (≥50 kg) que en aquellas con menor producción (<50 kg). Aunque la producción de leche no determina la tasa de gestación, el descenso de este parámetro se asocia con los cambios metabólicos que padece la vaca en conjunción con prácticas inadecuadas de manejo, debido a la intensificación de la producción y particularmente con el aumento del número de vacas por hato (Lucy, 2001; López-Gatius, 2012).
La intensificación de la producción de leche influye negativamente en las prácticas elementales de manejo reproductivo, tales como la detección de estros y la inseminación artificial, debido a un aumento de las cargas de trabajo para los empleados (Lucy, 2001; López-Gatius, 2012). Se conoce que un factor que contribuye en forma importante con la baja tasa de gestación es el momento del servicio (Zarco y Hernández-Cerón, 1996; Roelofs et al., 2010).
En estudios realizados en ganado Holstein, el seguimiento de las concentraciones de progesterona en leche, indica que alrededor del 5 a 30% de las vacas inseminadas no están en estro (Slenning y Farver, 1990; Sturman et al., 2000); Así que es posible que una proporción significativa de las vacas que se inseminan no estén en la etapa fértil del ciclo estral y esto contribuya con la baja tasa de gestación; otros factores que influyen, son: el número de partos, las enfermedades del puerperio, el toro, el número de servicio, técnico inseminador y la época del año, entre otros (López-Gatius, 2012).
Dado que los factores de manejo son específicos en las diferentes condiciones de producción, resulta necesario regionalizar el conocimiento de las principales causas de falla en la concepción, con el propósito de ofrecer estrategias que mejoren la eficiencia reproductiva.
El objetivo del estudio fue determinar los efectos de la concentración de progesterona al momento de la inseminación artificial, así como otros factores genéticos y de manejo sobre la tasa de gestación de vacas Holstein lecheras estabuladas.
Material y Métodos
El estudio se realizó en 25 establos del Complejo Agropecuario Industrial de Tizayuca, Hidalgo. En todos los hatos, se hizo un examen reproductivo de las vacas en los primeros 10 días posparto para el diagnóstico y tratamiento de las patologías del puerperio. El periodo de voluntario de espera fue de 50 días. Las vacas recibieron una dieta basada en heno de alfalfa, ensilado de maíz y concentrado comercial balanceada de acuerdo con las recomendaciones del NRC (National Research Council, 2001).
Se recolectaron muestras sanguíneas al momento de la inseminación de 560 vacas de la raza Holstein, de diferente número de partos y servicios. La detección de estros se realizó mediante observación visual y se incluyeron en el estudio vacas que mostraron estro espontáneo o inducido con PGF2α. Las vacas en estro se inseminaron con el programa am-pm y pm-am. En todas las vacas el servicio se realizó sólo cuando las vacas mostraron moco cervical y turgencia uterina.
La muestras de sangre se obtuvieron mediante punción de los vasos sanguíneos coccígeos, utilizando tubos Vacutainer(r) con gel activador de la coagulación. Después de la obtención, las muestras se centrifugaron a 1500 xg durante 10 min para la separación del suero, el cual se conservó a ‒20°C hasta su análisis.
Las concentraciones de progesterona se determinaron por radioinmunoanálisis en fase sólida (Pulido et al., 1991). Las muestras fueron incluidas en dos ensayos con un coeficiente de variación intraensayo de 6.91 y 8.71% y un coeficiente de variación interensayo de 9.04%; la sensibilidad del ensayo fue de 0.1 ng/mL.Se consideró que las concentraciones de progesterona menores o iguales a 0.5 ng/mL al momento de la inseminación son niveles basales propios del estro, mientras que concentraciones mayores a 0.5 ng/mL indican que hay actividad lútea (concentraciones suprabasales) (Starbuck et al., 2006).
El diagnóstico de gestación se realizó mediante palpación transrectal, entre 40 y 50 días después de la inseminación. De los registros reproductivos se obtuvo la información del número de partos, número de servicios, alteraciones del puerperio, raza del toro y técnico inseminador. Por medio del análisis de regresión logística (Proc Catmod de SAS, 2000) se determinó el efecto de la concentración de progesterona (≤0.5 vs. >0.5 ng/mL), número de parto (primíparas vs. multíparas), número de servicios (<4 vs. ≥4 servicios), tipo de puerperio [normal vs. anormal (vacas que padecieron cualquiera de estas patologías: retención placentaria, metritis o endometritis)], raza del toro [Holstein vs. otras razas (Suizo, Jersey y Cebú)], técnico inseminador (1 vs. 2) y el hato en la tasa de gestación.
Resultados y Discusión
La proporción de vacas inseminadas con valores >0.5 ng/mL fue de 5.9%. En el cuadro 1 se muestran los factores incluidos en el modelo logístico. La concentración de progesterona al momento de la inseminación afectó la tasa de gestación (P<0.05); así las vacas con niveles de progesterona >0.50 ng/mL, tuvieron menor tasa de gestación que las vacas con niveles ≤ 0.50 ng/mL. La proporción de vacas con valores > 0.5 ng/mL de progesterona es baja, si se compara con lo encontrado por Sturman et al. (2000), quien informa hasta 19% de vacas inseminadas con valores superiores a 1 ng/mL; pero coincide con lo obtenido en un estudio similar hecho en los mismos hatos (Hernández-Cerón et al., 1994).
Variables | Clases | n | Tasa de gestación | Odds ratio | IC (95%) | Valor de P |
---|---|---|---|---|---|---|
Progesterona | ≤0.50 ng/mL | 527 | 32.8 | Ref. | ||
>0.50 ng/mL | 33 | 18.2 | 2.46 | 1.02-6.91 | 0.04 | |
No. partos | Primíparas | 209 | 34.9 | Ref. | ||
Multíparas | 351 | 30.2 | 1.28 | 0.89-1.89 | 0.21 | |
No. de servicios | <4 servicios | 395 | 31.4 | Ref. | ||
≥4 servicios | 165 | 33.3 | 0.99 | 0.65-1.50 | 0.94 | |
Raza del toro | Holstein | 500 | 31.6 | Ref. | ||
otras razas | 60 | 35.0 | 0.85 | 0.44-1.66 | 0.62 | |
Técnico | 1 | 344 | 32.8 | Ref. | ||
2 | 216 | 30.6 | 0.92 | 0.32-2.62 | 0.87 | |
Puerperio | Normal | 418 | 31.4 | Ref. | ||
Anormal | 140 | 34.3 | 0.96 | 0.63-1.49 | 0.86 |
*Efecto del hato P=0.83
La principal causa de inseminación de vacas con concentraciones suprabasales de progesterona, está asociada con la precisión en la detección de estros; es común que el personal encargado de la detección de estros no esté capacitado adecuadamente y/o dediquen poco tiempo a esta actividad, lo que resulta en la identificación errónea de los signos de estro.
En el presente trabajo todas las vacas inseminadas y muestreadas se examinaron por vía rectal, y en todos los casos mostraron signos genitales de estro (turgencia uterina y/o moco cervical); aunque se asume que la principal causa de inseminación de vacas con concentraciones de progesterona suprabasales es el error humano. Es posible que algunas vacas hayan presentado valores suprabasales de progesterona como consecuencia de una luteólisis incompleta (Duchens et al. 1995; Båge et al., 2003); así la progesterona alcanzaría el umbral necesario para permitir la manifestación del estro, pero su concentración alta puede influir en la sincronía de los procesos endócrinos periovulatorios, lo cual puede afectar la fertilización y el desarrollo embrionario temprano (Roelofs et al., 2010).
No se observó un efecto significativo del número de partos en la tasa de gestación, esta fue similar entre vacas primíparas (34.9%) y multíparas (30.2%). Estas observaciones no coinciden con lo encontrado por otros autores (Tenhagen et al., 2004; Orozco et al., 2016), quienes observaron que las vacas primíparas mostraron mayor tasa de gestación que las vacas multíparas. La diferencia entre estudios puede obedecer a que en el presente trabajo se evaluó el efecto del número de partos de manera global independientemente del número de servicios y en los estudios citados se evalúa el efecto en vacas de primer servicio.
El número de servicios no afectó la tasa de gestación (P=0.947), el cual fue similar entre las vacas de menos de 4 servicios (31.4%) y aquellas con 4 o más servicios (33.3%). Este hallazgo es similar a lo observado por Morales et al. (2000), en las mismas condiciones; sin embargo, contrasta con lo informado por García-Ispierto et al. (2007), en donde las vacas repetidoras (vacas con 4 o más servicios) tuvieron menor probabilidad de quedar gestantes, que las vacas de menos de 4 servicios. Es de esperarse que el grupo de vacas que no ha concebido en los primeros tres o más servicios sea un grupo de vacas infértiles y que tengan menor tasa de gestación que las vacas que están entre el primer y tercer servicio; sin embargo, los resultados del presente trabajo no coinciden con este razonamiento. Lo anterior sugiere que el grupo que en el pasado mostraba mejor fertilidad, actualmente tiene una tasa de gestación similar al grupo infértil del hato.
La raza del semental no influyó en la fertilidad (P=0.626); así las vacas inseminadas con toros Holstein tuvieron la misma tasa de gestación (31.6%) que las servidas con toros de otras razas (35.0%). En los hatos lecheros con ganado Holstein, es frecuente el uso de sementales de otras razas en vacas infértiles, ya que existe la percepción de que al cambiar de raza se mejora la fertilidad. Hay evidencia que con el uso de semen de toros cebú (Bos taurus indicus) se mejora la fertilidad en vacas Holstein repetidoras (Calderón et al., 1980). En condiciones de estrés calórico el uso de semen de toros Bos taurus indicus en vacas Holstein ha aumentado la tasa de gestación (Pegorer et al., 2007); se argumenta que esto obedece a la mayor tolerancia al estrés térmico de los embriones con genes cebuinos.
En el presente estudio, los toros de razas diferentes a la Holstein se incluyeron en un solo grupo, debido a que fueron de diversas razas (Cebú, Suizo y Jersey), y también se utilizaron dosis de semen con varias razas ("cocteles"). El técnico inseminador no fue un factor de riesgo en falla en la concepción (P=0.870). El servicio de inseminación en los hatos estudiados lo ofrecen únicamente los dos técnicos evaluados y ambos tuvieron tasas de gestación similares.
La tasa de gestación global en el presente trabajo no superó el 33%; este parámetro es igual al obtenido en otras regiones lecheras del país (Flores et al., 2015; Orozco et al., 2016) y en otras regiones del mundo (López-Gatius et al., 2006; Santos et al., 2009), lo cual confirma la baja tasa de gestación del ganado lechero. El hato no afectó la tasa de gestación, lo cual puede obedecer al número reducido de observaciones por establo, ya que hubo hatos que tuvieron menos de 10 observaciones (resultados no mostrados).
Conclusión
Los resultados del presente estudio permiten concluir que el 5.9% de las vacas tuvieron concentraciones suprabasales de progesterona al momento de la inseminación, lo cual afectó negativamente la tasa de gestación. No se observó efecto del número de partos, número de servicios, raza del toro, patologías del puerperio, técnico inseminador ni del hato