INTRODUCCIÓN
En la cría de aves de corral comercial e intensiva, Eimeria spp., son un protozoo ubicuo, muy extendido en seis continentes (Chapman et al., 2016; Clark et al., 2016). Se han reconocido siete especies de Eimeria (E. acervulina, E. brunetti, E. maxima, E. mitis, E. necatrix, E. praecox y E. tenella). Se diferencian en patogenicidad (McDougald, 2008). Las aves infectadas por Eimeria pueden reducir el rendimiento del crecimiento a través de la función intestinal deteriorada (Kim et al., 2017; Lu et al., 2019). Más comúnmente, las aves permanecen asintomáticas hasta que hay una infección por un gran número de coccidios o alguna otra patología agravante (Williams, 2005; Chapman et al., 2016; Gazoni et al., 2017). A principios de la década de 2000 se estimó que la enfermedad tenía un impacto económico anual de aproximadamente US $ 3 mil millones, con pérdidas para los productores y la industria avícola mundial (Dalloul y Lillehoj, 2006). En Rumanía, en 2016, los investigadores encontraron que las pérdidas económicas totales por cada 24 manadas de 18.000 pollitos fueron de aproximadamente 37.948,2 €, con una media de 3.162,4 € por manada. Estas pérdidas fueron causadas por la mortalidad (34,8%) y la mala conversión alimenticia (65,2%) debido a la coccidiosis (Györke et al., 2016).
Tradicionalmente, el diagnóstico de las granjas se da a través de la detección y enumeración de ooquistes excretados en las heces, además de medir las dimensiones de las aves. Los investigadores post-mortem evalúan la porción intestinal afectada y las lesiones (Long y Joyner, 1984). El diagnóstico específico de infecciones por Eimeria en pollos de engorde es fundamental para una mejor comprensión de la epidemiología y dinámica de la enfermedad y es necesario para la prevención, vigilancia y control efectivo (Morris and Gasser, 2006; Gazoni et al., 2017).
La coccidiosis subclínica se observa comúnmente en granjas avícolas en Brasil, y un diagnóstico preciso es esencial para rastrear las intervenciones, principalmente debido a problemas con la resistencia a los agentes coccidiostáticos (Gazoni et al., 2020). Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue determinar la ocurrencia anual de la infección por Eimeria en pollos de engorde industriales de 2012 a 2019 en Brazil.
MATERIAL Y MÉTODOS
Animales y recopilación de datos
El seguimiento de la coccidiosis se llevó a cabo en 82 empresas de los estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina, Paraná, Mato Grosso do Sul, São Paulo, Minas Gerais, Rio de Janeiro, Goiás, Distrito Federal, Alagoas, Para, Paraiba y Pernambuco de 2012 y 2019, utilizando 13,648 pollos de engorde. Brasil es un país continental con una variación climática muy particular para cada estado, por lo que no se planteó en consideración de información climática. Los datos fueron divulgados por el Programa de Salud Intestinal (PSI) de Vetanco do Brasil, con el fin de obtener el porcentaje de aves afectadas y su grado de clasificación por puntajes de lesión en colaboración con investigadores de la Universidad Estatal de Santa Catarina (UDESC). Las aves eran de las líneas Cobb 500 y Aviagen y tenían entre 9 y 49 días de edad. Se les suministró piensos preparados por sus respectivas empresas, sin ninguna interferencia del evaluador en términos de formulación o uso de potenciadores del rendimiento y agentes anticoccidiales. El programa anticoccidial más utilizado es el sistema dual, en el que se utiliza un ingrediente activo en la primera fase (del 1º al 21º día de edad) y otro en la segunda fase (del 22º día a 3 días antes del sacrificio), los pollos de engorde No recibir programas de vacunas contra la coccidiosis, con el fin de reducir la posibilidad de aparición de resistencias antimicrobianas.
Colección de muestra
Monitoreamos la salud intestinal de los pollos de engorde usando de 3 a 6 aves por lote (aviario). Las aves se seleccionaron al azar de tres puntos diferentes en el aviario (entrada, medio y fondo). Estas aves fueron sacrificadas por dislocación cervical, seguida de disección para recolección de muestras y evaluación visual.
Evaluación macroscópica de tejidos
En el tracto gastrointestinal se observó la presencia de lesiones causadas por E. acervulina, E. maxima y E. tenella, por ejemplo, figura 1. Cuando estaban presentes, las lesiones se clasificaron según su grado de intensidad, según la metodología de Johnson y Reid (1970), donde la puntuación 0 indica la ausencia de lesión y la puntuación 4 indica daño severo.
Técnica de raspado de mucosas y recuento de ooquistes
Para evaluar E. maxima micro, se utilizó la técnica de raspado de la mucosa intestinal para el recuento de ooquistes, realizada en la porción intestinal que rodea el divertículo de Meckel. El contenido fecal se depositó en un portaobjetos, se cubrió con un cubreobjetos y se visualizó en cinco campos (extremidades y centro) para contar ooquistes bajo microscopía óptica (100x). Se utilizaron cuatro puntajes para la clasificación, según Vetanco do Brasil (2011), donde el puntaje 0 representó ausencia de ooquistes; la puntuación 1 representó de 1 a 10 ooquistes; la puntuación 2 representó 11-20 ooquistes; la puntuación 3 representó 21-40 ooquistes, y la puntuación 4 significó más de 41 ooquistes, por ejemplo la figura 2 .
RESULTADOS
La ocurrencia anual mostró diferencias significativas entre especies; mientras que uno era alto, los otros eran más pequeños en el año en cuestión. La coccidiosis subclínica tuvo la mayor incidencia (promedio de 34,8%) durante el período evaluado (2012- 2019), revelando una mayor frecuencia y diseminación en la industria avícola brasileña. Para las lesiones macroscópicas atribuidas a E. acervulina, E. maxima y E. tenella, la ocurrencia promedio fue de 16,1%, 7,9% y 4,1%, respectivamente. También observamos que ninguna de las especies de Eimeria mostró comportamiento lineal; en cambio, demostraron fluctuaciones a lo largo de los años: a veces, hubo un aumento. A veces, hubo una disminución en la ocurrencia (Tabla 1).
Especies | Ocurrencia anual (%) | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | 2019 | Average | |
E. acervulina | 9.3 | 18.7 | 13.6 | 13.5 | 30.5 | 16.6 | 17.1 | 9.7 | 16.1 |
E. maxima | 22.2 | 7.8 | 4.8 | 5.9 | 8.1 | 4.4 | 4.9 | 5.4 | 7.9 |
E. tenella | 10.0 | 5.0 | 4.1 | 2.0 | 4.5 | 2.3 | 1.7 | 3.1 | 4.1 |
E. maxima, micro | 28.8 | 29.1 | 25.8 | 33.5 | 34.7 | 45.5 | 38.0 | 42.6 | 34.8 |
Considerando cada especie a través de períodos, observamos que, en 2012, las ocurrencias de E. maxima (22.2%) y E. tenella (10.0%) fueron mayores y menores en los otros años. E. acervulina tuvo un aumento significativo en 2016, alcanzando el 30,5% de ocurrencia, con una disminución gradual a partir de esa fecha (9,7% en 2019). E. maxima micro mostró un crecimiento casi incremental hasta 2017 (del 28,8 al 45,5%), manteniéndose con un alto porcentaje anual en los años posteriores (38,0- 42,6%). Estos resultados se muestran en la Tabla 1.
En cuanto a las puntuaciones de las lesiones, en todos los años prácticamente y para todas las especies, el recuento de ooquistes estuvo dentro de la puntuación 1, seguido de las puntuaciones 2, 3 y 4 (rara vez fue superior a 3, y cuando ocurrió, se observó para E .máxima micro). La puntuación 4 fue poco frecuente, lo que a menudo resulta en un valor nulo. El porcentaje entre especies y entre años no siguió un patrón. En cambio, varió para ambas especies y año (Tabla 2).
Año | Especies | Puntuacion(%) | |||
---|---|---|---|---|---|
1 | 2 | 3 | 4 | ||
2012 | E. acervulina | 48.7 | 39.5 | 11.8 | 0.0 |
E. maxima | 56.1 | 35.6 | 7.2 | 1.1 | |
E. tenella | 79.1 | 17.2 | 1.8 | 1.8 | |
E. maxima, micro | 73.0 | 9.8 | 9.4 | 7.9 | |
2013 | E. acervulina | 57.0 | 32.9 | 9.0 | 1.1 |
E. maxima | 69.1 | 24.1 | 5.8 | 1.0 | |
E. tenella | 84.4 | 12.3 | 3.3 | 0.0 | |
E. maxima, micro | 58.8 | 14.4 | 7.8 | 19.0 | |
2014 | E. acervulina | 65.9 | 26.5 | 7.6 | 0.0 |
E. maxima | 64.7 | 25.2 | 5.9 | 4.2 | |
4.2 | E. tenella | 76.5 | 19.6 | 3.9 | 0.0 |
E. maxima, micro | 65.3 | 14.6 | 4.2 | 15.9 | |
2015 | E. acervulina | 62.2 | 27.4 | 8.9 | 1.5 |
E. maxima | 65.8 | 30.7 | 3.5 | 0.0 | |
E. tenella | 69.2 | 17.9 | 12.8 | 0.0 | |
E. maxima, micro | 76.2 | 12.8 | 2.5 | 8.6 | |
2016 | E. acervulina | 51.0 | 28.4 | 18.6 | 2.0 |
E. maxima | 59.3 | 33.3 | 3.7 | 3.7 | |
E. tenella | 66.7 | 13.3 | 13.3 | 6.7 | |
E. maxima, micro | 70.7 | 14.7 | 7.8 | 6.9 | |
2017 | E. acervulina | 81.1 | 13.8 | 5.1 | 0.0 |
E. maxima | 79.5 | 15.1 | 5.5 | 0.0 | |
E. tenella | 57.9 | 31.6 | 10.5 | 0.0 | |
E. maxima, micro | 71.5 | 10.3 | 1.9 | 16.3 | |
2018 | E. acervulina | 53.6 | 41.2 | 5.2 | 0.0 |
E. maxima | 66.7 | 28.3 | 5.0 | 0.0 | |
E. tenella | 76.2 | 23.8 | 0.0 | 0.0 | |
E. maxima, micro | 84.2 | 6.4 | 2.3 | 7.0 | |
2019 | E. acervulina | 75.8 | 18.7 | 5.5 | 0.0 |
E. maxima | 66.7 | 29.4 | 3.9 | 0.0 | |
E. tenella | 65.5 | 34.5 | 0.0 | 0.0 | |
E. maxima, micro | 47.5 | 22.5 | 2.5 | 27.5 |
DISCUSIÓN
Reportamos la ocurrencia de coccidiosis en la industria avícola brasileña por más de siete años. Los estudios que informan las características epidemiológicas de la coccidiosis en Brasil son raros. Es importante prestar atención a las especies que se encuentran en el territorio; nuestros hallazgos concuerdan con los de otros autores que reportaron frecuentemente E. acervulina, E. maxima y E. tenella (Moraes et al., 2015; Chapman et al., 2016; Kim et al., 2017); estas especies, además de ser reportadas con mayor frecuencia, son las que comúnmente desarrollan resistencia a las drogas sintéticas (Shivaramaiah et al., 2014).
Todas las especies de Eimeria están muy extendidas en los seis continentes. Sin embargo, puede haber una división regional en la diversidad genética y la estructura poblacional de las especies (Prakashbabu et al., 2017); o incluso, como describen Clark et al. (2016), puede haber variantes genéticas entre los hemisferios sur y norte, lo que representa un riesgo para la seguridad alimentaria y el bienestar animal si se propaga a áreas previamente ausentes. Se cree que esta variación es atribuible al uso de medicamentos y vacunas anticoccidiales (Prakashbabu et al., 2017).
Un estudio sobre la prevalencia de coccidiosis en Santa Catarina (BR) mediante PCR mostró que el 96% de las fincas fueron positivas para Eimeria, con siete especies identificadas: E. maxima (63,7%) y E. acervulina (63,3%), E. tenella (54,6%), E. mitis (38,6%), E. praecox (25,1%), E. necatrix (24,3%) y E. brunetti (13,1%), con un promedio de 2,96 especies por explotación (Moraes et al., 2015). Otro estudio en una pequeña región del estado de Tocantins reportó la ocurrencia de coccidiosis en todas las granjas, con la presencia de E. maxima, E. acervulina, E. mitis y E. tenella (Toledo et al., 2011). La alta preponderancia de una especie de Eimeria puede indicar su resistencia a los fármacos habitualmente expuestos, como es el caso de E. tenella estudiado en Nigeria (Ojimelukwe et al., 2018) E. maxima micro y E. acervulina en el presente estudio y el otros informaron en Brasil. El diagnóstico es importante y necesario para delinear estrategias, según Teeter et al. (2008), se observó que por cada punto de aumento en la evaluación microscópica de las lesiones de coccidiosis, el aumento de peso diario disminuyó un 1,5% del peso corporal (g) durante el período de desafío de seis días. Por tanto, es fundamental conocer el grado de daño intestinal para cuantificar el rendimiento de las aves.
El ciclo de replicación intestinal rápido (4 a 6 días) y la vía oral/fecal hacen de la coccidiosis un problema severo de reproducción intensiva, causado por infecciones recurrentes y resistencia a agentes coccidiostáticos (Shivaramaiah et al., 2014). Sin un control efectivo, el número de parásitos puede aumentar hasta el punto de producir coccidiosis clínica. Para evitar resistencias, se llevan a cabo programas de rotación de fármacos y vacunación (Lan et al., 2017). La rotación de agentes coccidiostáticos puede ayudar a esclarecer las oscilaciones significativas de ocurrencia entre especies de Eimeria, como se verifica en este estudio.
La vacunación es la medida profiláctica más interesante; sin embargo, solo se utiliza en reproductoras de pollos de engorde (Abdul Rasheed y Matsler, 2020) y gallinas ponedoras (Chapman et al., 2014). La vacunación comercial in ovo contra la coccidiosis en pollos de engorde se ha vuelto ampliamente aceptada en la industria avícola de EE. UU sin embargo, sus efectos sobre el rendimiento aún no se han estudiado (Sokale et al., 2020). Es fundamental enfatizar la importancia de los estudios de prevalencia de especies para el desarrollo de vacunas regionales, como en este estudio. Se ha analizado el uso de antimicrobianos con miras a reemplazarlos para evitar el problema de resistencias y se han propuesto varias alternativas (Kim et al., 2017; Bortoluzzi et al., 2019; Lu et al., 2019; Park et al., 2020). La baja cantidad de ooquistes presentes en las muestras de este estudio (puntuación 1) y las pocas observaciones de la puntuación cero (sin ooquistes/muestra) pueden indicar la eficacia del uso estratégico de anticoccidiales químicos a través de piensos.
Además de la pérdida de rendimiento, la coccidiosis es un factor predisponente para una patología aún más dañina en las aves, como la enteritis necrótica (Williams, 2005; Adhikari et al., 2020). La presencia de E. maxima fue considerada por Paiva y McElroy (2014) como un factor de riesgo esencial para la promoción de Clostridium perfringens, y esto debe ser considerado en la búsqueda de métodos de control efectivos para las granjas en Brasil.
Para el monitoreo del rebaño, la técnica de visualización de mucosas y recuento de ooquistes y clasificación sigue siendo la más viable para la agroindustria brasileña, en detrimento de la prueba qPCR, también disponible para diagnóstico y cuantificación (Velkers et al., 2010). Esto aumentaría considerablemente el seguimiento y requeriría un cuidado diferencial de las muestras.
CONCLUSIONES
En conclusión, la coccidiosis subclínica tiene una prevalencia preocupante, ya que 3,5 de cada diez aves tienen coccidiosis. Este es uno de los factores que probablemente causa reducciones en el desempeño productivo de los lotes de pollos de engorde, además de ser un factor predisponente para la clostridiosis. Debido a que los intentos de erradicar el parásito mediante cuarentena, desinfección y saneamiento no han tenido éxito (McDougald, 2008), es de fundamental importancia que los profesionales del sector avícola realicen evaluaciones subclínicas de coccidiosis de manera rutinaria, pudiendo así intervenir si es necesario, para mantener el desempeño productivo de los pollos de engorde.