INTRODUCCIÓN
Las cabras (Capra hircus L.) son una de las especies domésticas más importantes para los humanos, ya que pueden producir y reproducirse en ambientes adversos como las zonas áridas y semiáridas del mundo (Meza-Herrera et al., 2022). Los caprinos, poseen gran versatilidad en la recolección de especies nativas de ramoneo y herbáceas, además de tener una gran capacidad de caminar largas distancias en estos ambientes, lo que les permite pastorear en una gran extensión de terreno por día en comparación con otras especies (Armenta-Quintana et al., 2011).
En el sistema extensivo donde se crían los caprinos se producen cambios a través del año, en el tipo, cantidad y composición de vegetación (Mellado, 2016; Arévalo et al., 2020). Lo que provoca grandes desafíos nutricionales para esta especie, principalmente en las hembras gestantes o lactantes, ya que en estas etapas requieren de un aumento significativo de nutrientes (Salinas-González et al., 2016). La variabilidad en cantidad y calidad de vegetación puede afectar el desarrollo del feto en la última etapa de gestación, composición, cantidad del calostro y leche, lo que puede afectar también el desarrollo de las crías (Banchero et al., 2015; Keles et al., 2017). Por lo anterior, a estos animales se les debe proporcionar un complemento alimenticio una vez que la vegetación disminuya o decrezca su calidad nutricional (Luna-Orozco et al., 2015). Sin embargo, los complementos alimenticios tradicionales, como son los forrajes, o los granos como el maíz o los concentrados comerciales son muy costosos, por lo que se deben buscar otros suplementos de calidad nutricional, pero de bajo costo. Una alternativa para la complementación alimenticia (Mínguez & Calvo, 2018), puede ser la utilización de subproductos agro-industriales como el bagazo de naranja (Citrus sinensis), considerado como fuente de energía dentro de las dietas de rumiantes (Sharif et al., 2018) debido a sus características nutricionales (nutrientes digeribles 63.78 (Mcal), proteína cruda (10%), fibra cruda (30 al 80 %) y micronutrientes (magnesio, zinc, ácido ascórbico y carotenoides) (Cypriano et al., 2018; Cabrera-Núñez et al., 2020; Rincón et al., 2005). Otra alternativa es el uso de complementos como la vaina de mezquite (Prosopis sp), la cual tiene un alto contenido en proteínas, carbohidratos, minerales y vitaminas (Armijo- Nájera et al., 2019; Ruiz-Nieto et al., 2020). El mezquite son especies de plantas leguminosas ampliamente distribuidas a nivel mundial especialmente en áreas áridas y semiáridas como las que presenta la Comarca Lagunera de Coahuila, México. En el país hay alrededor de 4 millones de hectáreas de mezquite con una producción estimada es 4.5 ton/ha/año de vaina (Rodríguez et al., 1996), la cual se cosecha de julio a septiembre (Mayagoitia et al., 2020). El uso estos productos podría disminuir los costos de alimentación en las cabras, aprovechar productos locales alternativos para la alimentación caprina e impactar en el calostro de las cabras y peso de las crías al parto. Con base en lo anterior, el objetivo del presente estudio fue evaluar la calidad de calostro, leche y desarrollo de las crías en cabras complementadas con mezquite y bagazo de naranja.
MATERIAL Y MÉTODOS
Los métodos y procedimientos usados en el presente estudio para el uso y cuidado de los animales experimentales fueron de acuerdo a las pautas nacionales (NAM, 2002) e internacionales (FASS, 2010) aprobadas por la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro con número: 38111-425503002-2702.
Localización del área de estudio
La presente investigación fue realizada en una unidad de producción caprina en el municipio de Matamoros, Coahuila de Zaragoza, México (25°31´41’’ LN, 103°13´42’’ LO). La región presenta un promedio anual de lluvias de 230 mm, temperatura máxima promedio (41 ºC) durante los meses de mayo y junio, y mínima (-3 ºC) en diciembre y enero.
Animales y tratamientos
En el experimento se utilizaron 26 cabras multíparas multirraciales, con 2 a 2.5 años de edad, las cuales fueron divididas en tres grupos homogéneos en peso (48.7 ±8.3 kg) y condición corporal entre 2 y 3 de la escala del 1 al 4 (Figura 1). Todas las cabras fueron alimentadas con pastoreo extensivo llevado a cabo en dos horarios (mañana y tarde): 10:00 a 13:00 h y 15:00 a 18:00 h, después son encerradas en corrales abiertos (5 m x 12 m), con acceso a agua, sales minerales ad libitum (tardes-noches). El grupo control (CG; n=6) no recibió complementación alimenticia, el grupo vaina de mezquite (GM; n=9) fue complementado con 250 g/animal/día, el grupo bagazo de naranja (GN; n=11) fue complementado con 250 g/animal/día. Previo al inicio del experimento las hembras caprinas fueron adaptadas a la dieta (-28d preparto), posteriormente, el alimento se ofreció en promedio 3 semanas pre-parto y 7 días post parto. Para asegurar el consumo de g/día de los grupos complementados (GM y GN), se le ofreció el complemento mediante bandejas individuales identificadas por unidad experimental y el rechazo fue pesado.
Manejo pre- y experimental
Cinco meses antes del inicio del experimento las cabras fueron sincronizadas con progesterona inyectable, (Progesterona®, Zoetis, México, 20 mg por animal) más 100 UI de eCG (Serigan® Laboratorio Ovejero, México) (Zuñiga-Garcia et al., 2020). Después del empadre, se realizaron dos ultrasonografías transrectales para diagnosticar la tasa ovulatoria y la preñez en las cabras (7.5 MHz, Aloka, Japan). Adicionalmente, las hembras fueron vacunadas (Brucelosis, Melirev-R) y desparasitadas interna y externamente (Dectomax, Zoetis, México).
Colecta de muestras
Las vainas de mezquite y bagazo de naranja se recolectaron en los meses de junio-julio, posteriormente fueron expuestas a temperatura ambiente por un lapso de 3 días. Después, las vainas de mezquite y bagazo de naranja fueron molidas con un molino de martillos, la cual fue almacenada en bolsas con cierre hermético en un ambiente seco y fresco hasta el periodo de inicio del experimento (Cuadro 1).
Peso y condición corporal
El peso de las cabras se registró cada semana desde el inicio del periodo de adaptación hasta el fin de la complementación (-28 al +21 días post parto), mediante una báscula Torrey® industrial de base digital EQM 400-800 de plataforma, con capacidad de 400 kg. Por su parte, la condición corporal (CC) se determinó al inicio y final del estudio mediante la valoración visual y táctil de la masa muscular en las vértebras lumbares, considerando una escala de 1 al 4, donde 1 fue un animal muy flaco y 4 un animal muy gordo (Ghosh et al., 2019).
Análisis de calostro y leche
A todas las hembras se tomaron muestras de calostro y leche mediante ordeña manual antes del pastoreo. El calostro fue obtenido a las 0, 12 y 24 h y la leche a las 7, 14 y 21 días post parto. Las muestras de calostro y leche se depositaron en frascos individuales de 40 mL con cierre hermético y se conservaron a 4º C, hasta su análisis; se determinaron los porcentajes de grasa, proteína, densidad, sólidos no grasos, lactosa y la temperatura en grados Celsius (°C) (analizador de leche Mikotester®).
Niveles de glucosa y cuerpos cetónicos
Se determinaron los niveles de glucosa y cuerpos cetónicos en todas las hembras, desde el día -14 pre-parto hasta el día 21 post parto, utilizando un sistema de monitoreo en sangre. Las muestras se obtuvieron mediante punción de la vena yugular cada 7 días, con la utilización del indicador FreeStyle Optium Neo Glucómetro® por medio de tiras reactivas específicas.
Peso y glucosa
Se registraron cada semana a partir del nacimiento, hasta el destete (21 días post- nacimiento), para esto se utilizó la báscula descrita en las variables de las madres.
Análisis estadístico
Para el análisis de los datos del presente estudio (calidad de calostro/leche en horas/días, peso cabra/cría expresado en días, así como los niveles de glucosa y cuerpos cetónicos), se empleó un análisis de varianza (ANOVA), posteriormente las medias se compararon con la prueba Tukey con un intervalo de confianza del 95 %. Todos los análisis se realizaron con el software SPSS 10 para Windows.
RESULTADOS
Peso y condición corporal de las madres
El peso vivo de los tres grupos de cabras fue similar durante el estudio (P>0.05) (Figura 2). Sin embargo, hubo cambios durante el estudio (49 ± 1.2 kg, pre-parto, 45 ± 1.3 kg, parto y 43 ± 1.5 kg final del estudio) (Figura 2). Por su parte, la condición corporal de los tres grupos de cabras fue similar en el estudio (2.5 ± 0.68. kg y 2.2 ± 0.6 kg) (P>0.05).
Glucosa y cuerpos cetónicos de las madres
Los niveles de glucosa sanguínea durante el periodo experimental no mostraron diferencia significativa entre los tratamientos (P>0.05) (Figura 2). Sin embargo, hubo cambios durante el tiempo de estudio (38.23 ± 1.22 mmol/L, pre preparto, 173.19 ± 18.40 mmol/L, al parto y 42.84 ± 2.16 mmol/L, al final del estudio). Por su parte, la concentración plasmática de cuerpos cetónicos fue similar en los tres grupos experimentales (P>0.05). Sin embargo, al día 14 después del parto, el grupo GM fue superior a los otros dos grupos (1.5 vs 0.7, P>0.05, respectivamente), mientras que al final del estudio (d21), los niveles de cetonas fueron similares en los tres grupos (0.42 ± 0.05; P>0.05) (Figura 2).
Calidad del calostro y leche
La calidad del calostro al parto (Cuadro 2) fue similar en los tres grupos de hembras todas sus características (5.40 ± 0.2% proteína, 40.03 ±1.8 % densidad, 8.13 ± 0.35% grasas y 1.47 ± 0.28% Sólidos NG; P>0.05). En cambio, el porcentaje de los componentes del calostro (proteína, grasa, sólidos NG, densidad y lactosa) disminuyó en los tres grupos a las 24 h postparto (P<0.05) (Cuadro 2). Por otra parte, la calidad de la leche de los tres grupos fue similar en todas las variables durante el estudio (2.88 ± 0.8%, proteína; 7.0 ± 0.25%, grasas; y 0.77 ± 0.08%, Sólidos NG; densidad, 24 ± 0.70%; P>0.05). Solamente la grasa fue más alta en el GM (7.81 ± 0.76%) que en el GN y GC (6.48± 0.43; 6.2± 0.46%) en el día 14 posparto (P<0.05).
Calostro | Leche | ||||||
Variables/grupos | 0 h | 12 h | 24 h | 7 d | 14 d | 21 d | |
Grasa (%) | |||||||
GC | 7.1 ± 1.5a1 | 8.4 ± 1.2a1 | 8.1 ± 2.9a1 | 6.1 ± 0.3bc1 | 6.2 ± 0.5a1 | 5.6 ± 0.3a1 | |
GM | 7.9 ± 0.8a1 | 7.7 ± 0.5a1 | 7.3 ± 0.5a1 | 7.1 ± 0.3a1 | 6.4 ± 0.4a1 | 6.6 ± 0.2a1 | |
GN | 10.3 ± 1.0a | 8.1 ± 1.1a | 8.1 ± 1.1a | 9.3 ± 1.2a1 | 7.8 ± 0.8a1 | 7.2 ± 1.1a1 | |
Proteína (%) | |||||||
GC | 6.6 ± 1.1a1 | 4.4 ± 0.4a1 | 4.9 ± 1.3a1 | 2.7 ± 0.5a1 | 3.0 ± 0.06a1 | 2.6 ± 0.2a1 | |
GM | 6.8 ± 0.6a1 | 4.4 ± 0.3a2 | 3.7 ± 0.2a2 | 3.1 ± 0.05a1 | 3.0 ± 0.2a1 | 2.9 ± 0.08a1 | |
GN | 8.2 ± 0.6a1 | 4.5 ± 0.4a2 | 5.1 ± 1.1a2 | 2.5 ± 0.3a1 | 3.0 ± 0.5a1 | 3.0 ± 0.2a1 | |
Lactosa (%) | |||||||
GC | 9.8 ± 1.7a1 | 6.5 ± 0.6a1 | 5.1 ± 0.3a2 | 4.5 ± 0.2a1 | 4.4 ± 0.1a1 | 4.3 ± 0.1a1 | |
GM | 10.2 ± 0.8a1 | 6.6 ± 0.5a2 | 5.6 ± 0.3a2 | 4.4 ± 0.08a1 | 4.5 ± 0.2a1 | 4.3 ± 0.2a1 | |
GN | 12.2 ± 0.9a1 | 6.0± 0.4a2 | 6.0 ± 0.6a2 | 4.3 ± 0.08a1 | 4.7 ± 0.5a1 | 4.1 ± 0.5a1 | |
Densidad (%) | |||||||
GC | 51.5 ± 8.8a1 | 32.7 ± 3.2a1 | 33.2 ± 4.8a1 | 25.6 ± 0.6a1 | 23.1 ± 0.5a1 | 23.0 ± 0.4a1 | |
GM | 53.7 ± 4.4a1 | 34.0 ± 2.6a2 | 28.3 ± 1.4a2 | 24.8 ± 1.1a1 | 23.7 ± 0.3a1 | 23.0 ± 0.6a1 | |
GN | 64.5 ± 4.6a1 | 33.1 ± 2.1a2 | 40.9 ± 3.5a2 | 23.7 ± 1.2a1 | 25.7 ± 2.3a1 | 22.0 ± 0.7a1 |
a - cDiferente superíndice dentro de la misma columna indica diferencia significativa entre grupos para cada variable evaluada (p <0.05). 1 - 2Diferente superíndice dentro de la misma fila indica diferencia significativa (p <0.05). NS = No Significativo.
Peso corporal y glucosa de las crías
El peso corporal y glucosa de las crías de los tres grupos fue similar durante el estudio (3.2 ±0.11 kg, peso al nacimiento y 6.9 ± 0.17 kg, peso al final del estudio) (P<0.05). (Cuadro 3).
Variables/grupos | Días de nacidos | Valor P | |||
Glucosa (mg/dL) | 0 | 7 | 14 | 21 | |
GC | 45.5 ± 4.05a2 | 125.1 ± 14.0a1 | 113.1 ± 4.3a1 | 120.8 ±5.1a1 | ** |
GM | 81.8 ± 14.0a2 | 146.0 ± 6.6a1 | 113.4 ± 2.9a2 | 114.8 ± 4.8a2 | * |
GN | 51.07 ± 7.2a2 | 130.0 ± 5.5a1 | 121.4 ± 10.8a1 | 107 ± 4.9a2 | * |
Peso corporal (kg) | |||||
GC | 3.2 ± 0.2a2,4 | 4.3 ± 4.0a2,3 | 5.6 ± 0.5a1,3 | 7.0 ± 0.5a1 | * |
GM | 3.5 ± 0.2a2,3 | 5.0 ± 0.2a2 | 6.2 ± 0.2a2 | 7.1 ± 0.1a1 | * |
GN | 3.0 ± 0.2a2 | 4.4 ± 0.3a2 | 5.5 ± 0.3a1 | 6.2 ± 0.4a1 | * |
a - bDiferente superíndice dentro de la misma columna indica diferencia significativa (p <0.05), 1 - 3Diferente superíndice dentro de la misma fila indica diferencia significativa (p <0.05).
* p ˂ 0.05. ** p ˂ 0.001.
DISCUSIÓN
La complementación alimenticia en las cabras con bagazo de naranja o vaina de mezquite pre y post parto no influyó en la calidad de la leche, peso y desarrollo de las crías. Similarmente, la suplementación no influyó en el peso ni en la condición corporal de las madres, similar a lo reportado en estudios previos (Liñán-González, 2015; Garza- Brenner, 2014). Además, tampoco se reflejó en los niveles plasmáticos de glucosa sanguínea ni en la concentración de cuerpos cetónicos. Algunos nutrientes sanguíneos como los niveles de glucosa y cuerpos cetónicos pueden ser muy sensibles a la alimentación (Posada et al., 2012). En efecto, cuando un animal consume un alimento, inmediatamente se puede ver reflejado en un aumento de la glucosa sanguínea, ya que los alimentos son digeridos y los azúcares son convertidos a glucosa para poder ser absorbidos, mientras que los cuerpos cetónicos son un reflejo de la utilización de la energía de reserva en el músculo (Hocquette et al., 1998).
Por otra parte, la falta de repuesta en el peso y la condición corporal es normal, ya que es común no encontrar diferencias cuando se da una complementación alimenticia de corto tiempo (Meza-Herrera et al., 2013). Otra posibilidad, por la que no hubo un efecto de la complementación alimenticia, pudo deberse a que no fue suficiente la cantidad de complementación (250 g), para incrementar los niveles sanguíneos de carbohidratos. En efecto, en otros estudios en los que se observó un aumento en la calidad de la leche, la complementación fue mayor (2500g; Salvador et al., 2014). Igualmente, en el caso de la pulpa de naranja deshidratada, la administración va del 0 al 30% del complemento, obteniendo un incremento en el porcentaje de grasa de 4.4 al 4.5% (Hernández-Meléndez et al., 2015). La complementación con el bagazo de la naranja, aunado al forraje de pasto y al alimento complementario, en promedio de 250-500 g, mostró un aumento en este mismo porcentaje de la grasa en la leche con la administración de 250g en fase de lactancia (5.2575 ± 0.97) (Flores et al., 2018). De manera general, la complementación alimenticia debe ser del 35 al 65% de concentrado para que éste pueda tener un efecto tanto en la producción como en la composición de la leche (Goetsch et al., 2011). Otra posibilidad es que el tiempo de suplementación fue corto; ya que en otro estudio se complementó por lo menos 30 días (Luna-Orozco et al., 2015) mostrando una mayor producción de leche y niveles de grasa y proteína en el grupo tratado. Otro factor fue que nuestros suplementos fueron energéticos y no proteicos. En efecto, se ha reportado que, en condiciones de agostado en zonas semiáridas y áridas, las hembras encuentran suficientes nutrientes energéticos en la flora de estos ecosistemas (Mellado et al., 2004; Nagel et al., 2011), sin embargo, un problema más importante son los nutrientes proteicos, los cuales no están disponibles en temporadas de escasez de piensos y de sequía (Nagel et al., 2011).
La ausencia de efecto de nuestra complementación pudo deberse también a que las madres tuvieron una condición corporal regular (2.4±0.92), lo que sugiere que obtuvieron en el agostadero los nutrientes que necesitaban (Mellado, 2016), ya que estos animales son capaces de adaptare a estas condiciones adversas aun en la época de sequía, al adaptar su dieta y seleccionar otra flora para compensar su necesidades nutricionales aun en el último tercio de la gestación. De hecho, es probable que las hembras que no recibieron la complementación adaptaron su selección de la flora y consumieron más que las que la recibieron, o seleccionaron mayor calidad (más cantidad de proteína, etc.) con lo que lograron compensar sus necesidades alimenticias.
Por otra parte, tanto en la calidad del calostro como en la de la leche no hubo diferencias además de que ambos fueron de buena calidad (Romero et al., 2013). Además, el peso de las crías al parto sugiere que, en efecto, las crías obtuvieron los nutrientes necesarios de parte de las madres, lo que provoco su buen desarrollo, además, desde el punto de vista inmunológico, es probable que el calostro de todos los grupos fue similar y de buena calidad, lo que provocó que estas crías una buena trasferencia de inmunoglobulinas que les confirió inmunidad contra las enfermedades. Finalmente, la similitud estadística entre los grupos, respecto a los niveles sanguíneos de glucosa de las crías, sugiere que éstas consumieron leche suficiente, tanto en cantidad con en calidad para su buen desarrollo corporal.
CONCLUSIÓN
La complementación alimenticia con bagazo de naranja o vaina de mezquite en cabras pre y post parto no influyó en la calidad del calostro y leche, ni en el desarrollo de las crías. Es necesario realizar más estudios en los que se aumente el tiempo de complementación o bien aumentar la cantidad de alimento en las cabras.