Introducción
La arqueología del período Formativo temprano (2000-1000 aC) en Mesoamérica examina un momento crucial en el cambio socioeconómico relacionado con el precedente período Arcaico (7000-2000 aC). Los debates sobre esta época de transición a menudo se centran en el momento y la importancia de los cambios hacia el sedentismo, la agricultura y la complejidad social jerárquica (e.g., Blake y Clark 1999; Clark et al. 2007; R. Joyce 2004; Killion 2013; Lesure y Blake 2002; Nichols 2015; Wiesheu 2014). Por otro lado, el estudio de restos humanos y sus contextos arqueológicos puede proporcionar detalles sobre la salud, la dieta, y el estado socioeconómico relevantes a estas discusiones. Las prácticas del entierro diferencial, incluyendo entierros con ofrendas distintas o tratamiento corporal, son evidencias referentes a las formas diversas y cambiantes en que los mesoamericanos trataron a sus muertos (Gillespie 2001; R. Joyce 1999; Spencer y Redmond 2004; Whalen 1981; Winter 2002). La bioarqueología, por lo tanto, puede reforzar las inferencias sobre el pasado a través del análisis directo de restos humanos (Geller 2008; Larsen 1995; Rakita et al. 2005), o nos presentan evidencias referentes a las prácticas culturales como la modificación cefálica, la modificación dental, cremación, y el sacrificio humano (Christensen y Winter 1997; Duncan 2011; R. Joyce 2005; Romero 1970; Tiesler 2010).
El potencial de los estudios mortuorios y la bioarqueología para desentrañar las complejidades del cambio social en el periodo Formativo temprano se ve obstaculizado por una escasez de entierros procedentes de esa época (ver Cervantes et al. 2017; Clark 1994: 400-409; Flannery y Marcus 2005: 318; Whalen 1981). En este artículo presentamos evidencia referente a la salud ósea aunada a las prácticas mortuorias de restos humanos recuperados en el sitio de La Consentida (Figura 1). Nos basamos en siete fechas de radiocarbono AMS (1950-1525 cal aC) para afirmar que La Consentida tuvo una ocupación al inicio del periodo Formativo (Hepp 2015). Como se explica con mayor detalle en otra publicación (Hepp 2019), estos contextos fechados, provenientes de superficies ocupacionales, basureros, fogones, y colágeno óseo de un entierro humano (E12-I14), demuestran la presencia de una aldea del periodo Formativo temprano en la costa de Oaxaca. Los entierros humanos de La Consentida representan la oportunidad de estudiar uno de los conjuntos de esqueletos más antiguos conocidos de Oaxaca. Dichos entierros sugieren una comunidad en medio de transformaciones dietéticas y sociales que incluyen cambios en sus prácticas culinarias, costumbres consistentes de posicionamiento y orientación corporal, así como un mayor uso de ofrendas funerarias durante este importante momento de cambio sociocultural en la historia prehispánica de Mesoamérica.
Antecedentes y métodos
La Consentida está ubicada en el valle del Río Verde inferior, en la costa de Oaxaca (Figura 1). Los restos humanos fueron encontrados durante las excavaciones de 2009 y 2012 en dos áreas no residenciales en el extremo norte del elemento arquitectónico principal del sitio, identificado como la Plataforma 1 (Hepp et al. 2017). Las áreas mortuorias se ubican en la periferia norte de la plataforma, donde se baja al nivel de la superficie natural; están fuera de contextos domésticos conocidos, y a la vez están cerca de contextos redepositados de basurero (Figura 2). Las intrusiones de enterramiento frecuentemente interrumpían entierros previos en estos dos lugares, aunque las orientaciones de los cuerpos fueron más o menos consistentes a través del tiempo. Los restos humanos se encuentran frecuentemente enterrados en la posición decúbito ventral y hay un ejemplo conocido de un individuo (E2-I3) marcado con una piedra grande y plana sobre su pelvis.
En campo registramos las orientaciones, los objetos y elementos asociados, así como las características de los entierros. Después, fotografiamos y mapeamos los entierros y los excavamos en bloques. Este proceso fue importante para proteger los huesos frágiles durante el transporte a nuestro laboratorio de campo. Ya en el laboratorio, extrajimos los huesos de su matriz de sedimento, elaboramos un inventario óseo y evaluamos la integridad de cada elemento o hueso. Registramos, además, los marcadores de edad y sexo según métodos bioarqueológicos estandarizados e identificamos y calificamos patologías siguiendo metodologías convencionales (Buikstra y Ubelaker 1994). Además, estimamos la edad de inicio de las hipoplasias lineales de esmalte (HLE) al comparar cronologías refinadas para la aparición de dentición adulta con estimaciones de edad al morir (en niños) y mediciones de la primera instancia de HLE (en adultos) en los individuos afectados (Goodman y Rose 1990).
Para evaluar las patologías asociadas con la adopción de la agricultura (Cohen y Armelagos 2013; Hodges 1987; Larsen 1987; 1995: 187-187; Mayes 2016), analizamos el grado del desgaste dental y los abscesos como ligero, moderado o severo. Por otro lado, cuando las estimaciones de edad específicas de un individuo no fueron posibles debido a la mala conservación, diferenciamos entre adultos y subadultos. La conservación ósea varió significativamente entre un entierro (E4-I5) que estaba muy fragmentado -el cual registramos y dejamos in situ- y otros (por ejemplo, E9-I11, E11-I13 y E12-I14) que tuvieron una excelente conservación e incluso, en el caso de E12-I14, suficiente colágeno óseo para fecharlo por radiocarbono AMS y análisis de isótopos estables (ver las discusiones a continuación). También formamos una cronología relativa tentativa de los entierros al comparar fechas de radiocarbono y superposición de contextos y estratos adyacentes. En este artículo, pudimos refinar esa cronología con la ayuda de una fecha de radiocarbono AMS del E12-I14.
Además de presentar evidencia de actividades habituales y patologías, los dientes y los huesos también pueden proporcionar información dietética por medio de su composición isotópica estable (por ejemplo, Mansell et al. 2006; Schwarcz y Schoeninger 2011). La composición de isótopos estables de carbono en las plantas depende de la ruta fotosintética que éstas emplean (fotosíntesis C3 o C4), y esta ruta contribuye a la composición de isótopos de carbono en los tejidos de los consumidores. Cuando los restos humanos mesoamericanos muestran evidencia de una dieta fotosintética C4 significante, los investigadores tienden a inferir una subsistencia basada en maíz (A. Joyce et al. 2017; Spence y White 2009; Tykot 2006; White y Schwarcz 1989). Para evaluar el aporte dietético del maíz en La Consentida, realizamos un análisis de isótopos estables sobre el esmalte dental y la dentina de los molares (M2 y M3) de nueve adultos; estos individuos representaron los únicos esqueletos adultos identificados de La Consentida con una buena conservación para el análisis del esmalte. También muestreamos el colágeno de huesos largos de seis individuos en dicho grupo. Para contextualizar estos datos, comparamos el colágeno de huesos de venados y peces recuperados en los basureros del sitio. Las muestras de esmalte dental se analizaron en el University of California Santa Cruz Stable Isotope Laboratory, y las muestras de colágeno en la University of California Davis Stable Isotope Facility.
Resultados de los análisis
Los restos humanos recuperados en La Consentida incluyen once adultos (uno de los cuales se estima que tenía entre 15 y 18 años de edad) y tres niños. En 2019 un individuo más (E6-I15), posiblemente de entre 3 y 5 años de edad, fue identificado durante la limpieza de huesos mezclados de entierro E6 en el laboratorio. Cuatro de los individuos muy probablemente son mujeres y seis individuos, hombres. Cuatro individuos adicionales, incluidos los niños, son de sexo indeterminado. Ocho individuos fueron enterrados boca abajo y todos menos uno (E1-I2, un infante) estaban orientados de noreste a suroeste o de este a oeste. Las ofrendas funerarias incluyeron vasijas de cerámica, herramientas de piedra, figurillas, instrumentos musicales, huesos de animales, piedras para molienda y cuentas de cerámica o de piedra (Figura 3). Las ofrendas fueron encontradas acompañando hombres, mujeres y niños de 2 a 4 años. Aunque existe una larga tradición en la arqueología de asociar la variación en el tratamiento del entierro con la variación en los roles sociales de los vivos (Binford 1971; Gillespie 2001; Saxe 1971), también se ha criticado la traducción directa de los patrones en los bienes o tratamientos funerarios al de la organización social (Carr 1995; R. Joyce 1999). En La Consentida, no existe un patrón claro en el número de ofrendas funerarias a través del tiempo, aunque una mujer adulta de una época temprana (E12-I14) fue enterrada con solo una cuenta de piedra, probablemente de un brazalete, mientras que un hombre adulto de una época más tardía (E2-I3) fue enterrado con varios artículos. Es importante tener en cuenta que este individuo pudo haber alcanzado un estatus elevado durante su vida y no haber nacido en una posición social especial. Como la cronología de los entierros todavía es tentativa, también es posible que las diferencias sutiles en la cantidad o calidad de ofrendas pueda responder a cambios sociales sobre los pocos siglos de ocupación en el sitio, y no a la variación social sincrónica.
Los entierros más tempranos de La Consentida fueron de individuos robustos con dientes relativamente sanos, mientras que los entierros depositados posteriormente muestran una disminución en la salud dental con más caries, más desgaste y un ejemplo de abscesos mandibulares graves (Hepp et al. 2017, cuadro 1). Este aumento en el desgaste dental a través del tiempo es consistente con la adopción de una dieta agrícola procesada con herramientas de piedra (Cohen y Armelagos 2013; Hodges 1987; Larsen 1995). Cabe señalar aquí que los entierros más tardíos se encontraron más cerca de la superficie y que la tafonomía afectó más al deterioro del hueso. Si bien este sesgo de conservación afectó tanto a los dientes como a los huesos, fue posible observar el desgaste dental.
Como se muestra en Cuadro 1, los individuos de mayor edad no siempre fueron aquellos con mayor desgaste, lo que implica que no hay una correlación entre la edad y el desgaste dental sino, más bien, entre el desgaste dental y el tipo de dieta (ver Blomster y Higelin Ponce de León 2017). Las hipoplasias lineales del esmalte estuvieron presentes en 44% del grupo de entierros (n=4) y comenzaron a afectar a los individuos aproximadamente a los tres años, posiblemente debido al destete (Goodman 1991; Goodman et al. 1992) o a algún otro patrón sistemático de malnutrición, o estrés en la población (Hodges 1987; Pérez et al. 2017; Wilson 2014). En total, 67% de los adultos (n=6) exhibieron caries y entre ellos, 56% (n=5) tuvo periodontitis, que no indica prácticas dietéticas específicas pero sí es un indicador general de la salud dental.
No. de entierro | Cronología relativa | Sexo | Edad | Desgaste Dental | Orientación | Ofrendas u ofrendas posibles |
---|---|---|---|---|---|---|
E11-I13 | 1 (más antiguo) 1690-1530 cal aC | Indeterminado | 2-4 | N/A | Cabeza al NE | 4 (cajete rallador completo, tiestos de cerámica, fragmento de figurilla, lascas de piedra) |
E12-I14 | 2 | Femenino | 45-50 | Ligera | Cabeza al SO | 1 (cuenta de piedra negra de probable pulsera o brazalete) |
E9-I11 | 3 | Indeterminado | 3-4 | N/A | Cabeza al SO | 4 (olla completa, cajete casi completo, dos manchas minerales) |
E8-I10 | 4 | Masculino | 15-18 | Moderada | Cabeza al E | 4 (fragmentos de figurillas, ocarina parcial, tiestos de cerámica, semilla carbonizada) |
E6-I8 | 5 | Masculino probable | Adulto | Moderada | Cabeza al NE | 2 (tiestos de cerámica, hueso de cocodrilo) |
E6-I7 | 6 | Masculino | 20-35 | Ligero | Cabeza al SO | 5 (fragmentos de figurillas, olla completa, cuenta de cerámica, olla parcial, ocarina parcial) |
E7-I9 | 7 | Masculino probable | 20-35 | N/A | Cabeza al SO (posible) | N/A |
E1-I1 | 8 | Masculino | 35-50 | Severa | Cabeza al NE | 1 (fragmento de vasija efigie) |
E1-I2 | 8 | Indeterminado | 1-2 | N/A | Cabeza al S (posible) | N/A |
E2-I3 | 9 | Masculino | 40-50 | N/A | Cabeza al SO | 7 (piedra tabular, mano, botella de cerámica, cuchillo de sílex, dos figurillas parciales, fragmento de mandíbula de cocodrilo) |
E3-I4 | 10 | Femenino probable | Adulto (>18 años) | Moderada | Cabeza al E | 2 (piedra grande debajo del cráneo, lasca de sílex) |
E4-I5 | 11 | Indeterminado | Adulto | Moderada | Cabeza al NE | N/A |
E5-I6 | 12 | Femenino probable | 20-35 | Severa | Cabeza al SO | 6 (dos herramientas de piedra, lascas de piedra blanca, piedra de río, fragmento de piedra de moler, cuenta de cerámica) |
E10-I12 | 13 (más reciente) | Femenino Probable (posiblemente dos individuos) | 20-35 | Severa | Cabeza al NE, SO | 2 (tiestos de cerámica, lasca de piedra blanca) |
Los análisis de los nueve adultos también produjeron datos de isótopos estables de esmalte dental (Cuadro 2). La conservación del colágeno en La Consentida no es muy buena, quizá debido al tipo de sedimentos ligeramente ácidos (pH=6.2). El colágeno de dentina se conservó bien en solo un individuo (E12-I14). El colágeno de hueso largo permitió el estudio de un adulto adicional (E6-I7). Cuando solo se consideran las muestras de hueso largo humano, los valores de isótopos de carbono (δ13C) tienen un promedio de -13‰, y los valores de los isótopos de nitrógeno (δ15N) uno de 7.1‰. Los datos de nuestro análisis del colágeno óseo en fauna provienen de dos venados y de seis peces. Para los venados, los valores de δ13C promedian -20.8‰ y los valores de δ15N promedian 5.8‰. Para los peces, esos promedios son -16 y 8.8, respectivamente. Cuando los valores de isótopos humanos se comparan con los de la fauna terrestre y acuática (como un control de los niveles de isótopos de fondo), éstos indican una dieta humana que incorpora una cantidad significativa de plantas C4 (como el maíz), y que carecen de una dependencia en los recursos marinos.
Entierro | Diente | δ13C (‰) | δ18O (‰) |
---|---|---|---|
E1-I1 | M3 | -3.8 | -5.6 |
E3-I4 | M3 | -4.9 | -6.0 |
E4-I5 | M3 | -6.1 | -6.1 |
E5-I6 | M1 | -6.2 | -6.3 |
E6-I7 | M3 | -7.2 | -6.6 |
E6-I8 | M2 | -5.1 | -7.9 |
E8-I10 | M2 | -5.1 | -7.7 |
E10-I12 | M2 | -6.3 | -6.2 |
E12-I14 | M3 | -6.2 | -7.6 |
Promedio | -5.7 | -6.7 |
Finalmente, de una muestra de fémur de una mujer adulta (E12-I14) se obtuvo suficiente colágeno para datación por medio de radiocarbono AMS después de la purificación con XAD. El proceso de purificación con XAD elimina el carbono exógeno del hueso poroso para que pueda ser fechado por radiocarbono con precisión (Stafford et al. 1991). Dos muestras del fémur de E12-I14 se prepararon de esta manera y se fecharon a 3310 ± 25 bp (pri-5423A [H6]; hueso humano), o 1660-1510 cal aC, y 3375 ± 30 bp (pri-5423B [H6]; hueso humano), o 1750-1610 cal aC (Cummings 2017). La mejor manera de fechar eventos o contextos para los que existen múltiples muestras de radiocarbono es combinar esas muestras usando la función R_Combine en Oxcal antes de su calibración (Choi et al. 2017; Lanos y Philippe 2015; Reimer et al. 2013). La combinación de estos resultados con R_Combine en OxCal v.4.3.2 da una fecha de 3335 ± 20 bp (pri-5423A / B [H6]; hueso humano) o 1690-1530 cal aC. Esta fecha de hueso proporciona la evidencia más directa de ocupación humana del Formativo temprano disponible hasta ahora de La Consentida.
Discusión
Los cementerios de los periodos Formativo tardío y terminal son comunes en la costa de Oaxaca (Aguilar 2010; Barber et al. 2013; Mayes y Joyce 2017), pero poco se sabe sobre los orígenes de esta práctica. Tradicionalmente, un cementerio se conoce en la arqueología como un área formal, estable, delimitada y con evidencia por parte de la comunidad del reconocimiento de descendencia lineal de los enterrados (Goldstein 1981: 59; Saxe 1970; Whalen 1983: 35). Cementerios conocidos del Formativo temprano son pocos, pero excavaciones en los sitios del Valle de Oaxaca de Tomaltepec (Whalen 1983) y San Sebastián Etla (Cervantes et al. 2017) indican una tradición formal de enterrar algunos miembros de la comunidad, especialmente adultos, fuera de edificios domésticos. Este patrón de entierro comunal en los asentamientos más pequeños contrasta con los entierros más asociados con contextos domésticos en comunidades más grandes del Formativo temprano como Tierras Largas y San José Mogote (Whalen 1983: 39; Winter 1972, apéndice B).
La colocación de entierros en dos áreas específicas de La Consentida y la frecuencia con la que perturbaron las inhumaciones previas sugiere que estos lugares particulares se consideraron espacios funerarios apropiados durante la ocupación del sitio (Figura 4). La falta casi total de restos humanos en otros contextos excavados apoya esta interpretación. Nos basamos en esta evidencia funeraria, para sugerir que la cantidad de individuos enterrados juntos en dos áreas no domésticas señalan una etapa temprana en el desarrollo de los cementerios. Aunque ambas áreas funerarias estaban ubicadas al lado norte de probables montículos domésticos, éstas no estaban directamente asociadas con ninguna estructura conocida, y de hecho están más asociadas con basureros redepositados. Esto es un patrón sutilmente distinto al observado en el valle de Oaxaca, donde los entierros del Formativo temprano ocurren en espacios domésticos (incluyendo pozos de almacenamiento reutilizados) cerca de casas o en cementerios más alejados de los asentamientos (Cervantes et al. 2017; Whalen 1981; Winter 2009).
Al igual que el uso repetido de lugares específicos para enterramientos humanos, la orientación del cuerpo ya sea de noreste a suroeste o de este a oeste, también demuestra continuidad en las prácticas funerarias. La parte noroeste de la Plataforma 1 está orientada de manera similar y quizá estos entierros se posicionaron alineados con ese diseño. En el Paso de la Amada (Lesure 2011: 135) se presentan consistencias comparables entre la orientación de los entierros del Formativo temprano y la arquitectura. Otra posibilidad sería que los entierros fueran alineados con el sol durante parte del ciclo solar, como lo es el solsticio de verano (Sánchez y Šprajc 2012). El ángulo del sol naciente durante el solsticio en el área (61 grados al este del norte geográfico) es aproximadamente el del borde noroeste de la Plataforma 1 y de varios entierros. La posición corporal boca abajo, común en La Consentida, es rara en los sitios posteriores de la región, incluyendo Yugüe, Charco Redondo, Cerro de la Cruz y Río Viejo (Barber et al. 2013; A. Joyce 1991; Mayes y Joyce 2017). Si bien las razones de este cambio en la posición corporal (de decúbito ventral a decúbito dorsal) no son claras, futuras excavaciones podrían revelar si la posición decúbito ventral es diagnóstico del periodo Formativo temprano en la región. Según Whalen (1983), esta posición, así como asociaciones de algunos entierros con piedras planas para marcar, también se encuentra en los valles centrales de Oaxaca durante el Formativo temprano.
Otro aspecto intrigante en un depósito mortuorio de La Consentida es una ofrenda ceremonial que se encuentra cerca de los entierros de la Op. LC12 A (Figuras 4 y 5). Este elemento incluía el esqueleto completo de un reptil venenoso (Heloderma horridum), una ocarina de cerámica aún tocable en forma de un ave, un diente de tiburón fosilizado, posiblemente usado para desangrar (ver Flannery 2009: 344), fragmentos de cerámica y otros restos minerales y faunísticos (Hepp et al. 2014; Hepp et al. 2017).
Esta combinación de fauna marina y terrestre, junto con el instrumento musical en forma de ave, sugiere aspectos ideológicos del ritual mortuorio. La ofrenda puede tener un significado relacionado con un concepto astronómico, ya que el movimiento del sol, junto con el símbolo marino y reptiliano, se refieren a lo que algunos investigadores han nominado el “inframundo acuoso” reconocido por los mayas y otros grupos mesoamericanos (Lucero y Kinkella 2015; Reilly 1994; Taube 2010).
Muchos pueblos mesoamericanos vieron el mundo dividido en cuatro direcciones cardinales, cada una con un color sagrado y, a veces, con una deidad patrona. Para los aztecas, el este era el reino de la fertilidad, la renovación y el dios macabro Xipe Totec. El sur se asoció con el dios-colibrí guerrero Huitzilopochtli (Carmack et al. 2016: 99-101), quien al igual que la ocarina de ave de este depósito se encontraba al sur. Por lo tanto, observamos similitudes entre estos elementos y estas creencias (mejor documentadas). Si esto es correcto, este depósito se encuentra entre las pruebas más tempranas del ritual direccional en Mesoamérica. El depósito también puede representar una ofrenda dedicada al montículo de tierra de la Subestructura 1 adyacente en la Plataforma 1 y/o a la zona funeraria de Op. LC12 en sí.
Por otro lado, estudios de isótopos estables realizados en poblaciones costeras mesoamericanas (Chisholm y Blake 2006; Killion 2013; VanDerwarker 2006: 182-192) han indicado un consumo relativamente pequeño de maíz en la región de Soconusco en la costa pacífica de Chiapas y Guatemala y en la costa del Golfo hasta el Formativo medio. Por ejemplo, Blake y sus colegas (1992: 87) reportaron valores de δ13C de colágeno óseo de la Fase Barra (1900-1700 cal aC) de -20.5‰ y -18.7‰, lo que sugiere un consumo relativamente bajo de maíz. De manera similar, Chisholm y Blake (2006: 166) reportaron un valor de δ13C de -19.3‰ en la Fase Locona (1700-1550 cal aC), que también es inconsistente con la dependencia al maíz. Los valores de δ13C del esmalte dental de La Consentida muestran una mayor presencia en plantas C4 como el maíz, tal y como otras regiones costeras. Un modelo de mezcla lineal sugiere que, en promedio, ~60% del carbono dietético se derivó de fuentes enriquecidas con 13C. Los datos limitados de colágeno corroboran los resultados del esmalte. Los valores de δ15N humanos son más bajos que los de los peces (~ 1.7 en promedio), lo que sugiere que la dieta no se basó en gran medida en recursos marinos. Además, la falta de dependencia marina también demuestra que las fechas de radiocarbono de La Consentida, y en particular el colágeno óseo humano de E12-I14, no pueden descartarse sobre la base de un reservorio marino de “carbono viejo” que interfiere con la datación del sitio (DeNiro y Epstein 1981).
El nivel aparente de poca dependencia de los recursos marinos de la comunidad de La Consentida es intrigante dado su entorno costero. Esta aparente contradicción podría indicar que los pescados y mariscos identificados entre los restos de fauna en los basureros de La Consentida representan comidas periódicas en lugar de alimentos básicos (ver Pérez et al. 2017). Consideradas junto con un aumento de manos y metates para moler a través del sitio (Hepp et al. 2017), estas líneas diversas de evidencia -confirmadas por la reciente identificación de granos de almidón de maíz en artefactos de procesamiento de alimentos del sitio- indican consumo de maíz (Bérubé et al. 2019).
Al mismo tiempo, se ha observado un aumento en el procesamiento de la harina de maíz debido a una disminución en la frecuencia relativa de la producción de botellas y un aumento en la producción de cajetes ralladores entre las vasijas de cerámica (Hepp 2015: 449-450, Figuras 3a-3c). Estos cajetes ralladores del tamaño de un cenicero (con diámetros de la boca entre aproximadamente 9 y 18 cm) se utilizaron para procesar alimentos, los cuales incluían maíz y frijoles silvestres antes de ser enterrados ocasionalmente, como ofrenda, a un lado de niños (Bérubé et al. 2019). Cabe mencionar que los dos cajetes ralladores más completos de La Consentida (Figuras 3a y 3b) se encontraron como ofrendas en niños que murieron aproximadamente a la edad en que aparecieron las líneas de hipoplasias en el esmalte en este grupo de in-dividuos (3-4 y 2-4 años, respectivamente). Quizá estos recipientes se usaron para procesar alimentos de destete y algunas veces se enterraron con niños que murieron aproximadamente en el momento de esa transición estresante (Figura 6). Sin embargo, debemos tener en cuenta que nuestros datos no nos permiten concluir que el destete fue una causa directa de muerte.
Consideradas en conjunto, las siete fechas de radio-carbono AMS del periodo Formativo temprano sugieren una ocupación de entre 300 o 400 años (Hepp 2015: 189, 2019). Como ya se ha mencionado, solamente una fecha de los restos humanos (E12-I14), junto con la datación estratigráfica relativa de otros entierros en el sitio, nos permite colocar estos entierros en contexto con la ocupación del sitio. Los datos paleopatológicos y de isótopos estables, cuando se consideran junto con la cronología relativa de los entierros, sugieren un aumento en el desgaste dental, a pesar de la estabilidad relativa en la cantidad de maíz consumido (Cuadros 1 y 2). Proponemos que un aumento contemporáneo en el uso de manos y metates de piedra (especialmente de granito) podría explicar este patrón (Figura 3d). Aunque los procesos tafonómicos afectaron de manera desproporcionada los entierros más tardíos debido a que se encontraron cerca de la superficie, la evidencia de desgaste dental por una dieta granosa se distingue en estos entierros. Sugerimos entonces que los cambios en la cultura material y en la patología dental reflejan cambios culinarios referentes a la forma en que se consumió el maíz (ver Joyce y Henderson 2007). Estas tendencias son consistentes con un cambio del consumo de maíz en forma líquida (y quizás servido en botellas de cerámica) a una forma de harina procesada. El aumento de las herramientas de piedra no portátiles para la molienda y específicas para ciertas tareas también es consistente con el aumento del sedentarismo (Arnold 2009).
Conclusiones
Los restos humanos identificados en La Consentida proporcionan un registro de sus prácticas funerarias, su dieta y su organización comunitaria durante un momento de profundo cambio sociocultural en Mesoamérica. Si bien la presencia de mujeres y hombres adultos, algunos subadultos e incluso niños pequeños sugiere que el entierro en estas áreas estaba abierto a una amplia membresía de la comunidad de La Consentida, el número relativamente pequeño de individuos recuperados no nos permite concluir que tengamos una muestra representativa de la comunidad. La evidencia de más entierros en depósitos adyacentes, pero que aún no se han excavado, indica que esta interpretación podría revisarse en el futuro. Los datos isotópicos dentales indican un mayor consumo de maíz que en los contextos contemporáneos de Soconusco y la costa del Golfo de México. El uso de herramientas de piedra para procesar maíz aparentemente aumentó con el tiempo, aun cuando el consumo de maíz se mantuvo relativamente constante. Esto puede indicar un cambio desde el consumo de maíz líquido (como mazamorra, cerveza o atole) al consumo de harina procesada con manos y metates. Estos cambios de subsistencia probablemente resultaron en un aumento de la patología dental, como lo sugiere el incremento de caries y la incidencia del desgaste dental.
La evidencia de un consumo significativo de maíz sugiere un cambio hacia la agricultura (Cohen y Crane-Kramer 2007), aunque es probable que gran parte de la dieta todavía se basara en recursos silvestres, como había sucedido en el periodo Arcaico.
Los entierros repetidos en dos áreas específicas sugieren que la historia y la memoria fueron importantes para la práctica funeraria y quizá para el establecimiento del sedentarismo en La Consentida (Ashmore 2002). Estos contextos podrían apuntar hacia los orígenes de cementerios formales en la costa de Oaxaca. La presencia de un depósito ceremonial, instrumentos musicales y diversas figurillas antropomorfas (Hepp 2015) sugiere una especialización ritual y distinciones sociales, así como una relación íntima entre la cosmología y la práctica funeraria. El entierro de las ofrendas asociadas con los niños y la organización comunitaria detrás de la fundación de cementerios supra-familiares sugiere roles cada vez más especializados y complejos, que gradualmente llevaron al surgimiento del liderazgo comunitario.