Introducción
Desde las revoluciones científicas técnicas relativista e indeterminista, en la física, los exponentes de las ciencias naturales son conscientes de que los resultados científicos solamente representan cierta certidumbre probabilística, grados sucesivos y provisionales de aproximación a la realidad.
En el campo de las ciencias aplicadas al deporte, específicamente en la evaluación de la composición corporal (CC), ya sea en el ámbito deportivo o en la actividad física de manera general, estos grados de aproximación a la realidad permiten un diagnóstico más certero de las cantidades absolutas y relativas de los elementos que la componen (Bilsborough et al. 2014; Ryan et al. 2017).
El estudio de la composición corporal se basa en la cuantificación de los elementos químicos y/o estructurales que componen el cuerpo humano, desde el punto de vista químico, éste puede ser evaluado a los niveles atómico y molecular, mientras que desde el punto de vista estructural su estudio puede ser abordado a los niveles celular, tisular y corporal total según han explicado Wang et al. (1992).
La Cineantropometría, la “ciencia que se dedica al estudio del hombre en movimiento” (Ross y Marfell-Jones, 1982), tiene dentro de sus pilares fundamentales el estudio de la composición corporal. El alcance de los estudios de la CC es muy amplio dentro del ámbito del deporte, ya que a través de éstos se logran los siguientes objetivos (Gutiérrez et al. 2010):
Evaluar la CC del deportista en relación con el deporte que practica.
Asesorar la obtención del peso a alcanzar por el deportista que compite por categoría de peso.
Planificar y controlar los cambios de peso a través de la temporada.
Vigilar la evolución del deportista sometido a régimen dietético, ya sea para aumentar o reducir peso corporal.
Estudiar el perfil de distribución de la grasa corporal.
Monitorizar los cambios morfológicos y de la CC en deportistas jóvenes, durante el crecimiento, desarrollo y maduración.
Valorar el perfil de desarrollo muscular a nivel de los diferentes segmentos.
A lo largo de la historia, las tecnologías que surgen para evaluar la CC han arrojado más precisión sobre la determinación de ésta, pero aún no se ha definido un único estándar de oro que constituya la referencia para evaluar la validez del resto, existen muchos métodos cuyos resultados no son intercambiables entre sí.
La determinación de la CC a través del pesaje hidrostático (PH) trae aparejado el error biológico asociado a las constantes en las densidades de la masa libre de grasa (MLG) y en la masa grasa (MG). Su determinación a través de pliegues cutáneos trae implícitos errores, ya que considera dentro de la adiposidad total no solo la grasa superficial sino a la grasa asociada a los órganos internos; lo relativo a la comprensibilidad constante de la piel y de la grasa es otra de las problemáticas que surge cuando éstos se miden con plicómetros, mientras se asume que el grosor de la piel en cualquier sitio no es variable a nivel poblacional. Por otra parte, el método basado en el uso de pliegues cutáneos no considera los patrones individuales de distribución de la grasa externa, lo que redunda en grandes errores de predicción de la densidad corporal (DC) (Martin et al. 1985).
Con el desarrollo tecnológico en décadas recientes, surgieron métodos como la Bioimpedancia Eléctrica (Thomasset 1962), la Densitometría Absorciónica Dual de Rayos X (Mazess et al. 1988), la plestimografía por desplazamiento de aire (Dempster y Aitkens 1995), entre otros con los que se ha buscado compensar las imprecisiones de uno, en los estimados de determinados componentes, para suplirlas con el otro, surgiendo así los modelos de múltiples componentes, donde se utilizan la Bioimpedancia Eléctrica (BIA) por espectroscopía o la dilución por deuterio para la determinación del contenido de agua corporal, el PH o la plestimografía por desplazamiento de aire (PDA) para evaluar el volumen corporal, la Densitometría Absorciónica Dual de Rayos X (DEXA) para la determinación de la cantidad de mineral óseo, volumen corporal o la MLG, entre otros métodos utilizados para obtener niveles de precisión cada vez mayores. Las observaciones indican que los errores de medición sumatorios en los métodos de múltiples componentes no contrarrestan el mejoramiento de la exactitud en la estimación de la grasa sobre la del método tradicional de dos componentes con pesaje bajo el agua (Wang et al. 2007).
La historia de los estudios de la CC, en cualquier sistema médico-deportivo, es el testimonio de la búsqueda del perfeccionamiento, es el alcance de grados sucesivos y provisionales de aproximación a la realidad en sus estimaciones. La diversidad de documentos de consensos para la determinación de la CC, así como el empleo de uno u otro método a nivel mundial encierran, en muchas ocasiones, la búsqueda de una perfección.
El objetivo del siguiente artículo es analizar el desarrollo histórico de la evolución de los estudios sobre la CC en Cuba, sus principales aportes, así como sus desafíos a través de las diferentes etapas de su desarrollo.
Panorama internacional de la valoración de la composición corporal en deportistas y sus primeros desafíos en la evaluación del deportista cubano: periodo 1960-1980
El periodo entre los años 1960 y 1980 fue el más fértil en el desarrollo de investigaciones relativas a la obtención de ecuaciones de regresión e introducción de metodologías para estimar los componentes moleculares y tisulares de la CC en la población deportiva a nivel mundial (Yuhasz 1962; Faulkner 1968; Pařízková y Bůžková 1971; Forsyth y Sinning 1973; Wickkiser y Kelly 1975; Jackson et al. 1978; Carter y Yuhasz 1984; Pires-Neto y Glaner 2007).
Hasta donde se pudo indagar, la investigación que propuso una de las primeras ecuaciones para estimar la CC en sujetos entrenados fue la titulada “Efecto del entrenamiento deportivo sobre la grasa corporal en hombres con la predicción del peso corporal óptimo”. Esta investigación fue llevada a cabo por Michael Stephen Yuhasz y presentada como tesis doctoral en la Universidad de Illinois (Yuhasz 1962).
Después de esta etapa fueron introducidas nuevas ecuaciones específicas para estimar la CC en la población deportiva, una de ellas es la llamada ecuación de Faulkner (Faulkner 1968), aunque hoy se conoce que es la ecuación de Yuhasz modificada a partir de datos no publicados en 1962 (Pires-Neto y Glaner 2007).
A inicios de los años 1970, Jana Pařízková, una de las investigadoras más relevantes de la historia de la medicina del deporte, obtuvo las primeras ecuaciones específicas para deportistas checoslovacos basadas en la evaluación de cinco panículos con el calibrador Harpenden (Pařízková y Bůžková 1971). Otra de las ecuaciones obtenidas en este periodo fue la de Wickkiser y Kelly (1975), la cual se obtuvo a partir de la evaluación de siete panículos en jugadores de fútbol americano; por su parte, Pollock y su grupo de trabajo obtuvieron una ecuación de regresión múltiple para estimar la CC en corredores de media y larga distancia (Jackson et al. 1978). La ecuación desarrollada para una población deportiva más generalizada fue la obtenida por Forsyth y Sinning para la evaluación de la DC a partir de cuatro panículos en una población de 50 individuos colegiales de béisbol, atletas de pista y campo, fútbol americano y tenis (Forsyth y Sinning 1973).
Al final del periodo analizado (1960-1980), Lindsay Carter y Michael Stephen Yuhasz introdujeron la valoración de la CC en los deportistas olímpicos basada en ecuaciones antropométricas. Su propuesta fue utilizar los datos de los estudiantes de Educación Física de la Universidad de Ontario del Este y generar una ecuación a partir de los valores promedio de las tablas que relacionan los pliegues a determinados valores de DC (Carter y Yuhasz 1984). En el marco de este mismo proyecto antropológico, llamado MOGAP (Proyecto Antropológico de los Juegos Olímpicos de Montreal 1976), se introdujo por primera vez el fraccionamiento de la masa corporal basado en la estrategia de Matiegka (Drinkwater y Ross 1980). Previo a su empleo en las muestras del MOGAP, esta última estrategia fue recomendada por la renombrada especialista Jana Pařízková quien reconoció, en 1979, que la CC de los deportistas podía ser evaluada por el fraccionamiento de Matiegka, ya que sus estimados correlacionan bien con los del PH (Pařízková 1979).
En el ámbito iberoamericano, a inicios de la década de 1970, el doctor Mauricio Leal da Rocha y su equipo introdujeron la ecuación de Faulkner en la estimación de la CC en deportistas de Brasil, pero su divulgación en este país, América del Sur y España se debe a Eduardo Enrique De Rose a través de cursos de Medicina Deportiva realizados en la Escuela Superior de Educación Física de la Universidad Federal de Río Grande del Sur y los trabajos publicados en revistas especializadas en la década de 1980 (Pires-Neto y Glaner 2007).
Los estudios de la CC del deportista cubano vieron la luz en un contexto particular donde el surgimiento de la revolución cubana fomentó la formación del recurso humano en los países del antiguo campo socialista. La institución donde se desarrollaron las condiciones para la investigación de la CC fue el Departamento Médico del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación, donde se encontraba un laboratorio de desarrollo físico dedicado exclusivamente a la evaluación antropométrica del deportista (Sánchez 2012).
En este periodo, en el desarrollo de la valoración de la CC del deportista cubano se pueden advertir influencias claves como las de (Jana Pařízková Mazorra y Pařízková, 1978), James Tanner (Tanner et al. 1964) y las de los alemanes Kurt Tittel y Heinz Wutscherk (Tittel y Wutscherk, 1972) quienes tuvieron una gran colaboración científica con instituciones cubanas en estos primeros años.
Los primeros estimados de la CC en población deportiva cubana fueron realizados a partir de las ecuaciones de Durnin y Rahaman (1967), cuyos resultados proceden de la regresión de la DC a partir de pliegues cutáneos evaluados con el calibrador Harpenden. Desde su introducción, dicha ecuación fue empleada frecuentemente en investigaciones de deportistas a nivel internacional, aunque sus limitaciones para la evaluación de esta población específica fueron descritas por los autores de la misma ya que se sobrestimaba la grasa corporal en sujetos entrenados de la muestra matriz. De este mismo grupo de trabajo se obtuvo la ecuación de Durnin y Womersley (1974), la cual fue utilizada en Cuba después del año 1974 para evaluar la CC de la población general; esta posee bondades para evaluar todo el rango de demandas morfológicas y etarias de la población general, siendo empleada también por algunos sistemas médicos deportivos como el español para evaluar a su población deportiva (Gutiérrez et al. 2010).
En este mismo periodo se introdujo la ecuación de Pařízková y Bůžková (1971), la cual rindió resultados satisfactorios en la monitorización de deportistas cubanos. Esta autora desarrolló muchas investigaciones con deportistas del más alto nivel de Checoslovaquia, dejando evidencias de la utilidad de sus métodos (Pařízková 1977). El Índice de Sustancia Corporal Activa (AKS, en sus siglas en alemán) fue el complemento de la evaluación de la CC, pues su valor relativo daba una visión estandarizada de la cantidad de tejido magro existente en un volumen determinado de masa corporal representado por un cubo cuyas aristas tienen como longitud la talla corporal (Tittel y Wutscherk 1972).
La etapa analizada puede ser reconocida como el periodo exploratorio de los estudios de la CC en deportistas cubanos; la mayoría de las investigaciones fueron descriptivas (Rodríguez y Rodríguez 1976; López y Sánchez 1978; López y Rodríguez 1979; Rodríguez 1979); no hubo aportes metodológicos significativos, pero sí hubo una extensa recopilación de datos que provino de la población deportiva cubana y de deportistas foráneos participantes en competiciones internacionales celebradas en Cuba.
Bajo la jefatura del biólogo-antropólogo Carlos Rodríguez Alonso, quien fuera responsable del Laboratorio de Desarrollo Físico del Instituto de Medicina del Deporte por un periodo de 20 años, se alcanzó el máximo esplendor en el desarrollo de metodología para la valoración de la composición corporal de la población deportiva cubana. Muchas de sus aportaciones se refieren adelante.
Aportaciones iniciales al estudio de la composición corporal del deportista cubano: 1981-2000
La primera investigación destacada de este periodo fue la titulada “Fórmula y nomograma de predicción de la composición corporal en escolares cubanos” que apareciera en su forma abreviada en una selección de temas de biomedicina del XI Congreso Panamericano de Medicina Deportiva (Rodríguez et al. 1985), mientras que su versión ampliada, titulada “Obtención de ecuaciones cubanas de predicción para la determinación de indicadores de la CC de escolares cubanos deportistas” apareció en una edición especial del antiguo Boletín de Trabajo de Antropología (Rodríguez et al. 1986).
Los resultados de esta investigación arrojaron las primeras ecuaciones de predicción de la CC para una población deportiva en edades escolares en lo que respecta al contexto latinoamericano. Su autor principal, el biólogo Carlos Alberto Rodríguez Alonso, reconoció: “tanto en América Latina como en Cuba se ha carecido de ecuaciones propias para la determinación de indicadores de la composición corporal a partir de mediciones antropométricas. Esto ha sido producto de haber sido imposible validar en nuestros respectivos países técnicas de determinación directa de estos indicadores o el cálculo de la densidad corporal; debido entre otras razones a los requerimientos de recursos y equipos que las instalaciones exigen, así como de la complejidad de los procedimientos y métodos. Esto provoca que en nuestro medio utilicemos las ecuaciones de regresión aportadas por países europeos y de norte américa, originadas con matrices de población antropológicamente diferentes a las de nuestros países” (Rodríguez et al. 1986: 20).
En la investigación se evaluaron 11 panículos adiposos con un calibrador Holtain en 41 niños del sexo masculino entre las edades de 13.5 y 17 años, los cuales fueron sometidos al PH con la corrección del aire residual de los pulmones para obtener la ecuación.
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Figura 1 Recta de regresión a partir de la relación entre la densidad (g/cm3) y la suma de once pliegues cutáneos. Nota: En el análisis, el valor promedio de la suma de once grasas fue de 76,7±22,5mm; la densidad promedio fue de 1,064±0,012g/cm3, mientras que la correlación entre los valores individuales de estos indicadores fue de 0,97. Adaptado de “Fórmula y nomograma de predicción de la composición corporal en escolares cubanos” (p. 13.), C.A. Rodríguez et al. 1985, Selección de temas de biomedicina del deporte presentados en el XI Congreso Panamericano de Medicina Deportiva.
La importancia de la investigación de Rodríguez et al. (1986) radicó en el hecho de que se pudo contar con un método de mayor precisión que los existentes hasta esa fecha. La mayoría de las ecuaciones utilizadas para medir grasa corporal relativa procedían de muestras foráneas predominantemente blancas, de ahí que mientras que las ecuaciones proporcionaban estimaciones precisas de porcentaje de grasa corporal para el niño blanco promedio, este mismo modelo no era adecuado para negros y/o mestizos cuya densidad de la masa libre de grasa variaba del valor constante asumido en su modelo original, debido a las diferencias biológicas de cada edad y al origen racial o étnico fundamentalmente (Malina 2007).
En este periodo se realizó la primera conferencia cubana de estandarización antropométrica donde se plantea la necesidad de estandarizar el estudio de la CC a nivel nacional, coincidiendo con el surgimiento de los Centros Provinciales de Medicina del Deporte. Más tarde se reconocieron los métodos dispuestos en la tabla 1 como referentes para evaluar la población deportiva cubana y general a partir de dos componentes (2C), MG y MLG.
Cuadro 1 Métodos de referencia empleados por el sistema médico-deportivo cubano para la valoración de la composición corporal en el periodo 1981-1995.
Grupo de población | Masculinos | Femeninos |
---|---|---|
Niños y Adolescentes | Slaugther et al. (1980) | Slaugther et al. (1978) |
Adultos | Durnin y Womersley (1978) | Durnin y Womersley (1974) |
Deportistas | Pařízková y Bůžková (1971) | Durnin y Rahaman (1967) |
Para la fecha, la ecuación cuadrática de Slaugther et al. (1988) se generalizó en la población deportiva cubana dada su validez para evaluar la CC en poblaciones de niños y adolescentes en los que la maduración biológica provoca un gradiente de cambios a favor del aumento en el contenido mineral, resultando en una MLG más densa. Este método era superior al de Rodríguez et al. (1985) y otros existentes a nivel internacional, de ahí que a Rodríguez et al. (1996) lo propusieran como instrumento para medir nutrición y reservas de energía en la población cubana general y deportiva entre 8 y 19 años.
En este periodo los aportes de Rodríguez Alonso en la monitorización de la CC tuvieron como antecedentes las investigaciones en boxeadores internacionales de las cuales derivaron los resultados relativos a la modelación de la CC y el peso adecuado (PA), así como al diseño del sistema escala 0 para evaluación de la adiposidad proporcional (AP) que tienen vigencia en la actualidad para los boxeadores a nivel internacional (Rodríguez 1987a; Rodríguez et al. 1987b; Rodríguez et al. 1989; Rodríguez et al. 1991).
El novedoso sistema de monitorización de la CC utilizó como fundamento una estrategia de carácter matemático, donde el porcentaje de grasa y el AKS para la etapa de la preparación ocuparon el papel central en un sistema que generaba por defecto el pa para la etapa, y el exceso de peso corporal, el cual el médico utilizó para evaluar la adaptación al entrenamiento según los rangos de tolerancia (Cuadro 2).
Cuadro 2 Rangos de tolerancia para la evaluación del peso adecuado en deportistas elites cubanos según lo establecido por Rodríguez et al. (1989) en la década de 1980.
Calificación | ||
---|---|---|
Muy bien (mb): | P.A. + 0 kg | P.A. + 1 kg |
Bien (b): | P.A. + 1,1 kg | P.A. + 2,5 kg |
Regular (r) : | P.A. + 2,6 kg | P.A. + 5,5 kg |
Mal (m): | P.A. + 5,6 kg | P.A. + 9,0 kg |
Muy mal (mm): | P.A. > P.A. + 9,9 kg | |
Donde: | ||
P.A.: peso adecuado |
Las modificaciones de la CC bajo diversas exigencias del entrenamiento deportivo fueron modeladas por Rodríguez Alonso, en investigaciones previamente realizadas en todas las modalidades deportivas (Rodríguez 1987a), pero con mayor minuciosidad en boxeadores (Rodríguez 1987b), donde este autor recopiló gran cantidad de datos que permitieron pormenorizar el impacto de las cargas de entrenamiento y de periodos competitivos del más alto nivel en la CC en estos deportistas (Figura 2).
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Figura 2 Comparación de la sumatoria de 11 pliegues cutáneos entre la preparación general (PG) y un periodo directo a competencia (PDC) en 11 boxeadores cubanos que realizaron el PDC en la ciudad búlgara de Plovdiv, con vistas al segundo campeonato mundial de Belgrado en 1978. Nota: Véase que en el PDC se encontraron los valores más discretos de adiposidad. Adaptado de “Utilización de indicadores simples de la composición corporal en el control biomédico del entrenamiento deportivo” (Rodríguez et al. 1987b: 27.), C.A. Revista Cubana de Medicina del Deporte y la Cultura Física 1(1).
Todas las experiencias de Rodríguez Alonso fueron generalizadas a partir de folletos, cursos de actualizaciones nacionales e internacionales, y fueron informatizadas a partir de la creación de Antrosoft, primer sistema automatizado para el diagnóstico y evaluación morfológica en el control biomédico del entrenamiento deportivo (Rodríguez 1987b; Pellón y Rodríguez 1990).
Otro de los aportes de este autor fue la introducción del sistema O-Scale para la valoración de la AP en boxeadores a nivel internacional. Para este estudio se contó con una muestra de 1 246 boxeadores de alto rendimiento que representaron a más de 50 países en competencias internacionales de la categoría A1 de la Federación Internacional de Boxeo Aficionado desde inicio de la década de 1970 hasta finales de los años 1980. A partir de esta valiosa muestra, el autor obtuvo los canales percentilares para evaluar la AP, utilizando un factor de corrección, esta vez sustituido por 173 cm, que es el valor promedio de la muestra de boxeadores a nivel internacional. De acuerdo con los resultados obtenidos, el autor demostró que los deportistas mejores clasificados a nivel internacional se distribuyeron en los canales entre el I y IV de la AP, encontrándose las mayores frecuencias entre el II y III (Rodríguez et al. 1991).
La novedad de la contribución consistía en la especificidad de esta nueva clasificación para evaluar la CC de boxeadores a nivel internacional. Además, Rodríguez et al. (1991) demostraron que la corrección de 173 cm para el método era la adecuada en este caso, debido a que el Sistema Avanzado O-Scale propuesto originalmente por Richard Ward (Ward 1988) sobrestimaba la adiposidad de boxeadores con estaturas inferiores a un Phantom de 170.18 cm, mientras que en boxeadores con estaturas superiores se subestimaba la adiposidad.
Muchas de estas estrategias se implementaron en la monitorización del deportista cubano rumbo a los Juegos Panamericanos de Indianápolis 1987 y los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 con resultados satisfactorios, los cuales fueron divulgados por los investigadores Rodríguez Alonso y Pancorbo Sandoval en sus experiencias docentes e investigativas en México, España, Brasil y Venezuela fundamentalmente, llegando a difundirse en el resto de América Latina a través de los cursos de la Sociedad para el Avance en Cineantropometría, congresos, asesorías e intercambios científicos (Carvajal 2017).
De la etapa clásica a la actualidad
Los primeros aportes relativos al estudio de la CC en esta nueva etapa fueron obtenidos por el licenciado José Alberto Fernández Vieitez, quien realizó las primeras investigaciones de comprensibilidad de pliegues cutáneos en cadáveres cubanos. Este autor encontró que la correlación entre la lectura del calibrador y el verdadero grosor del tejido adiposo fue mayor en los sitios contenidos en las ecuaciones de Jackson y Pollock, lo que pudiera explicar por qué éstas se encuentran entre las más utilizadas y precisas. Las mayores correlaciones encontradas en el sexo masculino indican que, en el varón adulto, el valor ofrecido por el calibrador se relaciona más con el real, lo cual podría explicar, al menos en parte, la mayor precisión de las ecuaciones en este sexo (Fernández-Vieitez et al. 1999).
Este mismo autor determinó las diferencias, relaciones e intercambiabilidad entre las áreas musculares (AM) de los miembros inferiores (muslo medial y pierna máxima) estimadas por antropometría y tomografía axial computadorizada. Concluyendo que el método antropométrico requiere de ciertas correcciones para estimar con mayor exactitud las am de los miembros inferiores (Fernández-Vieitez et al. 2000; Fernández-Vieitez et al. 2001), su resultado constituyó un impulso para el empleo del modelo geométrico de Gurney-Jelliffe en el control y evaluación del entrenamiento deportivo en la década 2000-2010.
Otras de sus contribuciones fue la validación por disección de cadáveres de 7 métodos antropométricos de los 10 existentes para estimar la masa muscular (MM) humana. En este trabajo, las ecuaciones propuestas por Drinkwater y Ross, así como la de Drinkwater seguidas por la de Matiegka resultaron las más confiables al aplicarlas a la muestra del Brussels Cadaver Study (Fernández-Vieitez 2001). La fórmula de Matiegka, a su vez, resultó la única intercambiable con la de Ross y Kerr, pero el autor precisó que el uso de las fórmulas de MM es más confiable al comparar grupos de individuos y no sujetos aislados como los deportistas (Fernández-Vieitez y Ricardo-Aguilera 2001).
Aunque el uso del método de fraccionamiento antropométrico de la masa corporal (5C) fue introducido por Rodríguez Alonso desde inicio de la década de los años 1990 (Rodríguez 1990; Rodríguez et al. 1991), no fue hasta inicios de la década de los años 2000 que hubo una inquietud creciente con el empleo de este método en la valoración del deportista cubano.
Empleado con más frecuencia desde finales de los años 1990, este método de fraccionamiento de la masa corporal dejaba insatisfacciones a sus principales usuarios. Los médicos deportivos desechaban su uso en las valoraciones de la masa corporal, pues, en muchas ocasiones, el método arrojaba grandes diferencias que no sabían a qué componente estructural atribuir (tejido adiposo, músculo, hueso, piel y tejido residual).
Los autores originales del método de fraccionamiento 5C dejaron entrever que éste muestra una buena eficiencia en el cálculo de masas fraccionales del mismo, especialmente en el cálculo de masa ósea y muscular, pero persisten algunos márgenes discretos de subestimación en mujeres y sobrestimación en varones, del tejido adiposo en la muestra cadavérica, hecho traspolable a la aplicación del modelo en seres vivos (Ross y Kerr 1993).
El autor de este artículo y un grupo de colaboradores recopilaron datos provenientes de más de 3 000 evaluaciones del fraccionamiento 5C, realizadas a deportistas de las selecciones nacionales de Cuba, en el periodo 1996-2005, con el objetivo de dar respuesta definitiva a esta problemática. Se arribó a la conclusión que el método fue aceptable en el sexo masculino, donde 60.2% de los deportistas tuvo estimados de la masa corporal con un error menor de 5% del peso en la báscula; en el sexo femenino, solo 22.5% tuvo estimados en este rango. Al igual que hicieron notar los autores originales del método, en la muestra cubana se subestimó más en mujeres (75.5%) y se sobrestimó más en hombres (18.3%). Por su parte, se subestimó en los que tuvieron valores más altos de adiposidad y se sobrestimó en los de valores más elevado de ésta (Carvajal 2008).
En el presente, el método de fraccionamiento antropométrico de la masa corporal de Ross y Kerr es empleado en deportistas cubanos en investigaciones donde se comparan grupos de individuos, pero no constituye el método de referencia como en muchos países de América Latina para evaluar sujetos individuales.
La necesidad de encontrar métodos más informativos para el estudio de la composición corporal y sus adaptaciones a las etapas de la preparación llevó al autor de este trabajo a liderar una investigación donde se evaluaron las bondades de varios métodos basados en la estimación de la CC y en la suma de pliegues por segmentos y ecuaciones para evaluar la MM (Pena 2007).
La idea consistió en evaluar el poder discriminante de las ecuaciones más empleadas en la monitorización del deportista a nivel internacional. Para la grasa corporal, la ecuación no publicada de Withers y colaboradores y la de Jackson y Pollock fueron más informativas que el resto. El método más discriminante de los cambios adaptativos en la MM fue el de Ross y Kerr.
En la actualidad las ecuaciones de Withers y colaboradores constituyen la referencia empleada para el estudio de la CC en los deportistas cubanos. Recientemente se han hecho aportaciones a la literatura especializada donde se exponen los valores de referencia de la población deportiva cubana empleando este método (Carvajal et al. 2018).
Desde el año 2012 Cuba, comenzó a evaluar el uso del Analizador Médico de Composición Corporal (seca mBCA, en sus siglas en inglés) en la monitorización de los deportistas cubanos, donde la investigación se ha centrado fundamentalmente en evaluar cómo se alteran las propiedades de la célula con el entrenamiento deportivo, aportando valores de referencia para cada deporte, estableciendo las diferencias entre la población deportiva y general, así como evaluando el impacto de factores ambientales como el nivel competitivo o la modalidad deportiva; la modelación a través de los modelos Cole-Cole son la base de estas investigaciones, donde se persigue que éste permita llegar a nivel más profundos de exploración de la CC (Carvajal et al. 2017).
Puntos de contacto entre el estudio de la composición corporal de deportistas cubanos e iberoamericanos
La historia de la Cineantropometría en Cuba está muy vinculada al desarrollo histórico de esta ciencia en Iberoamérica. Desde la década de 1980, hasta la actualidad, varios países tuvieron asesoría cubana en esta área, por lo que algunos modelos de regresión para el estudio de la CC, así como los algoritmos para su evaluación, han sido propuestos por asesores cubanos en países como Brasil, México, España y Venezuela, o a través de la especialidad en Medicina del Deporte o cursos internacionales que se ofrecen en el Instituto de Medicina del Deporte (Carvajal 2017).
También existen libros de texto publicados en Brasil y España, en los cuales el dr. Armando Enrique Pancorbo Sandoval trasmitió la experiencia cubana en el estudio de la composición corporal, utilizando como ejemplo variados deportes en los que el experto trabajó durante muchos años, en Cuba, Brasil y España. Hoy estos libros constituyen materiales de referencia para las residencias en Medicina Deportiva de Latino América y España (Pancorbo 2002; 2008).
Muchos países de Iberoamérica poseen sus propios documentos de consenso, por ejemplo, España, Cuba y Brasil constituyen ejemplos que poseen estos documentos o metodologías de trabajo bien definidas (Pires-Neto y Glaner 2007; Alvero-Cruz et al. 2009; Carvajal et al. 2011; Canda 2012; Pons et al. 2015; Carvajal et al. 2020).
Los métodos empleados por los diferentes países no difieren entre sí en la actualidad; sin embargo, en Argentina y algunos países de América Latina está muy extendido el uso del método de fraccionamiento antropométrico de Ross y Kerr, el cual ha sido propuesto, entre otros expertos, por Francis Holway, nutricionista y antropometrista de la Sociedad para el Avance en Cineantropometría. Este importante autor posee numerosos datos de referencia para la evaluación de la composición corporal de deportistas elite utilizando este valioso método (Holway 2005; Holway et al. 2006; Holway y Garavaglia 2009; Holway y Carvajal 2011).
Uno de los pocos países latinoamericanos que no ha adoptado como norma los métodos de fraccionamiento de la masa corporal es Venezuela. La última experiencia cubana sobre asesorías internacionales en el ámbito del estudio de la CC se desarrolló en este país durante el ciclo olímpico 2012-2016. La misma consistió en la dirección del proyecto antropológico “Evaluación de la Composición Corporal en el Control Biomédico de la Preparación de Atletas venezolanos” (Rodríguez et al. 2014). Este proyecto arrojó como resultado los baremos para la evaluación de la CC en deportistas juveniles y adultos, a partir de los métodos no publicados de Withers y colaboradores, el método de Carter y Yuhasz, así como el empleo del Sistema Avanzado O-Scale para la valoración del físico humano validado para su empleo en los deportistas venezolanos.
Futuro de los estudios de la composición corporal de deportistas cubanos
El futuro del estudio de la composición corporal en deportistas cubanos estará muy influenciado por el empleo de los analizadores seca mBCA, los cuales han sido actualizados desde el año 2012 por el fabricante. Hoy en día el campo de acción de esta destacada empresa alemana se ha expandido, pero su impacto en el ámbito del deporte ha aumentado exponencialmente a nivel internacional.
En Latinoamérica, las sucursales de seca han distribuido estos analizadores, siendo México uno de los países donde más aceptación ha tenido este aparato.
En la población deportiva cubana estos analizadores ya han arrojado los modelos de fraccionamiento para el estudio por deportes de los componentes de la composición corporal (Carvajal et al. 2014), se tiene respuesta de la invalidez de este aparato para la valoración de los estimados bicompartimentales grasa y masa libre de grasa (Gracia-Hernández 2020), se conocen las elipses de tolerancia de la población deportiva y general para el análisis vectorial de la CC (Carvajal et al. 2020), así como también se ha logrado establecer el valor de este método para evaluar los procesos homeostáticos en relación al deporte (Carvajal et al. 2017).
Los investigadores cubanos son conscientes de las limitaciones de estos aparatos, pero mientras la literatura especializada en temas relativos al estudio de la CC no ofrece una alternativa satisfactoria por ninguno de los métodos considerados estándares de oro, el estudio con este tipo de analizadores en deportistas se expande (Di Vincenzo 2019; Campa et al. 2019).
Para finalizar, mientras se logran aproximaciones sucesivas al estudio de la composición corporal a través de estos analizadores, hacer de la antropometría un arte será un objetivo que complementará el estado del arte de la Cineantropometría en Cuba.
Conclusiones
La etapa clásica se destacó por el uso de esquemas de estandarización antropométrica que les dieron validez a los estudios sobre la CC en deportistas cubanos, así como la generalización de procederes propios de la inventiva cubana; la búsqueda de la perfección, en la actualidad, ha permitido alcanzar mayor precisión en la evaluación de la CC, desechando algunos métodos e introduciendo otros. Las ecuaciones actuales son más discriminantes que las usadas en los inicios. Los estudios de los nuevos analizadores, a través de la modelación de la CC, por los modelos Cole-Cole aún pueden arrojar resultados atractivos en el futuro.