Realmente no hay mucho más qué decir
-excepto por qué. Pero dado que el porqué es algo
difícil de manejar, es mejor refugiarse en el cómo.
Toni Morrison, Ojos azules
Elijo este epígrafe porque, aunque en cierta medida Jóvenes e interseccionalidad: color de piel, etnia, clase… apunta hacia el porqué de los prejuicios, las desigualdades y las injusticias en México, su verdadera contribución estriba en el cómo se dan o se perciben entre nuestras jóvenes. Desde mi punto de vista, las diversas técnicas de percepción y autoidentificación mediante las cuales se han generado multívocas narrativas de identidad, en combinación con datos cuantitativos altamente confiables, constituyen el principal logro de este arduo trabajo de investigación.
Por su rigor en la construcción y exposición de datos, tiene la cualidad de lograr asombrar y suscitar respeto incluso en lectores y ciudadanos mexicanos que no son particularmente amantes de las causas patriotas. Aunque el libro está signado por una sola autora, en realidad, se trata de una amplia colaboración producida entre diversas instancias que han logrado el financiamiento dentro del proyecto de investigación Jóvenes de identidades diversas en dinámicas metropolitanas Fondo Institucional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación, Fordecyt-Pronaces, Fronteras de la Ciencia, Conacyt, 2368. Como se sabe, lograr este tipo de apoyos no es nada sencillo y sólo es realizable cuando hay un sólido grupo de investigación que garantice alta calidad en el desarrollo investigativo; efectivamente, los escasos doscientos ejemplares impresos de Jóvenes e interseccionalidad… son la muestra fehaciente de recursos comunes bien encauzados para la sana transformación de nuestra sociedad. Esto es de celebrarse.
Los resultados de la investigación realizada con jóvenes, en un territorio de más de ocho mil kilómetros ocupados por la Zona Metropolitana del Valle de México y también a propósito de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, están redactados en un tono neutro, que lo dotan de un carácter científico tanto en la presentación como en la incipiente interpretación de los hallazgos que conservan el ético anonimato de las mil doscientas personas entrevistadas (de ahí la etiqueta Encuesta 1200). Sin embargo, es indudable que es el fruto de una ardua labor de equipo, liderado por Natividad Gutiérrez Chong, quien se ha esmerado durante varios años por realizar investigación de punta y cubrir lagunas que nos permitan no simplemente diagnosticar, porque ya se sabía que hay discriminación por causas diversas en nuestro país, sino más aún, demostrar con cifras y con autopercepciones, de qué tipo es esta discriminación para ir desmenuzando desde lo emic el complejo fenómeno que vivimos y apuntar hacia una verdadera transformación.
En tal sentido, este trabajo de investigación, además de dar cuenta de las profundas brechas socioeconómicas que producen situaciones de sexismo, clasismo y racismo, entre otras, es muy propositivo en la toma de conciencia social y del potencial para un cambio. Por ello es menester que lo lean los propios jóvenes, sus familias, sus educadores y otros sectores de la población, por supuesto. Gracias a la observación y el análisis de las realidades reveladas a través de respuestas recibidas ante preguntas atinadamente diseñadas y estratégicamente seleccionadas en este proyecto macro, Jóvenes e interseccionalidad… nos ofrece información altamente confiable y muy útil para quienes nos dedicamos a la docencia y a la investigación, para quienes colaboramos en la formación de jóvenes (y también de infancias, porque hay reportes que atañen a ellas) tanto desde el aula como desde la casa, para quienes hacemos estudios de género e interculturalidad, y para quienes deseamos caminar con mayor libertad en un ambiente democrático en las calles de nuestro país, en fin, para quienes nos interesa combatir las inequidades y las asimetrías estructurales, con nuestro granito de arena, desde la trinchera en la que nos encontremos.
Nos provee también de una amplia bibliografía conformada por importantísimos especialistas en juvenología, investigadoras e investigadores que tratan temas emergentes que colindan con estudios de discriminación, así como fuentes estadísticas institucionales y de otros tipos, en las que nos podemos cobijar. En dicha bibliografía destaca la producida por la propia autora, en la que figuran sus anteriores publicaciones: Mitos nacionalistas e identidades étnicas. Los intelectuales indígenas y el estado mexicano (2001), The Study of National Identity (2001), Human Trafficking and Sex Industry: Does Ethnicity and Race Matter? (2014), Violencia obstétrica en madres indígenas: un caso de racismo (2016), Indigenous Women in Trafficking: Links Between Race, Ethnicity and Class (2018), Reposicionar la discusión sobre la cultura y los estudios culturales (2019), Fronteras de género. Subjetividades e interculturalidad. Dourados y Ciudad de México, con Losandro Antonio Tedeschi (2020). Todos esos textos ratifican por qué Gutiérrez Chong es una autoridad en la materia, con una larga trayectoria de compromiso social, que se consolida ahora con la aparición de este nuevo título.
Subyacen varios importantes paratextos que se hace necesario revisar, por ejemplo, las definiciones actualizadas y posicionadas de conceptos clave que aparecen al pie de página, listas y recomendaciones de películas y videos, referencias a exposiciones y manifestaciones artísticas, entrevistas a actores clave, o links a diversas infografías y acervos de distinto tipo. Destaca entre todos ellos, el referente a juventidades, el propio sitio del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM que alberga y socializa con total transparencia todos los materiales implicados en la generación de datos provenientes de esta investigación. Junto con mapas, la encuesta, el colorímetro y las guías de entrevista, puede accederse tanto a las más de mil fichas de entrevista como a los propios audios y fotografías in situ, por mencionar uno de los componentes más atractivos del acervo digital que constituye también una nutrida base de datos construida desde hace varios años. Da gusto ver el potencial de un sitio web universitario bien utilizado, que requiere de una ingeniosa alimentación, así como de un constante seguimiento que se traduce en accesibilidad y comodidad para los usuarios. Supongo que su existencia se ha posibilitado a partir de financiamientos adecuados que permiten la conjunción de recursos humanos y materiales necesarios para su diseño y buen funcionamiento. Se recomienda acompañar la revisión de Jóvenes e interseccionalidad… con la visita a ese sitio web y atender las diversas invitaciones interactivas que nos va proponiendo.
Tanto si se navega por juventidades como si se recorren las páginas de este libro pueden distinguirse con facilidad la convivencia entre un enfoque cuantitativo y cualitativo que hacen especialmente apetecible la metodología utilizada. Hay que destacar que la descripción y la justificación que se realiza en torno a ella es muy puntual y convincente. Así, haber recurrido a técnicas de construcción de corte cualitativo ha permitido profundizar en el ya de por sí apabullante levantamiento de datos de corte numérico recopilados a través de la Encuesta 1200 -que incluye el mismo número de casos- en el Proyecto Jóvenes de Identidades Diversas en Dinámicas Metropolitanas, realizado por el Departamento de Investigación Aplicada y Estudios de Opinión cuyo colorímetro fue replicado en la investigación que nos ocupa. Se realizaron, además cientos de entrevistas a profundidad. Gracias a un ágil diseño, en Jóvenes e interseccionalidad… podemos encontrar numerosos gráficos y tablas con un formato amable y fácilmente comprensible que constatan que lo complejo puede hacerse ver como algo sencillo aunque, en realidad, de fondo, tras cada dato revelado, hay un fortísimo trabajo de piloteo, selección y acción estratégica.
El índice de gráficas, mapas, imágenes y tablas con distribución capitular incluido al final del libro es de gran utilidad y nos ayuda a localizar con cierta facilidad tanto datos generales como territorios explorados, características de las personas entrevistadas, o datos paraguas bajo los cuales se agrupan los sujetos de estudio, tales como indicadores específicos de acuerdo con nuestro interés particular, por ejemplo, la pregunta particular respecto al salario que reciben las jóvenes o su opinión sobre el lugar donde viven. Jóvenes e interseccionalidad… es un instrumento de consulta que puede leerse de manera continua porque goza de una unidad conceptual y procedimental que lo hace sumamente provocador, pero también puede consultarse de manera intermitente ya que es atractivo para curiosos novatos y para asiduos estudiosos de la temática.
Desde luego, la interseccionalidad, “exitosa por imperfecta y porque deja cosas abiertas”, es el corazón metodológico y el núcleo central de este estudio. La tríada raza-clase-etnia plantea un enfoque interseccional que “implica analizar las diferentes maneras en que las diferentes divisiones sociales, concretamente, se juntan o separan, y cómo se relacionan con las construcciones subjetivas y políticas de las entidades” bajo una “potencialidad de desarrollo [que apuesta] por la fluidez y la maleabilidad” (25). De este modo, la interseccionalidad es la clave que permite avizorar el “entramado de saberes e imaginarios”, tal y como afirma Gutiérrez Chong en alguna entrevista (Pluriverso Digital UNAM, 2018). A partir de los datos revelados e interpretados en Jóvenes e interseccionalidad, sobre todo en lo relativo a autopercepción y autoidentificación, constatamos cómo “la identidad se construye en el día a día, a cada minuto” (Pluriverso Digital UNAM, 2018).
El esquema del libro permite transitar de manera lineal o discontinua por exposiciones de distinta índole: teórico-conceptual (cap. I y la propia introducción), teórico-metodológica (cap. II), hallazgos presentados cuantitativamente (cap. III) y los distintos capítulos que revelan autopercepciones principalmente a través de la exposición de fragmentos discursivos etnográficos acompañados de un somero análisis que siempre abre la puerta a otras investigaciones (IV a VIII). Por consiguiente, es un material sumamente propositivo y provocador; insisto en que tiene usos en varios niveles de expertise. Tal división capitular es sumamente interesante porque en cada una de sus partes va fabricando posibilidades interpretativas, siempre expandidas a la posibilidad de mayor profundización por parte de las usuarias o lectores de esta obra.
La raza se entiende como construcción social, no como categoría biológica que, para efectos del estudio en cuestión, se traduce en color de piel y apariencia física y se suma a la etnia, ligada aquí a la búsqueda de la influencia de características culturales y lingüísticas de los ancestros y sus descendientes, para completar la tríada interseccional con la clase social como clasificación socioeconómica vista a partir del ingreso y la seguridad social (Gutiérrez Chong, 2021, p. 12). Tal intersección contribuye a validar la compleja incidencia estructural de asimetrías y desigualdades en la zona estudiada misma que engloba a más de 20 millones de habitantes. Los rangos etarios agrupados y etnografiados oscilan en tres grupos: de 15-19, de 20-24 y de 25-29 que arrojan interesantísimos datos sobre la composición etnorracial de jóvenes, y se presta especial atención al género y se ausculta si han sido discriminados o han ejercido discriminación o racismo, en una autoexploración de privilegios y oportunidades.
Las consideraciones finales puestas en balance giran en torno a la definición brindada por Gutiérrez Chong sobre la naturaleza de este documento: un diagnóstico a partir del cual se desprenden “hechos, percepciones y subjetividades contextualizados en sus entornos cotidianos, laborales y educativos” (Gutiérrez Chong, 2021, 185). Datos como que, en promedio, los sujetos incluidos en estos grupos etarios obtienen como salario unos seis mil pesos, y no están a gusto con las condiciones en las que viven por distintas razones de seguridad y prestación de servicios, resaltan por su contundencia. En la muestra destaca la predominancia de preferencias heterosexuales y el catolicismo. En cambio, se reportan como sorpresivas, percepciones sobre el grupo étnico asiático como privilegiado, dato que convive al lado de que pese a que en su mayoría las personas jóvenes participantes poseen celular y acceso a internet, no juegan tanto en video como se hubiera pensado, por mencionar sólo algunos hallazgos.
El balance final conduce a aportaciones tales como el “reconocimiento de otros jóvenes, en términos de identidad sexual y de identidad indígena, afrodescendiente, mestiza y blanca” (ibid.). Se registran “las inevitables correspondencias entre apariencia física y etnicidad con condiciones socioeconómicas […] que generan desigualdades” (Gutiérrez Chong, 2021, 186). Cierra concluyente, con “el entramado […] de goce de privilegios y oportunidades” frente a “los rezagados por la exclusión estructural” (ibid.) que se cristaliza, por ejemplo, en “la aspiración de ser blanco” (Gutiérrez Chong, 2021, 187). Una aseveración que se desprende de la Encuesta 1200 es que el “resultado explica que hay correspondencia entre cadenas de opresión y de discriminación y éstas en ambas direcciones son acumulativas”. Se comprueba entonces que la esterotipia y los arquetipos entre jóvenes en México forman parte de una realidad que ha abonado a la continuidad de un proyecto esencializante de mestizaje inscrito en la matriz colonial del poder.
Este libro me hace pensar en lo dicho por Toni Morrison: “Si vas a menoscabar a alguien, te vas a ver obligado a sostener el otro extremo de esa cadena: quedarás confinado por tu propia represión”. Obras como ésta son herramientas para la comprensión de la complejidad en la que vivimos, donde observamos lo mismo bienintencionadas participaciones, que seguramente rayan en la incomprensión histórica de nuestro país, que estratégicas manifestaciones de odio de la oligarquía y la clase política más nefasta o, del otro lado, enérgicas muestras de apoyo a la transformación política actual. Este título constituye una herramienta que puede utilizarse para descolonizar y abrir fisuras. Invita a preguntarse, en primera instancia, qué sucedería si se hiciese la devolución de resultados a quienes participaron en el estudio o si lo trasladáramos a Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, El Bajío, las zonas fronterizas, entre otras.
Se trata de un libro inspirador porque nos permite hacer algunos descubrimientos. Retomo a Morrison: “Nadie habla del momento en que se da cuenta de que es blanco. O del momento en que se da cuenta de que es negro. Se trata de una profunda revelación. En ese preciso instante, ocurre algo: tienes que renegociarlo todo”. Jóvenes e interseccionalidad… nos conduce a imaginar cómo transformará la vida de alguna de esas personas participantes en el estudio, cómo transformará los deseos de las personas que lo leamos, de las y los jóvenes que se acerquen a él y si nos llevará, acaso, a apreciar de otra forma nuestra realidad. Es una fortuna que circule gratuitamente en línea.