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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.72 no.4 Ciudad de México abr./jun. 2023  Epub 08-Mayo-2023

https://doi.org/10.24201/hm.v72i4.4259 

Reseñas

Sobre Manuel Chust y José Antonio Serrano, Tras la guerra, la tempestad. Reformismo borbónico, liberalismo doceañista y federalismo revolucionario en México (1780-1835)

María Pilar Gutiérrez Lorenzo1 

1Universidad de Guadalajara

Chust, Manuel; Serrano, José Antonio. Tras la guerra, la tempestad. Reformismo borbónico, liberalismo doceañista y federalismo revolucionario en México (1780-1835). Madrid: Universidad de Alcalá, Marcial Pons, 2019. 241p. ISBN: 978-849-123-586-6.


Desde el siglo XIX el liberalismo es el rasgo distintivo que ha marcado el curso político y el discurso historiográfico de México para esta centuria. Desde entonces y hasta ahora, mucho se ha escrito para identificar el momento de arranque del principio liberal, definir su vertiente política anticolonial y analizar los fundamentos teóricos que marcan el proceso histórico en el que se definen las instituciones sobre las que se asienta la nación mexicana.

Sin embargo, este libro demuestra que no todo estaba dicho sobre el sistema liberal pese a la oleada de estudios surgida al calor del bicentenario de la independencia y de la promulgación de la Constitución gaditana de 1812, dos celebraciones que, a la luz ahora del siglo XXI, han marcado otros rumbos historiográficos sobre las independencias y la emergencia de los estados nacionales en el antiguo imperio colonial de los borbones. La convocatoria de congresos, organización de seminarios temáticos, reedición de fuentes bibliográficas, articulación de números monográficos en revistas especializadas, recopilación de textos para conmemorar las dos efemérides, fueron los espacios donde aterri za ron las nuevas propuestas de los historiadores del derecho y de la historia política en cuanto al análisis de los muchos procesos, objetos de estudio y debates surgidos alrededor de la caída del Antiguo Régimen, la construcción del Estado-nación y la génesis del liberalismo mexicano.

Tras la guerra, la tempestad… Aunque así lo pudieran sugerir el título y los temas de abordaje de esta obra: reformismo borbónico, liberalismo doceañista y federalismo revolucionario en México en el arco cronológico que va de 1780 a 1835, no es un rezago de las publicaciones surgidas en los bicentenarios vigesémicos, ni un libro que se anticipe a las contribuciones académicas que están por llegar para rememorar la consumación de la independencia mexicana de 1821. Este libro, con sello editorial español, que sale a la luz pública en el contexto de los nuevos desafíos nacionalistas marcados por agendas politizadas y polarizadas en cuanto a la organización territorial e institucional de España -y apenas ahora asordinada por los efectos sanitarios, económicos y sociales de la pandemia global-, ofrece acercamientos y reflexiones sobre el proceso de independencia mexicana, las fuentes del liberalismo y la construcción teológica del Estado-nación, reflexionados de manera diferente.

Cabe señalar que no es éste el primer trabajo conjunto de Manuel Chust y José Antonio Serrano, pues ya han abordado en común muchos temas y puntos de reflexión sobre la crisis del imperio colonial español, la revolución liberal y la emergencia de los nuevos estados nacionales. Una apuesta de trabajo para Chust y Serrano que pasa por zanjar la disociación de los discursos historiográficos liberales construidos de manera independiente a ambos lados del Atlántico. La solidez de las propuestas y avances habidos para la orilla americana gracias a los trabajos de Nettie Lee Benson, Jacques Godechot, Robert Palmer, Jaime E. Rodríguez O., Brian Hamnett, Mario Rodríguez, Timothy E. Anna, Michael Costeloe, José Barragán, François-Xavier Guerra, Antonio Annino o Josefina Zoraida Vázquez, por mencionar los más manifiestos, junto con la historiografía sobre el Antiguo Régimen y la revolución liberal burguesa construida del lado peninsular por Miguel Artola, Josep Fontana, Alberto Gil Novales o Enric Sebastiá Domingo, son el recorrido para que Chust y Serrano, formados en sendas tradiciones, conciban juntos en esta obra un mismo proceso más allá de las corrientes historiográficas nacionales que, como sabemos, han marcado, a golpe de discurso político nacionalista, distintos ritmos para los procesos insurgentes en Hispanoamérica.

A lo largo de los 10 capítulos que conforman este libro, los autores se empeñan precisamente en mostrar el sustento de su apuesta teórica y demostrar que el liberalismo fue la ideología política, cultural y económica que sustentó el triunfo de la nación y que, tanto en América como en Europa, cabalgó sobre un proceso revolucionario. Ésta es la propuesta que se aborda en este nuevo trabajo conjunto de Chust y Serrano desde el caso mexicano. Hay que mencionar que los capítulos que se reúnen ahora en esta obra han sido escritos a lo largo de más de 20 años de trabajo por los autores, con aportes publicados en revistas y obras de compilación. Sin embargo, para construir este libro no sólo se retoman estos trabajos anteriores escritos bajo los tópicos de la milicia cívica, la revolución municipal, el liberalismo doceañista, la independencia, o la jerarquía territorial, entre otros. Tras la guerra, la tempestad… aporta reflexión sobre las tres premisas que han guiado los intereses de investigación de los autores en estas dos últimas décadas de trabajo: la construcción revolucionaria del federalismo mexicano, la compleja coyuntura bélica que alumbró el Estado liberal doceañista y el paralelismo de las estructuras estatales de los Estados-nación de España y México, creadas a partir de instituciones similares.

Todo este bagaje intelectual no era suficiente para alumbrar esta obra, que se aprecia largamente pensada. Su cohesión narrativa manifiesta el esfuerzo y tiempo invertidos para realizar las amplias revisiones y modificaciones a los textos antes publicados de Chust y Serrano hasta conseguir la unidad temática necesaria para ofrecer al lector la apuesta teórica y análisis de un Estado-nación mexicano construido sobre tres pilares: el liberalismo revolucionario gaditano, común a ambas orillas del Atlántico, el liberalismo federal revolucionario y el liberalismo moderado. También se nutre esta obra de tomar en cuenta las más recientes publicaciones en torno al liberalismo de la primera mitad del siglo XIX y que aparecen como una herramienta de gran utilidad en la bibliografía final, así como de la consulta de un gran número de archivos y bibliotecas de México, España y Estados Unidos. Hay que subrayar el cuidado puesto en la edición de la obra, que se deja ver incluso en la pertinencia del epígrafe elegido: “Toda la vida es batalla, todo tiempo tempestad”, aforismo del catalán Joaquín Setantí (c. 1540-1617), maestro en esta ciencia de la expresión concisa y definitiva.

En el primer capítulo, “El siglo XX visita, con vergüenza, al liberalismo de la primera mitad del siglo XIX”, toma como punto de partida la revolución liberal americana y analiza los factores que hicieron, a lo largo del siglo XX, ver este proceso histórico de forma peyorativa debido al planteamiento de la dependencia, o al triunfo de los dos grandes hitos revolucionarios del siglo XX americano: la revolución mexicana y la revolución cubana, acontecimientos que hicieron que el término liberal quedara anclado a estas dos revoluciones y se desmarcara historiográficamente del proceso de independencia mexicana. El discurso nacionalista opacó al liberalismo.

El segundo capítulo, “El Proceso de independencia de México y su historiografía (1960-2010)”, supone un importante y sistemático aporte historiográfico que supera la mera enumeración de las obras publicadas sobre la independencia de México aparecidas entre 1960 y 2010 en un equilibrio entre el pormenor y la síntesis interpretativa. Un ejercicio bien logrado que permite no sólo no perderse en el discurso, sino seguir el hilo en el universo particular de ideas y propuestas entre el discurso de los historiadores y la llamada historia oficial. El equilibrio entre síntesis interpretativa y revisión exhaustiva está bien logrado.

Siguiendo con el recorrido capitular del libro, los capítulos 3 y 4, “La quiebra de la monarquía absoluta: luchas, liberalismo y guerra (1750-1820)” y “El poder de las ciudades (1787-1820)”, indagan en el proceso de descomposición y quiebra de la monarquía absoluta durante el último tercio del siglo XVIII. Estudiar la guerra como elemento y causa del cambio, así como la reorganización de la jerarquía territorial, permite presentar con mayor fundamento y sin vergüenza la tesis de la fundación del Estado mexicano producto del legado de unas cortes españolas y de la Constitución doceañista.

Los capítulos 5 y 6, titulados “La cuestión constitucional: soberanía versus soberano” y “El ayuntamiento, bastión de la revolución (1810-1823)”, muestran cómo la puesta en marcha del liberalismo gaditano en México provocó cambios revolucionarios frente a la postura mantenida por otros historiadores que sostienen que en el siglo XIX predominaron las continuidades del Antiguo Régimen y sus sombras llegaron hasta 1880. Los autores lo sustentan con el estudio de tres instituciones gaditanas: ayuntamientos, elecciones y milicias, así como con el análisis, en el capítulo 7: “‘Como si no hubiesen pasado jamás tales actos”’: Ilustración y doceañismo en el sexenio absolutista (1814-1819)”, donde se abordan los efectos que tuvo para las autoridades novohispanas frenar esta revolución doceañista tras el regreso de Fernando VII.

Por último, los capítulos 8, 9 y 10, “Las armas de la nación: la milicia cívica (1810-1835)”, “La revolución fiscal: las contribuciones directas (1810-1835)” y “El federalismo revolucionario (1820-1835)”, indagan sobre el profundo influjo que tuvo la Constitución de 1812 en las princípiales estructuras políticas, militares y fiscales del Estado-nación mexicano, y presentan cómo el liberalismo va asumiendo nuevos rostros pasando del gaditano al federal revolucionario hasta su transformación, a partir de 1829, cuando cesan las contradicciones que el liberalismo doceañista provocó entre las capas dirigentes y las populares, en un liberalismo moderado.

Destacar el planteamiento global que hace de esta obra una aportación de interés no sólo para los especialistas en las ciencias sociales, sino que tiene vigencia actual por abordar temas presentes en las agendas políticas tanto de España como de México.

Por último, señalar que se trata de una obra escrita por especialistas que además puede ser utilizada como manual para profesores, estudiantes de preparatoria y alumnos de universidad y posgrado.

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