A History of Book Publishing in Contemporary Latin America es el más reciente libro de Gustavo Sorá y el segundo título de la colección Routledge Studies in Global Latin America, dirigida por los profesores Peter Burke (University of Cambridge), Jorge Cañizares-Esguerra (The University of Texas at Austin), Linda Newson (School of Advanced Study, University of London) y Mark Thurner (también de la School of Advanced Study, University of London, y flacso). Según se explica sucintamente en el objetivo de la serie, ésta se propone “publicar estudios críticos que conectan las historias locales con la historia global de la modernidad”, especialmente en “aquellas áreas en las que América Latina o Iberoamérica ha desempeñado un papel pionero en la historia global”.1
Gustavo Sorá, quien es doctor en antropología social por el Museo Nacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro, actualmente trabaja como investigador independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICET) en Argentina y como profesor titular del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba, en el mismo país. Para quien conozca algunas de las obras previas de Sorá, este nuevo libro no lo sorprenderá mucho ya que es, de algún modo, una buena síntesis del vector que ha marcado sus intereses intelectuales desde hace más de 20 años. Esas obras previas son: Traducir el Brasil. Una antropología de la circulación de internacional de ideas (Libros del Zorzal, 2003); Brasilianas. José Olympio e a gênese do mercado editorial brasileiro (San Pablo, Edusp/ComArte, 2010); Editar desde la izquierda en América Latina. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI (Siglo Veintiuno Editores, 2017), y una participación relativamente reciente, junto con Paula Molina Ordóñez, en el cuarto número de Lingua Franca (2018), la revista digital de la Society for the History of Authorship, Reading and Publishing (SHARP) dedicada a las “Emerging Histories of the Book”,2 con el ensayo “The Specialization and Internationalization of Studies on Books and Publishing in Argentina”.
Vale la pena leer A History of Book Publishing in Contemporary Latin America tomando en cuenta algunas advertencias; la más obvia, pero no por ello menos importante, es que ha sido pensada para un público anglosajón. Son muchos los académicos latinoamericanos que se han cuestionado sobre la naturaleza del diálogo, que es deseable, necesario y posible tener con la academia “anglo” y, aunque no todos están de acuerdo en el modo de aterrizar esos tres ejes -lo volitivo, lo preciso y lo factible-, es claro que en escasas circunstancias se ha llegado verdaderamente a una igualdad de puntos de escucha con los pares del norte (valga aclarar que no hablo de puntos de aceptación e inclusión de lo que se hace de este lado, sino de una aspiración más modesta: ser “escuchados”). En ese sentido, este libro es un buen paso para lograr una paulatina “escucha” de las aportaciones en un campo de conocimiento -el de los estudios del libro- que cuenta con gran vitalidad en la región.
La segunda consideración que es preciso tener en cuenta es que la obra aparece en una colección de títulos de extensión breve; en esa medida, aunque sorprende la falta de referencia a varios estudios directamente relacionados con las materias tratadas por el autor, especialmente para el caso mexicano, pueden ser comprensibles algunas de las estrategias a las que ha recurrido Sorá en función justamente de la colección: la sobredimensión de ciertos personajes y situaciones, la simplificación del aparato crítico y lo sucinto de algunas explicaciones.
Ya en el artículo de la revista de la SHARP, Sorá y su coautora advertían la fuerte dependencia -que no interdependencia- que la historia del libro de Brasil y Argentina ha desarrollado respecto de la tradición intelectual francesa, cosa que en casi 10 años3 no se ha logrado modificar; esa misma condición parece seguir siendo una meta díficil de redireccionar, y a lo francés se suma ahora el norte anglosajón.
Este libro se propone ofrecer una historia cultural de América Latina vista a través del prisma del quehacer editorial de las tres principales potencias editoriales de la región. Con un enfoque conceptual y metodológico procedente de la sociología, con abundantes fuentes de archivo -que se remontan a las empleadas en las obras previas del autor-, así como cierto trabajo etnográfico en varias ferias del libro, como las de Río de Janeiro, Buenos Aires, Fráncfort y Guadalajara, Sorá aborda cómo algunos de los editores latinoamericanos más sobresalientes y conocidos, así como los sellos que ellos gestaron, especialmente en el periodo comprendido entre las décadas de 1930 y 1970, imaginaron “una región”. Y justamente ese espacio geográfico imaginado -muchas más veces fracturado que integrado- es uno de los puntos que demuestra la complejidad y la dificultad que enfrenta el autor al armar su relato. Si bien puede parecer que Sorá entiende el “latinoamericanismo editorial” como un marco ideológico a la vez que afectivo, la idea de región que nos ofrece se remonta para cada una de las tres esferas nacionales que aborda a tiempos históricos y momentos de desarrollo diferentes. Sin afán de falsear un sincronismo difícil de parear, esos tiempos discontínuos en la narración distorsionan la mirada sobre la evolución del campo de estudio analizado y las disciplinas que en él convergen. Si para el caso de Agentina el autor arranca con la mención de la edición porteña de El contrato social de Rousseau en 1810, y no deja de mencionar algunas referencias del siglo XVIII, en cambio para México y Brasil el recuento que ofrece se inicia en la década de 1930, relacionados con las condiciones de surgimiento del Fondo de Cultura Económica y el Instituto Nacional do Livro, respectivamente. La discontinuidad en la estructura narrativa de las secciones nacionales de esta obra se advierte también en la falta de un panorama historiográfico del campo de estudios para los casos de Brasil y México, disparidad difícil de explicar tomando en consideración el conocimiento que el autor tiene sobre los estudios que existen para ambos países.
La obra está organizada en cuatro partes con dos secciones cada una: las primeras tres dedicadas a Argentina, México y Brasil, respectivamente, y la final a las perspectivas transnacionales. La parte dedicada a Argentina, la única que cuenta con una perspectiva historiográfica robusta que permite comprender varios de los planteamientos del autor y ubicar a los actores principales del relato, arranca con una radiografía de la configuración actual del campo de estudios del libro y la edición en ese país. El segundo aspecto que se aborda en esa sección es la figura del editor y traductor Gregorio Weinberg y su decisivo papel en la gestión de colecciones de historia y cultura nacional y de pensamiento filosófico en su relación con la filial argentina de la editorial Hachette.
La parte que se dedicó a México tiene como eje rector el surgimiento del FCE y la gestión editorial tanto de Daniel Cosío Villegas como de Arnaldo Orfila Reynal, con especial atención a las colecciones de orientación latinoamericana que vieron la luz en esa casa, así como la relación que se fue creando entre la matriz y las filiales en la región. Esta sección es rica en detalles, fragmentos de epistolarios y otros materiales de archivo, y se corona con la exposición de la deriva a la izquierda de la línea editorial que Orfila inició en el Fondo de Cultura Económica, motivó su injustificado cese a la cabeza del sello y propició el nacimiento de Siglo Veintiuno Editores.
La tercera parte del libro atiende al surgimiento del campo editorial de Brasil, el tema de la tesis doctoral del autor, y en ella se exponen, en primer lugar, las condiciones políticas y económicas que permitieron la emergencia de un mercado nacional y las instituciones que lo apuntalaron -como el Instituto Nacional do Livro y su publicación principal: Anuário Brasileiro de Literatura-, así como el papel que jugó el editor José Olympio, dueño y conductor de la librería y editorial que llevó su nombre.
La última parte aborda dos aspectos de lo transnacional: el papel de la Feria de Fráncfort en la definición de algunas de las variables del mercado del libro latinoamericano, específicamente la edición independiente; y la función de México, Buenos Aires y São Paulo como bastiones de “amplificación” mundial de numerosos autores franceses de ciencias sociales.
Finalmente, la claridad y honestidad con la que Sorá explica su filiación con cada una de las partes y temas de la obra merece especial mención. En lo que denomina su “taquigrafía intelectual”, el autor expone cómo cada una de las secciones corresponde y obedece a sus condiciones vitales e investigativas, lo que hace comprensible y a la vez entrañable el resultado final. Si bien el título del volumen presenta varios aspectos problemáticos epistemológicamente hablando respecto del desarrollo del contenido, valorar en su justa medida ese periplo personal permite aquilatar la aportación de uno de los más destacados exponentes actuales de los estudios del libro y la edición en América Latina.