El terreno de la filosofía en India, y en particular de sus vertientes hinduistas, ha tendido a convertirse en un área de estudio y discusión de unos cuantos especialistas enfrascados en discusiones tan abstrusas que casi nadie entiende. Para el público en general se trata de una tierra ignota en la cual rara vez se aventura. Por fortuna, de vez en cuando surge algún trabajo dedicado a inspeccionar aspectos cruciales y presentarlos de manera inteligente a un público amplio. El presente libro de Óscar Figueroa se dedica a discutir el fenómeno de la apófasis, o “negación”, en el ámbito del discurso teológico de la India antigua. En particular, el texto lidia con la obra y las ideas de Abhinavagupta, importante filósofo de los siglos X-XI. Independientemente de que el marco temporal (India antigua) se pudiera objetar desde algunas perspectivas historiográficas (es antiguo, pero no tan añejo como la época védica), El arte de desdecir ofrece una mirada refrescante sobre cuestiones hermenéuticas fundamentales en la filosofía india.
Amén de la dificultad intrínseca de estas temáticas, desde hace varias décadas los estudios serios sobre filosofía india han tendido a disminuir en lenguas europeas. En español, además, siempre ha sido sumamente escaso el material. El volumen aquí reseñado ofrece una profunda mirada sobre aspectos discursivos relevantes, desde una perspectiva erudita y cuidadosa, amparada también por un fuerte rigor filológico. Una de las fortalezas del texto es la manera tan rigurosa e ingeniosa con la que el autor se involucra con un tema que puede resultar complicado, pero no es la única. Hasta donde sé, no existe otro libro publicado en español que aborde el tema.
Dentro de los discursos filosóficos y teológicos en torno de una realidad última y suprema, un tópico de especial importancia ha sido el de la inefabilidad. ¿Cómo designar y expresar aquello que por naturaleza es imposible de decirse? En la India antigua esta preocupación tuvo lugar en muchos momentos y en varias corrientes de pensamiento. Lo que El arte de desdecir realiza es desvelar las conexiones filosóficas y argumentativas que vinculan la especulación más añeja (en particular, la del mīmāṃsā) con hermenéuticas posteriores (en concreto, la de Abhinavagupta). Más que tratarse de una adopción mecánica de la retórica apofática, Figueroa intenta demostrar las creativas maneras en que Abhinavagupta reinterpretó dicha herramienta discursiva.
El volumen está dividido en tres partes: la primera ofrece una discusión general acerca de la apófasis o retórica de la negación, que toma en cuenta las dinámicas de la exégesis tanto dentro como fuera de India. Lo que le importa al autor es sobre todo insistir en que el discurso apofático acerca de la inefabilidad en la filosofía antigua se apoya más en un “desdecirse” que en una mera negación de atributos. En buena medida, el ejercicio hermenéutico se construyó parcialmente a partir de cuestiones que giraban en torno de la especulación, el ritual y la experiencia religiosa. Esto nos lleva al borde de eso que llamamos mística, problema ante el cual Figueroa advierte: “La propuesta […] consiste, pues, en acercarnos a nuestro objeto de estudio sin presuponer la realidad, experiencial o psicológicamente, de lo que encontramos en los textos, y sólo en un momento posterior preguntarnos si hay algo que podamos llamar místico o si tal pregunta tiene alguna relevancia” (p. 88).
La segunda parte rastrea los modos que ha adoptado la apófasis en India; comienza con las upaniṣads, pasa por el budismo y cubre el amplio discurso tántrico, sobre todo en su vertiente de la escuela de Cachemira. Aquí el tópico que dirige la discusión es el de la inefabilidad (anākhyā), articulado en especial a través de la dicotomía de las voces sánscritas anuttama y niruttara, lo cual a su vez implica reflexionar en otro sustantivo afín: anuttara. La discusión posee como focos principales las metodologías de las filosofías krama, trika, spanda y pratyabhijñā, asociadas con el śivaísmo de Cachemira. Figueroa arguye que la elección de uno u otro término (o “superlativo enfático”) responde a preconcepciones concretas en la mente del autor o escuela en cuestión: “el uso de estas palabras parece estar encaminado a transmitir un sentido mucho más amplio que el asociado con una supremacía jerárquica y vertical” (p. 166). Todo ello asienta el terreno que permitirá la discusión del siguiente capítulo.
La tercera parte aterriza en la obra de Abhinavagupta y discute los términos, la metodología y las implicaciones hermenéuticas de la filosofía y el lenguaje apofático que dicho autor desarrolla. Con un enfoque en la actividad interpretativa de Abhinavagupta, el autor discute los “horizontes” taxonómico, lingüístico, litúrgico y antropológico del término anuttara, crucial en la retórica abhinavaguptiana. Una vez más entran en juego las nociones de experiencialismo y supremacía divina, pero también cuestiones salvíficas y de connaturalidad. Por complejo y contradictorio que parezca el intento de expresar lo inexpresable, el libro inspecciona “un discurso teológico que se resiste a condenar a muerte a su dios, incluso si ello significa renunciar a dar cuenta de su propia razón de ser, renunciar a decir quién es ese dios” (p. 255). Desde luego, resulta complicada la tarea de construir un discurso hermenéutico apofático que, al mismo tiempo, busca afirmar la supremacía de la divinidad, pero justo allí es donde reside el poder salvífico de su teología, algo que el autor logra desmenuzar con agudeza.
El arte de desdecir está apoyado en un aparato crítico y metodológico finamente articulado, además de que recurre a una bibliografía vasta y pertinente, que asimismo incluye fuentes originales en sánscrito (otra de las virtudes de la obra); así, el autor demuestra su capacidad e incuestionable dominio del tema. La manera en que Figueroa hace converger la apófasis con el papel de la imaginación y el asombro me parece ingeniosa y distingue su texto de otros relacionados con el tópico central. Aunque sería un lector ya iniciado en los derroteros de la filosofía india quien mayor provecho pueda derivar de este volumen, el público en general también podrá hallar una lectura atrayente y sugestiva. Por considerar que se trata de un tema complicado, Óscar Figueroa logra con eficacia producir un texto que no se pierde en ambigüedades y oscuridades innecesarias, sino que arroja luz sobre distintos artículos y términos del discurso negativo en India y en Abhinavagupta.
Sin duda, el trabajo contribuye sustancialmente al mundo de la filosofía y, desde luego, al de la historia de las ideas en India; posiblemente entre los subtemas pueden considerarse también la interpretación o hermenéutica, el tantrismo y la filosofía del lenguaje. En este sentido, el texto puede apelar de igual manera no sólo a los interesados en el pensamiento de India, sino también a quienes se dedican a la filosofía, la religión o la hermenéutica, asignaturas que se beneficiarían al integrar volúmenes como éste en sus listas de lectura.