Aurangzeb (1618-1707), sexto emperador mogol, es una de las figuras históricas más polémicas y poco entendidas de la historia del sur de Asia. Esto se debe a juicios equivocados e ideas erróneas generados en el periodo colonial, los cuales persisten hasta nuestros días. En la cultura popular se le concibe como un gobernante intolerante, fanático musulmán y antihindú, que provocó la ruina del imperio. Sin embargo, como han señalado varios historiadores, las evidencias que sustentan estas ideas son débiles y exageradas, ya que se refieren a eventos aislados o de incidencia menor. Son estas razones las que llevan a Audrey Truschke a intentar reconstruir la vida de Aurangzeb de la manera más completa y objetiva posible.
Para esta biografía poco convencional, Truschke recurre a fuentes de origen diverso: textos y archivos de la corte, crónicas de viajeros y diplomáticos europeos, así como inscripciones y poemas en distintas lenguas y compuestos en distintos periodos del imperio mogol. La obra emplea las herramientas de una investigación académica, pero con un lenguaje accesible para cualquier tipo de lector, con el fin de confirmar y aclarar ciertos aspectos sobre el reinado y la persona de Aurangzeb. Se señala la necesidad de entender a esta figura en su contexto sin recurrir a juicios y estándares de nuestra época. Así, se observa una continuidad y una congruencia no sólo con la dinastía mogola, sino también con la conducta de otros gobernantes del mismo periodo.
La estructura del libro se guía por ejes temáticos y conceptuales relevantes durante el reinado de Aurangzeb, y por las interpretaciones y los usos que se les han dado. El volumen consta de ocho capítulos, un epílogo y un ensayo bibliográfico donde se reflexiona sobre la producción de conocimiento histórico y se enlistan las fuentes consultadas. Este diseño capitular proporciona un sentido de unidad interesante que, si bien no se desarrolla de manera estrictamente cronológica, permite echar un vistazo a la compleja figura del emperador.
Consciente de las opiniones que Aurangzeb suscita hoy en día, Truschke inicia su obra con la revisión de las distintas interpretaciones y los estudios hechos sobre el emperador a lo largo de la historia, tanto en el aspecto académico como en el político y el social. Se mencionan los conceptos y los eventos claves de su reinado, así como su recepción y las consecuencias en su contexto. De igual forma, son importantes las comparaciones con acontecimientos y políticas similares de sus predecesores.
A lo largo del libro, la autora retoma significativos datos biográficos de Aurangzeb. Por ejemplo, el capítulo 2 versa sobre su vida como príncipe y el desarrollo de su carrera política y militar, así como acerca de la guerra de sucesión y su posterior ascenso al trono. Se describen las condiciones en que la nobleza mogola crecía y se formaba, y ciertos sucesos esenciales para su vida y su carrera. El capítulo 7 relata las últimas décadas de su vida, en las que emprendió una última expedición hacia el sur para pasar sus años finales en el campo de batalla. Durante estas campañas en el Decán, escribió algunas cartas a generales, funcionarios y miembros de su familia con reflexiones acerca de su vida y el destino del imperio. Aquí, Truschke destaca la preocupación de Aurangzeb por el futuro. Tenía tres hijos, pero a ninguno lo consideraba apto para remplazarlo. El emperador murió por causas naturales a principios de 1707 en Ahmednagar. Según su última voluntad, fue enterrado en una tumba sin nombre ubicada en un santuario sufí.
El último capítulo del libro es una breve descripción de los acontecimientos tras su muerte. En menos de dos años, su segundo hijo, Muazzam, mató a los otros dos, como era costumbre, y subió al trono con el nombre de Bahadur Shah. Los problemas empeoraron con su ascenso, pues, a diferencia de su padre, se sintió abrumado por la oposición. Bahadur Shah murió en 1712, y posteriormente el Imperio se fracturó a un ritmo acelerado. En 1739, el shah de Persia, Nadir Shah, saqueó Delhi y destruyó el honor que quedaba. Truschke señala que el imperio mogol nunca se recuperó de esta incursión, y sobrevivió como una sombra hasta mediados del siglo xix. También evalúa el reinado de Aurangzeb comparándolo con los reyes anteriores, y apunta que, si se rompieron algunos precedentes, fue en menor medida de lo que hoy en día se piensa.
En cuanto al reinado de Aurangzeb, Truschke destaca dos aspectos: la actividad política y militar, y la dimensión social y cultural. Las campañas militares permitieron la expansión territorial del imperio; sin embargo, también debilitaron su control. Por otra parte, el rompimiento y la formación de alianzas produjo levantamientos en varias partes del territorio. Se realizaron cambios en el protocolo y las actividades de la corte, que se volvió más austera, lo que transformó sus asociaciones y sus simbologías. La autora subraya asimismo la dispersión del patronazgo, lo que significó un estímulo importante al desarrollo de las culturas regionales.
Los aspectos administrativos y jurídicos y la relación con la comunidad hindú son los ejes temáticos de la obra. En este sentido, se describen las políticas creadas para disminuir la corrupción entre los funcionarios de las provincias y se mencionan aspectos sobre la seguridad y el uso de las fuerzas del Estado para sofocar revueltas, así como el aumento, más que en cualquier otro periodo, del personal hindú, tanto en puestos administrativos como en posiciones de alto cargo. Truschke señala que el uso de la violencia en este periodo era bastante común y que muchas veces se debió a oposiciones políticas. Estas acciones respondieron a cuestiones pragmáticas más que a la procedencia religiosa de los actores en cuestión, lo cual rompe con el mito del supuesto odio de Aurangzeb hacia los hindúes.
La manera en que Aurangzeb se veía a sí mismo, como un gobernante musulmán devoto, se describe detalladamente en esta obra. Mientras que la mayoría de los académicos enfatiza el carácter interno de su devoción, Truschke se centra en sus acciones externas como emperador. La tensión entre sus ideales religiosos y los intereses del Estado generó, al igual que con sus antecesores, problemas con los ulemas. Aurangzeb trató de calmarlos al proporcionarles múltiples ingresos a través de su nombramiento como censores y recolectores del jizya, además de ser comisionados para escribir una compilación de leyes conocida como Fatawa-i Alamgiri. Para ello recurrió a nociones islámicas de justicia y moralidad, con el fin de proyectarse como líder.
Sin duda, la relación de Aurangzeb con las comunidades religiosas, en especial con las hindúes, es uno de los aspectos más controversiales de su reinado. A lo largo del libro, particularmente en el capítulo 6, se busca neutralizar la imagen del emperador como destructor de templos por medio del análisis tanto de las políticas que otorgaron protección a los sitios de culto como de sus periódicas decisiones de profanar o demoler dichos lugares. Truschke plantea que la noción de justicia de Aurangzeb incluía cierta libertad de religión que lo llevó a resguardar la mayoría de los templos; no obstante, cuando los intereses del Estado mogol se veían amenazados, el emperador no dudó en atacar las instituciones y a los líderes religiosos considerados sediciosos o inmorales. La mayoría de los templos que Aurangzeb tuvo como objetivo estaban en el norte de India, así como en la región sur del Decán. Incluso cuando se enfrentó a una oposición significativa en la expansión hacia el sur, usó otras tácticas para cumplir sus objetivos. Tanto el rey como sus oficiales entendieron que la destrucción de templos era una medida extrema y la usaron con moderación.
El epílogo ofrece una visión general de la manera en la que los historiadores han abordado las fuentes que documentan la vida y el reinado de Aurangzeb, así como las dificultades que conllevan. Una vez que los académicos tienen acceso a documentos del periodo, la interpretación es uno de sus mayores obstáculos. Truschke sugiere leer las fuentes históricas con sumo rigor, colocando los textos en sus contextos sociales y literarios más amplios, sopesando y evaluando las pruebas, y comparando los textos entre sí. Por esta razón, el ensayo bibliográfico, cuya aplicabilidad se vislumbra en el ámbito académico, incluye algunas fuentes primarias y secundarias útiles para el estudio de Aurangzeb, además de la lista de las principales obras consultadas por la autora al escribir el libro.
Aurangzeb. The life and legacy of India’s most controversial king propone ver con una nueva mirada al polémico emperador, analizando sus acciones y sus políticas en concordancia con sus nociones de moralidad y justicia, sin olvidar nunca sus intereses políticos y sus implicaciones sociales y culturales. El objetivo es dar sentido a estos aspectos de la vida del rey en lugar de seguir resaltando la imagen contemporánea de un Aurangzeb intolerante y fanático, precursor del conflicto comunalista hindú-musulmán.