La Veterinaria tuvo su origen científico y académico como resultado de la ilustración francesa. El abogado Claude Bourgelat, fue el promotor y director de la primera escuela de veterinaria en el mundo, a pesar de las intrigas de la corte de Versalles.
Después de la independencia de México, se requerían hombres capaces de administrar los recursos renovables del país. El abogado Lucas Alamán, supo influir en el gobierno del presidente Antonio López de Santa Anna, quien firmó el 17 de agosto de 1853 el decreto, donde en el Colegio Nacional de San Gregorio, se impartirían las carreras de Veterinaria y de Agricultura.
Nueve años después egresaron los primeros alumnos con el título de Profesor Veterinario, José E. Mota y José de la Luz Gómez, sobresalieron y generaron nuevas áreas de conocimiento en México. Asimismo, a finales del siglo XIX, la veterinaria cobró importancia, debido a que se necesitaba que los productos de origen animal fuesen inocuos para el consumo humano.
Durante la Revolución Mexicana (diciembre de 1914), la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria, cerró sus puertas de forma definitiva, así terminó la etapa formativa de la veterinaria.
El 11 de abril de 1916 empezó un nuevo periodo, se creó la Escuela Nacional de Veterinaria, a través de un decreto emitido por el Jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza. Para 1929, la entonces Escuela Nacional de Medicina Veterinaria, se incorpora a la Universidad Nacional de México, cuando esta adquiere su carácter de autónoma.
Han pasado 88 años y se han superado grandes retos para formar veterinarios comprometidos en la salvaguarda de la salud animal y la seguridad alimentaria, pero siempre orgullosos en su origen.