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El trimestre económico

versión On-line ISSN 2448-718Xversión impresa ISSN 0041-3011

El trimestre econ vol.76 no.303 Ciudad de México jul./sep. 2009  Epub 20-Nov-2020

 

Artículos

Efecto del incremento en el precio de los alimentos en la pobreza en México

Juan Carlos Chávez Martín del Campo1  2 

Héctor Juan Villarreal Páez1  3 

Ricarco Cantú Calderón1 

Horacio Edgardo González Sánchez1 

1 Centro de Estudios de las Finanzas Públicas.

2 Universidad de Guanajuato.

3 Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública.


Resumen:

En México el reciente aumento internacional en el precio de los alimentos ha afectado más que proporcionalmente a los sectores más marginados de la población. La presente investigación evalúa el efecto de dicho aumento en la pobreza, considerando la capacidad de sustitución en el consumo de las familias. Además, se analiza la eficiencia en la focalización de diferentes mecanismos de asignación de recursos públicos, y se encuentra que la utilización del padrón de beneficiarios de algunos programas sociales como Oportunidades representa una mejora en relación con otros esquemas de asignación, como los subsidios a los alimentos y las transferencias universales. Sin embargo, un porcentaje importante de la población en situación de pobreza alimentaria no está protegido por la red de programas sociales, por lo que uno de los desafíos fundamentales del gobierno Federal será el de ampliar su cobertura en el corto y mediano plazos.

Palabras clave: precios de alimentos; pobreza; transferencias; focalización; México

Abstract:

In Mexico, the recent upsurge of the global food prices have affected, more than proportionately, the most margined sectors of the population. The present study evaluates the impact of those price increases on poverty, considering the substitution ability of the families in their consumption. Different targeting mechanisms were analyzed in their efficiency for allocating public funds. In this case, using the platform of social programs such as Oportunidades represents an improvement with respect to other mechanisms such as food subsidies and universal transfers. However, it is important to remember that a large share of the Mexican population be low food poverty line does not receive any support from social programs. For the Federal Government, this represents a challenge to extend their coverage in the short and medium term.

Clasificación JEL: D12, H53, I32, I38, Q11.

Introducción

A partir de 2005 la comunidad internacional ha experimentado incrementos considerables en los precios de varios productos agrícolas de gran importancia para el consumo humano. Por ejemplo, entre enero de 2005 y junio de 2008 el precio internacional del maíz, producto de gran relevancia para la dieta de los mexicanos, se incrementó 241%, el del arroz, 670%, y el del trigo, 279.3% (Banco Mundial, 2008a). En México el valor unitario o precio medio de la canasta de productos agropecuarios importados se incrementó de manera significativa a partir de 2006. Al cierre de marzo de 2008 el valor unitario de dicha canasta tuvo un incremento de 62% en relación con 2005. Entre los productos cuyo encarecimiento ha significado un efecto importante para el país sobresalen el maíz, el trigo, la soya y la leche en polvo (Banxico, 2008).

El incremento en los precios de los alimentos ha sido causado por varios factores: aumento en los precios de los energéticos y los fertilizantes; un incremento en la demanda por biocombustibles; sequías en Australia y otros países, e incluso el mayor poder adquisitivo de algunas naciones como China e India (IFPRI, 2008; FAO, 2008; Banco Mundial, 2008b).

Dos factores de esta lista merecen especial atención. El mayor crecimiento económico de China e India ha contribuido a la expansión en el consumo de cárnicos en estos países, lo que a su vez ha influido en la demanda de forrajes para alimentar el ganado. El otro factor es la creciente demanda de etanol como biocombustible. Debido al incremento de la demanda de maíz para producir biocombustibles, algunos agricultores han sustituido la producción de trigo y soya por la de maíz, lo que ha contribuido a incrementar el precio de estos productos.

La reacción internacional no se ha hecho esperar, por lo que los gobiernos nacionales han aplicado una serie de medidas de política para enfrentar el problema. Respecto a la demanda, Bangladesh, Bolivia, Ecuador, Estados Unidos, India, Indonesia, Marruecos, México, República de Corea, Rusia, Turquía y los integrantes de la Unión Europea han relajado los controles a la importación de diversas materias primas alimenticias (Banxico, 2008). Azerbaiján, Benin, Camerún, China, Ecuador, Egipto, Malasia, Rusia, Senegal y Ucrania han establecido subsidios, controles de precios y eliminación de impuestos al consumo de alimentos. Estas reacciones han genera do mayores presiones en los mercados de productos agrícolas, lo cual se traduce en precios más altos de los alimentos (Banxico, 2008; IFPRI, 2008).

A pesar de la preocupación creciente, tanto de la opinión pública como del gobierno Federal, en relación con el incremento en los precios de los alimentos, existe poca información acerca del efecto que dicho aumento tendrá en la pobreza en México. Esta preocupación está fundamentada, ya que los hogares pobres en nuestro país dedican prácticamente la mitad de su gasto a cubrir sus necesidades alimentarias.

La presente investigación tiene dos objetivos fundamentales. En primer lugar, se analiza el efecto de los incrementos en el precio de los alimentos en la pobreza en México. En segundo lugar, se evalúa una serie de mecanismos de asignación de recursos a la luz de las acciones instrumentadas por el gobierno Federal para enfrentar la contingencia alimentaria. Durante el primer semestre de 2008 el gobierno Federal presentó una serie de acciones para apoyar la economía familiar, las cuales se sustentan entres grandes ejes (Sedesol, 2008): i) facilitar el abasto y el acceso de los consumidores mexicanos a los mejores precios de los alimentos en el mercado internacional; ii) impulsar la producción de alimentos y aumentar la productividad del campo, y iii) proteger el ingreso de las familias más pobres. Esta investigación se centrará en el último de los ejes, que consiste básicamente en transferir 120 pesos mensuales a las familias que participan en algunos programas sociales, como Oportunidades, Apoyo Alimentario Diconsa y Apoyo Alimentario a Zonas Marginadas.

Comparado con artículos recientes que analizan el efecto del aumento en el precio de los alimentos en la pobreza (Ivanic y Martin, 2008; Dessus, Herrera y De Hoyos, 2008), este artículo utiliza las variaciones compensatorias y equivalentes implica das por las variaciones en los precios relativos, en lugar de aproximaciones lineales a las mismas, para estudiar los efectos del incremento de precios en la pobreza. Para ello se estimó un sistema de demanda cuadrático casi ideal (SDCCI), que incorpora posibles modificaciones en el comportamiento de las familias. Por otra parte, el estudio utiliza la metodología oficial de medición de la pobreza del gobierno Federal para analizar no solamente los efectos, sino también para comparar diferentes opciones de política pública para enfrentar el problema, incluyendo la estrategia adoptada por el propio gobierno.

El artículo está dividido en cuatro secciones. La sección I presenta una breve descripción de las medidas de pobreza utilizadas, así como de la metodología oficial para la medición de la pobreza; la sección II describe la pauta de consumo de alimentos de las familias pobres y la estructura de precios que enfrentan, para lo cual se estima un índice de precios para los pobres y la característica distribucional de los alimentos que consumen; la sección III simula el efecto de una serie de incrementos en los precios de los alimentos en la pobreza por medio de un SDCCI. La sección IV compara el esquema de transferencias del gobierno Federal para enfrentar el aumento de precios con otros esquemas de asignación de recursos en el marco de la teoría de focalización. Al final se presenta las conclusiones. La metodología y la descripción de los datos utilizados se encuentran, respectivamente, en los apéndices 1 y 2.

I. La medición de la pobreza en México

En México la Ley General de Desarrollo Social indica que corresponde al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) establecer los lineamientos y criterios para la definición, identificación y medición de la pobreza (Coneval, 2006). Este Consejo está integrado por el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, por un secretario ejecutivo y por seis académicos.1

El Consejo decidió que la metodología más sencilla y transparente era establecer líneas de pobreza monetarias empleando el ingreso neto total per capita como indicador de bienestar. Este ingreso considera ingresos corrientes monetarios y no monetarios. Además, estableció tres líneas de pobreza: alimentaria, de capacidades y de patrimonio. La primera hace referencia a una canasta alimentaria básica;2 la segunda corresponde a los gastos necesarios para cubrir necesidades de alimentación, salud y educación; finalmente, la línea de pobreza de patrimonio representa el valor de la línea de pobreza de capacidades más gastos en vivienda y transporte considerados como necesarios. Estas líneas de pobreza se crea ron tanto para zonas rurales (comunidades con menos de 2 500 habitantes) como para zonas urbanas (comunidades con más de 2 500 habitantes).

Medición de la pobreza

Sea (y 1, ..., y n ) el vector de ingresos de una población compuesta por n individuos. La función de pobreza π(y l , z) nos dice cuán pobre es un individuo con ingreso y l cuando la línea de pobreza es z.

El índice de pobreza más utilizado es la proporción de pobres

H=1nl=1n1(yl<;z) (1)

en que la función de pobreza es sencillamente

π(yl,z)=1(yl<;z) (2)

Es decir, una función binaria que es igual a 1 si el individuo es pobre y 0 si no lo es. Utilizando la metodología del Coneval se estimó que para 2006 en alrededor de 13.8% de la población padecía pobreza alimentaria, mientras que en las áreas rurales y urbanas la proporción de pobres ascendía, respectivamen te, a 24.5 y 7.5 por ciento.

La incidencia de la pobreza, aunque constituye una primera descripción del problema, presenta algunas limitaciones, en particular por que no es sensible a la distribución del ingreso por debajo de la línea de pobreza. A partir del trabajo seminal de Sen (1976) se hace especial hincapié en la intensidad de la pobreza, para lo cual se incorporó un aparato axiomático que sirvió de punto de partida para la construcción de medidas de pobreza.3 En particular, Sen resaltó la importancia de dos axiomas: i) axioma de monotonicidad: ceteris paribus, la disminución en el ingreso de un individuo pobre debe incrementar la medida de pobreza, y ii) axioma de transferencia: ceteris paribus, la transferencia de ingresos de un individuo pobre hacia un individuo con mayores ingresos debe incrementar la medida de pobreza.

Foster, Greer y Thorbecke (1984) propusieron una medida de pobreza que respeta estos axiomas pero con ciertas condiciones:

Pα=1nl=1n1(yl<;z)(zylz)α (3)

El parámetro α mide la importancia relativa que se le da a la intensidad de la pobreza: cuanto mayor sea α, mayor peso se le asigna a los hogares pobres con menores ingresos. Esta medida de pobreza respeta el axioma de monotonicidad para α > 0 y el axioma de transferencia para α > 1. Además, la familia P α se puede descomponer en subgrupos, por ejemplo, la pobreza nacional se establece como la suma de la pobreza rural y la pobreza urbana.

II. Características del consumo e inflación de los alimentos

Una vez definida la manera de medir la pobreza, la presente sección describe las pautas de consumo de la población en general y de los individuos en situación de pobreza alimentaria en lo particular, así como en los movimientos en los precios de los alimentos ocurridos en los años recientes. Se estima, además, la característica distribucional de los alimentos para ubicar los grupos de alimentos que poseen un peso relativo mayor en el consumo de los individuos en situación de pobreza, lo cual sir ve como marco de referencia en el análisis de políticas públicas que se presenta en la sección IV del artículo.

El cuadro 1 presenta la proporción del gasto total que se destina al consumo de alimentos, para lo cual se clasificó a las familias por su situación de pobreza (pobres y no pobres) y por la ubicación geográfica de las mismas (áreas rurales y urbanas). Las familias rurales destinan en promedio mayor porcentaje de su gasto total al consumo de alimentos en comparación con sus contrapartes urbanas: mientras que los pobres rurales destinan en promedio 47.5% de su gasto total al consumo de alimentos, los pobres urbanos destinan poco más de 42%, es decir, una brecha de aproximadamente 5.5%. Por su parte, la brecha entre los no pobres rurales y los no pobres urbanos es de aproximadamente 8 por ciento.

Cuadro 1 Gasto total en alimentos como porcentaje del gasto totala  

Pobre No pobre Global
Rural 47.5 38.7 40.4
(0.632) (0.339) (0.306)
Urbano 42.7 30.6 31.3
(0.580) (0.156) (0.154)
Nacional 45.7 33.1 34.4
(0.454) (0.155) (0.150)

a La cifra entre paréntesis es el error estándar.

En lo referente al consumo de cereales, leguminosas y tubérculos, el cuadro 2 presenta información relacionada con la pauta de consumo de los pobres rurales y urbanos. Como proporción del gasto total, el consumo de maíz es el ce real más importante para los pobres rurales y urbanos (6.4 y 5.3%, respectivamente). En las zonas rurales le siguen las leguminosas (3%), el trigo (2.5%), los tubérculos (0.7%) y el arroz (0.6%). La importancia relativa de estos productos cambia en el caso de los pobres urbanos, ya que al maíz le siguen el trigo (2.5%), las leguminosas (1.3%), los tubérculos (0.6%) y el arroz (0.3%).

Cuadro 2 Consumo de cereales, leguminosas y tubérculosa. (Porcentaje) 

Maíz Trigo Arroz Leguminosas Tubérculos
Rural Pobre 6.4 2.5 0.6 3.0 0.7
(0.227) (0.105) (0.032) (0.139) (0.046)
No pobre 3.7 2.0 0.3 1.1 0.5
(0.077) (0.051) (0.013) (0.034) (0.019)
Urbano Pobre 5.3 2.5 0.3 1.3 0.6
(0.166) (0.095) (0.020) (0.076) (0.036)
No pobre 1.8 1.5 0.1 0.4 0.3
(0.022) (0.019) (0.003) (0.008) (0.005)

a La cifra entre paréntesis es el error estándar.

La gráfica 1 presenta el índice nacional de precios al consumidor (INPC) presentado por el Banco de México y un índice de precios para los pobres alimentarios4 (INPC de los pobres). A partir de 2004 se observa la existencia de una brecha entre el INPC de los pobres y el INPC general que se ha mantenido hasta ahora. Una pauta similar se presenta en el caso del índice de precios de los alimentos (véase gráfica 2).

Gráfica 1 INPC general 

Gráfica 2 INPC alimentos 

Asimismo, se estimó la inflación de la canasta de alimentos utilizada en el cálculo de la línea de pobreza alimentaria, tanto rural como urbana. Mientras que, antes de 2004, la inflación general era mayor que la de los pobres, esta tendencia se ha revertido, manteniendo una inflación de la línea de pobreza alimentaria superior de uno a dos puntos respecto a la inflación general (gráfica 3). Por ejemplo, mientras que en el periodo 1998-2000 la tasa de crecimiento del INPC fue de alrededor de 27.2%, y la del INPC de los pobres rurales y urbanos de 19%, para el periodo comprendido entre agosto de 2006 y abril de 2008 el incremento del INPC fue de 8.26% y el de los pobres de aproximadamente 13%. Es decir, los movimientos en los precios, en particular en los alimentos, ocurridos en los pasados cuatro años han afectado a los grupos en situación de pobreza alimentaria con una mayor intensidad que al resto de la población.

Gráfica 3 Inflación de las líneas de pobreza 

Característica distribucional

Si bien el análisis descriptivo realizado hasta ahora indica que el gasto en alimentos tiene un peso importante en el gasto total para los pobres, el análisis realizado hasta ahora no proporciona información respecto al peso específico de cada uno de los diferentes grupos de alimentos en lo particular. Para cuantificar dicha importancia en el consumo de los pobres se utilizó el concepto de característica distribucional (Feldstein, 1972; Diamond, 1975; Besley y Kanbur, 1988), el cual se define como el grado de asociación que existe entre su consumo y la valoración marginal de un cambio en el ingreso de un individuo, en el que la valoración marginal depende de la medida de pobreza utilizada (véase apéndice 1). Por ejemplo, en el caso de las medidas de pobreza P α, un valor mayor del coeficiente α implicaría, ceteris paribus, una mayor valoración de un cambio en el ingreso de los individuos más pobres, por lo que los bienes cuyo consumo relativo tiende a concentrarse en la parte inferior de la distribución del ingreso, presentarían una característica distribucional de mayor valor respecto a la de los bienes cuyo consumo se concentra en la parte superior. Cuando el aspecto distributivo no se considera importante, el peso relativo que se le asigna al consumo de los individuos es independiente del ingreso.

El cuadro 3 presenta la característica distribucional δα para el caso de la brecha de pobreza (α = 1) y la brecha de pobreza al cuadrado (α = 2). Destaca el hecho de que los gastos en la preparación de los alimentos son los que ocupan el primer lugar. Dentro de estos gastos, la molienda de nixtamal (relacionado con el consumo de maíz) es el más importante, seguido por las leguminosas y el consumo de azúcares y mieles. Dentro del grupo de los cereales, el arroz ocupa el primer lugar, al posicionarse como el cuarto lugar tanto para la brecha de pobreza como para la brecha de pobreza al cuadrado. El maíz, por su parte, ocupa el octavo y el séptimo lugar, respectivamente, para α = 1 y α = 2, lo cual indica que el consumo de maíz tiende a concentrarse en términos relativos en los extremadamente pobres. No es coincidencia, por tanto, que la característica distribucional de la molienda de nixtamal tienda a acrecentarse con α, el coeficiente que mide la importancia que se le da a la intensidad de la pobreza. Por su parte, el trigo ocupa las posiciones 16 y 14, respectivamente, para α = 1 y α = 2, lo cual, al igual que en el caso del maíz, nos indica que el consumo relativo de este alimento tiende a aumentar con la intensidad de la pobreza.

Cuadro 3 Característica distribucional de los alimentos 

Agregado δi1 Clasificación δi2 Clasificación
Gastos relacionados con la elaboración de alimentos 2.901 1 2.977 1
Leguminosas 1.296 2 1.297 2
Azúcar y mieles 1.048 3 0.996 3
Arroz 0.993 4 0.940 4
Huevos 0.924 5 0.844 6
Aceites 0.921 6 0.891 5
Grasas 0.900 7 0.735 8
Maíz 0.853 8 0.805 7
Café 0.792 9 0.728 9
Tubérculos crudos o frescos 0.723 10 0.677 10
Especies y aderezos 0.620 11 0.557 12
Otras carnes 0.619 12 0.497 17
Verduras y legumbres procesadas 0.602 13 0.514 16
Verduras y legumbres frescas 0.595 14 0.555 13
Carne de pollo 0.573 15 0.497 18
Trigo 0.559 16 0.553 14
Carne de cerdo 0.543 17 0.528 15
Leguminosas procesadas 0.508 18 0.574 11
Bebidas no alcohólicas 0.451 19 0.460 19
Pescados frescos 0.447 20 0.302 31
Leche 0.445 21 0.440 20
Pescados procesados 0.433 22 0.364 28
Carnes procesadas 0.424 23 0.370 27
Quesos 0.418 24 0.409 21
Chocolate 0.370 25 0.377 25
0.370 26 0.371 26
Semillas 0.366 27 0.260 34
Otros cereales 0.360 28 0.395 22
Frutas frescas 0.348 29 0.390 23
Alimentos de organizaciones (despensas) 0.324 30 0.317 29
Carne de res y ternera 0.322 31 0.259 35
Tubérculos procesados 0.282 32 0.267 33
Otros derivados de la leche 0.280 33 0.252 36
Dulces y postres 0.262 34 0.279 32
Alimentos diversos 0.254 35 0.105 43
Carnes procesadas de ave 0.254 36 0.302 30
Mariscos 0.218 37 0.247 37
Tabaco 0.207 38 0.183 40
Alimentos preparados para consumir en casa 0.200 39 0.201 39
Alimentos pre pa ra dos para bebe 0.178 40 0.086 44
Alimentos y bebidas consumidas fuera del hogar 0.171 41 0.378 24
Bebidas alcohólicas 0.165 42 0.180 41
Frutas procesadas 0.138 43 0.130 42
Alimento para animales domésticos 0.105 44 0.208 38
Gastos en alimentos y/o bebidas en paquete 0.060 45 0.016 45
Otros pescados 0.000 46 0.000 46

III. Efectos en la pobreza de un incremento en el precio de los alimentos

Para evaluar el efecto de un incremento en el precio de los alimentos en la pobreza es necesario calcular la reducción en el ingreso real de las familias. Para calcular dicha reducción utilizamos la función de gasto e(p, u) y la variación equivalente (VE) del hogar cuando los precios pasan de p 0 a p 1, la cual viene dada por:

VE=e(p1,u1)e(p0,u1) (4)

Intuitivamente, la variación equivalente representa el monto de dinero que, cuando pagado al consumidor, proporciona el mismo monto de utilidad después del cambio en precios, pero a los precios originales. Para ilustrar cómo las modificaciones en el comportamiento de los agentes afectan su ingreso real, supongamos que solamente el bien i cambia de precio. Utilizando el lema de Shepard, la derivada de la función de gasto respecto a p i es la función de demanda compensada para el bien i, por lo que la expansión de Taylor arroja la siguiente expresión:

VEhi(p0,ui)Δpi+12hi(p0,ui)pi(Δpi)2 (5)

en la que h i (p 0, u 1) es la demanda hicksiana del bien i y Δp i representa el cambio en el precio del bien i.

El primer término en la expansión de Taylor denota el cambio necesario en el gasto que hace posible que el hogar pueda adquirir la canasta de consumo original (es decir, antes del cambio en precios). Esta sería una aproximación lineal de la variación equivalente. Los demás términos en la expansión de Taylor representan cambios en la demanda, a lo cual nos referiremos como efecto comportamiento para el resto de la investigación.

En el análisis de los efectos en la pobreza se genera ron diferentes panoramas de crecimiento en el precio de los alimentos. Dichos efectos se estimaron, por una parte, sin tomar en consideración las posibles modificaciones en el comportamiento de los agentes, es decir, utilizando únicamente una aproximación lineal de la variación equivalente. Por otra parte, se estimaron los efectos tomando en consideración el efecto comportamiento en el cálculo del ingreso real, para lo cual se estimó un SDCCI (véase apéndice 1). Una vez que se estimó la variación equivalente tanto por el método de aproximación lineal como por el SDCCI, se procedió a calcular el ingreso equivalente de las familias restando la variación equivalente del ingreso observado. El análisis se realizó para la incidencia de la pobreza (α = 0), la brecha de pobreza (α = 1) y la brecha de pobreza al cuadrado (α = 2).

La primera columna del cuadro 4 registra los niveles de pobreza observados en 2006. Para ese año, 13.8% de la población nacional, 7.5% de la población urbana y 24.5% de la población rural, vi vía en situación de pobreza alimentaria. Las de más columnas presentan los efectos en la pobreza de una serie de incrementos en el precio de los alimentos que van de 5 a 30%. Por ejemplo, un incremento de 15% en el precio de los alimentos implicaría que la proporción de individuos en pobreza alimentaria pasara de 13.8 a 15.7%,5 utilizando las variaciones equivalentes, inclusive el efecto comportamiento. Este incremento no es homogéneo entre las zonas urbanas y rurales: mientras que en las primeras la incidencia pasa de 7.5 a 9.1%, en las segundas la proporción de personas en situación de pobreza pasa de 24.5 a 27.1%. Resultados análogos se presentan para el caso de la brecha de pobreza y la brecha de pobreza al cuadrado.

Cuadro 4 Efecto en la pobreza de un incremento en el precio de los alimentosa  

Efecto 0% 5% 10% 15% 20% 25% 30%
α = 0
Urbano 0.075 0.081 0.086 0.091 0.095 0.100 0.107
(0.004) (0.004) (0.004) (0.004) (0.004) (0.004) (0.004)
Rural 0.245 0.253 0.263 0.271 0.278 0.284 0.296
(0.010) (0.010) (0.010) (0.010) (0.010) (0.010) (0.011)
Nacional 0.138 0.145 0.151 0.157 0.162 0.168 0.176
(0.004) (0.004) (0.005) (0.005) (0.005) (0.005) (0.005)
α = 1
Urbano 0.020 0.021 0.022 0.024 0.026 0.027 0.029
(0.001) (0.001) (0.001) (0.001) (0.001) (0.001) (0.001)
Rural 0.083 0.086 0.090 0.095 0.099 0.104 0.108
(0.004) (0.004) (0.004) (0.004) (0.005) (0.005) (0.005)
Nacional 0.043 0.045 0.047 0.050 0.053 0.055 0.058
(0.002) (0.002) (0.002) (0.002) (0.002) (0.002) (0.002)
α = 2
Urbano 0.014 0.015 0.016 0.017 0.018 0.020 0.021
(0.006) (0.006) (0.007) (0.007) (0.007) (0.007) (0.008)
Rural 0.041 0.043 0.045 0.048 0.051 0.054 0.057
(0.003) (0.003) (0.003) (0.003) (0.003) (0.003) (0.004)
Nacional 0.024 0.025 0.027 0.029 0.030 0.032 0.034
(0.004) (0.004) (0.004) (0.004) (0.005) (0.005) (0.005)

a La cifra entre paréntesis es el error estándar.

Ahora bien, ¿en qué medida la capacidad de sustitución de las familias amortigua el efecto del alza de precios en los alimentos? Una opción metodológica para contestar esta pregunta sería comparar los niveles de pobreza utilizando la variación equivalente con efecto comportamiento [ecuación (5)] respecto a la variación equivalente lineal. Esto último se aproximó multiplicando, para cada hogar, el valor de la canasta de alimentos consumida por la variación en su precio, de tal manera que los hogares estuvieran en posición de adquirir la canasta originalmente consumida pero a los nuevos precios. Formalmente, el efecto de la capacidad de sustitución de las familias en la pobreza viene dado por:

Δα=n1l=1n1(ylxlΔp<;z)(zyl+xlΔpz)αn1l=1n1(ylVEl<;z)(zyl+VElz)α (6)

en que x l es el vector de alimentos consumido por el agente l y Δp representa un vector de variaciones en precios correspondiente a dicho vector de alimentos. De esta manera, Δα es un indicador del efecto que tiene la capacidad de sustitución de los individuos para aminorar la consecuencia del incremento de precios en la pobreza.

El cuadro 5 presenta las estimaciones de Δα, α ∈ {0, 1, 2}, para las zonas rurales y urbanas del país, así como a nivel nacional. En general, el efecto comportamiento disminuye la repercusión en la pobreza de un incremento en el precio de los alimentos. Por ejemplo, ante un aumento del precio de los alimentos de 15%, los cambios en el comportamiento de los agentes implican una incidencia de la pobreza 0.2% menor en relación con la proporción de pobres estimada con la aproximación lineal; esta diferencia aumenta a 0.8% de la población nacional cuando los precios se incrementan 30%. Resultados similares se encuentran para los otros panoramas y medidas de pobreza. Sin embargo, la capacidad de sustitución de los hogares pobres en las áreas urbanas es casi nula, como lo muestra el propio cuadro 5, en particular para la brecha de pobreza y la brecha de pobreza al cuadrado. Se observa, además, que la capacidad de sustitución es mayor en las áreas rurales debido probablemente a la mayor importancia relativa del autoconsumo en el campo mexicano.

Cuadro 5 Efecto comportamiento y pobreza 

5% 10% 15% 20% 25% 30%
Δ0
Urbano 0.001*** 0.000*** 0.001*** 0.003*** 0.005*** 0.005***
Rural 0.000*** 0.002*** 0.005*** 0.006*** 0.011*** 0.013***
Nacional 0.000*** 0.001*** 0.002*** 0.004*** 0.007*** 0.008***
Δ1
Urbano 0.000*** 0.000*** 0.000*** 0.001*** 0.001*** 0.002***
Rural 0.001*** 0.002*** 0.003*** 0.004*** 0.006*** 0.007***
Nacional 0.000*** 0.001*** 0.001*** 0.002*** 0.003*** 0.004***
Δ2
Urbano 0.000*** 0.000*** 0.000*** 0.000*** 0.000*** 0.000***
Rural 0.001*** 0.001*** 0.002*** 0.003*** 0.004*** 0.006***
Nacional 0.000*** 0.000*** 0.001*** 0.001*** 0.002*** 0.002***

*** Diferencia estadísticamente significativa a 1 por ciento.

IV. Focalización y política pública

Aunque el efecto comportamiento coadyuvó a disminuir la consecuencia del incremento de precios (cuadro 5), en particular en las zonas rurales, un porcentaje importante de la población nacional se ubicó por debajo de línea de pobreza alimentaria, por lo que la instrumentación de una adecuada política pública, en particular de una buena focalización de los recursos, se torna fundamental.

La asignación de los recursos públicos para enfrentar una contingencia alimentaria puede caracterizar se de manera general en dos vertientes. La primera de ellas utiliza instrumentos como subsidios y transferencias universales que benefician a la gran mayoría de la población, por lo que probablemente no concentran los recursos en el segmento más vulnerable al alza de precios. La segunda vertiente canaliza los recursos directamente a los pobres, variando el grado de focalización en función de la intensidad de la pobreza y de los efectos que el incremento de precios de los alimentos pudiera generar. Ambos tipos de asignación tienen consecuencias políticas importantes en términos de eficiencia, eficacia e incentivos genera dos.

En este trabajo de investigación analizamos cinco mecanismos de asignación de recursos: focalización perfecta, transferencia universal, subsidio al grupo de alimentos comprendido por cereales, leguminosas y tubérculos (véase apéndice 2), transferencia a los pobres y transferencia vía el programa Oportunidades. La primera consiste en compensar a las familias por el aumento en el precio de los alimentos utilizando como criterio de asignación el ingreso per capita familiar; la segunda implica transferir el mismo monto de recursos a toda la población; el subsidio consiste en intervenir en el precio del mercado para que determinado alimento o grupo de alimentos se puedan adquirir a un menor costo por parte de los consumidores; la transferencia a los pobres asigna la misma cantidad a todos los individuos que se encuentran por debajo de la línea de pobreza; finalmente, la transferencia vía Oportunidades utiliza la plataforma de dicho programa (su padrón de beneficiarios) para asignar los recursos.6

La evaluación de los cinco mecanismos de asignación se realizó utilizando como criterios la eficiencia en la focalización, la distribución de los beneficios y el efecto en la pobreza. Para realización de este ejercicio empírico, suponemos el mismo presupuesto para todos los mecanismos de asignación. Este presupuesto es equivalente al número de familias en Oportunidades en 2006 multiplica do por 120 pesos mensuales. El número de familias beneficia das por Oportunidades en 2006 se estimó a partir de la ENIGH para ese año. Los 120 pesos representan el apoyo extra que el gobierno Federal otorgó recientemente a las familias que participan en Oportunidades y otros programas sociales para enfrentar la contingencia del alza en el precio de los alimentos.

1. Eficiencia en la focalización

Para evaluar la eficiencia en términos de focalización de los diferentes mecanismos menciona dos en esta subsección definimos, en primer lugar, dos tipos de errores: tipo I (exclusión): ocurre cuando un hogar que es pobre no recibe los beneficios del programa, y del tipo II (inclusión): ocurre cuando un hogar que no es pobre recibe los beneficios del programa. Definimos, además, la eficiencia en la focalización como el porcentaje de las transferencias totales que reciben los individuos en situación de pobreza. En otras palabras, el indicador de eficiencia nos dice el número de centavos que reciben los pobres por cada peso que se transfiere a la población.

El cuadro 6 presenta las proporciones de errores tipo I y tipo II, así como el indicador de eficiencia para los mecanismos de focalización mencionados líneas arriba. La transferencia universal y el subsidio minimizan el error tipo I pero maximizan el error tipo II, ya que toda la población se beneficia de su aplicación. La transferencia vía Oportunidades implica un error de exclusión (tipo I) equivalente a 6.3% de la población, mientras que el error de inclusión (tipo II) equivale a 9.8%. En el caso de focalización perfecta ambos errores son minimiza dos.

Cuadro 6 Eficiencia en la focalizacióna  

Transferencia
universal
Subsidio Transferencia
vía Oportunidades
Transferencia
pobres
Participa Pobres 11.3 11.3 5.0 11.3
(0.316) (0.316) (0.203) (0.316)
No pobres 88.7 88.7 9.8 0.0
(0.316) (0.316) (0.339) (0.000)
No participa Pobres 0.0 0.0 6.3 0.0
(0.000) (0.000) (0.254) (0.000)
No pobres 0.0 0.0 78.9 88.7
(0.000) (0.000) (0.434) (0.316)
Eficiencia 0.113 0.156 0.338 1.0

a La cifra entre paréntesis es el error estándar.

En lo que se refiere a la eficiencia del mecanismo, la transferencia universal tiene el monto más pequeño, ya que solamente 11 centavos de cada peso que se transfiere a la población llega a manos de las familias en pobreza alimentaria. Le sigue el subsidio, con aproximadamente 16 centavos; la transferencia vía Oportunidades, con 34 centavos, y, finalmente, la focalización perfecta, en la que los recursos se canalizan exclusivamente a las familias que no satisfacen sus necesidades básicas de alimentación.

2. Distribución de los beneficios y efecto en la pobreza

La siguiente metodología que se aplicó para la evaluación de la focalización de los diferentes mecanismos de evaluación fue la estimación de la variación compensatoria (VC) con efecto comportamiento por deciles de ingreso, la cual equivale a la transferencia necesaria para que, a los nuevos precios, el hogar alcance el bienestar que te nía hasta antes del cambio en precios. Formalmente:

VC=e(p1,u0)e(p0,u0) (7)

El cuadro 7 presenta la variación compensatoria mensual por deciles de ingreso familiar para tres panoramas de incrementos en los precios de los alimentos: 15, 20 y 25%, y cinco panoramas de política de asignación de un presupuesto equivalente a los 120 pesos mensuales multiplicados por el número de familias beneficiadas por el programa Oportunidades.

Cuadro 7 Variación compensatoria ante un incremento en el precio de los alimentosa  

Sin intervención Transferencia universal Subsidio
15% 20% 25% 15% 20% 25% 15% 20% 25%
Decil
I 118.7 157.2 195.1 101.1 139.5 177.4 111.7 150.0 187.7
(2.670) (3.536) (4.391) (2.670) (3.536) (4.391) (2.512) (3.373) (4.223)
II 175.5 232.3 288.3 157.8 214.6 270.6 165.2 221.6 277.4
(2.339) (3.097) (3.846) (2.339) (3.097) (3.846) (2.200) (2.955) (3.700)
III 217.1 287.4 356.7 199.4 269.7 339.0 204.3 274.2 343.1
(2.838) (3.761) (4.673) (2.838) (3.761) (4.673) (2.670) (3.588) (4.494)
IV 250.6 331.8 411.8 232.9 314.1 394.1 235.8 316.5 396.2
(3.238) (4.298) (5.348) (3.238) (4.298) (5.348) (3.046) (4.099) (5.142)
V 286.9 379.8 471.4 269.2 362.1 453.8 269.9 362.3 453.5
(3.194) (4.235) (5.264) (3.194) (4.235) (5.264) (3.005) (4.039) (5.062)
VI 326.5 432.3 536.7 308.8 414.6 519.0 307.2 412.4 516.3
(3.696) (4.903) (6.098) (3.696) (4.903) (6.098) (3.476) (4.676) (5.864)
VII 364.2 482.4 599.0 346.5 464.7 581.3 342.7 460.2 576.2
(3.604) (4.784) (5.953) (3.604) (4.784) (5.953) (3.389) (4.562) (5.724)
VIII 431.1 571.2 709.6 413.4 553.5 691.9 405.6 544.9 682.5
(4.011) (5.330) (6.641) (4.011) (5.330) (6.641) (3.771) (5.082) (6.384)
IX 514.2 681.7 847.4 496.5 664.0 829.7 483.7 650.3 814.9
(4.472) (5.949) (7.419) (4.472) (5.949) (7.419) (4.204) (5.671) (7.131)
X 722.4 961.9 1 200.3 704.7 944.2 1 182.6 679.0 916.8 1 153.5
(7.673) (10.21) (12.75) (7.673) (10.21) (12.75) (7.213) (9.734) (12.25)
Oportunidades Transferencia pobres Focalización perfecta
15% 20% 25% 15% 20% 25% 15% 20% 25%
Decil
I 74.2 112.6 150.5 26.7 65.2 103.1 0.0 0.0 15.7
(3.174) (3.913) (4.685) (3.620) (4.247) (4.938) (0.000) (0.000) (1.967)
II 140.0 196.7 252.8 126.1 182.9 238.9 115.8 210.5 288.3
(3.008) (3.649) (4.320) (3.207) (3.716) (4.291) (3.534) (3.734) (3.846)
III 191.1 261.3 330.7 198.1 268.3 337.6 217.1 287.4 356.7
(3.265) (4.082) (4.926) (3.195) (4.030) (4.886) (2.838) (3.761) (4.673)
IV 228.2 309.4 389.4 240.0 321.1 401.2 250.6 331.8 411.8
(3.555) (4.525) (5.518) (3.245) (4.238) (5.247) (3.238) (4.298) (5.348)
V 270.5 363.5 455.1 283.5 376.4 468.1 286.9 379.8 471.4
(3.606) (4.587) (5.579) (3.259) (4.282) (5.300) (3.194) (4.235) (5.264)
VI 311.5 417.3 521.8 325.1 430.9 535.3 326.5 432.3 536.7
(4.097) (5.209) (6.344) (3.740) (4.941) (6.132) (3.696) (4.903) (6.098)
VII 354.4 472.5 589.2 363.9 482.0 598.7 364.2 482.4 599.0
(4.107) (5.234) (6.370) (3.627) (4.804) (5.972) (3.604) (4.784) (5.953)
VIII 426.2 566.2 704.6 431.1 571.2 709.6 431.1 571.2 709.6
(4.172) (5.475) (6.776) (4.011) (5.330) (6.641) (4.011) (5.330) (6.641)
IX 512.1 679.5 845.2 514.2 681.7 847.4 514.2 681.7 847.4
(4.508) (5.981) (7.447) (4.472) (5.949) (7.419) (4.472) (5.949) (7.419)
X 721.6 961.1 1 199.5 722.4 961.9 1 200.3 722.4 961.9 1 200.3
(7.697) (10.23) (12.77) (7.673) (10.21) (12.75) (7.673) (10.21) (12.75)

a La cifra entre paréntesis es el error estándar.

El primer panorama consiste en un esquema de no intervención. En el análisis de la eficiencia de la focalización nos centramos en los efectos de un incremento de 15% en el precio de los alimentos en los dos primeros deciles de la población. El estudio de los demás incrementos es análogo. Por ejemplo, una familia en el primer decil debería recibir, en promedio, una transferencia aproximada de 118.7 pesos mensuales para alcanzar el mismo bienestar que te nía antes del incremento en precios, mientras que las familias pertenecientes al segundo decil deberían de recibir en promedio 175.5 pesos mensuales. La interpretación para los de más deciles y efectos en los precios es análoga. Como se observa, la variación compensatoria es creciente en el ingreso, lo cual se explica por los mayores montos destinados al consumo de alimentos conforme nos movemos a mayores ingresos en la distribución.

En el caso de los mecanismos de asignación, los dos primeros deciles son mayormente beneficiados por la focalización perfecta, con una variación compensatoria de cero pesos mensuales para el primer decil y de 116 para el segundo, siguiéndole, en ese orden, la transferencia a los pobres (26.7 y 126.1 pesos mensuales), la asignación vía Oportunidades (74.2 y 140 pesos mensuales), la transferencia universal (101.1 y 157.8 pesos mensuales) y el subsidio (111.7 y 165.2 pesos mensuales).

El cuadro 8 presenta la transferencia que reciben en promedio los diferentes deciles como porcentaje del ingreso familiar. El panorama de no mina do “sin intervención” refleja la caída del ingreso de las familias como resultado del alza de precios de alimentos. Por ejemplo, un incremento de 15% en el precio de los alimentos implica, ceteris paribus, una caída de aproximadamente 32% en el poder adquisitivo de las familias pertenecientes al primer decil y de 2.3% en las familias del décimo decil. Se observa que el efecto, como proporción del ingreso, va disminuyen do conforme el ingreso aumenta, lo cual es congruente con el hecho de que las familias pobres dedican una mayor proporción de su gasto a la adquisición de alimentos.7

Cuadro 8 Asignación como porcentaje del ingreso familiara  

Sin intervención Transferencia universal Subsidio
15% 20% 25% 15% 20% 25% 15% 20% 25%
Decil
I −31.9 −42.2 −52.4 2.6 2.6 2.6 1.9 1.9 2.0
(23.21) (30.72) (38.13) (1.101) (1.101) (1.101) (1.369) (1.408) (1.446)
II −6.1 −8.0 −10.0 0.6 0.6 0.6 0.4 0.4 0.4
(0.081) (0.107) (0.133) (0.002) (0.002) (0.002) (0.004) (0.004) (0.005)
III −5.5 −7.3 −9.1 0.5 0.5 0.5 0.3 0.3 0.3
(0.075) (0.100) (0.124) (0.001) (0.001) (0.001) (0.004) (0.004) (0.004)
IV −5.0 −6.7 −8.3 0.4 0.4 0.4 0.3 0.3 0.3
(0.063) (0.084) (0.105) (0.0008) (0.0008) (0.0008) (0.003) (0.003) (0.004)
V −4.7 −6.2 −7.7 0.3 0.3 0.3 0.3 0.3 0.3
(0.052) (0.069) (0.086) (0.0005) (0.0005) (0.0005) (0.003) (0.003) (0.003)
VI −4.4 −5.8 −7.2 0.2 0.2 0.2 0.3 0.3 0.3
(0.050) (0.066) (0.082) (0.0004) (0.0004) (0.0004) (0.002) (0.003) (0.003)
VII −3.9 −5.2 −6.4 0.2 0.2 0.2 0.2 0.2 0.2
(0.038) (0.051) (0.063) (0.0003) (0.0003) (0.0003) (0.002) (0.002) (0.002)
VIII −3.6 −4.8 −5.9 0.1 0.1 0.1 0.2 0.2 0.2
(0.033) (0.044) (0.055) (0.0003) (0.0003) (0.0003) (0.001) (0.002) (0.002)
IX −3.1 −4.2 −5.2 0.1 0.1 0.1 0.2 0.2 0.2
(0.026) (0.034) (0.043) (0.0003) (0.0003) (0.0003) (0.001) (0.001) (0.001)
X −2.3 −3.0 −3.8 0.1 0.1 0.1 0.1 0.1 0.1
(0.025) (0.034) (0.042) (0.0005) (0.0005) (0.0005) (0.001) (0.001) (0.001)
Oportunidades Transferencia pobres Focalización perfecta
15% 20% 25% 15% 20% 25% 15% 20% 25%
Decil
I 3.6 3.6 3.6 19.3 19.3 19.3 31.9 42.2 51.7
(0.197) (0.197) (0.197) (10.39) (10.39) (10.39) (31.88) (30.72) (38.13)
II 1.3 1.3 1.3 1.7 1.7 1.7 2.3 0.9 0.0
(0.062) (0.062) (0.062) (0.089) (0.089) (0.089) (2.334) (0.082) (0.000)
III 0.7 0.7 0.7 0.5 0.5 0.5 0.0 0.0 0.0
(0.043) (0.043) (0.043) (0.039) (0.039) (0.039) (0.000) (0.000) (0.000)
IV 0.5 0.5 0.5 0.2 0.2 0.2 0.0 0.0 0.0
(0.032) (0.032) (0.032) (0.026) (0.026) (0.026) (0.000) (0.000) (0.000)
V 0.3 0.3 0.3 0.1 0.1 0.1 0.0 0.0 0.0
(0.022) (0.022) (0.022) (0.011) (0.011) (0.011) (0.000) (0.000) (0.000)
VI 0.2 0.2 0.2 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
(0.024) (0.024) (0.024) (0.005) (0.005) (0.005) (0.000) (0.000) (0.000)
VII 0.1 0.1 0.1 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
(0.014) (0.014) (0.014) (0.002) (0.002) (0.002) (0.000) (0.000) (0.000)
VIII 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
(0.006) (0.006) (0.006) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000)
IX 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
(0.002) (0.002) (0.002) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000)
X 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
(0.001) (0.001) (0.001) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000) (0.000)

a La cifra entre paréntesis es el error estándar.

En lo que respecta a los mecanismos de asignación analizados, la focalización perfecta y la transferencia a los pobres asignan prácticamente la totalidad de los recursos a los dos primeros deciles de la población, lo cual era de esperarse dada la propia naturaleza de los mecanismos. El primero de estos mecanismos casi cubre la caída en el ingreso real de las familias del primer decil, mientras que el segundo asigna el equivalente a 20% del ingreso promedio de las familias pertenecientes a dicho decil. Las transferencia vía Oportunidades representan la tercera mejor opción en términos de focalización, transfiriendo en promedio el equivalente a 3.6% del ingreso de las familias pertenecientes al primer decil. La transferencia universal y el subsidio diluyen prácticamente los recursos en la población, ya que el primer decil recibe apenas 2.6% de su ingreso promedio en el caso de la transferencia universal y 1.9% en el caso de un subsidio a los alimentos.

El cuadro 9 presenta el efecto de los diferentes mecanismos en la pobreza, medida esta última a partir de su incidencia, la brecha de pobreza y la brecha de pobreza al cuadrado, considerando un panorama de 15% de incremento en el precio de los alimentos. En el caso de la proporción de pobres, la focalización perfecta es de nuevo el mejor mecanismo, ya que la incidencia se reduce en me dio pun to porcentual, de 15.7 a 15.2%. Le siguen la transferencia vía Oportunidades (−0.4%), la transferencia a los pobres (−0.2%), la transferencia universal (−0.1%) y el subsidio (−0.1%). Al considerar el efecto en la intensidad de la pobreza, para lo cual utilizamos la brecha de pobreza y la brecha de pobreza al cuadrado, la clasificación es modificada, ya que la mejor opción es la transferencia a los pobres (−.007 y −0.005), siguiéndole la focalización perfecta (−0.004 y −0.003), Oportunidades (−0.002 y −0.002), la transferencia universal (−0.001 y −0.001) y el subsidio, que casi no tiene ningún efecto.

Cuadro 9 Efecto en la pobreza para diferentes mecanismos de asignación 

α = 0 α = 1 α = 2
Sin intervención Urbano 0.091 0.024 0.017
Rural 0.271 0.095 0.048
Nacional 0.157 0.050 0.029
Transferencia universal Urbano −0.001*** 0.000 0.000
Rural −0.002*** −0.002*** −0.001***
Nacional −0.001*** −0.001*** −0.001***
Subsidio Urbano −0.001*** 0.000 0.000
Rural −0.002*** −0.001*** −0.001***
Nacional −0.001*** 0.000 0.000
Oportunidades Urbano −0.001*** 0.000 0.000
Rural −0.008*** −0.006*** −0.004***
Nacional −0.004*** −0.002*** −0.002***
Transferencia pobres Urbano −0.001*** −0.003*** −0.002***
Rural −0.004*** −0.013*** −0.009***
Nacional −0.002*** −0.007*** −0.005***
Focalización perfecta Urbano −0.001*** −0.001*** −0.002***
Rural −0.012*** −0.007*** −0.006***
Nacional −0.005*** −0.004*** −0.003***

*** Estadísticamente significativo a 1 por ciento.

3. Subsidios vs transferencias en el combate a la pobreza

El análisis realizado en la investigación ha comparado de manera muy general el efecto de los subsidios y de una serie de transferencias en la pobreza. En esta subsección del artículo abordamos dos preguntas fundamentales en términos de focalización: i) ¿en que condiciones es mejor una transferencia generalizada que un subsidio a un determinado tipo de alimento?, y ii) en caso de optar por el subsidio, ¿qué bienes deben de ser subsidiados?

Besley y Kanbur (1988) estudian los subsidios marginales e inframarginales en un contexto en el que el objetivo es disminuir la pobreza. Estos autores demuestran que es posible utilizar la característica distribucional, presentada en la sección II.1 y definida formalmente en la ecuación (A1) del apéndice, para decidir cual de los dos mecanismos es más apropiado.

Proposición 1 (Besley y Kanbur, 1988). Si la demanda del bien i es creciente en el ingreso, entonces para la clase de medidas de pobreza P α, α ≥ 1, una transferencia universal es mejor que un subsidio al bien i si su consumo promedio en la población pobre es menor que su consumo promedio en la población en general.

La intuición detrás de esta proposición es clara: los bienes cuyo con sumo per capita es mayor en la población en situación de pobreza debe rían ser subsidiados cuando la opción es una transferencia universal a la población.

El cuadro 3 presenta información de las características distribucionales para la brecha de pobreza por tipo de alimento tal y como aparecen en la ENIGH. Los únicos grupos de alimentos que presentan una característica distribucional mayor a 1 son las leguminosas y la azúcar. Los gastos relacionados con la elaboración de alimentos presenta la característica distribucional más alta, lo cual indica que el gasto en la molienda de nixtamal es una actividad que se presenta principalmente en los sectores con ingresos más bajos. La mayoría de los grupos de alimentos tienen una característica distribucional menor a 1, por lo que una transferencia generalizada sería, en el mar gen, mejor instrumento que un subsidio.

Su poniendo que el gobierno decidiera instrumentar subsidios a los alimentos, ¿cuáles alimentos deberían recibir prioridad para ser subsidiados si el objetivo fuera disminuir la pobreza? En el caso de la brecha de pobreza, la característica distribucional puede ser utilizada para realizar comparaciones entre posibles candidatos.

Proposición 2 (Besley y Kanbur, 1988). En el caso de la brecha de pobreza, el subsidio debe ser dirigido hacia el bien con la característica distribucional de mayor valor.

Por ejemplo, si el objetivo fuera disminuir la brecha de pobreza y se tuviera que decidir cómo asignar un peso a subsidiar ya sea las leguminosas o la azúcar, en el margen, sería más eficiente subsidiar al primero de los bienes.

Conclusiones

El aumento en los precios de los alimentos ha afectado a grandes segmentos de la población en México. Sin embargo, el efecto ha sido proporcionalmente mayor en los sectores más marginados de la población, debido sobre todo a la composición del consumo de las familias de menores ingresos, ya que la proporción del ingreso que destinan a la adquisición de alimentos tiende a ser mayor.

Por otra parte, observamos que los índices de precios al consumidor pueden llegar a sub estimar el efecto del alza de precios en los sectores en situación de pobreza alimentaria. La estimación del índice de precios para este grupo así lo indica. Una posible explicación es el hecho de que los pobres gastan una mayor proporción de su gasto en alimentos, que han tenido una inflación más alta en relación con otros productos utilizados por el INPC estimado por el Banco de México.

A partir de los estudios realizados es posible concluir que la pobreza es sensible a un aumento en el precio de los alimentos. Por ejemplo, un incremento de 15% implicaría, ceteris paribus, que aproximadamente 2% de la población pasara a ser pobre alimentario. Cabe destacar que también la intensidad de la pobreza tendría aumentos importantes, lo cual es congruente con el hecho de que el aumento en el precio de los alimentos afecta más que proporcionalmente a los grupos de menores ingresos. Sin embargo, el efecto comportamiento que opera por medio de la capacidad de sustitución de las familias coadyuva a aminorar el efecto del aumento de precios, en particular para los pobres rurales.

La focalización de los recursos públicos al instrumentar programas de protección social resulta fundamental para enfrentar la contingencia alimentaria. Al comparar diferentes mecanismos de asignación de recursos en términos de su eficiencia en la focalización, se pudieron ex traer una serie de consecuencias políticas. En primer lugar, los subsidios a los alimentos no son la mejor opción dentro del esquema de mecanismos analizados. En realidad, las transferencias universales tienden a mejorar el desempeño de los subsidios a los alimentos; en segundo lugar, la utilización de la plataforma de Oportunidades para canalizar recursos a la población en situación de pobreza alimentaria, si bien no se acerca a una focalización perfecta, sí representa una mejoría en términos de focalización respecto a los otros dos mecanismos mencionados.

Cabe destacar que durante el análisis no se tomaron en consideración los costos administrativos de los mecanismos de transferencia. Sin embargo, la transferencia vía Oportunidades representa una ventaja clara respecto a otros mecanismos, ya que los 120 pesos transferidos a las familias beneficiarias representan prácticamente el costo marginal. Al utilizar el padrón de Oportunidades y de los otros programas sociales para identificar a los beneficiarios del apoyo extraordinario de 120 pesos, el gobierno Federal se ahorra los costos administrativos de focalizar dicho apoyo.

Sin embargo, la utilización de los programas sociales como plataforma para enfrentar el problema alimenta rio presenta algunos desafíos por superar, ya que un porcentaje importante de la población en situación de pobreza alimentaria no está protegido por la red de programas sociales. Por otra parte, la efectividad de los programas sociales para transferir recursos varía según el área. Por ejemplo, mientras que la incidencia disminuye casi en un pun to porcentual en las zonas rurales utilizando la plataforma de Oportunidades, la proporción de pobres permanece casi inalterada en las zonas urbanas. Esto se debe principalmente a que la mayoría de los hogares en Oportunidades son rurales: mientras que el 36% de los hogares rurales declararon recibir los apoyos de Oportunidades en 2006, solamente 3.5% de los hogares urbanos lo hicieron. Por tanto, uno de los desafíos fundamentales del gobierno federal será el de ampliar la red de protección social en el corto y mediano plazos.

Una limitación del presente trabajo es que no se incorporó la oferta en las simulaciones. Si bien es cierto que un incremento en el precio de los alimentos por lo general implica una disminución en el poder adquisitivo de las familias, este argumento no se puede generalizar en el caso de los productores agrícolas, en particular cuando la producción excede al autoconsumo. En este sentido, un incremento en el precio de los alimentos no implica forzosamente un incremento en la pobreza (Aksoy y Izik-Dikmelik, 2008).

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1Véase mayores detalles de la organización y objetivos del Coneval en http://www.coneval.gob.mx.

2Para agosto de 2006, la línea de pobreza alimentaria en las zonas rurales y urbanas, respectivamente, eran 598.7 y 809.87 pesos.

3Véase una revisión pormenorizada de las medidas de pobreza en Zheng (1997) y Seidl (1998).

4Este índice de precios para los pobres utiliza la misma metodología que el INPC para su construcción; durante su estimación se modificaron únicamente los ponderadores de gasto, los cuales se basan en las pautas de consumo de los pobres alimentarios en el año base 2002.

5Entre agosto de 2006 y junio de 2008 el precio de los alimentos en México se incrementó 14.9 por ciento.

6La investigación no considera el análisis de los costos de focalización de los mecanismos, los cuales están asociados a la propia administración del programa, los incentivos generados y problemas de economía política en la instrumentación (Van de Walle, 1998).

7Véase la sección II del artículo.

Apéndice 1. Metodología

Característica distribucional

Definimos la característica distribucional del bien i como

δi=[E(π(y,z)y)E(xi)]1cov(xi,π(y,z)y)+1 (A1)

La cual es equivalente a

δi=E(xiπ(y,z)y)E(π(y,z)y)E(xi) (A2)

Por ejemplo, en el caso particular de la familia de medidas de pobreza P α

δiα=0z(zyz)α1xi(q,y)dFPα1xi(q,y)dF (A3)

en que F es la función de distribución, la cual es estimada a partir de la distribución empírica obtenida de los datos muestrales.

En el caso de la brecha de pobreza la característica distribucional viene dada por

δi1=x¯ipx¯i (A4)

en que

x¯ip=0zxidF/F(z)x¯i=xidF

En este caso la característica distribucional es igual a la proporción consumo promedio de los pobres/consumo promedio de la población. La característica distribucional, cuando la medida de pobreza utilizada es la brecha de pobreza al cuadrado, es

δi2=zx¯ipH10zxi(q,y)ydF[zy¯p]x¯i (A5)

en que y¯p es el ingreso promedio de los pobres.

Sistema cuadrático de demanda casi ideal

El sistema cuadrático de demanda casi ideal (Banks, Blundell y Lewbel, 1977) se define a partir de la función de utilidad indirecta V:

lnV={[lnmlna(p)b(p)]1+λ(p)} (A6)

en que:

lna(p)=α0+i=1kαilnpi+12i=1kj=1kγijlnpilnpjb(p)=i=1kpiβiλ(p)=i=1kλilnpii=1kλi=0

y m es el gasto.

De la ecuación (A6) obtenemos las siguientes ecuaciones de demanda

wi=αi+j=1kγijlnpj+βilnma(p)+λib(p)ln{ma(p)}2 (A7)

en las que w i es la proporción del gasto destinado al bien i = l, ..., k.

Para corregir el problema de datos censurados en el consumo se utilizó la metodología de Shonkwiler y Yen (1999), quedando el sistema cuadrático de demanda casi ideal por estimar de la siguiente manera:

wi=Φ(zθ){αi+j=1nγijlnpj+βilnmia(p)+λib(p){lnmia(p)}2}+δiϕ(zθ)+εi

en que Φ y ϕ son la función de distribución normal acumulada y la función de densidad, respectivamente, obtenidas mediante la estimación de un modelo probit utilizando variables exógenas z y sus parámetros estimados θ. Por último, para la estimación econométrica del sistema de ecuaciones se utilizó un SUR no lineal imponiendo los supuestos de homogeneidad y simetría de la matriz de Slutsky.

Una vez estimado el sistema de ecuaciones, la variación equivalente cuando los precios pasan de p 0 a p 1 se puede calcular como

VE=me(p0)exp(V¯)=ma(p0)exp(b(p0)lnV¯1λ(p0)lnV¯)

en que V¯=lnV(p1,m).

Apéndice 2. Construcción de la base de datos

La base de datos utilizada en la investigación se generó a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2006, la cual es aplicada por el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI).

La encuesta permite referenciar cortes geográficos de la información en localidades menores de 2 500 habitantes y en localidades de 2 500 y más habitantes. Las primeras se identifican como localidades rurales y las segundas como urbanas. El tamaño de la muestra para el año 2006 es de 20 875 hogares, de los cuales 13 294 son hogares urbanos y 7 581 son rurales. Las estimaciones de la pobreza se basan en el ingreso neto total per capita de los hogares para identificar el subconjunto de la población en situación de pobreza, el cual es estimado a partir de la metodología propuesta por el Coneval.

Para estimar el ingreso equivalente se calcula primero el ingreso neto total de hogar utilizando la metodología del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza. El ingreso neto total se obtiene de la agregación de los ingresos monetarios y no monetarios. El ingreso monetario está compuesto por remuneraciones al trabajo, ingreso por cooperativas, ingreso por negocios propios, ingresos de sociedades, renta de la propiedad y transferencias. El ingreso no monetario se compone de autoconsumo, regalos, pagos en especie y valor estimado del alquiler de la vivienda. Finalmente se eliminan los ingresos por regalos y se divide el ingreso remanente entre el tamaño del hogar para así obtener el ingreso neto total per capita. Para obtener el ingreso equivalente, al ingreso neto total per capita se le resta la variación equivalente per capita.

Las decisiones de consumo, realizadas dentro de la familia, se reflejan en los gastos monetarios y de autoconsumo. Por esta razón, durante la estimación del sistema de demanda no se utilizó el gasto corriente total, ya que se excluyeron los pagos en especie y regalos porque se supusieron exógenos a las decisiones del hogar.

Del total de los productos consumidos y presentados por la ENIGH, se agruparon éstos en cinco categorías: i) carnes, lácteos y huevo; ii) cereales, leguminosas y tubérculos; iii) frutas, verduras y legumbres; iv) otros alimentos, y v) resto del consumo no alimenticio.

Los precios para cada categoría se construye ron mediante un índice Fisher. Los valores base fueron un promedio ponderado, por el factor de expansión, a nivel nacional para cada producto; los actuales fueron los precios registrados por la ENIGH.

Para las familias que no consumieron alguna categoría y cuyo precio no pudo ser construido, se procedió a imputárseles un valor acorde con sus variables sociodemográficas. Este procedimiento fue mediante regresiones lineales. Dichas variables fueron: ruralidad del hogar, posesión de refrigerador, presencia de niños menores de 12 años de edad, presencia de personas mayores de 65 años de edad, ingreso total de la familia y tamaño del hogar. Las estimaciones de los parámetros del sistema de demanda que se presentó en el apéndice 1 se encuentran en el cuadro A1.

Cuadro A1 Resultados de la estimación del sistema cuadrático de demandaa  

1 2 3 4 5
αi −0.003 0.393 0.103 −0.405 0.912
(0.049) (0.061) (0.024) (0.095) (0.105)
βi 0.064 −0.056 0.003 0.143 −0.155
(0.011) (0.018) (0.008) (0.012) (0.019)
γ1i −0.002 0.033 0.001 −0.035 0.003
(0.007) (0.005) (0.002) (0.008) (0.012)
γ2i 0.033 −0.018 0.004 0.035 −0.055
(0.005) (0.006) (0.002) (0.009) (0.008)
γ3i 0.001 0.004 −0.001 0.002 −0.006
(0.002) (0.002) (0.001) (0.004) (0.005)
γ4i −0.035 0.035 0.002 −0.043 0.041
(0.008) (0.009) (0.004) (0.015) (0.019)
λi −0.007 0.001 −0.002 −0.009 0.017
(0.001) (0.001) (0.0005) (0.001) (0.001)

a La cifra entre paréntesis es el error estándar.

Recibido: 04 de Agosto de 2008; Aprobado: 14 de Enero de 2009

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